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jueves, 18 de abril de 2019
La ciudad de los perros
La película más controvertida que optaba al oscar de habla no inglesa fue la libanesa CAPHARNAÜM, de la directora y actriz Nadine Labaki. Una angustiosa historia concentrada casi exclusivamente alrededor de la figura del joven Zain Al Rafeea, que realiza una actuación portentosa, concentrando en su rostro la miseria presente en las calles de una ciudad hostil y derrotada. La anécdota es la denuncia que el chaval presenta contra sus padres "por haberle traído al mundo", porque lo que más importa es ese devenir de un tortuoso día a día, donde comer un poco es una lucha constante, y donde (y esto es terrorífico) las personas prefieren vivir sin identidad, sin registrarse en ningún lado, sólo para no ser identificados y echados de sus miserables chabolas. El día a día de Zain tiene poco de aventura, ni siquiera de aprendizaje, y sí mucho de brutalidad e insolidaridad. Y luego están los tremendos secundarios, porque Zain se escapa de su casa cuando se entera de que sus padres han "casado" (vendido sería la palabra correcta) a su hermana de once años; seguidamente, conoce al "hombre cucaracha", un ser tan estrambótico que parece el único ser humano real en un lugar predominado por la inhumanidad; y en el parque de atracciones donde este estrafalario trasunto de Spiderman trabaja, conoce a una inmigrante etíope que vive con su hijo de apenas un año, e intenta por todos los medios conseguir papeles para poder quedarse y no ser deportada. Es aquí donde la película cobra más sentido, conformando esa extraña familia, con más afinidad que la familia real de Zain, donde prima un sentido de la solidaridad proveniente de una situación mutua de desamparo.
No es fácil el visionado de este film, especialmente en algunos tramos especialmente duros y que han dividido a la crítica con el ya cansino mensaje de "pornografía emocional"; personalmente, creo que a veces no está bien modulada la intensidad de lo que se muestra, por lo que se puede llegar a cierto paroxismo agotador, pero es tan necesario y tan revelador lo que se nos cuenta que hay que ser tan valientes como Zain y mirar con ojos bien abiertos lo que normalmente no queremos ver.
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
¡Cuidao con mis primos!