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jueves, 3 de julio de 2025

Ay de los bienintencionados


 

Me sabe mal no ensalzar más una película como MALDOROR, que en Sitges dejó igualmente dividido a un público que se debatía entre la incuestionable calidad del film y la urgente necesidad de una sabia tijera en su montaje, que extendía su metraje hasta unas dos horas y medias no tan excesivas como mal repartidas. Fabrice Du Welz, cineasta tendente a recrear lo escabroso sin medias tintas, se sumerge aquí en uno de los casos más terribles acaecidos en Bélgica en los años noventa, cuando una red de pederastia, que incluía a políticos, magistrados y policías, estuvo campando a sus anchas precisamente por una incomprensible política policial, que diluía las competencias en burocracias sin sentido. Du Welz lo dramatiza con su estilo, a la vez conciso y barroco, a la búsqueda de un "gran policial" de altos vuelos, un relato total que no sólo expone una trama repleta de personajes miserables, sino que actúa por y mediante la mirada de su protagonista, un joven policía que se resiste a formar parte de un sistema que literalmente parece mirar al lado más cómodo, con tal de no mancharse. Aquí todo está manchado, corrupto, atravesado por una miseria moral que casi puede tocarse, y en la que el idealista Paul inicia un descenso a los infiernos nunca súbita, sino penosa, como caminar en arenas movedizas. 
La recomiendo pese a todo, a su extraño discurrir, que por momentos es detallista sólo para dejar esos detalles suspendidos; y pese a que Welz no consigue encontrar un tono exacto, divagando entre el thriller ponzoñoso y un relato de terror anclado en lo cotidiano. La distribución, ya se sabe, tampoco le ha hecho justicia, pero ya contábamos con eso.
Saludos.

lunes, 3 de junio de 2024

Sangre y leche


 

Baloji es un músico belga, de origen congoleño, que se alzó con el galardón a mejor director en Sitges con su ópera prima, un exuberante retablo de impecable factura visual, aunque una narrativa algo confusa. AUGURE es una mirada nada condescendiente a un país africano, el Congo, emancipado ya del colonialismo belga pero no de sus viejos fantasmas. Un territorio de supersticiones, donde las celebraciones o las ruinas responden a planes preconcebidos desde ese otro mundo de fantasmas y demonios, al cual llega Koffi, que se marchó dos décadas atrás a Bélgica, con la intención de reconciliarse con su familia, entregarles una dote y presentarles a su novia, embarazada de gemelos. El lema de la película parte de ahí, de la colisión entre la razón del mundo moderno y las cadenas invisibles y atávicas de la tradición, donde se dan la mano la brujería y los rituales, blancos o negros. El film, insisto, tiene una factura visual magnífica, poco recargada para el tema que aborda, y contiene algunos momentos emocionantes, aunque se hace arduo entrar en la amalgama de historias cruzadas, que llegan incluso a confundirse unas con otras. No es una película grandiosa, ni creo que lo pretenda, pero sí una mirada muy interesante, a veces reveladora, sobre esas otras culturas que normalmente tenemos tan alejadas y nos son tan desconocidas.
Saludos.

lunes, 4 de diciembre de 2023

Horror subterráneo


 

Película sin pretensiones más allá de ofrecer un relato de terror de los de toda la vida, lo mejor que se puede decir de DEEP FEAR es que su factura técnica no desentona, o que su historia, sin meterse en vericuetos dificultosos, recuerda a un terror de otro tiempo, cuando la serie B apenas aspiraba a ser un entretenimiento digno. El argumento nos remite a otros que nos suenan al instante: grupo de jóvenes turistas (aquí belgas en París) que decide hacer una visita a los intrincados pasadizos de las catacumbas de dicha ciudad, encontrándose con "algo" que no esperaban. Tiene varios puntos fuertes, como su reducida duración, o que el director sea capaz de mantener la tensión sin recurrir a grandes efectismos y reservando el plato fuerte para los últimos minutos. Por contra, hay algunas decisiones inverosímiles, que aluden a la inexperiencia, y en un momento dado, si no se entra en la historia, parece un corto alargado. 
Perfecta para hacer bulto en Sitges, y poco más.
Saludos.

