lunes, 31 de enero de 2011

Lo imposible (o casi)



Increíble pero cierto. Rodrigo Cortés, un director de cine español, es capaz de levantar un demencial proyecto consistente en mantener una tensión apabullante en un film que sólo muestra a un hombre metido en una caja bajo tierra. Sí, esto es BURIED, ni más ni menos; una de esas películas por las que no te importa pagar la entrada, una verdadera anomalía teniendo en cuenta los mimbres, sin embargo BURIED funciona por una razón bastante sencilla: simplemente cuenta lo que entra dentro de los límites de lo verosímil. Cortés, al que seguimos la pista (y nuestro olfato no suele fallar cuando detecta la sangre fresca) después de sus magníficos y prometedores 15 DÍAS y, sobre todo, CONCURSANTE, nos sumerge en una pesadilla de hora y media que empieza a despertar nuestro interés desde los bassianos y estupendos títulos de crédito; las referencias hitchcockianas, presentes en todo el film, dotan de enjundia una historia que se podía haber quedado en la enésima fantochada U.S.A., y no la primera que se carga la carrera de un joven director en busca de fortuna y reconocimiento. A destacar también el buen trabajo de Ryan Reynolds, que me gustó especialmente en ADVENTURELAND, y que es capaz de transmitis toda la angustia del contratista destinado a Irak que un día despierta con un fuerte golpe en la cabeza y varios metros bajo tierra. Otro punto fuerte, y que en mi opinión Cortés no abusa como suele ocurrir en productos típicamente de género, es la inteligente dosificación de los elementos con los que el personaje cuenta en su agobiante encierro. Un Zippo, una bolsa con una linterna y varios tubos autoluminiscentes, una petaca con licor y una Blackberry igualica que la mía, lo que me tuvo en vilo algún tiempo después por cuanto suponía que su valía real abandonaba el mero teléfono para convertirse en una especie de reliquia. A través de la Blackberry, inicialmente con media carga de batería y una cobertura precaria, este hombre tendrá comunicación con sus captores, que le exigirán una elevada vcantidad de dinero, además de lograr contactar con el departamento de defensa y mantener una acongojante conversación con un burócrata de la empresa para la que trabajaba. Todo ello punteado por los inútiles esfuerzos por hablar con su mujer y su hijo, con un contestador como única respuesta. Hay pocos momentos inverosímiles, lo que se agradece en una película que se encuentra constantemente amenazada por los tópicos habituales del género y que logra llegar a una última parte guardando el as en la manga sin que se note. Excelente trabajo pues de Rodrigo Cortés, oxigenante trabajo, sin complejos, con la magia del buen cine de suspense y con ese punto de riesgo que se antoja imprescindible para las películas que no se conforman con imitar, sino que pretenden crear y abrirnuevas fronteras. Mi aplauso va para él, sí señor; de momento ya tiene nada menos que a Robert deNiro bajo sus órdenes para este año, no sé cuántos directores españoles pueden decir lo mismo.
Saludos claustrofóbicos.

Enterrado vivo

domingo, 30 de enero de 2011

Rincón del freak #13: Aflojaron los bolsillos, y si no no me lo explico



Hablemos de fútbol, que es una de las mejores cosas de las que se puede hablar cuando todo lo demás ha fallado. El Málaga C.F. es un equipo de aquí cerca, un equipo de los históricos de la Liga, pese a que últimamente ha pasado por algunas vicisitudes que le llevó incluso a desaparecer y refundarse hace algunos años. Este año, puede que auspiciado por un par de campañas más que aceptables, un jeque árabe de los que tiene el dinero por castigo ha tomado las riendas económicas de un club acostumbrado a la escasez de medios; sorprendentemente, el Málaga C.F. es uno de los equipos con peores números de la temporada, lo que llevó al jeque a soltar una pasta gansa y fichar a Mauel Pellegrini, que debe ser uno de los cinco entrenadores del mundo con mejor caché, un central internacional con Argentina llamado DeMichelis, el portero con más proyección (o eso decían) del fútbol español, sergio Asenjo, y un pedazo de futbolista llamado Julio Baptista; amén de otros más "discretitos" como Camacho del Atleti y el gran e inolvidable Enzo Maresca. Ayer mismo el Málaga C.F. palmaba estrepitosamente en casa frente al Real Zaragoza, que tampoco pasa este año por su mejor momento, lo que le ha llevado a hundirse en la última posición de la tabla. La cosa viene a ser la siguiente: Si usted ve un cartel promocional con nombres como John Malkovich, Ron Perlman o Thomas Jane, actores de diversa calidad pero que de ninguna manera pueden estar inscritos en una deshonrosa segunda línea, lo último que pensaría es encontrar un subproducto de zeta minúscula, basado en unos efectos digitales de chiste y un argumento que no vale ni para el reverso de una caja de cereales. Esto es lo que me dio de sí una basura tan terrible y ofensiva como MUTANT CHRONICLES; tan poquito que prefiero hablar de la situación deportivo-financiera del Málaga C.F., infinitamente más interesante.
... La de pasta que tuvieron que soltarles, madre mía...
Saludos amutantados.

Ave Lúcifer

sábado, 29 de enero de 2011

Acertar en la encrucijada



El tono, el tono. No siempre es fácil dar con el tono adecuado, lo que a veces puede tirar por tierra una buena idea, un buen trabajo colectivo, y eso es de las cosas más frustrantes a posteriori, con la película ya acabada. Y eso es casi exclusivamente responsabilidad del director, sus "intangibles". Ya atisbé algo de esto en los dos trabajos anteriores de John Maybury, menos desde luego en la excepcional LOVE IS THE DEVIL. STUDY FOR A PORTRAIT OF FRANCIS BACON, pero demasiado en la desconcertante THE JACKET. Su tercer film, THE EDGE OF LOVE, debía haberse convertido en un filtro de vicios y refinador de virtudes; sin embargo, esta deslavazada y supuesta hagiografía a demasiadas manos se empeña torpemente en tirar por tierra todos los puntos de interés que se van apuntando a lo largo de su cansino metraje. Por ejemplo: si tienen ustedes a Dylan Thomas correctamente interpretado ¿le darían pábulo a la convencional historia de amistad, celos y otros cacharros entre dos señoritas de aquel tiempo? No digo que no pueda ser así, Rivette era capaz de soterrar un discurso artístico imponente bajo la cotidianidad y hasta la intrascendencia, pero entonces igual daría el genial poeta galés que un personaje figurado; de tantorpe, Maybury ni siquiera se afana en sacarle partido al esforzado trabajo de un Matthew Rhys que queda incomprensiblemente arrinconado bajo la luminiscencia (más incomprensible aún) de Keira Knightley, Sienna Miller y Cillian Murphy, cuando sus personajes, dos cabecitas huecas y un oficial debidamente cornamentado, habrían de palidecer ante aquella personalidad fascinante e intratable que fue Thomas. Sí, hay momentos de lucidez, de buen cine, un poco convencional pero eficaz en su médula melodramática; una estupenda fotografía de Jonathan Freeman y una partitura de Angelo Badalamenti en las antípodas de sus lugares comunes "lynchianos". THE EDGE OF LOVE es una magnífica película para recaudar cinéfilos que antes no lo eran, pero me temo que a un público más o menos comercial no les va a gustar demasiado; en el otro lado, si lo que buscan es un atormentado retrato lleno de oscura belleza, como lo fue la ópera prima de Maybury, abominen: esto no es más que un famélico blockbuster herido de muerte desde que vemos que Dylan Thomas sólo se emborracha a sorbitos...
Saludos limítrofes.

