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miércoles, 25 de diciembre de 2024

La cara pintada


 

Sólo hay que estar atento a los detalles para explicar una película tan singular como JOKER: FOLIE À DEUX, más que nada para no caer en unos errores de bulto, que no sólo culminan en el malentendido, sino que no permite un desarrollo adecuado. Verla desde la perspectiva de un film de superhéroes es no haber entendido nada. Sin embargo, el musical, espléndido, funciona obviamente como catalizador de la pérdida de contacto con la realidad de Arthur Fleck, que viene a ser el pobre diablo que de repente ha obtenido la atención que cree merecer. El error de bulto, creo, proviene de la desgana con la que Phillips ha afrontado un reto, que según parece lo ha sido más por el empeño de la productora por exprimir lo que no es más que una vía muerta. Este film, cómo no, es una gran broma, una descomunal mise en abyme cuyos cañonazos formales descubren a un cineasta repleto de recursos, incluso cuando ya no queda nada que contar. Es más o menos a la mitad cuando es perentorio descubrir el clic de apagado, porque ahí termina la historia en sí, y con ella lo hace el artefacto que nos va despidiendo poco a poco, como unos títulos de crédito de más de una hora, lo que da una explicación del enfado de tantos espectadores decepcionados. Por último, y aunque no se sea muy avispado, no hay más que desenfocar la última escena (que no desvelaré) para entender lo que esconde este film desagradecido y a contracorriente, que es una comedia negrísima mucho más perturbada que su antiprotagonista, que obtiene de Joaquin Phoenix un corte de mangas al sistema de producción norteamericano, tan paleto como inoportunista.
Si durase una hora menos sería una obra maestra.
Saludos.

sábado, 25 de enero de 2020

Ahora nadie se ríe



JOKER pertenece a ese reducido grupo de películas por las que siento el impulso y la necesidad de volver a verlas casi inmediatamente, tanto porque la he disfrutado como porque me queda la extraña sensación de haberme perdido algo. Y es que Todd Pillips ha logrado armar un film de estructura sencilla, pero de resoluciones complejas; posiblemente el film de ¿superhéroes? más adulto y maduro que se ha hecho hasta la fecha. Pero insisto ¿superhéroes? No, esto es otra cosa, y no es casual que se pase casi de puntillas por el universo de Batman, reducido a la anécdota del encuentro entre este Joker en ciernes y un Bruce Wayne niño, desmontando además la archirreferenciada escena en la que mueren sus padres. Y es que mucho antes de explotar con sus sucesivos "resacones", Phillips debutó, hace ya 25 largos años, con el retrato de una personalidad extrema, la del rockero maldito GG Allin, demostrando su interés en esas conductas al límite, de las que el Joker siempre ha sido todo un icono. Lo mejor, además de la poderosa interpretación de Joaquin Phoenix, de la que ya es cansino seguir hablando, es cómo fondo y forma se funden con naturalidad, dejando de lado los tics de las franquicias superheroicas y mirando sin ambages al Alan Moore de "La broma asesina", a la profundidad psicológica del mejor Thomas Anderson, pero sobre todo a Scorsese y a Paul Schrader. Hay mucho, pero muchísimo TAXI DRIVER en este retrato desolado de una psique en pleno auge de su descomposición, y no parecen casuales las  constantes referencias a Travis Bickle, con la particularidad de que este personaje nunca deja claro si sus intenciones son honestas o perversamente retorcidas. Si parece que estamos ante una denuncia social, seguidamente estalla un brote psicopático, y la cámara nerviosa de Phillips, casi saliendo de encuadre, muestra la ascensión, prácticamente de rebote, de un antimesías, un loco, un suicida o un ángel del dolor.
La película es magnífica, es áspera, incómoda, y no hay manera de no querer volver a verla, porque vas a estar dándole vueltas durante mucho tiempo.
Me gustaría decir que es una obra maestra, pero estoy demasiado descolocado para ello. Una de las películas más importantes del año, sin duda.
Saludos.

jueves, 15 de agosto de 2019

Balazos limpios



A escasos dos meses del estreno más esperado de la temporada, recuperamos el último film que pudimos ver de Todd Phillips, suponemos que algo más recuperado de sus ya inaguantables "resacas". WAR DOGS vendría a ser como un híbrido entre ambas propuestas, ni tan seria ni tan desmadrada, transitando la comedia desde un punto de vista más consciente y ubicado en la estética de un Scorsese timidillo, por ser benevolentes. Partiendo de la estrambótica historia real de Efraim Diveroli y David Packouz, dos veinteañeros judíos, que encontraron la manera de venderle armas al ejército estadounidense y haciéndose millonarios, hasta que empezaron a aflorar multitud de irregularidades y el FBI acabó por arrestarlos. En este caso, importa menos el hecho real como el tratamiento cinematográfico en sí, ágil aunque con lugares comunes muy reconocibles, y dos protagonistas que intentan saltarse el cliché y componer lo que suponemos fueron en realidad Packouz y Diveroli, dos jóvenes que le cogieron el gusto a tener ingresos millonarios y con la suficiente inconsciencia como para viajar personalmente a Irak o Albania para encargarse ellos mismos de los "trabajos". Miles Teller y (sobre todo) Jonah Hill son el motor de este irregular film, brillante a tirones, previsible la mayor parte del tiempo, pero que se ve sin mayores agobios, siempre y cuando dejen a un lado su moral pacifista. Sí, exactamente igual que la esposa del protagonista justo cuando empiezaa vivir a todo trapo...
Saludos.

