sábado, 31 de mayo de 2014

Imagen que existe



El giro hacia la oscuridad experimentado por Claire Denis en su última obra podría ser argumentado como un pesimismo total, un cúmulo de historias ocultas sobre el que impera una idea fija y poderosa: la estremecedora impunidad con la que el dinero puede permitir acciones terribles y que a la directora le cuesta todo el metraje atreverse a enseñar con cierta claridad. Todo lo demás en LES SALAUDS tiene una pesadez y un disgusto que comienza en el extraordinario personaje creado por Vincent Lindon (quebrado precisamente por su falta de flexibilidad) y rematado con esas "afueras" tenebrosas, infiernos situados en lugares que nadie frecuenta, asfixias moratorias de una civilización enferma. Enfermos y civilizados, sería una buena definición para intentar dar cuenta de esta narración, pesada como el arrastrar de un tanque y merecedora de un segundo visionado para descubrir puntos de luz entre el torbellino de primeros planos saturados y frases elípticas que anticipan actos telúricos en la distancia. No sabe uno qué es más terrible, si la soledad en la que viven estas figuras apenas conectadas por hilos de conveniencia mutua; los abusos, ocultos por deudas incomprensibles; la avaricia, capaz de corroer cualquier afinidad; o quizá la incapacidad para comprender qué les pasa y por qué. Estos "canallas" (y todos lo son de uno u otro modo) se odian, se retan, se putean, se hacen daño incluso amándose; no pueden, en definitiva, coexistir, y ésa también es una imagen que existe.
Saludos.

viernes, 30 de mayo de 2014

Creer es cuestión de tiempo



THE BORDERLANDS es una curiosa película que se queda a medias de casi todo lo que ensaya. Con mejores intenciones que resultados, estaríamos ante un mogollónico cruce entre "La Bruja de Blair", la neopsicodelia de Ben Wheatley y ese humor de nuevo cuño proveniente de las islas y que ha tenido su último gran exponente en BIENVENIDOS AL FIN DEL MUNDO. Desgraciadamente, esta "comedia terrorífica" basada en un found footage tan mal desarrollado que, francamente, se podían haber ahorrado lo de las cámaras subjetivas, se queda a la mitad de todo y en ningún momento consigue su, por otra parte loable, intento de subversión. No es una historia nueva, con un caso de apariciones demoníacas en una pequeña iglesia de un remoto pueblito irlandés (creo que era irlandés...), y la llegada al mismo de un investigador secreto del Vaticano y un experto técnico de grabación, ya que la idea es realizar una especie de reportaje de todo lo que el investigador encuentre. El problema de estas cosas es que desde el momento en que el guion debe ocuparse de explicarnos por qué van a grabarlo todo uno ya no se lo cree, y pareciera que hasta los intérpretes se queden sin motivos para aparecer verosímiles, como si en GH no actuaran... Hay, sin embargo, algunos puntos que la elevan algún punto sobre la miríada de subproductos similares, como la excéntrica presencia de Robin Hill (colaborador habitual del propio Wheatley) o un final que no por mal filmado (cutremente filmado) deja de ser uno de los finales más monstruosamente insólitos del último cine de terror, y que por supuesto no les voy a contar.
Sirve para un día holgazán...
Saludos.

jueves, 29 de mayo de 2014

Alain Resnais: Tributo a un maestro #13



Cinco años tardó Resnais en decidirse a filmar STAVISKY, una película tan engañosa como su escurridizo protagonista, un estafador húngaro que en la década de los treinta estuvo a punto de hundir la economía francesa con una emisión de bonos falsos a gran escala. Bien pudiera parecer ésta la gran premisa del film, con una ajustadísima elección para el papel protagonista de Jean-Paul Belmondo, que parece nacer para este tipo de personajes; sin embargo, no hubiese sido una película de Resnais de haberse conformado con una pulcra recreación, sino que, impulsado por el sagaz guion de Jorge Semprún, va dejando indicios de un país sumido en la indefinición de su política económica mientras el fantasma del nazismo va cobrando fuerza, en España parece inevitable el conflicto bélico y, como un espectro lejano y anunciador, Trotsky pasa sus últimos días "europeos" en una lujosa villa, donde ejerce de apóstol de la extrema izquierda. Cómo conjugar todo ello sin caer en la pesadez demagógica es una tarea ingrata y que le valió a Resnais un aluvión de críticas negativas; los mismos que renegaron de la experimentación al límite de su anterior film, después constataban (y ahora sabemos que equivocadamente) su inevitable deserción a un confortable estatus de narrador clásico. Yo no comparto esa opinión, porque STAVISKY me parece un inteligente alegato contra la hipocresía del Estado como falsa fuente de verdades inamovibles y porque además Resnais es capaz, sin repetirse, de volver a hallar una estética propia. Esto apoyado en una espectacular fotografía de Sacha Vierny y la elegante partitura ideada por Stephen Sondheim; aunque una mención especial sería para el gran trabajo del mítico Charles Boyer, aportando su carisma en el papel del aristócrata más allegado a Stavisky y que le dio un merecido premio en Cannes.
A descubrir sin prejuicios.
Saludos.

miércoles, 28 de mayo de 2014

Mora y Lina



Para cerrar el círculo de este "otro Hollywood", el que no elude la caspa como posibilidad y mira sus entrañas con una mueca que bien podría ser de asco o incomprensión, qué mejor que una película instalada a muchos kilómetros de la fanfarria colonialista de Sofia Coppola o el pussy riot de Harmony Korine. Y no será por falta de clasicismo, porque Paul Schrader es uno de los más reputados y venerados creadores de aquel Hollywood que a principios de los setenta ensayó un nuevo modelo de producción alejado de los grandes estudios y dotando al director de un amplio margen de maniobra. Llevaba casi dos décadas vagando sin pena ni gloria, con algunos trabajos de mera corrección formal desde que filmara su última gran película, AFFLICTION, cuando hete aquí que aparece Bret Easton Ellis y le propone todo un señor reto: filmar un texto suyo prácticamente a coste cero, con cualquier recurso y por descabellado que éstos pudieran ser. Así, Schrader (ver entrevista en Caimán, Octubre'13) desvelaba en la presentación de THE CANYONS que sólo usó localizaciones prestadas, casas de lujo que conocidos suyos tenían deshabitadas o en venta, y que ello les permitió acabar el rodaje en tiempo récord. THE CANYONS no es sólo un film de bajo presupuesto con actores de tercera fila, también es un desafío al confiar todo el peso interpretativo a una de las parejas más improbables de todos los tiempos y que, sin embargo, funciona. Nada menos que la insoportable Lindsay Lohan, cuyos desnudos representan la antítesis del erotismo, y James Deen, un conocido actor porno... Tal y como suena. Éste es un film extraño, deslavazado y habitante de un planeta propio que incorpora elementos del melodrama clásico para extender un supercutre descenso a las tripas del mismo Hollywood. La trama gira en torno a un productor de serie Z que vive a todo trapo y es adicto a dos cosas: él mismo y el intercambio de parejas por Internet. Su mujer es una de esas "Mariantonietas" del Siglo XXI, insignificantes aspirantes a actriz que cambiaron su vocación por la seguridad de un matrimonio con posibles. A partir de ahí el guion hace aguas por todas partes y se notan las urgencias; Schrader, con gran convicción, nos sumerge en una trama de corrupción, drogas, celos y sexo sucio, todo en el ámbito de las trastiendas hollywoodenses, y, pese a que su pareja protagonista sea capaz de entusiasmar (puede que simplemente por su exotismo) al más pintado, a la mitad del film ya nos da exactamente igual lo que nos están contando, el cómo y el porqué.
Curiosa, extraña y, por momentos, hasta disfrutable... si es que les va lo hipercutre.
Saludos.