Lily, Rosemary and the Jack of Hearts

viernes, 28 de enero de 2011

Lo inocuo



Leo diseña videojuegos; Ellen es médico. Ambos viven en Nueva York con su hija de 8 años, Jackie, a la que cuida Gloria, de origen filipino. Éste es el punto de partida de MAMMOTH, el velado intento del sueco Lukas Moodysson por integrar su particular cine all times-all places en la industria norteamericana tras la confirmación de su singular talento para expandir historias mínimas y hacer que todos, por poco que tengamos que ver con las mismas, nos sintamos partícipes y hasta un poco culpables, especialmente tras su mejor película, LILJA FOREVER. El problema con MAMMOTH es el siguiente: es absolutamente intrascendente. Y si no, sólo hay que atender a dónde apunta Moodysson para poner sus tildes emocionales, frías la mayor parte de las veces, estéticamente trillados los momentos álgidos y babosamente complaciente a la hora de buscar culpables y (auto)indulgencias. Leo tiene un viaje de negocios a Tailandia; Ellen es incapaz de compaginar su duro trabajo en el hospital (fallecimiento típico incluido) con su rol de madre, lo que la hará recelar de la dulce y sumisa Gloria, que se convierte en la gran amiga de Jackie y hasta la iniciará en el aprendizaje del tagalo. Leo estará constantemente tentado en su periplo asiático, pero Leo es íntegro, una especie de asceta culto y comprensivo; por contra, su agente se lo pasará pipa de la forma que efectivamente imaginan. Ellen culpa a Gloria, por la que sentimos lástima de su separación forzada de sus hijos, por lo que Ellen pasa a ser culpable. Leo sucumbe, pero le compadecemos porque su matrimonio tampoco es idílico, aunque desgraciadamente es lo que se nos ha dado a entender. Así que tenemos dos horas de transnacionalismo by the face, del que estamos ya un poco hartos desde la fundacional BABEL y que consiente un efecto devastador, en mi honesta opinión: sin explicar(se) nada, nos lanza a la cara una especie de mensaje mesiánico que, seguido a pies juntillas, nos salvará de nuestros terribles vicios de primermundistas. Peor que matar al mensajero, Moodysson aumenta su gradación de fe mientras sus personajes lloran ante la mínima dificultad. No, perdón, pero esto n o es así.
Además, se me escapa el simbolismo de la pluma, arcano icono de una sociedad sin más valores que los económicos; eso también lo sabíamos.
Saludos barritados.

You lied

martes, 25 de enero de 2011

Las apariencias engañan



Hoy, una peli que me encanta; más que nada porque ya no se hacen pelis así, al menos con la factura y el encanto de aquellas producciones (ésta de la Fox), con un carisma tan convincente como concreto. HUSH...HUSH, SWEET CHARLOTTE podría ser el reverso oscuro de UP (sí, asómbrense) tanto como la quijotada luminosa en respuesta a PSYCHO, así de extraño es. Y es que uno de tantos guiones perdidos por aquel entonces sirvió al gran Robert Aldrich para rescatar el talento interpretativo de Bette Davis, que ni mucho menos estaba perdido, antes al contrario, su creciente histrionismo le vino como anillo al dedo a esta historia de terror gótico de ambientación sureña.
Charlotte es una vieja solterona de magras propiedades y amargo recuerdo por un viejo amor que la dejó plantada y pelín trastornadilla, la pobre; la primera parte del film (muy al estilo Hitchcock) nos presenta los bosquejos por los que Aldrich nos irá  abriendo una serie de puertas que no siempre han de llevar a ninguna parte. Las propiedades de Charlotte están a punto de ser expropiadas, ella las defenderá escopeta en mano y camisón mediante, pero no será suficiente; en eso, hará aparición la primita Miriam (correcta Olivia de Havilland) para prestarle su apoyo, además del varonil Drew (magnífico, como siempre, Joseph Cotten), por lo que la pobre Charlotte se sentirá más arropada. Sin embargo, su trajinado magín aún tendrá un último arrebato de lucidez para barruntar un nuevo problema, más terrible e insospechado, lo que precipitará una serie de acontecimientos ya al final del film que, aunque Aldrich muestre sus cartas en el momento preciso, la inteligencia del planteamiento no nos hacía sospechar nada. Una película, en definitiva, con cierto aroma agridulce, como de sonrisa congelada, con una Bette Davis en estado de gracia como la inolvidable anciana-niña Charlotte y una atmósfera acongojante que hoy día, y por muchos efectos digitales que se quieran poner, apenas podemos ver. Muy muy recomendable.
Saludos susurrados.

Lullaby

lunes, 24 de enero de 2011

Adelantando el modelo a seguir



He repetido insistentemente mi poco apego al formato televisivo y sus cánones-bucle que apenas dejan lugar al arte; esto puede ser susceptible de cambiar, siempre y cuando pueda encontrar motivos suficientes para revertirlo. Difícil pero no imposible. Y hablando del tema, uno de los autores literarios que más ha contribuido a la metamorfosis sufrida por las series desde hace años, y que actualmente tiene su máxima expresión en títulos como LOST, PRISON BREAK o la reciente THE WALKING DEAD, es Stephen King; esto no hay quien lo dude, aunque él niegue la mayor en otro alarde comercial a los que nos tiene acostumbrados. Aunque ya no venda como antes (¿Y quién sí?), King posee un fondo de armario tan tramposillo como descomunalmente amplio, por lo que periódicamente siempre sale algún que otro director en busca de historia que, previo talonariazo, recurre a los cuentos del oligofrénico escritor de Portland. Dicho esto, hablemos de DREAMCATCHER, la extraña película que un irreconocible Lawrence Kasdan dirigió hace ocho años y que volví a ver hace unos días sólo para descubrir que me seguía dejando con un palmo de narices ¿Cómo si no se puede comenzar un film de una forma tan brillante, reventar después cualquier suposición que un espectador medio pudiese hacerse a partir de ahí y terminar con un final simplemente sonrojante? Así es, porque DREAMCATCHER empieza muy en la línea del King de The body, que inspiraría STAND BY ME de Rob Reiner; es decir, un polisémico retrato sentimental de un grupo de chavales aprendiendo lo dura que es la vida. Esta camaradería es reflejada un rato después con los personajes ya creciditos y reunidos en una cabaña en mitad de un bosque nevado. Todo ello cohesionado (es un decir) por la extraña figura de un niño llamado Duddits al que el grupo salva la vida y que guarda más de un secreto; esto saldrá poco a poco en la segunda parte de un film pelín largo y que se desmadra donde se desmadran todas las pelis americanas que pierden el norte: cuando tiene que justificar presupuesto.Y es que ¿qué sentido tiene para un productor norteamericano pagar los carísimos derechos de la novela de Stephen King y aliñarlo con las importantes presencias de Morgan Freeman, Damian Lewis, Jason Lee, Thomas Jane, Tom Sizemore o Mark Wahlberg, si no es para mostrar unos cuantos de bichitos del espacio exterior? La respuesta parece clara, aunque algunos no terminen de asimilar que un nombre también puede ser un buen actor. En fin...
Saludos soñados.

Dimensional bleedthrough

domingo, 23 de enero de 2011

Rincón del freak #12: Viaje en el tiempo por la cara (que es como debe ser, cojones ya)



Parece que haya pasado una eternidad, y sin embargo no es así, que 1986 fue el año de Querétaro, cuando me despedí de mi primer barrio y uno empezaba a ir al cine sin los papis. De aquellas incautas sesiones, un abigarrado día de otoño, me topé con una bizarrada cuyos efectos aún me duran, sin saber a ciencia cierta si son negativos o positivos. BIGGLES se presentaba por aquel tiempo como "una gran aventura para todos los públicos", lo cual no es del todo incierto; pero vamos, yo he visto pelis de TROMA (ojito con lo que digo) menos cutres que ésta. Partamos de la base de que Biggles es un personaje muy conocido en Inglaterra, una especie de héroe de la aviación en la Primera Guerra Mundial, con aquellos aeroplanos biplaza y los gorracos de cuero con hebilla y gafas full eye. En fin, que vemos a un yuppie de aquellos tiempos en una oficina de publicidad en La Gran Manzana (aunque si nos dicen Segovia también me lo creo); de repente sale un trueno-relámpago azul que lo transporta al conflicto bélico; allí conocerá a Biggles, que también lleva el pelo cardado aunque sea 1916 y que se encarga de reventar "comedores de salchichas" por doquier (la frase es literal). Esto ocurre unas diez veces a lo largo del insufrible metraje, a medida que nos vamos dando cuenta de las razones por las que nunca volvió a saberse de sus protagonistas y además lanzaron al responsable de los efectos especiales al Támesis con los pies en cemento armado... Para rematar, embaucaron al pobre Peter Cushing, convertido aquí en una pantomima de sí mismo que vive nada menos que en los bajos del Puente de Londres y que, desgraciadamente, hizo aquí su última actuación. Todo muy eighties, con un ritmo a hipidos, más licencias que la UNED y una banda sonora a cargo del gran Jon Anderson que me atrevo a decir que es casi lo único que podría salvar de un apaleamiento general. Francamente, revísenla sólo si de verdad se consideran unos freaks irreductibles y poseen saberes old school; si no es así, simplemente manténganse alejados.
Saludos temporeros.

