jueves, 31 de mayo de 2012

Hacia donde vamos sin remedio



La gente que sigue con cierta asiduidad este blog (y supongo que alguno habrá, digo yo) debe saber, y si no se lo recuerdo, que pocas veces, por no decir ninguna, me he referido aquí mesiánicamente (contraviniendo las máximas de críticos e iluminados, que no son lo mismo aunque lo parezca) a la deriva de los gustos del vulgo, populacho o simples mortales, también llamados de vez en cuando "espectadores". Esto no es así no porque "mi verdad" sea tan incontrovertible ni falsamente diferencial, didácticamente hablando, sino simplemente porque como da igual, no me concibo a mí mismo (de)clamando en un desierto que sólo es habitado de vez en cuando y por pura libertad. Ahora bien, dicho esto, me apena (por utilizar un vocablo de medianía suficiente) sólo un poquito escuchar (leer más bien) a meros asalariados y cariacontecidos hablar (declamar, sí) sobre una obra de arte en función de si es aburrida o divertida... Aburrida o divertida... Y me pregunto si la Capilla Sixtina, las ruinas de Stonehenge, Las Meninas o un disco de Jan Garbarek son aburridos o divertidos, o si da igual, o si un iluminado se atrevería a hablar de dichas obras de arte en los mismos términos que se refiere a una película ¿o es que el cine ya no es un arte, sino sólo un entretenimiento? Si lo único que busca uno es entretenerse es mejor que vaya a Port Aventura, de pinchos con los colegas, a jugar al parchís o, sí, a ver la última de Spielberg. Si por el contrario uno tiene algún tipo de inquietud por progresar intelectualmente, pensar una obra por sí mismo o evitar un anquilosamiento intelectual que cada vez parece atenazarnos más como miembros de una supuesta civilización avanzada, entonces es posible que ustedes, igual que yo, queden noqueados ante una obra maestra única en su especie, una película que no merece la pena ser explicada ni narrada después de sus fascinantes 150 minutos ¿Por qué? Por el mismo oxímoron por el que aún hay percebes de dos patas que lo meten todo en el mismo saco. Por eso.
Saludos de una persona que es mejor persona después de haber visto THE TURIN HORSE.

Dark on fire

miércoles, 30 de mayo de 2012

En ninguna parte




Vayamos hoy con una película ciertamente extraña, desde luego la más pintoresca en la amplia filmografía de Claude Chabrol. Y es que, ya desde su misma concepción, ALICE OU LA DERNIÈRE FUGUE resulta excéntrica, marcadamente melancólica y apoyada en un juego de alegorías y referencias que, de no ser por el buen tino narrativo de Chabrol, en otras manos habría sido un peñazo pomposo y redundante. Desconozco la razón por la que el director francés, tan celoso de sus libertades, eligió finalmente a una actriz tan discreta como Sylvia Kristel, porque, a excepción de un conveniente desnudo integral, poco hay aquí de sus calenturientas aventuras en la piel de Emmanuelle. Esta Alice (de apellido Carol, por lo que el círculo literario queda cerrado) abandona a su insoportable pareja en busca de una libertad que ella sabe que la espera ahí fuera; en su R12 (cómo me gustaban a mí esos coches) cruza una espesa tormenta por un camino secundario, hasta que su parabrisas queda inservible y ha de guarecerse en una mansión, donde la atienden un solícito señor mayor y su criado, que prepara unas omelettes de aúpa. A la mañana siguiente, la tormenta ha cesado y el desayuno está listo, pero no hay rastro de nadie en la casa; Alice se monta en el R12 (que ya está reparado y todo), pero comprueba con desesperación que no existe ninguna salida aparente, y que toda la finca está rodeada por un infranqueable muro. El posterior encuentro con un par de hombres, que sólo le dan esquivas respuestas a sus súplicas, terminan por inquietar a Alice, que no logra entender en qué extraño lugar se encuentra. El gran mal de esta película quizá sea su indecisión a la hora de tomar partido y lo mucho que Chabrol tarda en meterse en harina; antes, todo transcurre entre interminables paseos de la omnipresente (y unívoca) figura de la Kristel y diálogos pseudobesuguianos que, efectivamente, no llevan a ninguna parte. Una "Alice in wonderland" a la francesa y con guiños de retorcida misoginia, que acaba de la forma más convencional y que demostró dos cosas (aparte de su carácter anticomercial): que Chabrol siempre ha necesitado poner ambos pies en la tierra y que si en un momento dado usas a Lewis Carroll para tu particular disección de la burguesía y sus acomodos, es mejor seguir por ahí y no liarlo todo.
N.D.A.: No descarten que Lars von Trier compre los derechos del guion y haga un remake; le pega tanto, tanto...
Saludos en fuga.

House of thousand voices

martes, 29 de mayo de 2012

Calma en mitad de la tormenta



Una de las películas más interesantes que he visto últimamente es MARTHA MARCY MAY MARLENE, no tanto por adoptar ese punto de vista tan en boga en el último cine independiente norteamericano, empeñado en la puesta al día y revisitación de ciertos esquemas clásicos para mostrarlos en todo su esplendor técnico. En realidad, lo que me atrae de la ópera prima de Sean Durkin (que dejó constancia de su talento un año antes con el corto MARY LAST SEEN) es que no elude su propia naturaleza de thriller psicológico, mostrado a partir de un único polo enunciativo, la desorientada (casi alucinada) chica con cuatro nombres del título (en realidad tres, porque el segundo es compuesto). Martha era Marcy May en la extraña secta a la que había llegado sin que se sepa muy bien por qué, pero termina siendo un Marlene, un nombre compartido para captar más adeptos. Martha se marcha un día, pero tampoco hay un shock insalvable (o no nos es mostrado); llama a su hermana, a la que no veía desde hacía dos años, y ésta va a recogerla en un mar de dudas que nunca terminan por resolverse del todo. Martha se comporta correctamente, pero parece no estar, como si el tiempo presente le perteneciera menos aún que un pasado al que asistimos en repentinos fogonazos. Conocemos a Patrick, un gurú a mitad de camino entre Manson y Jim Morrison, que es intransigente en el consumo de drogas pero cuyo "ritual de iniciación" consiste en violaciones anales a jovencitas sedadas, aparte del fomento de las pistolas y el aprecio por lo ajeno. Uno de esos capullos que tanto abundan y cuya magnética personalidad sólo necesita un grupo de gente sin ningún amor propio. Durkin impregna este pausado relato acerca de la pérdida de identidad de una violencia típicamente "hanekiana" (si me lo permiten); no hay ninguna vorágine, pero la amenaza está latente tras los pequeños detalles y las conversaciones banales. Y luego están los actores, porque gran parte del valor de esta cinta consiste en una buena distribución de los recursos dramáticos; con dos claros baluartes al frente: Elizabeth Olsen, que se enfunda y hace suyo un personaje mucho más complicado de lo que pudiera parecer y ese actor de otro mundo y otra época que es John Hawkes, un actor superlativo y ya ciertamente veterano, por lo que se entiende aún menos lo poco relevante de su filmografía, que sólo en los últimos tiempos parece haber encauzado (recuerden WINTER'S BONE o la serie DEADWOOD). Tengo que volver a verla, porque hay algunos detalles que no me han terminado de cuadrar, pero lo dije en su momento y lo reitero: una magistral lección de contención al borde del terremoto emocional. Impresionante.
Saludos con nombre y apellidos.

