miércoles, 30 de abril de 2014

Honor al título



Yo fui de los que me entusiasmé muchísimo con INSIDIOUS y su refrescante (sin inventar nada) "vuelta a los orígenes" de un género, el de terror/fantasmas/fenómenos paranormales, que ya hacía mucho tiempo que no lograba ofrecer un producto verdaderamente decente. Con todo, algo me decía (mi infalible instinto de perro viejo) que no iba a hacer falta una secuela, excepto, claro está, para aprovechar el tirón en complicados tiempos recaudatorios... lo que es perfectamente lícito, faltaría más. Mi cambio radical con INSIDIOUS: CHAPTER 2 proviene del espectro formal para terminar dándose de bruces con su incapacidad para desarrollar una idea al no poder James Wan (y su habitual colaborador, Leigh Whannell) dar ese controvertido "paso más allá" que en la primera parte aparecía aparentemente sin proponérselo, de ahí esa frescura y extraño aroma a irreverencia, puesto que las claves de esta ¿saga? tienen su base en el cine clásico de género (léase, sobre todo, POLTERGEIST, otro bombazo que fue deshinchándose en sus continuaciones). El (gran) problema no es el film en sí, Wan es capaz de facturar otra entrega repleta de atmósferas insanas, giros terroríficos e interpretaciones a la altura de todo ello... Pero... El pero es que a la gente le importa un comino el por qué, porque lo que hacía entretenida a la primera parte era precisamente que no sabíamos por qué ocurría lo que ocurría, lo que lo hacía aún más extraño y atractivo. Una vez desentrañadas algunas "claves", nos damos cuenta de que éstas son realmente innecesarias y que sólo obedecen a la ignominia norteamericana de explicarlo todo, en una falta de respeto a un espectador que no necesita de itinerarios, y menos aún de los ofrecidos en esta película, correcta pero incapaz de dialogar consigo misma. Y mucho nos tememos que la tercera parte está cocinándose, por lo que me lanzo a aventurar que, o hay un despiporre inimaginable, o podemos estar ante el eterno retorno de lo idéntico... O que le pregunten a Tobe Hooper...
Saludos.

martes, 29 de abril de 2014

Cartonianos U. S. A.



Con el tiempo nos daremos cuenta del daño que le ha hecho al avance de la "manera" de hacer películas el "amaneramiento" de hacer películas en el que ha caído, como una espiral demasiado fuerte para poder salir de ella, Terrence Malick. Usted tiene la música (excelente), la fotografía (fascinante) y los actores (sobresalientes), así que usted tira del jackpot  y elige una historia cualquiera, lo que no debería ser un problema si no se resienten su pulso y su brío a la hora de trasladarla ante los colirizados ojos de un público entregado y poco menos que lobotómico. La voz en off conscientemente desubicada; datos vagos; luz diurna que se cuela por los ramajes; miradas arrobadas; crescendos orquestales... Todo un ritual que, desgraciadamente, se nos ha hecho habitual y, por tanto, intrascendente.
Son muchos los que han bebido de este brand new well, unos con más acierto que otros, y al menos David Lowery tiene la decencia de elaborar un guion que no por visto y sobado pierde enjundia. Como si de unos Bonnie & Clyde de tercera  se tratara, AIN'T THEM BODIES SAINTS nos cuenta la salvaje peripecia de unos "amantes bandidos" que no se sabe si son más una cosa o la otra. Los emboscan y detienen tras un robo, ella está embarazada, él carga con toda la culpa y la excluye, es encerrado con una condena de 25 años y, mientras tanto, su esposa y madre cuida de su bebé mientras el policía que les atrapó no oculta su atracción por ella. Vale, es mucho más terrenal que Malick, y se nota; las notas de ensimismamiento siguen apareciendo, como si todo lo que tuviese que salir en la pantalla estuviese destinado a trascender sin remedio, pero Casey Affleck compone un personaje oscuro y quebrado, y Rooney Mara parece estar elaborando pacientemente su lugar en Hollywood, alternando producciones independientes y títulos más comerciales. No obstante, no me atrevería yo a contrariar a quien se sienta fastidiado por una lentitud narrativa rayana en un esnobismo que, francamente, tampoco le pega mucho a esta historia que, curiosamente, termina siendo más simpática que apabullante. Y es que hasta el propio Lowery tiene cara de buen tipo... No serían unos santos, pero tampoco era tan malos...
Saludos.

lunes, 28 de abril de 2014

Supervivientes... a la ineptitud



Dudo mucho de que el film que paso a comentar hoy se haya llegado a distribuir en España, aunque es un problema menor si tenemos en cuenta el poco peso de una producción independiente que sólo a muy duras penas consigue sacudirse su dudoso aroma a telefilm. No lo es porque se le concede un trabajo cuidado en sonido y fotografía, y porque (sólo en algunos pasajes) es capaz de llegar a alguna que otra cota de violencia que no creo que se salve del idiotizante filtro para estar, por ejemplo, en una sobremesa. DEADFALL TRAIL es un irregular cruce entre varios títulos clave del "survival"; y por poner algún ejemplo, citaría DELIVERANCE, EL FUGITIVO y hasta es posible que PREDATOR... aunque reconozco que estoy un poco de coña. Se trata de tres coleguillas que se van a una remota región salvaje para una estúpida excursión tan extrema que prescinden de cualquier tecnología y su avituallamiento queda compuesto por una botella de agua. La idea: sobrevivir como lo haría un verdadero salvaje. La gilipollez que no hay quien se la crea: los tipos no son ni mucho menos unos expertos, y la mayoría del metraje se escapa en conversaciones muy tontas y actos aún más insensatos. Y si el ínclito Roze (porque es un muchacho...) hubiese tenido menos prisa en aleccionar a estos tres verbeneros, a lo mejor tendría algo que contar, pero es que el arquetipo es muy peligroso para la verosimilitud, y usted no puede decirnos al principio que un tipo es medio lelo y al final resulta que es John Rambo, como tampoco me creo la mutación psicológica sufrida por otro y que le convierte en un malo casi por obligación, como para cubrir cuota.
Está bien si no se tiene nada que hacer y aún no nos atrevemos con Bela Tarr... pero al minuto y medio ya la hemos olvidado...
Saludos.

domingo, 27 de abril de 2014

Rincón del freak #152: ... si Ventura Pons fuera Dios...



