Mostrando entradas con la etiqueta Buster Keaton. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Buster Keaton. Mostrar todas las entradas
jueves, 2 de agosto de 2012
El vecino a palos
Menos "ingenua" de lo que cabría esperar de un slapstick de la época, y teniendo en cuenta a su productor, Joseph Schenck, OUR HOSPITALITY es una película que en apenas una hora y cuarto sintetiza todo el recelo y hostilidad de un país en el que confluían estirpes de lo más variopintas provenientes de Europa; gentes en su mayoría no demasiado dispuestas a compartir cualquier pequeña conquista conseguida. Así, el principio no es en absoluto una comedia, sino más bien un sangriento tiroteo entre dos familias, los Canfield y los McKay, que no están dispuestos a entenderse. 20 años después, el joven Willie McKay, que escapó milagrosamente de la masacre, vuelve tras su impecable educación en Nueva York para reclamar su herencia familiar y sin conocer el odio ancestral que le espera por parte de los Canfield, que son los dueños de la práctica totalidad del pueblo. Ahí el film da un giro absoluto y comienza el show de Keaton. Carruajes destartalados, persecuciones llenas de casualidades salvadoras, las inefables locomotoras (con vías desmontables incluidas) y el improbable romance surgido entre el propio Willie y la joven Virginia Canfield, lo que obliga, según las leyes de la hospitalidad sureñas, a aceptarle como huésped y no poder causarle daño alguno mientras se encuentre bajo su techo. Es cierto que el film se vuelca hacia las habilidades cómicas de Keaton, pero uno no puede evitar una sensación de inquietud, puesto que la mayoría de truculencias son mostradas con una naturalidad perfectamente aceptada; es cierto que se hace hincapié en el "especial" talante sureño, pero no podemos hablar aquí de comedia negra, sino de una abrupta disrupción tonal, puede que impensable en estos tiempos nuestros tan políticamente correctos.
Saludos hospitalarios.
viernes, 30 de enero de 2009
Cara de palo

Si THE GENERAL es una de las obras más importantes del cine de todos los tiempos, no es, desde luego, por hablar de temas "trascendentales" ni grandilocuentes. La cosa no puede ser más sencilla: Un tipo bastante pazguato, pero íntegro hasta la médula, que trabaja como maquinista de uno de aquellos cacharros humeantes, ve tambalearse su mundo cuando su supuesta amada lo acusa de cobarde al ser rechazado por el ejército sureño al pretender alistarse para la guerra de secesión; la verdadera razón es la carencia de maquinistas, pero el desencadenante ya está planteado de manera perfecta. Buster Keaton despliega tal abanico de recursos en pantalla, que el espectador avispado (y abrumado) sólo puede disfrutar del espectáculo ¿Cine comercial? ¡Por supuesto! Si yo nunca he estado en contra del entretenimiento, sólo de la mediocridad y la repetición burda. O mejor: si lo que queremos es erudición, entonces... Tarkovski, Bergman, Antonioni y poco más; lo que no quita que Keaton, intentando divertir a toda costa, consiga una de esas joyas inmortales e intocables. Según mis parámetros, toda una obra de arte. Sí señor.
Saludos a toda máquina.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
¡Cuidao con mis primos!