martes, 27 de mayo de 2014

La violación del miembro viril



Hace un par de años, Harmony Korine presentó SPRING BREAKERS en Venecia, y lo que provenía desde América envuelto en un revuelo casi comparable al affaire Larry Flynt, acabó en una controversia dialéctica simple y puramente cinematográfica. Permítanme añadir que, efectivamente, como debe ser. Ahora en Yanquilandia (Hollywood) se escandalizan por cualquier cosa mientras su gigantesca factoría no cesa de lanzar iconos cada vez más allegados a la pornografía y con menor querencia por la sugerencia erótica (entiéndase por pornografía, también, la impudicia en cuanto a violencia visual). Así, esta aventura repleta de bikinis fluorescentes, luces de neón, metralletas y pasamontañas, no pretende dar tanta cuenta de ese conspicuo reverso tenebroso de Nunca Jamás que da soporte a lo que la Industria mantiene como su "cara B", sino más bien ensayar una cierta estética del equívoco, para despistar, sí, pero también con un juguetón "a ver qué pasa". Y tampoco pasa nada, todo el mundo sabe que las Hannah Montana de turno, una vez acabada la secundaria, se convierten en calientapollas con tendencia al michelín derrumbado y el amarilleo dental, así que la inclusión de Selena Gomez en esta gangsta-box-opera tiene menos miga de la muy ladinamente buscada por el director de GUMMO. La premisa es sencilla: cuatro muchachas en flor atracan un restaurante para poder pagarse sus soñadas vacaciones en Florida. Una vez allí, se pegan todo el día en bikini, de fiesta en fiesta y tiro porque me toca. Las detienen por posesión de drogas y altercado, y una vez juzgadas van a estar unos cuantos días en prisión, pero he ahí que llegará un inesperado ángel de la guarda, en realidad un traficante que queda hipnotizado por esas cuatro ninfas a las que intentará convertir en una especie de harén personal. Lo más sobresaliente de la función, precisamente, es ese matón pagado de sí mismo y con un punto extrañamente sensible interpretado por un irreconocible James Franco y que deviene perfecto icono de ese margen que todo el mundo sabe que existe pero nadie conoce. Luego está la película en sí, y yo, que no soy precisamente un entusiasta de Korine, la encuentro alargada, con momentos en los que apenas pasa nada, excepto, claro, el fetichismo de cuatro pipiolas en bikini soltando tacos y esnifando cocaína. Aunque, no sé si vagamente presionado, incluso un tipo que va de creador libre e insobornable se preocupa de no llevar al límite ni a la angelical Gomez ni a su esposa Rachel, a la que le había reservado también un papel. No, para la juerga final mejor dejar a dos ya "desvirgadas" como Ashley Benson y Vanessa Hudgens... Así cualquiera...
Saludos.

lunes, 26 de mayo de 2014

Me pirra Paris...



En estos tres próximos días (desde hoy al Miércoles), vamos a desentrañar tres películas que mi subconsciente ha conectado, quizá sin mucho sentido, por su particular manera de dar cuenta de un "cierto estado" de las cosas en Estados Unidos; puede que el desencanto adquirido por el coqueteo con el dinero fácil en un momento especialmente poco proclive para ello, o quizá sea sólo el intento de unos cineastas de hacer comprender qué poco tiene esto que ver ya con los códigos estéticos (y por supuesto éticos) del cine clásico.
En THE BLING RING, Sofia Coppola se redime sólo a medias, aunque yo la encuentro igual de amanerada e insoportable. Al menos a mí me parece que roza el colmo de lo pretencioso enfocando su babosa cámara hacia un grupo de incapaces emocionales, unos vagos hipermimados por sus mamás que sólo piensan en convertirse en celebridades, aunque como no piensan mover un dedo para ello su resolución es entrar en las casas de los famosos a quienes admiran y llevarse ropa, joyas, dinero... Vale, Sofia, sabemos que esto, por lo visto, fue un caso verídico, pero...
1- ¿De verdad que para entrar en casa de Paris Hilton uno no tiene nada más que ir allí y girar el pomo?... ???????...
2- ¿De verdad que hay un programa en Internet con el que puedes saber dónde vive cualquier persona?
3- ¿De verdad que nadie te ha dicho que hay un abismo entre el objetivo crítico y la fascinación por lo que supuestamente se critica, por lo que puedes caer en el mismo error de las revistas de moda?
Y 4-  ¿De verdad que estás preocupadísima por la falta de moral cristiana que se extiende por sobre la descarriada juventud yanqui?
La respuesta a todas estas preguntas es: "Porque yo no lo creo".
THE BLING RING, o los cinco personajes más insustanciales y detestables de la maldita Historia...
Gracias, una vez más, Sofia, por abrirnos los ojos...
Saludos.

domingo, 25 de mayo de 2014

Rincón del freak #156: El apocalipsis juvenílico según San Walt Disney



Si tienen hijos pequeños entenderán de qué va esto; si no, es mejor que busquen inmediatamente su segundo blog favorito... En España hay un montón de cadenas televisivas dedicadas a la audiencia infantil, entre las que sobresaldrían Clan, que se fija en los más pequeños; Boing, que mira a los que ya van creciendo, y que tiene algunas de las series infantiles más interesantes de hoy en día (con Hora de Aventuras a la cabeza) y Disney Channel, que es, en mi desconcertada y ya cuarentonamente descreída opinión, un peligro, un campo de minas antipersona de colores pastel y pompones perfumados. Esta cadena propone una batería de series idénticas en las que todo el mundo se lo pasa genial y no tienen ningún problema que no puedan solventar poniendo voz de falsete y desorbitando un poco los ojos (sí, como si estuviesen hasta arriba de cocaína). En Disney Channel los adultos son torpes ballenatos que sólo beben Sunny Delight y logran mantener fastuosas casas de urbanización sin que se les conozca un trabajo decente (sí, como si traficaran con cocaína). Pero lo peor de todo es esa juventud consistente en émulos de Katy Perry dispuestas a poner cachondón a una rendida cohorte de machos divididos en A) chulos con pinta de malotes, con kilos de laca y ninguna predisposición a decir un solo taco. Y B) frikis que hablan sin moverse y que suelen decir idioteces tras las que suenan risas enlatadas. Estas hembras, neomantis fibrosas, de depilación láser continuada y grave melena hipermechada, están comandadas por una gaucha con propensión a la sonrisa elongada y estremecedora, la misma sonrisa que pondríamos si nos detectaran un cáncer terminal o nos violara un mandingo en Tanzania... Violetta remite a una virginidad eterna y a un discurso tan simplista como peligroso: en el mundo no hay problemas si eres capaz de dar saltos y cantar al mismo tiempo. Lo chungo del asunto es que esta fábula tíos y tías, todos ellos talluditos, con sus contoneos ellas y sus posecitas ellos, está dirigido a niños y niñas de entre cuatro y once años, que son los verdaderos devoradores de esta idiotez; una vez consumado el primer periodo o eyaculación, cosas como Violetta no tienen mucho sentido, pero puede que el daño ya esté hecho para entonces. Ahora hay una "película" en los cines, VIOLETTA. LA EMOCIÓN EN CONCIERTO, que es una sucesión inenarrable e inacabable (y eso que dura hora y cuarto) de coreografías monstruosas y gorgoritos de ultratumba, mientras las hormonas inundan la pantalla y nos imaginamos a la temible Martina Stoessel acercándose con aviesas intenciones y los huesos descoyuntados de tanto bailar. Esa es la vejez que nos espera... y yo lo vi... El horror... el horror...
Saludos.



