Mostrando entradas con la etiqueta Neil Marshall. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Neil Marshall. Mostrar todas las entradas

sábado, 19 de noviembre de 2022

Depredadorcitos


 

En las antípodas del film de ayer, THE LAIR de Neil Marshall, que se pudo ver en Sitges, es un artefacto tan desprejuiciado y libérrimo, que cuesta no esbozar alguna sonrisilla cómplice, mientras los clichés, guiños y referencias se van agolpando en esta serie "muy B". Da la impresión de que Marshall es capaz de rodar mejor, pero o no ha querido o no ha podido; lo primero porque en el fondo es un tipo ajeno a la absurda etiqueta de "reinventor del género", y lo segundo porque se trata de una coproducción modesta, a la que hay que alabar que siempre ponga toda la carne en el asador. Es la típica película con soldados enfrentados a seres sobrenaturales (o del espacio, vaya usted a saber), con un montón de mamporros, disparos, chistes malos y licencias a más no poder. La diferencia con cualquier subproducto catacumbero, es que Marshall sabe dirigir, cuenta con un buen montaje, y a estas alturas va camino de convertirse en una especie de Carpenter para la siguiente generación. Y no me resisto a esbozales la sinopsis: una piloto del ejército británico es derribada en un desierto de Afganistán. Tras enfrentarse a un grupo de talibanes, se refugia en un antiguo búnker ruso, donde descubrirá que no está sola y que sus perseguidores son su menor problema. De la cosecha propia, Marshall rescata esbozos de DOG SOLDIERS o THE DESCENT, mientras es inevitable acordarse de obras mayores como ALIEN, LA COSA o, sobre todo, DEPREDADOR, de la que vendría a ser una hermanastra capidisminuida. Para entendernos, es un entretenimiento muy tontorrón, que no engaña a nadie, y que salva más de una tarde aburrida. Si no se quiere pensar mucho, es perfecta; si no, es una bobada.
Saludos.

martes, 7 de diciembre de 2021

Coincidencias, evidencias y veleidades


 

Hilando fino, el caso de THE RECKONING podría considerarse como un claro antecedente de la de ayer, aunque con un carácter más circunspecto y relamido, lo que viene a explicar en parte su extraño ostracismo, sobre todo viniendo de la mano de un director tan reputado como Neil Marshall. Cierto que 2020 ha sido un año controvertido a la hora de sacar adelante proyectos de toda índole, pero creo que merecemos un mínimo alto para sacar alguna que otra conclusión. La película en sí, pese a gozar de una buena factura visual y no caer en efectismos vacuos, tiene un lastre en su composición y montaje, que hacen de sus dos horas una tortuosa experiencia ratonil, que desemboca en ese exasperante "día de la marmota", que amenaza con no llevarnos a ninguna parte. Efectivamente así es, pero aún guarda un inesperado resorte su trillado guion sobre brujas injustamente acusadas y jueces de métodos atrozmente fundamentalistas. Su protagonista, Charlotte Kirk, se ha visto envuelta en varios escándalos sexuales en la última década, que comprometían a varios altos cargos de importantes productoras, pero que curiosamente no parece haber contribuido a que esta señora se haya labrado un nombre reconocido. Kirk es coautora del guion, o al menos debe haberlo sido de las partes que implicaban ese deseo de venganza contra quienes ejercen la caza de brujas, sea esto más o menos metafórico. Es decir, demasiado chancleteo para tan poco adobo, en una mixtura que sólo logra una cosa, tirar por tierra cualquier tipo de conquista puramente cinematográfica. O dicho de forma aún más simple: un bodrio que lo es sólo por pretender ejercer de abanderado, cuando ni siquiera esto puede tapar unas carencias que llegan a rozar lo vergonzante. Todo el tramo final es para que su responsable se replantee un par de cosillas acerca de verosimilitud narrativa...
Saludos.

