Mostrando entradas con la etiqueta Peter Sasdy. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Peter Sasdy. Mostrar todas las entradas

sábado, 19 de octubre de 2024

Triple H de garrafón


 

Nada me ha impedido indagar en el extraño ínterin televisivo de la mítica productora Hammer, descubriendo otra miniserie de episodios autoconclusivos allá por 1984. Desgraiadamente, los trece episodios de HAMMER HOUSE OF MYSTERY AND SUSPENSE, pese a su lujoso envoltorio de pequeños telefilms de casi hora y media, no va más allá de un endeble pastiche de la serie original, más comprometida con los cánones que hicieron de la Hammer puntera en el cine de culto. Extraño, porque la nómina de directores estaba compuesta por nombres insignes de la productora, además de contar con actores y actrices de renombre. El problema está en unos guionistas que se dedican a sestear, mientras acribillan clásicos de todas las épocas, apenas barnizando las sospechas con los consabidos aliños de la época, confiando en ofrecer un producto ultramoderno, pero que el tiempo ha revelado como prematuramente antiguo. Hay algún episodio notable, como el penúltimo, en el que una familia se despierta descubriendo que toda su casa está rodeada de un extraño e impenetrable material, lo que me recordó algún cuento de Matheson y un film francés muy reciente que se presentó en Sitges. Es la excepción, y entre los caganchos tenemos a un estupefacto Dirk Benedict, que intenta en vano demostrar que podía ser un actor solvente más allá del "Equipo A", o un último capítulo que mezclaba tenis y pilotos de combate... A ver, si son nostálgicos y coleccionistas, existe una edición en DVD, un poco cara, pero con buena calidad; el resto, absténgase...
Saludos.

viernes, 24 de noviembre de 2023

HHH


 

