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jueves, 13 de julio de 2023

Misión encubierta


 

Que Tom Mankiewicz nunca fue un guionista al uso, ni fácil de abordar para la maquinaria del sistema de estudios, es algo que queda atestiguado en cada uno de sus trabajos, tan adelantados a su tiempo como finalmente incomprendidos. Un buen ejemplo de ello lo encontramos en THE EAGLE HAS LANDED, una  de esas anomalías que intentaban aportar una visión novedosa en los estertores de un género, el bélico, del que ya se habían exprimido todas las posibilidades. Con la apariencia de una mastodóntica superproducción, todo, desde el reparto hasta el apartado técnico, semejaba un modelo de producción que, sencillamente, había dejado de existir. Por ello es un film tan curioso, por explorar un "gran relato" con modos más cercanos al intimismo de, por ejemplo, un drama psicológico. El resultado es desigual, extrañamente fascinante, con un descomunal mcguffin (la operación para secuestrar a Churchill) que apenas tiene peso en el arranque y el desenlace, dejándonos para el resto un complicado duelo interpretativo, por lo disperso, con nombres como Michael Caine, Robert Duvall, Donald Sutherland, Anthony Quayle o Donald Pleasence, que terminan por ser lo mejor de un film a contratiempo y contracorriente. Ni siquiera la grandiosa composición de Lalo Schifrin parece adecuada; ni el habitual pulso de ese gran olvidado, John Sturges, para tomar las riendas de proyectos de envergadura. Un responsable entonces, al que volvemos, cómo no, al finalizar la reseña, y que no es otro que Tom Mankiewicz, que concibió una "pequeña gran película", saltando constantemente de un adjetivo a otro.
Una rareza difícil de defender.
Saludos.

jueves, 15 de abril de 2010

Pistolas y espadas

Pocos años después de la conmoción del film de Kurosawa, Hollywood, como no podía ser menos, quiso hacer su propia versión de una historia tan potente. Los cambios, en apariencia, fueron muchos, y la cinta de John Sturges, sin llegar al excelso nivel de su predecesora, logra abrir interesantes caminos en un género que empezaba a mostrar síntomas de agotamiento.
THE MAGNIFICENT SEVEN es el ejemplo perfecto para definir el cine de aventuras norteamericano; arquetipos bien situados a uno y otro lado, menor peso psicológico en favor de un mayor dinamismo y un sentido del humor más familiar, menos siniestro que el japonés; amén del significativo recorte en el metraje, por motivos obviamente comerciales. Aquí, Yul Brynner retoma el papel de Takashi Shimura, dotándolo de su particular y pétreo estilo; Steve McQueen solventa su rol secundario con garantías; y el resto no les va a la zaga, destacando el interesante Robert Vaughn, Eli Wallach, James Coburn, Charles Bronson y Horst Buchholz, que consigue algo muy difícil, que nos olvidemos de aquel deslenguado bufón que era Toshiro Mifune, convirtiéndolo en una obstinada y desafiante versión de Jimmy Dean.
La película mantiene las constantes del segmento más aventurero de su hermana mayor y conserva intacto su interés mientras los personajes van siendo presentados; el problema es que esto termina siendo un lastre, encasillando a cada personaje en su rol, perfectamente definido e inamovible. Así, amén de los ya mencionados, Coburn aparece siempre hierático, mientras que Bronson es el pistolero que hace migas con los niños del pueblo o McQueen es el ligón madurito... Ahora bien, si lo que quieren son dos horas de acción y aventuras justicieras, con un montón de rostros conocidos y la excepcional partitura de Elmer Bernstein, ésta es una gran película para ello. Luego se rodaron tres o cuatro secuelas... pero ésa es otra historia...
Saludos cuatreros.


... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!