Out of the grey

sábado, 22 de enero de 2011

Corazón



Wendy viaja en su Honda Accord del 88 a través de Estados Unidos junto a su Golden Retriever, Lucy; su idea es llegar a Alaska para trabajar en una fábrica de conservas; digamos que su idea completa es ganar el dinero suficiente para volver a su casa, en Indiana, con cierta holgura económica. Al llegar a Oregon, aparcará en un solitario parking para dormir, por la mañana el guarda le dirá que debe mover el coche de allí, pero el Honda se niega a responder. Será el principio de toda una odisea. Wendy espera a que abran el taller durante todo un día, mientras tanto va haciendo cuentas con el dinero que tiene y lo que puede gastar para llegar a Alaska.
He tenido la tentación de seguir contándoles esta película por dos razones, pero prefiero que la vean ustedes mismos y comprueben de primera mano cómo, de vez en cuando, podemos asistir a ejemplos de cine bien narrado, sin innecesarias florituras ni molestos tics. Una razón proviene directamente de la sensación de estar viendo algo nuevo, pese a su extrema sencillez; la otra es la extraordinaria interpretación, quizá por inesperada, de una Michelle Williams que las veces que la había visto en pantalla no me había convencido demasiado, aunque su denodado intento por sacarse de encima el sambenito de sex symbol (sobre todo en sus últimos títulos) es, como poco, encomiable. La recreación que Williams hace de esta desamparada chica, de monótonos atuendo y mirada, pasará a la historia como uno de los grandes personajes de la década que acabó. Luego está el buen pulso de Kelly Reichardt para no caer en un falso manierismo, no hay aquí ninguna reivindicación ni tentación estética, pese a que los escenarios nos resuenen de cierto cine independiente de formas despojadas y cálidos resuellos. Y por encima de todo ello, la hermosísima historia de amor entre una chica y su perra; una historia que podría haber filmado Chaplin pero también Antononi o el Lynch más comedido; una historia sobre el dolor de la ausencia, de la soledad, de la búsqueda de un sitio propio y los reveses de la vida, de la solidaridad y la incomprensión; un torbellino de sensaciones filmado casi sin palabras y que termina con una bella reflexión sobre qué significa estar vivo ahora, en alguna parte de este mundo tan complicado...
Tómenlo como una recomendación mía especial.
Saludos de puro cine.

Road to Alaska

viernes, 21 de enero de 2011

Al servicio del espectador



THE PROPOSITION (no confundir con el film australiano de 2005) fue una grata sorpresa para los poquitos que la vimos entonces (1998) en el cine. Con un ritmo bien temperado, una exquisita ambientación y unas interpretaciones más que convincentes, la directora proveniente de la televisión Lesli Linka Glatter, que ya poco más haría en pantalla grande, nos transportaba al Boston de los años 30 y nos contaba la historia de Arthur Barrett (espléndido William Hurt), un tipo de gran fortuna e influencias en el gobierno que, sin embargo, arrastra una gran tristeza: no puede dejar embarazada a su esposa (Madeleine Stowe, más comedida que de costumbre). Curiosamente, el calvario de Barrett empezará cuando el matrimonio tome la drástica decisión de "contratar" a un padre de alquiler; éste, un apocado empleaducho con ínfulas arribistas, queda inmediatamente hipnotizado por la belleza de la mujer con la que ha de acostarse y, claro, por la fortuna del marido, al que intentará chantajear con la excusa de su fallida virilidad. A partir de aquí las cosas se desmadran y Barrett abandona su habitual serenidad y templanza y demostrará todo su terrible poder, lo que le distanciará definitivamente de su esposa, que buscará consuelo en el joven padre McKinnon, recién llegado a la parroquia a la que acude habitualmente el matrimonio y que (esto ya en la segunda parte del film) guarda asimismo un gran secreto que hará tambalearse aún más el cada vez más deteriorado ambiente familiar.
Como decía, THE PROPOSITION es puro cine clásico con los mejores ingredientes de una puesta en escena audaz y un remarcable gusto por unas interpretaciones que son el verdadero motor de una historia que, de no ser así, rozaría constantemente el ridículo. Por contra, el guión de Rick Ramage se hace un poco reiterativo a veces, denotando el fuerte origen televisivo de guionista y directora; mientras que hubo un detalle que me irritó especialmente y que supongo que ustedes comprenderán: la partitura de Stephen Endelman copiaba descaradamente la obra maestra que, ocho años antes, Carter Burwell compuso para MILLER'S CROSSING... y eso, señores míos, yo no se lo perdono a nadie...
Les propongo un saludo.

The deep south

jueves, 20 de enero de 2011

Huevos escalfados



Vas andando, en bus, metro; consultas manuales de bricolaje, compras muebles para montar, escuchas The Police oliendo a goma encolada. Vuelves no muy tarde del dvdstore (antes videoclub) con la barrita de pan, la botella de vino (no muy caro) y la idea fija de todos los martes por la noche. Te dejaste bigote, te compraste una camiseta, un disco; tienes justo el doble de la edad que te gustaría tener y no te ha llamado nadie desde hace cuatro días. El DVD es nada menos que HARD BOILED, de John Woo; realmente no sabes por qué la has cogido, hace varias semanas que sólo oscilas de Rohmer a Chabrol; Wyler, Rossellini o Hitchcock... Pero coger HARD BOILED te da un ramalazo por la espalda que te gusta y te inquieta a partes iguales; piensas: "es cool". Todo empieza. Parece que en Hong Kong cualquier cuita se arregla vaciando cuatro cargadores repletos de plomo; y es costumbre disparar en posición acrobática sin por ello perder el punto de mira, mientras afluentes enharinados aparecen por doquier y carritos niquelados chirrían a cámara lenta. Para rematar la faena, un hospital es usado como improvisado campo de tiro y morgue mogollónica. Más de dos horas después, con  botella y baguette intactas, labios levemente separados y ojos resecos, piensas: "Dios de mi vida, qué suerte tengo de vivir solo".
HARD BOILED, de John Woo; o como diría mi colega Charly: "Guasa con papas".
Saludos esterilizados.

Hardcore poetry

miércoles, 19 de enero de 2011

Acogotada la servidumbre, empieza el espectáculo



Con un estimable éxito de público, asunto nada baladí en estos momentos, se presentó el año pasado la enésima apuesta comercial europea; LE CONCERT no descubre nada ni subvierte ningún canon que hayamos visto antes. Todo parece estar ya inventado. Sin embargo, el gran triunfo del film de Mihaileanu comienza a cobrar vida justo cuando éste parece despegarse de su propia idiosincrasia formal. Es decir, cuando menos parece una típica película de chispazos emocionales (ternuristas, más bien) entre una maraña de humor zafio y grosero, es cuando la historia que de verdad se quiere contar, y que no aparece por culpa de esa misma servidumbre, emociona y sorprende. Al director de origen rumano le sobran 90 minutos de ajetreo y le bastan 25 (los últimos) para demostrar que es mucho mejor narrador sin palabras que con el zafarrancho verborréico y nada acertado con el que normalmente se acosa al espectador medio; muchas palabras para no decir casi nada, cuando el alma de esta historia de insumisiones y deudas impagadas se encuentra en lo más obvio: sí, la música. LE CONCERT nos cuenta la caótica odisea de un grupo de músicos que viaja desde la extinta Unión Soviética hasta Francia para dar un concierto; la (supuesta) gracia está en que el director (un magnífico Aleksei Guskov), Andrei Filipov, fue apartado de por vida de su puesto en el Bolshoi por defender a los músicos judíos que entonces integraban tan prestigiosa orquesta. Vemos a Filipov limpiando despachos y a algunos músicos en un estado bastante lamentable; un golpe de efecto que no beneficia al film, sobre todo por su carácter humorístico. Ya en París, conocerán a una violinista interpretada por Mélanie Laurent, que francamente no pasa de anécdota, y los músicos se comportarán como alienígenas, que tampoco es que sea muy creíble por el prestigio acumulado, pero en fin. Lo mejor llega ya al final, cuando Mihaileanu decide dejarse de monsergas paternalistas y ofrece una maravillosa recreación filmada de lo que es un concierto, lo que supone tanto para el público como para los músicos y la magia de la música mediante la imagen. Demasiado poco para defender un proyecto tan ambicioso como inocuo y que no pasará ni mucho menos a los libros de historia. Estamos seguros de ello.
Saludos sinfónicos.