La entrada de hoy es sumamente especial, no sólo por el carácter, un poco anacrónico, que pudiera desprenderse de una serie emitida en 1980, y que ha mantenido desde entonces su aura de culto. También lo es por el insoslayable hecho de que sólo haya podido llegar a ella 43 años después, y por medio de una fantástica rercomendación, que me llegó desde las islas británicas, donde mantengo una conexión igualmente especial, entre películas, literatura y afectos varios. Sea como sea, hoy hablaremos de HAMMER HOUSE OF HORROR, que a lo largo de 13 episodios supuso la notable revitalización de una mítica productora, la Hammer, que por entonces había dejado atrás su época dorada, y estaba cerca de desaparecer definitivamente. Recientemente he descubierto que se emitió allá por 1981 en la segunda cadena, pero nunca he tenido un solo recuerdo de ello, supongo que influido por el hecho de tener entonces siete años... De todas formas, informo aquí de que existe una edición, más o menos encontrable, en DVD, desde hace unos 15 años, aparte de que se pueden disfrutar sus episodios completos en YouTube.
Y empezamos por el principio, con "Witching time", donde un entregado Jon Finch interpretaba precisamente a un compositor de bandas sonoras para films de terror, siendo su esposa la protagonista. El caso es que en un día de tormenta y whiskies, el tipo descubre a una señora con túnica en el pajar (hay pajar), que resulta ser la dueña de la casa... 300 años antes, aunque reclamarle su propiedad va a resultar algo traumático. Es un buen arranque, con la chispeante Patricia Quinn haciendo de bruja lasciva y porculera, y un tono casi más cercano a la comedia que al terror.
Más sobria y tipificada es "The thirteenth reunion", donde la popular Julia Foster, haciendo de periodista de revistillas "para féminas", descubría el terrible secreto de una extraña clínica de adelgazamiento, donde sus férreos métodos la llevan hasta algo bastante peor e inesperado. Correcta, como si Miss Marple conociera a Clive Barker...
Bastante mejor es "Rude awakening" (no confundir por su traducción con el film de Vittorio deSica), con el solvente Denholm Elliott adelantando (y hay que estar atento a las muchas referencias que implementa la serie) al Bill Murray de ATRAPADO EN EL TIEMPO, solo que en un bucle más horrísono, con el trasfondo de un aburrido trabajo, una monótona esposa, pero la presencia de una despampanante secretaria (Lucy Gutteridge!!!...), que se metamorfosea cada día, porque quizá este hombre no viva sólo una realidad. Correcto, y muy interesante el descubrir cómo ésta o aquélla, más famosas, se parecen tanto a este humilde episodio.
Con ecos de PET SEMATARY o LA PROFECÍA, "Growing pains" establecía un curioso juego de espejos, a raíz de la traumática muerte de un niño, y la posterior adopción de otro, que parece ocultar más de un secreto, aunque el guion juegue constantemente al despiste. No es de los mejores, pero tampoco de los peores, pero los actores están terriblemente mal dirigidos.
El primer punto realmente fuerte es "The house that bled to death", que con su estructura envolvente nos sumerge en el deterioro de una familia tras adquirir una casa supuestamente maldita, ya que fue testigo de unos terribles crímenes en el pasado, pero su bajísimo precio los convence para vivir allí. Inmediatamente, empiezan a suceder fenómenos inexplicables, lo que los llevará hasta una paranoia insoportable, y se plantearán marcharse de la casa. Podría ser un precursor de POLTERGEIST (rodada sólo un par de años después), pero su inquietante giro final le da un regusto más retorcido e inesperado...
No me gustó casi nada de "Charlie Boy", ingenuo acercamiento a la intriga con muñecos de vudú de por medio. Tiene un tono indeciso, casi paródico, y su concepto del terror es anticuado y poco original. No hay mucho que pueda añadir a un episodio decepcionante.
Sin embargo, "The silent scream" parte de una premisa ridícula, para erigirse en uno de los mejores capítulos de la serie. Un tipo con pocas luces (un joven y ya impactante Brian Cox) sale de la cárcel, pero las estrecheces económicas le obligan a aceptar un extraño trabajo, consistente en vigilar unos animales salvajes, que un tipo aún más extraño (y si digo Peter Cushing, no hace falta decir nada más) mantiene enjaulados, a la espera de un enigmático proyecto o experimento. Su guion es estrambótico, e incluso su cartel promocional puede llevar a engaño, pero milagrosamente logra inquietar con sus muchas idas y venidas. No es estrictamente un relato de terror, pero inquiere un par de reflexiones sobre la moral de algunos experimentos, o cómo los humanos podemos ser más terribles que los animales, y de hecho lo somos.
Hay un pequeño bajoncillo en "Children of the full moon" y su desigual acercamiento a la licantropía. Primero porque parecen dos historias que no tienen nada que ver entre sí. Por un lado, el típico coche averiado en mitad de la nada y la llamada de una pareja a un caserón, donde son recibidos, esta vez, por una afable señora (una irreconocible Diana Dors, otrora grandiosa sex symbol), que tiene allí montado una especie de orfanato. La otra historia es saber qué pasa con esos chiquillos en noches de luna llena, claro. Se ve y se olvida.
Si "The Carpathian eagle" no es el peor episodio de la serie, es sólo porque hay otro aún peor. No comienza mal, con una especie de condesa Bathory trasplantada hasta nuestra época, que va ligándose guarretes para hincarles una cachazuda faca en el corazón, en unas escenas, eso sí, que nos llevan directamente hasta el Verhoeven que todos sabemos, y eso juega en su favor. Pero su deslavazado guion, y lo indisimulado de su trama, que se ve venir a leguas, la dejan en un thriller esotérico de andar por casa. No la salva ni la presencia de una señora tan altamente deseable como Suzanne Danielle, quue se dedicaba a hacer de Eva Nasarre en Albión, y luego se casó con un señor para ser feliz en su matrimonio, claro...
A años luz, "Guardian of the abyss" transita entre la pesadilla recurrente de Poe y el horror cósmico con sectas y dioses innombrables de Lovecraft, para construir un solvente relato sobre un espejo adquirido en una subasta, que desencadena un inusitado interés por diversos personajes, que intentan engatusar, cada uno a su manera, al coleccionista que se ha hecho con él, sin sospechar que sus secretos pueden ser fascinantes, pero también horribles. Es de los episodios más complejos y mejor realizados, aunque alguna actuación (una constante en la serie) es susceptible de mejora.
Con "Visitor from the grave" tocamos fondo. No es que sea una basura, ni mucho menos, pero su concepto del terror provoca más risa que otra cosa. Como si Abbott y Costello fueran invitados en Scooby Doo, un tipo llega a una casa en plena noche para ahostiar al dueño porque le debe dinero, pero encuentra a su mujer en camisón y decide cobrarse en especie, recibiendo un perdigonazo en la cara y un sueño reparador por parte de ella, que a la mañana siguiente es despertada por su santo, que la ayuda moralmente enterrando al finado. Luego, claro, ella ve un aparecido con la cara pingueante de sangre, pero nadie la cree. Para rematar, llaman a un hindú con poderes para extirpar al posible espíritu del incordio, en una sesión que nadie podría tomar en serio. Se remata todo con un giro final no ya sonrojante, sino directamente tontísimo. La cosa es, que como comedia involuntaria puede tener hasta su gracia y todo...
Y del peor nos vamos directamente al mejor episodio de todos. "The two faces of evil" está estupendamente escrita por Ranald Graham, y muy bien dirigida por Alan Gibson (¿Qué obra nos podría haber dejado este señor de no haber fallecido con sólo 47 años?). Las interpretaciones, especialmente Anna Calder-Marshall, están a la altura, lo que se agradece una enormidad. Pero su punto fuerte es la historia, que con muy mala baba nos lleva hasta el territorio, por ejemplo, de BODY SNATCHERS, aunque hay más de una referencia oculta aquí, como la apropiación que Kevin Williamson haría, casi dos décadas después, en SÉ LO QUE HICISTEIS EL ÚLTIMO VERANO, por poner un ejemplo muy burdo. Incluso el hecho de comenzar con un accidente de coche no me molesta, y me inquieta muchísimo su espeluznante idea de la suplantación de identidad. Una pareja viaja junto a su hijo y recoge a un autoestopista, que les ataca y provoca un fuerte choque. Tiempo después, la mujer y el niño se han recuperado en el hospital, pero su marido ha sufrido cortes que no le permiten hablar. El atacante no sobrevivió, y todo se marchan a casa para volver a la normalidad, pero puede que nada vuelva a ser normal... Magnífico episodio, y por mi parte podría haber sido un largometraje sin ningún problema.
Y para acabar en todo lo alto, la serie se cierra con el segundo mejor episodio, "The mark of Satan", que nos introduce en una espiral de locura paranoide, cuando el empleado de una morgue se obsesione con el número 9, hasta el punto de relacionar cada suceso de su vida con dicho número, haciéndole pensar que es víctima de una terrorífica conspiración. Mezcla alucinada de LA SEMILLA DEL DIABLO, LA ESCALERA DE JACOB y (atención) PI, de Darren Aronofsky, es el capítulo más alejado del terror convencional, para entregar un desolador informe sobre el punto de vista de una mente desquiciada, que ya no sabe distinguir entre los sueños y la realidad. 
Y esto es todo, que no es poco, porque la serie merecía un repaso de este tipo y porque la he disfrutado mucho. Así que gracias por la recomendación a quien corresponde...
Saludos.

