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lunes, 11 de noviembre de 2024

El motivo gravitacional


 
Hay directores que hacen mejores a sus películas, pero también películas que se benefician poco de estar dirigidas por realizadores ensimismados. Había cierto revuelo en Sitges por ver ODDITY, el nuevo trabajo de Damian McCarthy, tras sacarse de la chistera (nunca mejor dicho) aquella inquietante aunque irregular CAVEAT. Hay cosas muy mejoradas en este nuevo film, como un guion más trabajado, o hacer al espectador cómplice absoluto de una trama que propone muchas sorpresas, pero no le importa ir desvelándolas antes de lo previsto. A su favor, de nuevo el espacio único, en un apartado caserío al que se muda una pareja, pero ella es brutalmente asesinada. Él, médico en una institución psiquiátrica, intenta rehacer su vida con otra mujer, pero la hermana de su difunta esposa le hace una imprevista e inquietante visita en el aniversario de su fallecimiento. Aquí empiezan los problemas de guion, y a McCarthy le cuesta horrores no caer en la autoparodia, no ya por integrar a la hermana, una médium ciega, sino por una trama muy difícil de creer, y no sólo por el elemento sobrenatural, que tampoco tiene una relevancia crucial. Tiene algunos momentos muy conseguidos, incluso puntualizaciones que oscilan de lo macabro a lo divertido, pero voy a permitirme pensar que este director aún tiene bastante más que ofrecer, sobre todo si es capaz de sacudirse algunos complejos que parecen autoimpuestos, como la tendencia a una sobriedad que deviene tedio. 
Es una buena película de terror, pero espero bastante más próximamente.
Saludos.

jueves, 10 de febrero de 2022

El gato y el ratón


 

CAVEAT es una curiosa película que se pudo ver en el desangelado sitges de 2020, y que más allá de sus cualidades cinematográficas, presenta a un director que ya en su debut consigue armar un relato tremendamente personal. Con un pie en los meandros del subconsciente lynchiano, y otro fantásticamente inspirado en el horror japonés más imaginativo, se trata de una historia que no quiere serlo, o al menos aprovechar su temática de film de terror, sino ir hacia otro lado más oscuro y debatible. La premisa no se anda por las ramas, y nos sitúa en un espacio único, una tétrica y desvencijada casa situada en mitad de un apartado lago, y que sólo tiene un habitante, una joven que padece esquizofrenia y que deambula con un extraño conejo de juguete en la mano. La joven ha perdido recientemente a sus padres, quedando a cargo de un hermano que no quiere saber nada de ella, y que planea internarla; mientras tanto, éste contrata a un conocido para que la cuide unos días, a cambio de una suma de dinero que le arreglará la vida, puesto que ha sufrido un accidente y tiene pérdidas de memoria. La condición: colocarse un arnés sujeto a una cadena, que le permitirá moverse por toda la casa, excepto entrar en la habitación de la chica. Así, McCarthy nos interna en la tradición gótica más reconocible, con elementos tendentes a lo surreal y otros que provienen del relato de fantasmas clásico. Una película espeluznante al principio, pero que, llegado el momento, parece no saber hacia dónde ir, y se pierde en una serie de escenas repetitivas, que estancan una progresión que nunca llega, ni siquiera en su marciano desenlace, que no sabría decir si es muy inteligente o una broma de mal gusto. En todo caso, y teniendo en cuenta que el guion es original, podríamos estar ante el nacimiento de un cineasta con muchas cosas por decir de aquí en adelante.
Saludos.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!