Imagino una vida en la que las consecuencias son dirigidas por uno mismo (y Hegel, por tanto, en la trituradora). Una vida en la que dar tumbos sea como elegir entre un Alka-Seltzer o un Almax (y Kierkegaard, horrorizado). Una vida curvilínea en la que cada día es como un archivador cerrado a cal y canto (así que olvidemos a Spinoza). Me imagino esta vida que fluctúa entre dos opciones instantáneas: ser solidario o soplar hiel (el ideal de Hume, supongo). Aunque lo mejor es que el Todopoderoso que domina nuestros designios en esa vida tan chula tiene la apariencia de un señor catalán que lleva haciendo la misma película toda la vida y todavía parece que no ha aprendido lo que Sartre decía, que era más o menos que vivir soñando es vivir un poco, pero vivir soñando es no existir.
Si quieren saber más sobre las vidas posibles, lean a Walter Benjamin; si por el contrario son esféricos en su teología adoctrinada, vean, por ejemplo, A LA DERIVA... aunque me temo que les podría servir cualquier película de Ventura Pons...
Saludos.

sábado, 26 de abril de 2014

Encorsetad@s



STEPHANIE DALEY fue el segundo trabajo de la directora Hilary Brougher tras la fallida y muy extraña THE STICKY FINGERS OF TIME; uno de esos típicos melodramas con problemática social de fondo y alguna que otra concesión a la galería lacrimógena, que la haría ideal para una sobremesa insomne. Sin embargo, pese a que Brougher no tendrá jamás una carrera notable como realizadora (a menos que INNOCENCE, su reciente incursión en el cine de terror, nos lo desmienta), es justo reconocer que este telefilme tuvo su recompensa en Sundance con el galardón a mejor guion, aunque lo mejor es el intenso cara a cara entre la estupenda Tilda Swinton (que parece poder casi con cualquier cosa) y la incipiente Amber Tamblyn (sí, hija de Russ). Ambas actrices quedan muy por encima de una trama taimada y enroscada que, en mi opinión, lo que verdaderamente esconde es un "oloroso" y reaccionario panfleto contra el aborto. Es lo que se suele denominar como "río en reverso", o cómo aparentar una postura abierta y tolerante para acabar juzgando desvergonzadamente a unos personajes de todo punto indefensos por omisión. Lo hemos visto muchas veces, y por eso su banalización me parece injusta: una chica que queda embarazada con 16 años y que lo mantiene oculto. Un suceso terrible y unas consecuencias legales que no por sabidas provocan menor controversia ¿Qué es peor, una chica embarazada o su desamparo? ¿De qué derechos habla la Iglesia si el miedo sigue imponiéndose a la normalización y provoca actos que en realidad nadie desea? STEPHANIE DALEY titubea en estos menesteres (los más importantes) y prefiere pasar la mano por el lomo después de los latigazos; el resultado no es sólo un film tibio, sino un mensaje de mediocridad moral incomprensible.
Saludos.

viernes, 25 de abril de 2014

Correr o pensar



En DISTRICT 9, su anterior film, el sudafricano Neill Blomkamp se saltaba una de las máximas imperantes en el cine de acción hollywoodense; su protagonista tenía poco de héroe y mucho de víctima involuntaria de un marco desolador e inabarcable. Sudáfrica era retratada poco menos que como un estercolero en el que un alienígena equivalía a un desahuciado, y la deriva de la película no era precisamente heroica, sino trágica y un poco amoral. Lo que ELYSIUM propone en materia puramente argumental no difiere mucho de aquélla, pero sí el sustento físico de su protagonista, puesto que no deja de ser curioso que quien entonces protagonizaba ahora sea el villano, y que un musculizado Matt Damon reparta los mamporros por una causa elevada, ayudado, eso sí, por un artefacto que convierte su cuerpo en una especie de arma mortal. Profundizando, diríamos que lo que hacía interesante a DISTRICT 9 desaparece completamente en ELYSIUM; y eso, en dos películas que prácticamente vienen a contar lo mismo, no es una buena noticia
¿Si no hubiese existido el precedente? Pues a lo mejor hablábamos de una cinta de ciencia-ficción y aventuras con un poco más de frescura que la media, pero yo al menos le hubiese pedido algo más de riesgo a Blomkamp...
Saludos.

jueves, 24 de abril de 2014

Alain Resnais: Tributo a un maestro #8



TOUTE LA MÉMOIRE DU MONDE es, a mi juicio, el documental/corto más fascinante de la primera época de Resnais. Y cortos nos quedaríamos nosotros si catalogáramos este bello ejercicio de poesía visual como un documental sin más. El director francés regala multitud de guiños en este monumental paseo por la Biblioteca Nacional de Francia; además de desentrañarnos los secretos de sus "tesoros", sus millones de volúmenes además de mapas, medallas o grabados, el espectador actual aprende a valorar ese gigantesco trabajo de ordenación de "la memoria del mundo", justo ahora que tenemos a nuestra disposición en tiempo cero casi cualquier cosa que deseemos y sin tener que desplazarnos para ello. Las bibliotecas, antes templos del saber y la curiosidad, han quedado condenadas a ser mausoleos desiertos y con una función mucho menos importante. Así, en apenas décadas, Alain Resnais se adelantaba visionariamente al final de una manera de entender la cultura, además del final de otro rito comunal, que es otro paso dado hacia el aislamiento social del ser humano.
Saludos.