viernes, 12 de julio de 2019

El héroe ardiente 3



Me pueden llamar raro si quieren, decirme que me gusta llevar la contraria, pero a mí el HELLBOY que me gusta es el que ha hecho Neil Marshall. Sin que me parezca una maravilla ni nada de eso, pero que al menos captura algo de la esencia del cómic original y es bastante menos ñoña que las del director mexicano Guillermo del Toro. Más sangrienta y circunspecta, esta "actualización" parte de la leyenda artúrica, en la que el mítico rey de Camelot logra derrotar a una poderosa bruja y encerrar sus trozos cercenados por separado, ante la imposibilidad de matarla. A partir de ahí, se vuelve sobre el conocido tema de que Hellboy es quien traerá el apocalipsis al mundo y todo eso que ya conocíamos, solo que con el añadido de que hay más tortas, miembros amputados y criaruras fantásticas, desde gigantes a vampiros, e incluso veremos una espectacular recreación de la hechicera Baba Yaga. Es, no hay duda, un blockbuster desprejuiciado, que sabe el terreno que pisa, el que lleva años perfeccionando Marshall, desde su concepción, imperfecta y malsana, del cine de género. Es cierto que al principio cuesta acostumbrarse a no ver a Ron Perlman en el papel protagonista, pero creo que David Harbour le da un toque personal, incluso algo más derrotista y resignado, y es capaz de hacer olvidar a su predecesor. No es una gran película, lo sabemos, lo sé, pero son dos horas de diversión de consumo, y creo que decir otra cosa sería darle innecesarias vueltas a lo que es más que claro.
Saludos.

sábado, 16 de septiembre de 2017

Parque temático



WESTWORLD es, ustedes lo saben, la serie de HBO que corregía y aumentaba a la regular adaptación que Michael Crichton realizó de su propio libro, hace ahora unos 45 años. Aquella película tenía tantos aciertos argumentales como deficiencias puramente cinematográficas, y no me extraña que alguien se obsesionara con la posibilidad de una lujosa puesta al día; lo que no me esperaba era constatar unas cotas de calidad tan altas viniendo de alguien como Jonathan Nolan, el hermanísimo que hasta la fecha ha vivido más bien a la sombra del director de Batman y todo eso. Sin embargo, Nolan se revela como el buen guionista que es y mantiene el ritmo y el interés a lo largo de los diez episodios que dura esta primera temporada. El argumento, enigmático y claustrofóbico, presenta un futuro en el que las clases pudientes han encontrado una alternativa a sus rutinarias y previsibles vidas, un gigantesco parque temático que recrea el salvaje Oeste a la perfección; una especie de submundo alternativo habitado por los "anfitriones", émulos robóticos tan perfectos que pueden pasar por humanos auténticos y a los que se les puede hacer lo que a cada uno se le pase por la cabeza. La trama, que en ocasiones parece dispararse hacia la inconcreción, se mantiene fiel a su motivo principal, que podríamos dividir entre la inesperada toma de conciencia de su propia naturaleza por parte de algunos de los androides y la misteriosa búsqueda de un enigmático huésped, el "hombre de negro", que está convencido de encontrar el motor de un sitio por el que prácticamente lleva vagando años. WESTWORLD, además de un excelente guion, tiene uno de los repartos más impresionantes de las series recientes, donde encontramos a gente de la talla de Ed Harris, Anthony Hopkins, Thandie Newton, Jeffrey Wright o una espléndida Evan Rachel Wood, a la postre gran reivindicada del elenco. Una serie tan espectacular y entretenida como finalmente reflexiva, con un desenlace complejo pero armonioso y que me hace preguntarme una cuestión fundamental... ¿No será, a lo mejor, Jonathan el bueno?...
Ahí lo dejo.
Saludos.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

