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sábado, 26 de octubre de 2024

En el espacio nadie puede oír tus gritos #7


 

Usando la frialdad analítica de los androides, que en toda la saga, pero especialmente en esta última entrega tienen un papel capital, diríamos que Ridley Scott tenía 42 años cuando filmó ALIEN, y Fede Álvarez cuatro más al estreno de ALIEN: ROMULUS. Sigamos diciendo que la primera es una película que revoluciona por completo el cine de ciencia ficción, pero también el de terror e incluso aventuras; la segunda es el power point, lujoso y efectivo, del niño que tenía un año entonces, y que actualmente puede considerarse un privilegiado por contar con amplios presupuestos para llevar a cabo sus sentidos homenajes. La consecuencia de todo esto es que la saga está agotada por expresión intensiva, que nos ha legado una secuela sobresaliente (la de Cameron), precisamente por desmarcarse del inigualable lore de Scott y O'Bannon; una ristra de tristes exploitations, que ni siquiera el propio Scott ha sido capaz de enderezar más tarde. Y ahora esto. Mimética en el diseño de producción, su impersonalidad le permite que hablemos impúdicamente de mímesis. Terrible en lo conceptual del guion, en el mundo ideal de Fede Álvarez y Rodo Sayagues no hay sitio para la gente de más de 25 años, lo que entendemos como el cansino vencimiento de las cláusulas de cuotas de espectadores, pero no es serio si tu intención es no tomar por tontos a esos "otros espectadores". No todo es malo, y la primera hora mantiene el interés, paradójicamente mientras no aparece el bicho, y es un film decentito, entretenido, como para no huir despavorido. En cierto momento, Álvarez decide que la genuflexión ha terminado y se pone a hacer una cosa que no sabe: crear. La segunda parte de ROMULUS es otra copia, pero esta vez a ALIENS; un multipistas interminable de carreras, disparos y suspensión alcalina de la incredulidad, hasta desembocar en un desenlace directamente bromista, porque el uruguayo hace lo que nadie: homenajear a Jeunet... Entre tanto homenaje (esto parece un blowjob cinéfilo), les resumo con la advertencia de que sean muy condescendientes y cero exigentes, sólo así pueden disfrutar de una película que ostenta esta contradicción: "Está mal hecha y bien hecha"...
Por favor, dejen en paz a la gallina...
Saludos.

miércoles, 20 de septiembre de 2017

En el espacio nadie puede oír tus gritos #6



Paradojas de la longevidad. Hubo un tiempo en el que aquí se hizo un monográfico dedicado en exclusividad a todas las películas de la saga "Alien", quizá motivado por la certeza de que aquello estaba finiquitado. No sólo estaba equivocado, sino que nos dimos de bruces con una post-franquicia, que resucitaba al bicho en cuestión y, de paso, la devaluada deriva de Ridley Scott. Este año se ha estrenado ALIEN: COVENANT, que no es ni de lejos la película que podría y debería ser, sino otro ingente batiburrillo, una macedonia de texturas que funciona como una correcta peli de aventuras espaciales, y que sólo puntualmente te recuerda que esto forma parte de una saga. Pero ¿de verdad es una saga? Más alla de las conexiones argumentales, este penúltimo Alien (habrá más) se dispara en otra dirección, más cercana a las reflexiones sobre la supuesta humanidad de los androides (aquí sintéticos) y de cómo su fría lógica, carente de emociones, afecta indefectiblemene a las conductas humanas. Es un interesante asidero si tienes poco más que contar y si tienes a Michael Fassbender dando un recital de sutileza interpretativa. Pero insisto, porque me parece crucial para abordar todo esto, en que Scott podría haber prescindido de un tercio del film y no se habría notado. Lo malo, lo abyecto de ello, es que se trata de toda la parte en la que ¡albricias! vemos al monstruo, de largo lo más rutinario y predecible. De ahí mi reflexión, pero también mi cabreo, porque una vez más la industria y sus caprichos tiran por tierra un buen y sólido ejercicio cinematográfico.
Habrá quien babee con ella, yo me entretuve durante una hora y luego me puse a mirar el reloj...
Saludos.