miércoles, 23 de abril de 2014

Más allá del más acá



I AM A GHOST era una de esas modestas producciones, hijas absolutas de estos tiempos, que se convierten en una especie de fenómeno antes de ser vistas. Por fin llegó la esperada edición en DVD (tras su efímero paso por el NOCTURNA del año pasado) y nuevamente podemos afirmar que hay una gran distancia entre la extensión de un mito y su rumorología, y si logra colmar las expectativas creadas en torno a ella. El debut del joven H. P. Mendoza es un elegante y claustrofóbico ejercicio de estilo dominado por una premisa que se convierte en su gran acierto: Emily es un fantasma que habita una casa. Va de una habitación a otra, cocina, se despierta por la mañana, se mira en un espejo, prepara la lista para hacer la compra... Pero, sí, es un fantasma. Y ocasionalmente, al entrar en una habitación determinada, Emily logra contactar con un medium que le informa de que está muerta y que debería intentar "irse" de una casa que ya no le pertenece y en la que sólo consigue fastidiar a los que ahora viven. Sin embargo, aunque lo intenta, nunca logra concluir su... cómo decirlo... ¿descorporeización? Siempre hay algo que la devuelve a un punto de partida, y el espectador se extraña aún más ¿Qué significan esos gestos y acciones repetidos una y otra vez? Con gran dominio de un suspense que nunca es estridente, Mendoza consigue su turbia extrañeza al mostrar cada vez un poco más, como si la propia Emily, poco a poco, fuese también siendo consciente de su circunstancia. Así, estamos ante un buen film, no exactamente de terror pero capaz de sembrar inquietud y curiosidad por su desenlace que, una vez más, nos deja un sabor de boca agridulce. Es el único punto débil, creo yo, porque rompe de forma poco creíble todas las estupendas expectativas creadas en apenas 70 minutos de duración; es cierto que no deberíamos entroncarla con el efecto "Shyamalan", porque esto es otra cosa, posiblemente la victoria de la atmósfera sobre el susto. Y a mí me gustó.
Saludos.

martes, 22 de abril de 2014

El fallo en el metrónomo



Uno de mis grandes deseos es ver consumada la realización de una película que sin renunciar a ser cine de terror clásico, sí intente sublimar su sentido atmosférico en una búsqueda que me parece necesaria y casi urgente. Primero porque cada vez me parece más difícil asustar al espectador medio, acostumbrado a atrocidades y exhibiciones de toda índole y truculencia probada incluso en programas que no deberían mostrar según qué cosas; pero sobre todo porque la mixtura de géneros (que está dando grandes satisfacciones) debería ahondar menos en el "efecto" y más en la invitación por recorrer un pasillo que nos lleve hacia la "nueva imagen" ¿Qué cosa, si no, es el modernismo? Un dulce espectáculo de canibalismo.
Me encuentro así con una película que me suscita curiosidad. Dotada de un título que sólo escribiré una vez, THE LAST WILL AND TESTAMENT OF ROSALIND LEIGH es obra de un joven director mexicano que se ha trasladado a Canadá, que tanto tiempo lleva apoyando al cine de género menos acomodaticio. Y si inicio y desarrollo bien nos podría prometer un intento de "post-horror", con largos desarrollos ambientales en lugar de los habituales sobresaltos, pero lamentablemente es más el entusiasmo del ensayo que el pulido del acabado. La película acontece en un solo lugar que es lo mejor de todo, una tenebrosa y recargada casa que el protagonista (también único) ha heredado de su madre, cuya voz, como si de un cicerone del más allá se tratara, le (y nos) irá guiando por lo que parecen ser unos secretos imposibles de revelar. Lo mejor, como digo, es precisamente ese itinerario, con suaves movimientos de cámara y la sensación de que cualquier objeto inanimado pueda cobrar vida en un segundo; lo malo es que ese tiempo pausado y moroso se ve despeñado en un tramo final absurdo y ramplón, donde ya se nos pretende asustar a cualquier precio. Es, una vez más, la dificultad para dominar el metrónomo en unos tiempos que van demasiado deprisa.
No está mal como curiosidad.
Saludos.

lunes, 21 de abril de 2014

Babylon meaning



TULPAN es una deliciosa rareza, un film que parece perfectamente correspondido con el árido paisaje en el que se desarrolla su entrañable historia, como si una pequeña flor (el tulipán del título) se empeñara en crecer bajo el azote de vientos huracanados y temperaturas extremas. De hecho, la singularidad de esta historia enclavada en la estepa kazaja es mostrar(nos) cómo los seres humanos no se diferencian mucho por muy diferentes que sean sus entornos, y por tanto una comedia se puede narrar tanto en Greenwich Village como en una tienda comunal de Kazajistán. A mí me parece que Dvortsevoy construye una comedia pura, sin estridencias ni chistes fáciles, pero con un sentido del humor fresco y desprejuiciado desde la icónica imágen de su protagonista (y no se me ocurre nada más surrealista que un marinero en un desierto) "navegando" a la velocidad de un tractor mientras su júbilo queda subrayado por Boney M y sus "Ríos de Babilonia". Por supuesto no todo es jolgorio en un lugar principalmente duro y hostil, porque el motivo principal es la dificultad de la familia del joven marino para poder casarlo con la huidiza Tulpan, por muchos rebaños ofrecidos, y todo por un detalle aparentemente de menor importancia... el tamaño de sus orejas... Sí, una comedia muy divertida y que pasa en un suspiro, y que además contiene un trabajo de fotografía excepcional, mostrando en todo su desnudo esplendor esa estepa en la que las distancias (las físicas y también las emocionales) siempre parecen un paso más cerca de lo que realmente están...
Saludos.