martes, 11 de julio de 2023

La locura un día


 

Traigo hoy una película extrañamente olvidada, y que merece ser reivindicada por su honestidad casi documental, tanto como por su extraordinario esfuerzo técnico, en el que la austeridad cobra inusitada exuberancia visual. LE JOUR OU DIEU EST PARTI EN VOYAGE es el elocuente título de esta pesadilla en tiempo real, que nos traslada a los horripilantes sucesos que se desencadenaron en Ruanda el 7 de Abril de 1994; una masacre monstruosa, que debió hacer temblar los cimientos del primer mundo, que asistía con estupefacción (y sin mover un dedo) a una de las mayores atrocidades de la humanidad. Sin embargo, alejado de cualquier tentación grandilocuente, el belga Philippe Van Leeuw se sube a lomos del extraordinario trabajo de la actriz Ruth Keza Nirere, que compone un extático y contenido paisaje de la desolación más absoluta. Partiendo de la miserable huida de la familia belga para quienes trabaja, Jacqueline se ve obligada a esconderse, huir de los asesinos, vagar por la selva e intentar sobrevivir a la incertidumbre de cada día. Prácticamente sin diálogos, el film se mueve por una fisicidad insoportable, como si realmente acompañáramos a Jacqueline en el martirio de no saber si vivirá otro día. Es un desgarrador relato, que en 2009 fue de los títulos más celebrados, por ejemplo, en San Sebastián, pero que la a veces injusta memoria colectiva ha sepultado sin que sepamos muy bien por qué. Horrible analogía, por cierto...
Saludos.

sábado, 4 de marzo de 2023

Dentro del agujero negro


 

Hay películas que se atreven a ir un paso más allá, mirar donde casi nadie se asoma, como si necesitasen delinear los contornos del abismo. DE BEHANDELING (EL TRATAMIENTO) es una película belga de 2014, ganadora en Sitges, y que aborda el terrible asunto de la pedofilia de la manera más cruda y descarnada posible. De hecho, más bien parece que el director Hans Herbots prefiere prescindir de una narrativa más inteligible, en pos de afrontar sin filtros esta terrible cuestión. El protagonista, Nick Cafmeyer, es un inspector de policía, tenaz e hierático, que arrastra un traumático pasado, en el que su hermano Bjorn desapareció, aunque nunca se pudo demostrar que el siniestro personaje que lo hizo fuese el responsable, por lo que ha estado en libertad durante los últimos 25 años. De repente, dos hechos se encadenan, despertando las alarmas en Cafmeyer. Un nuevo depredador ha hecho acto de presencia, llegando a tener secuestrada una familia entera, y Plettinckx, del que está convencido de su culpabilidad, se deja ver impúdicamente por el domicilio del inspector, torturándole con la incertidumbre. Si son ustedes especialmente sensibles es mejor que no se acerquen a este controvertido descenso a los infiernos, que además es un magnífico ejercicio de cine negro negrísimo. De hecho, podrían haber dado una advertencia nada más empezar: "Abandonen toda esperanza".
Tremenda, casi insoportable de ver.
Saludos.

sábado, 12 de noviembre de 2022

Hacia donde podríamos ir


 

Otra de las películas presentadas en el último festival de Sitges fue VESPER, una fantasía distópica que intenta marcar un camino a seguir, y que contiene multitud de hallazgos, pero que sucumbe ante un discurso excesivamente autista, que no deja fluir la narración y alarga sus dos horas innecesariamente. Pero hay cosas muy buenas en VESPER, como el mensaje implícito en su pesimista discurso, que presenta una sociedad barrida del mapa, enfrentada a un biosistema inexistente, y que la relega a luchar constantemente contra enfermedades y mutaciones. La protagonista es una joven que cuida de su padre enfermo, mientras intenta buscar una cura, y que ha decidido no dejarse llevar por los cantos de sirena de su tío, que regenta una especie de granja, pero que oculta una serie de experimentos terribles. En su arranque, el magnífico diseño de producción puede recordarnos directamente a STALKER, pero yo no iría tan lejos en lo discursivo, y la entroncaría más en el género de fantasía futurista, apocalíptica sí, pero dirigida a despertar las conciencias de los más jóvenes. Su desenlace, que abre una pequeña esperanza en esta sinfonía de escombros y barro, deja la posibilidad de una futura secuela, pero sería un milagro, como ya lo es erigir un film tan complicado como éste en la Europa post-pandémica.
Interesante, y seguro que puede captar un nutrido grupo de adeptos.
Saludos.

