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martes, 5 de noviembre de 2024

Deadminator


 

Se me pasó en su momento DEADPOOL 2, supongo que fruto de la sobresaturación de este tipo de producciones, que termina por desorientar al más pintado. Y esto es lo que es, ni más ni menos; un puente, o continuación, o explotación entre la gran acogida de la primera y el bombo internacional de la tercera. Una película, en fin, impecable en lo técnico, con todo el arsenal de irreverencias en boca de un Ryan Reynolds que comprende la vertiente autodestructiva del personaje, y unos secundarios que complementan sin estorbar. Dos aspectos a destacar: la dirección de David Leitch, que aporta su buena mano para las escenas de acción, mientras la cascada de metarreferencias se sucede sobre una evidencia textual, que termina por ser un gran acierto. La excusa argumental es un homenaje indisimulado al TERMINATOR de Cameron, aprovechando a otro personaje "liefeldiano", nada menos que Cable, interpretado con convicción por un Josh Brolin que se crece cuando se trata de aportar gravedad en un entorno de chiflados con tendencias suicidas. Es una buena secuela, sin más; ni magnífica ni desastrosa, sino una entretenida vuelta a los viajes temporales, las paradojas y los superhéroes con piernas de bebé... 
Si me pongo fino, a lo mejor es la que más me ha gustado de las tres, fíjense...
Saludos.

jueves, 31 de octubre de 2024

Abracen al bufón


 

Es muy obvio comentar algo como DEADPOOL & WOLVERINE, además de necesario para no perder la perspectiva de un producto tan teledirigido, y así disfrutarlo tal y como lo que es. El personaje interpretado por Ryan Reynolds es un petardo de mecha corta, un cuñado borracho en tu boda, una citación para el juzgado que has olvidado en un cajón. El ejercicio de metanarrativa aquí es tal, que uno puede perder la noción de lo que está viendo, y puedes pensar que su primera media hora no es más que el trailer de otra cosa, y que no te han avisado en taquilla. En realidad esto ocurre durante todo el film, donde Deadpool alterna las coreografías de lucha con alusiones verbales a personajes y también personas reales, rompiendo la cuarta pared sin un solo escrúpulo, y construir un relato que ni siquiera sabemos si existe. La inclusión de Wolverine está bien llevada, haciendo una similitud muy divertida entre el personaje naturalmente cascarrabias, y las habituales luchas de ego en películas de corte comercial. La cascada verbal puede ser agotadora si se llega virgen, pero muy disfrutable si se traen los deberes aprendidos. Porque esto, por si no lo habían notado, es Marvel, esa factoría fundamentada en gente dándose hostias en mallas, y tomarse demasiado en serio algo así puede pasar de lo solemne a lo ridículo. Personalmente, sin aspavientos, me lo he pasado moderadamente bien y luego a otra cosa.

Dos gags mágicos: un Honda y las dos apariciones de Chris Evans... Ahí lo dejo.
Saludos.

lunes, 30 de septiembre de 2024

Segunda y fuera


 

THE WOLVERINE, de 2013, ejercía como un extraño preámbulo para un film muy superior, como posteriormente fue LOGAN. A ello contribuye decisivamente la decisión de reclutar a un director como James Mangold, que tantas veces ha demostrado su solvencia en la realización, como una pesadez narrativa acuciante. Con un ritmo desigual, hay momentos deslumbrantes, como el arranque en plena WWII, a los que siguen interminables parrafadas que rozan el ripio, y que le dan un aire de falsa circunspección. Lo que mejor funciona es la recreación de esa estética "a lo Frank Miller", urbana, abigarrada, de grandes contrastes cromáticos, pero que no es suficiente para ejecutar esa "gran obra superheroica", apenas intuida en algunas coreografías medianamente hábiles, y por supuesto en la entrega de un Hugh Jackman omnipresente y dueño y señor de esta película que uno no se atreve a decir si es muy mala o muy buena. Yo creo que no es ni una cosa ni otra.
Saludos.

lunes, 23 de septiembre de 2024

Primera parada


 

