viernes, 30 de noviembre de 2018

De teen movies conscientes



¿Se acuerdan de YOUNG SHERLOCK HOLMES? Efectivamente, aquella película que aquí conocimos como EL SECRETO DE LA PIRÁMIDE, y que gozó de cierta popularidad como un "genuino producto de la factoría Amblin", lo que por entonces venía a ser todo un marchamo de calidad y entretenimiento. Que ya no se hacen películas así es algo que atestigua rotundamente este film, que no renuncia a la calidad dramática por el mero fuego de artificio, y que además supone un paso adelante en el universo creado por Conan Doyle, ya que la historia, escrita por Chris Columbus, es totalmente original, ya que el escritor británico nunca se refirió a la juventud del detective, y mucho menos elucubró un posible encuentro juvenil entre él y Watson. Y, sin embargo, es encomiable el respetuoso talante del guionista con dicho universo, por lo que el film podría ser considerado casi como una rarísima excepción de precuela tardía y ajena. Dirigía el siempre solvente Barry Levinson, que aporta rigor y profesionalidad, pero la sombra de Steven Spielberg planea por todo el metraje, especialmente en las escenas de la secta de la pirámide, que remiten directamente a aquel maravilloso "templo maldito". En definitiva, un entretenimiento de súper lujo, para toda la familia y que se ve con la inocente mirada de un chaval que de repente flipa en colores con el descubrimiento de un héroe inmortal y diferente, y eso no tiene precio. Además, viéndola se entiende un poco mejor de dónde salió todo aquello de Harry Potter... ¿a que sí?...
Saludos.

jueves, 29 de noviembre de 2018

Clément de pleno #11



Vaya por delante que nunca he ocultado la fascinación que me produce la novela de Patricia Highsmith en la que está basada PLEIN SOLEIL, por lo que me es difícil dirigir un dictamen más o menos imparcial o desapasionado. Mantengo fervientemente (y ahora más que nunca) que esta historia sería inmediatamente censurada hoy día, dado su continuado descenso hacia la ambigüedad más absoluta, de una amoralidad que no resistiría el juicio pacato de los guardianes de una moral que actualmente me da más miedo que este espeluznante retrato de la mente superior, constantemente trabajando a varios niveles y, como suele ser habitual, inclinándose hacia el mal por una cuestión de convicción intrínseca. Muy acertadamente, Clément prescinde de explicaciones superfluas y nos incrusta en la narración sobre la marcha, acompañando al pijísimo Philip Greenleaf mientras se gasta la fortuna de papá en interminables fiestas por toda Europa; y, por otra parte, al inclasificable Tom Ripley, un amigo de menor extracción social, enviado por el padre de Greenleaf para que le convenza de volver. En lugar de eso, Ripley maquina un plan maestro, un crimen perfectamente orquestado para eliminar a Greenleaf, hacer creer a todo el mundo que sólo está desaparecido y suplantar su identidad, hasta el punto de mimetizarse por completo. Asimismo, el film es un prodigio de complejidad narrativa, y logro rastrear sin dificultad gran parte de las claves de un cine rupturista en lo semántico, pero sin renunciar a un desarrollo narrativo clásico, que no suma al espectador en una confusión innecesaria. Luego está un inmenso Alain Delon, uno de los pocos actores capaces de lograr, en la misma escena, que quieras asesinarlo a golpes y tener sexo salvaje (eso es la ambigüedad). Delon, omnipresente, es la figura esencial en este magistral tratado sobre las profundidades de la mente, pero también del rencor, la venganza helada o el irresistible poder de la manipulación. Por si fuera poco, está la rotunda fotografía de Henri Decae, especialmente en las bellísimas escenas rodadas en el mar, que se han convertido en un referente cinéfilo, o la maravillosa partitura de Nino Rota, que enfatiza acertadamente la malsana atmósfera recreada por un René Clément que, apenas iniciada la década de los sesenta, se erigía como un nombre fundamental para comprender las grandes transformaciones que el cine europeo venía mostrando.
Obra maestra absoluta.
Saludos.

miércoles, 28 de noviembre de 2018

El sueño de la moral produce (anti)héroes



El debut en la dirección del también actor y cortometrajista Zoe Berriatúa, auspiciado por la maquinaria de Álex de la Iglesia, es un artefacto lo suficientemente atípico e inusual en nuestro cine como para que le prestemos algo de atención. LOS HÉROES DEL MAL es un film inclasificable, pero reconocible; irregular, pero atrevido. En mi opinión supone más un modelo de ensayo que una certeza inconmovible; y también un camino a explorar, más que un atendido refinamiento. La historia comienza con la presentación, algo atropellada, de los tres protagonistas, unos inadaptados que ya en el primer día de clase acumulan todo tipo de problemas. Una mezcla de venganza, ira y algo de sorda perfidia son los cimientos de una amistad aparentemente inquebrantable, que les convertirá en una especie de alianza digamos que solapadamente anarquistona, dispuesta a romper reglas y abandonarse a la libertad que el resto de la sociedad les niega a diario. Berriatúa intenta invocar un complicado maridaje entre el realismo y la ensoñación, por lo que en muchos momentos el film camina por la difusa línea que separa el ridículo de lo epatante, creando una historia que simplemente "hay que creerse", y que precisamente por eso resulta a veces tan difícil de creer. La película no es mala, está repleta de buenas intenciones y resoluciones formales más que arriesgadas, pero a este prometedor director le hace falta una historia menos dispersa, que le permita poner en marcha dispositivos de manera menos apresurada. Mientras escribo estas líneas se está estrenando su segundo film, del que hablaremos cuando lo veamos.
Saludos.

martes, 27 de noviembre de 2018

Nuestro horrible anecdotario



En la realidad están todas las ficciones. En esa contradictoria sentencia podríamos encontrar el verdadero ser de una película tan incómoda, intensa e indescifrable como LES DÉMONS, que trata, por decir algo, sobre cómo nuestra cotidianidad se asienta y está formada de un indisoluble sustrato de pequeños amores y grandes terrores. Miedos y placeres, como nos viene recordando David Lynch desde hace tiempo, aunque el discurso de Philippe Lesage, cimentado en una notable trayectoria como documentalista, tome por otros derroteros, y más concretamente por el de la observación minuciosa de las conductas humanas, de sus porqués y sus sinrazones, de lo que es estar vivo día a día sin más. En ese terreno, lo inesperado parece acechar tras cualquier rincón y en cualquier momento, y lo inesperado es lo normal en el mundo y la mirada infantil, no como nosotros la interpretamos, sino como realmente es. Se habla de muchas cosas para terminar hablando de una sola, pero lo que sí sabemos es que la única complicidad la encontraremos en la interroganye mirada de Felix, un chaval para el que todo es nuevo cada día. Pero no hay que llevarse a equívocos, no seguiremos a Felix como un niño desvalido y casi marginado por sus seres queridos, porque luego comprobaremos que no es así; tampoco sobre qué diablos pinta su padre en la casa de su mejor amigo mientras él duerme, ni de qué habla con la madre de su amigo; ni siquiera sobre la crisis matrimonial de sus propios padres, plasmada en un magnífico plano secuencia. No iremos más allá en los inocentes escarceos homosexuales, ni en el sentimiento de culpa, ni en los terrores nocturnos, ni en la incontenible crueldad infantil. Todo ello no hace más que prepararnos para el insoportable punto en suspenso, en el que el horror aparece sin que se nos permita verlo. A partir de ahí, como siempre ocurre, todo volverá a la normalidad. Y los niños crecerán...
Magnífica.
Saludos.