sábado, 30 de abril de 2022

El mundo embelesado


 

Se ha estrenado (por fin) WHERE IS ANNE FRANK?, nueva vuelta de tuerca a aquella niña, convertida hoy en icono del martirologio nazi. Prebendas incluidas, se estaba tardando en hacer un musical sobre el holocausto, y no lo digo irónicamente, sino activando los sensores del exorcista que todos llevamos dentro. Es una forma de enfrentarnos al horror, si es que éste es tan terrible como para determinarlo en parámetros realistas, tanto como para no resbalar en casquería ni vergüenza. La pena es que Ari Folman no logra su propósito, que parece la creación de un mundo paralelo mediante la evocación de una memoria sugerida. Esta Ana Frank es otra cosa, una especie de superheroína pizpireta y hasta desdoblada en su sosias, otra más, ya plenamente incrustada en un tiempo presente que recuerda sin dolor lo que, decíamos, es incapaz de asimilar. Lo que deja esta película es una sensación encontrada, la de su brillantez formal, incuestionable, frente a un argumentario, como poco, endeudado con su propia circunstancia fenomenológica. O lo que es lo mismo: demasiado bonita para contar algo tan terrible. Lo de siempre, vaya.
Saludos.

lunes, 19 de julio de 2021

Películas para desengancharse #88


 

Como un puñetazo sin avisar. Así fue la irrupción de los hermanos Dardenne en la escena europea, aunque su debut está fechado una década antes, con ROSETTA, o esa película que venía a constatar que el realismo siempre tendrá un lugar en un medio dominado por las ficciones. ROSETTA es, ante todo, Émilie Dequenne, su rostro de animal huidizo, incomprendido e incapaz de comprender el mundo que le rodea, y por qué le ha tocado vivirlo. Menos truculenta de lo que parece, la fuerza reside aquí en toda la información que nos es escamoteada, pero que intuimos certera e incontestable en esa mirada que mezcla odio, integridad, desesperación y otra cosa que sólo conocen los que han pasado hambre de verdad. Rosetta tiene 17 años, y vive en un remolque junto a su madre, que se dedica a venderse en el camping por un par de cervezas. Nuestro primer contacto es brutal, y la vemos mientras patalea tras ser despedida. No sabemos el motivo, pero es lo de menos. Rosetta deambula por las calles de una Bélgica amenazadora e indiferente, lejos de esa centroeuropa que nos llevan vendiendo demasiado tiempo. Necesita un trabajo como sea, pero la dignidad la hace rechazar cualquier cosa que no sea un trabajo de verdad. Mientras, intenta vender los retales que su madre cose, o pesca pececillos de manera artesanal en un riachuelo. Lo que estamos viendo es lo que al cine tanto le cuesta poner en imágenes, ese día a día del Sísifo moderno, sintetizado en el cruel e insoportable plano secuencia final, que no desvelaré, pero que, si somos justos, incluso estaría más cerca de la hondura tragicómica de Chaplin, que de referencias más o menos culturetas. 
No se ha vuelto a rodar nada tan certeramente insondable. Tampoco los Dardenne.
Obra maestra absoluta.
Saludos.

domingo, 21 de febrero de 2021

Rincón del freak #444: Cabalgando hacia un bello delirio


 