Youth

lunes, 28 de mayo de 2012

Salir de un modelo, entrar en otro



Ahora está de moda decir que Alexandre Aja está de moda. El problema es que Aja es francés, así que tiene un doble dilema a la hora de convencernos de que realmente está dispuesto a reinventar el cine de terror, quizá dignificarlo en tanto que no elude su signo comercial. Por un lado no puede salirse del modelo americano (llámese slasher o cualquier otra vertiente), porque el imaginario común está ya demasiado infectado de dicho modelo como para ensayar una especie de post-terror; que se hace, pero no en circuitos puramente comerciales. Después está el hecho de elegir entre el impacto visual o fiarse del posible talento del guionista de turno; y a mí me gustaría pensar lo segundo, pero lo normal es que prevalezca lo primero. Así es, por ejemplo, en HAUTE TENSION, cuyos aldabonazos no es que "puedan ser" meros señuelos (o trampas, por supuesto), sino que se intuye a un glorioso creador visual feliz en su propio charco de lugares comunes inflamados de una filosofía ramplona (cercana), capaz de evitar alguna que otra tentación arty. E insisto: en este sentido, lo que para unos es magnífico para otros es puro artificio enjoyado. Yo me esperaba otra cosa, la verdad; me lo habían pintado de tantas maneras que cometí el error de trazarme una especie de itinerario en mi cabeza, itinerario que, por supuesto, no se cumplió en absoluto. Y cebo añadir que no me parece una propuesta extrema, sino móvil; que no se queda a mitad de camino, sino que asume sus errores y licencias, así que Aja pude ser torpe, pero no por ello menos honesto. Como cuento de horror es honesto, pero como puesta al día de dicho género es terriblemente falsa; es imposible continuar narrando si no hay nada que narrar, y no hay nada que narrar (no puedo decir más, claro, porque me cargo la película), pero el director se empecina en seguir narrando, cuando debía dar una vuelta de tuerca definitiva y mucho más extrema. Así pasaba por ejemplo con INSIDIOUS, que me parece superior porque es capaz de jugar con la entrenada percepción misma del espectador del siglo XXI; sin embargo, HAUTE TENSION hace precisamente lo contrario: nos pone el caramelo y en el momento clave no es que nos lo quite, es que lo desenvuelve sólo para mostrarnos que estaba vacío, y nos jodemos. Y poco más...
Lo mejor: Philippe Nahon, que no sólo es un extraordinario actor, sino que aterroriza casi sin hacer nada.
Lo peor: meterse en un callejón sin salida en el que hay que dar unas explicaciones que, al menos a mí, no hacían falta.
Lo dicho, una peli francesa...
Saludos tensionados.

High tension house

domingo, 27 de mayo de 2012

Rincón del freak #68: Ver para creer... y ni así



El caso de William Girdler es para analizarlo con calma. Antes de morir con sólo 30 años, dejó una lista de títulos tan sugerentes como ASYLUM OF SATAN, SHEBA BABY, GRIZZLY o DAY OF THE ANIMALS; todos ellos pasando por el exploitation más desaforado y las series B más descaradas; siempre con presupuestos casi inexistentes pero con una rara habilidad para rodearse de nombres importantes en horas más o menos bajas. Su última película posiblemente fue la mas delirante e inclasificable, tan bizarra que creo que ni al aficionado más freakle pueda resultar en cierto modo familiar. Y es que THE MANITOU es una sucesión de géneros, técnicas de efectos, maquillaje y sonido sin solución de continuidad que versa sobre una señora que va a un hospital con un bulto en la nuca que cada vez es más grande, hasta que los médicos le dicen que aquello no es un quiste sino un feto... ¿? Mientras la ciencia moderna le busca una explicación (y Fotogramas también), sale Tony Curtis, que por aquel entonces no se comía un colín pero tenía que pagar el alquiler. El mítico actor interpreta a una especie de vidente escéptico (sea lo que sea eso) que vive de estafar a viejecitas, pero que luego resulta que es follamigo de la del bulto, así que la acompaña al hospital tras una noche de disfrute. Como la cosa va a peor, deciden llamar a un hechicero indio a ver qué pasa; éste hace un ritual muy raro y les dice a los compungidos presentes que el feto es en realidad Miquasmaqus (sí, se llama así), un ente diabólico de 400 años de antigüedad (que, francamente, no me parecen tantos para un ente diabólico), pero que cuando desnuca a la infortunada no es más que un actor enano con una careta y una lentilla, lo que provoca aún más estupor e hilaridad. Para rematar, Girdler se marca unos minutos finales en el espacio interestalar, donde el enano y Tony Curtis se dan de guantazos por la supremacía de... no sé, no importa... En fin, que no la vean si tienen ardor de estómago y esas cosas...
Saludos quincuadimensionales.

Canyon diablo

sábado, 26 de mayo de 2012

Lechugas



En este blog he derramado, cada vez que ha sido necesario, mi incondicional pasión por un director con un oficio y talento (sí, puede ser) enormes y que aún no ha sido reconocido como merece, puede que por su escaso gusto por los focos y puede que por su rabioso sentido de la independencia incluso dentro del sistema mercantil. Me refiero, cómo no, a Neil Jordan; y como he hablado de él de muchas maneras (casi todas buenas), hoy me gustaría señalar un trabajo suyo dolientemente fallido, una de esas "lechugas" que se cuelan entre coles. Se trata de IN DREAMS, un film de 1999 que esta vez creo que sí podemos considerar que pasó justamente desapercibido. Y eso que, reafirmando una regla no escrita, "tenía todas las papeletas para haber sido una gran película"; empezando por los medios que Jordan tuvo a su disposición, ya que el film fue producido nada menos que por Dreamworks y Amblin (o Spielberg & Lucas, que no es un dúo de música ligera), supongo que esperando una especie de "peli de misterio para toda la familia", y encontrándose con las tortuosos tramas psicológicas habituales en la filmografía del irlandés; aparte, tenía un reparto de lo más jugoso, al que Jordan (grandísimo director de actores) no supo sacar partido. Annette Benning no se encuentra a sí misma (y no es una ironía), Aidan Quinn prácticamente hace de figurante, Stephen Rea estaba loco por acabar de rodar y Robert Downey Jr. es capaz de hacernos creer que puede ser un actor de mierda si se lo propone. IN DREAMS empieza como una extraña conjunción de misterio y turbadores recuerdos ocultos, pero en mitad del proceso de explicación cualquier lógica narrativa se pierde y el final confirma el porqué de que nos estuviésemos durmiendo sin remedio... en sueños. Sí, es mala; y si tuviese que salvar algo, salvaría el meticuloso y oscurantista trabajo de fotografía de Darius Khondji... y muy poco más, la verdad.
Saludos soñolientos.

The helpless dreams of an assassin

viernes, 25 de mayo de 2012

Ozu en Viernes #7



SEISHUN NO YUME IMAIZUKO (¿DÓNDE ESTÁN LOS SUEÑOS DE MI JUVENTUD?), la segunda película rodada por Yasujiro Ozu en 1932, comete todos los errores que no estaban en la cinta que comentamos la semana pasada, lo que la deja en el cajón de "olvidables" de su larguísima época muda; baste decir que de nuevo se agarra al mundo de la docencia y el alumnado (en una universidad, en este caso) para desarrollar su enésimo tratado sobre la moralidad y rectitud contra los vicios propios de la juventud. Unas escenas pseudocómicas en un importante examen, donde abundan las chuletas y subterfugios a la hora de copiar, dan paso al retrato del núcleo de amigos que protagonizará el film, y especialmente dos de ellos. Uno es de extracción humilde, y aunque estudia mucho no logra obtener buenos resultados en los exámenes; el otro es el hijo de un importante empresario, y pasa su tiempo sin que le importen demasiado sus estudios. En mitad de ellos, Shigeko, una camarera de la que ambos están enamorados. La repentina muerte del señor Horino le abrirá a su hijo la posibilidad de dirigir la empresa, hecho que irá seguido de dos actos realmente inesperados: uno, la contratación en la empresa de todos sus amigos; el otro, la pedida de mano de la joven camarera, hecho éste que creará en su amigo unos sentimientos encontrados. Hasta aquí, hemos visto mejores momentos de forma en el cine de Ozu, incluso en films peor planteados, pero es que la insustancialidad de la primera media hora luego es difícil de recobrar, y nos parece estar ante dos películas distintas, incluso sus personajes cambian con extraña radicalidad su manera de proceder a lo largo de una historia de la que lo mejor que se puede decir quizá sea el nuevo paso de asentamiento dado por el director japonés hacia su gran época dorada.
Saludos sin experiencia demostrada.