La idea de seguir franquiciando a los mutantes en base a las historias de sus orígenes, puede tener su público en los comics, pero la experiencia en cine es ya agotadora ¿Cuántas veces nos iban a contar de dónde procedía Lobezno? Porque omitir detalles no significa aportar posteriormente, y además tampoco hablamos de la quintaesencia de la originalidad. Así las cosas, X-MEN ORIGINS: WOLVERINE descubrió que los aficionados estaban por la labor de tragarse cualquier cosa, y cualquier cosa es lo que se cuenta aquí, con un origen bastante extraño en el siglo XIX, un recorrido a toda hostia hasta el XX, una premisa argumental que parece un refrito de muchas cosas y la sensación, una vez terminada, de que se la podían haber ahorrado y no hubiese pasado nada. Al contrario de lo que habíamos visto en la serie principal, éste es un film puramente de acción; solvente, dinámico y un poco mastuerzo en unos diálogos de saldo. Y eso que el reparto tenía un nivel elevado, y que al fin veíamos a un primigenio Deadpool o al siempre reivindicado Gambit. Nada de ello es suficiente, y la sensación es la de estar ante un film de superhéroes de segunda categoría, un relleno productivo pero poco nutritivo, por mucho que Wolverine parezca soportarlo todo...
Saludos.

lunes, 16 de septiembre de 2024

Desheredados y orgullosos


 

No tenía una opinión formada acerca de X3: THE LAST STAND, mayormente por no recordar ni siquiera haberla visto anteriormente, hecho éste que me llevaba de la mano hacia cierto desinterés general ante la que prometía ser un cierre de saga por todo lo alto, y quedó en tibio recibimiento. No estoy de acuerdo, y añado que el guion de Zak Penn y Simon Kinberg es capaz de resolver todos y cada uno de los embrollos en los que se mete, que no son pocos. La reaparición de la difunta Jean Grey convertida en la temible Fénix, el descubrimiento de un antídoto que suprimía los poderes mutantes, o el paso adelante para un Wolverine obligado a tomar el mando de los X-Men, para enfrentarse a un Magneto mucho más desatado que en las otras dos entregas. Todo ello, unido a una apoteósica batalla final, conforma un film tremendamente entretenido y coherente, que no peca nunca de grandilocuente, ni evade los aspectos más oscuros de la trama, más cercana a las premisas de Claremont, como no podía ser de otra manera. Creo que es una película más que digna, que no se alarga innecesariamente, y que cerraba inteligentemente una etapa, para que un poco más tarde el universo de los mutantes pudiese expandirse sin acudir a retruécanos apriorísticos. La cuestión sigue flotando en el aire acerca de retomar esta veta narrativa en la actualidad, pero no seré yo quien se pronuncie al respecto, ni mucho menos...
Saludos.

martes, 10 de septiembre de 2024

Heraldos y parias


 

En un arrebato de coherencia, lo que no me es muy habitual, reparé en el poco tacto para con los mutantes y sus circunstancias varias. La lejana película primigenia apareció allá por el no menos remoto albor de este blog, y es cierto que he ido siguiendo puntualmente el resto de producciones; pero ni las he completado ni dispuse en reagruparlas como es debido, entuerto que pienso arreglar en un par de pinceladas. La primera, X2, de 2003, y también dirigida por el ínclito Bryan Singer, cuando aún mantenía su pico más alto de forma. Magnífica secuela-continuación de aquel sorprendente detonador de todo lo que habría de venir después, en este caso el aumento de metraje juega a su favor, con más espacio para desarrollar la gran cantidad de personajes, cada vez mayor, sin olvidar unas escenas de acción aún mejor rodadas, y que supusieron un canon a seguir. Hay menos protagonismo de Magneto, aunque la escena más potente le pertenece a él; al fin se explicita la compleja relación entre Wolverine y Jean Grey, que culmina el film de forma apoteósica; mientras el resto de personajes se siguen desarrollando en una complicada presentación continua. No habí vuelto a verla desde su estreno en cine, si la memoria no me juega una mala pasada, pero no la esperaba tan potente, actual y bien realizada; indicó el camino a seguir que otros tomaron sin rubor, y al mismo tiempo marcó el declive, personal y profesional, del propio Singer, del que se hace fundamental la separación de vida y obra, bajo el riesgo de perder muchísima perspectiva.
Necesaria, sobria y reivindicable.
Saludos.

sábado, 27 de noviembre de 2021

El dios loco


 

