sábado, 30 de junio de 2012

El cine de las nuevas generaciones



Para hablar de una película como THE AVENGERS, uno debe dejar de lado su lado comiquero y centrarse en el cinéfilo... pero, créanme, es imposible. Es imposible aún más que viendo IRON MAN, CAPTAIN AMERICA, THOR o HULK, o cualquier otro film acerca de un superhéroe en cuestión; y esto es así por el mismo hecho que hacía que los comics de The Avengers, o X-Men, o la Justice League (por cierto, vaya peliculón que se podría sacar de estos últimos) fuesen desde siempre los más valorados por el público más especializado. Siempre había "otra forma" de referirse a los supergrupos; sus disputas internas, la complicación de aunar a múltiples personalidades diferentes, las amistades y rencores; los abandonos, incorporaciones y hasta fallecimientos, o la manera en que los líderes terminaban por cohesionar al grupo era la salsa que no se encontraba en las series dedicadas a un solo personaje. En este sentido, la película comienza tambaleante para quien no se haya empapado del universo Marvel; chirría un poco el papel de S.H.I.E.L.D. (lo bien que hubiese quedado George Clooney como Nick Fury... ¿pero qué pasó con los puros?...), entroncarlo con el no-tan-maquiavélico-plan de Loki, que termina en plan elefante en cacharrería, y además hacer que Viuda Negra y Ojo de Halcón no queden como meras comparsas (que es lo que siempre fueron, por cierto). Aun así, la película se recupera a tiempo y extrae lo mejor de cada personaje; Thor no es tan chistoso como en su peli y se dedica a demostrar cuál es el poder de un dios; el Capitán América está tan sobrio y tan ejemplar como cabría esperar, y su presencia es tan icónica como la invasión final, extirpada del inconsciente 9/11; Iron Man/Robert Downey Jr. se erige en gran maestro de ceremonias y suyas son las mejores líneas de diálogo de todo el film; mientras que Hulk (sí, Mark Ruffalo es muchísimo mejor que Bana o Norton) es el as en la manga de todo hábil guionista, puesto que se hace referencia a la conveniencia de su aparición sin que esta ocurra, dilatando así la espera y convirtiendo al gigante verde en el verdadero agente desestabilizador del film, puesto que nadie tiene muy claro cómo se le puede controlar (hay un par de escenas en las que no podía parar de reír, lo juro). Todo muy espectacular, con mucho ritmo; un poco confuso en la batalla final, donde es dificilillo ubicar a los personajes en un Nueva York apocalíptico; pero, insisto, no tiene sentido apartarse de la senda marcada por los comics originales, aunque esto acote a los posibles espectadores potenciales. Así, puede que THE AVENGERS no marque un punto y aparte, pero sí que abra nuevas y muy interesantes vías por las que pueda discurrir este casi recién nacido género cinematográfico. En 2014 habrá secuela, y no estaría mal, ahora que lo más difícil parece asimilado, la inclusión de nuevos personajes; yo apuesto por los que me parecen más interesantes, como La Visión, Namor, Dr. Extraño, Mercurio o El Olvidado... Ahí lo dejo...
Saludos sin rencores...

Venganza

viernes, 29 de junio de 2012

Ozu en Viernes #12



En UKIGUSA MONOGATARI (HISTORIA DE LAS HIERBAS FLOTANTES), Yasujiro Ozu pule significativamente su estilo, lo redondea y completa con una profundidad psicológica y simbólica más acusada; se nota que sus historias de soledad, camaradería e incomprensión se van haciendo más complejas y van pidiendo a gritos la llegada del sonoro. Ésta es una de sus últimas películas mudas y uno de sus títulos más vistos y reconocidos fuera de Japón, hasta el punto de que Ozu decidió realizar una segunda versión en color en 1959, nada menos que 25 años después. Se nos cuenta la llegada de una compañía de teatro Kabuki a un pequeño pueblo y sin mucha razón aparente, puesto que los componentes de la compañía andan preocupados por las penurias económicas y no parece ser el sitio más próspero para una representación. Sin embargo, Kihachi, el patrón, tiene sus propios motivos. En realidad, su intención es visitar a Otsune, que 20 años antes fue su fugaz amante y de la que tiene un hijo al que no ha visto crecer; esto despertará los celos de su actual pareja, una actriz llamada Otaka, que urdirá un plan para vengarse de lo que considera una afrenta. Más allá de dicha trama sentimental, Ozu consigue transmitir una sensación de fugacidad vital encarnada en la apática compañía y sus brindis y conversaciones, que parecen augurar lo que sin solución de continuidad ha de desembocar en una traumática ruptura. Es éste un film de amores otoñales, culpabilidades asumidas tardíamente y que contiene una visión nada complaciente acerca de lo difícil que resulta asumir según qué responsabilidades. Apoyado en los actores habituales de su segunda etapa muda, sigue siendo uno de los títulos más reivindicables de dicha etapa y un film en el que ya están implícitas todas las claves para entender la deriva posterior del director japonés. Y la semana que viene, más.
Saludos.

Bug on a floating leaf

martes, 26 de junio de 2012

Eva en La Habana



De Juan Luis Galiardo, de su extensísima filmografía, no son pocas las producciones extranjeras que se pueden encontrar (llegó a rodar incluso en Inglaterra); y en este sentido, puede que Cuba fuese una tierra en la que el actor gaditano se encontraba especialmente a gusto y donde era admirado como un ídolo. Galiardo colaboró estrechamente con el ICAIC a lo largo de más de dos décadas, y ayudó a la formación de jóvenes valores del país caribeño, aparte del montaje de varias obras de teatro. Uno de los films que rodó allí tenía bastante de todo esto, de teatro y de estrellas incipientes. PAPELES SECUNDARIOS era un farragoso intento por meter una cámara de cine en las tripas de la preparación de una obra ("Requiem por Yarini", de Carlos Rojas, que él mismo rodó una década después). La idea en sí, pese a lo visto, no es desdeñable, sin embargo, el resultado es un rígido achuchón repleto de diálogos inanes, jóvenes contentos y veteranos envidiosos; una especie de ALL ABOUT EVE cubano, pero que está más cerca (lo juro) de FLASHDANCE que de la obra maestra de Mankiewicz. Se salva, cómo no, Galiardo, que interpreta a un zarandeado director que vuelve a La Habana tras varios años; su salvadora, Rosita Fornés, es tan excesiva y melodramática como siempre. En fin, que es una curiosidad exótica, que además dura más de dos horas y que uno sólo aguanta por observar, estupefacto, a un Juan Luis Galiardo ¡doblado al acento cubano!, mientras rechaza los favores de cuanta cubanita se le pone por delante... Sólo para muy iniciados...
Saludos protagonistas.