Moriréis todos los jóvenes

jueves, 24 de mayo de 2012

Quien bien te quiere bien te hará sufrir



Lo primero que me llama la atención de J. EDGAR es que apenas reconozco la mano de Clint Eastwood en ella; puede que por eso la música, compuesta por él mismo, aparezca en cada rincón de este film más apesadumbrado que sombrío, que supongo que debía ser el tono buscado por un director al que, cada vez más, parecen pesarle (y lo entiendo perfectamente) los años. Y lo digo porque ésta es una película ramplona, sin grandes defectos de forma pero con un lastre en el ritmo ciertamente preocupante, sobre todo en el incesante on/off no ya temporal, puesto que no se trata de una narración lineal, sino de las permutas emocionales de un personaje tan acaparador como debió serlo en la vida real; no hay un plano que escape a la influencia de un Leonardo DiCaprio que, aun siendo lo mejor del film, no se le termina viendo totalmente cómodo. Era un reto, porque Hoover lo es, porque hablamos de un tipo que sobrevivió en su puesto a ocho presidentes y llegó a tener más influencia que todos ellos; pero también de un pobre diablo lleno de temores, complejos y hasta taras físicas (su tartamudez), con la más que alargada sombra de su dictatorial madre sobrevolando cada acto o cada pensamiento y con la imposibilidad de dar rienda suelta a su naturaleza homosexual. Anécdotas aparte (y el film está repleto de ellas), el problema de esta película es el mismo de HEREAFTER, que resulta muy difícil atribuirle un porqué al hecho de que un octogenario se ponga a los mandos de dar registro de una de las personalidades más inabarcables de toda la historia norteamericana, si no es, claro está, por un postrer impulso de recuperar el tiempo perdido. Lo curioso es que Eastwood siempre ha funcionado mejor a ras de suelo, con sus maravillosos perdedores y sus pequeñas cuitas perfectamente engarzadas; y parece que el trago de solemnidad con el que el director se toma a un personaje que, vaya por delante, de solemne tenía poco (más bien de paranoico y fascistoide), termina por imponerse a los dos o tres momentos que pretenden ser "profundos", como son las terribles charletas de una aterradora Judi Dench, el ataque de ira de Clyde Tolson (el amante y mano derecha de Hoover) o todo el caso con Charles Lindbergh, al que se vuelve una y otra vez de manera cansina. En definitiva, una película menos grande (en el más amplio sentido de la palabra) de lo que pretende ser y una pequeña decepción viniendo de quien viene, aunque sigo viendo las palabras "Beyoncé Knowles" en el próximo proyecto de Eastwood y, francamente, me echo a temblar... Ah, lo del maquillaje simplemente no tiene nombre... no señor...
Saludos federales.

Gentle storm

miércoles, 23 de mayo de 2012

Para no entenderlo



El principio (porque es un poco lioso). El principio es que un joven aspirante a director de cine despunta con varios trabajos amateur y es "captado" nada menos que por MGM para desarrollar un proyecto de corte... digamos "discretamente experimental", con el fin de recuperar un poco de prestigio y a la vez cultivar un posible futuro Fincher o Shyamalan. El chico escribe un guion espectacular y la multinacional pone en sus manos una respetable suma para que lleve adelante el asunto. Mejor de lo esperado, THE POUGHKEEPSIE TAPES es una curiosa cinta de terror al estilo SAW, pero con menos sangre y más inventiva. Sin embargo, MGM decide no distribuir la película y revierte a los hermanos Dowdle hacia un extraño film de terror español con más de una similitud con esta opera prima; su misión: adaptarla para el público yanqui. Me refiero, por supuesto, a REC y su fallida "americanización" QUARANTINE. Mientras tanto, el film reseñado hoy sigue en el ostracismo y los Dowdle son reclutados para iniciar la "serie" de films de terror ideada por la productora de M. Night Shyamalan; los resultados, ya saben, tampoco fueron gran cosa. Para el año que viene, John Erick Dowdle estrenará un guion íntegramente escrito por su hermano Drew y que tiene todos los visos de ser (por su reparto, al menos) su film más ambicioso. Y sin embargo, THE POUGHKEEPSIE TAPES sigue siendo su film más potente y original. Concebido como un falso found footage encontrado por la policía de New York en el sótano de una casa,  si somos capaces de dejar de lado sus comprensibles licencias de principiante, esta desapacible película lo es sobre todo por la conciencia de que todo lo que vemos "ya ha pasado", y que el asesino múltiple (que además hace años que dejó de matar) difícilmente será detenido, si es que no ha muerto. Intercalando filmaciones en video casero, "entrevistas" con diversas personalidades (policías, forenses, vecinos...) y el extraño diario filmado del asesino, TPT, sin inventar nada, demuestra una vez más cómo un poco de inventiva puede suplir la falta de medios con creces; algo realmente sintomático en la corta pero muy accidentada carrera de este dúo de hermanos, demasiado tibios para un posible estatus "de culto", pero con algunos destellos que les colocan entre las grandes esperanzas del cine yanqui para los próximos años. Y pensar que esto no ha llegado a distribuirse aquí...
Saludos desde la sala de montaje.

White raven, black sun

martes, 22 de mayo de 2012

Los buenos sentimientos



Hay muchas cosas que decir de LE HAVRE, el último film de Aki Kaurismäki; por lo que, una vez más, es mejor casi no decir nada. Y así son sus personajes, elocuentes en su silencio, dignos, amigables, armados de un sentido común desarmante, aparentemente fríos pero con una bomba en forma de corazón alojada en su pecho descamisado. LE HAVRE es una obra maestra absoluta por varias razones, pero la fundamental es que no se duerme en los laureles de la revisitación; ustedes (y yo) hemos visto a Marcel Carné, Jean Renoir o a Jacques Becker en esos muelles picoteados por las gaviotas del Norte y en las reposadas tabernas acristaladas, llenas de sabiduría de dos minutos, pero no tiene nada que ver. Kaurismäki es muy consciente de quienes son los hijos de puta de ahora, y a lo mejor no tienen nada que ver con los de hace sesenta años; o a lo mejor sí, pero al mamoneo hay que ponerle cara, y esa cara es la que contiene un enorme contenedor proveniente de Libreville, varios pares de ojos cansados mirando desde la oscuridad de un pasado al que no se quiere volver. Ahí es donde el director finlandés mete su finísimo bisturí y da a cada personaje la razón de ser más reconocible. Nosotros vemos a un inspector de policía lacónico, frío, inconmovible, pero esperamos que su atuendo negro y su implacable proceder no nos deje ver que dentro también hay una persona. La mujer del limpiabotas que un día fue marinero... o escritor... o quién sabe, está más preocupada por no preocupar a su marido que por su cercana muerte. El vecino es (en sus escasos minutos, Léaud es la pura encarnación del terror) la piedra con la que han de tropezar los sueños de quienes sólo buscan la libertad. El barrio mismo aparece como esa utopía de solidaridad que podríamos estar toda la vida esperando, porque la verdad es que nadie mueve un dedo por nadie jamás, pero ¿y si por una vez?... Toda esa carga emocional es soportada por Marcel Marx, personaje inolvidable y salido de donde salen las buenas personas, que es de la vida difícil; André Wilms (un actor despojado de tics y que ha encontrado su mejor lugar junto a Kaurismäki) nos remite a Chaplin o a Keaton, pero esta vez el caricato tiene sus propios métodos para hacer justicia sin esperar recompensa, pero esa recompensa, casi un milagro, ha de llegar en uno de los finales más hermosos y emocionantes de todo el cine reciente. Porque LE HAVRE es, será, una obra que nos ha de enseñar a saber vivir y a ser un poco menos cabrones. Véanla, porque si no se están perdiendo una de las mejores cosas rodadas jamás...
Saludos hombro con hombro.