De casualidad, me topé hace un tiempo con que la Marvel (vertiente televisiva) había realizado una serie de tres temporadas acerca de uno de los personajes más fascinantes, inabordables y enigmáticos de todo su universo. Creado por dos mentes tan antagónicas, y al tiempo tan complementarias, como las de Chris Claremont y el gran Bill Sienkiewicz, David Haller es una anomalía, casi una brecha incontenible por la que se puede llegar a filtrar prácticamente cualquier cosa que se le pudiera ocurrir a un guionista con pretensiones de subvertir las reglas de un universo creativo, a menudo demasiado constreñido. LEGION presenta a este supermutante, supertelépata y super-cualquier cosa que ustedes puedan imaginar; hijo nada menos que de Charles Xavier (aunque éste es un punto de discusión cartesiana), y perteneciente por tanto al universo de los X-Men, podría decirse de él que es lo más cercano que un humano ha podido estar de ser un superhombre perfecto. Sólo hay un problema: David Haller está loco. O al menos ha sido diagnosticado de esquizofrenia. Y la serie se abre con este hombre internado en una especie de psiquiátrico, donde en realidad la intención es mantener a raya su psicopatía (que podría acabar incluso con el mundo conocido) y potenciar sus ilimitados poderes, hasta que sepa controlarlos. El motivo: la amenaza de otro supertelépata, que ha despertado de un largo letargo. Ahmed Farouk. El Rey Sombra.
Son tres temporadas, de un nivel técnico asombroso, con una trama lo suficientemente compleja como para dar cabida a multitud de barbaridades visuales. Las interpretaciones son perfectas, con un Dan Stevens que se va creciendo al mismo tiempo que su personaje, y termina parafraseándose en un híbrido entre Syd Barrett y el propio Xavier. No es casual, porque el personaje interpretado por Rachel Keller, una mutante que se trasplanta a los cuerpos que toca, se llama como el mítico fundador de Pink Floyd. Y podríamos seguir con las referencias a este grupo, primordialmente en la estética swinging London que predomina la serie, o el emocionante corte, ya en el último capítulo, en que Stevens/Haller interpreta el "Mother", escrito por Roger Waters, explicando muchos de los endiablados tropos de su argumento. Una serie compleja, probablemente un reto personal de Noah Hawley, y que a lo mejor se antoja un pelín larga en sus tres temporadas, pero que termina satisfaciendo tanto a versados como a neófitos, y tocando una de esas esquinas oscuras de Marvel, de las pocas que intentaban salir del mero entretenimiento y abordar los entresijos, por ejemplo, de una mente superpoderosa, pero enferma...
Se puede hacer un poco ardua de seguir, pero tiene algunos momentos genuinamente epatantes y de gran poderío visual.
Saludos.

lunes, 9 de noviembre de 2020

Es sólo r'n'r, pero...


 

No puedo comenzar esta reseña sin indicar mi absoluta subjetividad sobre la película de hoy... Bueno, siempre lo es, pero hoy se va a notar mucho más. A finales de los ochenta yo era un lector compulsivo de comics, incluso coleccionista, pero aún no he logrado explicar(me) qué fue lo que ejerció sobre mí una fascinación tan potente cuando descubrí THE NEW MUTANTS, aquel extraño grupo de superhéroes que ni siquiera querían serlo, y que poseían una extraña cualidad: si bien la premisa era conservar a este grupo como jóvenes inexpertos, sus historias eran verdaderamente oscuras, llegando a rozar lo enfermizo. Desconozco si Chris Claremont los creó como experimento o venganza, pero sí hay una razón capaz de explicar esta insana fijación, aunque para ello deben indagar sobre la obra de Bill Sienkiewicz, uno de los genios más impresionantes de la historia del cómic. Así las cosas, THE NEW MUTANTS (la película) es prácticamente indefendible, pero voy a romper una lanza ante lo que creo que va a ser una masacre injusta. Lo primero es que este grupo de personajes estaba efectivamente desgajado de sus "hermanos mayores", los X-Men, lo que daba la sensación de estar ante otra cosa muy diferente, con sus propias reglas y motivos. A esta película le fallan muchas cosas, pero nunca la intención. Le falla la comparativa, porque en apenas hora y media se nos pide que entremos de lleno en el complejo mundo de Magik, Mirage, Wolfsbane, Cannonball y Sunspot, dando por hecho que un rápido barrido por sus traumas y obsesiones nos van a poner en situación, cuando en los comics llevaba sagas de varios capítulos centrarse en un solo personaje (de hecho, este film está extraído vagamente de la magistral saga del "Oso místico"). Luego está el casting, bastante acertado menos en el personaje fundamental, Danielle Moonstar, que resumiré con esta frase: "Una chica de Disney Channel, tapándose constantemente sus incipientes senos con una rebequita, mientras pone cara de estreñida". En mi opinión deberían haber incluido algunos personajes más, como Karma y Cypher, aunque esto hubiese alargado el metraje; y de Warlock no digo nada, porque me temo que me moriré sin ver a este maravilloso personaje en pantalla. En definitiva, una película gafada desde el principio, con sucesivos recortes que pospusieron su estreno durante dos años (pandemia incluida), pero con un espíritu transgresor y bastante ochentero (en el buen sentido), que nos hace albergar una mínima esperanza a los fans de que en un futuro pueda haber una continuación corregida y aumentada.
Lo mejor: una explosiva Anya Taylor-Joy.
Lo peor: no sale Warlock...
Saludos.