domingo, 20 de abril de 2014

Rincón del freak #151: La estética inversa y los polos dormidos



En algún sitio, no recuerdo dónde, ya dije una vez que no era Kathryn Bigelow una directora de la que uno pudiera fiarse. No me gustaría ser malinterpretado, simplemente me veo en la obligación de dar cuenta de la trayectoria de una cineasta que, aunque es capaz de asumir riesgos que todos hemos celebrado (ZERO DARK THIRTY, THE HURT LOCKER...), siempre deja algunas extrañas estelas de un conservadurismo tipificado como la palabra en clave en caso de que el experimento empiece a doler demasiado. Y un poco de sadomasoquismo hay, es cierto, en una película tan ridícula y aburrida como THE WEIGHT OF WATER, la adaptación que Bigelow realizó en un momento que podríamos denominar de anquilosamiento de una novela digamos que de escaso bagaje intelectual. Instalada entre finales del XIX y finales del XX, y construida como una imposible correspondencia entre un oscuro suceso histórico y la "investigación" que del mismo emprende una fotógrafa... ¿El problema? El problema es que toda la parte en tiempo presente parece un anuncio de colonia para hombres intrépidos, con su barquito de vela, sus tripulantes arremangados e incluso la calientapollas de turno chupando cubitos de hielo. Con este rápido esbozo todo el esfuerzo derramado en la parte del pasado, que es muy superior pero que no se puede encadenar de ninguna manera, parece como si se tratara de otra película diferente; es una extrañísima sensación, ya digo, ver un sensacional confrontamiento interpretativo entre Sarah Polley y Ciarán Hinds, y seguidamente no poder evitar una carcajada con la ineptitud de Elizabeth Hurley y un Sean Penn loco por coger el cheque y del que no descarto que se pasara ebrio todo el rodaje... Encima es larga, y encima tiene un final francamente ridículo, y teniendo en cuenta que han pasado 14 años y nadie se acuerda de este despropósito, parece preclaro seguir desconfiando de los tambaleos de Bigelow... ¿o no?...
Saludos.

jueves, 17 de abril de 2014

Alain Resnais: Tributo a un maestro #7



En apenas media hora de duración, Alain Resnais construye con NUIT ET BROUILLARD una de las experiencias cinematográficas más terribles que cualquier persona pueda constatar. Nada de florituras, ni falsas retóricas, ni pesadumbre paternalista; de lo que se quiere dejar constancia es del horror sin nombre, de los asesinos y los asesinados, esos que ahora unos oportunistas sin memoria ni linaje intentan enterrar en el olvido de sus propias soflamas nacionalsocialistas. Es un viaje a ese horror, al interior de los crematorios y los barracones hacinados, pero es algo mucho más importante y que Resnais, una vez más, instala en el centro de su lúcido discurso sin apenas nombrarlo. Porque NUIT ET BROUILLARD es un documento (que no documental) que mira de reojo, sin rencores pero con grandes razones, a quienes no vieron en su momento, quienes no quisieron ver y quienes, ni siquiera después, han tenido cargos de conciencia por permitir que un holocausto ocurriese (como se encarga de recordarnos el film) en un paraje cualquiera, porque un paraje cualquiera también puede albergar un campo de concentración, y no deberíamos olvidarlo...
Saludos.

miércoles, 16 de abril de 2014

Los detectives salvajes



Como saben muy bien los que por aquí me leen, siempre he sido muy reticente al formato de serie televisiva, no por el producto en sí, sino por una pereza que no me permite adjudicarle a algo que se extiende en el tiempo el mismo valor que a una obra que no necesita fragmentarse para poder verse. No siento cátedra sobre esto, se trata simplemente de una cuestión de preferencias. Y ahora me permito recomendarles a todos ustedes TRUE DETECTIVE, una serie de la HBO que está literalmente revolucionando este mundillo (de modos un poco hipsters, creo yo) gracias a un triunvirato que cualquier cinéfilo debería agradecer. Por un lado tenemos una escritura que recuerda por igual a las novelas pulp y al cómic autoconsciente de Moore, Morrison o Gaiman, extrayendo de ambas fuentes una oscuridad malsana y que genera la mayor parte de sus aciertos... y no son pocos. Se ha escrito mucho y más que se va a escribir, y es merecido, porque además de este excelso e intrincado guion firmado por Nic Pizzolatto, debemos sumar una dirección a la que no le tiembla el pulso, por parte del director Cary Fukunaga; y yo le añadiría dos decisiones (supongo que peleadas con producción) que me parecen estupendas: aumentar la duración por capítulo (una hora cada uno) y dejar cerrada la temporada con ocho segmentos, por lo que se trataría de una serie contenedora de series, con temporadas autoconclusivas. En el apartado interpretativo, Matthew McConaughey (sí, el hombre del momento) y Woody Harrelson consiguen dos iconos que van a permanecer en nuestras cabecitas durante mucho tiempo. Uno es un verdadero sabueso humano, metódico, inteligente, culto, nihilista, indomable, pero con una edicación plena a su trabajo, que no es contentar a sus jefes sino buscar la verdad en un mundo repleto de mentiras; el otro es un hombre que intenta conciliar, a duras penas, su faceta como padre y esposo con un incontrolable lado oscuro que es incapaz de reconocer.
Yo soy de la opinión de que, una vez vistos los ocho episodios, es mucho más fascinante la exposición de estas dos personalidades a lo largo de los diecisiete años que van desde su comienzo como pareja de detectives de la policía de Louisiana hasta su encuentro final, ambos ya fuera del cuerpo y con sus vidas lejos de cualquier ideal. Mucho más que, efectivamente, la excusa argumental que nos permite disfrutar de dos personajes tan bien construidos como Rust Cohle y Marty Hart. Este comienzo de TRUE DETECTIVE nos guiará por un laberinto de ritos ocultos, oscuros y remotos parajes y un sinfín de personajes y tramas; y puede que no le haga mucho bien la cantidad de cabos sueltos que quedan, al igual que una resolución polémica y que no ha contentado a todo el mundo. Pero insisto: se trata de otra manera de enfocar la manera que hasta ahora teníamos de visionar y asimilar las series de televisión, para mí más cercano al largometraje y, lo que es más importante, con un grado de profesionalidad al servicio de algo que en las series televisivas se suele dejar de lado: la verosimilitud.
Así que sólo me queda decir: altamente recomendable.
Saludos.