Little big boss

lunes, 21 de mayo de 2012

Maravillosas criaturas nocturnas



LA MASCHERA DEL DEMONIO fue el debut en la dirección del muy prometedor director de fotografía Mario Bava; y, como suele suceder cuando a un talento le dejan trabajar, sentó cátedra. Y no me parece exagerado decir esto ahora que se han cumplido más de cincuenta años de esta singular y muy atípica obra maestra. No me lo parece porque Bava consiguió algo muy difícil, que es reactualizar varias décadas después a los clásicos de la Universal, adaptar nada menos que a Gogol y (aunque esto sólo se sabría algún tiempo después) abrirle la puerta a la horda de directores que habrían de venir después dispuestos a sacar el lado más macabro del género de terror. Y no me refiero sólo a la nómina italiana, que fue importante, sino también a la factoría Hammer y, cómo no, el splatter setentero, mucho más explícito y directo. Bava filmó un cuento a la vez repulsivo y elegante, descentralizó la sempiterna figura del "monstruo" y se propuso dar más importancia al mal en sí mismo, presentando una galería de personajes inolvidables, como la arrebatadamente romántica pareja de hechiceros, Asa y Juvotich, que regresan de la muerte precisamente por la incredulidad de un hombre de ciencia. Por no hablar de la elaboradísima imaginería visual, con los inefables interiores del castillo, la cripta mortuoria, un mastodóntico carruaje (luego mil veces copiado) y unos muy inquietantes instrumentos de tortura, entre los que sobresale la susodicha máscara de título, que básicamente es el pretexto con el que Bava inicia este terrorífico paseo por la muerte y sus discípulos; aunque resulta imposible disociar esto de su carácter romántico/fatídico, puesto que la maldición es desencadenada no por otra cosa que por la ejecución de una pareja de amantes. Insisto: cinco décadas después, LA MASCHERA DEL DEMONIO (me niego a reconocer la pamplina esa de "Black Sunday") sigue despertando pasiones entre los aficionados al género, que hace tiempo que la elevaron a los altares como la oba seminal que es; así que no entiendo cómo no la han visto aún.
Saludos enmascarados.

Mask

domingo, 20 de mayo de 2012

Rincón del freak #67: La indocumentación, como pasaporte, no lleva a ningún lado



Ustedes saben que yo, en esta sección, aparte de traerles alguna que otra birria también me descuelgo con aquellas bizarradas semi(o)cultas que permanecen (y a veces no deberían salir de allí) en los cajones del ostracismo cinéfilo. La de hoy pertenece a esa categoría, aunque también a la otra... una cosa rara pero rara de verdad. Lo digo porque una cosa es atender a las alucinaciones filmadas por Alejandro Jodorowsky, con todo el peso literario que arrastra el autor chileno, y otra muy distinta es querer hacer pasar un mero cachondeíto blandipornesco con machos cabríos, cruces invertidas y ritos satánicos en los que salen jovencitas enseñando pelucón, por "una revisión del universo del Marques de Sade"... Ya he advertido aquí alguna vez lo injustamente que se ha tratado a este excepcional escritor, al que se le atribuyen una serie de dogmas absolutamente falsos, por cuanto su dedicación fue casi exclusiva a luchar contra las injusticias de su tiempo, casi todas promulgadas por la estricta moral católica; pero de ahí a los cultos de Satán, creo que media un mundo. Y, bueno, tampoco hay mucho que contar, porque ALUCARDA, LA HIJA DE LAS TINIEBLAS, que así se llamaba esto, no era más que (ya digo) un desesperado intento, por parte de un acólito sin talento para la inventiva, por llevar la imaginería jodorowskiana al cuento de terror, solo que el resultado está más cerca de cualquier bizarrada de la Hammer que del ensayo experimental que se nos quiere vender. Para rematar, hay tocamientos virginales en las praderas, monjas embadurnadas en sangre, efectos especiales de todo a cien y mucho adobe en lugar de ladrillos; en definitiva, una mala película que se vende más por lo que supuestamente promete que por lo que finalmente es, así que allá ustedes si les ha picado la curiosidad. Advertidos están.
Saludos endemoniadamente endemoniados.

The beyond suite

sábado, 19 de mayo de 2012

Huida hacia delante



Curioso, muy curioso lo de CEMETERY JUNCTION; porque donde debía existir un nuevo ensayo acerca del (post)humor según esa locomotora de deshacer argumentos carcas llamado Ricky Gervais, una vez más prevalece ese confortable y mullido asidero al que se agarran los directores que (digámoslo ya) carecen de la experiencia suficiente para dominar una narración extendida a lo largo de hora y media, y que se llama ("the boy meets girl comedy"). Trascender eso es lo complicado, porque si no los chistes (ya sean visuales o hablados) dejan ese regusto a ensayados y pierden el toque de improvisación que caracteriza, desde hace varios años, a dicho cómico-actor-showman-agitador social... Hay momentos magníficos, por supuesto, como la progresiva oscuridad que el relato a dos bandas y media va adquiriendo, pero tampoco da aquí Gervais con la tecla, puesto que se desacredita a sí mismo y a su frenéticamente ácido arranque. He aquí una historia de juventud, de rebeldía, de amores y amistades, una historia típicamente inglesa, mucho más cáustica que LOVE ACTUALLY pero también más ñoña que TRAINSPOTTING; y como tampoco tiene nada que ver con ninguna de estas dos películas (excepto por la nacionalidad, claro), el extrañamiento está servido, sobre todo para el público de fuera de las islas y que no esté familiarizado con toda la lista de ritos y lugares comunes a los que su previsible guion hace referencia. No sé, es inglesa... y habla de Reading... los años 70... Véanla y luego me cuentan... Ah, Ralph Fiennes está impresionante, pero no sale lo bastante... Podía haber sido mucho mucho mejor...
Saludos de barriada.

Teenage kicks

viernes, 18 de mayo de 2012

Ozu en Viernes #6



Revisionar las últimas películas mudas de Yasujiro Ozu puede llegar a ser un ejercicio de fantasmagoría considerable; lo digo por la noción que siempre (inconscientemente) ha de guardar el espectador occidental sobre una época determinada y la relación que esta conlleva inevitablemente con su propia estética. Así, una película como UMARETE WA MITA KEREDO (HE NACIDO, PERO...), de 1932, el año en el que el sonoro derrotó por completo al cine silente, aun usando menos de los recursos habituales de este cine, queda finalmente como una serie de imágenes que vemos desde muy lejos, sin llegar a oír sonido alguno. Casi no hay rastro ya de ese sentido del ritmo un poco desquiciado y a ratos jocoso que mantenía al espectador atento a cadda detalle visual, sin importar la ausencia de diálogo hablado; y sin embargo, Ozu se muestra impertérrito ante lo que son sus grandes sostenes de rodaje. Aquí nos es contada una historia que puede remitir al primer Truffaut o al mejor Louis Malle, un relato en torno a una pareja de hermanos que sufre una serie de abusos por parte de algunos de los que serán sus nuevos compañeros de clase, puesto que acaban de mudarse a un barrio suburbial por motivos laborales paternos. Mucho más compleja de lo que época y precedentes de su director pudiera hacer pensar, HE NACIDO, PERO... es compartimentada en varios niveles narrativos con suave e imperceptible maestría, y de ese tempranero caso de bullying, que lleva a los asustados hermanos a no asistir a clase, pasamos a las vicisitudes laborales del padre, que asiste con desesperación al fracaso escolar de los hijos. Y de ahí, en un giro realmente original, el relato desemboca en una surrealista sesión de cine a la que dicha familia es invitada en casa del jefe del padre y donde los niños descubren con estupor cómo (el siempre brutal despertar a la vida) su padre ejerce como inusitado bufón para obtener beneplácitos en su trabajo. Y en esencia este film viene a contar eso, cómo hasta los esquemas más idoneizados pueden llegar a derrumbarse; o de la crueldad que conlleva el mero hecho de estar vivo y cómo hay que afrontar problemas cada día. Un cuento moral, sí, pero para nada moralista, y sí muy instructivo. Continuará.
Saludos.