viernes, 6 de septiembre de 2019

Ley de gravedad



X-MEN: DARK PHOENIX tiene un problema prácticamente insalvable: para cuando llegan las tortas, no se entiende prácticamente nada de la confusa excusa argumental. Para colmo, el humor mejor para otro momento, porque la epopeya de Jean Grey es demasiado grave, sobria y dolorosa como para introducir algo que alivie ese aire perpetuo de funeral. Es el problema que siempre han tenido los guiones de Chris Claremont, que funcionan como un reloj de precisión, pero a menudo adolecen de una seriedad que parece impuesta a la fuerza. En este caso, lo que debería haber significado un glorioso broche final para las aventuras de los mutantes, no es más que una rutinaria historia de fantasía superheroica, con la transformación de Grey en un ser de poderes casi ilimitados, pero cuya omnipotencia la aleja de la moral humana y la convierte en una amenaza para la humanidad. Esto en el cómic estaba mejor y más ampliamente contado, pero aquí parece facturado a toda prisa, con una mezcla de mosqueo y desgana que la deja como una de las más prescindibles de la franquicia y una de esas películas que uno no acierta a desentrañar con qué objetivo han sido hechas, más allá de lo puramente crematístico, evidentemente.
Insípida, es la palabra.
Saludos.

lunes, 12 de junio de 2017

El cine enfermo



LOGAN es un ejemplo cojonudo de lo que yo entiendo por "película enferma", una película renqueante, rezongona, fofa y casi aburrida de su propia existencia. Ahora bien ¿una mala película? No creo que ambas cosas sean incompatibles, la enfermedad es algo que se sobrelleva como se puede, pero ni dignifica ni avergüenza, simplemente nos hace replantearnos un par de cosas que antes nos habían pasado desapercibidas. En este sentido, hay dos aspectos que sobresalen especialmente: la violencia explícita y la sensación de derrota. Lo primero desmarca a LOGAN de la gran mayoría de films de superhéroes, y la deja más cerca de una realidad en la que cualquiera puede resultar herido, sobre todo con unas garras de adamantium por medio. Luego, Mangold (recordemos, director de la puesta al día de EL TREN DE LAS 3:10) inserta su historia en el corazón de todas las claves reconocibles del western crepuscular (en un momento dado, los personajes ven RAÍCES PROFUNDAS), lo que avisa de su dramático desenlace, donde ya el cómic original en el que se basa no tenía problema alguno en  realzar la estructura de vía muerta, de fin de viaje distópico y alternativo a esos X-men en constante reinvención y siempre jugueteando con su propia extinción. La película es un armatoste, demasiado larga y con la extraña decisión por parte del propio Mangold de no explotar los escasos momentos de catarsis, que pertenecen sobre todo a la imponente al tiempo que patética figura de un Lobezno que conduce una limusina de alquiler y vive en mitad de un desierto junto a un nonegenario y senil Charles Xavier, un espléndido Patrick Stewart, que transmite el enorme vínculo emocional entre maestro y alumno, como si de padre e hijo se tratara. Luego la película entra en la deriva usual de este tipo de producciones y alarga el espectáculo de disparos y miembros cercenados hasta casi las dos horas y media, y este guion tampoco daba para tanto. Aun así, en fin, no descubriremos nada ni seremos más inteligentes, pero es saludable ver de tanto en tanto que hasta los superhéroes pueden caer enfermos.
Saludos.

