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viernes, 25 de septiembre de 2020

AHS 9


 

La novena temporada de AMERICAN HORROR STORY (la décima se encuentra actualmente en suspenso), titulada simplemente 1984, es una especie de homenaje a los ochenta, vertebrando muchos de los iconos, liturgias y obsesiones de aquella época tan extrañamente reivindicada y/o vilipendiada, según quién y cómo la viviese, claro. En esencia, la trama discurre en torno a un campamento llamado Red Wood, lo que define bien a las claras que la referencia básica debe ser VIERNES 13 y colindantes. Sin embargo, hay 9 episodios que rellenar y prácticamente en el primero, Falchuk y Murphy han puesto todas las cartas boca arriba... o no. Todo comienza con la masacre que se produjo en 1970 en el dichoso campamento, que acabó con el temible asesino "Jingles" en una institución mental, y la única superviviente decidida a dejar atrás sus fantasmas, catorce años después, dirigiendo ella misma el campamento, al que llega un grupo de jóvenes con ganas de divertirse. Si todo hubiese quedado ahí, esta temporada podría haber quedado resultona, apoyada en una cabecera magnífica y un corolario casi inacabable de referencias y hasta personajes que existieron realmente. La duda asalta prácticamente en el tercer episodio, cuando ya no queda nadie por matar ni culpar; ahí, Murphy y Falchuk se enfundan el disfraz de escritores supuestamente ingeniosos y empiezan a darle la vuelta a todo lo que hemos visto, solo que a mí me parece que se les fue la olla y se les acabaron las ideas, fiándolo todo a una insufrible sucesión de muertes, que no parece que vayan a acabar nunca, y hablo literalmente. En definitiva, que tiene algunos momentos muy bien logrados y la premisa argumental daba para retorcer la serie, pero lamentablemente queda en un slasher multiplicado por nueve, y cuando pretende dejarnos con el culo torcido, su metanarrativa hace aguas por trillada y por pedestre.

No se pierdan a la diosa Kathy Smith en cada cabecera...

Saludos.

jueves, 27 de febrero de 2020

AHS 8



La octava temporada de AMERICAN HORROR STORY es extraña desde su misma concepción. APOCALYPSE se abre a lo grande, poniendo en imágenes nada menos que el fin del mundo tal y lo conocemos, siguiendo con una Tierra devastada, emponzoñada por un aire irrespirable que ha confinado a unos pocos supervivientes en bunkers. Sin solución de continuidad, no hay que ser muy avispado para darse cuenta de que no era de esto de lo que se quería hablar, o sí, o no era más que una excusa para el guiñol que tenía preparado Ryan Murphy: refreír algunos de los momentos más celebrados de la serie y exponerlos ante la amenaza definitiva. Creo que no debo desvelar el motivo principal de todo esto, aunque no se tarda demasiado en saberse; lo que sí debo decir es que volveremos a la casa de la primera temporada, y que el aquelarre de brujas será capital en todos los capítulos. Es excesiva, pero ya lo esperábamos; es autoparódica, y se agradece bastante; y es, creo, la que podría haber supuesto un broche perfecto para una serie que parece haber agotado todos sus recursos. Pero ¿quién va a resistirse a mezclar brujas, demonios y apocalipsis?...
Saludos.