When i'm small

jueves, 17 de mayo de 2012

Todos somos iguales



Cada buen artista lo es porque es capaz de encontrar su propio lenguaje y transmitirlo a un público (sin que deba importar la abundancia del mismo) que, al mismo tiempo, recibe una serie de impulsos capaces de remover pensamientos y sentimientos en su interior. Reciprocidad. En el caso de Claire Denis, estas consideraciones se disparan en todas direcciones y son, precisamente, las que terminan por conformar sus complejos (en apariencia sencillos) retratos de contemporaneidad. Me da la impresión de que la directora, entre otras, de CHOCOLAT, BEAU TRAVAIL y NÉNETTE ET BONI, no busca esos fogonazos tan caros al cine francés "de autor" (por favor, no me atribuyan la etiqueta), sino que tantea con humildad lo que cada espacio, cada personaje, cada situación puedan regalarle desde su naturaleza. Ya digo, no sé si considerar 35 RHUMS una especie de cima (en realidad no lo creo en absoluto), pero puede que sea la obra de Denis que mejor entronca con su propio tiempo y circunstancia. Y me explico. 35 RHUMS no es un film sobre problemática racial, pero sus personajes son conscientes de que los prejuicios raciales nunca desaparecen, sino que están al acecho; no es una película sobre la soledad, porque apenas hay planos de personajes solos, sino que la soledad misma parece mostrarse en los juegos de miradas, en las palabras nunca dichas y los deseos frustrados; no es una película sobre la libertad, más bien juega con cierto placer por el sometimiento cotidiano, por la servidumbre confundida con verdadero amor; y tampoco es una película sobre el amor (o la carencia del mismo), porque el amor, según Denis, es un sentimiento demasiado importante como para subrayarlo. Es esta falta de subrayados la que no permite que te quedes con un solo personaje, y sea la historia la verdadera protagonista. Lionel es muy callado, muy educado, y sobrepone una dignidad avasalladora a su economía de gestos; su hija, Josephine, parece poder explotar en cualquier momento, pero es consciente de cuánto le debe a su padre. Y en relación con estos dos personajes principales, Denis elabora un delicado trabajo de integración exterior con el resto de (co)protagonistas: la taxista secretamente enamorada, el misterioso vecino sin lazos con nadie, el desorientado recién jubilado... Un universo que cabe en apenas un bloque de pisos y un par de bares, y un día a día que pocas veces es expuesto con tanto peso en una película; porque podemos exclamar sin temor a equivocarnos: ¡Esos somos nosotros! ¡nosotros! Excelente film...
35 saludos.

Alternative to love

miércoles, 16 de mayo de 2012

Freno o acelerador (la ambición bien entendida)



Empecemos por decir que THE TOWN es una buena película, pero también (y no sé si esto es necesariamente bueno o contraproducente) una película de muchos apellidos; adjetivos, añadidos o etiquetas. Puede ser frenética, pero en un momento dado se vuelve calmosa y reflexiva; la vemos exultantemente coral, pero molesta un poco que Ben Affleck le robe tiempo en pantalla al resto de actores (especialmente a Jeremy Renner... lo suyo es de ¡wow!); su catarsis perfectamente escenificada hace que no nos preocupemos demasiado de si lo que se nos está contando es la madre del pollo o una chorrez más, pero no es menos cierto que Affleck mima hasta el último detalle de la novela original y no desecha su intrincado mercado de valores dramáticos. Y así podríamos seguir hablando acerca de esta estupenda revisión de "el buen ladrón" que no se contenta con quedar sólidamente fijada en la retina, sino que intenta desesperadamente no hacer sentir demasiado estúpidos a sus espectadores potenciales, que puede que no tengan mucho que ver con los espectadores que salieron aturdidos de ver THE GODFATHER o, un poco más tarde, GOODFELLAS; ni siquiera la post-estilización del género según Tarantino. Si tenemos un poco de fe, podemos llegar a pensar que THE TOWN se atribuye la responsabilidad de "aleccionar" a una nueva generación acerca de lo que significa el juego moral (en mayúsculas), las cicatrices y golpes de la vida en esos antihéroes desolados y un poco ojerosos; ahí es donde Affleck puntúa alto y entrega una película mucho más oscura que su propia vocación trágica, y es en el contrapunto de Renner (escaso, ya digo) donde las licencias vuelven a estar a ras de suelo y, por tanto, emocionar. No es el estrafalario e impensable romance, ni la complicada idoneidad de cada golpe, sino la asunción de cada personaje de su propia naturaleza; nada más trágico que la imposibilidad de escapar al destino, ni siquiera cuando se ha lanzado todo el botín por la borda para ralentizar lo más posible el hundimiento. Muy buena película en todo caso; ni demasiado intelectualizada ni demasiado garrula, sólo una película "de hombres" al viejo estilo, es decir: camaradería y traición por doquier. Si no pudieron verla, ahora es buen momento.
Saludos ciudadanos.

New Town

martes, 15 de mayo de 2012

Son otros tiempos



THE ADVENTURES OF TINTIN: SECRET OF THE UNICORN. A estas alturas, lo único que se me ocurre acerca de esta ¿película? es que, muy al contrario de lo que piensa casi todo el mundo, no, no inventa nada, acaso la mixtura (ópticamente rasposa) entre el dibujo animado y la imagen real. Técnicamente, y teniendo en cuenta algunos precedentes, estoy de acuerdo en señalar que está muy bien hecha, incluso regocijándose en algunas de sus virguerías más evidentes. Luego está lo demás; lo demás, para mí, es qué de nuevo puede extraerse de unos personajes que, en su tiempo, fueron tan absolutamente innovadores que muchas décadas después no han perdido ni un ápice de su vigencia. Por eso a Hergé no le hacía falta el tándem Spielberg/Jackson; al revés sí, no hay duda. THE ADVENTURES OF TINTIN... recupera una aventura clásica del intrépido reportero, pero no la respeta, entre otras cosas porque no puede; y, vale, de acuerdo, estamos en 2012 e impera el 3D, y ello ha de llevar a una cinta de aventuras al terreno de lo trepidante y hasta lo aturullado, arrinconando el componente (el que hizo fascinante a este personaje) de investigación y divulgación recíprocos. Así, Tintín cae por un barranco junto a Haddock, mientras Sakharine les persigue; y caen miles de objetos, se redobla el estruendo y sabemos que pese a todo el (aparente) caos nuestros héroes van a llegar a buen puerto casualidades mediante. Esto lo sublimó Spielberg a principios de los ochenta, pero no había entonces un precedente claro, aparte de que aquel público no era éste. En fin, que es un buen entretenimiento para la gente de hoy (que tan claro parece ver en mitad de la confusión más suprabranquial) más que para la de antes... o la de "entonces", y mucho menos para los que releímos ávidamente aquellos maravillosos tomazos de la editorial Juventud; por no hablar de la escandalosa supresión del componente ideológico (por controvertido, está claro) de un personaje que luchó contra muchas cosas, pero jamás movió un dedo contra la explotación, el colonialismo o los abusos machistas... y ahí lo dejo...
¿Lo mejor? Las frases de Haddock y los primeros minutos de Milú (aquí ridículamente rebautizado como "Snowy"), lo demás es más de lo mismo, pero muy bonito y muy moderno, claro...
Saludos en primera plana.

Hang it up

lunes, 14 de mayo de 2012

Romanticismo extremo en el límite de la aniquilación



He visto GERTRUD dos veces; la primera me quedé frío (tenía apenas veinte años), la segunda, hará un par de meses, me indujo más que nada a reportar una necesaria reflexión, puesto que una obra tan fuera de modismos ni anclajes temporales no merece un simple comentario. GERTRUD, para quien no la haya visto, es una sucesión de postales de un estatismo rozando lo exasperante, en las que asistimos a las etéreas opiniones de la protagonista, una mujer de mediana edad, acerca de la necesidad de llevar la experiencia amorosa/romántica hasta sus límites. Es decir: todo o nada; no conformarse con una cierta seguridad (el matrimonio), pero tampoco con deslavazadas aventuras, sino abandonarse los amantes el uno en el otro, sin condiciones ni miedos. Esto, evidentemente, lo hemos visto tantas y tantas veces en libros de poesía romántica (me vienen a la mente Novalis, Keats e incluso Byron) que el condicionante de las imágenes filmadas, y en este caso incluso con cierta tendencia narrativa, no sólo desorientan al espectador menos avisado, sino que su evidente ralentización no ayuda a una mejor comprensión del mensaje ya implícito en la obra original de Soderberg. Es aquí donde debo ser consciente de que (y a pesar de lo poco que tiene que ver con su año de realización, ¡1964!) no es lo mismo ver GERTRUD en su momento de estreno que en pleno siglo XXI, aunque sólo sea por el poco aprecio que actualmente le tenemos los espectadores a una obra basada casi en su totalidad en pensamientos en voz alta. Otras voces más autorizadas que la mía han dado muchas versiones sobre la valía intelectual y artística (que no seré yo quien discuta) del que fue el último trabajodel maestro danés; yo, personalmente, prefiero otras obras suyas, pero no dejo de sorprenderme por la audacia de una película que alude al amor casi como una letanía fantasmagórica e inalcanzable, un ideal en el que almas sensibles no han de encontrar otra cosa que no sea su propia y patética perdición. Merece la pena revisarla, aunque sólo sea para constatar que no ha vuelto a intentarse un experimento semejante.
Saludos reflejados.