Teatro

lunes, 25 de junio de 2012

Muerte de un fascista



Espero que no se lleven a error con el título que he elegido para esta reseña nada casual; lo he pensado, pero creo que es el adecuado. Y no lo digo por el señor de la foto, que era cualquier cosa menos facha; y es que el otro día nos despertábamos con la malísima noticia del fallecimiento de un gran actor llamado Juan Luis Galiardo. Un actor al que le costó quitarse el sambenito de galán tontorrón acuñado desde finales de los sesenta y demostrar que era uno de nuestros mejores histriones. Perfecto para el teatro clásico por su impecable porte y dicción perfecta, Galiardo era uno de esos tipos que tenía que caerte bien de una manera o de otra, y que siempre prefería llamar a las cosas por su nombre, bruñéndolo con su estupenda ironía. Trabajó en más de cien películas, por lo que es complicado quedarse sólo con una, y por supuesto la que voy a comentar hoy no es de las mejores, pero me parece significativa por varias razones. Primero porque COMANDO TXIKIA (MUERTE DE UN PRESIDENTE) está considerada la primera película que habla abiertamente sobre la organización ETA; pero también porque su controvertida idiosincrasia, la de su director José Luis Madrid, especializado en spaguetti western y exploitation ibérico, le da todo el protagonismo a dicho Comando etarra, el que perpetró el brutal atentado contra Luis Carrero Blanco en la calle de Claudio Coello, aunque comience con la glorificación casi deificada del Almirante santoñés. Raro, sí, y muy cutre; además de Galiardo, el "comando" lo formaban nada menos que Paul Naschy, Tony Isbert y José Antonio Ceinos, habitual del blandiporno ibérico de aquellos años. El film no es nada destacable, rezuma rigidez y esquematismo por los cuatro costados y apenas se salva el hierático terrorista compuesto por Galiardo y, claro, la impagable oportunidad de "viajar" al Madrid de los años setenta, con sus seiscientos y quioscos de prensa abigarrados en la calle. Aparte de las licencias de su director, que la dejan más cerca de la comedia surrealista (Naschy incluso se trajina a una tendera entre levantamientos de pesas y demostraciones de aizkolari) que del rigor histórico al que debería estar sujeta, COMANDO TXIKIA ha quedado como un título olvidado y poco relevante. Prometo, por tanto, volver sobre el actor de San Roque más adelante; porque aunque me consta que no renunciaba de ningún trabajo suyo, sí es cierto que los tuvo mucho más afortunados.
Saludos por los aires...

La clave

domingo, 24 de junio de 2012

Rincón del freak #71: El terror es descubrirte a ti mismo ahí sentado



A ver, que hacía un tiempo que no ponía yo una cosa de estas... ¿Es un insulto a nuestra inteligencia?: sí. Entonces ¿por qué lo vemos? Bueno, supongo que lo vemos porque antes, en los setenta, ochenta y en menor medida en los noventa, se hacían películas de muy bajo presupuesto pero con algunas ideas de guion realmente interesantes. No todo el mundo tiene talento para hacer cine, pero se le puede echar morro al asunto y filmar ante todo, que es lo que mantiene Jesús Franco. Luego está SyFy, que es una especie de productora medio canadiense, medio yanqui, que hace de la ley del mínimo esfuerzo su única ley. De ahí se nutren abisales cadenas por cable norteamericanas sin interés alguno por el buen gusto y con la única intención de recoger beneficios económicos vendiendo la burra al precio que sea. Así, el terror no es la película en sí, el terror es la aliteración de nombres casposos y semiolvidados de angostas escuelas de interpretación, por un lado, y de audiovisual, por el otro. Esto no es cine, yo lo pongo aquí porque me indigno y me enciendo y no quiero que ustedes cometan la misma torpeza que yo. Es una cosa que se llama HOUSE OF BONES y va de gente que no existe en un plató que no existe, con guiones inexistentes y tramas desaparecidas... Sí, el terror...
Saludos óseos.

Huesos

sábado, 23 de junio de 2012

Se nos escurre por los dedos...



Una de mis películas favoritas de las que salieron como colaboración entre el estadounidense Terry Gilliam y los británicos Monty Python (yo sigo viendo una escisión entre ambos, qué quieren que les diga), es TIME BANDITS, una deliciosa ¿comedia? ¿parodia? ¿superaventura? ¿crítica a los poderes fácticos? que cumple ya más de treinta años y que es todo un ejemplo de imaginación visual y narrativa; para mí, tiene más de Gilliam que de Cleese o Palin, aunque éste firme el guion junto al primero, lo que da como resultado una interminable sucesión (más bien catarata) de situaciones a cuál más delirante, con los viajes temporales como excusa para desplegar una deslumbrante imaginería. Aun así, TIME BANDITS parece querer decirnos cuán importante es nuestra imaginación y lo descuidada que la tenemos; cómo la rutina y el quehacer diario van dejándonos sin capacidad alguna para imaginar nada mínimamente original. Ésta es la aventura de Kevin, un chaval que ha de soportar a sus idiotizados padres, que sólo atienden a los parámetros televisivos, y que una noche es literalmente raptado por un grupo de enanos que viaja por el tiempo huyendo del Ser Supremo, que los tenía esclavizados. Así, y mientras asistimos boquiabiertos a estupendas y personalísimas recreaciones de la Antigua Grecia, la Francia de Napoleón o la Inglaterra de Robin Hood, se nos invita a un juego metatextual que me parece lo más interesante del film. La excusa de los viajes en el tiempo sirve para establecer un paralelismo con los "viajes interiores" que constantemente emprenden los niños, y que los adultos nos encargamos de tirar por tierra como los imbéciles sin fantasía que somos. Así, el hilarante combate final contra el Ser Supremo (un divertidísimo David Warner) no es más que el triunfo de la imaginación, que todo lo puede, contra la némesis de la misma, que es la aceptación de lo establecido. Insisto, si quieren pasar dos horas de diversión asegurada al tiempo que les hacen pensar un poquito sin tomarles por tontos, TIME BANDITS es una oportunidad que no pueden dejar pasar.            
Saludos temporales.

We are time

viernes, 22 de junio de 2012

Ozu en Viernes #11



HAHA WO KOWAZUYA (NO DEBE DEJAR DE QUERERSE A LA MADRE), de 1934, hubiese ganado muchísimo más si no hubiese sido muda, lo que viene a reforzar el argumento que muchos mantenemos del absurdo empecinamiento de Ozu, pese a su amor incondicional por Hollywood, de seguir rodando sin sonido bien entrados los años treinta. Esto es patente por cuanto se tratra de un guion mucho más complejo de los que el director venía barajando y que de ninguna manera podía conformarse con una pírrica línea de diálogo. Ozu se reinventa a sí mismo y fragmenta el centro de atención en tres personajes y dos dilemas al narrar la triste historia de dos hermanos que reciben de sopetón la noticia del fallecimiento de su padre en mitad de una clase y que es una de las escenas más emotivas rodadas por su autor. A partir de ahí, conocemos a la madre, que no sólo ha de sacar adelante a sus hijos, sino que debe conciliarlos, ya mayores, en las disputas que mantienen acerca de cuál es más querido por la madre, puesto que uno es estudioso y aplicado y el otro es impetuoso e independiente. Ozu se acerca cada vez más a su particular estilo de rodaje, el que lo consagró como el más fino contador de historias del cine nipón; la lástima, en este caso, es que hay prácticamente veinte minutos destruidos de los rollos originales, y que además éstos pertenecen justo al principio y al final, lo que le resta potencial dramático y desorienta ligeramente al espectador. De hecho, el final es resumido en un puñado de frases con lo que queda de película ya acabado. Como curiosidad, el cartel inefable que preside una de las estancias corresponde a RAIN, de Lewis Milestone, película que no debe tardar mucho en aparecer en estas páginas indéfilas. Y la semana que viene, más.
Saludos.