PD: el director de esta bazofia hizo, hace unos doce años, un documental sobre Slipknot... Este mundo está loco...

sábado, 24 de mayo de 2014

Silvestre vengo



De un tiempo a esta parte estamos asistiendo a una "cierta transformación" del cine de terror de bajo presupuesto; hemos pasado de los muñecos de látex y la hemoglobina desparramada a una fisicidad que busca, más que lo grotesco, lo extraño, lo atávico en un mundo dominado por el escepticismo. Algo de ello había implícito en el primer y más original Shyamalan, que usaba el fuera de campo con maestría y gran intención, y mucho han recogido tanto James Wan como Ti West, por nombrar dos puntas de lanza de este nuevo cine de horror americano. En esta misma línea estaría JUG FACE, film con mejores intenciones que resultados y que, precisamente por el inevitable proceso de normalización al que la industria somete cada acto insurrecto, suena incomprensiblemente a ya visto. El argumento gira en torno a una comunidad de rednecks que habita en mitad del bosque y que adora a una especie de agujero en el suelo que, de cuando en vez, les exige un sacrificio humano. Como todo es muy divertido por allí, también tienen a un alfarero medio tolay que esculpe jarras con caras humanas... y si te toca... pues eso... Luego está la protagonista, que es una mezcla entre Christina Ricci y Helena Bonham Carter (aunque a mí me recordaba a Macarena Gómez) y que, para pasar el rato, retoza con su propio hermano, quedando encinta de éste y trayendo la desgracia a su simpática comunidad. Todo se irá a tomar viento cuando la muy cuca esconda la jarra esculpida con su cara, puesto que el próximo sacrificio no estará nada claro y, en fin, que es mejor vivir en la ciudad y ser ateo a adorar un charco de lodo... ¡Digo yo!
Curiosa y tediosa a partes iguales.
Saludos.

viernes, 23 de mayo de 2014

Doble o nada



Lo primero que debo decir sobre ENEMY es que no tiene mucho que ver con la novela de José Saramago con la que creo que se la está asociando. Y mejor así, puesto que la (pen)última propuesta del que me parece uno de los directores más interesantes y frescos del cine más incómodo que se hace ahora mismo es un trabajo que se desborda de puro visual, un falso tratado psicológico que en realidad va en busca de una imagen no filmada o, al menos, no registrada como ceros y unos. Y es muchas cosas más, desde luego. Primero un tremendo trabajo de Jake Gyllenhaal, capaz de interpretar a dos personas (¿realmente lo son?) absolutamente opuestas y que, sin embargo, comparten una curiosidad que va avanzando pausadamente a partir de su, debo reconocerlo, confuso arranque. Y es que esta cinta está tan llena de fetiches como podría hacerlo David Lynch, que es la única referencia de peso que se me ocurre; tenemos llaves misteriosas que abren lugares que no conoce nadie, la mortífera representación de la feminidad represora en clave arácnida (arañitas primero y arañas gigantes después), y, por supuesto, esa especie de certeza que tenemos de que en realidad a quien descubre Adam, apocado profesor de Historia, no es a un actor de tercera fila que es idéntico a él, sino que estamos ante, quizá, la primera representación cinematográfica de la esquizofrenia, no desde nuestro punto de vista, sino desde el del enfermo. Ello dejará al más pintado con un palmo de narices, incapaz de explicar por qué están sucediendo esas cosas, además del proceso autodestructivo al que termina(n) llegando su(s) protagonista(s). ENEMY es un film extrañamente saludable para el enfermizo tema que trata, y aunque Villeneuve consiga no tener por qué detenerse en un solo compartimento (sea psicológico o físico), siempre nos dejará con ganas de más, incluso a sabiendas de que tras esa puerta secreta a lo mejor ni siquiera hay nada...
Saludos.

jueves, 22 de mayo de 2014

Alain Resnais: Tributo a un maestro #12



Teniendo en cuenta la fértil época en la que fue filmada, no se puede decir que sea JE T'AIME, JE T'AIME el trabajo más inspirado de Resnais; de hecho, vista un par de veces junto a (y debe ser así) ...MARIENBAD y, sobre todo, MURIEL, este extraño y desarticulado relato de ciencia ficción, con más melancolía que futurismos, parece sacado de un imposible making-off de ambas y puesta a funcionar con un automatismo que raya lo robótico. En mi opinión, hay un fallo de cálculo en la repetición del montaje, primero porque el infernal bucle al que se ve sometido el protagonista empieza demasiado pronto y sin apenas explicaciones; aunque más desagradecida es la inadvertencia de la totalidad de personajes secundarios, que lleva a un estado de confusión excesivamente blindado para su interpretación. Llámenme suspicaz, pero no creo que sea casualidad que ésta sea una de las películas que menos me gustan de Alain Resnais y que gran paete de la crítica la haya identificado como la precursora de otra obra que me parece igual de pretenciosa y fallida, OLVÍDATE DE MÍ. Como si de dos calcos se tratara, el viaje en el tiempo se fusiona con la posibilidad del viajero de turno de rehacer sus errores (en el caso del film de Gondry) o constatar si lo que en el presente es un trauma tiene una justificación pasada. El personaje interpretado por Claude Rich ha sobrevivido a un intento de suicidio y cree (su mente lo cree) que intenta limpiar su conciencia tras asesinar a su pareja en un viaje a Glasgow. Como idea es fabulosa, como ensayo literario/poético podría haber sido una revisión pop de Proust y hay quien la defiende como gran obra maestra; a mí me deja bastante frío y quizá no sea casualidad que, tras su rodaje, se iniciara el período más largo de inactividad (casi seis años) de su autor.
Saludos.

miércoles, 21 de mayo de 2014

Memorias de un visionario



Me entero el otro día del fallecimiento de H. R. Giger, uno de los artistas a los que con más devoción he admirado desde hace décadas por su originalidad, fuerza y descomunal influencia a lo largo de más de cuatro décadas. Y como aquí ya dimos un soberano repaso a la saga "Alien", de la que creo que fue su mayor impulso creador, quedéme un poco in albis, a lo mejor dándome cuenta de que su aportación directa al séptimo arte tampoco ha sido tan extensa. Sin embargo, me acordé de un curioso documental que fue presentado en la Quinzaine de Cannes del año pasado y que recuperaba aquel viejo y perdido sueño megalomaníaco que fue el Dune que Alejandro Jodorowsky soñó hacer justo después de que LA MONTAÑA SAGRADA supusiese una conmoción en Europa y el productor Michel Seydoux, con maneras de fan más que de productor, le diese absoluta carta blanca. Además de Giger, al que le fue encargado el diseño de la parte más tétrica de la obra, los Harkonnen, Jodorowsky reunió un increíble equipo técnico compuesto por Moebius, que realizó un extensísimo story-board; el experto en efectos especiales Dan O'Bannon (tras el fiasco de su encuentro con Douglas Trumbull); el ilustrador Chris Foss, que realizó unos espectaculares diseños de naves espaciales; además de idear una banda sonora específica para los Atreides, compuesta nada menos que por Pink Floyd, y otra para los Harkonnen, a cargo del grupo francés Magma. El reparto fue poco a poco conformándose... y háganse una idea de la ambición de Jodorowsky: David Carradine... Mick Jagger... Orson Welles... Salvador Dalí... El trabajo y empuje del artista chileno se concretó en un enorme (literalmente) libro que recogía todos los diseños, la trama y, en esencia, cómo iba a ser el "más grande film de todos los tiempos" de principio a fin. Jodorowsky y Seydoux lo presentaron a la Disney... la Fox... la Universal... Nadie quiso embarcarse en esta mastodóntica empresa, y Jodorowsky, poco a poco, tuvo que claudicar: el conservadurismo de Hollywood no estaba preparado para su visión de futuro; y es curioso que la única satisfacción se produjese años más tarde, cuando acudió con su hijo a ver qué diablos había hecho David Lynch con la obra de Frank Herbert.
En poco más de hora y media, y con un maestro de ceremonias con una capacidad embaucadora fuera de toda duda, JODOROWSKY'S DUNE hará que nuestra imaginación se vea trasladada hacia ese no-espacio de la superproducción que nunca llegó a ser, pero cuyas visionarias imágenes (como bien se ocupa de recordar Pavich al final) resuenan en algunos de los títulos más famosos de todos los tiempos. Baste un dato: Giger, Moebius y O'Bannon, sólo un poco más tarde, concibieron al monstruo espacial más universal de todos los tiempos... ¿pero quién lo imaginó antes?...
Saludos.