Un concierto en las alturas

martes, 18 de enero de 2011

Érase una vez en Las Ramblas



Una de las últimas osadías del cine español ocurrió hará unos nueve años y tuvo como principal impulsor a Fernando Trueba, quizá el director más obsoleto de toda nuestra filmografía. Sólo a un tipo tan pagado de sí mismo (a base de oscars; a base de Goyas) se le podría haber ocurrido abordar la intrincada novela de Juan Marsé a golpe de talonario y amalgama, dando como resultado un artefacto tan vacuo como prescindible. EL EMBRUJO DE SHANGHAI iba a ser el no va más, una especie de gran impulsor de la desolada industria patria, una de esas tonterías de brillante envoltorio que tanto le gustan a nuestra ministra de cultura, a gran parte del iletrado público palomitero y, claro, al propio Trueba; lo malo es que Trueba, encima, juega a ser autor y ni siquiera se preocupa de confeccionar un divertimento ligerito para recaudar. Marsé intentó la "novela total", engarzando sus recuerdos de infancia en la Ciudad Condal (su gran fuerte de siempre); la fascinante imaginería visual del mítico film del mismo nombre que Josef von Sternberg filmó 60 años atrás; un entraysale continuo de personajes que en la novela funciona pero en la película cansa; un realismo mágico castizo que ídem de lo anterior y un loable esfuerzo por apresar el tiempo en un puñado de instantáneas. Trueba, que jamás tendrá el talento de Marsé, cree que puede estirar el chicle hasta dos horas francamente soporíferas y donde el espectador se pregunta a cada momento qué diablos está pasando en la pantalla y si, caso de que pase algo realmente, tiene la suficiente importancia. No, no la tiene, excepto alguna que otra genialidad de Fernando Fernán Gómez y la solvencia en papeles serios de Antonio Resines; por contra, el atentado que entre el señor Trueba y Ariadna Gil (su doble papel es para inspirar impulsos asesinos) perpetran a la memoria de la grandísima Gene Tierney, me hace cuestionarme una vez más la risa que me inspiran las declaraciones de esa caterva endiosada que mantiene desde hace ya demasiado tiempo al cine español en la mediocridad más absoluta.
Les desafío a que la vean de un tirón.
Saludos embrujados.

Embrujada

lunes, 17 de enero de 2011

El molde sobretensionado



¿Cómo haría Tarantino una peli de jovencitos en la facultad? Ojo, no digo que no sea algo factible, puesto que hablamos de un director lo suficientemente hábil como para llevar a su propio terreno casi cualquier cosa, por descabellada que pudiera parecer. Menos complicada parece la cosa si hablamos de una adaptación de ese escritor que, según qué incautos, contribuyó durante la década de los 90 a desestabilizar el pensamiento preeminente norteamericano (no es mi caso) y que atendía al nombre de Bret Easton Ellis. No fue Tarantino pero casi; Roger Avary, habitual colaborador y guionista, se atrevió ocho años después de su prometedora KILLING ZOE con un texto de dicho escritor que, bajo el título de THE RULES OF ATTRACTION, aspiraba a descabezar a toda una generación de vagos, drogadictos y consentidos cuyo compromiso alcanzaba veinte centímetros más allá de su boca... No he leído la novela, pero me la imagino; por contra, la película es fallida desde el primer minuto, en el que una incomprensible voz en off nos advierte de no sé qué cosa sin importancia pero que por lo visto es el no va más. Craso error del reciente cine americano: magnificar pomposamente lo que para un buen narrador no pasa de anécdota. THE RULES OF ATTRACTION es un sonrojante conglomerado de niños y niñas bien que pasa el tiempo en la residencia de estudiantes poniéndose hasta las cejas de lo que pilla, cepillándose al que pueden y sin que aparentemente exista ni la más mínima línea de argumento ni elemento sorpresa (efectivamente, los habituales recursos de Tarantino) mediante el que un espectador poco avisado, como es mi caso, pueda desbrozar de alguna forma un magma de motivos que, francamente, se me escapan. Avary (y Easton Ellis, supongo) juega a la gamberrada consciente y falsamente trascendente, y el resultado es un capítulo alargado y soez de aquella gilipollez (sí, otra) de serie que fue no sé qué de Dawson crece, o algo así, cuyo protagonista, que afortunadamente no ha vuelto a darnos la tabarra, pretendía hacernos creer aquí que escupir tres tacos por frase te convierte en un tipo duro. No sé, hay quien no crece ni en la ficción...
Saludos atrayentes.

Attraction

domingo, 16 de enero de 2011

Rincón del freak #11: Neoliberales caníbales



Aún en los 80 se podían encontrar piezas tan bizarras como la que hoy nos ocupa; más que por su argumento y desarrollo, por su plantel y elenco, con una destacable trayectoria en el Hollywood más alternativo, sea eso lo que sea, claro. EATING RAOUL bebía de muchas fuentes, y quizá eso le dio tanto su exótico carácter (hoy lo llamamos sin pudor "de culto") como la dejó de hecho en un segundísimo plano, menos conocida que títulos de similar factura. Su delirante sinopsis nos presenta a Paul y Mary, un castísimo matrimonio de clase media que reniega del triunvirato "Mundo, demonio y carne", especialmente de este último; unos inesperados problemas económicos harán su situación poco menos que insostenible, hasta que un desconocido se cuele en su casa con aviesas intenciones ante Mary y Paul lo resuelva con un "cartoonesco" sartenazo. A partir de aquí, la película se desmadra y Paul y Mary (por allí no apareció Peter) arreglaban su penuria cargándose a cuanto depravado se acercaba atraído por los encantos de una Mary Woronov (sí, la semimusa de Warhol) con un morbazo imponente pese a sus cuarenta y tantos tacos. Para liarlo un poco más, hará aparición un pícaro llamado Raoul que se da cuenta del macabro negocio y les propone una especie de colaboración: ellos venderán los coches de los difuntos y él se encargará de hacer desaparecer "los restos". Entre los métodos (a cuál más hilarante) usados por Paul y Mary para atraer incautos, anuncios en el periódico y asesoramiento de una Dominatrix incluidos, y el sistema de Raoul para deshacerse del sobrante, que no desvelaré aunque me maten, nos iremos adentrando en una comedia bastante turbia que gana enteros a medida que se acerca su surrealista final. Una sorpresa, en todo caso, quizá lastrada por su estrecho presupuesto pero con una saludable desvergüenza que a mí me recordó por momentos a nuestros clásicos sainetes, sin grandes aspiraciones pero magníficos resultados. Una frikada, sí, pero ni mucho menos una mala película, que esto no es el rincón del masoca. Acabáramos...
Saludos deglutidos.

Raoul le pitbull

sábado, 15 de enero de 2011

Galantería, brutalidad, silencio...



Curiosísima fue la adaptación que en 1999 hizo Aki Kaurismäki del clásico finlandés JUHA, el film del malogrado Nyrki Tapiovaara de 1937 y que adaptaba asimismo la obra literaria de Juhani Aho. Curiosa no sólo por todo esto, sino porque JUHA es, ni más ni menos, que un film rigurosamente mudo a las puertas del siglo XXI. El propio Kaurismäki, preguntado por los motivos que le impulsaron a radicalizar de esta forma su ya de por sí hermético cine, contestaba que era la única forma plausible que había encontrado para moldear el opresivo muestrario de bajezas, flaquezas e injusticias de la historia original; una historia tan sencilla como arrebatada, y que el director finlandés quiso desmarcar cuanto pudiese del film rodado sesenta años antes para llevarlo a su terreno. En este caso, las desventuras de la granjera Marja, casada con el bonachón y tullido Juha, adoptan tintes cuasi trágicos y desde luego menos pastoriles. Marja es seducida por un extraño al que Juha ofrece generosamente su hospitalidad y, convencida de que es merecedora de una vida más confortable en la gran ciudad, abandona a su desconsolado marido para encontrarse con el tipo en cuestión. Por supuesto, todo será una farsa para explotar a la incauta Marja, que se verá atrapada en un mundo de sordidez y miseria. La habitualmente precisa puesta en escena de Kaurismäki cobra aquí todo su sentido, casi creemos estar ante una construcción clásica al más puro estilo de Dreyer, lo que sumado a las sentidas, magnificadas interpretaciones, y la total ausencia de diálogos, convierte a JUHA en una de las obras más insólitas de su autor, no tan superficial como uno puede pensar antes de verla y sí más en la línea de ciertos tratados estéticos sobre la (pos)modernidad. Desde luego no defrauda a los incondicionales del finlandés y creo que puede interesar no poco a los que aún (que los hay) no le conozcan.
Saludos silentes.