En buenas manos

jueves, 21 de junio de 2012

Superhéroes de barrio



El gran aviso para los nuevos directores de cine debería ser, ineludiblemente: "Por favor, no queremos saber nada hasta que no veamos la peli". Lo digo por el excesivo bombardeo de trailers, teasers (esto no sé lo que es, pero sale en todas partes), avances publicitarios y demás mamoneo, cuya única utilidad es, aparte de destrozarnos la trama y cualquier posibilidad de sorpresa, poder contar de qué va sin necesidad de verla. Si usted fue a ver CHRONICLE estoy seguro de que ya sabía de que la cosa iba de un grupo de chavales que recibe una serie de poderes al estar expuestos a una misteriosa radiación; y que todo iba a estar rodado cámara en mano (como en CLOVERFIELD y cía...); y que había unos efectos especiales del copón... Entonces ¿para qué verla? No lo digo exclusivamente por ésta, pero ya empieza a ser un poco molesto. Y la película... Bueno, pues como ya se la he contado ¿hace falta una crítica? CHRONICLE es menos de lo que podría haber sido, es cine para adolescentes desde el punto de vista menos acomodaticio; tiene sus puntos oscuros y sus licencias teen. Es decir, que quiere contentar a tanta gente que se olvida de lo esencial: contar algo. Separadas entre sí, hay secuencias de gran fuerza e imaginación, y los efectos especiales están conseguidos; de hecho, creo que es la película que todos queríamos hacer cuando teníamos doce años. Esto, en un serial podría haber funcionado magníficamente, pero abrir y cerrar una peripecia dispuesta a tantos recovecos formales en menos de hora y media la deja muy a mitad de camino. Sí, debería haberse desarrollado en varios capítulos, porque CHRONICLE no es más que la historia de una transformación, algo drástica, pero metamorfosis al fin y al cabo. El punto más interesante, en el que uno de los chavales decide no regirse por reglas morales, hubiese necesitado más amplitud, y no los tres o cuatro fogonazos de los que está compuesta dicha ruptura. Les gustará si están un poco hartos de ver tipos en mallas salvando el planeta, por ahí desde luego que aporta un soplo de aire fresco, pero yo voy a hacerles una recomendación especial para que se deleiten con una magistral disección pormenorizada de la génesis, némesis y andanzas semánticas y filosóficas de lo que podría llegar a ser un superhombre; me refiero a la serie limitada de comics Miracleman, de Alan Moore. Eso sí son palabras mayores.
Supersaludos.

Blood red

miércoles, 20 de junio de 2012

Cámaras de gas



El mundo está podrido, y lo está por culpa de los hombres; lo sabe hasta Oliver Stone, aunque se empecine en no denunciarlo. Si lo que ustedes querían era una denuncia estaban mirando en el lado equivocado; si querían un mazazo en las costillas, entonces súbanse la camiseta. Pero no lloren, no están admitidos los sensibleros. Si usted lloró con E.T. y considera que Tarantino es "duro", entonces no hay nada que hacer. Pero tenemos el remedio, pero no les va a gustar, no al menos en el sentido habitual de la palabra "gustar". El director francés Nicolas Klotz filmó hace unos cinco años una película que habría que poner en las facultades de economía, pese al riesgo de que las aulas queden desiertas; LA QUESTION HUMAINE es una de esas cosas que surgen muy de vez en cuando, y no entiendo cómo hay tan poca gente que conoce esta obra maestra. A mí me desarma por completo, porque me aterroriza comprobar cómo tras su mensaje elemental, que viene a denunciar los misántropos métodos de selección y eliminación de personal de una empresa, subyacen casi todas las claves para entender esta era que nos ha tocado vivir, al tiempo que nos advierte de que no hay forma de cambiar el sistema a menos que seamos capaces de renunciar a lo que el sistema nos da envuelto en brillante celofán. Resulta fascinante asistir a la proyección invisible, a través de las décadas, en la que Klotz (y el soberbio guion de Elisabeth Perceval) madura la absurda (muy muy kafkiana) misión de Simon, encargado de RRHH (repugnantes siglas éstas) de una multinacional de evaluar psíquicamente al codirector de la empresa, Just, por orden no oficial del otro codirector, Rose. Efectivamente, pulsa APOCALYPSE NOW, y cómo dicha profundización psicológica afectará, sobre todo, al propio Simon, al tiempo que, completamente absorbido por las tremebundas revelaciones de Just, se ve incapaz de seguir con sus actividades normales y cae en una especie de iluminación nihilista. LA QUESTION HUMAINE es esto y mucho más, y me atrevo a afirmar que es una de las películas más complejas que he visto, un verdadero reto para entender resortes ocultos en las cloacas de despachos asépticos. Lo interesante es comprobar cómo cada persona extrae conclusiones diferentes, pues ésa es la mayor virtud de este fascinante film, su aterradora universalidad y casi incontestabilidad. Un viaje, no ya a ningún infierno, sino a una realidad que quizá sólo podamos soportar si seguimos concibiéndola de manera abstracta. Imprescindible.
Saludos cuestionables.

The neoliberal anthem

martes, 19 de junio de 2012

Tener o no tener #2



Ustedes simplemente lean el título de la reseña. O se tiene o no se tiene, y lo que tenía WALL STREET no lo tiene WALL STREET 2: MONEY NEVER SLEEPS. La primera era un certero retablo de maldades, iniquidades, almas vendidas y destrozadas y personas irredentas al borde del autoexterminio; esta ¿secuela? es otra cosa, otra película y hasta otro argumento distinto. Lo que Stone nos propone es complicado de digerir, porque tenemos a Gordon Gekko recién salido de la cárcel, firmando libros y dando conferencias, es decir: según Oliver Stone (o así lo supongo yo), a la mayor estafa de la Historia se le pueden poner cara, nombre y apellidos, encarcelarlo veinte años y a otra cosa. Demasiado fácil, porque Gekko era una hermanita de la caridad comparado con los gobiernos conniventes y los populismos encubiertos; él era muy malo, sí, pero al fin y al cabo no era más que un tipo que quería hacerse multimillonario sin un solo escrúpulo, mientras que el infierno estaba muy lejos de su despacho, precisamente en los despachos donde Stone jamás meterá una cámara. Jamás. Por lo tanto, teniendo en cuenta que la ingenuidad peyorativa le lleva a imaginarse una especie de broker antisistema ¿?, con la cara imberbe de Shia LaBeouf, que es mejor actor que Charlie Sheen pero es imposible que nos lo creamos, yo al menos no podía creérmelo. La cosa mejora ligeramente cada vez que interviene Josh Brolin, que es una especie de relevo de Gekko, pero como el protagonista es otro pues sale poco y carece de un peso real. En definitiva, que esta innecesaria segunda parte patina estrepitosamente por culpa de un incomprensible afán de concreción, lo que la inscribe más cerca del folletín estilo "Dallas" o "Dinastía" que de un desbrozamiento inteligente acerca de los porqués de que este sistema económico (y social) nos haya convertido en esclavos de nosotros mismos. Miren fijo y sostengan el pulso, puede que mañana sea otra cosa.
Saludos e Íbex.