lunes, 26 de noviembre de 2018

Amarga canción de cuna



LES INNOCENTES es una película bellamente rodada pero que trata sobre un asunto repugnante, la violación sistemática a la que se veían sometidas las monjas de un convento polaco por las tropas soviéticas, una vez acabó la Segunda Guerra Mundial y Polonia se convirtió en un caos ingobernable y, nunca mejor dicho, dejado de la mano de dios. El hecho central es lo suficientemente importante y doloroso como para arrojar un poco de luz cinematográfica sobre ello, pero hay un problema insoslayable en el film en sí, pese a sus muchos aciertos y virtudes. La cineasta Anne Fontaine (con una carrera que abarca ya dos décadas) no encuentra el punto justo entre la denuncia vesánica, el aparentemente apacible interior del convento y la siempre temible tendencia a irse a unos exteriores cuya belleza formal no aportan gran cosa al desarrollo de un argumento que se diluye justo en los instantes más poderosos de la narración. La sensación es de que se ha intentado hacer una película honesta y comprometida, pero que la forma de llegar a ello no ha terminado de lograrlo. Y es extraño, porque el elenco femenino está francamente bien, destacando a las actrices polacas que interpretan a las monjas, pero, y quizá sea cosa mía, el regusto que me quedó es el de uno de esos films que sabes que vas a olvidar casi inmediatamente después de haberlo visto. Una pena, porque prometía mucho más, pero aún puede serle de utilidad histórica a los grandes fanáticos del cine que versa sobre los inacabables desastres de la WWII.
Saludos.

domingo, 25 de noviembre de 2018

Rincón del freak #331: La vengadora mamaria



La de hoy es de las que justifican esta sección dominical por sí solas y nos hacen transitar, aunque sólo sea por unos minutos, por ese wild side cinéfilo de catacumbas y alfombras polvorientas, cine filmado en moteles baratos, con equipo irrisorio y unos intérpretes ya ajados por el alcohol y el insomnio, que quizá pudieron llegar a soñar muchos años antes que podrían tocar con la punta de los dedos el sueño dorado de Hollywood. Esta es la trastienda del cine, la serie Z, el sexploitation (o como se decía aquí, el "blandiporno"). Y se suele ver ahora con algo de condescendencia, y hasta cariño, pero si se indaga un poco en las entrañas de ese cine había mucha incertidumbre, miseria moral (y de la otra) y sobre todo esos actores y actrices (los llamaremos así) que rodaban un par de días, sin sospechar el resultado ni si terminarían cobrando. Hay miles de títulos desde los años cincuenta (puede que incluso antes) hasta la definitiva irrupción del porno en video, que fue acabando poco a poco con las salas. DEADLY WEAPONS es de los más recordados por muchos motivos. Primero por su contundente protagonista, de medidas imposibles y que atendía a nombres tan diversos como Zsa Zsa o Chesty Morgan, pero que en realidad se llamaba Liliana Wilczkowska, era de origen judío-polaco y había sobrevivido a los campos de concentración antes de marcharse definitivamente a Estados Unidos, donde sobrevivió como bailarina exótica. Su descubridora fue otra mujer, Doris Wishman, que filmó de todo cuando las mujeres eran prácticamente invisibles en ese terreno; una especie de Jesús Franco en femenino, que se atrevía con todo y no atendía a estrecheces económicas como excusa. La película en sí no vale un pimiento, pero sirve como señuelo para introducirnos en este subgénero, aunque sólo sea por recordar su alucinante argumento: Un mafioso con las facciones de Harry Reems asesina al marido de una señora que se pasea en una minibata transparente que no tapa nada, y menos una 120... Esta señora decide tomar justa venganza y empieza a cargarse uno a uno a los malvados mafiosos mediante la técnica de la asfixia pectoral, y les ahorraré detalles, pero uno no lograría descifrar nunca si es una muerte tan mala, claro... En fin, una lindeza de esas que a uno le costaría mucho incluir incluso en una sección como ésta. Que ustedes la disfruten como la disfruté yo...
Saludos.

sábado, 24 de noviembre de 2018

Un trabajo de actores



Hace ahora unos siete años, a Al Pacino se le ocurrió juntar a un grupo de colegas para filmar una versión teatralizada de SALOMÉ, una de las obras más famosas de Oscar Wilde. Existen ahora dos versiones, una excesivamente ralentizada, en la que Pacino intercala unos insertos documentales en los que los actores van explicando sus roles, la historia, etc..., lo que la hace muy cansina de ver, como unos extras metidos en mitad de un metraje. Pero la cosa cambia en la versión que se estrenó dos años después, en la que se respeta la historia original íntegramente. Esta SALOMÉ se desarrolla en un espacio único, en el que la pérfida protagonista accede al lujurioso deseo del Rey Herodes de verla danzar la danza de los siete velos, pero pidiendo a cambio la cabeza de Juan el Baptista en una bandeja de plata. Con un vestuario y decoración intemporales, Pacino deja todo el peso sobre los hombros de los actores, un poco estáticos al principio, pero que van cobrando brío a medida que el relato toma todo su sentido y muta de un drama histórico a otra cosa, ese torbellino de sensaciones que culmina con una provocativa Jessica Chastain convertida en un auténtico animal, e incluso empequeñeciendo a un Herodes al que interpreta con convicción el propio Pacino. Un experimento inusual y arriesgado que nació de la pasión de su director por esta obra inmortal y al que merece bastante la pena echar un vistazo.
Saludos.

