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lunes, 23 de junio de 2025

Un ángel desde el infierno


 

Siempre he sido muy partidario de rescatar todo tipo de pequeñas joyas olvidadas, películas a las que el tiempo ha sepultado en un ostracismo no del todo justo, puede que para recordarnos lo poco que sabemos de cine. Por ejemplo, MOCKINGBIRD DON´T SING, de 2001, que partía de un espeluznante caso real acaecido en Los Angeles en 1970. Una niña de 13 años fue hallada en una apartada casa, donde su padre la había mantenido inmovilizada desde que tenía un año; como si fuera un perro, atada a una silla, con un orinal, y sin poder caminar ni hablar. Me temo que esta historia es tan terrible, que sólo podría suavizarse, "adaptarla" a una especie de narrativa más o menos convencional, que nos haga más soportable lo que no puede más que ser rechazado. Toda la fuerza del film recae en su circunstancia intrínseca, aunque observada objetivamente es apenas un telefilm de maneras ortodoxas, interpretaciones aceptables y una dirección que, al menos a mí, me llamó la atención, al tratarse del británico Harry Bromley Davenport, que dos décadas antes fue el responsable de XTRO, aquel film de culto que copaba las estanterías de los videoclubs. No estaría de más una puesta al día de este film, que sin ser de terror, resulta terrorífico en cuanto uno se pone a pensar en la vida de esa pobre niña, cuya identidad ha quedado oportunamente oculta bajo el sobrenombre de "Genie", y que sólo obtuvo la ayuda de una educadora que jamás arrojó la toalla para que pudiese llegar a ser una persona normal, ni más ni menos.
No es una gran película, ni mucho menos, pero su historia, indignante, no debería dejarnos indiferentes.
Saludos.

domingo, 1 de julio de 2018

Rincón del freak #319: Cuando la vergüenza inunda una pantalla



Poco a comentar hoy, seguidores impenitentes del Domingo. La película (siendo muy muy benévolos) es la inenarrable secuela que Harry Bromley Davenport perpetró, ocho años después, de su inesperado éxito de videoclub, empujado, supongo, por la necesidad de cash y la convicción de que el todo vale puede ser un acicate para que algún productor despistado aporte un dinero incomprensible. La cosa en cuestión se llamó XTRO 2: THE SECOND ENCOUNTER y, efectivamente, no tiene absolutamente nada que ver con aquella simpática peliculilla que fue hecha con cuatro perras y toneladas de entusiasmo. Esto es una copia descarada de el ALIENS de James Cameron, pero terriblemente mal hecha y sin ninguna conexión con su antecesora. Hay un proyecto ultrasecreto en alguna parte, unas imágenes hechas con ordenadores de 32 bits que no se sabe qué son, unos tipos que igual se supone que son científicos pero que no dudan en ponerse un pañuelo en la cabeza a lo Rambo y disparar ametralladoras kilométricas. Y todo rodado en una semipenumbra en la que no se ve nada, con unas actuaciones lamentables (por allí andaba un ajado Jan-Michael Vincent), un bicho de goma eva brillante (porque brilla, no porque esté bien hecho) y un argumento que parece escrito por un pastor kazajo (mis respetos a los pastores kazajos). En resumen, una bazofia tan grande tan grande que yo me sacrifico por ustedes, me la trago en una soleada mañana de Domingo y se la pongo aquí para que no les dé por verla. Hala.
Saludos.

domingo, 6 de julio de 2014

Rincón del freak #161: No todos los extraterrestres visten de Versace...



Otro de aquellos extraños y lejanos títulos que me propuse rescatar no hace mucho, fue XTRO, cuyo mayor atractivo provenía ya de su exótico título y que venía a ser una especie de reverso tenebroso de la fiebre extraterrestre desencadenada, un año antes, por E. T. Creo que no somos pocos los que coincidimos en la imagen poderosa de una oscura carátula y una inquietante leyenda, que venía a decir: "No todos los extraterrestres son amistosos"... Lo que en cualquier videoclub de principios de los ochenta equivalía a "La que usted debe poner entre la de Chevy Chase y la de Cicciolina para completar un Sábado gratificante". Sé de lo que hablo... Total, la peli, para no irnos por las ramas, es una cutrez desdemónica y que parece hecha a hachazos, por la puñetera cara; lo del invasor de otro planeta apenas es un mínimo recurso para que Harry B. Davenport, ingeniero del látex chorreoso, se saque de la bocamanga situaciones tan chanantes como un payaso enano, un Madelman gigante o unos huevos extraterrestriales que se ve a leguas que son globos rellenos de agua. Y eso por no hablar del diseño del bicho, que es un tipo metido en un traje de monstruo del pantano, solo que la particularidad proviene de su postura (ver imagen), ya que está mirando hacia arriba, pero la careta está al revés y parece que anda como quejoso y un poco desanimado... ¡Anyway! La película es mala, es cutre, es indescifrable en sus bobaliconas pretensiones y más que miedo da un poco de penuria, pero yo la recomiendo ¿y saben por qué? Pues porque a nadie se le ocurriría hacer esto hoy día, que todos somos tan conscientes y trascendentes y bla bla bla... (gran programa, por cierto; algún día hablaré de Amilibia)...
Saludos.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!