martes, 20 de mayo de 2014

El diablo tras cada esquina



LE DERNIER DES FOUS pertenece a esa indefinible categoría de películas que, cual seta salvaje fuera de temporada, aparece cada mucho tiempo sólo para ser descubierta por casualidad o empecinamiento cinéfilo. De apariencia naturalista, con una bella fotografía, interpretaciones encomiables y un maravilloso sentido de la "localización" (la enorme granja en la que se desarrolla íntegramente se convierte en un universo en sí misma), resulta difícil tanto encasillarla dentro de un solo género como aventurarse a descifrar sus misteriosas imágenes con la errónea intención de adivinarla. Lo que el director Laurent Achard (ojo a este nombre) propone es algo que en cine suele conllevar un inevitable fracaso: entrar en la psique de un niño, dejar que sea ésta la que conduzca nuestra percepción adulta y mostrar la vida tal y como la sentiría este niño, como hace mucho tiempo también la sentíamos nosotros. Ahora bien, es cierto que se trata de un cuento de horror, fuera de cualquier tópico, pero con un trasfondo terrible. Ese "último de los locos" observa a su familia derrumbarse entre estertores decadentes, evocando un esplendor pretérito que comenzó a difuminarse con la locura de la madre, que jamás sale de su habitación, y el adueñamiento en la sombra de una oscura administradora que sólo pretende ocupar su lugar; el padre no es más que un monigote sin voluntad y el hijo mayor esconde su vagancia y su homosexualidad tras una fachada de supuesto escritor alcoholizado. Sólo la criada, personaje bondadoso y que se ocupa de absolutamente todo, pone un poco de sentido común y establece un lazo de empatía con el pequeño Martin, que apenas entiende el porqué de tantas acciones inútiles a su alrededor. El final, crudo, imprevisible, nos deja un gran interrogante (como deben hacer las buenas obras), porque no sabemos si la falta de amor puede conducir al mal o precisamente es al revés. Excepcional película en todo caso.
Saludos.

lunes, 19 de mayo de 2014

Elogio del mestizaje



Una película que empieza como lo haría un danés post-Dogma95, continúa como la continuaría el Linklater más rabiosamente independiente, muestra asomos del horror nihilista de Noé o Haneke y remata la faena con una vuelta de tuerca que a muchos les ha sonado a esa pequeña obra maestra que es LA CABAÑA EN EL BOSQUE no debería defraudar. Y es cierto que durante gran parte de su metraje, YOU'RE NEXT logra conciliar tantos aspectos tan diferentes, e incluso desmarcarse de otras propuestas similares que prometían mucho para terminar ahogadas en su incapacidad para creerse su propia entidad (THE STRANGERS... THE PURGE...). A Adam Wingard no le ha importado que todo el mundo supiese de antemano que ésta es una peli sobre asesinos con máscaras, que sitian y aterrorizan a una familia en una apartada casa y que irán desplegando sus terribles intenciones poco a poco, en una espiral de violencia cada vez más cruenta. El guion de Simon Barrett, sin abusar de tópicos, consigue que durante una considerable porción de tiempo nos olvidemos de qué película hemos ido a ver, porque hay unas interpretaciones creíbles, un buen manejo de los tiempos dramáticos y una distribución de personajes mesurada y evitando tenazmente rozar el estereotipo. Incluso cuando empiezan los mamporros, Wingard nos tiene preparadas un par de sorpresas que hacen las delicias de cualquier buen aficionado al cine de terror. Así pues ¿cuál es el problema? El problema, a mi juicio, es que todos los retales, tan diferentes entre sí, no terminan de acoplarse satisfactoriamente; la estructura carece de cohesión, y cuesta creerse la discutible resolución de un tinglado que no tiene buenos cimientos y que, una vez ha descubierto sus cartas, no termina de decidirse a asestar un golpe de efecto final. Así que todo acaba más previsiblemente de lo esperado tras un comienzo prometedor... Y, sí, es más de lo mismo; más modelno, pero ya visto, aunque entretiene un ratillo...
Saludos.

domingo, 18 de mayo de 2014

Rincón del freak #155: La diferencia entre Paralisis Permanente y La Oreja de Van Gogh



Alguien debería explicarle a Eric England que el proceso de descomposición del cuerpo humano, ni puede oler bien, ni puede mostrarse como algo atractivo. Sí si es capaz de una sublimación consciente de su propio grado de subversión retórica... pero vamos, que no es el caso. Y como ayer hablábamos de una curiosa película que conseguía desmarcarse del género terrorífico para terminar siendo otra cosa más sugerente, hoy queda constatar el tenebroso reverso de la moneda, el que nos indica por qué las revoluciones son imposibles en un mundo en el que tu enemigo no lucha contra ti, sino que te compra e inhabilita. CONTRACTED es lo mismo que THANATOMORPHOSE pero con azúcar; tal cual. Una muchacha que tenía novio ya no lo tiene porque ha descubierto su lesbianismo pero su novia nueva es como un camionero garrulo que no entiende su delicado sentido de la feminidad, así que se va a una fiesta chorrica de las que les encanta a la muchachada yanqui y se emborracha (¡Oh, no!)... y se droga (¡Oh, no!)... y se folla a un desconocido (¡Oh, no!)... y sin condón (¡Arderás en el infierno, perra inmunda!)...Total, que tantas conductas inmorales e irresponsables en una sola noche no podían dejar de tener su castiguito divino, que es más o menos lo mismo que nos llevan vendiendo desde la ultraconservadora Norteamerica desde hace ya demasiado tiempo, sólo que con la etiqueta "cine de terror", como si eso significara algo. A mí lo que me da terror es la represión de los sentimientos y de las emociones, eso es infinitamente peor que cualquier plaga bíblica (y léase muy especialmente el vomitivo mensaje implícito en WORLD WAR Z). Es mala, es aburrida y encima es como un sermón de Sorayita Sáenz... que ésa sí que da yuyu...
Saludos.

sábado, 17 de mayo de 2014

Un proceso acelerado



Eran Paralisis Permanente quienes cantaban aquella oda al egoísmo como filosofía de vida llamada "Autosuficiencia" (... "y no pienso nunca en nadie más que en mí"... "y veo mi cuerpo en descomposición"...) Y muchos años después uno no puede dejar de admirarse del talento anticipatorio de Eduardo Benavente y Ana Curra, que preconizaban un futuro de muertos en vida que se empolvan y perfuman ante una pantalla, creyendo que alguien les está viendo... y lo que es peor, oliendo. Algo así es lo que subyace bajo las poco sutiles imágenes de THANATOMORPHOSE, que parece el título de un disco de Carcass pero en realidad es una película de muy bajo presupuesto que nos llega desde el interesante panorama canadiense de horror... digamos que levemente trascendental. Yo no la consideraría como una cinta de terror, a no ser el que nos pueda sugerir su contundente argumento: Una chica comienza a descomponerse en su apartamento... Sí, lo mismo que nos pasa a todos cuando nos morimos... pero en vida y a toda leche. Luego uno hace sus interpretaciones del festín en base a lo que le haya gustado; personalmente no me parece una mala idea, aunque su acabado es a veces forzado y un poco narcisista, pero puede que ahí esté su encanto, en cómo se desmarca del cine norteamericano de terror contemporáneo. Primero porque, ya digo, aquí nadie mata a nadie, ni hay grandes sustos; lo que el joven Éric Falardeau pretende es una especie de juego moral, como si a esta locuela juventud, modelna y feisbukera, le estuviese por llegar una plaga que castigue su, por otra parte, muy jartible indolencia. No sé, pero si la ven háganlo antes de comer...
... (oigo cintas que he grabado con mi voz... leo libros que no entiendo más que yo...)
Saludos.

viernes, 16 de mayo de 2014

¡Escribir! ¡Escribir!