La depuración del cine de los belgas Hélène Cattet y Bruno Forzani llegó a su máxima expresión en LAISSEZ BRONZER LES CADAVRES!, de 2017. Una especie de cohabitación indescifrable entre el cine de Dario Argento, Sergio Leone o Alejandro Jodorowsky, o puede que sea un acercamiento entre los mismos, buscando en el relato absurdo la única forma posible de relato de género posible. En realidad no se trata de una narración críptica, sino que lo es su forma, el vericueto adoptado para mostrar lo que en otras manos sería un thriller más. De todas formas, los que hemos seguido el cine de esta pareja sabemos, ya desde sus primeros cortos, que su cine es devoto a la susodicha depuración, y que no habría que esperar más que sus sacudidas visuales, esa especie de "violación consentida" de la retina del espectador. En esta ocasión, todo transcurre (y no es baladí indicar que el guion está extraído de una novelita pulp de principios de los setenta) en un idílico y abrasador caserón de la Côte d'Azur, donde se reúne un extravagante grupo de ¿artistas? ¿delincuentes?, que mata el tiempo bebiendo y disparando a lienzos coloreados. Es mucho más fácil describir el guion, que tampoco es tan enrevesado, tras asistir a la experiencia visual, repleta de colores saturados, ángulos imposibles y disonancias respecto a una banda sonora compuesta por el "reciclado" de Ennio Morricone, Stelvio Cipriani o el score de Nico Fidenco para la olvidada ZOMBIE HOLOCAUST. Yo de ustedes no esperaría una gran película, y sí una experiencia arriesgada, personalísima para los tiempos de serialización que corren, que no es poco para la era de Netflix...
Saludos.

martes, 17 de noviembre de 2020

Los niñatos


 

Hay que ser muy osado, o muy inconsciente, para filmar una película como C'EST ARRIVÉ PRÈS DE CHEZ VOUS. Tanto o más que su protagonista, con toda probabilidad el asesino en serie más extraño y desarmante que hayamos podido ver en pantalla. Es necesario remarcar el éxito rotundo que el film obtuvo en Sitges en 1992, donde arrasó con los premios a mejor película y mejor actor para Benoît Poelvoorde, a la sazón integrante del trío realizador, que al mismo tiempo componen el grupo protagonista, lo que paso a explicar si no se ha entendido, que es lo más probable. Sin que medie explicación alguna, seguiremos en primera persona a este inclasificable tipo, tan jocoso como despiadado, un incontinente verbal que parece vivir en una especie de ensoñación amoral, donde todo le está permitido, incluso contarlo en una especie de documental que registrará cada atrocidad cometida. Poelvoorde (que luego ha tenido una prolífica carrera como comediante) construye un personaje a medio camino de Monsieur Hulot y el "Henry" de McNaughton, un tipo que roba y asesina a ancianas, pero luego nos ofrece una alucinada parrafada acerca de la imbecilidad del sistema capitalista, que va desplazando la población de las ciudades a tétricas urbanizaciones. Es decir, teoría del asesinato como justificación rebelde, y que sin embargo es constantemente pulverizada por este magnético personaje en escenas tan descabelladas como la que nos introduce a su familia (familiares reales, de hecho), o el surrealista momento en el que se topa con otro equipo de grabación que sigue las fechorías de otro asesino, desafiando la percepción misma de lo que estamos viendo. Ninguno de los tres volvió a ponerse tras las cámaras (aunque aquí están también delante), pero para la posteridad dejaron esta joya de culto rodada en un blanco y negro abrasivo, y que no ha perdido nada de vigencia en su inquietante mensaje tras casi 30 años.
Si no la han visto, tardan en descubrirla.
Saludos.

