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viernes, 30 de septiembre de 2022

Pista de aterrizaje


 

Me ha sorprendido la acogida general de TOP GUN: MAVERICK, un producto diseñado para no salirse un milímetro de parámetros estrictamente comerciales, y aun así no paro de leer críticas positivas. Yo tengo sensaciones encontradas, porque el film parece una versión mejorada en lo técnico, pero planísima en lo argumental, siguiendo una hoja de ruta completamente previsible. De hecho, sus dos horas no parecen un metraje excesivo para un film así, pero toda la primera parte se eterniza, dando vueltas a los preparativos de una misión mientras volvemos a ese cine de pasteleo visual, en una celebración del videoclip que hace mucho que no se lleva, aunque a quién le importa. Al menos la parte final es entretenida, porque se habla poco y lo que se dice es técnico. Está hecha para ser vista en una pantalla grande, que te duelan las retinas (y los tímpanos), y luego continuar hacia delante, como si hubiésemos visto lo que en realidad sabemos que hemos visto.
Tiene su público, y eso es algo que no ha cambiado en todos estos años.
Saludos.

lunes, 1 de agosto de 2022

Hasta arriba


 

Joseph Kosinski suele ser un director con ideas interesantes, súbitamente desperdiciadas por decisiones conservadoras, que de momento le han dejado como un buen artesano a la búsqueda del pelotazo definitivo. No es el caso de SPIDERHEAD, estomagante film que, como decíamos, se empeña en normalizar cada buena idea, optando por la cursilería comercial propia de Netflix, en lugar de indagar los aspectos más sorprendentes de la novela de George Saunders. Lo primero que rechina es la ubicación, pues si estamos en un futuro probable, esto apenas queda resaltado por detalles de decoración medianamente sugerentes, o una tecnología que, la verdad, tampoco es que sea la repera. Pero hay algo bueno aquí, y se refiere únicamente al trabajo con los actores. Miles Teller y Chris Hemsworth consiguen sobreponerse a dos roles nada agradecidos, el de un científico encargado de probar drogas que exacerban o atenúan las emociones, y el presidiario que se ha presentado voluntario para ello. Es un punto bien resuelto y que deriva en una comicidad casi involuntaria, cuando asistimos a las sesiones y somos testigos de los drásticos cambios en los voluntarios, algunos simplemente hilarantes. Es una película para ver si no se tiene nada mejor que hacer, con un ritmo aceptable, pero que en ningún caso va a glosar las listas de una ciencia ficción inteligente, si es que es lo que han venido a ver, o es lo que les han vendido por catálogo...
Saludos.

viernes, 15 de octubre de 2021

Héroes anónimos


 

Siempre es de agradecer que de entre las interminables oleadas de "grandes héroes de ficción", surja una mirada más humana, que se pose en algunos de esos desconocidos, gracias a cuya labor nuestra vida es un poco más segura. ONLY THE BRAVE, de 2017, es un más que digno retrato de los bomberos de Granite Mountain, que sucumbieron casi por completo en un cruento incendio forestal en Arizona, en el verano de 2013. Joseph Kosinski filma su mejor película totalmente a contrapelo, echándose en brazos del cliché doctrinario y lacrimógeno durante dos horas y cuarto que se hacen un poco largas. Pero sí, nadie hubiese apostado por ello, pero esta historia de héroes de los de verdad es capaz de remontarse a sí misma, fiada por completo a un puñado de momentos de alta intensidad dramática, y unos actores increíblemente verosímiles. Es una película que tiene el grado justo de espectacularidad, alternada con los pacientes retratos íntimos de este grupo de hombres y la dificultad de conciliar una vida familiar con una labor en la que siempre estás en riesgo. Posiblemente, una miniserie le hubiese hecho más justicia, pues por momentos son más interesantes las conexiones de camaradería que se van formando, que las escenas de los incendios, que, todo hay que decirlo, están maravillosamente rodadas. Nombres como Josh Brolin, Jeff Bridges, Miles Teller o Jennifer Connelly, dan empaque y sustancia a lo que, con otros mimbres y en otras manos, habría sido un telefilm de catástrofes más. Y no, no lo es...
Saludos.

miércoles, 13 de octubre de 2021

Una rubia y una morena...