miércoles, 10 de octubre de 2012

Perdidos... muy perdidos



No voy a ser tan cruel con PROMETHEUS, tampoco es para tanto; y a estas alturas de la película creo que ya sabemos, cuando vamos a una película de Ridley Scott, a qué vamos realmente. A entretenernos, o no; porque también puede ser otra cosa. Una añoranza, una seña de identidad, un haz de luz entre tinieblas... Lo malo es que el truco queda revelado desde muy prontito; Scott no tiene ideas (tiene medios, pero no ideas; tiene un equipo del copón, pero no ideas...), así que tira de lo ya hecho. Lo ya hecho es ALIEN, y mejor, y con menos presupuesto; y como no nos la puede colar treintaytantos años después, inventa una especie de "supuesto" que da vida a la historia a la inversa. En este sentido, uno de los motivos de fascinación del original era aquel trabajo de arqueología inusitada a través del que éramos forzados a imaginar todo tipo de fabulosas historias transespaciales con dos enemigos mortales, los "Aliens" y los "Space Jockeys". Efectivamente, una vez resuelto el misterio la frase es: "Bueno... pues tampoco era para tanto"...
Una vez desmembrada la cuestión argumental, ya sabemos que, de no haberse hecho, no hubiese pasado nada; ahora, los fuegos de artificio.
La película empieza como un video de Tool, los efectos cantan por aproximación. Aleje usted la cámara y juegue la baza de "lo no filmado", porque estamos de muñequitos hasta el gorro. Luego, ALIEN otra vez; y más exactamente una mezcla entre la primera y la que filmó James Cameron (peliculón, por cierto). Hay un campo horizontal minado de "huevos" (o lo que sea, que tampoco está muy claro); poca luz, con algunos parpadeos estroboscópicos bastante molestos; un androide descabezado (como en la de Cameron); naves gigantescas; bichos feos... Pero no sale el Alien... vaya hombre; después de jodernos el misterio de los Space Jockeys, el tío Scottie, que se las sabe todas, se asegura (atención) ¡La secuela de la precuela! Algo inaudito en la historia del cine y que está previsto para... ¡2015!
En definitiva. No es tan mala como pudiese parecer, sólo un poco muy aburrida; los personajes, efectivamente, son pura caricatura, y hay algunos sin ningún peso específico. Fassbender, como siempre, de lo mejorcito junto a un socarrón Idris Elba. Charlize Theron, ridícula; Noomi Rapace nunca será Sigourney Weaver... ¡nunca! Y sólo reconocí a Guy Pearce ya en los títulos de crédito ¿Tan difícil es que un actor realmente viejo haga de viejo? ¿por qué coño hay que maquillar a uno joven?... En fin, de lo mejorcito que hay ahora mismo para matar el rato; buscar algún rasgo de trascendencia suena a chiste, la verdad... Puro Ridley Scott...


