domingo, 30 de septiembre de 2012

Rincón del freak #78: Mormones asesinos pero amigos de los indios



Con el título se cuenta todo; película de serie B que se toma tan en serio a sí misma que es incapaz de reírse de sus muchos errores y fallos (y carencias). Tanto es así que SEPTEMBER DAWN empieza recordando una ignota masacre cometida en un no menos perdido lando y termina contando la historia subsiguiente de los personajes... como si nos importara. La gracia está en que los malos son un grupo de mormones cabrones, unos simpáticos tipos que tienen 20, 30 y hasta 40 esposas (esto me hizo gracia porque en el poblado no llegué a contar más de diez personas...), que predican la palabra del profeta Joseph Smith (pájaro de cuidado del que apuesto que seguro que tienen algún folleto en casa), pero al mismo tiempo se llevan bien con los indios (también eran no más de quince... qué horror de presupuesto) y matan el tiempo asesinando paganos, que son cualquiera que no piense como ellos o provenga de Missouri... (no, no sé por qué, pero es verídico). Sí, es muy mala, pero peor es ver a Jon Voight haciendo el ridículo (fue nominado al razzie en 2007) o a Terence Stamp grabado a muchos kilómetros del set de rodaje, ya que los dos minutos que sale lo hace monologando en una silla... Un espanto que, ya digo, no contiene ni un gramo de sentido del humor. Dirige el inefable Christopher Cain, un tipo que hico una película decente en 1984 (THE STONE BOY) y luego se hizo una casita de campo rentabilizando bazofias como EL RECTOR, ARMA JOVEN, EL NUEVO KARATE KID, EL PEQUEÑO PANDA, DOS CHIFLADOS EN REMOJO... además de enchufar a su hijo (y convencerle de que es actor), Dean Cain, en aquella aberración de los noventa que fue la serie de TV "Lois y Clark"... en fin...
Saludos de un mes a otro.

And i'm a mormon

sábado, 29 de septiembre de 2012

El bazar de la esquina



Ya para cerrar este mes de Septiembre y el exhaustivo meneo que le he dado a todo lo que he encontrado por ahí en materia cinematográfica perteneciente a dicho mes (Octubre volverá a la normalidad. Noviembre, ya veremos), me ha quedado un morrallaje de cuidado; tan chunga ha sido la cosa que hasta el último momento no he sabido qué iría hoy y qué en la sección de mañana. Lo de hoy es de lo que pone a Mr. Lombreeze de los nervios, es decir: cine asiático, aburrido, lento, absurdo, con fotogramas como el de arriba... Pero, atención, no se engañen; lo de hoy no tiene nada que ver con Tsai Ming-liang o Hou Hsiao Hsien. No, lo de hoy es lo que un taiwanés entiende por una teen movie, y esto no deja de ser curioso. Lo es porque JIOU JIANG FONG (WINDS OF SEPTEMBER) podría ser comparada con cualquier chorrada yanqui sobre púberes dislocados y locuelos, sólo que el sentido del humor de Taiwan no hace gracia aquí y que te compres una cámara buena no significa necesariamente que captures buenas imágenes. Estos son una alegre pandilla (hay un guapo, un listo, un sensible, un gordo con gafas...) que distribuye su tiempo entre el béisbol (se ve que en Taiwan es toda una fiebre), las muchachas (invertebrados filamentos escondidos tras un flequillo) y algunas gamberradas tan punks como bañarse en la piscina del cole por la noche o cambiar cromos de beisbolistas... No, no la vean; es muy aburrida y muy larga...
Saludos sufridores... pero que conste que la de mañana es aún peor...

Space cadet

viernes, 28 de septiembre de 2012

Ozu en Viernes #23



En esa trilogía no declarada sobre la figura de Noriko, la joven independiente y no casadera, que Yasujiro Ozu puso rostro con la inimitable Setsuko Hara, BAKUSHÛ (PRINCIPIOS DE VERANO) queda establecida como una especie de puente, menos trascendente si se quiere, más accesible, en todo caso un retablo exhaustivo acerca de qué significa, en último término, ser una persona diferente de las demás. Aquí, Ozu prefiere no dejar cabos sueltos ni reflexiones fuera de campo, y traza la misma disyuntiva (Noriko tiene 28 años y su soltería se ha convertido en un quebradero de cabeza para su familia) pero con un desenlace totalmente inesperado. Además, Ozu descoloca a los personajes secundarios en referencia a la anterior BANSHUN; así, Chishu Ryu pasa de interpretar al padre a ser el hermano mayor, felizmente casado y principal instigador de su hermana, y Noriko tiene padre y madre, en lugar de un padre viudo. No es casual este tipo de "variaciones", las mismas sirven para desfocalizar el relato sin tocar los elementos principales; mientras un vistazo superficial nos hace ver un drama rayano en lo intrascendente, el incesante trasiego de personajes y situaciones, y la necesidad de que "cada uno cuente lo suyo", nos lleva a esa percepción de "vida" tan característica del cine de Ozu. Casi sin darnos cuenta, estamos ante el mismo dilema que Noriko, solo que ni por asomo atisbamos su decisión ¿Otra película? ¿Aun con los mismos personajes? Acaso un universo paralelo, inventar qué puede ser de una vida si sus acciones son variadas; jugar a dios...
Saludos fuera del verano.

Looking for the summer

jueves, 27 de septiembre de 2012

Porque yo lo valgo



No hay una cosa que cause mayor desasosiego en esto del cine que la casi ciega aceptación de que "todo" el cine clásico contiene una cuota de calidad difícilmente cuestionable, mientras que las risas nos las echamos siempre a partir del último cuarto del siglo XX. Esto no sólo es falso sino que limita las posibilidades de cualquier joven aspirante a cinéfilo a crearse una opinión lo suficientemente desarrollada e independiente; y no únicamente porque existen abismos irreconciliables entre un film de 1950 y otro de 2007, las chapuzas, aun vestidas con el aroma del cine clásico, han existido desde siempre. El ejemplo de hoy es un demencial melodrama filmado por William Dieterle hace sesenta y dos años y titulado SEPTEMBER AFFAIR y que narraba las locuelas andanzas de un ingeniero (Joseph Cotten) forrado hasta las cejas y aburrido de su convencional vida marital y una pianista (Joan Fontaine, más laxa y ausente que nunca) cuyas preocupaciones consisten en cruzar el Atlántico y aletear pestañilmente. Así las cosas, ambos dos se enamoran e intercambian fluidos en una Italia tercermundista en la que no paran de repartir limosnas, pero a la hora de volver a la patria deciden darse un gustazo p'al body y quedarse un poco más, como tontos que son, claro. Pues resulta (y esto ya es el colmo) que se enteran de que su avión se ha estrellado y a ellos dos les han dado por muertos... ¿que van a llamar a sus familiares y tranquilizarlos? Nooo, hombre; mejor aprovechamos la ola y nos quedamos a vivir de estranjis en Italia y a mi mujer y a mi hijo que les den morcilla. Ustedes pensarán que exagero, pero la película es tal que así; e insisto: ubíquenla cincuenta años más tarde y les sale una bazofia "antenatresil" de después de comer. Y eso que no he dicho nada de la sonrojante apropiación de cierto momento inmortal con un piano y una canción envuelta en humo... Busquen los parecidos...
Saludos para no tomarse muy en serio.