martes, 15 de abril de 2014

Difícil equilibrio en constante búsqueda



Antítesis perfecta e inesperada de la muy celebrada LA GRANDE BELLEZZA, el joven director Luca Guadagnino parecía advertir de nuevas formas en el cine italiano, una cinematografía en perpetuo desafío a sus propias posibilidades tanto estéticas como semánticas. IO SONO L'AMORE se valía de una puesta en escena semejante a la usada por Sorrentino, sólo que con inquietudes muy diferentes. Aquí el relato incluye los mismos vastos e ignotos grandes espacios de la alta burguesía, y también obtiene respuestas del confrontamiento entre la convivencia, casi siempre imposible, de lo aristocrático como tapadera perfecta de bajos instintos y sentimientos reprimidos y represores. Pero no hay mucha conexión entre el perplejo Gep Gambardella y la, por así decirlo, "asumida" Emma Tancredi, casi un objeto de origen desconocido y cuya fisonomía, tan poco italiana, parece anunciar su posterior desubicación a raíz de una inesperada aventura amorosa. Lo que Guadagnino parece esforzarse en poner de relieve es el triunfo imposible de la persona frente a la institución, de los sentimientos desatados ante una estabilidad económica que es incapaz de aportar sentido a una existencia que se sepa sensible. Es cierto que quizá, para lo que cuenta, le sobren algunos minutos (especialmente en el alargado tramo final), pero merece la pena regocijarse en la maravillosa interpretación de Tilda Swinton, una presencia que todos buscan sin querer realmente encontrar y que parece hacerse más liviana a medida de su descubrimiento personal. Aparte de un trabajo de fotografía notable a cargo del francés Yorick Le Saux, que afilaría aún más al año siguiente en la soberbia CARLOS; y no me gustaría olvidarme de la impresionante partitura de John Adams, un músico que particularmente me encanta y que siempre es un acontecimiento reencontrar.
En resumen, un film que cobra actualidad en estos días y que, precisamente por ello, podría considerarse punta de lanza de esta nuova rinascita.
Saludos.

lunes, 14 de abril de 2014

Una comedia sin corazón



Es cierto que Neil LaBute es un director que nunca me ha caído del todo bien, uno de esos eternos aspirantes demasiado pendientes de no descolgar su discurso por pendientes demasiado pronunciadas y que, sin embargo, despeñan cualquier cosa que caiga en sus manos en cuanto (se) piden mostrarse en esa ignominia de ser "serios". Curiosamente, vi DEATH AT A FUNERAL, el remake del film que (atención) Frank Oz dirigió sólo tres años antes, y mi opinión tenía algo que decir al respecto. Sí, es cierto, si no se hubiese hecho no pasaría nada, pero tiene su cosa la diametral diferencia entre una comedia que busca desesperadamente su veta familiar/clásica y lo que yo creo que hace superior a ésta: reírse de sí misma con un grado de escatología que, sin ofender (posiblemente por su evidencia), al menos suscita un debate acerca de la conveniencia de la corrección, política o de otra naturaleza. Y luego la verdad es que hay un puñado de actores correctos, esforzados, haciendo bien su trabajo y lo que es más importante, mostrando algunas de las claves a posteriores (y superiores, claro) producciones de las que no se ha hablado tan mal. Y termino con una recomendación: no vean las dos películas una detrás de la otra, porque no tienen mucho que ver y no les va a aportar ningún responso extra.
Saludos.

domingo, 13 de abril de 2014

Rincón del freak #150: Favores, putadas, martillos y sequedad creativa



Edición 150 de las películas que no debería haber visto pero que debo exorcizar a toda costa. OLDBOY, de Spike Lee; una película que ya se había hecho antes, no entiendo por qué hacerla otra vez... y para hacerla peor.
El favor: el favor es que a su lado, la de Park Chan-wook parece una obra hecha por un intelectual. Esto ya ni parece un videojuego, sino una broma de mal gusto.
La putada: la putada es tener que soportar a dos buenos actores haciendo el ridículo (Josh Brolin y Elizabeth Olsen), mas dos regalitos que pasarán a la historia como dos de las peores interpretaciones de todos los tiempos (inenarrables Samuel L. Jackson y Sharlto Copley)...
El martillo: según el manual de alargamiento de escenas de Spike Lee, es muy bonito ver a un tipo con un martillo enfrentándose a 76 malos armados con... ¡tablones!... ¿acaso la pelea era en una carpintería?...
Sequedad creativa=Spike Lee... No hay mucho más que añadir.
Última reflexión: ¿Me dice alguien qué ha quedado de aquel rapper-punk negro que asombró a la crítica con HAZ LO QUE DEBAS?
Ahora, si quieren, la ven...
Saludos.

sábado, 12 de abril de 2014

Los otros B&W



Hoy hablaremos aquí de una película de esas que no ha visto casi nadie. REWERS fue la candidata polaca al oscar de habla no inglesa de 2009 y la ópera prima del joven director Borys Lankosz, que curiosamente no ha vuelto a rodar nada desde entonces. Con un arco comprendido desde 1952 hasta 45 años después, la insignificante historia de Sabina, funcionaria y solterona, acuciada por su madre y su abuela para que se case de una vez, es entroncada casi sin esfuerzo con la gris y triste situación política y social de un país sumido en el yugo impuesto por Stalin. Es una buena película por ello, por la facilidad para pasar de lo general a lo íntimo, de las vicisitudes de la familia de Sabina (en realidad sostenida por ella misma) y el conflicto interior de la joven cuando su monótona vida se vea sacudida por la aparición fantasmal de un hombre que parece salido de una película de Bogart. En realidad una imitación, porque lo que parece un romance de cine se irá desvelando como un terrible engaño, aunque la frágil Sabina tomará una determinación drástica al descubrir el engaño. Esto nos llevará a la actualidad (no por demasiado tiempo) y a unas revelaciones que borran cualquier tentación de comedia negra; más bien, REWERS prefiere dar cuenta de la pesadumbre que no tardaría mucho en dar paso a un nuevo optimismo, pero que dejó a varias generaciones sin la simple capacidad de vivir una vida.
Saludos.

