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viernes, 25 de diciembre de 2020

Negra Navidad


 

Con demasiado tiempo de retraso, resarzo el abandono al que he venido sometiendo a BLACK MIRROR de la mejor manera, que es hablar hoy de WHITE CHRISTMAS, el especial de Navidad que Charlie Brooker imaginó tras dar por concluida la T2. Estructurado como el típico film de narraciones dentro de una narración principal, es probablemente (y si lo integramos en el curso normal de la serie) uno de los episodios más sólidos e inquietantes, aunque me rechina un poco encontrar demasiados ecos de otras tantas historias, lo que es más fácil de rastrear, cómo no, procrastinando este especial a dos temporadas más. El motivo principal, no exento de misterio, es la conversación entre dos hombres (extraordinarios Rafe Spall y Jon Hamm), que pasan la Navidad en una especie de cabaña, y sólo sabemos que llevan allí nada menos que cinco años, aunque los motivos de esa especie de penitencia no quedan aclarados. Mientras uno cocina y el otro pimpla generosamente, se entrecruzan historias que ambos cuentan, historias personales, a medio camino de la confesión y el desahogo. En realidad son tres historias, y mientras la primera nos pone en situación de la profesión de uno de ellos (una especie de asesor sentimental a tiempo real, literalmente), el segundo parece la redención del mismo tras la terrible experiencia antes relatada, y que llegó a costarle el matrimonio. Sin embargo, el segundo individuo, animado por la sinceridad de su interlocutor, decide hacer una última y tremenda confesión, lo que da un vuelco inimaginable a todo lo anterior, haciéndonos dudar de qué y qué no es real.
Envueltos en el clásico de la banda Wizzard ("I wish it could be Christmas everyday"), reconozco lo complicado de reunir y armonizar lo que finalmente podría haber sido un caos. En lugar de ello, sólo es necesario permanecer atentos y no perder comba de lo que el tándem Brooker/Tibbetts va hilando con paciencia de orfebre. Incluso los momentos más desalentadores, con una crueldad rayana en el efectismo, cobran sentido como un todo que nos advierte de las perversiones de la tecnología, pero también identifica a los responsables, que en mayor o menor medida solemos escurrir el bulto tras la red de algoritmos...
Saludos.

viernes, 1 de noviembre de 2013

El espejo roto #5



Una mujer se despierta entre sudores fríos e intensos dolores de cabeza; está sucia, atada a una silla, y a su alrededor ve un montón de pastillas por el suelo. Cuando logra zafarse comprueba que está en una casa, pero no se acuerda de nada, ni siquiera de su propio nombre. Hay fotos de niños, un calendario con días tachados... Todo parece estar en orden, pero la televisión emite una extraña señal, un signo blanco sobre fondo negro con un leve zumbido de fondo. Al bajar las escaleras, la mujer se encuentra con varias pantallas más con la misma emisión. Sale a la calle. Hay gente, pero su actitud es aún más extraña; en lugar de pasear o hablar, se dedican a grabarla con sus teléfonos móviles. Entonces llega un coche del que sale un encapuchado con un rifle y la mujer sólo podrá correr para salvar su vida mientras, como si de una macabra maratón se tratara, los viandantes se colocarán a ambos lados del camino, grabándola.
Contar algo más de White bear, el segundo capítulo de la segunda temporada de BLACK MIRROR, además de desvelar datos que, sin ser definitivos, restarían interés a una trama que no cesa de desdoblarse, nos privaría de disfrutar de esta perversa distopía que nos embarca en una especie de sangriento reality show donde nada es ni siquiera lo que parece. Aquí el efecto de muñecas rusas adquiere una dimensión que, llegado el momento, parece no acabar nunca, y que más que la sorpresa tras otra sorpresa, lo que Brooker parece querer decirnos muy entre líneas es que seamos nosotros quienes pongamos el límite que deben tener las cosas, incluso la verdad, incluso la justicia. Con un pie en algunos productos recientes como THE PURGE o YOU'RE NEXT, White bear es infinitamente más compleja, contiene algunos retazos de humor absurdo (¡qué grande es Michael Smiley!) y, además, lo hace todo en la mitad de tiempo. De lo mejor de toda la serie.
Saludos.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!