Mostrando entradas con la etiqueta Derek Simonds. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Derek Simonds. Mostrar todas las entradas

lunes, 23 de marzo de 2020

Veniales 2



Efectivamente, me acabo de zampar la segunda temporada de THE SINNER, que es lo que tiene esto de los confinamientos, que uno saca tiempo para todo. Curiosamente, me ha gustado menos que la primera; y digo curiosamente, porque todo apuntaba a lo contrario. Empezando por la decisión de que fuese Antonio Campos (un director que me encanta) quien se hiciese cargo de todos los capítulos, por lo que era de esperar una mayor cohesión entre sus episodios, y no la tendencia a la dispersión que finalmente resulta ser. La estructura es calcada, aspecto éste que tampoco ayuda a mantener la atención constante, ya que parece una especie de diapositiva a la que le han cambiado algunos colores, pero cuyo andamiaje reverbera en su inevitable reiteración. Inquieta, sí, el hecho de que sea un inocente niño el objeto truculento de la serie, pero tampoco esto funciona al máximo, pues estamos en un argumentario inverso al de, por ejemplo, David Lynch. Si éste nos introduce en un imaginario donde toda inocencia es susceptible de ser corrompida, el ejercicio ético de Simonds establece pautas de esperanza partiendo de situaciones escabrosas e inasumibles.
Lo bueno, que son ocho episodios. Lo malo, la sensación de no tener ni puñetera idea de a dónde se dirigía la historia.
Saludos.

viernes, 20 de marzo de 2020

Veniales



Me estoy dando cuenta de lo mucho que me está ayudando esta reclusión a hacerme con los mandos de esa rara habilidad que considero es "ver series". No soy seriéfilo, y como le comento a un amiga muy especial (ella intenta redimirme como puede), la paciencia me dura lo justo para ver cómo algo empieza y acaba, y no para un "eterno retorno de lo idéntico". Anyway. La cosa es que me he despachado, en mucho menos tiempo del que hubiera creído, la primera temporada de THE SINNER, una serie de USA Network que distribuye (también) Netflix; puede que convencido por sus escuetos ocho episodios autoconclusivos, aunque no menos por la mezcla que contiene y la curiosa manera de desarrollarla. Policíaco, misterio, intriga, thriller. Lynch por un lado, Pizzolatto por otro, y un gusto por retorcer lo simple que es lo que dota de entidad a una serie que podría haber quedado como un fondo de catálogo agradable, pero logra asomar la cabecita justo por su falta de pretensiones. En el haber, dos magníficas interpretaciones a cargo de Jessica Biel y un Bill Pullman literalmente volviendo a CARRETERA PERDIDA, además de los estupendos capítulos firmados por Antonio Campos (SIMON KILLER) y Brad Anderson (EL MAQUINISTA). En el debe, serios problemas de ritmo, con parones y acelerones que parecen más caprichosos que motivados por la búsqueda sensata de un clima que, sin embargo, aparece casi sin buscarlo en secuencias que rozan el delirio onírico.
El título puede llevar a engaño, ya que tratándose de una serie podríamos pensar que asistiremos a un espectáculo de pecado y redención, cuando el pecado alcanza a todos, y muy especialmente a quien ha de erigirse en insospechado salvador.
Podría dar más de sí, pero tampoco se hace pesada.
Saludos.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!