Swans (Life after death)

miércoles, 26 de septiembre de 2012

La tramoya de la tramoya



El problema es el siguiente: Ni de coña, pero ni de coña, una persona con un mínimo de intelecto desarrollado puede llegar a pensar que alguien va a entrar con una cámara en las entrañas de Vogue (o pongan cualquier otra empresa, da igual) y va a extraer cobre puro. No, no nos engañemos. Lo que ofrece THE SEPTEMBER ISSUE no es más que una especie de "visita guiada" por los pasillos de la afamada revista de moda; ligeramente dramatizada, eso sí, pero también el montaje tiene lo suyo. Y, aunque uno pudiera detectar cierta condescendencia por parte de Anna Wintour y su freak troupe, una como "predisposición" a... no sé cómo explicarlo... quedarse justo "ahí", donde la cámara ha de hacer su trabajo de registro, hay muy poco o casi nada de verismo, menos incluso que en la enfática y mordaz THE DEVIL WEARS PRADA. Pueden tirarle cacahuetes a los monos, pueden reírse con las frivolidades de un grupo de frívolos que sólo se relaciona con gente frívola y cuya frivolidad es (oxímoron a la vista) casi espontánea, o directamente dejarse llevar por el olor de las pieles, la suavidad de las plumas y la cara de la Wintour en su casa-palacio mientras su hija le dice que ni loca se va a dedicar a lo mismo. En el otro extremo, el verdadero McGuffin de este insulso documental es Grace Coddington, una antigua modelo galesa, mano derecha de la distante Wintour y verdadero motor de la revista, que ve cómo su, por otra parte deslumbrante trabajo visual, se ve sistemáticamente cercenado por su implacable jefa. El eterno dilema del romanticismo contra la burocracia. Mientras, una mole negra juega (es un decir) al tenis con toda clase de complementos carísimos, es André Leon Talley, del que me reservo toda opinión... Ustedes mismos...
Saludos chic.


Hold on

martes, 25 de septiembre de 2012

Espionaje New Age



Uno ve una fotografía de Santiago Amigorena y entiende muchas cosas acerca de QUELQUES JOURS EN SEPTEMBRE, su primera, y hasta ahora única (cumple seis años), incursión en la dirección tras una extensa y exitosa carrera como guionista. No describiré al personaje, sino a la película. Se trata de un cruce imposible, improbable y hasta indeseable entre Frankenheimer y Greenaway versionados por los hermanos Coen... ¿? Estoooo, sí, no me paso ni un poco. Resulta que Juliette Binoche es una especie de espía (aunque esto nunca queda claro del todo) que va a almorzar a restaurantes, conduce un Mercedaco y tiene una tortuga; es decir: el prototipo de mujer del siglo XXI, liberada e independiente. Nada más empezar, se planta en una granja de gansos y le dice a una chavala: "Ven, nos vamos". A los diez minutos, aparece un joven norteamericano (yo no me di cuenta de dónde) y los tres mantienen conversaciones de alto contenido filosófico y poético en inglés y francés, almuerzan Vichyssoise y duermen en hoteles. Nos enteramos de que los dos jóvenes son hermanastros del mismo padre aunque no se conocían; les persigue John Turturro, que es un asesino que lee a william Blake, pero no sabemos por qué y, en un momento dado, la Binoche decide que hay que irse a Venecia, que es más bonito y además es posible que los chavales vean a su padre, aunque no es seguro del todo. El padre es Nick Nolte, pero nos la cuelan, porque sólo sale cinco minutos al final. Ya en Venecia, se emborrachan en clubs de lo más cool con vino blanco, hacen la compra en el mercado (jamás en un súper, por favor), cocinan, los dos jóvenes cometen incesto ante la inminente posibilidad de que la Binoche le tire los tejos al joven yanqui y luego, ya al final, cuando Nick Nolte justifica su sueldo, sale esta frase: "Sí, es que él manejaba una información muy importante sobre algo que va a pasar muy pronto". E inmediatamente, el cartelito: [10 de Septiembre de 2001]... Conclusión: Está bien que uno vaya de intelectual y sensible y cosmopolita; siempre va a haber un Paulo Branco de la vida que te lo financie. Ahora, querérnoslo pasar por conciencia social... o qué sé yo... Mal, muy mal...
Saludos indignados.

Trip from Paris to Venice

lunes, 24 de septiembre de 2012

La inocencia pisoteada



El documental FLORES DE SEPTIEMBRE recoge, en apenas un puñado de testimonios, las barbariades sufridas en Argentina en la época de la dictadura de Videla; y lo hace sin estridencias, como un lento discurrir o un necesario lamento-exorcismo, durante el cual el horror va tomando forma en el subconsciente de manera inexorable. Era Argentina, era Buenos Aires y, concretamente, la Escuela Superior de Comercio "Carlos Pellegrini", que el tiempo ha mitificado como ejemplo de resistencia de sus alumnos, e incluso parte de su personal docente. Hablan los supervivientes, 30 años después (el documental es de 2003), recuerdan a sus compañeros desaparecidos, la connivencia del rectorado, el miedo; pero también el compañerismo férreo, los fanzines clandestinos surgidos a posteriori, el apoyo de las Madres de la Plaza de Mayo... La virtud de FLORES DE SEPTIEMBRE es su tranquilidad en desarrollarse con la convicción de la verdad, el lastre es la falta de un mayor contraste. Evidentemente, no debe ser fácil encontrar en Argentina a gente dispuesta a admitir su complicidad en hechos tan vergonzosos, pero los momentos más escalofriantes, pocos, corren a cargo de los siniestros rector y vicerrector de aquella época, que aun transcurrido tanto tiempo, mantienen una pátina de sordo cinismo al negar irregularidades en la escuela y dejarlo en meros "infortunios extra-académicos". Por supuesto, la extensa placa conmemorativa, con una extensa lista de nombres, no miente. Si están interesados en indagar en esta oscura y triste parte de la historia argentina, este documental no les va a dejar indiferentes.
Saludos pisoteados.

Flowers on the grave

domingo, 23 de septiembre de 2012

Rincón del freak #77: Nuestro pasado volverá para recordarnos que fuimos imbéciles



Sí, es cierto; nunca en este blog había hablado de una película de Mariano Ozores. Las hay peores que las suyas, seguro, pero me repugna el cataclismo moral abierto no por la calidad intrínseca de un film, sino por el proceso de idiotización al que somete a su público. Las "fórmulas", en el cine, son un asunto muy viejo y muy sobado, y no pienso ir de algo que nunca he sido: purista. Pero hay un problema de base que me hace rechazar lo que para otros es "simpático folklore de evasión"; si no se piensa, no sólo se es un burro, sino que tarde o temprano impondremos esa misma burricie a nuestros allegados, hijos, empleados, y de la peor forma, que es tirando de demagogia barata. El artefacto del que tiraré hoy (sin extenderme casi nada) atendía al mentecato nombre de EL ROLLO DE SEPTIEMBRE, y pese a mamar de las ubres de la sospechosa High School Comedy yanqui, lo cierto y verdadero es que esta basura llega a límites insospechados de sordidez y cutrerío autoconsciente. Producida por el infausto José Luis Bermúdez de Castro, esta mamarrachada de "actores" doblados (mil perdones a los profesionales del doblaje) contenía a un grupete de adolescentes suprahormonados compuesto por la defenestrada Sonia Martínez en plan vissiosa y enseñando tetamen; un alfeñiquísimo y primerizo Gabino Diego; un paupérrimo Pep Munné; el enchufado Curro Summers; el "Piraña", A.K.A. Miguel Ángel Valero y una zarrapastrosa cohorte de muchachada cuasiinterpretativa, como las inefables y por suerte olvidadas Blanca Marsillach y Paula Molina. Y, para concluir este museo de los horrores ¿qué mejor que la dosis habitual de secundarios de cierto prestigio haciendo el chorrica? Por allí anduvieron Antonio Ozores, Juanito Navarro, Chus Lampreave (con cardadazo y todo) y al pobre José Luis López Vázquez picando de 9 a 5 para poder comer y caracterizado de "Ibañezco" director de escuela llamado, atención, Don Mamerto Calatañazor... Increíble. Pero no lo es menos escuchar, desde los fondos de catálogo de Belter, una espeluznante banda sonora a cargo de... ¡Bingo!, Míster Teddy Bautista... El horror... el horror...
Saludos en Súper 8 con mantecadas y cafelito bombón...