martes, 11 de octubre de 2016

Las once varas



Otra franquicia superheroica es la de los mutantes marvelianos, los X-MEN, que en un principio fue la que más me ilusionó y luego han ido dando algunos tumbos, supongo que inevitables, manteniendo la dignidad e incluso reinventando una fórmula que se resiste a quedar obsoleta. Su última entrega, X-MEN: APOCALYPSE, tiene un poco de todo esto, lo que hace sus 140 minutos excesivamente inflados, no ya con cosas que habíamos visto en entregas anteriores, sino también con una inexplicable urgencia por tender puentes hacia episodios futuribles, como si esos insertos formaran parte indisoluble del film, hecho éste que ralentiza y despista, por lo que el espectáculo parece más pirotecnia añadida que otra cosa. Lo he dicho muchas veces respecto a Bryan Singer, un director que maneja estupendamente los grandes espacios pero que es incapaz de cohesionar una narración que se dispara en múltiples direcciones. Esta vez, es sintomático que no haya un solo personaje que destaque del resto, excepto el imponente Michael Fassbender, que da la impresión (en realidad estoy seguro de ello) de jugar en una liga a la que el resto no puede aspirar siquiera. Ni James McAvoy, ni Jennifer Lawrence, anecdóticos y acogotados en un rincón del deslavazado guion, ni el notable ejercicio de Oscar Isaac por dotar de profundidad a Apocalipsis, aquel semidios egipcio que retornaba miles de años después para someter y destruir a la humanidad, y que va desinflándose y perdiendo solemnidad hasta llegar a un desenlace que contiene algunos exabruptos y licencias que rozan el sonrojo.
No, esta entrega no va a ser de las más recordadas por los fans, pero mientras la caja siga tintineando... Esperaremos futuras noticias.
Saludos.

martes, 28 de octubre de 2014

REVerencias



Los muy fans lo saben: Los "días del futuro pasado" son el gran punto de ruptura de los X-men. y Chris Claremont su valedor fundamental. No sólo elevó al grupo de mutantes a su momento histórico más importante, sino que redefinió por completo el concepto de comic-book serial de superhéroes y le allanó el camino para que fuesen posibles lecturas más adultas y complejas. Aquélla fue una apuesta asombrosa por parte de la Marvel, y aun con todos sus detractores (reconozco que me ha costado mucho otorgarle su grado de excelencia), no son muchos los que se atreven a denostar una saga que rezumaba oscuridad y pesimismo, al contrario de lo que el género parece demandar constantemente.
Llega la película, y es muy buena, pero no nos equivoquemos, ni mezclemos. X-MEN: DAYS OF FUTURE PAST coge a la franquicia en velocidad de crucero, en su mejor momento, con algunas de las decisiones de casting más acertadas de los últimos tiempos y, lo más difícil, una estupenda capacidad de concisión. Para los que no lo tengan claro todavía, los mutantes aparecen en un futuro apocalíptico, donde son perseguidos y diezmados por los temibles Centinelas; sin embargo, aún tendrán una remota posibilidad de supervivencia: trasladarse al pasado para modificarlo y cambiar el futuro... que es "su" presente. Es verdad, es muy lioso, pero ahí radica su fuerza, en usar los viajes en el tiempo para construir un relato lleno de dinamismo y múltiples referencias, no sólo al propio mundillo de los X-men, sino a todo el universo Marvel. Es tremendamente entretenida, los actores están soberbios (lo de McAvoy y Fassbender es alucinante) y apenas le pondría el pero de que se haga confusa en algunos momentos, pero el conjunto es, como ya han dicho otros más cualificados, el blockbuster más importante y mejor acabado de los últimos tiempos. Así que no se la pierdan.
Saludos.