Wall Street crash

lunes, 18 de junio de 2012

Tener o no tener #1



WALL STREET, de Oliver Stone, puede que sea, en toda la historia del cine, la película que más vigencia haya cobrado veinticinco años después de su realización. Ojo, no estoy diciendo que no haya envejecido, porque sí ha envejecido, pero es de resaltar el tino que el realizador estadounidense tuvo a la hora de programar una especie de bomba de implosión lista para estallar en cualquier momento. WALL STREET es lo que es, y ustedes se la saben de memoria; el frenético disparadero de las finanzas y un minucioso retrato de  su centro neurálgico, los depredadores, el todo o nada, todo por el dinero, nada si no lo posees. Y moverlo para poseerlo, mover un dinero que en realidad no existe, que son sólo números en una pantalla mediante la que toda una economía ha de sostenerse. Pero nadie hablaba de especulación antes, aquello era sólo la cuna del capitalismo, pero definir capitalismo produce un terror primario, sobre todo a quienes vivimos inmersos en el mismo. Stone filmó los mejores diálogos de su accidentada carrera mientras un engominado Michael Douglas hacía chocar acero y cristal con una mirada glacial y una sonrisa inhumana; la postura de Gordon Gekko no es meramente la de un especulador, sino la de un carnívoro a punto de rematar a su víctima tras oler sangre. La frase es que el dinero es bueno, lo que desvía la atención sobre si la gente que maneja el dinero es buena o perversa; aquí es donde el film alcanza sus mejores cotas y se emborracha de un expresionismo abstracto de pantallas, cifras, tirantes, papeles arrugados... Stone nos inquiere con su habitual arrogancia: "¿A quién diablos le importan los políticos ahora? Aquí es donde se cuece lo importante; éstos son los nuevos hechiceros, capaces de vender la nada como el todo..." Efectivamente, en 1987 todo esto podía ser una especie de juego cruel, un poco al sonido de Mailer haciendo sonar los zapatos junto a Kissinger; por desgracia, un tipo tan sospechoso como Oliver Stone se puso el traje de futurólogo... y acertó... Lástima que después se lo creyese como un mantra... Pero ésa es otra historia que les contaremos mañana...
Saludos fluctuantes.

A drug against Wall Street

sábado, 16 de junio de 2012

Aquellos maravillosos (e inconscientes) años



¿Se acuerdan de aquella peli que se llamaba NEAR DARK? Era chula ¿verdad? A algunos (unos pocos) nos gustó mucho su atrevida mezcla de cine ligerísimamente teen con una trama a medio camino entre lo vampiresco y una road movie pasada por los códigos del western más polvoriento; a los demás (llámense preadolescentes tipo THE GOONIES o STAND BY ME) les pasó más incómoda que desapercibida. Pero lo cierto es que la segunda película de Kathryn Bigelow, 25 años la contemplan (a la peli, no a ella) supuso una especie de microcataclismo respecto a lo que quedaba a mitad de camino de lo sesudo y lo meramente entertainment. Primero porque no se andaba con chiquitas ni con el tema sexual ni, por supuesto, con el meramente violento, casi más importante que el terrorífico; supongo que Bigelow, que siempre ha sido una cineasta obsesiva y pefeccionista, pensaba más en actualizar a Peckinpah que a clásicos del terror. Por ello, NEAR DARK adelantaba los juegos que más tarde ensayarían Tarantino o Boyle, por citar dos ejemplos preclaros; y mantiene su frescura casi intacta, con todo lo que hemos visto estos años. El reparto es tremendo, con Lance Henriksen y Bill Paxton perfectos en su labor de vampiros más que posmodernos intemporales, y sólo me chirría el rol protagonista de Adrian Pasdar, un actor más bien discreto y que cede ante el ímpetu de los dos mencionados. Tiene de todo: peleas, persecuciones, demostraciones de poder dialéctico y un romanticismo algo desencantado y que encaja de lujo con una atmósfera que siempre parece deambular al filo del crepúsculo... Y, no, no es un chiste barato... Recupérenla si pueden...
Saludos afilados.

Traveller in the night

viernes, 15 de junio de 2012

Ozu en Viernes #10



Si trazásemos una línea imaginaria que pudiese unir a cineastas tan aparentemente alejados como Ozu y Scorsese, creo que nuestra última oportunidad de hacerlo creíble pasaría por HIJOSEN NO ONNA (UNA MUJER FUERA DE LA LEY), donde podemos encontrar muchas de las constantes más reconocibles del cine del director neoyorquino. Tanto es así, que Ozu dispara esta difusa historia en varias direcciones, incluyendo el mundo de los mafiosos, el boxeo y el tráfico de influencias. Por supuesto esto es Yokohama años treinta, y por mucho que el cine negro americano estuviese en su pleno apogeo, la sintáctica predominante es, una vez más y fielmente, el cuento moral de redención y humildad frente a las tentaciones de la vida. Aquí, el tajo es más fuerte, si cabe, que en títulos pretéritos (y aquí comentados), y se refiere a la disquisitiva luz/oscuridad o arrepentimiento/abandono, mediante la que se nos narra por una parte la insulsa vida de una dependienta que mantiene a su hermano (les suena ¿no?) y que ha de aguantar los abusos de un jefe encaprichado, mientras el antes mencionado deja los estudios para dedicarse al boxeo de baja estofa. Por otro lado, el capo que controla, entre otras cosas, el gimnasio donde va el aspirante a púgil, tiene una novia que prefiere trabajar de mecanógrafa antes que ser una mantenida. Por el camino, el gángster se enamora de la hermanísima, ésta le coge el gusto a los revólveres, la despechada renuncia y el hermano descubre que su canijura no es apta para el cuadrilátero. El final nos remite, un poco destartaladamente, a unos Bonnie & Clyde nipones en aras del último golpe y retirada; sin embargo (lo avisábamos antes), el arrepentimiento todo lo puede, y ella tiene un súbito ataque de bondad, aunque previamente hayan desvalijado la empresa en la que trabajaba. Evidentemente, Scorsese todo esto lo hace mejor, pero no deja de resultarme curioso descubrir cómo incluso en los rincones más insospechados podemos advertir las huellas de directores posteriores y a cuyas habilidades dotábamos de una autoría ¡ay! tan escasa como sutil.
Yo les juro que la de el Viernes que viene también es muda. Saludos.

Heavy metal (is the law)

jueves, 14 de junio de 2012

Esos edificios donde nunca vivirás



El problema de MIENTRAS DUERMES (sí, no me miren así, que tiene algún problema) no es la historia que cuenta en sí misma; Balagueró ha demostrado suficiente solvencia para dotar de entidad a argumentos que hemos visto muchas veces, sea por sus atmósferas inquietantes, por darle tiempo a cada personaje o por su falta de prejuicios semánticos, puesto que no se pilla los dedos por tener que meter un chascarrillo si éste le sirve para hacer avanzar la historia. El problema (el síntoma, en el caso del cine español) es la nueva oportunidad perdida de haber indagado algo más en lo que yo creía intuir agradablemente en REC por detrás de los maquillajes y las hemoglobinas. Y es que el escenario es idéntico, y no puede ser casual (no debe), porque no hay contraplano en el caso del edificio: todo ha de transcurrir de puertas para adentro. Así, la excusa del virus y el contagio nos lleva a los terrenos de la insolidaridad, el racismo y un clasismo rancio pero que late tras las piedras de viejos edificios céntricos. En MIENTRAS DUERMES, Balagueró nos invita a quedarnos al lado de César, que es el psicópata, y no de la riada vecinal, tópica, sí, pero que no lo es por casualidad. Y me interesan menos el suspense, la truculencia y la atmósfera, menos que esa ambigüedad moral mediante la que un tipo tan despreciable como César podría llegar a tener incluso sus motivos para llegar a hacer lo que hace. Eso descoloca aún más que las visitas nocturnas y las trampas milimétricamente diseñadas, pero no olvidemos que Balagueró es español y no francés, así que el contenido rostro de Luis Tosar no "da paso a...", sino que "soporta a"; y todos esos maravillosos secundarios, en vez de dar cuenta de un estado de las cosas deplorable, decadente y miserable, quedan como comparsas de las increíbles andanzas de un majara solipsista y de paciencia casi ilimitada. Una lástima, porque los vestíbulos ya los conocemos, ahora nos hubiese gustado visitar algunos rincones más íntimos...
Saludos mientras tanto...