Beauty school

sábado, 22 de septiembre de 2012

En un mundo globalizado...



Apenas transcurrido un año de la catástrofe del World Trade Center, un grupo de directores provenientes de todo el mundo (once, para redondear) se agruparon para rodar once cortometrajes sobre el suceso y con una sola premisa: libertad total de movimientos. Suena bien, pero si algo constata 11' 09'' 01 - SEPTEMBER 11 es que la libertad duele. Duele moverla, y es costoso desperezarse y utilizar un buen día lo que otros llaman "transgredir"; y en un film coralmente rodado, esto se nota aún más.
La cosa comienza con la iraní Samira Makhmalbaf, directora habitualmente aplastada por la devoción que parece deberle a sus grandes maestros, y que muestra un campo de refugiados afganos en Irán, donde los niños han de ser literalmente arrastrados del trabajo a la escuela y donde una resignada maestra intentará dar una explicación de tolerancia a los niños tras el 11-S. Salvaría (aunque no se extiende demasiado en ello) el extraño efecto de esos niños bromeando aunque sin parar de hablar de muertos, muertes, atentados, dios y esas cosas...
Luego viene Claude Lelouch, que ya me mosqueó un poco, puesto que el francés parece abonado a cuanto film coral se presente y sea cual sea la temática. Se trata de la historia de una pareja que vive en New York; ella es sordomuda (por un momento la confundí con Marlee Matlin) y él es guía en el WTC; la pareja está a punto de romperse y él sale esa misma mañana hacia su trabajo... Poca transversalidad y mucha taza humeante cogida con las dos manos... Lelouch... Le gustará a la gente que dice de sí misma ser madura.
Atención. El tercer segmento está dirigido por el egipcio Youssef Chahine, al que se le puede aplicar la misma ecuación que a Lelouch. Es lo peor que he visto en décadas... ¡En décadas!... No voy a explicar nada, pero en un momento dado sale el fantasma de un marine jugando al volley playa... Esperpéntico...
En el otro extremo de absolutamente todo, el interesantísimo Danis Tanovic se equivoca de medio a medio; no en lo que rueda, que es fabuloso, sino en hacer un corto muy demasiado corto. El devastador y hermosísimo silogismo que logra entre la masacre de Srebrenica, las mujeres que cada día once realizan una manifestación llena de indignación, y el demoledor recibimiento de las noticias desde New York hubiese necesitado un mayor desarrollo. De ahí habría salido un gran largometraje, pero no sé si eso es bueno o es malo, claro...
Unos niños creen haber visto nada menos que a Bin Laden en el mercado de su pueblo en Burkina Faso. Ésa es la surrealista premisa que sirve al director Idrisa Uedraogo para contar una especie de cuentecito "spielbergiano" y, de paso, denunciar las calamidades de su país, ante las que, posiblemente, la muerte de dos mil norteamericanos pueda ser poco menos que una anécdota. Me gustó el sentido del humor tan sano que destilaba, muy africano...
... y llegamos a Ken Loach, cómo no... Curiosamente, no es lo peor ni con mucho, pero aquí ya se ven las intenciones desde el principio mismo. Un refugiado chileno escribe desde Londres una carta a los afectados por el 11-S, recordándoles que en su país ya hubo otro en 1973, donde todos los valores de la democracia electa fueron aniquilados por la represión fascista sufragada por... tachán: Los Estados Unidos de Nixon y Kissinger. El problema de Ken Loach es que no descubre nada, porque eso lo sabe todo el mundo; y el problema de Loach es también que se olvida de que un buen director no debe ser el protagonista de lo que filma, y todo en el cine de Loach es el cerebro de Loach, la mirada de Loach y hasta el carné de identidad de Loach... Y uno queda exhausto, la verdad...
Alejandro González Iñárritu. Sí, aquí, ustedes lo saben bien, le he dado al mexicano por todos lados. Para mí es un fraude como Manolo García: sólo cuenta una cosa y de la misma manera. Y sin embargo... Efectivamente, Iñárritu firma el mejor segmento; un desapasionado y tenebroso crescendo fundido en negro en el que la imagen no importa y el sonido (una diabólica mezcla de cantos religiosos, noticias de la CNN y simples gritos de terror) se adueña de la pantalla, ante la que sólo podemos permanecer expectantes y que se ve punteada por escalofriantes parpadeos en los que el horror queda grabado a fuego. Muy muy arriesgado y muy aplaudible viniendo de quien viene. Aunque, seamos justos, aún era "sólo" la época de AMORES PERROS...
Del israelí Amos Gitaï podemos decir sin equivocarnos lo mismo que de Chahine y Lelouch. Un plano secuencia, señor Gitaï, no es coger un cámara y ponerse a grabar lo primero que salga. Si usted quiere filmar un plano secuencia puede preguntarle a un tal Alexander Sokurov, que filmó uno de 95 minutos absolutamente deslumbrante. El suyo, de apenas diez, da vergüenza ajena...
La directora india Mira Nair, en cambio, parece consciente de sus muchas limitaciones poéticas y prefiere rodar un pequeño relato acerca de las dificultades de ser musulmán tras el 11-S. Buen trabajo de actores, pero lo cierto es que su excesivo convencionalismo borra cualquier expectativa de ver algo "nuevo".
Sean Penn y Ernest Borgnine y una habitación y una maceta son más que suficientes para registrar la otra joya del film. Penn dirige con sensibilidad milimétrica (y "eastwoodiana", si se me permite) al recientemente desaparecido Borgnine para contarnos una desarmante y hermosísima historia de amor y ausencia. Aquí, el 11-S es apenas una excusa, casi no roza la historia excepto de soslayo, pero esto remarca de alguna manera  lo que su director quiere transmitirnos, que es un hombre incapaz de soportar la ya larga ausencia de su esposa y cuya soledad es palpable en apenas un puñado de gestos cotidianos. Y luego esa conclusión... Pffff, se me pone la carne de gallina de recordarlo... MARAVILLOSA. Y maravilloso Borgnine...
Efectivamente, esto tendría que haber terminado aquí, pero por ignotas razones, el capítulo o segmento o cortometraje o lo que ustedes quieran que cerró este paseo por la catástrofe, poco o nada tiene que ver con la misma. Shohei Imamura, insobornable como siempre, se saca de su enfermizo e inclasificable imaginario la delirante historia de un tipo que volvió de la Segunda Guerra Mundial convertido en serpiente... literalmente. El tipo se arrastra por el suelo, come ratas y muerde a sus familiares, que no entienden nada. Yo tampoco, pero es poco menos que subyugante acabar un retrato coral acerca del suceso que, según "lo establecido" iba a cambiarnos nuestra percepción del mundo (menos mal que no ha sido así), con lo que en realidad le pasa a la gente que es obligada a participar en guerras, atentados y otras lindezas: que se vuelve majareta. El segmento de Imamura es una ida de olla, sí; pero también es remarcable que todo esto acabe con una frase que te pega en las narices como un puñetazo que no esperas: "No existe guerra santa"... Amén.
Once saludos.



