Mostrando entradas con la etiqueta Robert Rodriguez. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Robert Rodriguez. Mostrar todas las entradas

martes, 25 de julio de 2023

Cazador de recompensas


 

No comparto los odios hacia THE BOOK OF BOBA FETT, coincidiendo en que parece más un spin off de THE MANDALORIAN que una serie autónoma, e inferior, incluso bastante oportunista, como esos apropiacionistas sin talento que se venden con habilidad. Es un intento, creo yo, de reforzar lo que ya habíamos intuido en la serie matriz: un western con mayor carga de violencia, pero que no logra (ni quiere) zafarse de una sombra demasiado alargada. Temuera Morrison es perfecto para el papel del cazarrecompensas ya mayor, con ganas de asentarse, que toma las riendas de Tatooine junto a la asesina Fennec Shand (espectacular Ming-Na Wen), tras la muerte de Jabba el Hutt. El gran problema es de consistencia, con 8 episodios deslavazados, espectaculares por separado, pero que aportan poco al avance de una idea más globalista. La producción, magnífica; los actores muy bien en general; la partitura de Ludwig Göransson se metamorfosea hasta fundirse en un homenaje a Morricone. Todo debería ser satisfactorio, y más o menos lo es, pero como conjunto no consigue erigirse con solidez, y termina siendo una anécdota de lujo para los muy fans. El resto, esperaremos a ver si vuelve la otra...
Saludos.

miércoles, 17 de julio de 2019

Sopas con tenedor



Que yo ya ponga una película de Robert Rodriguez en un día que no sea Domingo es de mérito; ahora, que yo vaya a cambiar mi opinión de su cine, a estas alturas, me parece de todo punto imposible. Así las cosas, añadamos que ALITA, BATTLE ANGEL es en realida el último capricho de James Cameron, que llevaba ya tiempo queriendo adaptar el manga de Yukito Kishiro, que ya conoció una adaptación en forma de anime, a cargo de Hiroshi Fukutomi. Por cierto, se cuenta más en aquélla que en ésta, y en apenas 50 minutos, y es que la incontinencia de Rodriguez/Cameron es sólo relativa a lo visual, pero es rácana y faltona en lo argumental, con un guion que elude falazmente los aspectos más crudos de la obra original. Sí, técnicamente es una virguería, aunque no sé si soy el único al que le da dentera la cara de la protagonista... Cosas mías... Como sea: horror vacui, alergia al fuera de campo y elogios constantemente pepitorios al intervencionismo militar como única respuesta a los problemas de cualquier sociedad. Sólo diré una cosa: el día que Cameron o Rodriguez incluyan una escena en la que haya personas de cierta edad tejiendo, jugando al dominó o simplemente balanceándose en una butaca, me daré por satisfecho con su cine, y puede que incluso me piense descategorizarlo de la sección de videojuegos...
Ahí queda eso.
Saludos.