Romance is boring

viernes, 14 de enero de 2011

Ahora esto... ahora lo otro...



Spike Lee es uno de esos directores a los que no les viene mal un buen guión, al menos un guión lo suficientemente bien construido como para velar un poquito su exacerbado ego y su preocupante falta de síntesis. El ejemplo perfecto de todo esto lo pudimos ver hace ya más de una década con una película francamente extraña y que por aquí tampoco tuvo mucha repercusión. SUMMER OF SAM quería hablar de muchas cosas para terminar sin contar apenas nada; fundamentalmente, Lee nos quiso contar una época y un lugar determinado, o más exactamente el final de una época, la reticencia a ingresar en otra completamente nueva. Para ello se sirvió de dos personajes completamente antagónicos pero unidos por una extraña amistad. John Leguizamo (lo mejor de largo del film, como pez en el agua en su personaje) encarna a un latino hedonista y mujeriego, que cual Tony Manero frecuenta el Studio 54 y que no oculta su educación machista y descaradamente hipócrita. Adrien Brody es el joven inquieto y rupturista que ama a los grupos ingleses (especialmente a The Who), que adopta una imagen punk (no muy acertada, la verdad; además no sé qué coño tienen que ver The Who y los Pistols...) y, pese a su exquisita educación, se convierte en un paria de un lugar y un tiempo que no le pertenecen, tan sólo apoyado por su amigo y pese a sus frecuentes peleas. Esto podría haber dado un drama generacional sólido y convincente, pero Spike Lee quiso ir más allá y meter por medio la mítica figura de un asesino en serie que sembró el terror en aquel verano de finales de los setenta. "El hijo de Sam", como le llamó la prensa sensacionalista, mataba sin ton ni son y jamás dejaba rastro. El problema es a qué diablos debemos prestar atención en este batiburrillo ¿a los convincentes actores principales y sus zarpazos de elocuencia? ¿al asesino, que aparece cuando menos te lo esperas? ¿a las brillantes secuencias del Studio 54? ¿a un verano que se nos cuenta que es el más caluroso de la historia en New York? Demasiadas cosas y demasiado diferentes; incluso Lee se permite parafrasear modestamente al maestro Scorsese e introduce a unos cuanto menos peculiares mafiosos que ofrecen una recompensa por la cabeza del asesino, pues no aceptan que les toquen el monopolio del crimen, claro. Desde luego, SUMMER OF SAM se ve hoy día con cierta estupefacción y un montón de caras raras; si no la vieron en su momento ¿a qué esperan para descubrir el film más extraño de su director?
Saludos estivales.

Hot summer nights

jueves, 13 de enero de 2011

Mar adentro



Hoy, más que de una película, me gustaría tomarme la licencia de decir que hablaremos de un mito del séptimo arte; un film que, sin salirse de los parámetros más reconocibles del cine comercial, marcó un antes y un después en la forma de desarrollarse una historia en base a su atmósfera. La atmósfera, elemento clave y casi intangible que sirvió a un principiante director llamado Steven Spielberg para desarrollar, más que un film de terror, un film sobre "el terror", sobre qué cosas son las que nos inquietan hasta lo insoportable cuando realmente estamos cómodamente instalados en la butaca de un cine. JAWS es básicamente eso, una trama llena de misterio e incertidumbre y afianzada en un milimétrico crescendo que Spielberg usó con maestría; un montaje astuto y ejemplar, unas interpretaciones nada desdeñables, personajes que nunca están por encima de lo importante, que es la urdimbre en la que poco a poco nos vamos viendo arrastrados hasta ese momento cumbre que es la aparición del monstruo, mucho más creíble por lo que sólo nos es sugerido que por lo que nos es mostrado. Una economía de medios que nada tiene que ver con la habitual cutrez de "superproducciones" que fían sus escasos argumentos en una chocante escalada técnica que jamás va a ninguna parte; en lugar de ello, Spielberg usa una simple maqueta animada que apenas se asoma cinco minutillos en un film que rebasa las dos horas de duración. Y, claro, todo ello envuelto y punteado por los hachazos musicales de un John Williams que ya por entonces comenzaba a ser verdaderamente respetado y que, si hacen un poco de memoria, pertenece por derecho propio al Olimpo de las bandas sonoras realmente inmortales. Spielberg dijo "estoy aquí para quedarme", y a fe mía que no le faltaba razón al muchacho, no señor...
Saludos pasados por agua.

House of broken love

miércoles, 12 de enero de 2011

Sí, estoy hablando contigo



Aunque no fue su primera película, lo cierto es que MEAN STREETS significó la irrupción del Scorsese que hoy conocemos como de la familia y del que nos jactamos de ser seguidores. Éste fue el verdadero punto de partida para su particular exploración de los gangsters, sus motivos, orígenes, filias y fobias; todo un universo a la vez fascinante y repelente, con personajes con los que te identificas por su modus operandi pero con los que no te gustaría tener un trato cercano. Y es ese vivir salvaje, amoral (cada uno se construye su propia moral, claro), distinguido, traicionero e iconoclasta el que queda retratado perfectamente en este extraño, irregular film, que a veces parece ser lo que finalmente no es, aunque esto es mucho más fácil de discernir treintaytantos años después y con el devenir fílmico de Scorsese bien aprendido, claro.
MEAN STREETS habla de un tipo (Harvey Keitel) que debe decidirse entre ser un don nadie o ingresar definitivamente en el bando de los importantes; nos son mostrados, en sublimes escenas interiores, en el club sobre todo, los resortes por los que se mueve esta fauna cada noche; conocemos a Johnny Boy (tremendo deNiro, adelantando su Travis Bickle), ahogado por las deudas, viviendo al día y con una bala acechándole a cada instante; hay extorsión, monumentales borracheras, tiroteos, chulería a raudales... puro Scorsese. Y, aun así, es curioso observar cómo ya entonces lo que el maestro neoyorquino quería hacer realmente era "imitar" a la nouvelle vague trasladándola de la rue parisina a la Gran Manzana; se nota especialmente en algunas escenas vagamente románticas, con Keitel y su chica (relación algo sórdida y no del todo aclarada) retozando como unos Belmondo y Seberg cualesquiera, ahí Scorsese tira de sala de montaje y revienta el ritmo que había imprimido previamente. Éste es un hecho controvertido que fascina y exaspera a partes iguales, que dota de cierta entidad a un film que, seamos sinceros, aún estaba a años luz de las Posteriores grandes obras de su director, pero que en aquellos primeros años setenta supuso una considerable conmoción que, acertadamente, los "Cahiers" se apresuraron a registrar en sus páginas. Evidentemente, no se equivocaban.
Malos saludos.

10th street

martes, 11 de enero de 2011

Microcosmos



Ahora que la ley de marras contra los fumadores, no contra el tabaco, que sería la oración semánticamente correcta, está en marcha y nadie puede pararla, me ha parecido oportuno traer aquí una película del que quizá sea el director que más y mejor ha defendido el derecho y el placer de fumar. COFFEE AND CIGARETTES fue rodada a partir de la idea original que Jim Jarmusch ya adelantó en un exitoso corto que presentó diez años antes en Cannes, llevándose de calle la Palma de Oro. Fragmentada en sketches, la película ofrece un fondo y una forma perfectamente imbricados en ese espacio mítico que son los bares, y más concretamente las cafeterías típicamente neoyorquinas, donde conocidos y no tan conocidos se citan y charlan sobre lo divino y lo humano entre volutas de humo y platillos anegados en el combustible de las tazas. Jarmusch no logra una obra redonda por lo disperso de su mensaje, a veces deleita nuestros sentidos, como en el corte con Iggy Pop y Tom Waits que parece más una disputa de marujas que de dos ídolos de la  música; la surrealista intervención de Cate Blanchett desdoblándose en pantalla con su habitual maestría; o el delirante relato, quizá el mejor, con un Alfred Molina soberbio y un Steve Coogan que no le va a la zaga, donde sale más bilis que en una operación de estómago. Luego hay, sí, historias más o menos interesantes, sobre todo teniendo en cuenta la afinidad de cada espectador con cada actor, sólo que a veces nos da la impresión de que se trata de un marco algo más excusatorio, no tan definitivo. Aun así, es un film que suelo recomendar encarecidamente como una una exquisita extravagancia de Jarmusch e ideal para ver en casa con una cafetera, una botella de Carlos I y un paquete de Marlboro... y unos amigos, claro...
Saludos humeantes.