While you were sleeping

miércoles, 13 de junio de 2012

Cosas que no conocimos



Lewis John Carlino, breve cineasta, prometedor cineasta, desubicado cineasta, filmó en 1976 una sugestiva adaptación de la novela de Yukio Mishima, THE SAILOR WHO FELL FROM GRACE WITH THE SEA; compleja novela, por cierto. No era fácil empresa, por lo que Carlino, autor del guion, optó por "britanizar" el asunto, llevárselo a las costas de Devon y tramitar de manera un tanto hosca el cogollo del texto original, que versaba acerca de un marinero que encontraba (era Mishima, no olviden) una dulce perdición lejos del mar. Aquí, todo comienza plácidamente: Sarah Miles encarna a una recatada madre viuda treintañera, que se solaza cada noche frente a la foto del fallecido, sin sospechar que un fortuito agujero en la habitación de su esquivo hijo adolescente habrá de darle deleite visual al muchacho (aparte de descubrirnos los ocultos encantos de la Miles). Dicho chaval forma parte asimismo de un círculo secreto, compuesto por cinco compañeros de clase, que lidera un niñatillo bastante insoportable y siniestro, a partes iguales; entre crueles ritos de iniciación (evisceración gatuna inclusive) y ensalmos psudointelectualoides al amparo de revistas pornográficas, de repente arriba un barco al apacible puerto y un solícito marino le enseña la cubierta a madre e hijo y todo lo demás a la primera... Sinceramente, no es que la película no haya envejecido bien, que también; no es que chirríen las caras orgasmáticas de la Miles junto al monolítico careto de Kris Kristofferson, ni esos cuerpos enjutos y sudorosos, que también; lo chungo de esta prometedora película es lo mal que está montada, lo que da como resultado unos extraños anticlímax por doquier que van minando la paciencia del espectador menos avisado. Curiosamente, el final es lo mejor; una elegante elipsis que deja bastante mal cuerpo sin mostrar absolutamente nada, pero vista ahora apenas extraña que se haya quedado en una segunda división bastante oscura, sólo objeto de cinéfilos completistas y tipos que se excitan con aquellos Penthouse setenteros, de cuyas formas beben Carlino y su director de fotografía, Douglas Slocombe, que se despacha a gusto en la mencionada alcoba. Por cierto, si creen que el cartel promocional es terrible, no sé qué les parece la inefable traducción que se hizo de su título original... LOS DÍAS IMPUROS DEL EXTRANJERO... Eso no lo supera ni Joaquín Reyes...
Saludos de agua dulce.

The point of no return

martes, 12 de junio de 2012

Victimario



Hablábamos ayer mismo de un cierto tipo de cine que apenas necesita contar nada, sino que juega a la recreación de un tiempo (y un lugar) que parecería perdido en tinieblas y recuerdos confusos. Ahí precisamente podríamos enclavar L'APOLLONIDE (SOUVENIRS DE LA MAISON CLOSE), que aparenta querer narrar las vicisitudes de un grupo de prostitutas a caballo del final del siglo XIX y principios del XX, pero cuya exposición de un espacio único termina siendo el verdadero tema, el más interesante desde luego. Lo primero son los rostros, a los que Bertrand Bonello (sí, otro exquisito inédito en nuestro país, que tanto dice preocuparse por la cultura) confiere magnitud de mapa emocional, en algunos casos, como el de la prostituta desfigurada, rayando el paroxismo de un destino inmutable e implacablemente vigilado por una atípica Madame, viuda y con dos hijos pequeños que alternan como si tal con el grupo de meretrices. L'APOLLONIDE es como un sueño, o un recuerdo alterado, y puede que sus reiteraciones, que no son pocas, contribuyan a un ritmo cansino, pastoso y no muy fácil de digerir. A mí me parece una película excelente, pero entiendo que no hecha para todos los paladares; hay, dentro de su morosidad narrativa, algunos dardos escondidos y que casi hay que cazar al vuelo, como son esas frases entrecortadas, en voz baja, que hacen referencia al "ahí afuera", el interés mostrado por el origen de los ingresos de los clientes o las supuestas dificultades de la Madame para mantener a flote un negocio repleto de caprichos. Luego está el aspecto truculento, menos visible de lo que la "historia" permite, pero bien dosificado; el asunto del psicópata que desfigura a "La Judía" (todas las chicas poseen un apodo) es casi más un homenaje a UNFORGIVEN que a Paul Leni, pero sirve para subrayar un tono pesadillesco que emponzoña cada fotograma como una bocanada de aire rancio, aparte de un uso de la música cuanto menos polémico, ya que hay bailes al ritmo de los Moody Blues o el reivindicable Lee Moses. Todo encauzado hacia un final inesperado, que no revelaré, pero que se aleja del resto del film radicalmente para buscar desesperadamente el verdicto final del espectador; puede que vapuleado, embriagado o simplemente asqueado, pero nunca indiferente ante uno de los films más sugestivos de lo que llevamos de década; y digo yo que no es eso poco. Si pueden verla, véanla, pero no esperen ver nada que hayan visto antes; eso está ya muy visto...
Saludos enclaustrados.

Whore

lunes, 11 de junio de 2012

Tiempo suspendido



A mí me parece muy complicado hacer películas sobre baile, sobre bailarines, gente que baila al fin y al cabo; me parece difícil porque existe (o existió) el musical, donde el baile no es el tema sino la excusa sobre la que gira la infalibilidad de un mundo fantástico que no existe, una "imitación a la vida" que pretende mejorarla y hasta sublimarla, rozando en ocasiones el onirismo. Otra cosa son las entrañas del mundo del baile, que lo intentó, sobre todo, Bob Fosse, aunque el genial coreógrafo y director nunca se despegó realmente del alma más ortodoxa del musical. En ese sentido, una de las películas más inteligentes que he visto sobre la pasión misma de bailar, pero más aún, de sus alrededores y circunloquios sentimentales, es ROSELAND, de James Ivory. Y ROSELAND es uno de esos extraños ejercicios de sensibilidad en los que nos parece habitar en mitad de un sueño fuera del tiempo común, el que impera en la sala de baile a la que acuden puntualmente una serie de personajes en búsqueda (a menudo desesperada) de otra vida y otro rol más allá de la cotidianidad. El relato de Ruth Prawer Jhabvala es desmenuzado por el bisturí de Ivory y descentralizado casi episódicamente, pasando de un personaje a otro (aunque casi todos estén relacionados de una u otra forma), desde una mujer madura (magnífica Teresa Wright) que es incapaz de despegarse del fantasma de su marido fallecido, al que cree encontrar en la pareja de baile más inesperada; o un jovencísimo Christopher Walken (que ha dejado muestras sobradas de su soltura bailando), que interpreta a un tipo encantador aunque sin oficio ni beneficio, y que pasa el tiempo en el Roseland "al cuidado" de sus amigas, mujeres mayores que le mantienen por apenas unos minutos de baile. Todo con un cuidadísimo trabajo de fotografía y una colección de temas clásicos bien seleccionados. Una película que pasa por ser uno de los títulos menos recordados del director estadounidense, pero que, 35 años después, mantiene vigente su deliberada intemporalidad. Muy recomendable para descubrir.
Saludos acompasados.