Existen varias formas de que una película intente adoptar el espíritu de una obra literaria y termine despeñándose por pura incapacidad. No me refiero a la adaptación, a si la película es más o menos "fiel" al libro, sino a si puede, aunque sólo se trate de sensaciones meramente subjetivas, cargar en sus imágenes el peso de las palabras y llegar a crear un libro visual en el que cine y literatura se confundan. Normalmente esto no ocurre, y las veces en que un director marida pluma y cámara suele conllevar funestas consecuencias y resultados insoportablemente pedantes. No es el caso de François Ozon cuando decidió fijarse en la excelente novela del escritor español Juan Mayorga. DANS LA MAISON no sólo amplifica el retorcido universo del libro original, sino que consigue un plus que, al menos yo, muy raramente veo en el cine, y menos en el cine reciente.
Por un lado tenemos unas interpretaciones que nunca van a supeditar el ritmo narrativo y que elaboran un preciso trabajo preambular, lo que incrementa el misterio de sus fascinantes intenciones. Sin ser tan ampulosa como el TEOREMA pasoliniano, EN LA CASA es, al mismo tiempo, el triunfo del talento puro (el precoz y perverso aprendiz de escritor) sobre la rutina funcionarial (el profesor metamorfoseado en alumno), y la dificultad de ser capaz de dar un salto mortal, definitivo, dañino porque esa es la naturaleza de la literatura que no se conforma con entretener, sino que aspira a penetrar el alma humana. Pero también es preciso indicar la extraordinaria tela de araña que el silencioso manipulador crea (como si de una novela en tiempo real se tratase) valiéndose de sus adictivos relatos para que éstos retroalimenten su ansia por profanar la vida de una familia aparentemente modélica. Lo que Ozon propone muy acertadamente es el retrato del artista adolescente como vampiro o secuestrador, una fuerza imparable que no conoce frenos y, por tanto, si dispone del talento en bruto, puede llegar a rozar la genialidad; el tanto a su favor, en este caso,  es mostrar sin innecesaria vergüenza que "ir más allá" tiene sus consecuencias, pero que a veces olvidamos que una obra que nos deja sin palabras viene de una historia personal anterior, y que no siempre podríamos llegar a concordar con ella. Ozon es un director que normalmente me irrita por su asunción cognitiva, que aprisiona y acartona sus buenas intenciones; si es capaz de mantener un cierta línea ética como la lograda en este excelente film puede que llegue a ser lo que sin duda pretende: convertirse en uno de los nombres básicos de la cinematografía mundial.
Saludos.

jueves, 15 de mayo de 2014

Alain Resnais: Tributo a un maestro #11



 Sigue siendo LOIN DU VIETNAM una película y un documental que se mantiene sorprendentemente fresco y cuyas imágenes, sin tratarlo de una manera consciente, bien parecieran un sombrío augurio de la penuria económica que sufrimos actualmente. El rabioso alegato comunal contra la guerra de Vietnam, pero sobre todo contra el ladino y engañoso imperialismo estadounidense, es entendido en primera instancia como un complejo lamento desde la izquierda intelectual y acaba abriendo todo un amplio abanico de posibilidades que ofrecen unas respuestas tan atrevidas como sensatas. Más que una típica película de episodios, esto es una suma de talentos, algunos en su mejor momento creativo, con la bella esperanza de que las ideas puedan llegar a eclipsar al uso de la fuerza. Sin que queden explicitados qué cortes pertenecen a qué director (sólo se menciona el nombre en off de Ivens), sí es digno de resaltar la desnuda confesión de un Jean-Luc Godard más "humano" que nunca, o el vertiginoso cierre de William Klein (autor de la estremecedora QUI ÊTES-VOUS, POLLY MAGGOO?) en un enloquecido desfile antimilitarista, que deja bien a las claras la imposibilidad de conciliación norteamericana, precisamente por ser la torre de Babel por excelencia. A Resnais le tocó un nada agradecido segmento en el que destaca el magnífico uso de imágenes de comics (por otra parte, gran pasión suya) para narrar la masacre en la que se convirtió la vergonzosa intervención encubierta de Estados Unidos. El conjunto es, insisto, todo un ejemplo de la conjunción entre acción, reflexión y compromiso. Una de esas películas impensables en el tibio panorama ideológico actual, pero bajo cuyas imágenes palpita la terrible certeza de que nos la llevan colando desde hace...
Imprescindible para entender la sinrazón de la guerra (y también a Godard, claro).
Saludos.

Ayer tocamos el cielo...



Desde el principio me propuse que este blog versara absoluta y exclusivamente sobre cine, y nada más... Pero no he dormido esta noche y, lo que es peor, no consigo borrar una longitudinal sonrisa de mi cara... Ayer, señoras y señores, tocamos el cielo de Turín, que era un cielo de color blanco y rojo; y volvimos a creer en las películas en las que el héroe salva al mundo en el último minuto... y se lleva a la chica...  Nosotros nos llevamos una Copa... ¡Y qué Copa!...
A ver quién es el guapo que se pone a divagar sobre Resnais...





miércoles, 14 de mayo de 2014

Estaño



El caso del barcelonés Víctor García es el mismo que tantas veces hemos señalado como un falso bien para el cine español. Muchacho joven, instruido en una cinefilia sectaria, tirando a la serie B clásica, y que rueda un prometedor primer trabajo que le lleva a... asalariarse en Hollywood (es un decir) para pergeñar bodrios en serie con carátulas molonas. Bien para él, sí señor, para eso ha logrado culminar su sueño; ha conseguido vivir de hacer películas en el sitio donde se supone que encontraron la hormona del celuloide desacomplejado. Pero de ahí a ponerlo como ejemplo a seguir... García hizo uno de los mejores cortos de horror que he visto nunca, EL CICLO, y anteriormente había estado en el equipo técnico de efectos especiales de Brian Yuzna y Guillermo del Toro. Una vez en Yanquilandia, la FOX 2000 (subsidiaria de cutreces varias) le pone en las manos la "fantástica continuación" del remake de Aja, pero con un guion aún más flojo y un elenco del que ni siquiera se salva el habitualmente estupendo Nick Stahl, que posiblemente pasaba una crisis económica. MIRRORS 2 es un producto típico de estos tiempos de fusiones no imposibles, sino innecesarias; y tras ver su rutinario desarrollo una pregunta asalta nuestro subconsciente: ¿A cómo pagarán las buenas ideas, teniendo en cuenta cómo pagan las malas?
Saludos.