Global chaos

viernes, 21 de septiembre de 2012

Ozu en Viernes #22



Setsuko, la hermana mayor, recibe la noticia del médico: su padre no vivirá mucho más. Mariko, la pequeña, reprocha a su hermana que siga anclada en el pasado, en el Japón de las tradiciones, donde la mujer ha de mantenerse sumisa a su esposo, aunque la ningunee, como hace Mimura, con quien Setsuko vive una vida llena de lamentaciones. Mimura está alcoholizado; creemos que hace tiempo fue un ingeniero de prestigio, pero hace mucho que no trabaja. Setsuko regenta un bar, pero tendrá que cerrarlo si no arregla sus problemas económicos; detrás de la barra puede leerse una frase del Quijote: "Bebo en ocasiones... y a veces sin ocasión alguna". Hiroshi estuvo mucho tiempo en Francia, de donde regresó tras hacer fortuna; en su juventud fue el gran amor de Setsuko. Hiroshi es un hombre educado, culto y muy curioso; de vez en cuando, Mariko le visita y bromea con su prolongada soltería a base de chistes que son verdaderas actuaciones, lo que divierte a Hiroshi, que tiene una... (hoy día la llamaríamos "follamiga") amiga cercana, Yoriko, que le sigue el juego a la perfección, aunque no cuenta con la simpatía de Mariko, que sueña con ver a su hermana mayor liberada de las vejaciones de su marido y casada al fin con el titubeante Hiroshi. Mientras, suponemos que el padre sigue esperando una muerte que desconoce, aunque esto constituye en realidad no más que un metrónomo invisible por el que se deslizan las historias paralelas de MUNEKATA KYÔDAI. Los borrachos se emborrachan, las mujeres sufren en silencio, los jóvenes cometen pecados inconscientes y los amantes esperan a que los borrachos mueran y las esposas rompan su silencio. Es la vida; es Ozu...
Y la semana que viene, más...
Saludos.

Breakout

jueves, 20 de septiembre de 2012

Una chapuza histórica y mortal



ONE DAY IN SEPTEMBER fue el documental ganador del oscar en 1999; en él se relataban las angustiosas horas de aquel fatídico 5 de Septiembre de 1972 en Munich, en el que el grupo terrorista "Septiembre Negro" retuvo y posteriormente asesinó a once integrantes del equipo olímpico israelí, con la demanda inicial de que 234 prisioneros palestinos fuesen liberados de cárceles en Israel. No me gustaría extenderme tanto en el hecho histórico, del que ya se ha dicho todo o casi todo: que fue una chapuza monumental, que la no interrupción de las Olimpiadas es una vergüenza que la "intachable" organización olímpica arrastrará para siempre o que la supuesta eficacia alemana fue un cúmulo de despropósitos encadenados y lastrados por un deber histórico que terminó siendo casi un mirar a otro lado. En vez de ello, el interesante Kevin Macdonald (STATE OF PLAY, THE LAST KING OF SCOTLAND), con un espléndido trabajo de montaje, realiza una película de tensión extrema que comienza con la idílica villa olímpica, continúa con imágenes de las pruebas deportivas (con Mark Spitz, que tuvo que ser repatriado, como gran estrella) y nos introduce en la escalofriante facilidad con la que los terroristas accedieron al edificio y mantuvieron a los rehenes durante un día entero, asesinaron a dos a sangre fría y acabaron con el resto en la desastrosa operación del aeropuerto, donde sólo sobrevivieron tres terroristas, que por si fuera poco fueron liberados al poco tiempo a cambio de un más que sospechoso avión de pasajeros (más concretamente doce en todo un Boeing...). Así, Macdonald traspasa la simple reconstrucción histórica y logra dejar en evidencia a la organización olímpica, el impotente gobierno alemán y, cómo no, la incomprensible inflexibilidad de una pétrea Golda Meir. No busquen aquí a Spielberg, ésa es otra Historia...
Saludos con espíritu.

Maratón

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Los amigos que se quedaron



La diferencia entre una película con un buen guion y una película con un mal guion es que la primera se entiende aunque el director se empeñe en emborronarla con eso tan pesadito del "sello personal", mientras que la segunda puede afanarse en una búsqueda de cierta "verdad" identitaria y, aun así, perderse en su propia frustración, que no es otra que la de no contar prácticamente nada. Por eso FIN AOÛT, DÉBUT SEPTEMBRE es muy probablemente de lo mejor que ha rodado hasta hoy Olivier Assayas (no estoy seguro de que sea su mejor trabajo, así que no lo digo); primero porque de verdad que se entiende clarísimamente qué es lo que se nos quiere contar, pero también porque lo que nos es narrado nos llega al hueso. No es una coral movie al uso, no necesita desfocalizar a sus personajes, casi todos perdidos, sino que es su eje el que tiembla ante la posibilidad de desmontar el mito del protagonista y centrarse, aún mejor, en la emoción desprendida de unos roces que a veces son suaves e imperceptibles y otras provocan terremotos. Nos importa que esos personajes se preocupen por sus propios problemas de toda índole (económicos, sentimentales, morales...), pero descubrimos con alivio cómo no hay protagonistas "dentro-de-ellos-mismos", sino que sólo un poco de paciencia y atención nos lleva al siguiente estadio, que tampoco ha de seguir una secuencia nítida ni lógica. Assayas escribe como nunca para mostrar sin juzgar y demostrar sin castigar, al menos en esa sensibilísima historia de amistad, que queda por encima de los amores, las libertades y desahogos. Una amistad que dibuja muy sutilmente la falsedad de los comercios de la muerte tras el  ninguneo de la vida, y quien la haya visto sabrá apreciarlo. Debería, también, hablar de unos actores que están maravillosos (Amalric y Cluzet en perfecta sintonía), pero no puedo evitar dar (en vida) el mérito que se merece un director habitualmente perdido en meandros, la mayoría incluso innecesarios, y que aquí se otorga el justo placer del cariño de sus personajes, de dejarles hablar, mirar, sentir, amar... Magnífica para los poco o nada sentimentaloides.
Saludos a mediados de mes...

Dead american writers

lunes, 17 de septiembre de 2012

Retablo de iniquidades



Hubo otro 11 de Septiembre, el de 1973. El de la muerte de Salvador Allende; el del comienzo del terror fascista en Chile. Y, siendo Allende una figura tan controvertida, irreconciliable y poco acomodaticia para el pensamiento único ¿hay acaso una manera más adecuada de acercarse a su epopeya mientras dirigió los intereses de los chilenos que mediante la subjetividad más feroz? Arracimada ésta en torno a la propia memoria de aquellos años, el veterano cineasta Patricio Guzmán recopiló multitud de imágenes de archivo y las trufó de diversas entrevistas a (desgraciadamente, por la unicidad) amigos, allegados, familiares y simpatizantes del presidente que lideró la "revolución pacífica". Curiosamente, el punto fuerte del documental proviene de una figura inesperada, el entonces embajador norteamericano en Chile, Edward Korry. De ahí, de un diplomático retirado, de nada disimulada sorna y gráfica elocuencia, surgen los diagramas ocultos de la implicación del gobierno de Nixon/Kissinger a la hora de apoyar a la oposición ultraderechista chilena, y que desembocaría en el terrible bombardeo de La Casa de la Moneda y posterior suicidio (al menos en la versión oficial de sus captores) de Allende. Se trata de un documental ágil, esclarecedor y poco complaciente; una visión poco enaltecedora, que se atreve a cuestionar la validez (utilidad) de los contactos que Allende tuvo con Fidel Castro y que da la palabra a quienes la perdieron entonces; obreros, antiguos activistas y miembros del consejo electo tiran de memoria para relatar cómo el terror les arrebató una libertad demasiado fugaz. En claro contrapunto, ni un solo testimonio progolpista, apenas una señora exaltada y con graves problemas con la higiene de los trabajadores...
Saludos derrocados.

