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sábado, 29 de marzo de 2025

Los príncipes gitanos


 

Durante nueve años, seis temporadas, PEAKY BLINDERS resignificó el thriller gangsteril, vía británica, trasladándonos al Birmingham de principios del XX, para conocer a los Shelby y su imperio construido a sangre y fuego. Muchas cosas a reseñar, como el impecable trabajo de Steven Knight, a la hora de crear toda una simbología que se va haciendo constante, familiar, en esa vorágine de ritos y supersticiones, venganzas y odios, con unos personajes que hacen honor al "vive rápido, vive salvaje", entre lingotazos de whisky, tiros de coca, chutes de heroína o polvos bien guarros. Los "Peaky Blinders" (llamados así por sus mortíferas gorras), gitanos apegados a códigos ancestrales, impelidos por una fuerza mártir, que los enfrenta a todo el mundo, desde la policía a otros clanes, gangsters, traficantes o políticos, nadie los tolera, y todos acabarán sucumbiendo de una u otra forma. El otro punto fuerte, las interpretaciones, con un inmenso abanico de personajes, todos orbitando alrededor de esa figura semidemoníaca que es Tommy Shelby (Cillian Murphy en plan bestia parda), sobre cuyos infinitos hombros de superviviente de la WWI (y sus traumas y temores) se cimenta esta epopeya bañada en las calles más sucias de toda Inglaterra, donde puedes oler y temer y desear y pasar a mejor vida en un pestañeo, en la que es una de las series más sólidas e incontestables de la última década.
Perdérsela no tiene perdón...
Saludos.

sábado, 23 de diciembre de 2023

Fuiste, eres, serás


 

El relato dickensiano ha conocido múltiples adaptaciones, en pantalla grande y, sobre todo, en la otra. Relato inmortal, imperecedero y en constante renovación, sobre la condición humana y lo inevitable de un destino que tenemos ya escrito desde que nacemos. Lo que Dickens se preguntaba era acerca siempre de las consecuencias de nuestros actos, o cómo ni siquiera en ellos somos totalmene libres para decidir, y ni mucho menos cambiarlos. En 2019, Steven Knight reformuló a Dickens sin "cambiarlo", en un curioso juego metaficcional, mucho más interesante que lo que de aportación artística (bastante convencional) tiene su visión de A CHRISTMAS CAROL, como si se preguntara cómo era esta historia en la época victoriana, cómo se relaciona en nuestro tiempo presente, y cómo podría determinarse y proyectarse hacia un futuro tan incierto como elocuente. Su formato de miniserie (150 minutos repartidos en tres episodios) se atraganta hasta más o menos su ecuador, sin aportar más que la gran actuación de Guy Pearce, que se va haciendo dueño de su Scrooge, en una interpretación gélida y desdramatizada. Hay secundarios interesantes, como el fantasma de Andy Serkis o la abnegada esposa del empleado, por mucho que pueda chocar la elección de Vinette Robinson. Es en su último acto cuando la prosa descarnada de Knight se funde con el torrente de emociones de Dickens, para conquistar con valentía lo que las adaptaciones siempre deberían aspirar a ser, respetuosas desde el inconformismo.
Ideal para los navideños menos tradicionalistas.
Y gracias, C., por esta nueva y maravillosa recomendación.
Saludos.

lunes, 9 de mayo de 2016

Cómo empezar... cómo empezar...



... Ah, ya.
Es la segunda vez que me la cuelan con una película protagonizada por Jason Statham, un tipo al que profeso una inexplicable aversión (excepto por el tema capilar) y cuyo valor como intérprete estoy aún pendiente de que algún gurú farlopero me explique profusamente mientras sorbe de su bebida energética de 500ml.
Anyway. La razón por la que me puse manos a la obra con REDEMPTION (que también se llama, cosa extraña, HUMMINGBIRD) es que se trataba de la primera película dirigida por el magnífico guionista Steven Knight, que me maravilló en su momento con LOCKE. Sin embargo, y apenas impulsada por dos o tres detallitos que carecen de importancia, esta película es poco más que un cúmulo de lugares comunes, con un personaje central plano planísimo y con una trama que no diría que sea confusa, sino directamente inverosímil. O alguien me rebatirá diciendo que el colmo de la coherencia es que un tipo que se dedicaba a matar talibanes esté alcoholizado y viviendo entre cartones, y seguidamente se rehabilite por completo, se ponga en forma y empiece a ganar pasta como matón de un mafioso chino mientras habita como okupa la lujosa casa de un fotógrafo gay, haciéndose pasar por su novio mientras está en Nueva York... No sé... ¿y si incluimos en el montante a una monja que reparte comida a los indigentes y gusta de los vestidos rojos?... Así las cosas, lo menos extraño es que en pleno delirium tremens a este señor le dé por ver colibrís por todas partes.
Pero siendo serios, y teniendo en cuenta que esta película la podría haber protagonizado Chuck Norris hace treinta años, parece un chiste que el guion corra a cargo del creador, sin ir más lejos, de PEAKY BLINDERS... Muy raro todo, pero no la vean que no se pierden nada.
Saludos.

jueves, 11 de septiembre de 2014

El futuro



Película excepcional, de la que mucho se está hablando desde el día de su estreno, LOCKE se nutre de sus limitaciones formales para demostrar un relato eminentemente hablado y lo suficientemente articulado como para felicitarnos de que, en tiempos inciertos, la literatura neuronal puede existir. Ni suspense, ni superdrama, ni terror psicológico, ni euforia metafísica... Lo que a mí me transmitió este emotivo film es un salto al vacío literal e insalvable. Su (único) protagonista, Ivan Locke, es un jefe de obra (sí, no se puede tener un personaje más atípico) al que acompañaremos desde que termina su trabajo una noche cualquiera, y a lo largo de lo que parece su regreso a casa en coche. Todo ello es LOCKE, un trayecto hacia alguna parte del que descubriremos su su sorprendente desenlace a lo largo de las incesantes conversaciones que este hombre mantendrá a través del manos libres, inesperado corporeizador de una serie de personajes de los que sólo escucharemos la voz y que, sin embargo, están perfectamente construidos. Mención aparte para Tom Hardy, un actor en franca ascensión al que conocíamos por sus papeles de tipo duro y un pelín desequilibrados, y que logra el titánico fin de que su omnipresente rostro, intervalado por las luces reflejadas en los cristales de su BMW, no acogote en ningún momento la tensión, pese a realizar un trabajo de contención simplemente encomiable.
LOCKE parece una pieza de cámara sobre un apocalipsis personal, una explosión controlada o un virtuoso ejercicio de estilo muy en la línea de la también notable (por citar un ejemplo reciente) BURIED. A mí, que me gustan las cosas sencillas, me conmovió que en este mundo egoísta y nonsense, a alguien le muevan los seres humanos por encima del dinero o las promesas. No hay nada más alejado del futuro que las promesas, ni nada más anclado en el pasado que el dinero.
De lo mejor que he visto este año. Tal cual.
Saludos.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!