Luces

domingo, 13 de mayo de 2012

Rincón del freak #66: Sostenga el arma sobre su sién y apriete el gatillo, sin contemplaciones



Alguno de ustedes la habrá visto; la han querido hacer pasar como que nunca ha existido, convertirla en leyenda urbana, en la película maldita por excelencia... Yo por malditismo entiendo otra cosa, claro; no soy capaz de entroncar una bazofia tan deplorable como MANOLETE con películas que han sido incomprendidas por su difícil comprensión por parte del gran público. Sí, MANOLETE es un despropósito tan inmenso que uno sólo puede entender la cuestión monetaria, y ya está ¿Qué significa si no esa deliberada estética camp en una España que no se reconoce a sí misma? Si usted quiere me hace un musical hasta de la dictadura franquista, pero debe tener un mínimo de dominio del tema en cuestión, si no uno puede caer en el folletín más prescindible y culebronero. Que le encargue usted la música a Javier Limón puede tener su gracia, pero no estandarice y contemporanice los años cuarenta como si estuviese abierto el Rockola...Si quiere poner a Penélope Cruz haciendo de maggiorata, pues vale, pero ya nos lo conocemos. Y si la cosa va de "Soy un torero a una madre pegado, pero la fatalidad en forma de mujer a mi vida ha llegado", pues vale también, pero explíquelo. De Echanove no hablo, porque se daría sus buenas vacaciones con lo que ganó; de Santiago Segura tres cuartos de lo mismo, pero peor actuado, claro... Y luego está Adrien Brody... El hecho de que todos (bueno, los cuatro majaras que la hemos visto entera) lleguemos a la conclusión de que la única razón por la que fue elegido para encarnar al matador de Córdoba fue por sus gigantescas napias, no deja en muy buen lugar a un actor que cada vez elige peor sus papeles y que corre serio peligro de convertirse en un nuevo Nicky Cage, por ejemplo. MANOLETE, por resumir, es un videoclip inane e inocuo en el que las mujeres salen a los balcones a sacudir sábanas y los Buicks caben en unas calles que no tenían tanto glamour ni mucho menos. Yo tampoco lo he vivido, por supuesto, pero tengo dos abuelos que sí, y me lo han contado; y apostaría mi oreja derecha a que ni el señor Meyjes ni el señor Brody pueden decir lo mismo ¿Que si hay algo que se salve?... Sí, los títulos de crédito iniciales; ahí podían haberlo dejado...
Saludos en burladeros.

Manolete

sábado, 12 de mayo de 2012

El terror de lo funcionarial



A mí la primera parte ya me daba mala espina, pero siempre cabe la terrible posibilidad de que una película que merecía quedar en el ostracismo, y apoyada por un relativo éxito, se convierta en lo que nunca debió ser: una franquicia. Y es que 30 DAYS OF NIGHT: DARK DAYS se supone que es la secuela de aquella otra que transcurría en Alaska y que tomaba prestada la estimulante apariencia estética de la novela gráfica en la que se basaba. Vale; porque hasta ahí la broma estaba bien, pero ya es demasiado que nos vendan una serie Z directísima al DVD como no sé qué repanocha de vampiros feúchos y torpones, que lo son un rato; y no se entiende (en la otra tampoco, aunque la excusa de la noche que duraba un mes ayudaba a paliarlo), porque otra vez la cosa comienza presentando unos vampiros que son poco menos que omnipotentes para, inmediatamente después, hacerlos cometer estupideces tales como perseguir a unos tipos (que no se sabe cómo corren tan rápido) justo cuando quedan escasos minutos para el alba... ¡coño, espérese usted en su casa y hágalo a las 3 de la madrugada!... ¿no?... ¿no?... En fin, que para un piloto jurisprudencial podría servir, pero como todo está tan visto y tiene tan poquísima chicha, no se pierden nada si prefieren ir a pescar al Duero o practicar Zumba, que es como el Fitness pero nuevo, así que parece nuevo aunque sea lo mismo... Sí, lo mismico que esta peli...
Saludos nocturnos.

Freedom ritual

viernes, 11 de mayo de 2012

Ozu en Viernes #5



Ya en puertas de dar el salto al sonoro, Yasujiro Ozu filmó una película, aun manteniendo vigentes todas sus más reconocibles constantes, ciertamente extraña, casi surrealista; SHUKUJO TO HIGE (algo así como LA DAMA Y LA BARBA), narraba las vicisitudes de un virtuoso luchador de Kendo (sí, esa especie de esgrima japonesa sin espadas) que se lamenta de su mala fortuna en la vida, puesto que es rechazado sistemáticamente en sus entrevistas de trabajo al tiempo que suele provocar poco menos que chanza entre la femineidad. Como en tantos y tantos cuentos clásicos, el protagonista tendrá una revelación al conocer a una dama que quedará prendada de su bonhomía sin tener en cuenta el aspecto físico, aunque no dude en darle "dos o tres consejos acerca de estética". Y todo esto a colación de una desaliñada barba lucida por este improbable héroe, que todo es afeitarse (y también arreglarse una miaja) y encontrar un trabajo de recepcionista y tener que quitarse al sexo opuesto de encima. En fin, película extraña, ya digo, y en la que Ozu remata con su habitual discurso moral cuando, ya al final, Okajima consiga redimir a la típica oveja descarriada al tiempo que consolide su amor por la indecisa chica, que lo es por los equívocos surgidos de dicho ejercicio de redención. No es de lo más interesante de Yasujiro Ozu, se sabe, pero tiene esas "perlitas" ocultas, como la escena en la que Okajima es asaltado por dos granujas y en la que exhibirá sus tremendas dotes para la lucha o esos bailes tan de Broadway y que tanto han gustado siempre al maestro japonés. Curiosa y poco más. Continuará...
Saludos.

Beards don't kill people, people with beards kill people

jueves, 10 de mayo de 2012

Además de muerto... jodido #2



Cuatro años después (supongo que el tiempo que tardó en recaudar el dinero suficiente), Jörg Buttgereit rodó NEKROMANTIK 2. Y como no voy a explayarme mucho al respecto, imagino que si no hay grandes motivaciones para continuar con las mismas obsesiones y estética, al menos supongo que el director alemán logró despejar muchas suspicacias respecto a la primera: Efectivamente, esto no es cine de terror; si acaso cine parafílico, que intenta poner en imágenes tendencias sexuales extremas y, en este caso, posiblemente penalizadas (o eso espero). Esta vez el protagonismo se lo llevó Monika M., que dividía sus cariños entre un cadáver color oliváceo y un doblador de películas porno bastante aflautado, la verdad. De nuevo hay un exceso de tiempos muertos (el chiste ha salido así de involuntario...) y nula emoción, probablemente intencionada; pero el film contiene un par de momentos que, por su difícil ubicación, son mucho más subyugantes que los aburridos coitos post-mortem. Uno es el bizarro videoclip que Buttgereit inserta sin temor al abucheo justo en mitad de la película y por la puta cara; cantaba dulcemente la propia Monika M. y acompañaba al piano John Boy Walton, y es una especie de declaración de amor fúnebre que es de lo mejor que ha rodado un director tan limitadito como éste. El otro es, creo yo, lo más cerca que Buttgereit ha estado de hacer terror, y como su gusto por lo estático lo dificulta enormemente, qué mejor que imaginar una desasosegante reunión de féminas que quedan para ver una película de video; hasta ahí todo bien, excepto cuando vemos de qué va la película (si quieren lo cuento, pero pierde la gracia). Más que una secuela, NEKROMANTIK 2 (a su manera, que es torpemente) intenta cerrar un círculo, que es la mirada cómplice con lo que habitualmente es considerado enfermizo; un ensayo tremendamente interesante, pero desaprovechado por un cineasta mucho más tímido formalmente de lo que sus sinopsis quisieran delatar. Véanla(s) sólo si son muy muy curiosos; si no, no se preocupen que no se pierden nada del otro Jueves...
Saludos agusanados.