lunes, 19 de noviembre de 2018

AHS 7



Hoy termino, de momento, con el repaso a AMERICAN HORROR STORY en la séptima temporada, a la espera de poder ver la octava. CULT no es frío ni calor, ni carne ni pescado, sino el loable intento de criticar y satirizar la terrorífica payasada de haber puesto a un tipo como Donald Trump en la Casa Blanca, una broma de mal gusto que de vez en cuando se permiten esos seres tan curiosos que son los norteamericanos. Y en su primera mitad el experimento funciona, incorporando una tensión política y social que brillaba por su ausencia en la serie, con el matrimonio homosexual interpretado por Paulson y Alison Pill, paradigma del supuesto progresismo de Hillary Clinton; mientras en el otro extremo, Evan Peters (protagonista casi unívoco de esta temporada) da vida a Kai Anderson, uno de los personajes más complejos de toda la serie, mezcla de sociópata, asesino, manipulador y simple trepa, como si el pequeño Nicolás se hubiese fusionado con Charles Manson y obtuviese un cargo político. La idea es lo suficientemente estimulante como para impulsar unos primeros capítulos en los que se emtremezcla esa atmósfera de incertidumbre y pánico de una sociedad que, de repente, se ve en manos de un tipo caprichoso e impredecible. Es entonces cuando vamos conociendo a Anderson, cómo es capaz de manipular a cualquier persona y convencerla de que América no es un sitio seguro, pero todo va a cambiar con la llegada de tío Donnie. Efectivamente, ni Falchuk ni Murphy son Noam Chomsky ni Susan Sontag, y su hachazo ideológico pronto se ve sepultado por lo que realmente interesa, que son las caretas de payaso y el ketchup por galones. La segunda mitad de la función es tan deslavazada y caótica, que es posible que se pierda la noción de si a lo mejor no se ha pasado a una temporada completamente distinta. Porque CULT, como Anderson, es ambiciosa, pero tremendamente imprudente...
Saludos.

domingo, 18 de noviembre de 2018

Rincón del freak #330: El coñazo del metesacanarrativo. AHS 6



El posmodernismo consiste en creerse uno más listo de lo que realmente es, y el posmodernismo puede ser valioso, siempre y cuando tenga en cuenta que lo que hace tiene el propósito principal de ser mostrado a un tercero, incluso cuando se le trata como a un tonto. Un dispositivo posmoderno que me irrita de un tiempo a esta parte es el concerniente a la metanarrativa, que mal usada deriva en un emplaste indigesto e incomprensible. Yo siempre pongo el maravilloso ejemplo de esa novela (o "nivola", claro) magistral que era "Niebla", de Don Miguel de Unamuno, que todo colegial debería leer antes de los quince años, al igual que todo escritor, guionista, etc. debería aplicarla antes de intentar meterse en el farragoso derribo de la cuarta pared. Lo de MY ROANOKE NIGHTMARE es un despiste en dos vertientes, primero porque parece otra serie distinta, pero termina siendo lo mismo aunque peor. Pero también porque, con un mínimo vistazo atento a su torpe guion (torpe por creído de su esplendorosa caligrafía), uno se da cuenta de que toda la diversión camp que Falchuk/Murphy insertaba en sus momentos más gloriosos (los cuales hemos repasado abundantemente) desaparecen por completo en favor de un galimatías que mezcla desvergonzadamente una canija crítica a los realities, de nuevo las casas encantadas (y exorcistas, y mediums, y cabezas de cerdo...) y una cosa que se lleva mucho pero que casi nadie aborda con rigor, las sectas perdidas en el tiempo y el espacio. Todo metido en el tamiz AHS da como resultado un despropósito sin humor, pomposo y que adolece del peor destino de una serie: es cansada de ver. No sé, a alguien le habrá gustado, pero a la siguiente ya no le cambiaron ni la cabecera...
Saludos.

sábado, 17 de noviembre de 2018

AHS 5



Y, bueno, como no podía ser de otra manera, llegó la quinta temporada de AHS, y lo hizo tocando el mito que todos esperaban, el vampírico. Aunque no como lo hubiésemos esperado, porque en realidad HOTEL parece más un cruce desvaído entre Kubrick, Scott (Tony) y Pedro Almodóvar... (ejem)... Curioso, pero así es, e intentaré explicarlo. Se presenta el espacio único del hotel Cortez, donde encuentran refugio algunos seres inmortales, dada su macabra reputación de múltiples asesinatos en sus habitaciones. El Cortez, como el Overlook, transforma a sus huéspedes, o los engulle para siempre, y se muestra como el verdadero protagonista de una temporada que en lo visual es espléndida, pero en lo argumental termina rozando la mamarrachada más fétida e incongruente. No hablo de Lady Gaga, probablemente la ¿artista? más sobrevalorada de los últimos tiempos, sino más bien de las ausencias, ya que la serie parece buscar en cada capítulo su Jessica Lange, que es un lujo que quisieron permitirse sin que de momento les haya salido bien. Scott fue quien encontró el punto justo entre Versace y Stoker, y redefinió a los vampiros como seres elegantes y refinadamente hedonistas, pero también salvajes e implacables cuando de alimentarse se trata; en este hotel, veremos más sexo que sangre, y más vestuario que diálogo, y puede que esta pasarela de pavos reales le resulte fascinante a alguien, pero a mí me aburrió como una ostra. Y aun así, increíblemente, no es el punto más bajo de la serie, porque eso lo contaremos mañana, por supuesto...
Saludos.