miércoles, 14 de agosto de 2019

Cuatro paredes



Lo que propone el belga Philippe Van Leeuw en INSYRIATED, su segundo film, es, básicamente, lo mismo que en su impactante debut, EL DÍA EN EL QUE DIOS SE FUE DE VIAJE, pero incrementando la amenaza, quizá por invisible, pero también por el claustrofóbico escenario elegido para sus angustiosos escasos 90 minutos. En mitad de la guerra de Siria, los únicos habitantes de un edificio son varios vecinos que se refugian en la casa de Oum Yazan, una mujer que intenta mantener cierta dignidad y entereza mientras son acosados por francotiradores y saqueadores. Un suceso inesperado la sume en un insalvable dilema moral, y esta diatriba sobrevuela todo el metraje, instalándose como una nube negra sobre la conciencia de una mujer que se resiste a dejarse superar por el horror de la guerra. El director belga logra un trabajo notable de concisión, y sobre todo de sentido de la ubicación, descartando cualquier tentación sensacionalista y mostrando el conflicto que vemos tranquilamente por televisión desde el punto de vista de quienes lo padecen en primera persona. Cabría achacarle, quizá, cierta previsibilidad en el desenlace, aunque el film mantiene la tensión sin aspavientos, apoyado en la sublime interpretación de una omnipresente Hiam Abbass, que borda su papel.
Saludos.

miércoles, 10 de abril de 2019

Ser un@ mism@



Una de las películas que concurrían a los Goya en el apartado de mejor película europea era GIRL, ópera prima del belga Lukas Dhont, que trata un tema tan candente como necesario, sin juzgar, pero tampoco con paños calientes, dejando su durísimo trasfondo moral y ético expuesto ante nuestros ojos de "grandes jueces omnímodos".GIRL trata sobre Lara, una chica de 15 años que nació en un cuerpo de chico y cuya vida no puede ser más complicada, aunque no siempre por las razones que podríamos presumir. Lara vive con su padre y su hermano de seis años, y quiere ser bailarina de ballet clásico, y está esperando una operación de cambio de sexo, y se acaban de mudar, y cada día debe lidiar con el conflicto de no saber si lo correcto es actuar como una chica. Todo eso ocurre y a todo ello asistimos sin ningún tipo de énfasis, simplemente intentando entender lo difícil de una vida así. Y Dhont lo filma con calma y limpia mirada, apoyado en la superlativa interpretación de Victor Polster, que impresiona por la naturalidad con la que encara un rol tremendamente complicado y siempre al borde del cliché. Una película, ya digo, necesaria hoy día que todos tenemos opinión sobre todo, y además un buen ejemplo de cine social bien entendido, sin posiciones absolutistas y sin miedo a mostrar dos o tres escenas francamente duras y que se quedan un buen rato en la cabeza.
Saludos.

martes, 24 de mayo de 2016

Chantal Akerman, enemiga íntima #y 20



Es difícil, casi imposible hablar de NO HOME MOVIE, la última película de Chantal Akerman. Su epitafio artístico, pero de alguna manera también vital. Y lo es porque se trata, en su extrema sencillez, de una película extremadamente compleja, porque lo deja todo a la vista y aún sabemos el manantial inagotable que se nos escamotea. Es lo que algunos dan en llamar "la vida". No sé, puede que la directora exorcizara algunos demonios que claramente aparecen por los resquicios de una narración de una veracidad que asusta. Es un testimonio vital, el de su madre, que vivió toda su vida recluida en ese apartamento tras volver de Auschwitz. Volver. No parece haber vuelta atrás en esas paredes, las mismas que dieron forma y cobijo a los primeros trabajos de esta cineasta; y como si cerrara un círculo, aquellas églogas de la distorsión y el aprendizaje han terminado por desembocar en un remanso tranquilo, como la tranquilidad del animal por sacrificar. Son conversaciones banales, o no, porque también hay un hueco para arremeter contra la pasividad de los aristócratas belgas y su repugnante connivencia con el nazismo. Conversaciones que dan a un último tramo insoportable por lo crudo, con la madre ya postrada, jadeante; Sylviane, la hermana de Chantal, desglosando pequeñas esquirlas de una memoria que se desvanece a marchas forzadas. Y Chantal callada, grabando, registrando, fumando. La misma Chantal Akerman que se suicidaría muy poco después de la muerte de su madre se levanta de la cama en el último y estremecedor plano de esta canción vacía que, me temo, muy pocos han entendido.
Saludos.