sábado, 15 de octubre de 2016

Cuando las paredes hablan



Vamos hoy con un telefilm que la BBC emitió allá por 1972 y cuya audacia argumental le ha valido la consideración de pionero, al haber influido decisivamente en títulos realizados varios años después, pero sobre todo por haberse atrevido a separar tradición y modernidad en un género tan desdeñado como el de fantasmas. THE STONE TAPE es, en apariencia, una historia más, una de tantas, sobre apariciones espectrales y señoritas chillando; y así es, o al menos esto también pasa, pero lo más interesante es el uso de la tecnología para intentar definir fríamente qué diablos es aquello que está aterrorizando a un grupo de personas, independientemente de sus creencias. Esto ocurre en una mansión abandonada, cuyos gruesos muros son usados por unos científicos para probar un equipo de sonido de "última generación". Por supuesto, sean conscientes de que aquella parafernalia era modernísima hace 45 años, y ahora les sacaríamos más dinero vendiéndolo al peso... La chica era Jane Asher, posiblemente el rostro más conocido de la farándula inglesa de entonces, ya que se la relacionó con Paul McCartney, y que aquí interpreta a una especie de ingeniera de sonido, la que descubre que en aquellos muros algo inexplicable ha quedado atrapado desde hace muchísimos años, y que ahora parece querer manifestarse. Escrita por Nigel Kneale, THE STONE TAPE es una ocasión única para descubrir cierta deriva del cine de fenómenos paranormales, que ahora está tan de moda y que, dejando a un lado sus rudimentarios recursos, se ocupa de la gran cuestión: ¿Se cree en algo porque existe o existe algo porque se cree en ello?...
Saludos.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!