viernes, 16 de noviembre de 2018

AHS 4



La cuarta temporada de AHS se tituló FREAK SHOW, y, efectivamente, a todos nos sonaba a ya vista, no sólo por el evidentísimo homenaje a esa cumbre insuperable del horror que filmó Tod Browning hace la friolera de 86 años, sino porque ya hubo una serie que lo hizo bastante antes y bastante mejor. Aun así, teniendo en cuenta la deriva narrativa que iba tomando el dueto Falchuk/Murphy, a nadie le extrañó contar el devenir de un circo de "monstruos"... o "fenómenos", que está la cosa susceptible hoy día, maldita sea... Bueno, se confirmaba que la serie iba a apostar claramente por esos "destellos de brutalidad", más propios de un clásico slasher (tremebundo el payaso Twisty, interpretado por el gran John Carroll Lynch), que por una historia coherente y congruente. Esto se pone de manifiesto en cómo la acción no se focaliza en el grupo de personajes, sino más bien en uno en concreto, que será algo así como la estrella de cada episodio. Es de alabar, al menos, un aceptable casting, como no podía ser de otra manera, incluyendo actores con malformaciones reales, a los que se suma el ya habitual elenco, y en el que sobresale muy por encima, sin que sirva de precedente, Jessica Lange en un turbio y apesadumbrado personaje, el de la regente del circo que arrastra un pasado más que oscuro. Y si no quieren perder tiempo viendo una temporada entera que tampoco es que les vaya a cambiar la vida, aquí les dejo esta auténtica barbaridad...
Saludos.

miércoles, 14 de noviembre de 2018

AHS 3



COVEN era el título de la tercera temporada, y en ella se opera un giro radical en lo exponencial, que luego sería más acusado en las siguientes temporadas, abandonando bastante el terror y yendo hacia lo conceptual, casi como una desmesurada franquicia repleta de iconos y fetiches. Contaba la historia (un poco a lo X-MEN) de una extraña escuela en Nueva Orleans, a la que acuden sólo alumnas muy selectas, ya que son poseedoras del don de la brujería. Allí serán instruidas para refinar y potenciar sus poderes, pero la aparente tranquilidad se ve sacudida por la inesperada llegada de Fiona, la Bruja Suprema, que teme por la seguridad de las brujas, qiue están siendo misteriosamente diezmadas, como si de un nuevo caso de las brujas de Salem se tratara. Aquí se afloja un poco el pistón, y pese a que tiene capítulos interesantes se ve a leguas que Murphy y Falchuk están más interesados en atraer un público más joven, con tal de incrementar la audiencia en un momento complicado, por la alta competitividad que por entonces existía en cuestión de series. Hay menos horror, algo más de humor y de nuevo es Jessica Lange la que se queda con todo lo mejor, con un papel impresionante, el de esa Bruja Suprema que vive obsesionada con encontrar a la que será su sucesora, aunque sin aclarar del todo si sus intenciones pasan por coronarla o aniquilarla para perpetuarse. Es interesante y amena de ver, pero se intuye un menor grado de exigencia por parte de unos guionistas que siguen empeñados en tirar de refritos muy reconocibles, aunque claro, siempre pueden deleitarse con la maravillosa Stevie Nicks en un pequeño papel de bruja hippie...
Saludos.