Cigarettes and alcohol

lunes, 10 de enero de 2011

Fuera de los libros de historia



Poseedor de una larga, rotunda y, por desgracia, desconocida filmografía, al menos a lo que refiere al gran público en nuestro país, el director italiano Marco Bellocchio firmó el pasado año (fue cuando se estrenó) una de las grandes películas de este principio de siglo. Circunscriban "grande" al ámbito que deseen, VINCERE, como su nombre bien indica, siempre saldrá victoriosa. Y de victorias habla esta descomunal película; de victorias cimentadas en derrotas, en pisotear al enemigo, aplastarlo, anularlo. VINCERE habla del poder, de esa droga que ha moldeado algunos de los capítulos más fétidos del siglo XX. Bellocchio abre las cortinas de par en par y nos enseña la podredumbre según la cual un principio de justicia, deformado por su hermética radicalidad, termina desembocando en la más terrible de las ideologías represoras. En este caso, y desde una multiplicidad de ángulos, el fascismo mussoliniano; pero también la figura misma de Mussolini, desafiante, irrevocable, como luchador socialista primero, al pie de la barricada, como monstruoso dictador después. Pero VINCERE también habla de cómo fluctúan las masas sociales, cómo influyen los diferentes poderes, especialmente la iglesia (el primer Mussolini la repudia, el último la abraza), la servidumbre al servicio de su propio servidor. Mussolini, su progresiva transformación en el Duce, es una gigantesca sombra que, en un alarde de dirección narrativa, Bellocchio cuelga sobre todo el film de forma insólita, pues el único Mussolini que vemos es el anterior a dicha transformación, mientras que el monstruo es reservado para las imágenes de archivo. Pero aún hay más, o debería decir "aún queda todo"; porque el nervio central de VINCERE nos habla de esa otra Historia, la que no sale en los libros, quizá más importante y decisiva que la oficial, apartada como un molde silencioso. VINCERE habla, sobre todo, de la desgarradora historia de Ida Dalser, que se enamoró perdidamente de aquel primer Mussolini, el que desafiaba a los curas y a dios mismo, el que se ponía el primero contra las bayonetas opresoras, el que llevó el socialismo hasta sus últimas consecuencias y hasta designó al futurismo como el arte oficial del socialismo. De la sísmica relación de dos caracteres tan fuertes nació un hijo, Benito Albino; sin embargo, en mitad de su transformación, Mussolini abandonó a Ida y su hijo por su "otra" esposa y sus "otros" hijos, lo que iniciaría una obstinada lucha por el reconocimiento que desembocaría en la separación de madre e hijo y el internamiento de ambos en sendos manicomios. Puede que existan licencias en esta tremebunda historia de una obsesión, pero queda claro que Bellocchio toca con maestría los resortes adecuados (el "Popolo", el periódico que lanzaría definitivamente a Mussolini, fue financiado con todo el patrimonio de Ida Dalser; el actor que encarna a Mussolini le deja en la segunda parte para hacerse cargo, magistralmente, de su repudiado hijo, como una fantasmagórica sombra del dictador). Los actores están sublimes. Filippo Timi realiza una exhibición de histrionismo y progresiva deshumanización del luchador social y futuro dictador, pero no seríamos justos si no hiciéramos una mención especial a Giovanna Mezzogiorno, inmensa en el papel de Ida Dalser y recordando por momentos (la imaginería visual de Bellocchio y la fotografía de Daniele Ciprí contribuyen lo suyo) a aquel cine de principios de siglo, un cine de los rostros y del énfasis. VINCERE es, al fin, una obra maestra contemporánea, la modernísima visión de un formidable creador que lleva nada menos que 45 años filmando acerca del porqué de las iniquidades humanas, su origen, sus consecuencias... Gran cine...
Saludos invictos.

... for victory

domingo, 9 de enero de 2011

Rincón del freak #10: La del grupo de psicópatas que viven en una casa donde no ha estado nadie y siempre esperan 47 minutos antes de darte un hachazo aunque puedan hacerlo a la primera



No, el título de la reseña no es largo, sino lo más aproximado para definir algo indefinible por definición... Poco más puedo añadir a un encabezamiento tan elocuente y completo; quizá que el señor de la foto de arriba, Michael Madsen, fue en tiempos un actor de esos de culto. De culto y de carácter, y aparecía en las pelis de Tarantino y ponía la misma cara para beberse un chupito de Jim Beam que para reventarte la cabeza; por eso todos los freaks del planeta le tenían en un lugar preeminente de entre los muchos actores que suplían talento con carácter, aunque éste fuera monocromático. Pero no se engañen, en la bazofia de hoy Mr. Madsen no es más que un burdo anzuelo para vender la enésima porquería del estante de abajo de los DVD's, ya que sólo aparece al principio un par de minutos y justo al final como el malo malísimo, que en este caso da más penita que miedo. Y la basura en cuestión se llama HOUSE; encima, sí, encima resulta que hasta le copia el título a otra película que seguro que muchos recordaréis y que, sin ser gran cosa, comparada con ésta es poco menos que una obra maestra. Parejas intrascendentes interpretadas por actores de saldo y que se merecen que los maten sólo por lo insoportable; se pierden en ninguna parte y van a parar a una casa de las que crujen; y dentro hay unos tipos que quieren resultar terroríficos... y ya está, lo demás da igual. Y Mr. Madsen que va vestido de vaquero, aunque es un sheriff con Ray-Ban de pera y palillo en la comisura, hablando con su característica carraspera nasal; ya les digo, sale al principio unos minutos y luego no se sabe a dónde se ha ido, pero vamos... Un espanto de los que van a aparecer muchos dominguitos por aquí para que ustedes, queridos indéfilos, no vean hollada su inmaculada cinefilia un día de estos... Servicio social, vamos...
Saludos desde casita.

Back from the dead

sábado, 8 de enero de 2011

Inventario



Bien, tenemos el placer de presentar BLOOD SIMPLE, o lo que es lo mismo, el debut en esto del cine de los hermanos Coen, quizá los más destacados representantes (al menos los últimos) de una posmodernidad consciente sin salirse demasiado de los parámetros hollywoodenses, obteniendo el beneplácito de crítica y público y además avanzando en cada nuevo título algunas claves que otros sólo podrán "adoptar" en sus propios trabajos.
Ni es la mejor, ni, por supuesto, es la peor suya; simplemente se trata, además de una brillantísima ópera prima, de ese taller básico que adora su multitudinaria legión de incondicionales. Con una trama tan transparente como contundente, los Coen son capaces de crear toda una atmósfera reconocible con apenas tres brochazos de genio. La mujer infiel pero sin maldad; el amante sin muchas luces; el marido despechado y sediento de venganza; el detective pintoresco y manipulador. Todo ello es mezclado de manera que nada sea lo que parezca y nada salga finalmente como debiera; y eso es, esencialmente, el cine de los Coen, una subversión milimetrizada de un género en concreto y la presión inaudita de esos otros dispositivos que, hasta que ellos lo hicieron, parecían escondidos o ni siquiera existentes. Cine negro de gran calidad, salpicado del humor surreal de estos tipos y con algunos momentos verdaderamente inmortales, como lo es el prodigioso montaje que va desde el convencimiento del marido de que la única solución pasa por un salvaje doble crimen hasta el increíble desenlace, donde cada elemento cuidadosamente planeado parece predestinado a salir exactamente al revés. Sí, el destino y sus azares, una materia tan lábil como deslumbrante cuando se acierta; ahí, y no en otro lado, es donde comenzó a construirse una de las obras generales más imprescindibles de los últimos veinticinco años.
Saludos chupaos.

Love is stronger than death

viernes, 7 de enero de 2011

Frío, frío...