viernes, 23 de noviembre de 2018

Maldad, supresión, venganza y egoísmo



Algún día pondré conjuntos los tres cortos que William Oldroyd filmó antes de su debut en el largo, merecen la pena por su calidad y por el estupendo y significativo preámbulo que suponen para esta poderosa ópera prima. LADY MACBETH debería tomarse como ejemplo de adaptación, riguroso en el fondo pero libérrimo en las (sus) formas. Partiendo de la multiadaptada novela de Nikolai Leskov, nos sitúa en una remota mansión de la Inglaterra del XIX, en la que, de sopetón, nos introducen en el infeliz matrimonio de una joven, Katherine, con un nauseabundo terrateniente, que ni la quiere ni la desea, mientras ella pasa los días en una especie de libre reclusión, con un marido pernmanentemente ausente y soportando las humillaciones de su suegro, que no le perdona el no tener descendencia. Es aquí donde el film corre el peligro de despeñarse y parecerse demasiado al gran drama pasional de D.H. Lawrence, cuando Katherine inicia una atracción casi animal con uno de los empleados de caballerizas, que acaba de ser contratado. Oldroyd narra una sola transformación en doble vertiente a partir de aquí: por un lado muestra a Katherine liberada, de una feminidad desbordante e irreprimible, casi rozando la obsesión psicópata por ese simple empleado, que se ha convertido en una adicción. Pero por el otro, más sutilmente, el retrato psicológico bordea los límites de la razón una vez el individuo ha tomado plena conciencia de su verdadera posición de poder. Es entonces cuando el film vira hacia un horror que hibrida extrañamente un gótico excesivo con un desecado naturalismo, un alarde de posibilidades escénicas que descubren, sobre todo, a un narrador que no tiene miedo de decir lo que cree que debe ser dicho. Rasgo de madurez o no, esta LADY MACBETH es uno de los debuts más poderosos de los últimos tiempos, y contiene algunas de las pistas que deberíamos rastrear si aspiramos a entender todo este nuevo cine que se nos está viniendo encima sin casi sospecharlo.
Saludos.

jueves, 22 de noviembre de 2018

Clément de pleno #10



Todos los grandes tienen sus momentos bajos, solo que éstos suelen ser menos bajos que los del resto. René Clément siempre tuvo los pies en la tierra, no se creyó más de lo que era y su afán era intentar ofrecer algo más en cada trabajo suyo. Siempre estuvo muy vinculado a Italia, donde le ofrecían trabajos de mayor envergadura, y así fue como surgió una ambiciosa colaboración con Dino de Laurentiis (sí, otra vez) para adaptar la novela semiautobiográfica de Marguerite Duras "Un barrage contre le Pacifique", en 1958. La idea era (porque era de Laurentiis) una superproducción a lo bestia, con localizaciones asiáticas y un reparto internacional, con algunas de las estrellas emergentes del momento. Por allí estaban unos incipientes Anthony Perkins y Silvana Mangano, además de Richard Conte, Alida Valli o Jo Van Fleet, la música la compuso nada menos que Nino Rota, y el texto original era de una calidad suficiente para que LA DIGA SUL PACIFICO (título con el que se estrenó) se tornara un acontecimiento. El resultado fue, si no desastroso, desalentador. Una mezcla de drama romántico que no termina de explotar y crónica bélica indecisa de unos años y un lugar en los que podía pasar cualquier cosa. Hay unos números musicales que no vienen a cuento y una sensación de indefinición sobrevuela todo el film, como si Clément hubiera ido por un sitio y los guioistas Irwin Shaw y Diego Fabbri por otro muy distinto. La película no fue del todo mal en taquilla, aunque es notorio el disgusto que el productor/magnate italiano se llevó al saber que no podría contar con Peter Ustinov ni James Dean (este último, porque murió poco antes de que el proyecto se pusiera en marcha), pero es cierto que el tiempo la ha dejado en un oscuro ostracismo, y no es fácil encontrarla hoy día, cuando iba camino de ser una de las mayores superproducciones europeas de la época. Y desconozco si las grandes tomas en exteriores corrieron a cargo de Clément, pero se le nota mucho más a gusto en las escenas más intimistas.
Pudo ser muy grande, pero se quedó en una curiosidad de lujo.
Saludos.

miércoles, 21 de noviembre de 2018

Definición de Pulp



No sé por qué, supongo que por el coñazo que está dando todo el mundo con lo de Queen, la cosa es que me he acordado de aquella entrañable barrabasada perpetrada por el inefable Dino de Laurentiis hace ya la friolera de 38 añazos. Sí, FLASH GORDON aspiraba a ser el novamás de las pelis de ciencia ficción, partiendo del celebérrimo cómic de Alex Raymond y con un presupuesto más que considerable para la época. Y aquí es donde viene el problema, porque este film podría encabezar sin problema una supuesta lista de películas tan malas que son buenas ¿Y cómo es eso? La explicación yo la encuentro en su desenfadado carácter pulp, ese escurridizo subgénero cuya particularidad fundamental consiste en desdeñar cualquier carácter solemne y explicativo. Una bizarrada de toda la vida, pero con la firme idea (dulce e inmadura idea) de que se está haciendo lo correcto. Este FLASH GORDON es sumamente extraño, y conciliaba a grandes intérpretes (Max Von Sydow está soberbio como Ming), estrellas incipientes como Timothy Dalton, pero dando el protagonismo a dos berberechos como el pétreo Sam J. Jones (¿alguien recuerda a este señor?) y la ignota Melody Anderson (ídem), aunque la función medio se salva gracias a los estupendos Topol y Brian Blessed. El argumento es lo de menos, ya que el cómic original, originado en unas tiras de nada menos que finales de los años 30, era tan delirante y surreal que nos hacía comulgar con la idea de un jugador de football que viajaba accidentalmente al planeta Mongo, donde terminaba encabezando una revuelta, uniendo a las diferentes razas que hasta entonces vivían esclavizados. Yo tengo la teoría de que hoy día se ve con más indulgencia que entonces, y que esos gigantescos atrezzos, coreografías robóticas y diálogos chanantes tienen más sentido con la debida distancia. Sólo por eso me permitiría recomendarla. Además, está la inolvidable banda sonora de Queen y... (madre mía de mi vida)... esa criatura de los cielos celestiales que era doña Ornella Muti...
Saludos.

martes, 20 de noviembre de 2018

Cine para grandes niños



Increíblemente me veo viendo THE NUTCRACKER AND THE FOUR REALMS y pellizcándome por no aburrirme y, en lugar de ello, asistir al que bien podría ser considerado como primer rayo de esperanza en la Disney a la hora de primar la calidad de sus realizadores, en vez de marear la perdiz con ingenieros informáticos de nula capacidad artística. El artificio digital aquí se limita a al diseño de exteriores (palacios y demás), mientras que el diseño de producción (ese término tan "antiguo"), a cargo de Guy Hendrix Dyas (a la sazón, lo mejor de aquello llamado INCEPTION) es una delicia para los amantes del detalle. Por ahí vamos bien, y supone un salto cualitativo que muchos críticos llevaban tiempo demandando, pero también me parece un acierto el casting, que prescinde de estrellas rutilantes y se centra en buenos intérpretes, sin más. La joven Mackenzie Foy cumple con su cometido de protagonista casi absoluta, mientras la respaldan ilustres como Keira Knightley (casi irreconocible), el estupendo Matthew Macfadyen y la enorme Helen Mirren, que aún está para dar patadas y latigazos. La trama es bien conocida para quienes disfrutaran con la literatura de Ernst Theodor Amadeus Hoffmann, quien dotó de entidad dramática al soldado cascanueces, que se enfrenta al rey de los ratones, y que serviría algo después a Tchaikovsky para componer su famoso ballet, hecho éste felizmente recuperado para una secuencia que recordaba épocas más gloriosas de coreografías en pantalla. No digo que sea una obra maestra, ni mucho menos, pero me ha resultado curioso y gratificante asistir a un posible viraje en este tipo de producciones. Esperaremos a ver si no ha sido un espejismo...
Saludos.