domingo, 31 de mayo de 2015

Rincón del freak #195: Un chiste malo siempre es mejor no repetirlo



En esta ocasión, para evitar equívocos y calentones, recuerdo a los que no estuvieron por aquí entonces que RESACÓN EN LAS VEGAS me pareció una película genial y un soplo de aire fresco a la comedia gamberra estadounidense, tan falta últimamente de verdaderas ideas originales. Lo cierto es que me temía lo peor con una secuela que se rodó a toda prisa, con tal de no perder la "ola" con la que había arrasado en taquilla y había puesto de acuerdo a casi todos los críticos, por diverso que fuera su pelaje. Han pasado cuatro años y el otro día la vi rozando el larguero de un zapping cansino y primaveral, auspiciado por mis alergias, astenias y otras hierbas sin derecho a devolución. Lo que pensé, apenas transcurrida media hora fue lo mismo que ocurría en un chiste que me contaron hace tiempo y del que te tienes que reír por su rancio españolismo, que no de su ínfimo ingenio.
"Un tipo pide un mes de permiso en el trabajo porque se le ha muerto su padre. Al poco de reincorporarse, empieza a faltar sin razón aparente, hasta que un día se presenta en el trabajo con pinta de una fiesta tremenda. El jefe le pregunta, enfadado, por qué ha faltado continuamente y sin justificación. El tipo baja la cabeza y le dice que ha estado de duelo... por su padre. ¡Coño!... ¿Otra vez?... Y él contesta compungido -¡Otra vez!... ¡otra vez!...".
Pues más o menos eso es THE HANGOVER 2... ¡Y ahora en Tailandia!...
Saludos.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Viva Las Vegas

Me pregunto qué hay de malo en que una película sea divertida; en que su mayor triunfo consista en hacer pasárnoslo jodidamente bien y olvidarnos de que las cosas no son así fuera de la sala de proyección. El problema con la comedia actual es simple: no tiene gracia. Se impone el concepto televisivo del gag, la pausa, la risa, el codazo al vecino; pero pasan dos cosas, que ya nos lo  sabemos todo de memoria o que, a fuerza de sofisticación, no nos enteremos absolutamente de nada. Un maestro a la hora de conjugar lo inteligente y lo zafio solía ser Woody Allen, la misión de las nuevas generaciones es intentar hacerlo olvidar con nuevas propuestas. Y una de las mejores comedias de los últimos ¿15, 20 años?, es THE HANGOVER.
Cuatro amigos se reúnen para celebrar por todo lo grande la despedida de soltero de uno de ellos; aunque habría que aclarar que uno no es exactamente amigo, sino el extraño hermano de la novia, lo que es conveniente aclarar de antemano. Tras llegar a Las Vegas en un flamante Mercedes, alojarse en una mogollónica suite y subir al tejado del edificio para brindar con unos inocentes chupitos, lo siguiente que vemos es 1: la suite destrozada. 2: un colchón colgando de la fachada. 3: a uno de los asombrados amigos despertándose en mitad del caos y descubriendo que le falta un colmillo. 4: en el baño hay un tigre. 5: en un armario hay un bebé. 6: el novio ha desaparecido y su móvil está en la suite. 7: ninguno de los tres recuerda absolutamente nada después del susodicho brindis. Así las cosas, lo primero que exclama uno, y sólo han debido transcurrir veinte minutos, es: What the fuck? Porque te preguntas cómo diablos va a resolver el director todo el lío. Pero esperen que aún hay más. Ya en la calle, y con el bebé desconocido a cuestas, el mozo les trae, en lugar del Mercedes un coche patrulla; uno de ellos se ha casado con una stripper; son perseguidos por un mafioso chino al que han birlado 80.000$ y hasta el mismísimo Mike Tyson se presenta ante ellos para hacerles una curiosa reclamación. Todo esto, sin que aparezca el novio, sin que ninguno recuerde nada y con la boda pendiente al día siguiente. Bien, pese a ciertos lugares comunes y guiños más que prescindibles, a los que alude inevitablemente su director, el desconocido Todd Phillips, lo cierto es que THE HANGOVER funciona como un mecanismo perfecto, capaz de tener al espectador más aventajado pegado al sillón hora y media; y esto, tratándose de comedia made in U.S.A., es impagable hoy día.
De lo más recomendable del año pasado.
Saludos desde... ¿uh?... ¿dónde coño estoy?...
... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!