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martes, 28 de enero de 2020

Este cuento se ha acabado



Creo que hay un consenso generalizado alrededor de MALEFICENT: MISTRESS OF EVIL, que de alguna manera intentaba aumentar la buena acogida que obtuvo la película original, y cuyo mayor mérito era darle la vuelta por completo al cuento de Perrault, e incluso al clásico animado de Disney. Efectivamente, lo que me ha dicho todo el mundo que ha ido a verla es que no hacía falta, porque no hay ni un gramo de aquella inteligente sorna, y sí un "producto" milimétricamente diseñado para cumplir su función de aventura para toda la familia. Los efectos digitales son correctos, hay un magnífico (y desaprovechado) elenco, y uno ya se conoce los trucos de guion. Desgraciadamente, sólo hay un par de momentos que realmente valgan la pena en este film facilísimo de olvidar, y pertenecen exclusivamente al extraño deleite de contemplar a una maduras Angelina Jolie y Michelle Pfeiffer lanzarse invectivas entre miradas y palabras envenenadas. El problema de la Disney es que no suele ir casi nunca por ahí, porque entonces habríamos visto otra película, y probablemente mejor.
Saludos.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Aguas profundas



No he tenido la suerte de ver el mítico documental que el aventurero (usar otra palabra nos dejaría a la mitad) noruego Thor Heyerdahl dejó como legado, en 1950, de su impresionante proeza, nada menos que cruzar el Pacífico en una balsa desde la costa de Perú hasta la Polinesia, y demostrar así su teoría de que sus pobladores proceden de América y no de Asia. Ahora nos llega una curiosa producción noruega que retoma  el mismo tema solo que dramatizado, y que compitió (es un decir) por el oscar a película de habla no inglesa. KON-TIKI, nombre de la embarcación, es un puro y duro film de aventuras al estilo más clasicote, con sus ventajas e inconvenientes. Las ventajas provienen de no marearse demasiado el coco con prospecciones extrasensoriales y centrarse en la extraordinaria peripecia de unos tipos, todo hay que decirlo, bastante inconscientes. La fotografía, sobria y colorista, cumple su cometido de documental de National Geographic estilizado y hay un par de escenas francamente bien rodadas, como la visita del gigantesco tiburón ballena o el paso por el arrecife; sin embargo, en el debe queda su torpe dirección de actores (de inexpresividad típicamente nórdica) y un abuso de la calma chicha que la deja, las más de las veces, en un como sopor que deja al espectador flotando a la deriva... No es ninguna maravilla pero entretiene más que la de Ang Lee... y con menos gilipolleces...
Saludos balseros.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!