martes, 13 de mayo de 2014

Vidrio



Como no podía ser de ninguna otra manera, el oscilante guion de Kim Seong-ho fue comprado por la Fox y puesto en manos del "director de género del momento", el francés Alexandre Aja, quien por aquel entonces (2008) disfrutaba de dicho estatus gracias a su controvertido remake, THE HILLS HAVE EYES. Menos sangrienta que aquélla, MIRRORS es un trabajo casi rutinario y con pocas concesiones a la libérrima forma de entender el cine de terror del director galo. Prácticamente sustentada en el gran esfuerzo interpretativo de Kiefer Sutherland (por momentos suplicando por alguna buena línea de guion), es lo mismo que la original pero un poco más entretenida y con algún destellito gore de esos que ahora te cuelan en cualquier film. Sutherland es un policía retirado por un asunto turbio que encuentra trabajo como guardia de seguridad en un centro comercial abandonado y que será testigo de una serie de sucesos extraños que giran en torno a unos extraños espejos que siempre están cubiertos. Así, lo que empieza como un divertimento para echar un ratillo de expansión acaba girando hacia una ridícula e innecesaria solemnidad de baratillo, y a los "baños de sangre" le siguen un par de explicaciones metafísicas (o vaya usted a saber el qué) sobre un tipo de maldiciones ancestrales y... y... Bueno, que Kiefer también tendrá sus facturillas pendientes, digo yo...
Inexplicablemente flojita y por momentos muy muy aburrida...
Saludos.

lunes, 12 de mayo de 2014

Azogue



GEOUL SEKOURO fue el título que (supongo que involuntariamente) inició una minifranquicia de films de terror con una temática que giraba sobre los espejos y el poder diabólico de estos objetos para captar y focalizar el mal que reside en el alma humana... Sí, suena rimbombante, y lo es, porque EL OTRO LADO DEL ESPEJO parece prometer mejores cosas de las que finalmente da, y su machacón uso del terror japonés basado en frontalidades metamórficas y escenas falsamente sincronizadas, apenas logra emular pálidamente los hallazgos de THE RING o THE GRUDGE, que curiosamente también terminaron como infumables franquicias de destino descaradamente languideciente. A lo mejor un poco de mala leche le hubiese venido de perlas, pero Kim Seong-ho se queda a mitad de camino de todas las intenciones y el resultado son dos horas de actores inexpresivos que de repente se vuelven histéricos, espejos con caras que no dan miedo pero se supone que sí lo dan y una historia involuntariamente cómica acerca de un complejo comercial sobre el que pende una especie de maldición. Bendita maldición que consigue desenmascarar una red de abusos e ilegalidades... Qué importante, algunas veces, eso de mirarse a un espejo...
Saludos.

domingo, 11 de mayo de 2014

Rincón del freak #154: De la dificultad de conciliar paternidad, curiosidad y cinefilia



Me gustan las películas, de todo tipo; y puedo afirmar que casi siempre siento ese gusanillo de nerviosismo (un poco más tenue, es verdad) antes de empezar un visionado. Mi vanidosa forma de eliminar conjeturas innecesarias viene avalada por una mezcla de compulsión y análisis desaforado, mezcla imposible de crítico (sin serlo), aficionado (que sí) y una temprana vocación archivadora y catalogante. Con lo que no contaba yo era con la posibilidad de que, de vez en cuando, iría a ver alguna que otra película con mi hija, lo que cambia radicalmente mi aposentada y bien radicada filosofía cinéfila. Un niño es goce puro, y me encanta comprobar que el cine sigue suponiendo una irremplazable fábrica de sueños e imaginación. Otra cosa es la experiencia compartida. No sé cómo será cuando tenga quince o veinte años, pero a día de hoy, con cinco, sus preferencias pasan por la animación (mal llamada) infantil y algún que otro culebrón pseudo-rosa, con sus amoríos petrificados y algún que otro assento porteño... Da igual, sólo quería hablar un poquitín de CLOUDY WITH A CHANCE OF MEATBALLS 2 (que vaya nombrecito), la de la "lluvia de albóndigas", pero la segunda parte; que ni es mala ni buena, sino todo lo contrario. Es una peli de animación hecha para el deleite exclusivo de esta nueva generación, pero que a la mía por lo menos nos pone de los nervios. En un momento dado tenía la impresión de estar viendo un capítulo de "La abeja Maya" dirigido por Gaspar Noé... ¡Imagínense! Todo el mundo chilla, los movimientos de los personajes son espasmódicos (cuando no decididamente cocainómanos y anfetamínicos) y hay un incomprensible culto a la crispación sensorial que apenas deja un respiro de paz y sosiego. Llámenme antiguo y desfasado, pero no creo que este ritmo le venga bien a un crío, y de ahí mis desesperados intentos por inocular a mi pequeña cinéfila maravillas de la creación como el señor Miyazaki o la reciente y muy recomendable ERNEST & CÉLESTINE. Pero claro, eso es lo que pienso yo, que soy un antiguo...
Saludos.

sábado, 10 de mayo de 2014

Colorines en el cielo



Sábados de curiosidades, de homenajes y sentimientos estrictamente sentimentales. Bob Hoskins dirigió dos películas en su vida, una en 1995, RAINBOW, un telefilm flojito y con querencia al lado más lacrimógeno/conservador del imaginario spielbergiano (derivantes #"Zemeckis; Dante; Donner..."), solo que con menos ideas y menos presupuesto. La premisa no estaba mal: un chavalote descubre (con ayuda inestimable de uno de esos inefables perros que salen en las películas) que los arcoiris realmente se apoyan en el suelo, dejando una enorme marca triangular y revelando una insólita naturaleza sólida. Lo gracioso viene después, cuando el muchacho y sus colegas (al más puro estilo Goonies) monten en las (también inefables) BMX's y vayan en busca de un arcoiris a punto de explosionar, descubriendo además que se pueden meter dentro (glups!) y flipar en colores (nunca mejor dicho) cuando tras un trayecto sin trasbordo aparezcan en Kansas, cuando en realidad estaban en New Jersey... Luego sale Dan Aykroyd, que le echa una manilla a Hoskins con uno de sus discutibles shows y también el propio Hoskins aportando su poquito de entusiasmo, aunque no hay mucho que destacar en esta modesta producción casi autóctona y autofinanciada que paso total, completa y absolutamente desapercibida por casi cualquier sitio. Y, siendo justos, más valía así...
Saludos.

viernes, 9 de mayo de 2014

La gloria del Imperio



Esta semana nos dejó de manera muy inesperada el actor británico Bob Hoskins, del que a lo largo de estos últimos años hemos ido dejando constancia de rendidos admiración y respeto por su inagotable variedad de registros y gran profesionalidad. Hoskins ha tenido una larga y escurridiza carrera, alternando esos papeles de "carácter", que le iban como un guante, con su inclasificable vis cómica. Uno de esos tipos del que podías esperar una noche de juerga inolvidable tanto como que te diese un navajazo en una oscura esquina. Se me vienen a la cabeza no menos de quince o veinte personajes suyos realmente memorables y que no imaginaríamos a otro actor haciéndolos. Uno de ellos es Harold Shand, una especie de precursor de otros gángsters en su misma línea de complejidad moral, capaz de alternar su capacidad de análisis con una brutalidad ilimitada. THE LONG GOOD FRIDAY supuso una cierta conmoción en su momento (1980), por la falta de complejos con la que el estimable director John Mackenzie (CÓNSUL HONORARIO, EL CUARTO PROTOCOLO...) exponía su verosimilitud al mezclar mafiosos londinenses con la problemática del IRA irlandés. Aunque seríamos más justos (y en ello contribuye decisivamente la ventaja de nuestra perspectiva temporal) si nos quedásemos con el excelente crescendo que va tomando el film a medida que su maraña de intereses cruzados va quedando al descubierto. Shand está a punto de cerrar un oscuro y jugoso negocio vagamente inspirado en la posibilidad de construir un puerto para... ¡las Olimpiadas de 1988 en Londres!, pero una serie de muertes y atentados en su entorno no sólo darán al traste con la operación, sino que hasta su integridad y la de su organización se verán amenazadas. Con dos escoltas de lujo, Helen Mirren y el gran Eddie Constantine, Hoskins dota de grandeza dramática a un personaje que comienza titubeante y termina de forma gloriosa con un discurso que nos hace reflexionar sobre la verdadera integridad. Shand es un mafioso, pero mil veces más preocupado del honor de su país que los políticos, que no salen precisamente bien parados en esta intensa y entretenidísima película que merece la pena rescatar, aunque sólo sea por rendir tributo a un magnífico actor.
Saludos.