lunes, 15 de octubre de 2012

Por amor al arte



Si he de ser sincero, debo decir que no saqué muchas conclusiones de aquello que se llamó KICK ASS, excepto que a su director, Matthew Vaughn, se le notaba la pasión comiquera en cada fotograma, lo que llevaba en más de una ocasión a sacrificar coherencia narrativa por una rápida sucesión de viñetas. Siendo uno de los dilemas más apreciables en la fiebre de adaptaciones de comics de superhéroes, no es de extrañar que se busquen nuevos reformulamientos para lograr una cierta simbiosis; lo que extraña es que esto queda comprobado cuando se bucea en los mismos orígenes de los comics books, mucho más que en la vuelta de tuerca postmoderna. Puede que sea por la sencillez de planteamientos, formas y motivos; por la candidez presencial o, simplemente, la impagable oportunidad de conciliar la fantasía con algunos hechos históricos de relevancia. Ya THE AVENGERS era arropada por los orígenes de sus distintos integrantes (sobresaliendo el Capitán América de la WWII), por lo que no podían ser menos los mutantes de X-MEN: FIRST CLASS, sonada precuela preñada de orígenes y ensaladas genéticas varias. La película está bien, mejor que sus predecesoras, pero no lancemos las campanas al vuelo, porque el que se tiró sin paracaídas fue Bryan Singer a principios de siglo, y hay que ser muy inepto para empañar una franquicia con el éxito asegurado. Como decía, su gran baza es la cuidada ambientación y respeto por los personajes originales... ¿originales? No, ésta no es la Patrulla X original, excepto Beast cuando ni siquiera era azul, sino una excusa para contar el origen de Magneto con algo más de vidilla; desde luego espero que sea eso y no burlarse de la gente por su supuesto desconocimiento. Y poco más... Buenos efectos, y unos actores magníficos, aunque el guion me flojea un poco cuando colocamos a dos actores de talante tan diferente como James McAvoy y Michael Fassbender, sin duda el gran acierto de casting. Kevin Bacon está solvente dando vida al ambiguo Sebastian Shaw, pero ya digo, olvídense de la cronología original, porque esta adaptación va a su propia bola. Otro entretenimiento de lujo para días vacíos...
Saludos mutados.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Palomitas con mantequilla

Y al fin dieron con la veta. Y la explotaron. Y la volvieron a explotar. Y vaya si la explotaron.
Los que hemos sido coleccionistas de comics de superhéroes estuvimos dando hasta algún que otro número 1 por ver al fin a ... bueno, no perdamos los papeles, un número 1 no se da así como así; sobre todo tras ver en qué se ha convertido el asunto diez años después.
Y es que sólo contábamos con los precedentes de Superman y Batman, irregulares precedentes, pero intuíamos que se podía forzar un poco más la máquina y ofrecer un producto digno, fiel y trepidante. Así que en 2000 asistimos (yo al menos) a todo un ejercicio de aspiraciones colmadas.
X-MEN prometía sensaciones fuertes desde su comienzo, con la inolvidable escena del campo de concentración; poco a poco se nos iban introduciendo los personajes y veíamos cómo todo era respetado minuciosamente (trajes, superpoderes, idiosincrasia). Era el comienzo de una nueva forma de entender el cine de entretenimiento. Lobezno, el verdadero motor, encontraba justa mímesis en un actor entonces desconocido, ahora rifado y hasta con una precuela exclusiva estrenada este año. No le van a la zaga Tormenta, Cíclope, Pícara... Por no hablar del profesor X y, sobre todo, Magneto, brillantemente interpretado por ese monstruo que es Ian McKellen y que dota a su personaje del justo grado de sadismo, sin el cual no tendría sentido.
En definitiva, una entretenidísima película (cuidado, no pretendan ir más allá) con doble lectura, pues, aunque se veía venir, tras su merecido éxito nos han bombardeado incesantemente con auténticas morrallas sin nada que ofrecer (Dejemos de lado a Batman, please) y con un único afán: exprimir a la gallina antes de que la fórmula se agote.
Cosas buenas de todo esto: Bueno, el mundo del cómic es tan vastísimo y tan variado que si se sabe mirar en la dirección adecuada se pueden encontrar verdaderas joyas esperando a ser adaptadas. A mí, por ejemplo, y con toda su irregularidad, me gustó bastante un cierto camino emprendido por CONSTANTINE. Hablaré de ella, no lo duden.
SaludoX.
... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!