martes, 13 de noviembre de 2018

AHS 2



ASYLUM, que era el título de la segunda temporada, trasladaba la acción a los años sesenta y a una lúgubre institución psiquiátrica, regentada por la implacable hermana Jude (impresionante Jessica Lange), que mantiene allí a enfermos mentales extremos, aunque a veces sea difícil distinguir quién está realmente cuerdo. Es aquí donde entran algunos de los actores fetiche de Murphy/Falchuk, que formarán prácticamente un elenco inamovible, introduciendo sólo pequeñas variaciones. El terror proviene aquí de diversos frentes, como el mad doctor interpretado soberbiamente por James Cromwell, la monja poseída (Lily Rabe) o el psiquiatra que en realidad es un sanguinario serial killer (Zachary Quinto). Como decía, la serie introduce a actores luego habituales, como los camaleónicos Evan Peters y Sarah Paulson, o las estupendas aportaciones de Clea Duvall, Chloë Sevigny o Franka Potente. Hay momentos que dan mucho mal rollo, como la interminable canción que se les pone a los enfermos para mantenerlos tranquilos o algunas impactantes caracterizaciones (busquen a Pepper), aunque se podrían haber ahorrado casi la mitad de episodios, ya que hay una especie de punto de no retorno muy mal resuelto, ya que da todas las explicaciones tres o cuatro episodios antes de que se acabe. Aun así, no tengo dudas en señalar que se trata de la segunda mejor temporada, aunque sólo sea por un par de interpretaciones musicales simplemente gloriosos a cargo de una magistral Jessica Lange...
Saludos.

lunes, 12 de noviembre de 2018

AHS 1



Bueno, que me dicen por aquí que mucho caimanismo y pocas series, y yo no sé qué quiere decir eso, porque no soy más que un bloguero a la antigua usanza (ya somos prácticamente unos clásicos) y la cosa esa del cine me tira de siempre, claro. Pero también puede ser que me haya estado perdiendo algunas cosas que no están nada mal en este formato, sobre todo porque no me gusta que me alarguen una trama sin necesidad, y de eso sí que hay mucho en las entregas por capítulos.
Cuando me he aburrido de lo nuevo y de lo viejo, de repente me encuentro frente a una pila de seasons, tragando saliva y abrumado por la titánica tarea de ir a por ello. Sin que me haya epatado de una forma reverencial, la mítica AMERICAN HORROR STORY ha logrado, al menos, instaurar una especie de sello propio, perfectamente reconocible y que luego no pocos han copiado. Y todo pese a que el tándem Murphy/Falchuk (que aquí usaremos como creadores casi únicos, pese a la larga e ilustre nómina de directores) no han hecho más que refreír multitud de obras ya existentes, desde el gótico americano al europeo, las casas encantadas, asesinos en serie, brujería, vampiros y dementes de cualquier pelaje, con un trasfondo sexual enfermizo y un concepto algo nihilista de la insatisfacción general que azota este convulso comienzo de siglo.
La función se abrió allá por 2011 con la que, en mi opinión, sigue siendo la mejor temporada, la primera, titulada MURDER HOUSE y en la que se entremezclaban impúdicamente conceptos supuestamente antagónicos, como las casas encantadas y el fetichismo salvaje. La historia presenta al matrimonio interpretado por Dylan McDermott y Connie Britton, que se mudan a una lujosa casa por un precio increíblemente bajo, sin sospechar que en ella se han cometido unos terribles crímenes. La obsesión de ambos, ya maduros, por tener un hijo se ve extrañamente culminada, aunque en unas circunstancias cuanto menos inquietantes. En este caso, los secundarios se comen literalmente a los protagonistas, incluyendo la genial idea de que la criada sea una mujer de más de sesenta años (Frances Conroy) ante los ojos de ella, mientras que el marido ve a una explosiva y sugerente joven (la tremenda Alexandra Breckenridge); además, está la aportación de Denis O'Hare, que interpreta a un tipo con la cara quemada y unas ideas extrañamente ambiguas. Aunque la palma se la lleva la gran Jessica Lange, que con esta serie vivió un insospechado renacimiento con una serie de personajes a los que ha ido clavando, aunque mi favorito es éste, el de una aparentemente apacible ama de casa y buena vecina, que sin embargo oculta el secreto más terrorífico de esta primera temporada... Ah, y no se olviden del hombre de látex, que parece metido con calzador, pero que con el tiempo se ha hecho ya el gran icono de la serie.
Saludos.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!