El derecho de vivir en paz

sábado, 15 de septiembre de 2012

Las utopías inútiles



En 1997, el veterano director Bruno Barreto, responsable de algunos títulos por debajo del sonrojo a mayor gloria de aquella primeriza Sonia Braga, pareció tener un súbito ataque de arrepentimiento concienciado y filmó O QUE É ISSO COMPANHEIRO?, basado en un suceso real acaecido a finales de los convulsos años sesenta y que relataba la estrambótica peripecia de un secuestro, el del embajador norteamericano a cargo del Movimiento 8 de Octubre. Sinceramente, si están interesados en ahondar en dicho secuestro yo les remitiría a otra cosa, porque el film en sí no consigue aclarar casi nada, ni las motivaciones de los secuestradores (sí, la idea es la liberación de 15 activistas presos, pero al no mostrarse imágenes de los mismos queda como muy vago), ni la figura del embajador (Alan Arkin está correcto, pero pareciera cohibido), ni, finalmente, un posible desarrollo narrativo que confiera una tensión real a la trama. En resumidas cuentas: una curiosidad con momentos de alrmante calma chicha, una pobreza de medios que no queda solventada con habilidad de cineasta experimentado, y si tuviese que salvar algo, sería la traslación para el público europeo de un Brasil muy alejado de las habituales estampas coloristas; así de prometedor empieza el film, pero desgraciadamente terminamos sorprendentemente hastiados de interiores sombríos, tipos encapuchados y personajes paralelos (el grupo policial que intenta localizar a los secuestradores) que para lo que aportan se podían haber quedado en el esbozo extemporáneo y tampoco hubiese pasado nada. Sí, flojita más que exótica.
Saludos desde el zulo.

1984

viernes, 14 de septiembre de 2012

Ozu en Viernes #21



BANSHUN (PRIMAVERA TARDÍA) es una de las películas más evocadoras y etéreas de toda la filmografía de Yasujiro Ozu; pareciera quedar suspendida en un recuerdo lejano más que intentar aleccionar sobre conducta alguna. Es la historia de un señor viudo (otro) y su hija, de los esfuerzos del primero por encontrarle un marido adecuado y las reticencias de la segunda a dejar el nido familiar, aunque por motivos muy diferentes a los que tan acostumbrados estamos actualmente. A la hija, despojada de cualquier egoísmo, le preocupa que su padre quede desatendido, lo cual no es más que un acto de soberbia inconsciente y recubierta de amor incondicional. No es, ya digo, la "historia en sí", sino la personalísima cadencia con la que Ozu va filmando una cotidianidad que está próxima a desaparecer. La hija, una resplandeciente Setsuko Hara, conoce a un allegado a su padre, da un paseo con él, charla, sonríen... Un poco más tarde, parece claro que el joven es el candidato ideal, pero ella explica entre sonrisas que ya está comprometido y además con su mejor amiga. Su padre, un sobrio Chishu Ryu, le deja claro que no debe preocuparse por él, y que su tía le ha encontrado el novio ideal, incluso parecido a Gary Cooper... El resto es una función Kabuki, tras la que el padre tendrá que convencer a su hija definitivamente y la ardua toma de conciencia de ésta de lo que no es más que ley de vida. Las imágenes de BANSHUN se desplazan con suavidad ante nosotros, no hay prisa, tenemos una vida para reflexionar. Sobre nosotros; sobre los otros. Y al final, es el padre, corvado ante una manzana, quien vacila. El ciclo de la vida. Quizá lo más difícil de filmar en el cine.
Y la semana que viene, más.
Saludos.

Push me away

jueves, 13 de septiembre de 2012

Hacia el Otoño...



Es cierto que sobre casi todo el cine de Woody Allen planea la sombra de Ingmar Bergman, aunque no lo es menos que esto es más notorio en según qué títulos. Me acuerdo ahora mismo de ANOTHER WOMAN, BROADWAY DANNY ROSE o INTERIORS, que evocaban al maestro sueco en sus diferentes vertientes, aunque todas pasando por su particular manera de entender el existencialismo, la insignificancia humana y la perpetua dualidad entre el bien y el mal, lo correcto y lo prohibido. De todas, una de las que más me gustan es SEPTEMBER, que no entendí muy bien la primera vez que la vi (era un adolescente), pero que, Bergman mediante, pasa por ser un buen aperitivo (entremés) para ir directo de cabeza a, por ejemplo, BERÖRINGEN (LA CARCOMA) o SCENER UR ETT ÄKTENSKAP (SECRETOS DE UN MATRIMONIO), sin obviar, por supuesto, SARABAND. En SEPTEMBER, Allen nos propone un juego de equívocos que no es tal, sino que simplemente oculta las frustraciones y miedos de un grupo de personajes  que prefieren mantener los trapos sucios en el armario, pero cuyas emociones estallan por los aires cuando las verdades se hacen evidentes delante de sus narices. Lane, que no sabe qué hacer con su vida, está enamorada de Peter, que finge ser escritor y bebe los vientos por Stephanie, que está casada. Al mismo tiempo, se nos sugiere otro amor, el de Howard por Lane, que es amigo de la familia, pero que es mucho mayor que ella; y la esfinge que todo lo observa y controla con un falso sentido del laissez passer, Diane Fraser, madre de Lane y olvidada estrellita del Hollywood "errolflynniano", que vive un tardío romance con Lloyd, físico espacial y rendido amante. Todos se dan cita en la casa de verano de Vermont, propiedad de Lane, y de la que nunca veremos los exteriores, de hecho, la única noción del exterior es la tormenta que no cesa durante la noche en la que transcurre gran parte del film. La habilidad del Allen guionista es no embrollarlo todo ni hacerlo caer en la típica comedia de enredos, sobre todo porque la angustia y la pesadumbre se respiran desde los primeros instantes, en los que los personajes se presentan a sí mismos con inusitada agilidad. SEPTEMBER no es lo que parece, es teatro filmado, pero su buen uso del fuera de campo le da empaque y proporción, y uno se pregunta cómo es posible que Woody Allen siga prefiriendo filmar fruslerías en el ocaso de su carrera, en lugar de apostar por un órdago sin nostalgias. Al fin y al cabo, Bergman lo hizo.
Saludos a mediados de mes.





End of August

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Juntos para siempre



En Hollywood siempre hansido muy reticentes a la hora de hablar de la vejez. Así dicho, en su más amplia acepción y concepto. La vejez, los viejos... para llegar unívocamente a la antítesis del glamour, que es la decadencia física; nada de ello tiene cabida en una alfombra roja sobre la que se unen lascivia, elegancia y un cierto despecho intrascendente, como el reflejo de un foco extraviado. Ahora sabemos que las alfombras rojas (las americanas, ojo) no son más que cartón piedra en mitad de un suburbio desértico (literalmente es así), pero lo que importa es el evento, ese cocedero de egos y mambrinillos intemporales. Es por eso que tiene tantísima importancia una película tan insólita como MAKE WAY FOR TOMORROW, que Criterion vuelve a reeditar para deleite y gozo de todos los que tenemos a Leo McCarey como lo que nunca dejó de ser: un excelso contador de historias alrededor de unos sentimientos que nunca aparecen azucarados o forzados. Es ésta una terrorífica historia con dos simpáticos viejecitos (estratosféricos Victor Moore y Beulah Bondi) y sus "solícitos" hijos (Fay Bainter y Thomas Mitchell), que asisten con fastidio al desahucio de la casa paterna, precisamente por las repetidas rehipotecas que tuvieron que hacer para que los vástagos pudieran tener sus hogares pagados, y la única solución que proponen es "repartírselos". El problema es sorprendentemente actual, está contada con la maestría habitual de McCarey y los actores están soberbios en unos papeles muy alejados de los clichés hollywoodenses; sin embargo, lo que noquea al espectador es cómo  con aparente desenvoltura dramática, se nos hace testigos de la tremenda hipocresía y desapego con el que una generación trata a la siguiente, aunque se trate de sus padres. Resulta complicado enfrentarse a una propuesta tan inusual como ésta, con una puesta en escena clásica (cumple estos días 75 años) y un regusto final demasiado amargo como para considerarla una apacible comedia, porque no lo es, pero tampoco es drama, ni siquiera social, sino una especie de aviso silencioso, muy humilde, que casi no se oye...
Saludos, viejos...