Uno de los habituales motivos de regocijo para los cinéfilos suele ser volver a Rohmer, a sus caramelos envenenados de aparente frivolidad y oculta reflexión. Este año que ha terminado hemos tenido la oportunidad de disfrutar con una excepcional recopilación en DVD de sus "cuatro estaciones"; y como en El Indéfilo no queremos dejarnos nada atrás, los iremos desgranando pacientemente a lo largo de este nuevo curso. Hoy, como no podía ser de otra forma, hablaremos un poco de CONTE D'HIVER.
Filmada en 1991, este "cuento de invierno" nos presenta en una precipitada apertura sin diálogos a Felice, una chica sin grandes aspiraciones intelectuales (por decirlo suavemente) que disfruta como una energúmena de los placeres carnales de un amor de verano puro y duro; de ahí nacerá una niña, pero Rohmer prescinde, a dios gracias, del rollazo sentimentaloide y nos enclava directamente cinco años después, en pleno invierno y con la pizpireta Felice llevando su vida en Paris, puesto que Charles, el fugaz amante, se marchó a Yanquilandia y nunca más se supo de él. Felice devana su incierto futuro entre dos sucedáneos de amores; Maxence, un peluquero bien situado y que va abrir un nuevo establecimiento en provincias, y Loïc, un encargado de biblioteca con inquietudes intelectuales y que disfruta, sobre todo, con largas charlas pseudofilosóficas con otros intelectualillos de su entorno. Así, Felice irá de un extremo a otro constantemente; de la seguridad económica de vida mundana del peluquero a las vertiginosas noches existencialistas del bibliotecario. Y mientras tanto, no pierde la oportunidad de soltar por esa boquita suya que su único amor verdadero siempre será Charles, lo que pone de los nervios a los otros dos amantes, que intentan convencerla sin éxito de que, tras más de cinco años de ausencia, sería un milagro toparse un día con el dichoso Charles... Bueno, no les cuento más porque me cargaría la película; ustedes pueden imaginar sin esfuerzo el desenlace de este entretenido cuento contemporáneo, quizá no el mejor de la serie pero con todas las constantes del cine del maesto Rohmer totalmente intactas. E insisto: inmejorable oportunidad la que tenemos este año para sumergirnos en esta fascinante serie con una lujosa edición de Cameo, así que...
Saludos invernales.

Walk out to winter

jueves, 6 de enero de 2011

Oro, incienso y mirra



Hoy me he acordado de una película que no estaba en mi hoja de ruta, pero como creo que se merece un reconocimiento ahora que parece un poco olvidada, vamos a dar un poco de cuartelillo a un título mucho menos superficial de lo que su superficie misma pudiese indicar. A lo largo de las dos últimas décadas, la guerra de Irak, y antes la del Golfo, han alimentado (lamentablemente) las cuartillas de esos desesperados y famélicos guionistas hollywoodenses; han creado nuevas mitologías, denuncias, héroes y malvados; exactamente igual que antes ocurrió con la Segunda Guerra Mundial y un poco más tarde con la guerra de Vietnam. Encontrar el equilibrio preciso entre espectáculo y conciencia es siempre el reto más complicado; conjugar estrellas del celuloide y discurso político, y además no aburrir, sólo se da en contadas ocasiones. Y, cómo no, la descarnada guerra del Golfo Pérsico, auspiciada por ese hijoputa integral llamado Papá Bush, tuvo su dudoso "momento de gloria" en los 90, donde hubo propaganda, denuncia, frivolidades y hasta una rareza llamada THREE KINGS. Un rareza, sí, porque uno ve un cartel con George Clooney, Mark Wahlberg y Ice Cube vestidos de guerrerillo, y luego lee la sinopsis y lo último que espera encontrar es un film antibélico y nada complaciente con aquella actuación norteamericana. Y la sinopsis nos hablaba de un capitán y dos sargentos aburridos en medio de la inactividad desértica, que descubren un mapa en el que se indica la existencia de una importante cantidad de oro robado por los iraquíes a los kuwaitíes; la curiosidad, mezclada con la mera avaricia, hará que emprendan un viaje que comienza siendo una especie de aventura y terminará como una contundente bofetada de realidad, la realidad del pueblo que realmente está siendo oprimido y devastado por unos soldados que apenas sí sabrían indicar en qué punto del planeta se encuentran. Contra todo pronóstico, THREE KINGS se revela como una de las más lúcidas reflexiones sobre la guerra (en general), sin grandes alardes estéticos ni la habitual pedantería pseudopacifista, y sí apostando afortunadamente por un poderoso hilo argumental y unas interpretaciones que, al igual que la trama, empiezan en tono jocoso y terminan revelando a tres buenos actores que normalmente son desaprovechados en una miríada de títulos intrascendentes. No es el caso; y pese a los doce añitos que contemplan ya a este film, soy de la opinión de que su capacidad para sorprender continúa absolutamente intacta.
Hala, tres saludos.

Les rois mages


Sheila - Les Rois Mages
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miércoles, 5 de enero de 2011

Las nubes se levantan



En el seno del Real Madrid llevan dándole vueltas a un asunto que les trae de cabeza; pese a llevar gastados la intemerata de pasta, no pueden superar la hegemonía de juego y resultados del Barça. Sabemos que el fútbol es la ciencia inexacta por antonomasia, pero Pep Guardiola dio una clave, quizá la más importante, para explicar esto. Dijo que en España hay muchas excelentes canteras de jugadores, pero que en el Barça los ponen. Así de simple.
Cuando un joven pizpireto y soñador se encuentra en una cafetería de la facultad y repasa obsesivamente sus dos o tres guiones, sólo tiene un objetivo en mente: encontrar un productor. Al mismo tiempo, su ánimo se tambalea: sabe que no hay un solo productor que sea tan arriesgado para embarcarse en un proyecto tan poco prosaico como el suyo. Habrán de pasar no menos de diez años para que ese descorporeizado y orgulloso genio se convierta en un inocuo funcionario y sus guiones sean pasto de la carcoma.
Puede que Eddie Saeta sea el Barça del cine español, y Luis Miñarro el Pep Guardiola... ¿convierte eso a Albert Serra en una especie de Messi? No sé, quizá la comparación no haya sido todo lo afortunada que hubiese deseado; lo que sí es cierto es que Eddie Saeta produce aquellos proyectos que, sin ser ni mucho menos caros, están destinados a construir el futuro (el presente) de nuestro cine, algo que sí están viendo en una importante cantidad de festivales, mientras que aquí seguimos siendo pollinos ibéricos, especie en vías de expansión.
EL CANT DELS OCELLS es la segunda película de Serra tras la impresionante HONOR DE CAVALLERIA, si obviamos un primer e ignoto trabajo que jamás llegó a estrenarse. Y la cosa no puede ser más simple, se nos cuenta la archiconocida epopeya de los tres Reyes Magos camino de Belén, donde el niño está en el pesebre con José y María y bla bla bla... Lo menos importante aquí es el motivo religioso-folklórico, perfectamente obviable y sustituible por la revolución sensorial llevada a cabo por Serra a lo largo de 100 hipnóticos minutos de imágenes que no habíamos visto antes en una pantalla. Éste es el logro del director de Banyoles, despojarse de cualquier hálito intelectualoide y pedantesco, llenar la pantalla de la fresca hermosura del paisaje volcánico islandés apenas hollado por tres pequeñas figuras que deambulan sin grandes alardes; sí, son los tres Reyes a los que cada año se les colocan bajo los pies horteradas en forma de carrozas de oro y demás. EL CANT DELS OCELLS es cine en estado puro, la constatación del descomunal talento de un director insólito que sólo confía en la cantera y que es capaz de sumergirse en los grandes temas de la humanidad con la mirada limpia de un niño, felizmente libre de las ataduras sociales que nos son impuestas aunque no lo hayamos pedido.
Saludos reales.