jueves, 8 de mayo de 2014

Alain Resnais: Tributo a un maestro #10



MURIEL OU LE TEMPS D'UN RETOUR tiene lo mejor del Resnais que pretende tenerlo todo bajo control para, en un momento dado, esparcir todos los trozos en un azar que puede ser cualquier cosa menos casual. Con el trasfondo de la guerra de Argelia, casi como un soporte ficticio, de postal agrietada, el motivo más importante de esta fascinante película es la desorientación de quienes tuvieron en la vida exiliada trazas de un pánico invisible, que se hacía presente a la hora de encontrar un nuevo lugar en un madre patria que ya les había olvidado. Los personajes (no del todo bien dibujados, a la espera de que sea el espectador quien los defina) son como piezas imperfectas de un puzzle; son del Sur y sólo hablan del Sur, pero por algún motivo se han ido a vivir al Norte, un lugar (muy "dumontiano", por cierto) de cielo plomizo y mar antipático, con bares calientes pero hostiles y arquitecturas sajadas de repente, sin previo aviso. Aquí está Hèléne, que dice vender muebles antiguos en su propia casa y que acoge al joven Bernard; un día llegan Alphonse y Françoise, que tampoco son familia pero vienen (supuestamente) desde París, donde una casualidad les ha hecho inseparables. Luego descubrimos que Hèléne conoció a Alphonse en Argelia, que él parece estar enamorado, que ella no se atreve... Y en la vorágine de un montaje cada vez más abrupto y enloquecido, estos personajes, que parecen salidos de un desquiciado laboratorio, sufren al mostrar sus verdaderos sentimientos. El fabuloso guion de Jean Cayrol nos indica cómo de vulnerables somos al decir al fin la verdad, pero también cómo existe el anhelo de conocer esta verdad sin exponer, asimismo, la propia. Mentirosos y derrotados, ésas parecen ser las únicas categorías humanas en esta excepcional película, a su manera menos críptica que ...MARIENBAD, pero superior por la postrer piedad, tan humana entre imponentes bloques de cemento, que termina importando más que el análisis de unos cuerpos perdidos en la zozobra de sus inseguridades.
Excepcional film.
Saludos.

miércoles, 7 de mayo de 2014

Esta la pago yo



THE WORLD'S END es una película divertidísima, en el oscuro y retorcido modo en que los ingleses son capaces de construir su humor, usando en su favor un saludable sentido de la autocrítica menos autoindulgente. Ese es el gran triunfo del discurso del triunvirato Wright/Pegg/Frost, tocar esa incorrecta educación sentimental que ns advierte de que lo único bueno que puede pasar en una noche pasará dentro de un bar. El circuito de pintas es algo a lo que resulta difícil resistirse cuando uno no quiere más que hacer el ganso y reírte del mundo... o del fin del mundo, que aparte de ser el nombre del mítico último pub también podría tomarse literalmente. Aunque, sinceramente, me parece aún más acertado que este fin del mundo sea menos apocalíptico que el que nos venden insistentemente los yanquis y se refiera más a esa desubicación generacional a través de la que la gente se hace irreconocible entre sí. La metáfora hiriente es la que presenta a nuestros héroes como un grupo de derrotados cuarentones que se han vuelto a juntar (un poco de mala gana) para completar el circuito de los 12 pubs, que dejaron inconcluso veinte años atrás, y que lejos del jolgorio y la temida nostalgia, a lo que apunta es a la obstinada resistencia al paso del tiempo, fundamentalmente encarnado en ese inenarrable (e indomable) Gary King. Mientras, frente a estos anacrónicos adalides del alcoholismo compulsivo y mala vida en general, la juventud actual la conforma una muchachada aséptica, sin emociones aparentes, todos muyy guapos y muy limpios pero incapaces de mostrar un solo signo de humanidad. Así, es poco menos que descacharrante esta ingeniosa vuelta de tuerca al género de "invasiones extraterrestres", siendo estos ese mal endémico, ya socialmente aceptado, que aborrega a quienes precisamente debieran ser punta de lanza del inconformismo. Ese, más o menos, es el gran lema de THE WORLD'S END, pero después está su catarata de diálogos surrealistas, su vertiginoso ritmo y una colección de situaciones a cual más tremebunda; y lo mejor es que ni siquiera necesitas ser inglés para empatizar desde el primer minuto con estos tipos, a lo mejor los únicos capaces de salvar el mundo como tiene que ser...
Recomendable no, lo siguiente...
Saludos.

martes, 6 de mayo de 2014

La terapia del desamparo



El estadounidense Antonio Campos es, me atrevo a pronosticar, uno de los nombres a seguir de aquí a un futuro en absoluto lejano, presente más bien. Tras un increíble debut con sólo 25 años, AFTERSCHOOL, es capaz de ofrecer en SIMON KILLER un ejemplo de cine transnacional, absolutamente alejado de los tics americanos y con una vocación rupturista más que interesante. Casi como un infernal cruce entre Godard y Cassavetes (aunque también veo mucho Klotz en su discurso), este es un relato bastardo, con una importancia cartesiana a las tonalidades lumínicas y que confía ciegamente en su discurso, que hila un relato extraño y difícil de ubicar. El Simon del título es ese joven norteamericano que tantas veces hemos visto en pantalla pero a cuya psique no se suele acceder por culpa de una querencia absurda hacia el cliché aceptado y hasta apaciguador. Simon tiene una novia desde hace cinco años y decide, tras graduarse, viajar a París solo en lo que comienza aparentemente como un acto de libertad consciente, pero que oculta una psicología mucho más intrincada y, finalmente, oscura. Pese a caer simpático y hacer alguna que otra amistad, Simon no se siente en ese nivel de corrección y contacta con una joven prostituta que caerá en sus modos de "joven del primer mundo". Para entonces, Simon decide no volver a casa; sin dinero, urdirá un complejo plan que le convierte, al mismo tiempo, en proxeneta y extorsionador, y de la adrenalina derivada de una situación cada vez más peligrosa hará suya una vivencia que parece darle intensos chutes de vida en absoluto directo. Aún más inexplicable es su relación paralela con una joven estudiante francesa, a la que también seduce y que le sirve, aparentemente, como contrapunto o equilibrio tras sus terribles actos nocturnos.
Es una sinopsis que bien podría usarse para definir cierto cine americano, empequeñecido, ñoño en su asumido confort y que en pocas ocasiones se atreve a saltar al vacío; por eso es tan extraño este film, tan pocas veces hemos visto un retrato del desamparo absoluto y de cómo puede usarse para, precisamente, reaccionar contra el conformismo... Lo que no siempre es sinónimo de buenos sentimientos, claro.
Saludos.

domingo, 4 de mayo de 2014

Rincón del freak #153: Castellers caníbales, médicos sin fronteras y la salvación de Jerusalén