lunes, 19 de noviembre de 2018

AHS 7



Hoy termino, de momento, con el repaso a AMERICAN HORROR STORY en la séptima temporada, a la espera de poder ver la octava. CULT no es frío ni calor, ni carne ni pescado, sino el loable intento de criticar y satirizar la terrorífica payasada de haber puesto a un tipo como Donald Trump en la Casa Blanca, una broma de mal gusto que de vez en cuando se permiten esos seres tan curiosos que son los norteamericanos. Y en su primera mitad el experimento funciona, incorporando una tensión política y social que brillaba por su ausencia en la serie, con el matrimonio homosexual interpretado por Paulson y Alison Pill, paradigma del supuesto progresismo de Hillary Clinton; mientras en el otro extremo, Evan Peters (protagonista casi unívoco de esta temporada) da vida a Kai Anderson, uno de los personajes más complejos de toda la serie, mezcla de sociópata, asesino, manipulador y simple trepa, como si el pequeño Nicolás se hubiese fusionado con Charles Manson y obtuviese un cargo político. La idea es lo suficientemente estimulante como para impulsar unos primeros capítulos en los que se emtremezcla esa atmósfera de incertidumbre y pánico de una sociedad que, de repente, se ve en manos de un tipo caprichoso e impredecible. Es entonces cuando vamos conociendo a Anderson, cómo es capaz de manipular a cualquier persona y convencerla de que América no es un sitio seguro, pero todo va a cambiar con la llegada de tío Donnie. Efectivamente, ni Falchuk ni Murphy son Noam Chomsky ni Susan Sontag, y su hachazo ideológico pronto se ve sepultado por lo que realmente interesa, que son las caretas de payaso y el ketchup por galones. La segunda mitad de la función es tan deslavazada y caótica, que es posible que se pierda la noción de si a lo mejor no se ha pasado a una temporada completamente distinta. Porque CULT, como Anderson, es ambiciosa, pero tremendamente imprudente...
Saludos.

domingo, 18 de noviembre de 2018

Rincón del freak #330: El coñazo del metesacanarrativo. AHS 6



El posmodernismo consiste en creerse uno más listo de lo que realmente es, y el posmodernismo puede ser valioso, siempre y cuando tenga en cuenta que lo que hace tiene el propósito principal de ser mostrado a un tercero, incluso cuando se le trata como a un tonto. Un dispositivo posmoderno que me irrita de un tiempo a esta parte es el concerniente a la metanarrativa, que mal usada deriva en un emplaste indigesto e incomprensible. Yo siempre pongo el maravilloso ejemplo de esa novela (o "nivola", claro) magistral que era "Niebla", de Don Miguel de Unamuno, que todo colegial debería leer antes de los quince años, al igual que todo escritor, guionista, etc. debería aplicarla antes de intentar meterse en el farragoso derribo de la cuarta pared. Lo de MY ROANOKE NIGHTMARE es un despiste en dos vertientes, primero porque parece otra serie distinta, pero termina siendo lo mismo aunque peor. Pero también porque, con un mínimo vistazo atento a su torpe guion (torpe por creído de su esplendorosa caligrafía), uno se da cuenta de que toda la diversión camp que Falchuk/Murphy insertaba en sus momentos más gloriosos (los cuales hemos repasado abundantemente) desaparecen por completo en favor de un galimatías que mezcla desvergonzadamente una canija crítica a los realities, de nuevo las casas encantadas (y exorcistas, y mediums, y cabezas de cerdo...) y una cosa que se lleva mucho pero que casi nadie aborda con rigor, las sectas perdidas en el tiempo y el espacio. Todo metido en el tamiz AHS da como resultado un despropósito sin humor, pomposo y que adolece del peor destino de una serie: es cansada de ver. No sé, a alguien le habrá gustado, pero a la siguiente ya no le cambiaron ni la cabecera...
Saludos.

sábado, 17 de noviembre de 2018

AHS 5



Y, bueno, como no podía ser de otra manera, llegó la quinta temporada de AHS, y lo hizo tocando el mito que todos esperaban, el vampírico. Aunque no como lo hubiésemos esperado, porque en realidad HOTEL parece más un cruce desvaído entre Kubrick, Scott (Tony) y Pedro Almodóvar... (ejem)... Curioso, pero así es, e intentaré explicarlo. Se presenta el espacio único del hotel Cortez, donde encuentran refugio algunos seres inmortales, dada su macabra reputación de múltiples asesinatos en sus habitaciones. El Cortez, como el Overlook, transforma a sus huéspedes, o los engulle para siempre, y se muestra como el verdadero protagonista de una temporada que en lo visual es espléndida, pero en lo argumental termina rozando la mamarrachada más fétida e incongruente. No hablo de Lady Gaga, probablemente la ¿artista? más sobrevalorada de los últimos tiempos, sino más bien de las ausencias, ya que la serie parece buscar en cada capítulo su Jessica Lange, que es un lujo que quisieron permitirse sin que de momento les haya salido bien. Scott fue quien encontró el punto justo entre Versace y Stoker, y redefinió a los vampiros como seres elegantes y refinadamente hedonistas, pero también salvajes e implacables cuando de alimentarse se trata; en este hotel, veremos más sexo que sangre, y más vestuario que diálogo, y puede que esta pasarela de pavos reales le resulte fascinante a alguien, pero a mí me aburrió como una ostra. Y aun así, increíblemente, no es el punto más bajo de la serie, porque eso lo contaremos mañana, por supuesto...
Saludos.

