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viernes, 14 de mayo de 2021

Disfruten lo votado


 

Se comienza por darle confianza a un incapaz, y luego éste se cree investido de valores que no posee. Se empieza alabando películas de superhéroes (que son lo que son), y se termina rebuscando en el manual del autor, que alguno habrá, a la caza de esos otros talentos, los que no dan taquilla pero ambarizan por sobre las generaciones y las evitadas sorpresas estructurales. CHERRY es una película horrible, y muy larga, y muy aburrida, y muy tonta. Tanto como sus personajes, jugando a ser hombrecitos en un contexto que no pasa de un jardín de infancia coreografiado en los límites de sus posibilidades, pocas para dos horas y media. No he leído el libro autobiográfico de Nico Walker, pero me resulta difícil creer que su peripecia vital se parezca en algo a esta pantomima. No digo que no haya pasado por los mismos episodios, sino que han debido ser muy diferentes, seguro que sin ningún aderezo ni preciosismo. Los hermanos Russo han erigido una especie de DOS TONTOS MUY TONTOS, pero vendiéndolo como algo serio. Y peor: cuando ensayan el tono satírico, digamos para emular una comedia negra, ni tienen gracia ni son capaces de ofrecer un solo fotograma que no nos remita a algo que hemos visto ya en otra parte, y normalmente mejor hecho. Y desisto de seguir hablando de esta abominación, porque además he descubierto de dónde me ha venido esta deslavazada asociación de ideas: ya nadie se acuerda, pero estos señores fueron los responsables de aquello de TÚ, YO Y AHORA... DUPREE.
Pues eso.
Saludos.

lunes, 5 de agosto de 2019

¿Fin de fiesta?



En fin, se acabaron las vacaciones, los sesteos, la tranquilidad de vivir sin cobertura y de aplazar las cosas porque sí. Por tanto se me ocurrió empezar este curso post-vacacional con un hitazo como AVENGERS: ENDGAME, no por nada en especial, sino por constatar que siempre me gustó empezar grande e ir ajustando las cosas a su debido tiempo. Y tiempo es el que se toman los hermanos Russo (tres horas, para ser exactos) para abrochar una saga que yo no considero tal, sino que más bien aprovecha toda la parafernalia de la saga (esta sí) del "Guantelete del Infinito", para cohesionar en una todas las tramas abiertas en un puñado de películas, crossovers, "origins" y cuantas cosas se le ocurrieran a la Marvel para mantener a flote una épica desbordante y que cumplía la vieja fantasía mitómana de vestir de elegantes sedas lo que no es más que un entretenimiento. Entretenimiento de lujo, dirán algunos, y es posible, pero que también es necesario desgranar en las dosis ofrecidas, que es el verdadero meollo de este inabarcable batiburrillo. Voy a intentarlo, pero no prometo nada...
Primero, todo se abre desde una desolación apocalíptica, en la que los personajes parecen desorientados, lo cuál es bastante lógico: Thanos ha eliminado a la mitad de los seres del universo. En este inicio casi no parece que estemos en una peli de superhéroes, sino un alegato antibelicista, en el que lo complicado ahora es asimilar las incontables pérdidas.
Por tanto, la primera hora es un deambular cansino y que por supuesto adolece de tener que tirar de un guion chabacano para transimitir profundidad de sentimientos, que en este tipo de historias queda como cursi. A ello le sigue una recompostura que, inexplicablemente, se hace a toda prisa y cuando aún quedan dos horazas de función. Los guionistas se atreven a introducir motivos más o menos cómicos (Thor, sobre todo) y ya intuimos que va a haber un nudo gordiano que (lástima) nos van a hacer pasar por ingenioso, cuando lo único que llega es un embrollo agudizado por la manteca de hacer una máquina del tiempo en una tarde...
Pero bueno, al menos nos han reservado una horita para lo que todos habíamos comprado las palomitas, que no es otra cosa que la hora de los mamporros. En esta ocasión más grande y más ruidosa que nunca, con más personajes que nunca y con menos sutilezas, que hemos venido a ver cómo nos partimos la cara y punto.
El final (tranquilos, que no lo desvelaré) rebaja sensiblemente la nota, porque de nuevo vamos a la épica de los sacrificios, a los saved by the bell y a las humaredas tras un escudo roto... Así que ustedes salen contentos, yo me reafirmo en que esto se podía haber acabado antes y nos seguimos preparando para la nueva hornada de títulos Marvel, porque esto no se acaba aquí, y menos tras unas cifras que son aún más mareantes que algunos movimientos de cámara.
Es lo que es. Ni buena ni mala. Lo que es.
Saludos, y bienvenidos de nuevo.