Will you still love me tomorrow?

martes, 11 de septiembre de 2012

Ni lo uno ni lo otro



A ver... leo por un lado: "Que si trama sólida y personajes bien dibujados y suspense y aventura y principio y final de todas las cosas". Y por otro: "Que esto está más visto ya que el TBO y que los nórdicos nos la llevan colando un tiempecito y que a ver si espabilamos con estas cosas que estamos más dormidos que Homer Simpson en una ópera de Schönberg..."
Conclusión: Ni una cosa ni la otra. No. Lo primero es lo primero, y lo primero es situarnos, porque esto, que se llama BECK: I STORMENS ÖGA ("En el ojo de la tormenta") es una especie de crossover de las aventuras del detective Beck, que en realidad no es el protagonista pero ayuda a "realzar" el prestigio de una trama, efectivamente, bastante anodina; el verdadero protagonista es un policía llamado Gunvald Larsson, que parece esconder más de lo que enseña y que se ve involucrado en un lío bastante estrambótico que parte del hallazgo de una mujer carbonizada. No esperen la repera porque no la van a encontrar; en cambio, si están hartitos de tragarse minucias repetitivas como "Bones", "N.A.V.Y." o "C.S.I (elijanlavariante)", este telefilm sueco ofrece altas dosis de ambigüedad; ni los buenos son unos santos, ni a los malos les falta un hervor, ni las motivaciones son un cúmulo de summum trascendentalis. No, porque se trata de la típica guardarropía policíaca de toda la vida, dura horita y media justa, y se ve, se disfruta y se olvida con la misma facilidad que uno decide echar una tardecita en el IKEA. Así que es ideal para no romperse mucho el coco, pero ojo con idealizar modelos de conducta... y menos, en época de crisis.
Saludos tormentosos.


* (Sí, ya sé que no tiene nada que ver con el 11-S... ¿y...?)

Lost cause

lunes, 10 de septiembre de 2012

Guiños en Technicolor



A finales de los cincuenta y principios de los sesenta, existe un intervalo temporal en el que las pantallas mascaban chicle y los tupés y las sonrisas eran todo lo que el luminoso sueño americano ofrecía para olvidar las penurias de una guerra que a las nuevas generaciones les sonaba ya un poco lejana. Era el momento de los Kennedy, de los Cadillacs, los Banana Split y la Coca-Cola con vainilla; el tiempo que se reabsorbía a sí mismo en un cinemascope gominolesco con faldas plisadas, chaquetas blancas, cardados imposibles y la sombra del matrimonio como fin último a esos locuelos jovencitos y sus locos cacharros... Así las cosas, no fueron pocos los directores de prestigio que tomaron las de Villadiego para refugiarse en proyectos que, efectivamente, entonces no eran alimenticios, pero que el tiempo ha colocado justamente en sitios menores de sus filmografías. Era el momento de las estrellas juveniles, como la modosita Sandra Dee y el chulo-pero-decente Bobby Darin; el momento de seguir vendiendo a un homosexual integral, Rock Hudson, como el prototipo perfecto de supervarón/megamachote; todo regado con la explosiva presencia sísmica de Gina Lollobrigida y la azul Riviera como telón de fondo. COME SEPTEMBER es incluso más intrascendente de lo que parece, pero hace falta un maestro como Robert Mulligan para manejar un desquiciamiento camp tan evidente; así, casi no nos chirrían los excesos paternalistas del potentado/eterno soltero Robert Talbot al llegar a su lujoso villorrio para encontrarse, como cada verano, con la lúbrica Lisa Fellini; ni que sus criados hayan convertido la mansión en un hotelito para sacarse unas perras mientras al dueño le da por venir; ni que cuatro veinteañeros de Connecticut, conduciendo un Mehari amarillo, terminen por plantarle una tienda de campaña en la puerta. Eso es mérito de Mulligan, sí. El resto son zambombas y chisporroteos, una sola canción (afortunadamente) interpretada por Darin y los dos puntos fuertes (el resto es decididamente prescindible): un impresionante bailoteo entre Hudson y la Lollobrigida (véase foto) y poder ver, aunque escasos minutos, al magnífico secundario Walter Slezak, de quienes pocos saben que, tras su oronda simpatía, se encontraba uno de los fetiches en la época muda de Dreyer y Curtiz en Austria. Ah, la menudencia es que también salía Ron Howard, pero no decía ni mú, aunque ya iba tomando notas, claro.
Saludos con Martini.






Hotel home

domingo, 9 de septiembre de 2012

Rincón del freak #76: Lo que no te mata... a lo mejor te deja hecho trizas



Pobre, pobre Nimród Antal; recién bandeado de las intimidantes filmografías húngaras, donde el viejo sabueso Tarr imparte lecciones con la estaca de Gabor en la mano izquierda. Mal asunto para un tipo capaz de escribir y dirigir una película tan fascinante como KONTROLL sólo para, sin solución de continuidad, marcharse a Yanquilandia a poner la cámara en videoclips de hora y media para bebedores compulsivos de Red Bull, amantes de la aguja, pequeños pinzones sin ojos ni corazón. Balbuceaban algunos ante el estreno de este PREDATORS, sin gana ni entusiasmo, acostumbrados ante el cartel promocional de letras diagonales y la ausencia de un referente claro en según qué instilador de cultura, por básica que ésta fuera. Sí, PREDATORS ha pasado total, completa y absolutamente desapercibida; y justamente, digo yo. Es una mala película porque ya estaba hecha, y mejor; y es mala porque se inventa cosas que no te hacen pensar en nada, excepto en que te están tomando el pelo; y peor, porque usa y abusa de ese recurso tan ridículo que consiste en presentar una serie de personajes pintorescos (el ruso cabezacuadrada; el árabe ladronzuelo; el negro con prejuicios; el japonés con katana; Danny Trejo con machetes...) a los que el bicho de turno se irá hilvanando de uno en uno, que es lo que mola. Lo de la coña marinera de la cacería humana es para reírse... o llorar; porque tiene su gracia que esto no suponga explicación alguna a preguntas que, por otra parte, nadie ha hecho ¿Que es una nadería para recaudar?, pues por supuesto ¿Que Adrien Brody se ha encallado peligrosamente?, que le pregunten a Nicolas Cage de qué va eso...
Saludos deglutidos.