viernes, 16 de noviembre de 2018

AHS 4



La cuarta temporada de AHS se tituló FREAK SHOW, y, efectivamente, a todos nos sonaba a ya vista, no sólo por el evidentísimo homenaje a esa cumbre insuperable del horror que filmó Tod Browning hace la friolera de 86 años, sino porque ya hubo una serie que lo hizo bastante antes y bastante mejor. Aun así, teniendo en cuenta la deriva narrativa que iba tomando el dueto Falchuk/Murphy, a nadie le extrañó contar el devenir de un circo de "monstruos"... o "fenómenos", que está la cosa susceptible hoy día, maldita sea... Bueno, se confirmaba que la serie iba a apostar claramente por esos "destellos de brutalidad", más propios de un clásico slasher (tremebundo el payaso Twisty, interpretado por el gran John Carroll Lynch), que por una historia coherente y congruente. Esto se pone de manifiesto en cómo la acción no se focaliza en el grupo de personajes, sino más bien en uno en concreto, que será algo así como la estrella de cada episodio. Es de alabar, al menos, un aceptable casting, como no podía ser de otra manera, incluyendo actores con malformaciones reales, a los que se suma el ya habitual elenco, y en el que sobresale muy por encima, sin que sirva de precedente, Jessica Lange en un turbio y apesadumbrado personaje, el de la regente del circo que arrastra un pasado más que oscuro. Y si no quieren perder tiempo viendo una temporada entera que tampoco es que les vaya a cambiar la vida, aquí les dejo esta auténtica barbaridad...
Saludos.

jueves, 15 de noviembre de 2018

Clément de pleno #9



GERVAISE adaptaba la novela de Émile Zola "La taberna" como una contundente reafirmación del realismo naturalista que René Clément venía perfeccionando en sus mejores títulos. Y GERVAISE es una extraordinaria película, aterradora película, durísima película. Clément recrea ese París abigarrado y humeante del Segundo Imperio, sus olores y texturas de ciudad sobre todo sucia, cochambrosa, al menos en ese arrabal humilde por donde vemos la desgraciada vida de Gervaise, la coja, enamorada del sinvergüenza que le ha hecho dos chiquillos y la deja sola cada noche para irse con cualquiera. El personaje compuesto por Maria Schell es impresionante, y deriva a lo bestia del coraje a la ternura, propinándole una paliza a la mujerzuela que se ríe de su condición de engañada o sacando ella sola a sus hijos. Gervaise rehace su vida, o eso parece, con un humilde techador, pero éste sufre un accidente y de su consecuente incapacidad deriva hacia un alcoholismo insoportable. Gervaise es muchas mujeres, madres y esposas a las que les fue negada la educación y que sólo podían acceder a su dignidad mediante matrimonios más o menos convenientes; pero la historia de Gervaise es la de quien aprieta los dientes una y otra vez y no rehuye los problemas, sino que los afronta. Sin embargo, si aludimos al naturalismo no olvidemos su condición neutra, porque aun ensalzando los valores puramente humanos, no busca una salvación in extremis ni milagros beatíficos. El final del film es tan acongojante como terrible, porque hay personas que están marcadas por el signo de la derrota, y es de grandes artistas incidir precisamente donde la mayoría no quiere mirar.
Obra maestra. Impresionante.
Saludos.

miércoles, 14 de noviembre de 2018

AHS 3



COVEN era el título de la tercera temporada, y en ella se opera un giro radical en lo exponencial, que luego sería más acusado en las siguientes temporadas, abandonando bastante el terror y yendo hacia lo conceptual, casi como una desmesurada franquicia repleta de iconos y fetiches. Contaba la historia (un poco a lo X-MEN) de una extraña escuela en Nueva Orleans, a la que acuden sólo alumnas muy selectas, ya que son poseedoras del don de la brujería. Allí serán instruidas para refinar y potenciar sus poderes, pero la aparente tranquilidad se ve sacudida por la inesperada llegada de Fiona, la Bruja Suprema, que teme por la seguridad de las brujas, qiue están siendo misteriosamente diezmadas, como si de un nuevo caso de las brujas de Salem se tratara. Aquí se afloja un poco el pistón, y pese a que tiene capítulos interesantes se ve a leguas que Murphy y Falchuk están más interesados en atraer un público más joven, con tal de incrementar la audiencia en un momento complicado, por la alta competitividad que por entonces existía en cuestión de series. Hay menos horror, algo más de humor y de nuevo es Jessica Lange la que se queda con todo lo mejor, con un papel impresionante, el de esa Bruja Suprema que vive obsesionada con encontrar a la que será su sucesora, aunque sin aclarar del todo si sus intenciones pasan por coronarla o aniquilarla para perpetuarse. Es interesante y amena de ver, pero se intuye un menor grado de exigencia por parte de unos guionistas que siguen empeñados en tirar de refritos muy reconocibles, aunque claro, siempre pueden deleitarse con la maravillosa Stevie Nicks en un pequeño papel de bruja hippie...
Saludos.

martes, 13 de noviembre de 2018

AHS 2



ASYLUM, que era el título de la segunda temporada, trasladaba la acción a los años sesenta y a una lúgubre institución psiquiátrica, regentada por la implacable hermana Jude (impresionante Jessica Lange), que mantiene allí a enfermos mentales extremos, aunque a veces sea difícil distinguir quién está realmente cuerdo. Es aquí donde entran algunos de los actores fetiche de Murphy/Falchuk, que formarán prácticamente un elenco inamovible, introduciendo sólo pequeñas variaciones. El terror proviene aquí de diversos frentes, como el mad doctor interpretado soberbiamente por James Cromwell, la monja poseída (Lily Rabe) o el psiquiatra que en realidad es un sanguinario serial killer (Zachary Quinto). Como decía, la serie introduce a actores luego habituales, como los camaleónicos Evan Peters y Sarah Paulson, o las estupendas aportaciones de Clea Duvall, Chloë Sevigny o Franka Potente. Hay momentos que dan mucho mal rollo, como la interminable canción que se les pone a los enfermos para mantenerlos tranquilos o algunas impactantes caracterizaciones (busquen a Pepper), aunque se podrían haber ahorrado casi la mitad de episodios, ya que hay una especie de punto de no retorno muy mal resuelto, ya que da todas las explicaciones tres o cuatro episodios antes de que se acabe. Aun así, no tengo dudas en señalar que se trata de la segunda mejor temporada, aunque sólo sea por un par de interpretaciones musicales simplemente gloriosos a cargo de una magistral Jessica Lange...
Saludos.