martes, 17 de mayo de 2016

Chantal Akerman, enemiga íntima #19



La penúltima película rodada por Chantal Akerman dejaba abierto un interesantísimo panorama, el de las adaptaciones literarias, que la cineasta belga podría haber explorado con mayor amplitud y que redimensionaba su particular concepción del cine, llevando su narrativa, a menudo en exceso hermética, a un territorio más accesible. Y no porque LA FOLIE ALMAYER sea un film fácil de abordar, porque de hecho contiene algunos pasajes francamente enigmáticos. Esta adaptación de una novela de Joseph Conrad cuenta la imposibilidad de un aventurero, Almayer, para encontrar el amor de su hija, Nina, fruto de su tormentoso enlace con la hija de un pirata, lo que le confinó de por vida en la selva malaya. No buscaría un mero largometraje de aventuras, sino más bien una reflexión sobre el papel del europeo en unas colonias que les iba desplazando poco a poco, hasta reducir a unos cuantos locos o idealistas quienes consideraban dichas tierras como su auténtico hogar. Incluso la propia Akerman se encarga de saltarse líneas temporales y abrir el film con un impactante plano secuencia que en realidad indica el final de la historia, mientras que el desenlace muestra la lánguida agonía de Almayer, enfermo y abandonado, mientras (supuestamente) maquina una terrible venganza.
Obtuvo una dispar acogida en Venecia, donde se presentó y dividió a público y crítica; a mí me parece una Akerman muy distinta, ávida por explorar nuevos caminos en su cine. Nunca sabremos qué hubiera pasado...
Saludos.

sábado, 14 de mayo de 2016

El punto de vista del extraño



No creo en el choque de culturas, sólo en el choque de personas. Sostengo que todo el mundo tiene las mismas inquietudes en cualquier parte del mundo, y que les mueven las mismas pasiones; sólo cambia el aspecto, la cáscara que hace que la percepción que "el otro" tiene de uno difiera de la que nosotros tenemos de él, y eso puede pasar en Tokio o en nuestro barrio, cualquier oposición a esa idea podría acercarse peligrosamente a la endogamia involuntaria, piénsenlo... Es lo que ocurre en TOKYO FIANCÉE, la supuesta adaptación de "Ni de Eva ni de Adán", la novela de Amélie Nothomb, con la que apenas comparte ese "armazón" del que hablábamos antes, la apariencia de "occidental ante el estupor oriental" que no es ni lo más importante ni lo más atractivo, pero sí lo más fácil de adaptar. Una pena, porque la película tiene buenas intenciones, y además logra que me olvide del "efecto poulain" (ya saben) con un sentido del humor nada excesivo y algunas escenas fascinantes, como la del balneario, la subida al monte Fuji o el concierto de camiones luminosos. Cosas que sólo pueden encontrarse en Japón, como un novio capaz de trascender el concepto de machista porque en Japón los jóvenes eso lo tienen superado... como en las series de Disney Channel, mismamente. No sé, véanla si no tienen nada mejor que hacer, pero si ponen bocadillos de calamares junto a su casa yo no me lo pensaría. Pero asegúrense de que estén bien muertos y fritos...
Saludos.


martes, 3 de mayo de 2016

Chantal Akerman, enemiga íntima #17



En 2006, Chantal Akerman se encontraba en Tel Aviv para escribir una novela, suponemos que para encontrar cierta "inspiración" en el corazón del conflicto. Recluida en un exiguo piso de la capital israelí, la cineasta toma imágenes de los alrededores a través de las persianas echadas; los edificios y sus habitantes en sus quehaceres diarios, en un clima de normalidad casi insultante. Akerman diserta sobre su estancia y la sensación de estar en una prisión interior; mientras la vida transcurre sin sobresaltos, a pocos kilómetros se suceden violentos ataques que dejan incontables muertos. En esta paradoja se basa LÀ-BAS, toda una lección del fuera de campo y la economía de medios, con la que la directora belga transmite a la perfección la incomodidad del espectador consciente de que le es imposible acceder a la "información real", que es el precio del confort. Mientras nuestras insulsas vidas avanzan con el aburrimiento de los días, otras son arrancadas de cuajo a apenas un paseo en coche; la opción de un artista concienciado siempre oscilará entre contar "lo que ve" o contarlo todo, aunque no lo vea.
Saludos.