My girl

miércoles, 9 de mayo de 2012

Además de muerto... jodido



Difícil entrada ésta, lo reconozco. Sin ambages: lo difícil ante algo como NEKROMANTIK es mantener la distancia e, inmediatamente, indagar en sus posibles virtudes fílmicas. Esto lo digo por el carácter conscientemente marginal del cine gore (evito meterme en berenjenales acerca de "extremo", "ultragore" y esas cosas), y que, por lo consciente, conlleva tantas ventajas como trampas filosóficas. El gore es exagerado, pero tiende a llevar el hiperrealismo a sus últimas consecuencias y atendiendo más al "cómo" que al "por qué". No tendría sentido hablar de todo esto si no pusiésemos en la piedra angular al título que realmente cambió la concepción que se tenía hasta entonces del uso de los efectos especiales en el cine, no porque éstos fuesen mejores o peores, sino por "qué" era lo que podía mostrarse, hasta que límite. Es por ello que NEKROMANTIK me parece interesante como espejo deformante de una realidad hastiada, deseosa de explotar cuanto antes y desaparecer sin dejar rastro. Sí, luego está el muerto y los dos zumbados que "se lo zumban", pero me produce menos desasosiego, lo juro; donde encuentro las (posibles) motivaciones de Buttgereit es en los drásticos cortes de montaje, cómo el protagonista pasa de recoger cadáveres en la calle a irse a su casa y ver la televisión, en las conversaciones sin nada que decir, el vacío... Nótese que ésta no es la típica película sobre psicópatas mostrando 1001 maneras de matar a alguien, sino la atracción parafílica de un ser vivo por otro que está muerto; de cómo una vida que no está interesada en la vida, encuentra una razón de existir a través del contacto con la muerte. Como idea, muy interesante; como película, bastante cutrecilla. Pero han pasado veinticinco años y sigue siendo un título totalmente de culto, no son muchos los directores que con una filmografía tan corta como la del alemán puedan decir eso.
Saludos... putrefactos... puagh...

Necromantic

martes, 8 de mayo de 2012

Donde rugen los volcanes



Ya me habían hablado acerca de MÝRIN (LAS MARISMAS), lo cual debo decir que no aumentó demasiado el posible interés hacia esta curiosa producción islandesa. Mucho "esto no es MILLENNIUM" o "es un cruce entre DIRTY HARRY y David Lynch"... (esto no he llegado a entenderlo aún, la verdad); y cosas por el estilo. Afirmaciones no tanto contradictorias como un poco maniqueas (ahora mismo lo más maniqueo es precisamente lo que juega a no serlo), y que a mí me llevaron a una única conclusión, o mejor dos: que, efectivamente, es muy parecida a la serie de Stieg Larsson, y que un tipo que merienda cabezas de cabra sin quitarse el cinto con la pistola no tiene por qué remitirnos necesariamente a Don Siegel ni al autor de ERASERHEAD... digo yo. Y añado, que si lo que Kormákur quería subrayar era la frialdad intrínseca de una novela (que, dicho sea de paso, no he leído), quizá hubiese acertado añadiendo un poco más de sutilidad y menos "atmósfera", lo que aquí se traduce en espesos y lacónicos personajes y una iluminación a base de fluorescentes celofanados. Mención aparte merecería su "extraño" desarrollo, aunque a mí me pareció simplemente mal hilvanada, no sólo porque casi no tenemos noción de que se trata de una trama doble y sin aparente solución de continuidad, sino porque su exceso de desapego formal deviene imposibilidad de empaque, que sí me hubiese parecido necesario para que este título no se hubiese quedado en una curiosidad más proveniente del frío, sino en un posible referente; algo que parece inherente a una filmografía, la de Kormákur, que sigue facturando "tramas circunspectas en busca de la ausencia de fisuras", aunque poco estimulantes desde el punto de vista de su posible aportación artística. Resumiendo: sí pero no, o ni fú ni fa...
Saludos volcánicos.

3 a.m. at the border of the marsh from Okefenokee

domingo, 6 de mayo de 2012

Rincón del freak #65: Hasta donde llegue el chicle...



Todo podía haber sido mucho más sencillo... menos enrevesado... Año 1983. Buen año, yo tenía 9 y no sabía lo perra que era la vida, así que buen año... Los videoclubs se trufaban de videocassettes con portadas vistosas; estaban las pelis de zombis italianos, los émulos de Mad Max italianos, Bud Spencer y el otro, blandipornos italianos... y "la otra cara del exploitation". Porque esto se puede hacer de diversas maneras, claro; y una es el estiramiento de una fórmula hasta que ya no se puede estirar más... y se rompe. Y eso fue lo que pasó con el tándem Travolta/Newton-John tras su estratosférico pelotazo con la sobrevaloradísima GREASE. Ahora que ha pasado el tiempo, creo que podemos (debemos) analizar con un poco de frialdad todo esto, ya que aquel rollito de "la pareja de moda" quedó en absolutamente nada y, lo más importante, las posteriores carreras en solitario han puesto a cada uno en su sitio. Sí, porque "ella" quedó para lo que tenía que quedar, que es poquísimas películas, y las justas apariciones en programas de televisión apelando a la lagrimilla nostálgica; mientras, él tuvo un largo peregrinaje por títulos poco menos que infectos (incluso un terrible remake de su Tony Manero), pero un majara llamado Tarantino vio la luz y lo rescató para convertirlo en el icono que actualmente es, aunque últimamente haya vuelto a las andadas. 1983, el tándem se reúne para filmar una gilipollez llamada TWO OF A KIND sobre una cajera de banco que se enamora de un capullo que intenta atracar un banco (por decir algo); pero lo mejor no es eso, sino que todo ocurre... ¡por una apuesta entre dios y el diablo! Tremendo, sí. Se ve que aquél fue un año de penurias para más de uno, puesto que por allí pasaron grandes actores como Charles Durning, Oliver Reed o el carismático Scatman Crothers. La película, ya digo, es una tontería mayúscula en la que ambos dos salen haciéndose arrumacos en los parques (algunos lo llaman comedia romántica), pero si les gusta pasarlo mal de verdad, y ya están inmunizados contra el gore extremo, ésta es su peli, ni lo duden...
Un par de saludos.

Tal para cual

sábado, 5 de mayo de 2012

La carrera por el poder



Hace poco volví a ver PRIMARY COLORS, una película que en su momento me pareció bastante tediosa y un poco absurda; casi catorce años después, me ha gustado bastante. Todo ello me lleva a pensar en el bien que ejerce sobre algunas obras el paso del tiempo, o mejor, la distancia de miras. Primero porque el asunto de faldas que escandalizó a la opinión pública, y que tenía como principal acusado a Bill Clinton, no era, en sí, el "gran tema" de la política estadounidense de finales de los noventa (hasta ahí podía llegar la broma), sino el tremendo desgaste sufrido por los demócratas y que daría con un tipo tan peligroso como George Bush en la Casa Blanca. Y ahí es donde un director tan inteligente y audaz como Mike Nichols consigue los mejores momentos de esta oscilante cinta, a ratos apasionante, a ratos fría y analítica, y a ratos planteada como un exhaustivo collage de personalidades interpuestas, con unos estupendos John Travolta y Emma Thompson en primera fila. Precisamente por eso no creo que sus dos horas y media sean excesivamente largas (EL ALA OESTE DE LA CASA BLANCA no podría haberse resumido tanto... por ejemplo), sí un poco dispersas, sin llegar a decidirse por un tono en concreto. Tenemos una campaña electoral un poco caótica, un escándalo, una lucha a muerte contra los adversarios (la parte final es realmente cruel, en este sentido) y la sensación de que siempre son otros quienes manejan el cotarro. Travolta está excelente y sin caer jamás en la parodia; su personaje es tan tierno como patético, tan familiar como repugnante, y en ese torrente de emociones aparentemente contrarias, si no hubiese estado Nichols nos hubiésemos encontrado un tocho pseudoconspiratorio de dimensiones "mailerianas". Y es que, tal y como sospechábamos, ser de carne y hueso siempre tiene un precio.
Saludos primarios.