lunes, 12 de noviembre de 2018

AHS 1



Bueno, que me dicen por aquí que mucho caimanismo y pocas series, y yo no sé qué quiere decir eso, porque no soy más que un bloguero a la antigua usanza (ya somos prácticamente unos clásicos) y la cosa esa del cine me tira de siempre, claro. Pero también puede ser que me haya estado perdiendo algunas cosas que no están nada mal en este formato, sobre todo porque no me gusta que me alarguen una trama sin necesidad, y de eso sí que hay mucho en las entregas por capítulos.
Cuando me he aburrido de lo nuevo y de lo viejo, de repente me encuentro frente a una pila de seasons, tragando saliva y abrumado por la titánica tarea de ir a por ello. Sin que me haya epatado de una forma reverencial, la mítica AMERICAN HORROR STORY ha logrado, al menos, instaurar una especie de sello propio, perfectamente reconocible y que luego no pocos han copiado. Y todo pese a que el tándem Murphy/Falchuk (que aquí usaremos como creadores casi únicos, pese a la larga e ilustre nómina de directores) no han hecho más que refreír multitud de obras ya existentes, desde el gótico americano al europeo, las casas encantadas, asesinos en serie, brujería, vampiros y dementes de cualquier pelaje, con un trasfondo sexual enfermizo y un concepto algo nihilista de la insatisfacción general que azota este convulso comienzo de siglo.
La función se abrió allá por 2011 con la que, en mi opinión, sigue siendo la mejor temporada, la primera, titulada MURDER HOUSE y en la que se entremezclaban impúdicamente conceptos supuestamente antagónicos, como las casas encantadas y el fetichismo salvaje. La historia presenta al matrimonio interpretado por Dylan McDermott y Connie Britton, que se mudan a una lujosa casa por un precio increíblemente bajo, sin sospechar que en ella se han cometido unos terribles crímenes. La obsesión de ambos, ya maduros, por tener un hijo se ve extrañamente culminada, aunque en unas circunstancias cuanto menos inquietantes. En este caso, los secundarios se comen literalmente a los protagonistas, incluyendo la genial idea de que la criada sea una mujer de más de sesenta años (Frances Conroy) ante los ojos de ella, mientras que el marido ve a una explosiva y sugerente joven (la tremenda Alexandra Breckenridge); además, está la aportación de Denis O'Hare, que interpreta a un tipo con la cara quemada y unas ideas extrañamente ambiguas. Aunque la palma se la lleva la gran Jessica Lange, que con esta serie vivió un insospechado renacimiento con una serie de personajes a los que ha ido clavando, aunque mi favorito es éste, el de una aparentemente apacible ama de casa y buena vecina, que sin embargo oculta el secreto más terrorífico de esta primera temporada... Ah, y no se olviden del hombre de látex, que parece metido con calzador, pero que con el tiempo se ha hecho ya el gran icono de la serie.
Saludos.

domingo, 11 de noviembre de 2018

Rincón del freak #329: Los extremistas pazguatos



No hay nada más inútil y menos descriptivo que las historias generacionales, a no ser que esos abúlicos retratos de seres angustiados por la falsa creencia de que "ése", y no otro, es "su tiempo", estén finamente imbricados en algo más interesante y enriquecedor, que no sea el engreimiento mimado del bebé adulto. Así empieza SLOW LEARNERS, y empieza bien, con una cita en la que la parte femenina describe al imbécil integral que tiene delante sin que éste haya llegado a hacer nada inoportuno, pero curiosamente le damos la razón a ella, y la película nos la da inmediatamente con una resolución burda gratuita. Quizá los guionistas deberían haber seguido a la chica, pero prefiere centrarse en el treintañero que no liga, pertenece a un club de lectura y planifica el 65 cumpleaños de su madre. La parte femenina es aún más desalentadora, pues a todo lo anterior habría que añadir una gesticulación nerviosa y que yo atribuyo básicamente a la necesidad imperiosa de echar un polvo. Luego, nos quieren vender que poniéndote unos tacones o un pañuelo en la cabeza todos l@s tí@s buen@s de la ciudad van a perder la cabeza por lo que unos días antes eran unos nerds con olor a leche manchada con Fontanedas. Efectivamente, es una especie de ten years after de cosas como AMERICAN PIE, pero hasta ésta era más deslenguada e imaginativa. Y Apatow aparece muy escondido en los agradecimientos de los créditos, por algo será...
Saludos.

sábado, 10 de noviembre de 2018

Un secreto a medias



De un tiempo a esta parte han proliferado las películas de género por episodios, y más concretamente las de terror. Títulos escuetos como XX, VHS o THE SIGNAL han apostado por economizar medios y centrarse un poco más en los guiones, lo que viene siendo una serie B de toda la vida pero con un envoltorio más chupi, con tal de atraer a un público más joven y no tan dispuesto a estar dos horas pendientes de la misma trama. Sin ser nada del otro mundo, SOUTHBOUND intenta ensayar una especie de "Twilight Zone" bastante aturullado, que a veces recuerda a cosas tan dispares como THE PURGE, ABIERTO HASTA EL AMANECER, TEMBLORES o NEKROMANTIK... ¿?... Efectivamente, todo muy disperso como para hacernos pasar por la creencia de que los episodios están mínimamente conectados, porque no lo están, excepto quizá por la voz de Larry Fessenden, imitando regular al Howlin' Wolf de AMERICAN GRAFFITI. En fin, un pasarratos como otro cualquiera y del que apenas se salva uno de los episodios centrales, el dirigido por el siempre interesante David Bruckner, y que trata sobre un brutal atropello en mitad de la nada y los desesperados intentos del conductor por salvar a la chica atropellada, mientras unas misteriosas voces le van indicando por su móvil qué debe hacer en un hospital abandonado. El resto, bastante rutinario y gratuito, la verdad, pero puede servir para un Sábado por la noche aburrido...
Saludos.

viernes, 9 de noviembre de 2018

La medida del hombre



En 1994, Alexander Sokurov hizo una muy libre adaptación de "Crimen y castigo", tan libre que es prácticamente irreconocible si se compara literalmente con la obra maestra de Dostoievski, pero que en su fuero interno logra atrapar la esencia y el alma de la obra, como deben ser las buenas versiones. TIKHIYE STRANITSY (PÁGINAS SUSURRANTES) reporta la errática deriva de su protagonista, un hombre asolado por la culpa, y que sin embargo intenta remediar la vida de quienes se cruzan con él, en un San Petersburgo fantasmal, envuelto en una niebla constante y compuesto por monstruosas construcciones que empequeñecen a los hombres hasta reducirlos a una simple anécdota. Sokurov filma puertos que parecen retorcerse, galerías de eco sordo y habitaciones cuyas puertas no dan a ninguna parte, adelantando más de dos décadas su Fausto y ensayando su insoslayable puesta en escena y sus desencajados ritmos de diálogo. Una experiencia complicada de asumir si no se está al día de la obra del director ruso, pero que constituye una experiencia, sobre todo en lo visual, absolutamente fascinante, con escenas tremendas, como los millares de zapatos colgados de un techo infinito o los apocalípticos bajos del muelle, donde las sirenas de los barcos parecen una llamada a la muerte. Desconozco si Sokurov habrá tenido en mente retomar este trabajo y ampliarlo (apenas dura una hora), pero podría ser un trabajo de madurez simplemente imponente, aunque ¿a quién diablos le importa Dostievski a estas alturas de la broma?...
Saludos.