Ballroom baby

domingo, 10 de junio de 2012

Rincón del freak #70: La Kurylenko y sus cositas



La Kurylenko viene a encarnar, como todos ustedes deberían saber ya, ese nuevo prototipo de femineidad venido del Este y que tuvo su particular génesis con una muchacha llamada Mila Jovovich. En fin, que aparte de parecer siempre cabreadas y a punto de pegarte una patada en los huevos, están muy buenas y, lo que es peor, lo saben, así que sus papeles vienen a borrar de un plumazo las exégesis de quienes bebíamos los vientos por unas Audrey Hepburn o Julie Christie de la vida; porque ellas eran dulces y solícitas, aleteaban más que parpadear y, efectivamente, jugaban mal al tenis, no como Sharapova, Kvitova y las demás "ovas", y en eso consistía su deliciosa presencia, aparte de sonreír mucho y muy bien. Así, el "modelo" actual nos pone en órbita a la mujer sin gracia natural pero capaz de mirar de tú a tú al macho de turno y disputarle un juego y hasta el set; el problema es que nadie ha caído en que a lo mejor todos los hombres no son unos trolls malolientes, maleducados y anacrónicamente machistas, que es la situación en la que me gustaría ver actuando a estas new century valkyrias, en una peli de Woody Allen, por ejemplo. La peli de hoy no tiene mucha importancia, se llama KIROT y va de eso, de una muchacha que está rodeada de explotadores hasta que cae en sus manos una pistola (vulgo: pipa) y sólo no mata mujeres, por lo que la carnicería estrógena queda servida para deleite de ciertos enfermos del ala que mastúrbanse viendo leches e improperios. Ah, el director tiene un problema psicótico con hacer pelis de tiburones; si no me creen, búsquenlo.
Saludos acojonados.

Bring out your dead

sábado, 9 de junio de 2012

Toma de temperatura



Ha muerto Ray Bradbury, así que en El Indéfilo no podíamos ser menos y teníamos la obligación de recordarle ¿Cómo? Pues comentando una de las adaptaciones cinematográficas más famosas de su extensa obra literaria. No estoy seguro de que FAHRENHEIT 451, el inesperado experimento que Françoise Truffaut ensayó en tierras británicas, sea la de mayor calidad, de hecho, poco rendimiento se le ha sacado a un autor de tanta calidad, pero quizá sí sea el intento más deliberado de encontrar una correspondencia entre palabra e imagen, sin reparar en en ortodoxias o concubinatos demodés. El título, como ustedes saben, hace referencia a la temperatura a la que arde el papel, lo que le sirvió a Bradbury para imaginar un futuro bastante pesimista, en el que los libros son considerados objetos peligrosos (de hecho, para todo sistema totalitario lo son), y por tanto se ha creado un cuerpo de bomberos (nótese la ironía) encargado de quemarlos hasta la total extinción de los mismos. El incendio, por tanto, es la cultura, y el Estado el que se ocupa de sofocarlo... En sí, FAHRENHEIT 451 tiene un recargamiento formal que ralentiza el ritmo y cuyos ensimismamientos aportan poco a lo que importa de verdad, que no es otra cosa que la denuncia del analfabetismo de estado. A esto hay que sumarle (o restarle) el hieratismo de Oskar Werner y la banda sonora de Bernard Herrmann, que no es uno de sus trabajos más afortunados. Yo les recomiendo, por supuesto, el libro, pero si son empecinados y curiosos (como servidor, no crean), entonces pueden solazarse, por ejemplo, con la angelical presencia de la señora más bella de la historia del celuloide, Doña Julie Christie en plenitud de facultades físicas e intelectuales, reivindicación de la que nunca nos cansamos en este humilde y servicial blog, ya saben... Y es que el que no se consuela es porque no quiere... o puede...
Saludos flamígeros.

Books are burning

viernes, 8 de junio de 2012

Ozu en Viernes #9



También de 1933, TOKYO NO ONNA es un curioso mediometraje (apenas 45 minutos), casi un cuento moral, en el que Ozu, en apenas un par de trazos, dibuja tanto las dificultades para salir adelante de dos hermanos que viven juntos, como los habituales encontronazos acerca del honor y la respetabilidad, tan caros a la tradición nipona. La historia nos cuenta cómo Ryoichi, el hermano, que es estudiante, se entera de cómo se gana la vida "realmente" Chikako, la hermana, mediante su joven sobrina, que a su vez es informada por su padre, que es el hermano mayor. Dejando a un lado los vaivenes familiares y lo complicado que resulta asimilar algunos resortes de la sociedad japonesa, Ozu propone en este film (recordemos, aún perteneciente a su larguísima etapa muda) cómo las buenas intenciones no sólo han de serlo, sino parecerlo. Así, y aunque nos choque, al "pobrecito" hermano pequeño no le parece bien que su hermana le sufrague todos los gastos sólo porque lo hace trabajando de noche en un cabaret, cuando le hace creer que cuida a un anciano. El exiguo metraje no da para explayarse en un tema de alto calado dramático, sin embargo, sí le alcanza a Ozu para introducir su habitual homenaje al cine hollywoodense; en esta ocasión, nada menos que una proyección a la que asisten los hermanos y que es un olvidado y muy curioso film coral llamado IF I HAD A MILLION, y más concretamente el dirigido nada menos que por Ernst Lubitsch y protagonizado por Charles Laughton; sólo por recordar esta joya merece la pena el visionado de un film, el de Ozu, al que le faltan minutos para desarrollar un poco más sus interesantes ideas.
Saludos en femenino.

Two lives

jueves, 7 de junio de 2012

Caballo de Troya



Si ayer mismo hacíamos referencia a un clarísimo exponente de la "nueva comedia escatológica americana", el caso de hay, aunque deba estar sujeto a múltiples matizaciones, y en una división absolutamente contrapuesta, sirve tanto o más para analizar realidades del cine actual, sus mutaciones en tanto que géneros o propuestas que emerjan de una realidad social ineludible. Por eso no me gustan las etiquetas, por lo mucho que se queda en el camino. Una película que creo que ha sido poco comprendida (no en Cannes, desde luego) fue HABEMUS PAPAM, de Nanni Moretti, del que debo aclarar antes que su cine espetado, de pocos desvíos ni ornamentos, no suele entusiasmarme. Y lo digo porque lo primero que aflora en boca de los críticos es la palabra "comedia", lo que no deja de asombrarme después de ver uno de los acercamientos más mordaces y certeros a la pantomima (la palabra es esa, no otra) de la iglesia católica, y más concretamente de su siniestro epicentro vaticano. Por supuesto que Moretti tira de sus habituales chascarrillos, a mitad de camino del verdulerismo mediterráneo y la flema británica, pero esto no es más que otro artificio para relajar la tensión, puesto que lo que se cuenta no es grave, sino gravísimo; y tanto es así, que si yo fuese creyente tendría serios quebraderos de cabeza con mi propia conciencia. No es el esperpéntico sistema de elección papal mostrado al principio, ni la caricaturesca disposición de los integrantes del cónclave (aumentados por el seco escepticismo del psicoanalista interpretado por el propio Moretti); como mucho menos el disperso deambular del Papa huido (excepcional Michel Piccoli) o el poco creíble torneo de balonvolea (pese a contener los momentos más estéticamente bellos del film). Lo que me interesó realmente de HABEMUS PAPAM es que el compendio de todo esto, su amalgama de drama, comedia, psicología de salón y vocación de análisis social, le sirve a un cineasta para penetrar donde difícilmente se permite hacerlo, que tampoco considero que sea El Vaticano en sí y como terreno físico, sino en el interior de esos hombres (porque lo son) castrados, apocados, vencidos por un peso que ni siquiera ellos mismos comprenden y apoltronados en un demencial sistema de jerarquías que si funciona es precisamente por la poca permeabilidad que siempre ha tenido. No, no es una obra maestra, ni mucho menos; y tiene fallos, imperfecciones y gran cantidad de licencias, pero Nanni Moretti, con su valentía casi casual, le ha demostrado al hombre común que nada (¡nada!) es intocable y, por lo tanto, sagrado. Eso, por sí solo, es impagable.
Habemus salutem.

