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sábado, 29 de marzo de 2025

Los príncipes gitanos


 

Durante nueve años, seis temporadas, PEAKY BLINDERS resignificó el thriller gangsteril, vía británica, trasladándonos al Birmingham de principios del XX, para conocer a los Shelby y su imperio construido a sangre y fuego. Muchas cosas a reseñar, como el impecable trabajo de Steven Knight, a la hora de crear toda una simbología que se va haciendo constante, familiar, en esa vorágine de ritos y supersticiones, venganzas y odios, con unos personajes que hacen honor al "vive rápido, vive salvaje", entre lingotazos de whisky, tiros de coca, chutes de heroína o polvos bien guarros. Los "Peaky Blinders" (llamados así por sus mortíferas gorras), gitanos apegados a códigos ancestrales, impelidos por una fuerza mártir, que los enfrenta a todo el mundo, desde la policía a otros clanes, gangsters, traficantes o políticos, nadie los tolera, y todos acabarán sucumbiendo de una u otra forma. El otro punto fuerte, las interpretaciones, con un inmenso abanico de personajes, todos orbitando alrededor de esa figura semidemoníaca que es Tommy Shelby (Cillian Murphy en plan bestia parda), sobre cuyos infinitos hombros de superviviente de la WWI (y sus traumas y temores) se cimenta esta epopeya bañada en las calles más sucias de toda Inglaterra, donde puedes oler y temer y desear y pasar a mejor vida en un pestañeo, en la que es una de las series más sólidas e incontestables de la última década.
Perdérsela no tiene perdón...
Saludos.

martes, 18 de junio de 2013

El espejo roto #1



BLACK MIRROR es una de las contadas conmociones que uno puede encontrar hoy día. Conmoción, tal y como suena; como un seísmo, como un ataque cerebral, como un ramalazo de inteligencia visceral. Pensábamos que los tres demoledores episodios que componían esta barbaridad quedarían ahí, escuetos y solemnes, un sitio donde acudir cuando todo lo demás ha fallado, pero tenemos tres nuevos episodios recién estrenados y que comentaremos aquí cuando toque; pero claro, también pensábamos que podíamos comparar, en términos de calidad, la televisión británica y lo que sea que se está produciendo en este país, donde, créanme, algo así es impensable...
BLACK MIRROR se abre con The National Anthem, 45 minutos a los que no les habría ido mal el celebérrimo tema de Radiohead. Una patada en los cojones y poco más ¿ustedes necesitan que les expliquen un poco más? De acuerdo, pero a lo mejor tienen que acostar a los niños y bajar el volumen. En pocas líneas, The National Anthem cuenta lo siguiente: La policía británica ha recibido un video en el que se ve a la princesa Susannah secuestrada; todas las comprobaciones llevan a la conclusión de que se trata de un secuestro real, que no es una broma ni un fake. La princesa ha sido secuestrada y será asesinada si no se cumple un único y simple encargo: el Primer Ministro deberá tener sexo real con un cerdo y será emitido por el canal principal y a hora de máxima audiencia. Simple y efectivo. Lo que Charlie Brooker propone, antes que el impacto (y éste es monumental), es la reflexión, pero no una reflexión "guiada", como la que diariamente se nos impone desde los mass media; no se trata de charlatanería barata, sino de una trampa mortal a la que se va descendiendo sin solución de continuidad gracias a un guion exquisitamente tejido. The National Anthem reflexiona sobre el doble y absurdo sentido del exhibicionismo en la era del "todos conectados", y coloca a todo el mundo (poderes fácticos, prensa y espectadores) en el punto de mira de quien se atreva a mirar no a un señor poderoso e intocable rebajado en cuestión de horas al mayor grado de bajeza imaginable, sino a esa pantalla efectivamente todopoderosa, capaz de pasar de un inerte color negro al mundo de posibilidades en que se ha convertido una sociedad interconectada que es incapaz de comunicarse. Si no la han visto, se están perdiendo ese shock que llevaban tanto tiempo esperando.
Saludos desde el centro de operaciones de Peppa Pig...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!