martes, 5 de enero de 2010

En el espacio nadie puede oír tus gritos #4

El cuarto experimento con nuestros asesinos espaciales favoritos es un perfecto ejemplo de fatal impotencia creativa. Una pena, porque Jean-Pierre Jeunet intentó por todos los medios de desembarazarse de la terrible solemnidad que destilaban las otras propuestas y que tuvo su culminación con la tosferina filosofeísta de Fincher; así que la pregunta era ¿qué quedaba por hacer con esto? El director de DELICATESSEN (algún día, recordadme que dedique un post a esa obra maestra moderna) o AMELIE (de ésta no me recordéis nada...) se rodeó de un montón de actores competentes y conocidos (Ron Perlman, Winona Ryder, Brad Dourif...), resucitó a Ripley y decidió quitarle hierro al asunto con unos diálogos ingeniosos, chistes "a la francesa" y un poco de jocosidad del exceso a lo Luc Besson. Y, bueno, no está mal para una tarde de Domingo, pero no hay que tomárselo muy en serio, porque ni él lo hace. Es como una SPANISH MOVIE o SCARY MOVIE de esas... y podía titularse algo así como ALIEN MOVIE... qué sé yo. Por lo demás, fue el intento fallido de Jeunet por infiltrarse en Hollywood aunque, paradójicamente, el tipo no sólo no se hundió sino que luego se hizo un nombre en Europa. Además contiene un hallazgo para los anales de la historia (la expresión habla por sí sola): ¡El primer y único alien rosa!... ¡Hala!
Personalmente creo que tanto chiste y tanto lugar común acaban por saturar un poco, aparte de que uno no se entera de qué diablos está pasando hasta que no han transcurrido 90 minutos largos y, hombre, si nos plantas a una Ripley clonada a partir de un alien, con sangre de ácido y eso, y un instinto asesino y eso, pues cómo puede ir humanizándose por la cara hasta acabar esa adorable mamá de nuestro mejor amigo que todos quisimos poder conocer un día... Misterios de lo que se hace U&E por la pasta.
No sé, porque éste es el final del monográfico y no pienso meter "depredadores" ni cosas raras, y de verdad que me hubiese gustado terminar mejor que empecé, pero en este caso era de todo punto imposible.
Saludos siderales.




* (Única y Exclusivamente) NDG

*Nota Del Garrapateador

lunes, 4 de enero de 2010

En el espacio nadie puede oír tus gritos #3

Hay un como empeño por alargar lo que un día fue objeto de admiración general, explotarlo y llevarlo a la autoparodia, despojado ya de su original razón de ser. Esto también le ha ocurrido a ALIEN, como no podía ser de otra forma; y atentos porque para 2011 se espera la definitiva (JaJa) versión del "gran" Ridley Scott... Ahí es ná...
El caso es que esta tercera parte, que se tituló ALIEN al cubo... ¡qué cool!, fue la llegada a esto del séptimo arte de un tal David Fincher, para el que fue menos marrón por ser debutante y no tener que demostrar nada. La "supuesta" novedad de esta tercera parte estaría en una ambientación menos espacial y con las constantes del que luego serían los hallazgos de Fincher, como un retorcido gusto por la suciedad, el desorden y las cañerías que gotean... Luego, se introduce también, aunque no se profundice demasiado en ello, el elemento religioso, desarrollándose la historia en una especie de prisión donde los reclusos se han convertido en fundamentalistas, aunque sus "firmes creencias" se vendrán abajo cuando aparezca por allí la Teniente Ripley, una Sigourney Weaver rapadita por culpa de los piojos.
Y, sí, al cabo de un tiempo interminable, porque la película es leeenta pero lenta, aparece un alien y anima un poco la cosa, pero tampoco tiene mucha importancia. Hay un problema de fondo que acaba por ser insalvable; mientras en la primera los tripulantes de una nave se encuentran involuntariamente con el horror, y en la segunda son los humanos quienes inician una ofensiva de resultados catastróficos, aquí no se ve la motivación, lo que deja la película desangelada, sin entidad. Lo más confortable sería hablar de un absurdo castigo divino en forma de aliens, pero no tengo ganas de devanarme los sesos con estas paparruchas. El declive estaba servido y, aunque tampoco importe mucho, es, de largo, la peor película de Fincher, incluso peor que la última, que ya es decir...
Saludos piojosos.