viernes, 20 de noviembre de 2015

El pez adulado



En el ámbito del cómic Frank Miller siempre ha sido un autor complicado de abordar, su concepto de la autonomía ha encontrado en el arte de la viñeta su mayor y mejor cómplice, por varias razones que implicarían la furia contenida de sus iconos/personajes o la alergia que el de Maryland siempre ha demostrado por lo que en términos generales se conoce como "linealidad narrativa". Esto es aún más notorio en "Sin City", su cruda y ultraviolenta visión del género negro, que amplió en campo de exploración de Miller como simple historietista hasta el creador total en el que se ha convertido. Ahora bien, es una lástima que precisamente alguien como Frank Miller haya caído en la trampa del "todo vale", porque cualquiera que haya visto SIN CITY: A DAME TO KILL FOR le ha pillado el truco a un film tan inconsecuente como dilapidado en sus inaprensibles florituras, aunque lo peor es el batiburrillo que demuestra ser toda vez que entra la "pluma" del sobrevaloradísimo Robert Rodriguez, que sólo ha demostrado buen pulso cuando hace uso de sus propias bromas privadas, pero con un hueso como Miller se ve, a mi juicio, incompatible. Y es que creo que son muchos más los que le han dicho a Miller lo guapo que es, lo intachable de su trayectoria; Rodriguez, en cambio, emerge de los márgenes del "B casi Z" para controlar (sin hacerlo, las más de las veces) gran des presupuestos. Fallida desde su concepción hasta su tambaleante ejecución, y sin siquiera apoyarse en ese repóker de ases que componen su estelar reparto, esta SIN CITY 2, con su sangre blanca, sus tiritas de pega, sus secundarios de cartoné y su turulato sentido del humor pretende que nos sumerjamos en su iconografía y nos dejemos llevar por su esquizoide punto de vista sobre las relaciones humanas... Yo apenas recuerdo las tetas de Eva Green y el gesto torcido ante la ridícula actuación de Ray Liotta, a la altura de un Nicolas Cage. Por lo menos...
No, no hace falta que la vean.
Saludos.

domingo, 29 de abril de 2012

Rincón del freak #64: Hay quien todos los días vive de La Primitiva (el asombroso mundo de Robert Rodriguez)



No me interesa MACHETE, ni como película, ni como broma privada, ni como neurosis apocalíptica, ni nada de nada; me la trae floja un tipo feo con un abrigo lleno de machetes, porque no le veo la gracia por ningún lado, cosa que sí me ocurrió, por ejemplo, con EL MARIACHI, que sacaba provecho de una ingenuidad nada disimulada y que aquí es puro marketing. Si no se tienen ideas, el humor puede ser un buen sustitutivo, incluso mejor que un reparto hecho a base de cameos (cosa francamente extraña), pero el señor Danny Trejo es incapaz de cambiar el gesto y, por tanto, el tono de cada escena, intuyo que eso le pone muchísimo a Rodriguez, y lo imagino diciéndole a Robert de Niro o a Jeff Fahey que no gesticulen y se queden con cara de idiota. No lo entiendo. Luego hay actores que han hecho del inmovilismo virtud, o al menos carrera; es el caso de Michelle Rodriguez, Lindsay Lohan o Steven Seagal, a los que me permito incluso llamar actores, fíjense. Hay disparos, tetas, ruido, polvo y más ruido; una monja armada, un jacuzzi incestuoso, un puesto de tacos policial y un aporte a la economía toledana; y si usted es un freak de cuidado, le encantará esta cosa, pero yo me aburrí como una ostra. Tal cual.
Saludos de acero.

martes, 18 de octubre de 2011

Ingenuidad e intención



Es curioso, pero ¿por qué casi todo el mundo sigue conveniendo que prácticamente la única película que merece la pena de Robert Rodriguez es EL MARIACHI? Yo no estoy de acuerdo; aunque creo que alguien se la hizo, SIN CITY me parece una película tremenda. Sin embargo, hay una especie de aura en torno a esta película, de precario presupuesto, que la convierte, desde hace casi veinte años, en uno de esos films incontestablemente de culto. Lo primero que llama la atención es cómo Rodriguez transforma, con gran habilidad, lo que para cualquier director es una rémora (la falta de presupuesto) en asombrosa virtud ¿Y cómo?: evidentemente, con sentido del humor y sin eludir el del ridículo, que bordea en no pocas ocasiones. La historia no puede ser más disparatada: Un joven que se gana la vida actuando de mariachi en diversos tugurios es confundido con un gangster al llegar a una ciudad fronteriza; esto alerta al capo local, que manda eliminarlo, pero el mariachi termina siendo un hueso mucho más complicado de roer que el propio gangster. Todo esto adornado con un montaje dinámico e impropio de la serie B y un sentido del humor absolutamente personal, que ahora, claro, todos identificamos sin problema en el cine de este director, pero que tenía más mérito cuando tienes que poner a funcionar a actores de medio pelo en mitad de un engranaje típicamente de cine hollywoodense. EL MARIACHI contiene escenas absolutamente memorables, sobre todo por su falta de pretensiones; es esa cutrez aceptada la que permite, por ejemplo, y en una de sus mejores escenas, que una simple llamada telefónica desate una masacre sin que ninguno de sus participantes sepa exactamente qué está ocurriendo. Rodriguez arrasó al año siguiente en un Sundance que se rindió a sus pies, lo que fue el detonante, junto a su explosiva amistad con Quentin Tarantino, para su posterior carrera, no tan regular, pero con un carisma que precisamente le ha hecho perder el norte en bastantes ocasiones; revisitar esta ópera prima, por tanto, es tan saludable como sintomático.
¡Saludos, cabrones!

