Mostrando entradas con la etiqueta Fernando Meirelles. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Fernando Meirelles. Mostrar todas las entradas
viernes, 24 de abril de 2020
Blanco roto
Abundando en el tema, este curso pasado apareció un film que abordaba la relación entre el Papa Benedicto XVI, el alemán Joseph Ratzinger, y Jorge Bergoglio, Francisco, su sucesor tras una polémica e inesperada renuncia. Y muy a duras penas, el brasileño Fernando Meirelles logra integrar algo de narrativa a lo que no es más que un descarado duelo interpretativo entre Anthony Hopkins y Jonathan Pryce. Esto no es reprobable en sí, pero no debe sustentar el entero valor de un film, constituir todo el interés del mismo, hasta absorber todo lo demás y hacer que no importe. No estoy diciendo que sea una mala película, pero sí una película plana, extrañamente conservadora, justo después de poner el foco donde hay que ponerlo, que es en la ambigua relación de la iglesia católica con asuntos tan escabrosos como la pederastia o el colaboracionismo. Incluso, referente a esto último, es chocante poner el acento en el trato de favor obtenido por Bergoglio en la dictadura de Videla, mientras que el pasado "hitleriano" de Ratzinger no queda ni como apunte a pie de página. En definitiva, una película bien dirigida, magníficamente fotografiada, soberbiamente interpretada, pero que no aporta nada relevante a nuestras vidas, aunque puede que tenga otra función que a los mortales (y especialmente a los ateos) se nos escapa...
Saludos.
viernes, 1 de abril de 2011
Retroacústica invertida
No comparto el entusiasmo por CIDADE DE DEUS, lo he reiterado por activa y por pasiva; me gustan algunas cosas, sí. Por ejemplo que funcione tan bien su engranaje interno, aunque no vaya más allá de un blockbuster de gama alta, bonito de ver aun cuando el trasfondo de lo que se cuenta mantenga una negrura que no puede disfrazarse. Es ahí donde me pierdo, o puede que sea Meirelles el que desaproveche la magnífica oportunidad de hacer una denuncia en toda regla y no el enésimo film de aventuras con excusa de conciencia social. Aquí hay mucho de Tarantino, de Frankenheimer, de Scorsese y del planteamiento técnico de MATRIX; en las favelas pasa todo eso, claro, y mucho más, y puede que sea imposible que un equipo de rodaje pueda internarse en las entrañas de la bestia y describir toda la miseria y el horror convertido en cotidianidad. CIDADE DE DEUS hace un poco más soportable el proceso de desmoralización progresivo de un grupo de personajes desde su infancia hasta una madurez que no es tal, pues queda detenida a los veintitantos años. Entre las sucesivas oleadas de violencia, extorsión, tráfico de drogas y de armas, el personaje conductor de Buscapé resiste con dignidad y logra su sueño de convertirse en fotógrafo haciendo precisamente (y esto es un poco desalmado, ya lo sé) lo que el film no logra en ningún momento: siendo testigo de primera mano. No me malinterpreten, como película de entretenimiento es absolutamente recomendable, todo un descubrimiento de pulso visual que a su director le valió un billete de ida a Hollywood; sin embargo, yo no lanzaría las campanas al vuelo, CIDADE DE DEUS no es JUVENTUDE EM MARCHA, y es ahí donde deben ustedes buscar si pretenden que el cine les devuelva (y esto sólo ocurre muy de vez en cuando) un trozo de realidad en forma de bofetada. Esto es otra cosa, no lo duden.
Saludos deificados.
sábado, 4 de abril de 2009
Una metáfora demasiado evidente

Leí la novela hará un par de años y, dejando de lado el realismo sucio empleado por Saramago, entendí modestamente que el autor portugués pretendía, fundamentalmente, marcar una alegoría explícita sobre la sociedad moderna. La ceguera como acertada metáfora para explicar cómo no prestamos atención a lo que tenemos delante hasta que lo perdemos de vista. Por lo que la historia toma dos vertientes que conviene no separar para no caer en la parodia suave. Meirelles arrastra un gran lastre desde CIDADE DE DEUS, una cinta tan tramposa como sobrevalorada, y es que se ha marcado la imposible meta de ir más allá en cada trabajo, lo que no sólo es imposible sino hasta contraproducente. Por un lado, vemos una cuidada ambientación, con los mismos pasillos en progresiva degeneración, la abyección humana, los instintos desatados por la desesperación, la esperanza en forma de dignidad. Eso es lo que vemos. Lo que no vemos por ninguna parte es qué parte de enseñanza o aprendizaje corresponde a cada personaje, ni rastro de la aguda penetración psicológica del premio Nobel, por lo que el film vaga como un alma en pena, como esos zombis que transitan lentamente por las calles de la ciudad devastada. Una pena, porque el texto daba para mucho más, pero es el precio que hay que pagar por tener a Ruffalo, Moore, García Bernal y distribuirlos adecuadamente, que al final no sabemos hacia dónde dirigir la mirada.
Saludos que no ven...
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
¡Cuidao con mis primos!