jueves, 8 de noviembre de 2018

Clément de pleno #8



En 1954, consagrado por público y crítica, René Clément volvió a dar un paso más allá, abordando una coproducción con el Reino Unido para adaptar una famosa novela de Louis Hémon acerca de los radicales bandazos de un mujeriego francés, que se traslada a Londres con la peregrina idea de convertirse en un rico mantenido. MONSIEUR RIPOIS comienza desde el final, es decir, con su protagonista (un espléndido Gérard Philipe), a punto de divorciarse de su esposa, narrándole a una joven todo su periplo en la capital británica, ya que ésta piensa que su vida ha sido un camino de rosas. Todo lo contrario, André Ripois comienza en una aburrida oficina por un mísero sueldo, y encuentra la solución seduciendo a su estricta jefa, que resulta ser aún más estricta y más jefa en la vida cotidiana. Para salir de esa relación, conoce a una joven, que sin embargo no accede a sus deseos, ya que su puritana educación le impide cualquier contacto antes del matrimonio. Ripois pierde su trabajo, queda sin ingresos, solo y en la calle, hasta que un equívoco le hace cruzarse con una madura prostituta, que se apiada de su desesperada situación y lo acoge casi como una madre. Ripois empieza a levantar cabeza dando clases particulares de francés, y es entonces cuando conoce a la madre de uno de sus alumnos, una mujer culta y refinada, que se percata de que no sabe absolutamente nada sobre literatura, y que se convertirá en la mujer de la que ahora intenta divorciarse. Un dilema moral sobre la condición femenina prevaleciendo sobre el macho pagado de sí mismo que, sin embargo, se ve incapaz de solventar la dependencia casi enfermiza que convierte a las mujeres en objetos de deseo ante sus ojos. Sin cuestionar la "cuestionable" moral de su protagonista, lo que Clément consigue finalmente es otro magistral retablo de personajes, siempre a la deriva de su propia imposibilidad para gobernar una circunstancia vital que les supera y en ocasiones aplasta.
Saludos.

miércoles, 7 de noviembre de 2018

La moral ingenua



LE CONFESSIONI era una película con una premisa muy interesante, un desarrollo aturullado, unas interpretaciones espléndidas y un desenlace más que tramposo. El siempre irregular Roberto Andò enarbola un simplista alegato antiglobalización, y lo hace de la manera más previsible y, por lo tanto,  anodina. El presidente de FMI convoca una reunión con los economistas más importantes del mundo paea revelarles un importante secreto que podría poner en jaque la economía mundial, pero la noche antes, después del banquete, aparece muerto, asfixiado con una bolsa de plástico en la cabeza. Vale, todo muy Agatha Christie y perfectamente actualizado ¿qué puede fallar entonces? Muy sencillo, que los dos personajes que sostienen la trama a partir de ahí son una escritora de cuentos fantásticos y un monje franciscano. Es decir, que lo estrambótico se hace con el control de lo que inicialmente parece una rigurosa crítica al capitalismo salvaje; y la figura del monje se puede entender, ya que es invitado personalmente por el presidente para que le confiese de lo que él cree pecados imperdonables, pero el guiño a J.K. Rowling es innecesario, absurdo y de una gratuidad cuya motivación se me escapa. Andò lo compensa con unos cara a cara estupendos, sobre todo los protagonizados por Daniel Auteuil y un inmenso Toni Servillo, que es capaz de insuflar verosimilitud donde no hay más que licencias teledirigidas.
Interesante a ratos, pero absolutamente intrascendente.
Saludos.

martes, 6 de noviembre de 2018

El amor contado



¿Qué le pasa a este chico? ¿Está perdido o es el único que ha encontrado su sitio? ¿Por qué no ansía nada más allá de un paseo, una mirada o un instante de calma?
¿Y qué le pasa a ella? ¿Qué ha podido pasarle para querer saltar desde un puente y acabar con su joven vida?
Lo que Bresson indaga en QUATRE NUITS D'UN RÊVEUR es el segundo perfecto, el que deja en manos del otro nuestro propio destino, sea para amarnos o para perder la vida, si es que ambas cosas no son lo mismo. Es una película jovial, natural, llena de la radiante frescura que sólo los jóvenes tienen, pero también de la radical truculencia con la que a menudo se disparan sus actos. Actos por amor y despecho, de la misma manera que por la comodidad de una buhardilla en la que n siquiera el acto de pintar es importante, porque lo es más una noche de anís o una tarde observando de lejos a las mujeres que no se pueden tener. Podría ser un elogio de la soledad, tanto como de la camaradería, el insomnio o las palabras huecas, menos solemnes que una mirada que todo lo dice y todo lo calla. Bresson nos cuenta el amor tomando un acto desesperado, pero no estoy muy seguro de que tirarse de un puente lo sea más que acercarse a esa persona a la que amamos, quizá sin saberlo.
Saludos.














lunes, 5 de noviembre de 2018

La creación descreída



Lo decimos muchas veces ¿Cómo puede acercarse el cine a la vida real? Yo creo que el realismo es una trampa, casi una falacia, y que no hay nada menos real que el realismo. Por otra parte, esos pequeños"retazos" (me acuerdo de Mekas, que buscaba la belleza a través de la realidad)pueden hallarse por sorpresa en los rincones más insospechados, como las flores que se han abierto paso entre un mar de cemento. RESTER VERTICAL confirma a Alain Guiraudie como un autor insobornable, también imperfecto, dispuesto a asumir la caída y reconocido sólo a medias e incluso incomprendido por sectores habitualmente de vanguardia. Quizá porque su cine no camina en dirección a "lo moderno", sino que parece perplejo ante su propia circunstancia de artefacto único y desamparado ¿Cómo, si no, abordar la historia de un supuesto cineasta que se queda a vivir inmediatamente con una pastora a la que acaba de conocer, para después quedar sunido en la indigencia y al cargo del hijo recién nacido de ambos? Creo que casi nadie ha comprendido esta película, o al menos no han podido ubicarla en su debido contexto, que no es otro que el de la alegoría congelada; un poco a lo que en su momento inició Gus van Sant con GERRY y ahora mismo supone el motor creativo de Jim Jarmusch. Guiraudie nos sume en un absurdo nunca exagerado, sino encogido de hombros, sin respuestas, nada cómico y sí exacerbadamente crítico. Porque esta historia habla, entre otras muchas cosas, de la imposibilidad de ser genuinamente bueno sin caer en la incomprensión de una sociedad acostumbrada a aceptar como natural la maldad; puede que un cierto rasgo de santidad, muy deshilachada, eso sí, pero que vacía la narración de contenido semántico para colocaenos frente a nuestros propios temores e iniquidades. Lo afirmo porque supuestos "críticos de la seriedad" sólo han visto coños filmados frontalmente... Así nos va...
Saludos.