viernes, 11 de abril de 2014

Alain Resnais: Tributo a un maestro #6



Obra de esncial madurez y lirismo incontenible, HIROSHIMA, MON AMOUR define por sí misma la deriva de una cinematografía itinerante pero inconmovible. Esta historia de amor y horror, de personas que aman y personas que sufren, y de unos días que podrían o no ser reales, quizá (tal y como desvela la intensa escena final) el torrente de palabras desplegado por el apabullante texto de Marguerite Duras no sea más que una minuciosa descripción de dos ciudades tan inencontrables entre sí como la Hiroshima devastada por la bomba nuclear y la ignota Nevers en Francia, de la que vamos conociendo la auténtica circunstancia emocional de la protagonista. Parece un idilio, un enamoramiento, pero los cuerpos, aunque abrazados, soportan una lluvia de cenizas; y en el otro lado, el romance, inconsciente entre personas que pertenecen a bandos encontrados, termina conformando un horrible desprecio y hasta el confinamiento y la tortura psicológica. Y todo lo filma Resnais con sensibilidad extrema, acercándose a lo que más le importa, que es esa pareja cronometrada, que se anhela y se repudia, que quiere olvidarse pero no puede; bastante haríamos en volver a ver un film del que "creemos" saberlo casi todo, y del que sin embargo siempre podemos aprender algo nuevo. Por la inquietante partitura de Georges Delerue, por la tenebrosa fotografía de Sacha Vierny, por la impresionante interpretación de Emmanuèle Riva... La inmortalidad sin tópicos, y la belleza en menos de hora y media...
Saludos.

jueves, 10 de abril de 2014

Un paseo por la selva de los recuerdos



La Tailandia de Apichatpong Weerasethakul es diametralmente opuesta a la de Winding Refn. No hay saturación lumínica, apenas ningún elemento iconoclasta y sí una vocación absolutamente humanista y que está decidida a celebrar, como suena, la vida de los hombres. Para ello, LUNG BOONMEE RALUEK CHAT (EL TÍO BOONMEE RECUERDA SUS VIDAS PASADAS) comienza de la manera más simple, con el tío del título retirándose a una pequeña propiedad en mitad del campo, pues está convencido de que su enfermedad crónica no va a dejarle mucho tiempo más. Rodeado de los suyos, no parece que la idea de morir lo agobie más que el bienestar de su familia y poder despedirse en paz. Lo que sigue es la aparición del fantasma de su mujer y la reencarnación de su hijo en hombre-mono-espíritu, que le guiarán a través de una serie de cuentos fantásticos hasta poder reunirse con él una vez que fallezca en un remoto lugar, donde se supone que Boonmee nació en otra vida. Si esto no es cine fantástico entonces no sé qué es cine fantástico (de hecho no estoy muy seguro de saberlo), pero el farragoso (y moroso, y basto) estilo de Weerasethakul necesita comprensión y paciencia; comprensión porque casi todo está sostenido por una fe ciega en mundos atávicos y temblores que sacuden la pantalla y hacen que lo imposible sea posible. Paciencia porque el camino es seguro y tranquilo, avanza a su paso y no tiene ninguna prisa por llegar. Si uno quiere ver una película americana, de acuerdo, pero esto es otra cosa; lo que chirría es tener que aceptar que también es cine, un cine que se ocupa de mostrar lo que no vemos, de traernos a nuestras vidas de hormigón y bits un trozo de la jungla, el lugar donde los muertos no atacan a los vivos, sino que los esperan para seguir, quizá, charlando de algo...
Preciosa película.
Saludos.

miércoles, 9 de abril de 2014

Double Dragon System



Vengo a defender ONLY GOD FORGIVES, porque creo que lo merece, por su valentía y, mejor, por el riesgo que Nicolas Winding Refn toma tras las muchas flores recibidas con DRIVE. Y no es signo de estos tiempos que un director de cine abandone a su suerte el posible talismán hallado y decida zambullirse en un acto de autoconocimiento que le permita a él y, sobre todo, a sus espectadores seguir indagando en perfiles más arriesgados. La historia que el danés cuenta aquí es sencillísima, muy trillada y muy asimilada para cualquier cinéfilo, una especie de INFILTRADOS con menos diálogo y más luces (sobre todo lo último); el descubrimiento, a mi entender, consiste en la búsqueda de otra forma de diálogo, más visual, sí, pero aún más "sensorial", entendiendo que nuestros sentidos pueden verse asaltados en cualquier momento por imágenes y recuerdos que, o bien creíamos desaparecidos desde nuestra infancia, o bien nuestra jodida "madurez" nos indica que es una forma trash e inservible, desde luego para llevártela a Cannes (donde no fue recibida precisamente mal). Yo no sé qué les habrá sugerido a cada uno de ustedes, pero yo me acordé inmediatamente de aquellas maravillosas salas recreativas, y más concretamente de algunas máquinas con juegos de artes marciales en las que dos luchadores desplegaban su arsenal de hostias hasta dejar seco a su oponente. Ahora quiero que un sesudo crítico, un defensor de Godard, o Rocha, o Kieslowski, me diga que no puede construirse un discurso fílmico a partir de, por ejemplo, un recurso adolescente, porque sería una imprudencia por su parte. Recordemos que el 99'9% del cine palomitero se basa en los juegos de consolas de última generación; una mutación desafortunada y que aporta menos de lo que resta a esa búsqueda formal a la que aludíamos antes. Que Wnding Refn tenga la osadía de llevarnos a Bangkok y presentarnos a un héroe que no lo es (porque en realidad es un traficante) y que se pega toda la película recibiendo leches, que su mayor oponente, el villano, sea un policía que corta cabezas y canta en karaokes, y que además sus enfrentamientos ocurran en un plano general, casi nos hace desear que aparezca la familiar barra de energía sobre sus cabezas. Y esto también es espectáculo, pero hay que saber digerirlo a su ritmo...
Saludos.