En la definición de "artesano" cabe, a estas alturas, casi cualquier cosa, y aventurarnos a imponer un sólo modelo nos deja el sinsabor de la medianía. Por ejemplo, Marc Forster no parecía tender una línea tan clara hacia el conformismo tras un póker de títulos tan estimulante como el que logró reunir desde LOUNGERS, su deslumbrante debut. EVERYTHING PUT TOGETHER, FINDING NEVERLAND y, sobre todo, la impresionante MONSTER'S BALL, introducían a un sólido director de actores dotado de un talento especial para recrear atmósferas que pasaban de lo fascinante a lo inquietante en apenas un parpadeo. Sigamos. STAY ya era tibia, sin peso; STRANGER THAN FICTION, sin ser una mala película, nos adelanta la futura línea de trabajo de Forster, absolutamente alejada de la anterior, confirmada con la empalagosa THE KITE RUNNER, el encargo "jamesbondiano" de última generación, QUANTUM OF SOLACE y la inenarrable MACHINE GUN PREACHER... Fondo... fondo... fondo, hasta llegar a WORLD WAR Z, un dolor de cabeza y de córneas constante acerca de cómo abortar el fin del mundo en dos horas. En dos horas, a toda pastilla, nos dan un paseo por the whole damn world (aunque con la inefable escenita 11/S), que está siendo literalmente devorado por una incontenible plaga de zombis a los que les da, además de por correr con una velocidad acojonante, por colaborar sensatamente y escalar cualquier muro que les pongan con la técnica del "súbete a mis hombros". Brad Pitt es un médico, o un científico, o yo qué sé, capaz de perder a su familia, esquivar a millones de zombis atletas, salvar el mundo a 10.000 kilómetros de su casa y volver a encontrar a su prole como si nada. Blockbuster anodino y dañino, cuesta un gran esfuerzo reconocer aquí a aquel Forster, enterrado entre dimensiones distorsionadas y tímpanos ametrallados, y todo para casi nada, porque lo temible de este asunto (que yo reconvierto en la verdadera plaga zombi de Hollywood) es que se nos vuelve a adoctrinar desde el imperio yanqui que una vida no es valiosa (bueno, la de Brad Pitt sí, claro), que a lo mejor habría que volver a pegar bombazos en Irak u otro sitio, que no se nos olvide quienes son los buenos... Aplaudir esto me parece, lo digo por parte de críticos de cine más o menos inteligentes, de vergüenza. Lo que Marc Forster decidad hacer con su carrera me es de todo punto intrascendente...
Saludos.

sábado, 3 de mayo de 2014

Aire encerrado



Imagino que debe ser un error muy común transcribir una película como KÛKI NINGYÔ (AIR DOLL) de manera literal, perdiendo ésta todo su sentido y empequeñeciendo su discurso, más afilado de lo que sus características pudiesen indicar. Hirokazu Kore-eda intentó en este irregular film volver a lo que Buñuel se atrevió a poner en imágenes, pero no seríamos justos si la comparáramos con TAMAÑO NATURAL, porque la esencia y el sustento son otros muy diferentes. Al director japonés le importa menos el "punto de vista humano" y se pone enteramente tras la reseteada visión de una muñeca hinchable que cobra vida y abandona a su dueño para deambular como un bebé gigante por las calles. Su asombro es nuestro asombro, y Kore-eda logra que seamos partícipes de esa perturbadora inocencia que tanto gusta al público japonés; la muñeca es, a la vez, un alma pura y una máquina sexual, lo que la dejará desubicada en un mundo de hombres que no saben si tratarla como una niña o una mujer. Quizá el no ser ni una cosa ni la otra sea ese motivo oculto que es el gran acierto del film, aunque es cierto que sus dos horas se hacen ligeramente fatigosas y que no queda muy claro cuál es el mensaje final, si el director ensaya una poesía decididamente elegíaca o escupe una feroz crítica hacia el machismo socialmente aceptado en su país y que ha creado toda una cultura de "muñecas" de carne y hueso. Del inquietante trabajo de su protagonista, la modelo coreana Du-na Bae, habría que hacer un apartado especial, puesto que su actuación llega a trascender el mero camaleonismo, y hay ocasiones en los que cuesta identificar a la muñeca y a la actriz...
Saludos.

viernes, 2 de mayo de 2014

El dominio del folklore



Sin ser de sus trabajos más inspirados, ONDINE muestra a un Neil Jordan más preocupado por ofrecer un divertimento cómplice con un espectador dispuesto a zambullirse en una historia llena de guiños. Importa menos, por ejemplo, el extraño giro final que, con todo, contiene la dosis justa de magia para que sea el mismo espectador quien decida si debe creer en lo que está viendo o no. Otra cosa es la discutible elección de Colin Farrell, que por mucho acento irlandés que ponga ya pertenece a otro estrato profesional muy distinto del que demandaba un personaje que en su piel queda más caricaturizado. Es la historia de un pescador sin suerte que un día encuentra en sus redes a una hermosa joven, y a partir de ahí su fortuna cambiará y se sentirá cada vez más atraído por la misteriosa muchacha, que habla con acento extraño y que nunca da respuestas concisas, como si la vida en la tierra le fuera del todo extraña.  ONDINE tiene menos terremotos y, ya digo, termina siendo un apacible relato con una pizca de buen y sano humor irlandés y algunos pequeños misterios que Jordan es capaz de desentrañar con su enorme sentido del oficio. Y es que cada vez que se ha acercado a su país, sus mecanismos y tradiciones, lo ha hecho casi desde fuera, como el gran y curioso cineasta que sigue siendo. Véanla si no quieren ser zarandeados y sí cuidados.
Saludos.

jueves, 1 de mayo de 2014

Alain Resnais: Tributo a un maestro #9



Como una versión corregida y ampliada de LAS ESTATUAS TAMBIÉN MUEREN, la propuesta de Alain Resnais para L'ANNÈE DERNIÈRE À MARIENBAD (dominada en cualquier caso por la absorbente escritura de Robbe-Grillet) deja poco espacio a la duda o la confusión. Yo lo separaría del estatismo de Bresson por una cuestión fundamental: no hay un espacio a desarrollar, de no ser, claro, la entera imaginación de... ¿quién? ¿el hombre? ¿la mujer? ¿el marido? ¿Está el palacio desierto y somos testigos de unos ectoplasmas condenados a vagar por sus recargados e interminables pasillos? ¿Condenados, quizá, a ser recogidos por una cámara para dejar constancia de que sólo quizá existieron algún día? Es lo que se nos ha representado multitud de veces en el cine, el absurdo existencial de los fantasmas, entendiendo por "fantasma" la imagen cinematográfica como representación misma, muerta o fuera de la vida torrencial.
Hasta aquí una cierta idea (y ha de existir una infinidad más) de qué puede significar este film hermético e intemporal, pero no seríamos justos si no reconociéramos el gigantesco paso hacia la modernidad que supone ...MARIENBAD, la escolta insobornable de sus a menudo incluso obstinadas obsesiones formales; su jugoso gusto por la curiosidad con la que Resnais mueve su cámara de forma inverosímil. Es complicado intentar formar una opinión sobre "qué" es aquí lo real ¿lo son acaso los jardines, o los trampantojos que los representan en el interior? ¿Hay, en todo caso, un exterior? Es moderno su temperamento, la seguridad con la que expone su premisa, que curiosamente es una duda sobre otra duda sobre... Importa menos qué determina como línea argumental, si arriesgamos algo creyendo que se trata de otra historia de amor atormentado o de una crítica soterrada, calma en el espejo múltiple, de las convenciones sociales (en una línea de diálogo desafortunadamente no traducida llega a escucharse "Tráfico de influencias").
A lo mejor es nuestra capacidad de amar saltando desde lo que el cerebro llama corazón, o intentando olvidar algo que se supone que nos ocurrió precisamente para obviar la destrucción. Podría ser ese mismo recuerdo en una mente a punto de sucumbir, de un moribundo. O de un ángel...
Saludos.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!