The power of love

martes, 4 de enero de 2011

Una décima parte de un total



Aún no había aparecido Dario Argento por aquí. Imperdonable por mi parte, así que voy a hablar del maestro del giallo citando la película que, por motivos más o menos personales, es mi favorita. Se trata de TENEBRE, de 1982, donde se encuentran aunadas todas las constantes del personalísimo cine del director italiano, sus símbolos, sus fetiches, su particular sentido del montaje. La trama no puede ser más ingeniosa: un escritor norteamericano superventas llega a Roma para promocionar su último libro, "Tenebrae", donde se relatan una sangrienta sucesión de crímenes; casi al mismo tiempo, empiezan a ocurrir asesinatos en la capital italiana exactamente iguales a los descritos en el libro. Se abrirá una investigación, se cercará a los sospechosos y las pistas se multiplicarán, pero quizá sólo para desembocar en un callejón sin salida que llevará de nuevo al principio. TENEBRE es un alucinado viaje al fondo de una mente enferma, muy al margen de sus sangrientas secuencias gore marca de la casa; sorprenden muchísimo sus imágenes oníricas, que jamás nos son explicadas, sino que quedan abiertas a cualquier interpretación y que apenas podemos discernir si ocurren en realidad o en el puro terreno mental. Así, Argento se desmarca de las habituales trampas de guión y da una rotunda y retorcida explicación en el desconcertante tramo final, donde la sorpresa está asegurada y las claves van siendo desgranadas con sorprendente destreza, sin que nos sobre ninguna pieza. No es que yo desee comparar aquí el icónico e intransferible universo personal de Argento con las toneladas de bazofias que actualmente nos tragamos (sí, léase SAW) y cuyo nivel de inteligencia todos sabemos por dónde anda; primero porque no hay color, con muchos menos medios, Argento siempre ha tenido su baza fuerte en los guiones, casi siempre elaborados por él mismo y poseedores de un extraño aura surreal que hace que siempre queramos saber más. Todo ello, sumado a su gran inventiva visual, hace que, en mitad de la era digital, veamos el cine del italiano como un exótico compendio de posibilidades, una especie de retorno a los orígenes que, francamente, no viene nada mal en momentos de penuria.
Saludos tenebrosos

Whatever that hurts

lunes, 3 de enero de 2011

A tomar por culo



Año 2055, el fin del mundo tal y como lo conocemos. Sin embargo, no se trata de una poética invasión extraterrestre o un imperial meteorito gigante que, finalmente, nos ha unido eternamente con nuestros primos hermanos, los dinosaurios. No, nada de eso; el ser humano ha terminado con la vida en la Tierra a base de comerse su propia basura... ¿a que es estúpido? Bueno, pues actualmente es la causa más probable barajada para nuestra extinción como raza, y por extensión la del resto de seres vivos. Polución, contaminación, explotación al límite de los recursos, avaricia incontrolada... la estupidez del hombre en grado sumo, incapaz de entender lo estúpido que es, una estupidez torticera, oscura, inenarrable...
Pero quizá sí pueda contarse, y quizá suponga un hilo de esperanza; siempre ha sido así, tensar la cuerda hasta el punto de no retorno para empezar a reflexionar. Y no deja de resultar curiosa la peripecia de la película que traigo hoy por motivos, digamos especiales; puesto que fue puesta en circulación por Greenpeace justo antes de la última cumbre mundial del clima y al mismo tiempo en que Al Gore hacía su puesta de largo como "el ecologista más improbable del mundo". THE AGE OF STUPID, que ni siquiera estoy seguro de que se haya estrenado aquí, es un ingenioso e inquietante artefacto, mitad documental, mitad ficción, en la que el actor Pete Postlethwaite ejerce de tremebundo maestro de ceremonias y nos sumerge de lleno en la vorágine de desastres naturales que ya llevan tiempo avisándonos sobre la posibilidad de un desastre a escala mundial. Con pasmosa seguridad, se nos trazan una serie de "medidas" que podrían tomarse por parte de los gobiernos para paliar todo el daño que ya le hemos hecho al planeta; es entonces cuando, curiosamente, el documental se torna más oscuro y desesperanzador, puesto que en nuestro fuero interno, y aunque nos cueste admitirlo, sabemos que dichas medidas no son posibles, puesto que no concebimos a esta estúpida humanidad renunciando a sus placeres artificiales, aunque su propia existencia esté en juego.
Y termino esta improvisada reseña dedicándola como pequeño homenaje a Pete Postlethwaite, un inmenso actor que nos ha dejado recientemente y del que nos quedarán, como siempre, sus películas.
Saludos estúpidos.

The war song

domingo, 2 de enero de 2011

Rincón del freak #9: "Mira lo que hago con mi Commodore 64"



Bueno re-frikantes del mundo, lo de hoy sí que es para muy pero que muy freaks; nada menos que una ultra serie B filmada al amparo de la fiebre androídica surgida a principios de los ochenta. Sin embargo, como suele pasar, si tu grado de imaginación es 0, da exactamente igual qué FX's tengas a tu disposición porque la cutrez es impermeable a cualquir barniz abrillantador. Nada mejor que tomar prestado el ejemplo de la mejor película hecha jamás acerca de la vida artificial; porque en BLADE RUNNER no había apenas un solo efecto visual para indicarnos que estábamos ante androides, era la impresionante dirección  de actores, y el trabajo de estos, los que nos embaucaban haciéndonos creer que no teníamos delante un humano sino una máquina. Otro tanto ocurría con la grandísima A.I., aunque ahí sí que había robots digitales, pero sigue coleando la acojonante interpretación de un chavalín llamado Haley Joel Osment frente a un inconmensurable Jude Law.
Así que, casi sin quererlo, nois plantamos de nuevo en 1982 para repasar ligeramente un título completamente (y justamente, creo yo) olvidado y que atiende al elocuente nombre de ANDROID, donde todos los terrores antes mencionados cobran forma ante nuestros atónitos ojos. Efectos de saldo que pretenden hacernos creer que lo que hay ahí es un robot, cuando no es más que una maqueta de plástico; una ambientación que se limita a forrar un par de habitaciones con computadoras de la época; y lo peor, un argumento que de infantil llega a provocar carcajadas y que me niego a reproducir aquí. Por último, destacar la inenarrable participación de Klaus Kinski, probablemente desintoxicándose de su "enemigo íntimo" y más perdido que un pulpo en un garaje... En fin, una frikada ochentera de las de la estantería de abajo del todo de los videoclubs de barrio y que no me atrevo a recomendar que revisionen, la verdad, porque estimo mi integridad personal más que otra cosa en el mundo.
Saludos computerizados.

Candlefire

sábado, 1 de enero de 2011

El imperio de los sinsentidos



Hay una frase que me desarma, ante la que nada puedo decir; evidentemente reza: "Es mejor callarte y parecer gilipollas que abrir la boca y despejar las dudas"... Genial ¿no? Bien, hoy he visto (al fin) THE SOCIAL NETWORK... y David Fincher al fin abrió la boca...
Me pasa con esta oda al arribismo nonsense lo mismo que con aquella ya increíblemente lejana INCEPTION: no entiendo las motivaciones por las que pudiesen llegar a ser necesarios sus rodajes; mucho menos el culto que se les rinde masivamente... ¡Ah, que esto va de Facebook!... Claro, ya lo entiendo; millones de personas poniendo chorradas para que otro tío se forre ¿por qué no iban a ir masivamente al cine también? A lo mejor porque el cine vale dinero... aunque también se puede descargar por internet; de hecho, ese cabroncete con cara de cabroncete que es Justin Timberlake hace aquí del cabroncete ideólogo de Napster... Sigamos ¿Recuerdan THE FIGHT CLUB? ¿sus tonos verdosos...? Sí, también están aquí; también igual que en SE7EN. Y el rollo de las fraternidades con códigos de honor y todo eso... Loor a Harvard, fábrica de mangantes de guante blanco; larga vida a las gilipollescas macrofiestas looney tunes (las llamo así porque jamás aparece una persona mentalmente adulta), donde se dirime casi la mitad del metraje de esta bobada en alta definición. Ah, sí, no podía faltar uno de los platos fuertes del cine comercial de principios de este siglo tan tonto que nos ha tocado vivir: hay una ingente cantidad de personajes que salen, se introducen en la trama y luego desaparecen sin dejar rastro y sin que nadie reaccione preguntando dónde coño se han metido. Por ejemplo esos dos gemelos remeros que es que son para darles con un cenicero en la boca, pero fuerte... ¿De verdad puede alguien comparar esta cosa con CITIZEN KANE?... No puedo creerlo, de verdad. Actores con menos bagaje artístico que la biografía de Alvaro Vitali; un supuesto protagonista incapaz de cambiar el careto de mueble-bar en cada película que hace (y ya ni el peinado); y para colmo, Fincher remata esta "obra maestra" con un boceto/intento poco menos que sonrojante de cine de juicios (Sí, también sale el malo de Falcon Crest y también desaparece misteriosamente), con cero tensión y una especie de obsesión por darle importancia a lo que no la tiene; al menos a mí me la trae floja que demanden a un multimillonario porque (jajaja!)... ¡ya no soy tu amigüito!... ¡chincha rabiña!...
En fin, un absoluto cúmulo de despropósitos del que sólo me ha sorprendido que nadie hable mal de ella y, en el plano positivo, la inquietante música del gran Trent Reznor.
No, ésta no se la recomiendo a nadie... para eso ya tenéis Facebook...
Saludos amistosos.

Why can't we be friends

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!