martes, 8 de abril de 2014

El pórtico de los invasores



Parecía imposible, pero lo cierto es que hemos llegado al final del exhaustivo repaso que durante el último mes hemos dedicado a los oscar'14 ¿Conclusión?: mastodónticas promesas e ínfimos pasos (titubeantes pasitos) adelante.
Pero vayamos con la ganadora a mejor película. 12 YEARS A SLAVE, un film que esperábamos ansiosamente quienes hemos descubierto en el director británico Steve McQueen un necesario soplo de aire, si no fresco dada su querencia claustrofóbica, al menos curioso y autosuficiente. Qué recibimiento tendría en tierras norteamericanas el autor de dos obras tan poco acomodaticias como eran HUNGER y SHAME quedó desvelado con creces. McQueen ha aterrizado de pie sin casi pedir permiso. La calidad y rotundidad de sus imágenes están dando, quizá, a la new thing más evidente desde el primer Tarantino; con el que, por cierto, podríamos tender un posible puente sistémico, ya que no semántico ¿Pero podríamos aislar este trabajo de los dos anteriores? porque siento que algo se ha despegado de Steve McQueen, quizá para no volver nunca, y no me tranquiliza. Es cierto que el brutal expresionismo sigue impregnando la pantalla, que de nuevo los rostros tienen una función narrativa primordial y muy por encima de las propias palabras, pero McQueen ha decidido irse a sus propias antípodas y ha cruzado una puerta de entrada tras la cual sólo se puede quedar como héroe o invasor, y no precisamente con los resultados esperables.
Y todo esto está muy bien, pero también hay una película nada desdeñable; puede que un poco repetitiva en cuanto a los motivos que la sustentan, pero con una calidad final innegable y un mensaje que resuena alto y claro a lo largo de dos horas y pico que pasan en un suspiro. Por encima de la epopeya personal de Solomon Northup, un negro libre que fue secuestrado y vendido como esclavo, e incluso por encima de la singularidad con la que nos van siendo presentados los personajes menos importantes (aunque todos lo son en alguna medida) y que sirven de inestimable telar de fondo para dos impresionantes interpretaciones (unos grandiosos Chiwetel Ejiofor y Michael Fassbender), lo que palpita de verdad con fuerza es el mensaje de que jamás Hollywood (el cine americano como concepto) se ha ocupado con rigor de un asunto repugnante y que pertenece a su historia. Y no recuerdo una historia tan corta y tan sangrienta.
Saludos.




PD: Por cierto, jamás pensé que diría... ¡Maravillosa música de Hans Zimmer!...

domingo, 6 de abril de 2014

Rincón del freak #149: Viejos deportes bajo la luz verde



Manda cojones que una cosa tan poca cosa como THE GREAT GATSBY se terminara llevando los dos únicos oscars a los que optaba; tan secundarios como el de mejor vestuario y mejor dirección artística... pero vaya, a cualquiera que se lo cuentes es posible que ni se lo crea. El caso es que ésta es ya la tercera adaptación de la inmortal novela de Francis Scott Fitzgerald... y con mucho, la peor (casi estoy tentado de decir que el telefilm del año 2000 era mejor). Todo es muy bonito (como en las películas de Baz Luhrmann); los actores pasan de estar ahí sin decir nada a soltar el discurso del siglo (como en las películas de Baz Luhrmann); cuando el director de fotografía dice "señor Luhrmann, está demasiado saturado", Baz Luhrmann deja escapar un mohín entre descarado y desdeñoso (como en las películas de Baz Luhrmann); además, hay negros tocando la trompeta sin tocarla, gente bailando canciones modernas y una vaga sensación a chantaje emocional flotando por encima de los cuadriculados y las purpurinas (efectivamente, como en las películas de Baz Luhrmann)... Por cierto ¿he dicho ya que el director de este desastre es Baz Luhrmann?... Pues manda cojones también...
Saludos.

sábado, 5 de abril de 2014

Estabilizarse con un extintor




En un momento dado (un momento especialmente tenso, es cierto), la doctora Ryan Stone, interpretada por una renovada Sandra Bullock, se sirve de un extintor para estabilizarse en el espacio sin gravedad y llegar a una estación espacial china, o lo que es lo mismo: su última y desesperada oportunidad de salvar su vida. Sólo este pequeño apunte debería servir para mirarnos con incredulidad y preguntarnos si no nos pasamos un poquito cuando hablamos de "realismo". GRAVITY es como STAR TREK o LA GUERRA DE LAS GALAXIAS; no hay rayos láser ni invasiones alienígenas, pero hay una persona dando vueltas por el espacio con un extintor, y eso es una licencia demasiado grande. Ahora bien, GRAVITY contiene la esencia de un excepcional entertainer (uno de los de mayor calidad que ahora pululan por un proceloso Hollywood), un director de cine que no necesita un gran guion (éste es bastante deficiente) para construir hora y media (y benditos 90 minutos) de goce visual. El triunfo de Cuarón es su conquista plástica, casi todo el mundo está de acuerdo en eso, por lo que casi se agradece el ejercicio de vaciado, limitando su cháchara a la del entrañable personaje interpretado por George Clooney, ese típico norteamericano capaz de ser superprofesional y contarte un chiste mientras voltea un chicle velozmente. Me ha gustado, sí, pero es un film pensado con exactitud para este tiempo de indefinición técnica y taquillas hipertrofiadas; y me parece que alguna otra había muy superior en los oscar, aunque los siete galardones me parecen justos en su categoría. Y me niego a encender un debate que me parece nimio, como es el de separar digital de... ¿de qué?...
Saludos.