Primary colours

viernes, 4 de mayo de 2012

Ozu en Viernes #4



En una incesante búsqueda de su propia identidad como director, intentando desprenderse de su fascinación por el cine norteamericano y calibrando los resortes de tiempo, ritmo y clima que luego serían tan reconocibles en su cine (además de empezar ya a usar la cámara a la altura de las rodillas), Ozu se marca en TOKYO NO KÔRASU (TOKYO CHORUS) una especie de "salida definitiva", no tan contundente como podría esperarse, pero sí acorde a sus últimos momentos en el cine mudo. Filmada en 1931, TOKYO CHORUS es un vigoroso (a veces alocado, como si hubiese sido necesaria otra hora más de película) retrato de juventud que, a diferencia de los títulos anteriormente repasados, se sirve de la elipsis para conjugar no ya el fracaso de un modelo (el universitario-castrense), sino los ambiguos valores de una sociedad, la japonesa, y más concretamente la que sufrió la gran crisis económica de principios de siglo, con tantas luces como sombras. De nuevo asistimos a las penurias de un padre de familia (antiguo alumno de la escuela referida) que es despedido por dar la cara por un veterano compañero al que han despedido, cruelmente, justo en un día de paga. El resto será un amargo deambular en busca de trabajo, la vergüenza ante los hijos, y la impotencia ante la esposa; justo hasta que se encuentre casualmente con su antiguo profesor, que le ofrece un humilde puesto de ayudante en el restaurante "de comida occidental" que ha abierto. La historia está bien contada, con la sobriedad y el pulso habituales en Ozu, pero sigue siendo desconcertante la arbitrariedad con la que el director japonés salta de un género a otro; tenemos gags netamente físicos, muy en la línea de Keaton o Chaplin, momentos de drama intenso en la casa del protagonista y planteamientos de índole moral, como la improbable escena del despido, en los que uno no sabe si está viendo un drama o una comedia. Insisto: era el momento en el que Ozu empezaba a atisbar su propia autoría y a plantearse las cuestiones decisivas para sus grandes obras, pero aún habría que esperar... Continuará...
Saludos.

jueves, 3 de mayo de 2012

El Mulan que mola (of course)



Lo dije ayer, así que no debería extrañarse nadie. Once años después de que Disney realizara su "particular versión" acerca de la chica guerrera, y tras algunas disputas acerca de a quién le pertenecían los derechos de la obra (esto es un poco extraño, al tratarse de una leyenda popular, pero ya se sabe cómo son los americanos), al fin se pudo dar curso a un rodaje que hiciese justicia a este fascinante personaje. MULAN (la película) fue rodada en China, con actores chinos, un equipo chino... y la mitad del dinero yanqui. Y es curioso, porque podría ser que de no haberse contado con esa intección económica el resultado no hubiese alcanzado ese aroma a superproducción de las de antes. Increíblemente, MULAN no la ha visto casi nadie; y, o ha sido un problema de distribución, mucho me temo que no hay vuelta atrás para subsanar lo que creo que es bastante injusto. Primero porque se trata de una estupenda película de aventuras, que respeta el espíritu original y que tiene calidad tanto en las espectaculares escenas de batalla como en los momentos más recogidos, en los que Mulan ha de incorporarse al ejército sin ser descubierta. No esperen un WuXia más, ésta es una película bélica, como las de antes, donde la gente muere si tiene que morir y que mantiene un hermético sentido del honor entre guerreros. Además, la protagonista, una bellísima Wei Zhao, borda su papel y le da los toques justos de flaqueza y superación. Tiene, eso sí, algunos pasajes más o menos prescindibles, como los del principio y el final, pero sus casi dos horas pasan en un santiamén y nunca se hacen pesadas. En resumen, que no nos la esperábamos, pero sí que se esperaba algo así.
Saludos en formación.

Red China blues

miércoles, 2 de mayo de 2012

El Mulan que no mola



Primero creo que debo pedir disculpas por el título, pero no tenía otro a mano, así que da igual. Después tengo que reconocer lo mucho (salvo contadas excepciones) que me cuesta ponerme a hablar de una película de animación de la Disney, sobre todo teniendo en cuenta que las he visto casi todas alrededor de 137 veces... el motivo es obvio. Pero como tenía pensado hablar sobre una película con actores, no he visto mayor objeción para incluir su precedente animado. Y, no, no me mola este MULAN edulcorado y pintiparado, con un dragón enano que debe ser de los personajes más insoportables de la extensa lista de Disney y un personaje principal que tiene más de "Cenicienta" que de lo que la historia original nos remite, que es a un guerrero; que sí, que es una chavala y todo lo que quieran, pero que la gracia del asunto está no sólo en las peripecias de la susodicha para mantener oculta su condición femenina en mitad de todo un ejército, sino en las hazañas que la llevaron a ser elegida nada menos que como general. Ni que decir tiene que, siendo como es un film 100% dirigido al público infantil, no veremos aquí ninguna escena truculenta; lo que yo digo es, no que la peli sea mala o que no esté entretenida, sino que su naturaleza es otra bien distinta (debería serlo), ya que se trata de la crónica de unos enfrentamientos bélicos realmente cruentos. Táchenme de carca o aguafiestas, o quizá sea por la sobreexposición que llevo padeciendo en los últimos años a este tipo de películas, el caso es que, sí, se deja ver, pero sólo si se entra en el juego/engranaje inteligentemente tejido por la Disney desde sus comienzos. Bueno, eso y porque el cuento clásico es una cosa y la leyenda bélica otra muy distinta... Intentaré subsanarlo mañana, a ver qué tal.
Saludos mandarines.

Searching

martes, 1 de mayo de 2012

Equívocos y suposiciones #2



La pregunta asalta al espectador desde el principio, insistentemente: ¿Realmente era necesario un remake? La respuesta, una vez terminada la película, es clara: No. Razones: El remake de BEYOND A REASONABLE DOUBT llega tarde y mal; 53 años no permiten que la "puesta a punto" de un film tan mordaz como el de Fritz Lang mantenga intactas todas sus constantes vitales y evite ser agresivo con su premisa fundamental, la que da título a este par de reseñas. Y no era Hyams (y menos en el desastroso declive de su accidentada carrera) un director adecuado para todo eso, así que todo transcurre según lo esperado. Es decir, que no nos es ofrecida ninguna sorpresa adicional, que los integrantes del reparto son convenientemente rejuvenecidos siguioendo el modelo impuesto por Hollywood, y que, teniendo en cuenta que Jesse Metcalfe y Amber Tamblyn no le llegan a Dana Andrews y Joan Fontaine a la suela de los zapatos, Hyams decide trasladar la mayor parte del peso interpretativo a un Michael Douglas que, digámoslo ya, sin despeinarse demasiado al final es lo único decente de este despropósito. Yo no sé si la cosa respondía simplemente a un guiño (re)fundacional, teniendo en cuenta que estaba producido por la resucitada nueva RKO, pero tampoco importa, porque no hay ni un gramo de ironía en esta película inane, carente de emoción ni atributos propios; una película que creo que nadie vio y que no hace justicia al final de la carrera de uno de los artesanos clásicos de Hollywood de quien me permito recomendar (que no todo va a ser malo) CAPRICORN ONE, HANOVER STREET, OUTLAND y la injustamente olvidada THE STAR CHAMBER, que para mí es su única obra maestra (las cuatro filmadas consecutivamente, por cierto) ¿Lo mejor? Aparte del oficio de Douglas, la música de mi admiradísimo David Shire, por supuesto.
Saludos en duda.

Doubt

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!