martes, 19 de abril de 2016

Chantal Akerman, enemiga íntima #15



No fue pequeño el reto que Chantal Akerman se propuso afrontar en el año 2000, nada menos que la adaptación de "La prisionera", quinto tomo de la obra magna de Marcel Proust. Cierto es que LA CAPTIVE logra atrapar la esencia de lo que Proust explicaba, aunque no intente (gesto que le honra y le agradecemos) "imitar", sino solamente poner en imágenes una historia que en su mayor parte transcurre en la cabeza del protagonista. Proust nos advertía de la imposibilidad de poseer la belleza si no es a la fuerza, lo que nos privaría de dicha posesión, convirtiendo el objeto amado en un ornamento que, esencialmente, no nos pertenece, y que además rebaja al captor a mero observador, impotente y frustrado, sin saber qué es exactamente lo que con tanto celo mantiene fuera de los ojos del mundo, como si sólo él tuviera derecho a mirarlo. Akerman no es Proust, ni el cine tiene la capacidad de condensar una prosa que fluye desparramada, pero LA CAPTIVE sirve, al menos, para obtener una valiosa lección sobre los peligros de confundir amor con posesión. El protagonista es un joven rico, aburrido, que se mueve por apolillados ambientes de decadencia y atemporales casonas que periódicamente ocultan su desvencijamiento con capas y capas de pintura. El tipo anda obsesionado con una joven, Ariane, a la que mantiene en un extraño cautiverio; ella parece conforme, y le dice que sí a todo, pero él anhela poseerla por completo, por lo que su actitud pasiva lo enfurece. Él no puede acceder a su cuerpo excepto cuando está dormida, lo que supone otra derrota más, y sospecha que jamás podrá enamorarse de él, porque su corazón pertenece a otra mujer. Es, por tanto, una historia en la que la masculinidad no sale muy bien parada, no al menos aquella que es incapaz de ver a la mujer como un todo, idealizando su forma y encasillando (erróneamente) su individualidad hasta replegarla a un estadio más básico y así poder afirmar (segundo error) que "ella" es más o menos suya... ¿Signo de nuestros tiempos? ¿Les suena de algo este argumento?...
Saludos.

martes, 12 de abril de 2016

Chantal Akerman, enemiga íntima #14



SUD, de 1999, es uno de los documentales más extraordinariamente inclasificables que nadie haya filmado jamás. Suena categórico, pero es cierto. Chantal Akerman planeaba filmar algo que le resultara relevante acerca del Sur de Estados Unidos, concretamente Texas, donde se alojó en un tranquilo pueblo, Jasper, y de donde extrajo algunos fotogramas que muchos se han apresurado en identificar con James Benning, opinión que personalmente, y aun amando profundamente el cine de Benning, bo comparto. Sin embargo, todo cambia de manera atrozmente imprevista. La cineasta belga se entera del brutal asesinato de un hombre negro (la descripción del crimen podría herir sensibilidades), así que decide cambiar radicalmente sus bucólicos encuadres fijos y centrarse en filmar el entorno del asesinado, su casa, su familia..., y encontrar algún significado oculto que le permita entender la barbarie y lo que es más esclarecedor, imbricar el suceso en un paisaje que de repente se torna amenazante y sombrío, y que década y media antes oficia de impensable umbral a "góticos americanos" ahora archifamosos, como TRUE DETECTIVE.
Si los cineastas verdaderamente grandes son los que alguna vez hallaron "la imagen no filmada", habría que otorgar un específico acceso a quienes encontraron imágenes presentes en un pretérito incógnito.
Saludos.

