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jueves, 28 de noviembre de 2024

Cuando lleve los bueyes


 

No lo hago nunca, pero hoy me apetece parafrasear al señor que lleva a pastar a los rumiantes (nótese la desafortunada metáfora), para hablar de SMILE 2, que pasa por ser uno de los títulos más on fire de la última hornada. Como decía, esta continuación no me molesta, al menos no tanto como para enfadarme por el dinero tirado o los minutos perdidos, que tanto da. No molesta, pero tampoco me subyuga, creándome una pátina que fluctúa desde lo muy inquietante hasta lo funcionarial (que no rutinario), incomprensible por cuanto el carrusel de atrocidades redobla a los de la primera entrega, sólo superior por ser anterior, que ya es algo. Parker Finn quiere ser muy listo, muy multifuncional, pero un visionado atento descubre a un cineasta que tiene algunos trucos aprendidos y no duda en usarlos en cuanto tiene oportunidad. El asunto es que es secuela y no lo es, porque Finn repite la fórmula cambiando los personajes, dando todo el protagonismo a una estrella pop de esas chorras que tanto se llevan ahora, y obteniendo los mejores momentos de los problemas con las drogas y la dependencia enfermiza de una madre explotadora de manual. Todo ello confluye en un estado pesadillesco, donde la realidad queda alterada, y la joven no sabe si todo es producto de su mente agotada o las visiones esconden algo más siniestro. Problemas hay muchos, como que ya sabemos lo que va a ocurrir con esos seres sonrientes, o que los personajes vany vienen sin otorgar mucho peso a la narración. El acierto, al menos, está en no escatimar truculencias, que aunque diseminadas son efectivas, por mucho que la amenaza no se perciba apenas como una especie de "tren de la bruja", lo que la hace ideal para jovencitos con ganas de emanciparse de un cine de terror más timorato.
Se puede ver, y también se puede olvidar...
Saludos.

martes, 8 de noviembre de 2022

Sigue siguiendo


 

Lo mejor y más plausible que se puede decir de SMILE es no decir nada, a excepción de entrar en conceptos de estructura, que terminan siendo lo más interesante de una película que apuesta fuerte desde el arranque, para terminar refugiándose en referencias que para un cinéfilo medio son excesivamente descaradas. Mejor eso que reventar su ingeniosa premisa, capaz de generar momentos de terror explosivo en una sucesión de wtf's crecientes, pero que todos (permítanme la licencia) reconocimos con una sonrisa torcida. Sí, SMILE es IT FOLLOWS pero peor; no una mala película, pero sí una más burda y previsible, menos original y con mucha más dependencia de una colección de sustos demasiado evidente. Para entendernos, se trata de una nueva representación de esa maldición que se va traspasando, y cuya gran baza es lo misterioso de su origen. Parker Finn no es Robert Mitchell, y seguramente no lo será nunca, pero ha entrado con buen pie, al menos con una historia sólida y juguetona, que se sirve (también) del carisma de su protagonista, una Sosie Bacon que logra transmitir un estado de tensión que llega a ser insoportable.
Lo mejor. Algunas escenas en las que literalmente no tienes ni puñetera idea de lo que va a pasar.
Lo peor. Algunas escenas en las que sabes exactamente lo que va a pasar.
Véanla, es un buen entretenimiento.
Saludos.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!