El slasher histórico



¿Está todo inventado ya? Desde luego, el machaqueo continuado acerca de los mismos temas de siempre sí que lo está. CENTURION, de Neil Marshall, o "El nuevo pasito adelante de un director tremendamente esforzado pero carente de la chispa necesaria para deslumbrar ". Y es eso, porque CENTURION es una sólida cinta de acción (acción, aventuras, mamporros, espadazos... esas cosas...) sin muchos desparrames psicotrópicos ni licencias innecesarias; un entretenimiento de principios del siglo XXI para gente del siglo XXI, sea eso lo que sea. Así que yo me pregunto ¿qué falla entonces en CENTURION para que nos olvidemos completamente de ella un par de días después de verla? Lo dije a propósito de THE DESCENT, y creo que aquí vuelve a ocurrir el mismo y curioso efecto; donde la mayoría de la gente ve a un director arrojado y valiente yo veo a un tímido patológico que, curiosamente, no hace películas provenientes de un tímido. El cine de género, el de aventuras, no es para los tímidos ¿Qué CENTURION habríamos visto si en lugar de mostrar a Michael Fassbender en todo su esplendor atlético le hubiesen dado la oportunidad de explotar su intimidante capacidad para la réplica dramática? Una película muy diferente, desde luego, lo que ya es elucubrar demasiado por mi parte; Marshall tiene todo el derecho del mundo a realizar la película que le salga de las narices, pero algo se resquebraja en mitad de unas imágenes en pulcro HD si empezamos a mirar hacia otro lado, porque a lo mejor la atención no se logra mediante "lo técnico", a veces funciona tirar de nuestro interior y acordarnos de que una frase puede cortar tanto como el hacha más afilada ¿Que es entretenida?... Pues no lo sé, la verdad; al menos no dura tres horas, pero mantengo que este director sigue quedándose a medias, sin contentar a ninguno de los dos lados de la platea, pero hay algo que me hace confiar en él para un futuro no muy lejano... no sé...
Saludos britanos.

martes, 16 de noviembre de 2010

To p'abajo #1



THE DESCENT es una curiosa película que entraría en una denominación que sólo tendría sentido de existir hoy día, teniendo en cuenta las horas bajas por las que atraviesa el cine de género, y más concretamente el de terror. La denominación sería algo así como: "películas de no demasiado presupuesto, con actores desconocidos y que extraen su valía de la explotación de la atmósfera como potencial activo para crear la mayor parte de la tensión, en lugar del abuso de efectos especiales y/o digitales". Un poco largo, sí, pero es lo más aproximado que se me ocurre para definir este film sin tener que descalificarlo, porque, al fin y al cabo, THE DESCENT no es más que lo mismo de siempre pero con un esfuerzo mayor por hacer visibles los elementos verdaderamente tangibles, físicos, de este tipo de cine, lo que la dota de un mayor encanto y la hace más entretenida. Neil Marshall, su director, sabe que todo está ya contado y que la tensión narrativa sólo puede provenir de un adecuado marcado de puntos a seguir y de una amplificación progresiva de una extrañeza que ha de ser patente desde el primer minuto. Así, se nos cuenta la historia de un grupo de chicas que obtiene de la espeleología la catarsis para afrontar sus cuitas y lastres emocionales; el problema comienza cuando la expedición en la que se centra el film lo elige una de ellas sin la documentación geográfica suficiente para tener toda la seguridad posible, buscando en la virginidad de un grupo de montes y cuevas norteamericanas una mayor emoción. Como está claro, todo saldrá mal; se perderán y se pondrán nerviosas, y esto es aprovechado durante la primera mitad del film para crear un estupendo suspense que se hace totalmente creíble. Pero claro, THE DESCENT no está hecha cuarenta años antes, sino ahora, así que Marshall cree necesario (y no lo es) una segunda parte repleta de bichejos sobrenaturales y otras cosas que no voy a desvelar, claro. Un síntoma que se hace ya demasiado repetitivo y que es capaz de restar interés a films que empiezan tan bien como éste.
... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!