miércoles, 24 de octubre de 2018

Operación ópera



Más alta, más grande, más fuerte. Frase recurrente, pero adecuada para encontrar una descripción adecuada a la deriva de la franquicia "Vengadores", cuya magnitud corre el riesgo de morir por sobredosis de omnisciencia. No se puede estar en todas partes, ni siquiera en dos horas y media, y AVENGERS: INFINITY WARS se resiente de ello, de tener que mostrar tanto y demasiado en un film que no me parece desdeñable, pero que comete el error de adoptar la imposible forma de una Space Opera de tarima flotante; esto es: parece un cruce entre Star Wars, Braveheart, Hamlet, Lío en los grandes almacenes y El Anillo del Nibelungo... Demasiado, me parece a mí, al menos para no perder detalle de lo que se nos cuenta, que no es tanto, pero sí muy disperso. Lo que se nos cuenta es que Thanos (por fin un villano de altura) pretende restablecer el equilibrio del universo a lo bestia, que es aniquilando a la mitad de todos los seres vivos. Para ello cuenta con el famoso "Guantelete del Infinito", que puede albergar seis gemas que otorgan un poder casi absoluto... Blablabla... Ok, lo hemos visto tantas veces que no hace falta regodearse, pero precisamente lo que hacen los Russo es revolcarse en su propia amplitud de medios y olvidarse del aspecto fundamental por el que empezamos a amar a este grupo de superhéroes: el guion. La introducción, por ejemplo, de la irreverencia de los Guardianes de la Galaxia, asfixia la creatividad en los diálogos de un Spiderman, Thor o un Tony Stark increíblemente circunspecto, y es el estupendo Benedict Cumberbatch el que les come la tostada sin dificultad. El film, para entendernos, es fuego de artificio del bueno, del brillante, pero es inútil buscar aquí un gran relato, no tanto como aquel que concibió hace ya un cuarto de siglo ese magnífico guionista y creador que siempre ha sido Jim Starlin. Lo único que espero para su continuación es que recuperen su espíritu, además de no obviar a la figura clave de todo este entramado, por muy complejo que sea abordar a Adam Warlock, claro...
Saludos.

martes, 18 de octubre de 2016

De cabreo en cabreo



Bueno, pues sigamos repasando el torbellino de producciones "superheroicas", que no son pocas las de esta temporada, con CAPTAIN AMERICA: CIVIL WAR, que muy bien podría haber engrosado la lista de LOS VENGADORES, por la cantidad de personajes incorporados. Con un poco de mala saña, lo que me hubiese venido a la cabeza es el equivalente al Batman Vs. Superman marveliano, puesto que el eje principal de esta película es un choque de pareceres entre Iron Man y el Capi, uno porque asume el fracaso de los incontables daños colaterales de sus actuaciones y el otro porque considera que son la única alternativa válida para frenar una amenaza para la que el mundo no está preparado. Estas cosas, ustedes saben, son muy pomposas y visten mucho, pero en realidad lo que nos interesa no es un tratado sobre geopolítica, sino ver a unos tipos en traje de neopreno dándose mamporros, y si es entre ellos la diversión aumenta. Ahora bien, el film ideado por los hermanos Russo aparca falsas solemnidades y tira de humor cada vez que puede (a mí este Spiderman ya se me parece más al de los comics, Downey Jr. sigue en su línea y Paul Rudd literalmente se sale de la pantalla...), facturando un producto altamente disfrutable y cuyas dos horas y media pasan volando. Sí, de nuevo Marvel se la cuela a DC, demuestra que lo de los comics de superhéroes es para pasarlo bien, o tienes que contratar a Alan Moore o a Frank Miller, claro...
El cabreo del título es el que pillan los dos protagonistas el uno con el otro, por supuesto.
Saludos.

martes, 2 de septiembre de 2014

Gamberradas en modo píxel



La anécdota no deja de ser sorprendente por habitual. Mi hija misterea su vajilla ocular al son-son de unas imágenes espectaculares: láseres, explotidos y robots relucientes que descargan su ira en forma de "Ikaruga" (neófitos, abstenerse). Yo, reojo, ocupado en dichosas redacciones (dichosas, he dicho) y laberúnculos monitorales; ruido, dilema con el género de la cena, sopor a 23º artificiales. De repente exclama: ¡Te lo dije, papá. Era un juego!... Y para PS4, incluyo. Y reconozco que, por un momento, creí que "aquéllo" era una película, independientemente de su calidad intrínseca, pero film al fin y al cabo. Desconozco si antes fue el huevo o la gallina (aunque mantengo la teoría de la evolución, claro), pero lo potencialmente positivo podría gilgameshizarse de forma casi inconsciente; es decir: no ya que un producto presentado como cine contenga un 85% de elementos provenientes de los videojuegos, sino que ya (y esto entristece incluso a mis orquídeas) no podamos despegar un cine-tipo (aventuras, superhéroes, monstruos varios...) de esa precisa imagen imprecisa. Imaginen: el mismo brillo metálico, la misma gestualidad neutra, el mismo silbar atmosférico alrededor del neopreno... Aburrido ¿no? Vale, pues yo vi CAPTAIN AMERICA: THE WINTER SOLDIER y me pasó en un suspiro, o sea, que lo pasé moderadamente bien, pero de repente tuve toda esa impresión comprimida en una secuencia (muy al principio) en la que un solo ser humano devasta un acorazado repleto de supersoldados; y no lo digo porque un superhéroe tan molón como el Capitán América no pueda hacerlo... Es que las viñetas, aquella secuencialidad que paladeábamos con fruición, era hipnosis consensuada, y esto casi una eyaculación facial... ¡Zas!...
Saludos.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!