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miércoles, 16 de octubre de 2024

Povidona yodada, ¿gustan?


 

Pocas películas son tan sencillas de resumir como SPEAK NO EVIL, el incomprensible, innecesario y atontolinado remake del film danés de hace un par de años. En realidad ya lo acabo de resumir, lo que unido a la particularidad de que su estructura no permita adlantar casi nada de su argumento, pues es que ya estaríamos. Añadiré (por ser generosos, y porque me siento con ganas de escribir) que es habitual encontrarse con la desidia de Hollywood para construir historias propias, pero jamás cambia la dulcificación de la propuesta, que embriona aquí una curiosa analogía, tratando a la familia americana de directamente imbécil, para redimirla justo en el momento crucial. Y adivinen qué... Efectivamente, la película es otra. Y es muy muy curioso, porque lo único que me mosqueó del film original era esa reducción al absurdo inconcebible de su resolución, pero claro, vista esta pequeñez buenista, aquello cobra todo su sentido. O mejor dicho: ¿podemos (debemos) considerar al cine comercial americano como esa familia de aspirantes a esnobs, que fingen cada temporada poder y saber codearse con esos tipos políticamente incorrectos, que sí saben divertirse a lo grande?
No pierdan el tiempo, que jodan al osito de peluche...
Saludos.

sábado, 23 de noviembre de 2019

En lo profundo del bosque



El problema de películas como EDEN LAKE es siempre el mismo, el mismo que suele padecer el cine de terror casi por defecto. Si tiras mucho de la manta no tapas los pies, y al revés ¿Es necesario invocar la verosimilitud, toda vez ésta ha desaparecido de la pantalla en el preámbulo? Y es curioso, porque lo mejor de este irregular film es ese arranque, cómo pone en escena la tensión creciente, como si la atmósfera se fuese enrareciendo de forma natural y consecuente. Entonces llega una escena clave, de gran crudeza, y luego está claro que es imposible mantener ese pico en alto. James Watkins, que luego despuntó dirigiendo algún capítulo de BLACK MIRROR, debutó (hay que resaltarlo) con esta orgía de sangre y fango, que en algún momento quiere indagar en las brechas sociales que hacen que la gente se comporte como animales, aunque es precisamente lo que pone al descubierto la debilidad de un guion que se intuye construido un poco a trompicones. A mitad de camino de Haneke, Craven y, sí, Chicho Ibáñez Serrador, EDEN LAKE se queda efectivamente así, a mitad de camino. Ofrece dos potentes interpretaciones de Michael Fassbender y Kelly Reilly, muy por encima de lo que interpretan, y el hecho de que el mal esté a cara descubierta desde el mismo inicio le da empaque a un film,sin embargo, con evidentes lagunas de ritmo y ejecución.
Entretenida para pasarlo mal (o bien) en una tarde de sábado.
Saludos.

sábado, 15 de abril de 2017

El espejo roto #9



Con Shut up and dance, puede que Charlie Brooker nos desplace, por primera vez, hasta aquel glorioso capítulo inicial, el del cerdo y el ministro, para desplegar nuevamente una crítica terrible, no tanto hacia los terrores tecnológicos, sino más bien lo que la tecnología nos puede ayudar a descubrir, aunque puede que no estemos preparados para verlo. El capítulo es un gigantesco McGuffin, que por lo tanto es preciso no desvelar demasiado, y que básicamente presenta a Kenny, un retraído joven que trabaja en un local de comida rápida y que es reiteradamente vejado por sus compañeros. Sin querer ni poder ir mucho más allá, lo que vemos es a Kenny frente al ordenador de su casa iniciando una típica sesión masturbatoria, pero que se ve interrumpida por unos extraños mensajes, que le convencen de que está siendo observado y grabado, y que si no realiza una serie de acciones, a cual más estrambótica, todo lo que ha estado haciendo será difundido.
El valor de este capítulo, más allá de lo que cuenta, es el diabólico giro final, capaz de sorprender al espectador en el peor sentido de la palabra, puesto que demuestra que nuestra percepción puede ser alterada y nuestras convicciones puestas a prueba, De hecho, a mí me dejó bastante mal cuerpo, ya que su motivo principal, que no desvelaré, es algo que es muy superior a mí, y con lo que no puedo mostrarme de ninguna manera que no sea una repugnancia íntima y profunda... Y ahí lo dejo.
Saludos.
... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!