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domingo, 4 de junio de 2023

Rincón del freak #551: Ni gota, ni gota...


 

La noticia saltaba ante ojos medio incrédulos: James Cameron llevaba ya un tiempo rodando la continuación. Una vez estrenada, los mismos ojos se abrían de par en par: AVATAR: THE WAY OF WATER estaba nominada a los oscar... a mejor película. Los casi 200 minutos de esta película/videojuego/sacada de chorra discurren a lo largo de una planicie argumental aún más acusada que en su predecesora, lo que ya me parece un logro, a la inversa, pero logro al fin y al cabo. Todo ocurre en esa liquidez entre fluorescente, tropical y acordada, como si verbalizáramos una "familiaridad de la extrañeza. Insisto, no busquen nada parecido a un argumento, mucho menos uno original; a Cameron todo eso de narrar le parece una chorrada, y prefiere golpear los bajos instintos, aunque te duelan las retinas y te sangren los tímpanos. Lo voy a repetir: estaba entre las nominadas a mejor película. Lo único que puedo llegar a defender es el apartado técnico, y más concretamente en la última hora, que es la dedicada a la batalla en el mar, que a lo mejor es demasiado poco para un videojuego y muy mucho para el cine, ustedes me entienden. Es lo que es, y es para quien es; empeñarse en emparentarla en departamentos que no pueden corresponderle es no ya un error, sino una pérdida de tiempo.
Como curiosidad añado: es tan artificial que ni mi talasofobia se ha visto afectada...
Saludos.

viernes, 20 de julio de 2018

En la feria de los sentidos




¿Qué es, en realidad, THE ABYSS, sino un uso y disfrute egoistón y demagógico acerca de las posibilidades demiúrgicas de un técnico autoconvenciéndose de que es un narrador importante? Nadie discute el salto adelante que el cine dio en materia técnica en aquel 1989, donde James Cameron, que venía de zarandear exitosamente el mito de Ridley Scott, quiso dar un paso más allá y filmó una súper aventura submarina que intentaba el mismo experimento pero con ENCUENTROS EN LA TERCERA FASE. Cameron nos introduce en el asfixiante entorno de una expedición a las profundidades del océano, donde un grupo de expertos en excavaciones petrolíferas es contratado por el gobierno para encontrar un submarino varado en el filo de una sima. Las extrañas circunstancias del accidente van descubriéndose a medida que el equipo se adentra en ese inhóspito lugar, aunque aún más extraño es el comportamiento de la tripulación, que se ve alterado por una fuerza que no consiguen entender. Así, Cameron tiene la excusa perfecta para un apabullante despliegue de maquinaria submarina, efectos lumínicos dignos de un concierto de Genesis y el primigenio ensayo de lo que después perfeccionaría en TERMINATOR 2, esas figuras humanoides que parecen hechas de mercurio. Pero los problemas son muchos, la cinta no logra el salvaje ritmo de su antecesora, el kilométrico metraje no llega a estar plenamente justificado, y al final todo se queda muy a medias, ni en un film de aventuras, ni en uno de ciencia ficción, y mucho menos en la burda reflexión filosófica que aguarda al final, que roza la ingenuidad infantiloide. Por otro lado, el trabajo de fotografía de Mikael Salomon es catedralicio, y el reparto, encabezado por un soberbio Ed Harris que se adueña de la pantalla como nadie, cumple con creces. Sí, puede que hablemos de un clásico menor, hoy un poco olvidado, pero que sólo merece la pena revisitar para comparar aspectos técnicos de la actualidad, y ahí Cameron siempre ha tenido un mérito extraordinario.
Saludos.

viernes, 20 de octubre de 2017

Películas para desengancharse #32



... Sí, maldita sea... THE TERMINATOR, o cómo la memoria sentimental nos puede jugar una mala pasada, haciéndonos creer que "aquello" era una tremebunda superproducción con todos los oropeles y engastes que uno podría presuponer a una historia que nos cuenta cómo un robot de apariencia humana viaja al pasado para matar a la (futura) madre del líder de la resistencia contra las máquinas... Así que máquinas que se rebelan, rayos láser, esqueletos metálicos y viajes en el tiempo, y todo con la apabullante presencia de un Arnold Schwarzenegger en el punto más alto de su carrera. Pero no, porque THE TERMINATOR es un estupendo ejemplo de serie B bien entendido, con unos efectos especiales ingeniosamente artesanales y dosificados en base al presupuesto, y que obtiene gran parte de su encanto por suponer una fábrica de clichés, la mayoría involuntarios, pero que hicieron que miríadas de pálidos imitadores se lanzaran a copiar el formato sin fortuna alguna. Luego es verdad que vino lo que vino, con mayores posibles y el respaldo de un taquillazo para construir una franquicia que acumulaba lustre y perdía originalidad. A partir de aquí, James Cameron dejó de parecer un émulo de Roger Corman y erigirse en enésimo reinventor del cine de ciencia ficción; lo malo es que se lo creyó demasiado, y que luego se le vieron las carencias como director de otras cosas... Ustedes saben...
Saludos.