martes, 5 de abril de 2016

Chantal Akerman, enemiga íntima #13



UN DIVAN À NEW YORK, de 1996, se intuye como una especie de regalo hecho por Chantal Akerman a ella misma, un soplo de ingenuidad y buen rollo para mitigar sus demonios interiores. Por ello es como una especie de oasis, una comedia romántica que se apoya sin pudor en el excelso momento que por aquel entonces atravesaba su pareja protagonista, nada menos que Juliette Binoche y William Hurt. El argumento destila ese inconfundible aroma a las viejas comedias de enredo de la Metro, películas cuyo gran hallazgo era el incansable ritmo de sus diálogos y la facilidad para saltar situaciones aparentemente irreconciliables. Él es un prestigioso psicoanalista neoyorquino que atraviesa una crisis personal, por lo que decide marcharse a Francia intercambiando su lujoso apartamento; ella es una bailarina parisiense que sueña con proseguir su carrera en Nueva York. Él es meticuloso, sobrio, ordenado; ella es un puro desastre, acostumbrada a vivir en el caos y las relaciones esporádicas. Sin llegar a verse, él llega al apartamento de ella, situado en un barrio de la periferia y típicamente inmigrante; mientras, ella va "adaptando" sus costumbres a la rutina neoyorquina. La gracia está en cómo, progresivamente, mientras él pierde por completo la paciencia en un entorno que tiene de todo menos paz y tranquilidad, ella literalmente suplanta involuntariamente al psicólogo, mostrándose incluso más eficaz con sus anhelantes pacientes, que quizá sólo necesitaban que alguien les escuchara de verdad.
Efectivamente, Akerman está casi irreconocible con un guion ligero y una puesta en escena que remite al cine comercial norteamericano, pero puede que la disfruten si se evaden de ideas preconcebidas y se sumergen en lo que este film es, un pasatiempo, o un divertimento para los sentidos.
Saludos.


martes, 29 de marzo de 2016

Chantal Akerman, enemiga íntima #12



Son días complicados en Bélgica, en los que la gente se debate entre la derrota emocional, el odio visceral o la incomprensión esteril de unos acontecimientos que no le dan la razón a nadie. Nadie queda exento de responsabilidad. Los asesinos, por supuesto, pero tampoco los que, adocenados en su ilusorio confort (que por cierto, cada vez es menor) miraron a otro lado en vez de intentar entender al "otro" y no seguir con la puta limosna de siempre. Las cosas pasan en presente, pero se definen por el pasado y se proyectan, desgraciadamente, hacia quién sabe qué próximo horror; a los que miramos para otro lado, nos queda la posibilidad de que no nos toque, aunque ya nos haya tocado, y muy de cerca.
Chantal Akerman habría hecho un documental brutal de todo esto, pero sin bombas, sin sangre, intentando poner en imágenes el dolor y la angustia del sufrimiento humano, inútil y aterradoramente homogeneizado por las imágenes de televisión, que muestran pero no revelan. Lo hizo en la frontera palestina, y lo hizo a base de magistrales elipsis. Pero como aún no nos toca, lamentémonos por la Bélgica de Akerman y recordemos otro impresionante documental, D'EST, de 1993, que en clave de film mudo hacía un barrido por la Rusia post-perestroika y aquel país oculto que siempre fue la D.D.R. poco después de la caída del Muro. No se puede decir más con menos palabras, la directora plasma con exactitud la languidez y escepticismo de unas sociedades que comenzaban a caminar como bebés gigantescos, sin saber muy bien qué papel les tocaba en el mundo. Hoy parece un poco más claro, pero la apertura del Telón de Acero humanizó a quienes parecían deshumanizados, esas figuras serias, abigarradas, tan dadas al laconismo expresivo, eran la antesala de la derrota de sus antiguos ideales. Akerman filma a los borrachos, los mendigos, las espectrales salas de baile y sobre todo las calles, nevadas, fantasmales, cruzadas de una luz azul que aplasta a los transeúntes, que más bien parecen náufragos asidos a cualquier cosa, una farola, un bar, una parada de autobús...
Y así quedó "el Este"...
Saludos.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!