domingo, 4 de noviembre de 2018

Rincón del freak #328: Extraterrestres con vocación rural



En las estanterías de los míticos videoclubs de los ochenta, no eran pocos los títulos que aludían directamente a cualquier film de éxito, ya fuera en las portadas (siempre varios puntos por encima de la película en sí) o en el título propiamente dicho. Así, tanto en los géneros de terror, fantasía o ciencia ficción, era habitual cometer el error (no puedo evitar la sonrisa al recordarlo) de creer, por ejemplo, que un tal Ator era lo mismo que Conan o que ENCOUNTER AT RAVEN'S GATE nos prometía una experiencia sensorial al mismo nivel que la mítica cinta de Spielberg. Nada de eso, porque se trata de un titulillo hecho con cuatro perras, actores con el carisma de un tierno corderito y una trama absolutamente delirante, porque aunque parte de una premisa interesante, luego el señor de Heer (con una larga y nada desdeñable filmografía a sus espaldas) se encarga de mezclar cualquier ocurrencia y acabar por perpetrar un batiburrillo ininteligible. Se supone que la cosa va de un encuentro extraterrestre en mitad del desierto australiano, pero esto se reduce a algunas luces, falta de agua y gente hablando como los pitufos (lo juro); de vez en cuando parece REBELDE SIN CAUSA, porque el protagonista es un inadaptado social (aunque parece el más cuerdo) y otras parece que nos van a contar un chiste diciendo que todo ha sido una broma. Lamentablemente no es así, y se lo toman tan en serio que el desastre queda consumado y hace que sus escasos noventa minutos se hagan más largos que un documental de Wang Bing...
Terrible.
Saludos.

sábado, 3 de noviembre de 2018

Padres e hijos



Esta entrada no va tanto sobre una película, sino más bien sobre las lecciones que a veces se encuentran implícitas en las mismas. Durante un tiempo he tenido mucha curiosidad por ver un film que me habían recomendado encarecidamente, y cuya apariencia me hacía dudar sobre qué iba a encontrarme exactamente. OOKAMI KODOMO NO AME TO YUKI (AME Y YUKI, LOS NIÑOS LOBO) parte de una premisa argumental tan disparatada que es prácticamente imposible tomarla en serio casi por principio. Luego la ves, y te encuentras ante un film sumamente complejo, repleto de referencias al tránsito hacia la madurez, la fuerza de la sangre y la abnegada fiereza por la que los padres son capaces de darlo todo por sus hijos. Una joven conoce al amor de su vida, un hombre callado y taciturno, pero que la ama con todo su ser; y de esa unión nacen dos niños, Yuki y Ame. Él es un hombre lobo, pero no concuerda nada con los mitos acerca de su especie, sino que se muestra como un ser culto y sensible, que sin embargo arrastra la soledad de su condición. El film, que dura dos horas, se parte en dos muy al principio, en una brutal escena cargada de dolor y tristeza, y que de no tratarse de un anime podríamos atribuir sin dudarlo a un Vittorio de Sica, por la franqueza y tacto para mostrar el desamparo de esa madre, que luego es la gran protagonista. Una madre más que coraje, que es capaz de criar a dos niños que han de convivir con lo que a veces es una bendición y otras todo lo contrario. Es, así a vuelapluma, una de las mejores películas de animación de los últimos tiempos, y, observada con atención, portadora de un mensaje que se me hace muy necesario y urgente, y que apenas habla de cómo deberíamos cuidarnos los unos de los otros.
Saludos.

viernes, 2 de noviembre de 2018

Edad de consentimiento



Un film se hace adulto cuando no toma por tontos a sus espectadores. Un film puede consentir que quien lo está viendo saque sus propias conclusiones sin necesidad de subrayado. Después de ver ATOMIC BLONDE me doy cuenta de que se nos toma por tontos demasiadas veces, y que los que lo consentimos somos nosotros. He visto videoclips de Duran Duran con mayor carga dramática que una sucesión de mamporros pretendidamente "realistas" (desconozco qué significa esa palabra) bajo un incesante y a veces ya cargante hilo musical que no aporta absolutamente nada, ya que todos son hits perfectamente reconocibles y por lo tanto perfectamente calculados. No, no es una buena película, sino un artefacto expandido desde otros que ya existían anteriormente; y es entonces cuando reparo en un detalle nada nimio: el director/coreógrafo/demiurgo es David Leitch, que era la mitad "pensante" de aquello llamado JOHN WICK... ¿Aclarado?... De nada...
Saludos.

jueves, 1 de noviembre de 2018

Clément de pleno #7



Alguien dijo una vez que la mejor manera de mostrar el horror es a través de sus vericuetos, nunca frontalmente. JEUX INTERDITS es una película terrible, demoledora, con una capacidad inusual de enmudecernos y, si tenemos suerte, recapacitar, sobre lo que hacemos y lo que somos. Sin embargo, lo que René Clément propone no es escabroso, y mucho menos gratuito, pero sí brutal y sincero, dándonos a entender qué es la guerra y cómo sus miserables consecuencias se extienden hasta los sitios más insospechados. El inicio no puede ser más desalentador: una niña de seis años, Paulette, huye junto a sus padres de la ocupación nazi, pero éstos fallecen en un ataque aéreo, y la niña queda sola. O mejor dicho, queda con el cadáver de su perrito, que es lanzado sin miramientos a un río. La desesperada carrera de Paulette por el margen del río hace que se cruce con Michel, un chaval que cuida vacas en la casa familiar y que queda inmediatamente prendado de ese ser extraño, perfumado y bien vestido, que ha llegado a un recóndito rincón de la campiña desde el asolado París. El entorno de Michel es miserable, y no sólo económicamente; su padre odia a muerte a su vecino, su hermano mayor agoniza tras recibir una coz porque no hay dinero para el médico, aunque esta atmósfera de rencores y envidias contrasta con una ignorante bondad que impregna cada palabra de la asombrada familia, que decide acoger a la pequeña Paulette. A partir de ahí, el film se torna diabólicamente complejo, proponiendo un desafío al confrontar dos mundos muy diferentes, el de los niños, que deciden agostar el horror construyendo un pequeño cementerio de animales y el de los adultos, que lo hacen a su manera, evidentemente peleándose. JUEGOS PROHIBIDOS es un film hermoso, no porque su estética sea bonita, que no lo es, sino por ese acopio de humanidad (o humanismo) que siempre se da de bruces con la realidad, con una serie de golpes a cual más seco y contundente. Y se habla mucho de su final, ante el que ni el más endurecido de los espectadores puede quedar indemne; de sus múltiples e importantísimos premios internacionales; o de unas soberbias interpretaciones, incluidas la de los niños, que son capaces de traspasar la pantalla. Yo añado otra cosa, la consagración de un director que no sólo conocía su oficio y lo dominaba, sino que en cada film quedaba claro que estaba dispuesto a dar un paso más allá.
Obra maestra absoluta.
Saludos.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!