jueves, 20 de noviembre de 2014

Películas para desengancharse #20



Una cosa estaba clara: que si no hubiese tenido esta coartada quizá (y tan sólo quizá) nunca me hubiese puesto con TITANIC... Y a lo mejor ni la hubiese visto (es que la vi por primera vez hace un par de semanas). Virgen al matrimonio, sigo sin saber "qué" le ven; yo, apenas una historia de amor bastante tontorrona y trilladilla. Lo demás, lo de siempre: técnica; dibujo; planificación; cartoné; repollo desmayado flotando sobre el vapor sisado de un cocinero ambiguo. La obra de un ingeniero (dios me libre de menospreciar a los ingenieros, vive dios) más que de un artista. Vista así, creo que TITANIC gana, porque tiene sus dos o tres momentos de humor, romance, desastre y pechos de almidón... que viste lo suyo bajo las arañas (de cristal). Luego está lo de las tres horas y pico, que no se entiende, y menos con el rollo patatero del cazatesoros al principio y al final. Y sentencio: si estás convencido de que tu largometraje va a ser largo de verdad, lo menos es tener el don de la narración, y en eso Cameron es jodidamente torpe, tiene saltos argumentales más dolosos que un condón de pana, y ni siquiera es consciente de que el flequillo de Leonardo DiCaprio y el estupor constante de Kate Winslet no pueden taparlo todo. A esas alturas, justo cuando el desastroso Billy Zane ya empieza a recordarnos demasiado a The Phantom, viene lo del iceberg, pero yo ya estaba tan saturado, tan poco receptivo y pendiente de si Carlos Bacca llegaba a punto para la Europa League, que... que... que ya me sentía totalmente desenganchado. No concibo otra cosa por mucho 3D que nos encasqueten. Y ya...
Saludos.

sábado, 2 de enero de 2010

En el espacio nadie puede oír tus gritos #2

Siete años después, y tras su descomunal éxito con TERMINATOR, James Cameron decide retomar la película de Scott sin que explícitamente ésta hubiese dejado abierta la oportunidad de una secuela; el resultado es una más que digna continuación al más puro estilo Cameron, esto es: acción adrenalítica, situaciones creíbles dentro de lo increíble, pocas concesiones a la muchachada y un buen manejo de los personajes. ALIENS, que así se llamó, comienza mostrando el rescate de Ripley, la angustiosa toma de conciencia de ésta de que el planeta de los bichos ha sido colonizado y su posterior viaje al mismo con un grupo de marines. Las coincidencias entre esta magnífica película de aventuras y el despropósito de AVATAR se extienden hasta el más ridículo mimetismo; los que la tengan presente sabrán de qué hablo. ALIENS va del intento fallido de explotar a los bichos como armas y de la incursión en la colonia de los marines para intentar encontrar supervivientes ante lo que parece haber sido un ataque alien. La acción nunca es desmesurada ni gratuita; la violencia es bastante cruda a veces, conteniendo algunas escenas tremebundas y Cameron, afortunadamente, se guarda los ternurismos para otra ocasión. Y lo mejor se lo reserva para la parte final, donde hay un espectacular enfrentamiento entre Ripley y la gigantesca reina alien que es ya un clásico referente del cine de acción.
Es curiosa la similitud en el devenir de Ridley Scott y James Cameron; los dos han dado taquillazos, sonoros fracasos; la crítica los ignora, el público los adora; y ambos filmaron dos películas sobre lo mismo que no se parecen en nada. Sin duda que son dos personajes, bastante irritantes a veces, pero... ¿sería lo mismo el cine sin ellos?
Saludos alienados.

domingo, 27 de diciembre de 2009

Adaptar la figura al molde

No seamos crueles; AVATAR no es la peor película que podemos ver actualmente. A partir de ahí...
Tengamos en cuenta que James Cameron lo apuesta todo a una carta, la carta visual, que es deslumbrante, y deslumbrante no es sinónimo de calidad, sólo de engaño, confortable engaño para pasar casi tres horas con la cabeza en otra parte, sin devanar mucho el seso... Si es así, si la premisa es ésa, entonces no lo duden y abarroten las salas, lo digo en serio; si por el contrario pretendemos experimentar una sensación nueva y única, o peor, si pensamos que alguien tan dudoso como Cameron nos va a dar un relato cargado de intenciones y hallazgos, es mejor que huyan de este artefacto.
Primero: ¿Qué cuenta y cómo AVATAR para ser novedosa?, nada de nada. El enésimo patrón yanqui en el que los buenos son claramente buenos y los malos claramente malos; donde los sentimientos no son más que un puñado de directrices marciales y todo se confía a una beligerancia irracional, no por el argumento en sí, sino porque (y esto es desgraciadamente muy real) no parece haber ninguna alternativa a la guerra. Luego, lo ingenioso de los personajes virtuales está en que a Cameron (Jajaja...) le ha ahorrado un montón de minutos de dirección de actores; lo que no es mucho si tenemos en cuenta la "riqueza" de registros de los mismos. Echen un vistazo al monolítico general en plan G.I. Joe, diciéndole al tullido protagonista "La supervivencia, blablabla..."; a Sigourney Weaver recuperando su Jane Goodall con camisa de camuflaje y todo, jeje; Michelle Rodriguez haciendo otra vez de M.R., con esa cara de mosqueo continuo y pilotando helicópteros ¿les suena?; o Giovanni Ribisi en lo suyo, que es remangarse para hacer ver que también es un tipo duro pero en lo de la especulación... Lo fundamental es llegar a una única conclusión: ¿que diferencia a nuestros ojos la película de el videojuego?; porque creo que nada si lo que tenemos enfrente es lo mismo y cada paso va encaminado a alcanzar un nuevo nivel, llegar al final apoteósico, salvar el escollo en medio de fuegos artificiales y celebrarlo todo junto a nuestros nuevos amigos; tan previsible como poco poético, tan recargado como desnaturalizado. Y esto es importante, porque, dentro de su falta de juicio, James Cameron cree haber dado una lección de ecología sostenible a base de misilazos y ametralladoras... Y eso da mucho mucho yuyu...
Saludos a los zagales y zagalas.
... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!