Monster

sábado, 8 de septiembre de 2012

La otra verdad también está ahí fuera



No sé el porqué del emperre que me ha dado con esto de las Torres Gemelas, pero es verdad que estas cosas pasan; pasas directamente de la indiferencia a la obsesión y sólo por pequeños detalles, aunque también es cierto que, dada la ausencia de títulos relevantes en torno al 11-S (a vuelapluma me sale sólo UNITED 93), lo mejor que puede hacer uno es abordar el tema a través de los documentales. Y si el otro día dimos cuenta de uno que tenía como eje central la teoría de la conspiración, el de hoy es diametralmente diferente. DÍAS QUE MARCARON AL MUNDO: 11 DE SEPTIEMBRE pertenece a la serie del mismo título emitida en la BBC y que intentaba acercarse al desastre por otro flanco, el de los posibles fallos de construcción. Y, francamente, no sé qué es más chungo, porque uno deja volar la imaginación con grandes conspiranoias y archivos inaccesibles en altas esferas, pero se te queda muy mal cuerpo viendo la entrevista al ingeniero jefe, Leslie Robertson, mirando por la ventana de su despacho, a escasos metros de las Torres, y poniendo cara de "no, si esto no tendría que haberse derrumbado...", mientras nos lo trufan con detalles sin importancia como el insuficiente revestimiento de las vigas o unos anclajes maestros que, caso de fallar, dejaban la estructura como una torre de naipes gigante... En una cosa coinciden los extremos: en que fue muy rarito que una construcción tan tremebunda se viniese abajo en menos de dos horas por el impacto de un avión, algo que, siempre según el señor Robertson, ya habían previsto en el proyecto original; algo que sólo hace que sigamos teniendo la sensación de que hay algo que no nos han contado (ni nos contarán) y que, eso precisamente, puede ser caldo de cultivo para que la ya infinidad de reportajes y documentales se multipliquen hasta el infinito, dejándonos aún más insatisfechos que al principio. Que ya nos lo advertía Bush en su momento: "¿Pensar? ¿en qué? Vamos con todo, cojones, y luego ya veremos..."
Saludos setembrinos.





Boeing 747

viernes, 7 de septiembre de 2012

Ozu en Viernes #20



Es, sin duda, KAZE NO NAKA NO MENDORI (UNA GALLINA EN EL VIENTO), una de las películas más controvertidas y decididamente ásperas de Yasujiro Ozu. Aquí sí que el elemento WWII queda implícito no ya en su argumento, donde una mujer con su hijo pequeño ha de buscarse la vida mientras espera el interminable regreso de su marido del ejército, sino directamente en los aspectos que atañen a la precariedad,  la carestía y las dificultades en el día a día cotidiano, a un paso de la miseria más absoluta. Evidentemente, Ozu no era un exagerado, y lo que sus cristalinas imágenes entienden por dramatismo, en su cine ingresa directamente por un extraordinario sentido del tacto. Y no es poca cosa lo que aquí se cuenta. La mujer, desesperada por la súbita enfermedad del pequeño, que la obliga a pagar los costes hospitalarios (buen film para ponerle a los votantes del PP, por cierto), no encuentra otro modo de encontrar el dinero rápidamente que el de un fugaz acto de prostitución. No sería tan oblicuamente dramático el discurrir del film hasta, al menos, su primera mitad; sin embargo, lo que en MEMORIAS DE UN INQUILINO apuntaba directamente a Capra, aquí prescinde de cualquier buen rollo para desarrollar, digamos, un "nuevo feeling" más complejo y tortuoso, y muy al estilo (por hacerlo reconocible) de escritores como Paul Auster o Coetzee. La segunda mitad de la película es de gran oscuridad y pesimismo, lindando (y me parece inédito en Ozu) la sumisión masoquista de la protagonista cuando es descubierta por su marido recién llegado. De hecho, la típica escena con bailecito o cancioncilla como enlace narrativo brilla aquí por su ausencia; sustitúyanlo por una brutal y "misericordiosa" paliza marital y obtendrán lo que les advertía al principio: uno de los films más oscuros de su director. Y la semana que viene, más.
Saludos.



Los bañistas chafardean

jueves, 6 de septiembre de 2012

La verdad está ahí fuera



Septiembre es un mes que se presta a las divagaciones más variopintas y las reflexiones menos adiestradas; un mes a caballo del verano y del otoño, lo que le (nos) hace más mal que bien, puesto que solemos rendirnos a toda la nostalgia y melancolía que el dulce estío nos hace olvidar. Así las cosas, también es cierto que ya queda poco para llegar a la fecha más fatídica de los últimos tiempos, el día 11, y, claro, se disparan otra vez las conjeturas y conjuros sobre una posible conspiración. Mi opinión es que nunca lo sabremos, igual que nadie dirá que lo de ir a la Luna fue una falacia y esas cosas; mientras tanto, se multiplican los documentales sobre todos esos "puntos oscuros" al margen de la versión oficial, que defiende un mero ataque terrorista. No voy a extenderme, simplemente les diré (por si les interesa) que el documental atiende al nombre de 11 SETTEMBRE 2001-INGANNO GLOBALE (sí, es italiano) y su supuesto valor reside en ametrallarnos con todas las claves de la conspiración. Empieza con el extraño itinerario de los aviones secuestrados; que si iban para California y viraron al llegar a Ohio... un lío, vaya. Sigue con una amplio dossier sobre demoliciones controladas, por lo que se llega a la conclusión de que las Torres Gemelas colapsaron gracias a numerosas explosiones estratégicamente colocadas por... Efectivamente. Y aunque el final tenga su punto de valor, cediendo espacio a varios familiares de víctimas que aún siguen haciendo preguntas y luchando por una versión que, mucho me temo, no van a lograr, lo cierto es que este documental, simplista y poco inspirado en lo formal, queda absolutamente resumido en una de sus últimas conclusiones: "... he dejado de ser una persona inocente y crédula", nos dice la mujer de un fallecido antes de que Giuliani y compañía la miren como a un bicho raro en un multitudinario careo. Es decir, el problema no es si dejas de creer a posteriori; el problema es que a los que nunca hemos creído en la integridad de los gobiernos también nos parte un rayo... y sin que se nos muera nadie por el camino...
Saludos descreídos.




Fugue in D Major

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Arqueología sentimental



A este paso, es posible que el cambio de cabecera que tenía pensado para el blog deba ser sustituido por una relación obituaria, porque no es normal entre una cosa y otra. Carlos Larrañaga se nos ha ido también; otro gran actor, de los que estaban ahí de toda la vida, haciendo de todo. En fin, tenía una ingente cantidad de títulos a la espalda, aunque, indagando, me he dado cuenta de que no han sido tantos los roles protagonistas; lo suyo era la presencia, el entrar en escena con elegancia y sin desentonar, como un secundario de primera fila. Nunca tuvo ese gran papel que le encumbrara más como actor que como galán, así que me ha sido difícil decantarme por un título lo suficientemente preclaro o evidente. Y, buscando buscando, resulta que me he topado con un capítulo de aquella mítica serie de los ochenta que fue "La huella del crimen", cuya sórdida trama giraba en torno del propio Larrañaga, que interpretaba a un tipo que hoy día se nos descubre como simiente de los lodos que ahora nos llegan al cogote. EL CASO DEL PROCURADOR ENAMORADO era el farragoso título tras el que un tipo de clase acomodada planea obsesivamente el asesinato de su mujer, para así poder estar con su verdadero amor, una maestra de escuela. La acción transcurre en la Salamanca provincial y profunda, el tipo no sólo queda en evidencia como un cínico egoísta, sino que es adelantado por su sufrida esposa (hija con síndrome de Dawn incluida) como ilustre poseedor de un braguetazo terratenentil de órdago y hasta seguidor de las enseñanzas de Arias Navarro... El capítulo, ustedes saben, no es ni con mucho el más inspirado de la serie, y su resolución queda ya como mero sonrojo cinéfilo (los últimos diez minutos no los superaría ni Iquino); completaban unos "insignes" Pepe Rubio (¡doblado, colega!), Ana Marzoa y Alfredo Mayo como el superfranquista a caballo... Hombre, yo lo siento porque la entrada tenía lo suyo como homenaje, pero es que tampoco había mucho que rascar... Prometo intentarlo como con Galiardo...
Saludos de inacabable luto.



