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viernes, 23 de febrero de 2024

Las conexiones obligadas


 

¿Se la han puesto ya a Meloni? ¿A Abascal? A los racistas de siempre, o a los que aquí han acuñado el repugnante término de "la paguita". A todos ellos, que no son pocos, les vendría bien una película como IO CAPITANO, un emocionante y vibrante viaje al corazón mismo de las interminables (e inagotables) odiseas, que componen las desesperadas travesías desde África, buscando la inalcanzable quimera europea. Matteo Garrone incrusta su cámara, inquisidora y valiente, acompañando a Seydou (impresionante el trabajo del joven Seydou Sarr) cuando decide abandonar Dakar junto a su primo Moussa, con el objetivo de llegar a una Italia que dista mucho de esa Arcadia feliz. Con su habitual tono naturalista, que abraza el costumbrismo con la misma distancia que el horror, Garrone deshoja esta historia de camaradería y amistad con paciencia, mostrando en el arranque el sueño de un chaval de 16 años y los temores de su madre. Una vez en ruta, la situación empeora drásticamente, como un descenso a los infiernos y la desesperanza, pero donde estaremos siempre aferrados a esa voluntad inquebrantable, la de un muchacho aterrorizado, pero que jamás abandona su humanidad. De ahí se desprenden los mejores momentos de un film rotundo, bello por mostrar belleza donde sólo hay fealdad, solidaridad donde reina el terror y el caos. Sólo por ello merece mucho la pena, aunque me temo que quienes deberían verla con urgencia, ciegos como son, nunca lo harán.
Está nominada, no va a ganar, pero su existencia ya es motivo de enhorabuena.
Saludos.

lunes, 6 de junio de 2016

Fantaseen



Primera y única advertencia para disfrutar plenamente de IL RACCONTO DEI RACCONTI, de Matteo Garrone: Olvídense de la catarata de imágenes idénticas con la que se nos bombardea diariamente como si no existiese otra cosa y dejen volar su imaginación como cuando leen (probablemente leían) un cómic de Moebius, Don Lawrence o Richard Corben, porque sobre esos poderosos pilares (y otros muchos más que el espectador advertirá), y no otros, se asienta esta extraordinaria obra. Extraordinaria por lo poco de ordinario que alberga.
Tres reinos. Tres monarcas. Tres obsesiones. Uno no logra dejar encinta a la reina, por lo que, siguiendo el imprevisto consejo de un nigromante, se interna en un lago para dar caza a un gigantesco tritón y sacarle el corazón, que la consorte habrá de comer previo guiso por parte de una muchacha virgen que ha de hacerlo en estricta soledad... El otro es un insaciable depredador sexual, que prescinde de reina al tener incontables amantes a lo largo de sus instisfactorios días, repartidos entre bacanales y orgías... Hasta que un día oye la voz de una muchacha desde el ventanal de su castillo, a la que va a buscar rápidamente a su casa, con la idea fija que pueden imaginar... El tercero en discordia es un rey viudo que se aburre "soberanamente", mientras imagina la forma más estrambótica de desposar a su única hija, a fin de que la pobre jamás se separe de su lado. Sin embargo, un pequeñísimo ser acude a dar solaz al monarca, una pulga que se hará amiga inseparable y a la que alimentará de ahí en adelante, primero con una ínfima gotita de sangre...
Y conste que no he revelado más que una reducida parte de su laberíntico y endemoniado guion, que parece un improbable maridaje entre las historias cruzadas de Carver y el desencantado mundo onírico de Giambattista Basile, de quien extrae toda su fuerza y asombro...
... y Boyero bostezó... Allá él.
Saludos.

martes, 28 de abril de 2009

O es así o así debe ser

GOMORRA es una película fascinante.
He de empezar así porque es lo que me sale del cuerpo. Y ya sé que he tardado, pero es que me ha costado lo mío asimilar un mensaje tan potente y novedoso como el que destila el film de Matteo Garrone, uno de los mejores que he visto en mucho tiempo.
Y, aparte de su calidad cinematográfica, que es inmensa, debo poner de relieve la arriesgada apuesta visual, en absoluto condicionada por vacuos efectos artificiales, diríase más bien hija bastarda de un Rossellini voraz y anárquico, como si éste hubiese orgasmado de repente con la fotografía a color. Pero lo que hace a esta película absolutamente única en su especie es el vorticiano juego de correspondencias con el que la mayoría de productos similares acaban por aburrir y sucumbir ante la gran piedra angular del género, THE GODFATHER. El problema es que, pese a hablar de lo mismo que nos llevan hablando desde hace un montón de tiempo, GOMORRA da un paso adelante y muestra la cara más vil, vergonzosa y rastrera de la mafia siciliana, la camorra. Porque no creo que haga ya tanta gracia la interminable retahíla de cobardes, escudados en su propia ponzoña de coacciones y amenazas, en vez de un padrino glamouroso y con un gran sentido de "la familia". Aquí no hay "familia" que valga, sólo dinero y más dinero, y mil y un modos de amasarlo a toda costa, como sea; tiros por la espalda, delaciones infundadas, encerronas cobardes... ¿Y cómo se describía si no a Gomorra en la biblia? Se trata ésta de una película casi perfecta por el complicado equilibrio que logra entre su propuesta visual, que permanece indeleble mucho después de verla, y su terrible y suicida denuncia de un sistema criminal centenario al que se da no sólo trato de favor de unos gobiernos asquerosamente complacientes, sino que, encima, se nos ha venido retratando como una especie de modelo a imitar.
Lo dicho: un asunto de lo más repugnante y del que aún me maravillo de que un tipo como Roberto Saviano haya tenido los COJONES de destapar.
A los que no la hayan visto, un consejo: tápense la nariz, porque toda la película es un estercolero viviente. Y aun así, uno de los retratos sobre la violencia más crudamente hermosos que he visto. MARAVILLOSA.
Saludos fascinados.
... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!