sábado, 2 de enero de 2010

En el espacio nadie puede oír tus gritos #2

Siete años después, y tras su descomunal éxito con TERMINATOR, James Cameron decide retomar la película de Scott sin que explícitamente ésta hubiese dejado abierta la oportunidad de una secuela; el resultado es una más que digna continuación al más puro estilo Cameron, esto es: acción adrenalítica, situaciones creíbles dentro de lo increíble, pocas concesiones a la muchachada y un buen manejo de los personajes. ALIENS, que así se llamó, comienza mostrando el rescate de Ripley, la angustiosa toma de conciencia de ésta de que el planeta de los bichos ha sido colonizado y su posterior viaje al mismo con un grupo de marines. Las coincidencias entre esta magnífica película de aventuras y el despropósito de AVATAR se extienden hasta el más ridículo mimetismo; los que la tengan presente sabrán de qué hablo. ALIENS va del intento fallido de explotar a los bichos como armas y de la incursión en la colonia de los marines para intentar encontrar supervivientes ante lo que parece haber sido un ataque alien. La acción nunca es desmesurada ni gratuita; la violencia es bastante cruda a veces, conteniendo algunas escenas tremebundas y Cameron, afortunadamente, se guarda los ternurismos para otra ocasión. Y lo mejor se lo reserva para la parte final, donde hay un espectacular enfrentamiento entre Ripley y la gigantesca reina alien que es ya un clásico referente del cine de acción.
Es curiosa la similitud en el devenir de Ridley Scott y James Cameron; los dos han dado taquillazos, sonoros fracasos; la crítica los ignora, el público los adora; y ambos filmaron dos películas sobre lo mismo que no se parecen en nada. Sin duda que son dos personajes, bastante irritantes a veces, pero... ¿sería lo mismo el cine sin ellos?
Saludos alienados.

viernes, 1 de enero de 2010

En el espacio nadie puede oír tus gritos #1

Bien, queridos indéfilos; año nuevo, mismas intenciones... al menos por mi parte. Buen cine, mal cine, regular cine... en fin, lo de los dos años anteriores. Y qué mejor manera de comenzar esta tercera singladura que con otro pequeño monográfico; esta vez le ha tocado a uno de nuestros monstruitos favoritos, nada menos que ALIEN, otra de las escasas obras maestras de ese alienígena llamado Ridley Scott.
ALIEN es ya un clásico a treinta años de su estreno, lo que es significativo siendo cine de terror; considero que lo de la ciencia ficción es accesorio, ya que la historia es tan potente por sí sola que podría haber estado enclavada en otro ámbito; un barco, quizá. Quizá por tratarse de una magnífica adaptación de "La línea de sombra", de Conrad, libro que leí hace mucho y que muestra las líneas maestras de una narración terrorífica no por lo que muestra, sino por lo que oculta. Es de reseñar el homenaje que se le hace bautizando a la nave como Nostromo. Otra referencia (al menos yo lo veo así), podría ser una "olvidada" del maestro Ford, THE LOST PATROL; donde el enemigo que diezma a los protagonistas nunca es mostrado, redoblando la inquietud. De todas maneras, ALIEN es un film que rspira su propio oxígeno y que anticipa la mayoría de las claves de este subgénero, el terror espacial. A Scott le importa menos, afortunadamente, la pirotecnia y prefiere concentrarse tanto en los detalles de guión (brillante Dan O'Bannon) como en una deslumbrante ambientación. Y es aquí donde verdaderamente hay que hacer hincapié, porque todos nos preguntamos qué habría sido de todo esto sin lo que puso H.R. Giger... Evidentemente, se habría quedado en mucho menos; y es que hablamos de un dibujante y diseñador de un estilo único e indeleble, que mezcla la tecnología, la cirugía, el goticismo, el esoterismo, para lograr un resultado como el que pudimos ver en pantalla; la mayoría de los escenarios son obra suya, destacando el planeta de los aliens, pero lo que verdaderamente pasó a la historia fue el espectacular diseño del monstruo en cuestión, y eso que sólo podemos verlo unos pocos minutos en todo el metraje. Luego es cierto que la cosa ésta del merchandising ha devaluado a este rival de cualquier monstruo clásico, convirtiéndolo, desgraciadamente, en uno más de la familia (existe incluso alguna que otra penosa parodia); sin embargo, seguimos quedándonos con esa media hora final en la que Sigourney Weaver, en el papel de su vida, deambula por la nave, preparándose para una nueva hibernación, creyendo que la amenaza ha quedado atrás... ¿A que da cosica?...
Bueno, todos sabemos que no se pudo superar posteriormente el listón impuesto por Scott, pero hay algunas dignas continuaciones y de ellas daremos cuenta en sucesivos episodios. Hasta entonces.
Saludos del nuevo año.
... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!