 

El dato es sintomático. Hablé de TRON en 2009, justo un año antes de que se estrenara TRON: LEGACY, y de hecho ya por entonces mencionaba lo que la Disney se traía entre manos, desempolvando los 8 bits (siendo generosos) de una película que nunca ha encontrado su propio acomodo en la historia del cine palomitero. Han pasado 11 años más, y si soy sincero, había borrado de mi "disco duro" todo rastro de esta tardía secuela, supuestamente destinada a ser un acontecimiento, y terminando en un sitio terrible para cualquier film: el ostracismo merecido. Ha tenido que ser por revisar la corta filmografía de su director (y no me pregunten por qué), que dije "diablos, pensaba que la había visto". La sensación, más que tibia, es de incredulidad, de producto con piloto automático, y de un enganchón de nostalgia muy mal entendida. No basta con sacarte la chorra con los efectos digitales, porque el ojo de hoy día (incluso el de 2010) está ya anestesiado a estas cuestiones, y sólo hubiese bastado algún giro ingenioso, al menos para haber ganado a los incondicionales retronostálgicos. Ni siquiera eso, y sí un montón de escenas que dan vergüencilla (pobre Jeff Bridges), o dolor de cabeza, porque los momentos de lucha parecen una familia de luciérnagas en una Termomix... No sé, es muy raro todo, porque si la enclavamos en su propia época, a mí me parece incluso más anticuada que la de 1982. Y no es un desastre absoluto porque al menos tuvieron una idea original, metiendo a Daft Punk pinchando por allí... En fin...
Saludos.

lunes, 11 de octubre de 2021

Despilfarro de recursos


 

Parecen ser multitud los directores que, de un tiempo a esta parte, comparten un mismo patrón estilístico, dentro del género de la ciencia ficción. Curioso, porque hablamos de películas que utilizan un despliegue de medios técnicos apabullantes, pero no les sirve para realzar y/o defender unos argumentos que se caen de puro viejo. Es el caso, por ejemplo, de OBLIVION, cinta de 2013 que en su momento me pasó inadvertida por esto mismo que expongo. Supongo que yo vería un cartel con la cara de Tom Cruise vestido en plan futurista y mi subconsciente actuó como un ad-block de la vida. "Otro MINORITY REPORT de todo a cien", me diría. Y es curioso, porque OBLIVION, una vez vista, me parece que tiene una historia tremendamente interesante (aunque trillada, cierto es), pero que va cediendo paso al despliegue de efectos digitales (lo que antes se llamaba diseño de producción), relegando la idea principal a una anécdota que se podría resumir en un episodio cortito, pero nunca necesitaría dos horas. Basada en una novela gráfica escrita por el propio Kosinski, nos cuenta la enésima extinción de la humanidad, cuyos pocos supervivientes se ven obligados a huir a Titán, dejando atrás un planeta arrasado por unas entidades extraterrestres. Sin embargo, el eficiente Jack Harper y su mujer, se han quedado para intentar "reconstruir" la habitabilidad de la Tierra, mediante excursiones diarias a bordo de unos aparatos que se convierten en los verdaderos protagonistas del film. Al principio la cosa funciona, Tom Cruise hace lo suyo y los cacharros molan, que es de lo que se trata; pero llega el momento de las explicaciones, y lo que es peor, de narrar. La excusa argumental (que por supuesto no voy a desvelar) se desvela a todo trapo, cuando precisamente nos han dado la impresión de décadas de placentera ruina. Los personajes van apareciendo sin solución de continuidad, y reparamos en que el subconsciente (y el cartel) no miente: por muy repipis que se quieran poner, esto es un blockbuster de los normalitos.
Sólo para gente con tiempo de sobra.
Saludos.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!