Outlaw heaven

miércoles, 6 de junio de 2012

Háztelo tú mismo



Ahora que la comedia, para tener gracia, debe disfrazarse de infinidad de cosas, hacerse pasar por lo que no es para resultarle para resultarle divertida a un público cada vez más entrenado, hemos asistido a infinidad de hibridaciones y camaleonismos varios. Es la "nueva comedia", o lo que sea; pero también es un bombeo incesante de oxígeno al que probablemente sea el género más difícil de ejecutar con solvencia sin caer en la repetición ni la pseudo-parodia. Precisamente eso es lo que evita que algo tan extraño en principio como TENACIOUS D: THE PICK OF DESTINY quede en mera parodia, sin aportar nada por sí misma. Tenacious D es el grupo (en realidad un dúo) que Jack Black y Kyle Gass formaron a principios de los noventa, un poco por dar rienda suelta a su pasión por el heavy metal y un poco por joder la marrana, quizá el único grupo heavy sin guitarra eléctrica ni batería, y cuyo guitarrista parece salido de una barbacoa en el jardín de tu vecino. Con una legión de seguidores en todo el mundo, era cuestión de tiempo que se decidiesen, dada la condición de actor de Black, a reflejar su insólita peripecia en una película. En realidad, el argumento del film (la delirante búsqueda de una púa tallada de un diente del mismo diablo, que otorga a quien la usa el talento máximo del heavy metal...) no es más relevante que su condición misma, ya que a las conocidas habilidades de Jack Black hay que sumar un soterrado homenaje a todos esos músicos anónimos que se ganan la vida como pueden pero siempre mantienen intacta su pasión. Si no eres un fan puede que te rechinen esos dos tipos vestidos de la única manera que no se vestiría jamás un heavy, pero hay momentos impagables, como la hilarante "visita" del recientemente fallecido Ronnie James Dio a un Jack Black aún adolescente o el desternillante diablo interpretado nada menos que por Dave Grohl. Es tan garrula como sarcástica, y si tienes un mínimo de conocimientos musicales no te quedará más remedio que dejarte una sonrisilla permanente; así que si están hartos de que su blog favorito les recomiende ladrillazos de autor, no lo duden, TENACIOUS D: THE PICK OF DESTINY es magnífica para echar un rato de lo más divertido.
Saludos punteados.

My benefactor

martes, 5 de junio de 2012

Cohabitar en último término



Vengo de "De gusanos y lombrices", bitácora ineludible para no ser un palurdo (ni parecerlo), y he podido comprobar cómo, una vez más, el ingenio todo lo puede. Lo digo por la brillante exposición que Mr. Lombreeze ha hecho respecto de un título para mí deslumbrante y para él "pasto de estetas", que no es otro que el controvertido "caballo turinés", de Béla Tarr. Como tras dicha obra de arte se ha permitido el pasote de poner una película de karatekas indonesia... ¿?, pues me he dicho: "Ah, vale... así que era eso", y me he acordado de Apichatpong Weerasethakul, que no es indonesio sino tailandés, ya ha ganado una Palma de Oro y además hace unas películas muy chulas, aunque desde fuera parezcan ladrillos gafapastosos. En este sentido, su película más representativa me parece que es SYNDROMES AND A CENTURY, donde Weerasethakul impregna la pantalla de un perfume misterioso y evocador, el que es capaz de imaginar que podría ser el posible encuentro entre sus padres antes de conocerse. Pero olvídense (si es que lo han pensado) de Tarkovski, Dreyer o Bergman, porque el director tailandés tiene un sentido del humor absolutamente delicioso, lo que le lleva a situar la acción en un pequeño ambulatorio donde acuden los más diversos pacientes, en su mayoría monjes budistas, que finalmente se revelan como unos contadores de historias magníficos y con unas preocupaciones mucho más terrenales de lo que su ocupación nos pudiera hacer pensar. Así, mientras el médico le pregunta ruborizado a un viejo monje por cuestiones del espíritu, éste              
lo despacha con rapidez, porque tiene un dolor de muelas terrible; por no hablar del monje que sueña con ser un famoso DJ y que hace todo lo posible por conseguir un equipo de audio. Historias entrecruzadas con una suavidad inaudita y que no sólo confirma a Weerasethakul como un extraordinario y originalísimo narrador, sino que abre unas interesantes disyuntivas para afrontar la necesaria renovación del audiovisual, la que, precisamente, pueda mixturar géneros y corazonadas en busca incesante de eso que llamamos arte. Véanla porque es muy buena, no por otra cosa.
Saludos del siglo.

Floating veins

lunes, 4 de junio de 2012

Nehorror



Varias cosas. Primero, perdón por el palabro del título, pero debía ponerlo. Después, entre HAUTE TENSION y CALVAIRE hay un mundo (o varios) de calidad e intención, incluso de impostura. Prosigo. Entre el principio y el final de CALVAIRE (nunca el título de una película fue tan elocuente), uno atraviesa un único estado de ánimo, llamado desasosiego, pero hay toda una gama cromática en cuanto a climas, ases en la manga, dominio del ritmo y clarificaciones inmediatas. Concluyo. CALVAIRE, ocho años después de su realización, no se ha estrenado ni distribuido en España ¿Las razones?... Pues no sé, la verdad, pero no creo que pueda atribuirse a su (falta de) calidad... como si eso importara aquí... Resumiendo. CALVAIRE es una película realmente terrorífica, y lo es porque pese a ir de cabeza hacia todos y cada uno de los topicazos del cine de terror reciente, y más concretamente el europeo, y aún más concretamente el francés, los elude todos con soltura e imaginación; básicamente por dos cuestiones, que son el extraordinario trabajo de los actores (grandes actores, por cierto), sobre todo un trío compuesto nada menos que por Laurent Lucas y Jackie Berroyer, que soportan casi todo el peso protagonista en un tour de force espectacular, y el grandísimo Philippe Nahon, que aparece ya al final pero que da la puntilla con acierto. CALVAIRE no es más (ni menos) que el enésimo relato acerca de un incauto que se adentra en territorios apartados (aquí un estrafalario cantante que actúa en geriátricos) y cae víctima del loco de turno, al que iremos descubriendo poco a poco y sin que su culpabilidad quede clara hasta casi el final. Es precisamente esta paciencia, nada habitual en el género, la que da al film ese sabor tan especial a película madurada, pensada y ejecutada en plenitud de facultades. Además, hay varias secuencias que a mí sí que me resultaron impactantes y que curiosamente no son estruendosas ni, como suele pasar; Du Welz prefiere que la imaginación del espectador funcione por sí misma la tensión no estalle, sino que se muestre con toda su macabra dureza, que en este film es mucha. Perentoria recomendación que les hago si es que no la han podido ver aún (que sería lo más normal), pero si lo pasan mal a mí no me culpen. Avisados quedan.
Saludos sufridos.