lunes, 30 de junio de 2008

Todo es ponerse

Sí. Porque siempre nos estuvimos preguntando por qué diablos el demasiado a menudo atascado cine de acción, con propuestas ya demasiado vistas, no tiraba de una vez por todas del aperturismo comiciano, aprovechando tanto avances visuales como perlas guiónicas, que bien trufado de todo ello se encuentra dicho arte.
Como siempre nos toca esperar el movimiento desde yanquilandia, estaba claro que los inicios iban a ser tortuosamente descorazonadores. Infantilismo vacuo como vulgar reclamo de incautos, en la misma línea del batman ye-ye de los sesenta pero con un spiderman karateka bastante sonrojante, por ejemplo.
Muchos años después, y con la única referencia de superman (lo cual no es poco), al anteriormente reseñado Tim Burton se le ocurre filtrar a batman por su oscuro imaginario e inaugurar, de paso, una fructífera relación entre cómic y cine que felizmente dura hasta nuestros días y parece haber encontrado el equilibrio justo entre espectáculo y calidad.
La obra gráfica que renovó al hombre murciélago y le dio respeto a todos los niveles fue Dark Knight, de un tal Frank Miller. Autor total de algunos de los más importantes monumentos de la novela gráfica y el más recurrido actualmente en las adaptaciones a la gran pantalla. Suya es la rupturista epopeya 300; prácticamente suyo el personaje de daredevil; Dark Knight acaba de ser terminada; se espera con ansiedad el proyecto de Ronin... etc.
Sin embargo, resulta curioso que lo mejor que se ha visto en pantalla grande de este maestro de inconformismo sea su obra más rupturista. SIN CITY dejó boquiabiertos a los no iniciados en la obra de Miller y no defraudó a los que se habían bañado en sangre negra durante gran parte de la década anterior. Sí, el mejor trabajo hasta la fecha del pésimo Robert Rodriguez, que no sólo respeta el carácter sanguinario y depravado del cómic, sino que encima hace una excelente elección de protagonistas, todos dotados de un carisma imprescindible para una forma de narrar (la de Miller) que enfatiza hasta la exasperación al personaje "único", prácticamente sin secundarios.
Impresionantes las recreaciones de Benicio del Toro, Clive Owen, Elijah Wood y, sobre todo, un espectacular Mickey Rourke, que llena la pantalla de manera rotunda.
Impactante el uso del blanco y negro, con ocasionales ramalazos expresionistas de color y una estética tenebrista que suponía todo un acierto en cuanto a mestizaje formal.
Hombre, por ahí andaba también Miller supervisando, supongo, los posibles excesos del irregular Rodriguez. Normal, teniendo en cuenta el exhaustivo control que aquél suele tener de sus "vástagos". Incluso alguna que otra pincelada del amigo Tarantino debe haber por ahí, pues no poco del incontenible director de PULP FICTION tiene este artefacto terrorista que bebe del negro más salvaje (Fuller, Scorsese, Peckinpah) y, al mismo tiempo, desplaza el interés de una narración necesariamente fragmentada hacia el improbable terreno de la fábula urbana y más despiadada.
Saludos pecaminosos
... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!