Lawyers, guns and money

martes, 4 de septiembre de 2012

La memoria asfixiada



Otra desaparición, otra. Esta vez la actriz Lina Canalejas, puede que no tan conocida del gran público, primordialmente una secundaria solvente y de gran enraizamiento clásico y que desdobló su trabajo entre los escenarios y los platós a lo largo de casi cinco décadas. Inmediatamente de conocer la noticia, me acordé de una película en la que esta actriz tenía un peso importante. Se trata de LA PRIMA ANGÉLICA, de Carlos Saura; una inclasificable inmersión en los peligros de la memoria en clave franquista y trufado de constantes obsesiones sentimentales en mitad de aquellos tiempos de represión. José Luis López Vázquez, en uno de sus papeles más contenidos y matizados, es Luis/Luisito, que ha vuelto de Barcelona para quedarse con los restos del entierro de su madre; Luis es Luis cuando el tándem Saura/Azcona (brillantísima su simbiosis creadora) quiere tenernos en un presente que siempre parece a punto de desvanecerse cuando los recuerdos empiezan a inundarlo todo. Es el momento de Luisito, el niño de padres republicanos, que ha de quedarse con sus tíos, falangistas, cuando la guerra estalla; que empequeñece ante las sórdidas recomendaciones de los curas; que está secretamente enamorado de su prima Angélica, con un amor puro e impermeable al paso del tiempo. Luis vuelve, su amor nunca se ha ido, y esto sirve a Saura para filmar sin rencor, porque LA PRIMA ANGÉLICA no es tanto el enésimo panfleto antifranquista como una amarga denuncia sobre los sentimientos arrebatados a quienes no les estaba permitido siquiera tener alguna posibilidad de ser sincero. Es un film sobre el tiempo, su paso implacable con esa pátina de sueño o de fiebre; y es, finalmente, un más que certero intento de dejar la trillada vía de la invocación nostálgica para adentrarse en terrenos más propios del psicologismo noreuropeo. O dicho de otra manera, mostrar las secuelas del crimen para llegar hasta el criminal. Magnífica.
Saludos de mis primos.







Salala

lunes, 3 de septiembre de 2012

Iconos o fetiches



Antes, pero mucho antes de que Tarantino pusiese en alza la resurrección de viejos iconos cinematográficos, dotándolos de una nueva e inusitada dimensión, y mucho antes de que Nicolas Winding Refn decidiera que ya era hora de que Tarantino se convirtiese asimismo en un clásico a revis(it)ar, hubo un director francés empeñado en ir por el camino más difícil aunque fuese para contar lo de siempre, o al menos sí que sería el camino menos transitado. Jacques Demy ya había filmado algunos títulos de mayor o menos envergadura, pero siempre dejando clara su postura, tan lejana a los "cahieristas", puede que en busca de un mismo fin, aunque con métodos decididamente antagonistas. Y resulta que en 1979, no se le ocurre otra cosa que adaptar el ultrafetichista manga de Riyoko Ikeda, La rosa de Versalles, que mostraba las andanzas de un andrógino personaje en la corte de Maria Antonieta ¿Alguien daba más en aquel tiempo de lisergias y zooms? LADY OSCAR es cualquier cosa menos una película de aventuras, ni un riguroso tratado histórico, y ni siquiera un BARRY LYNDON hacia el verismo más o menos pictórico. En lugar de ello, Demy filmó un extraño artefacto pop con la música de rigor victoriano de Michel Legrand, una etérea fotografía a cargo de Jean Penzer y la casi totalidad del peso interpretativo para una por entonces desconocida Catriona MacColl, que después se erigiría como una inefable "Scream Queen" de culo inquieto, Lucio Fulci incluido. No sé qué habría sido de LADY OSCAR de haber sido filmada en la actualidad y haberse beneficiado de una estilización que le habría venido estupendamente, pero lo cierto es que sus más de dos horas en ningún caso logran la magia narrativa de un Stevenson, ni apabullan por una acumulación que deviene, finalmente, batiburrillo pseudonaif. Sí, el eterno problema de Demy: La imposibilidad de discernir si se nos está contando la rehostia o si la cosa no es más que una nadería surgida de los caprichos de un fetichista declarado. Algo de eso hay también.
Saludos adaptados.







Oscar

domingo, 2 de septiembre de 2012

Rincón del freak #75: Opción A/Opción B...



Escuetos. La película (o lo que sea, porque no estoy seguro) se llama BALLISTICA. Sale un tipo que da patadas sujetando dos pistolas... ¿?; hay una conspiración internacional del copón, pero el mobiliario son dos Spectrum y una mesa-pupitre... Sale un coche, una moto, dos chavalas en chándal... La opción A es verla; la B es usar una bala como punto y final a una vida llena de padecimientos... Y es que tragarte esto no es ninguna tontería, es, como poco, para hacerse una revisión psiquiátrica y otra testicular. Sí, ya sé que no es correcto para la muchachada y todo eso, pero de verdad que hay cosas que puede que no sean mejores que un balazo en la cabeza... ¡Por estas!...







Valencia es mía

sábado, 1 de septiembre de 2012

La España reprimida



Sí, también se fue Aurora Bautista, nombre mítico de la actuación española de todos los tiempos; una actriz capaz de asamblear a sus alrededores lo sagrado y lo profano, así como encarnar tanto una reina como una desposeída. La única tía Tula posible.
Y como necesitaríamos un blog dedicado por entero a una de las obras más rompedoras, valientes, incautas, complejas y avasalladoras de la literatura de todos los tiempos, es mejor que dejemos a Unamuno a un lado y nos centremos en el tiempo en el que transcurre la magistral adaptación de Miguel Picazo, otro irreverente concienciado, o quizá un clásico en busca de la vanguardia... El caso es que LA TÍA TULA, pese a los más de cincuenta años de retraso con la novela, no se sale ni un milímetro del ajustado corsé social de la oscura ciudad de provincias, en la que todo transcurre de puertas adentro y donde el cura ejerce de bastión moral, casi intocable. Picazo acertó en todo; en el montaje disuelto, casi descuidado; en el prodigioso trabajo de cámara, con algunos de los mejores travellings del cine español de entonces; en cuidar la figura central, una Aurora Bautista en estado de trance, y esperar siempre el momento oportuno para cada estallido; en dirigir los dardos (envenenadísimos, y, sí, contra el franquismo) de manera tan sutil e inteligente, que fuese casi imposible una censura tipificada (lo que no estaba en una frase acabaría saliendo en un enfoque inesperado). LA TÍA TULA no es sólo el ahogo, la represión sexual, el olor a armario viejo o los secretos inconfesables más por miedo que por mera vergüenza; se trata de colocar las cosas en su sitio, de mostrar una España que efectivamente ¡existía!, de colocar a esa vieja caterva frente a su apolillada imagen. Esa sociedad tan incapaz de asumir una sola culpa, pero que no duda en señalar al que osa salirse del camino establecido.
Se trata de un film que no ha envejecido nada; antes al contrario, LA TÍA TULA se muestra actualmente con toda su vigencia intacta, tan demoledora y afilada como lo era en pleno 1964. Y puede que sea más Ferlosio que Unamuno, pero no vamos a separarnos nada de una historia más que redonda, una cámara de los horrores vestida de riguroso luto... al otro lado del confesionario...
Saludos castos.



Gigolo aunt

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!