Calvario

domingo, 3 de junio de 2012

Rincón del freak #69: Serie Z{ el concepto



A ver, entre ustedes y yo... ¡Corman las tiene muchísimo mejores! Y eso que LAST WOMAN ON EARTH, ya desde su impactante cartel publicitario, su innovador planteamiento (para la época lo era), sus frases cargadas de nihilismo y algunas imágenes panorámicas con verdadera intención, tenía todas las papeletas para haberse convertido (50 años ha tenido para ello) en un clásico de referencia. Sin embargo, y sólo exceptuando a los freaks devoradores de este tipo de cine, el tiempo ha ido sepultando una película que adelantaba un género (el apocalíptico) que tan de actualidad está ahora mismo. Fuese porque ese mismo año Corman rodó dos de sus mejores cintas (HOUSE OF USHER y THE LITTLE SHOP OF HORRORS) o por las tensiones que tuvo a la hora de elaborar el guion con el también protagonista Robert Towne, el caso es que este extraño refrito del mito de Eva es tan ingenuo como descabellado; algo que queda de manifiesto no ya en el absurdo "incidente" (nótese que las comillas no son casuales) que provoca la extinción de la raza humana en lo que dura una inmersión submarina, ni que sea dicha inmersión la que libre a los tres protagonistas de un fatal destino, sino en la poco menos que risible tranquilidad con la que dicho trío se pasea por calles repletas de cadáveres (lo de "repletas" lo pongo yo...) y la indecisión para hacer qué y según quién. Pero sobre todo chirrían algunas reflexiones en voz alta en plan "Si Dios hubiese decidido..." o "El libre albedrío lo decide cada cuál...". No recuerdo las frases exactas, pero sí la sensación de "Joder, Roger. Con lo bien que te salen los números musicales...". En fin, una curiosidad más con pátina de rareza de aquellos tiempos, pero no está entre lo mejor de su director para nada ¿Lo mejor? Con muchísima diferencia, el cartel.
Saludos extinguidos.

Woman of the world

sábado, 2 de junio de 2012

Etiquetas de desvío



Yo, verán ustedes, de verdad que no es por tocar los cojones ni ir contra toda corriente, sino que siempre siento irrefrenables impulsos de escribir exactamente lo que pienso y siento, sin importarme lo que veo en otr@s, seguramente más y mejor informad@s que yo. Sí, así es. Y por eso, después de ver una película que sí existe, aunque la gente crea que no es así, yo debo decir lo que me ha parecido. La película en cuestión es LUNA CALIENTE, la última hasta el momento de Vicente Aranda, nombre otrora reverenciado en la oficialidad del cinematógrafo patrio y hoy poco más que un chochales que parece resistirse a colgar las botas. Lo normal es que yo estuviese hablando aquí del inframundo, de lodazales en los que flotan inmundicias y secreciones entre pompas de verde reventante; sin embargo, a mí LUNA CALIENTE (aunque sólo sea por burda comparación con sus otros trabajos recientes [y aunque esto comprenda un arco de unos 15 años]) no me ha disgustado tanto como esperaba. Es más, me atrevo a decir que puede ser uno de sus trabajos más divertidos y desprejuiciados. El problema (y no me parece baladí el asunto) son las etiquetas que tanto nos gustan; lean, "Thriller, años 70" y ya está todo perdido, en serio. LUNA CALIENTE no es un thriller, sino una comedia negra y con zarpazos psicológicos importantes, aunque ahí, en el retrato personal, reconozco que hace aguas abundantes. Así, lo de menos es si se va a denunciar o no al franquismo (aquí ya en sus últimos momentos), sino qué pasos son los que conducen a un autoexiliado con cierto prestigio de vuelta a su ciudad de provincias y cómo una simple cuestión de hormonas le lleva a sufrir "una serie de catastróficas desdichas" casi sin darse cuenta y que no revelaré aquí, claro. La gracia está en cómo Aranda logra denunciar más y mejor precisamente haciendo lo contrario, que es cómo un sistema corrompido es incapaz de enjuiciar a un ser igualmente corrompido, ya que está ocupado enjuiciando y represaliando a los que actúan de buena fe. Por supuesto que tiene fallos, y licencias todas las que quieran, pero no se hace pesada y parte de un bocado literario realmente jugoso; yo, sinceramente, ni me la esperaba, pero si deciden verla puede que les sorprenda este Vicente Aranda con menos ínfulas que de costumbre, pero al que ya, desgraciadamente, no salva ni el pañuelo del presidente...
Tórridos saludos.

Teary eyes and bloody lips

viernes, 1 de junio de 2012

Ozu en Viernes #8



DEKIGOKORO, de 1933, tampoco aporta grandes novedades respecto al montante de la filmografía de Yasujiro Ozu en su etapa muda; si acaso, el hecho de que las vicisitudes las sufra un viudo borrachín y de pocas luces que queda al cargo de su único hijo. Es ésta una película esquiva, que casi da la impresión de haber sido montada por diferentes personalidades y en la que el punto de vista está escindido hasta que, ya avanzado el metraje, Ozu parece decantarse por quedarse con el susodicho, en detrimento del resto de personajes. Y eso que la historia, al principio, parece ir por el lado de una imposible rivalidad entre dicho viudo y su mejor amigo, compañero en la fábrica donde trabajan, y varios años más joven. Ambos frecuentan una taberna regentada por una señora que hace las veces de mesonera y celestina, puesto que su intención (no me pregunten por qué) es casar a la joven que tiene contratada. El viudo, claro, se siente solo y le tira los tejos, pero finalmente ha de entender que los planes eran otros y que hay que dejar paso a la juventud... Y lo escribo así por ahorrar tiempo y espacio. A todo esto, el niño (bastante insoportable, como todos los niños de las películas de Ozu) coge la paga del viejo y se lo gasta todo en chucherías, se indigesta y han de llamar al médico (otro clásico), lo que aprovecha Ozu para volver a mostrarnos por enésima vez unas bolsitas muy aparentes que colgaban de un palo y quedaban justo en la frente del enfermo... cosas de japos. Total, que parece ser que en aquellos años no había Seguridad Social, así que el médico le sale por un ojo de la cara al padre y, en un arreón final de buenos sentimientos, todo el mundo arrima el hombro, aunque el que termina poniendo la pastora es... ¿¡el barbero?!, y para poder devolverle el dinero alguien debe embarcarse dirección Hokkaido... Además hay un chiste: "Papaá ¿por qué el agua del mar es salada?... ¡Por el sal-món!"... Lo dicho, cosas del sol naciente, que les debe dar en la nuca todo el tiempo...
Saludos caprichosos.

Fancy

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!