viernes, 4 de abril de 2014

La pantalla que respira



Me parece muy evidente que, de no ser por la emotiva y florida interpretación de un casi omnipresente Joaquin Phoenix, HER habría terminado siendo un coñazo irremediablemente considerable. Me resulta complicado entender, meterme en la piel de unos personajes y unas situaciones que me son por completo ajenos, cuando no directamente hostiles. No es por lo descabellado de su premisa argumental (un tipo al que le cuesta encontrar el amor tras su reciente divorcio se enamora de un Sistema Operativo... como suena). No. En realidad lo que me chirría son los goznes de una interminable catarata de face to face aparentemente trascendentales; lo que me viene a demostrar dos cosas cuanto menos inquietantes: que los americanos cada vez se parecen más a los japoneses (lo que es terrorífico como concepto) y que para remarcar "un cierto estado de calidez humana", lo mejor es no incluir en tu campo de pruebas cualquier atisbo de agobio económico. Estos personajes tienen siempre, en su unidimensionalidad, una parte importante de su existencia perfectamente resuelta, lo que a partir de ahí les permite (en realidad se lo permite a un guionista que sea vago) no tener que ocuparse de nada más que de "su gran problema". Es igual, nada va a cambiar al respecto, excepto que lo que hace un tiempo era una chorrada de novela romántica ahora puede ser perfectamente reconvertido en una "historia de amor más allá del tiempo y el espacio", porque el cine de ahora no se permite ni siquiera un fallo en su lisa y brillante esfera de brand new audiovisual.
E insisto: menos mal que eligieron a Phoenix...
Saludos.

jueves, 3 de abril de 2014

Alain Resnais: Tributo a un maestro #5



Qué ciego hay que ser para catalogar una reflexión en imágenes, profunda, irónica, desarmante, como LE CHANT DU STYRÈNE en esa trampa mortal que es el documental. No es un documental y muchísimo menos un burdo comercial ilustrativo acerca de las bondades de la producción industrial de plástico.
Lo primero que Resnais ofrece es un bello juego de colores y formas surgiendo con plasticidad geométrica, una especie de "dignificación" del objeto, el canto antes que la utilidad de la fabricación en serie. "Una nueva era. Nuevos objetos de procedencia misteriosa", se nos dice; el objeto da paso a la fábrica, el lugar del hacedor, la máquina, el molde. A partir de ahí, el interés de Resnais consiste en preguntarse a dónde nos llevaría un viaje hacia atrás, en busca de los orígenes, los materiales, para descubrir en un trayecto a la inversa que precisamente son los materiales que la industria denomina "de desecho" los que terminan conformando ese "nuevo objeto", que no es natural. He ahí el misterio del poliestireno, siempre y cuando alguien se lo pregunte.
Saludos.

miércoles, 2 de abril de 2014

Sobre vivir



La secuencia inicial de DALLAS BUYERS CLUB es absolutamente fascinante. Jean-Marc Vallée es capaz, casi sin mostrar ni un solo elemento concreto, de sintetizar toda la esencia de la historia que se dispone a desarrollar. Es una lástima que el resto de esta irregular película se tambalee por los traicioneros senderos del melodrama con trasfondo médico y se aproveche (creo que mal) de dos interpretaciones que creo que no son tan soberbias como se está pregonando, sino simplemente muy buenas; que no es poco, pero a mí me cansa ya un poco la caracterización extrema, la verdad. Sin embargo, me gustaría hacer hincapié en ese extraordinario arranque, que pone en tela de juicio cualquier idea preconcebida con la que podamos llegar a esta puesta al día del drama del SIDA en la Norteamérica de los años ochenta. Entre sombras, paralelamente a la brutalidad del rodeo, gemidos, respiraciones, apenas unos rostros vislumbrados ¿pero cuántos? ¿quiénes son los que están con Ron Woodroof? Vemos una chica, pero parece haber alguien más detrás de este cowboy supuestamente homófobo ("adicto a los coños", como le definen más tarde). No está muy claro, pero hay mucha más elocuencia en esos intensos y escasos minutos que en el resto de un film, insisto, al que le cuesta creerse la totalidad de su sucia fábula de adicciones, camaraderías y, lo que es peor, denuncia a las compañías farmacéuticas por el negocio que formaron en torno al síndrome de inmunodeficiencia adquirida. Lo que de verdad descoloca (y por eso me parece demasiado tiempo tirado a la basura de la convencionalidad) es definir con valentía la compleja e inabarcable personalidad de Woodroof. Intentar ubicarlo en tiempo presente, en mi modesta opinión, es imposible y, por tanto, aún más fascinante.
Podría haber sido infinitamente mejor, estoy seguro de eso.
Saludos.

martes, 1 de abril de 2014

Muros y desvergüenzas



Otra estupenda película perdida en el cajón desastre de los oscar, esta vez en la infame sección "de habla no inglesa", pero... ¿qué pintaba (y esta vez no es un recurso indignado-arponero) esta película de origen palestino con una muy inteligente manera de criticar a Israel en su desconcertante premisa interior? Lo vimos ya en aquella magnífica película que era PARADISE NOW, aunque debo reconocer que Hany Abu-Assad ha sabido recomponer su discurso tras la decepción que fue THE COURIER, su inefable paso por la producción norteamericana. OMAR es una historia de amor en la Cisjordania ocupada que rápidamente da paso a otra cosa, a una certera crónica de las dificultades de llevar una vida normal, a registrar los abusos sufridos por una población condenada a no tener un territorio propio. Tras su exitoso paso por Cannes y Valladolid, me atrevo a afirmar que Hollywood no ha debido entender con exactitud el alma de este film, ni qué instrumento le sirve para llevar a cabo su denuncia. En lugar de la típica historia de buenos y malos, Abu-Assad opta por pegar su cámara al actor Adam Bakri (de nacionalidad israelí) y zarandearlo por unas abigarradas calles, perseguido, detenido, torturado, traicionado, usado como cebo y, finalmente, incapaz de confiar absolutamente en nadie. No es OMAR un film al uso, sino que se sirve de las constantes del cine tan mal denominado "político" para hacer despegar su propio espíritu, un ritmo interno y que se acelera o refrena según el clima pretendido. Insisto en que nadie ha podido entender su mensaje para incluirla en toda una alfombra roja, y si no me creen véanla y a ver qué les parece su sorprendente final.
Muy recomendable.
Saludos.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!