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domingo, 11 de mayo de 2025

Rincón del freak #647: Valentina vs. La Bruja Bollera


 

Otra vez Corrado Farina haciendo de las suyas, que es básicamente hacer pasar un film de erótica más o menos comedida por un filtro de modernez pseudointelectualoide, a base de poner jovencitas en camisón entornando los ojos mientras dicen "Godard". Así las cosas, lo cierto y verdad es que en un principio esta BABA YAGA tenía más que sobrados elementos para despertar cierto interés, por mucho que en realidad sea lo arriba descrito. Se trata de la adaptación del cómic de Guido Crepax, en el que la progonista, la Valentina del título, es una pizpireta fotógrafa de costumbres disipadas y curiosidad por todo lo que se salga de la norma, que en mitad de un rodaje con (como lo oyen) indias despelotadas, confederados y cementerios neblinosos, donde Franco Battiato (lo juro) hace de sumo sacerdote, recibe la visita de una señora (Carroll Baker) de luto decimonónico, que queda prendada de las curvas de la chica, pero que resulta ser una strega que fabrica muñecas sadomaso y oculta nada menos que la puerta del infierno en el salón-comedor, bajo la mesa camilla. Y digo: no es un desastre, y a quienes conocieran la obra de Crepax les puede dar algún solaz dominical, que no todo es luchar contra la extrema derecha.
Curiosa, simpática y poco más.
Saludos.

domingo, 20 de abril de 2025

Rincón del freak #644: Vanpiro esiten...


 

Por una razón que no logro atribuir a nada que no incursione de lo caprichoso a lo crematístico, no son pocas las películas italianas de principios de los setenta que se aprovechan de una gelidez indisimulada, como si pretendieran huir de su natural mediterráneo y afiebrarse de latitudes como germánicas, o hasta escandinavas. No le va mal esto a ...HANNO CAMBIATO FACCIA, loquísimo vampiroloquio que podría pasar por la hagiografía de Amancio Ortega, aunque más correcto sería hablar de Gianni Agnelli, que presidía la FIAT en 1971, cuando se rodó el film que nos ocupa. En ese Turín grisáceo e industrial, seguimos a un probo trabajador de una de tantas factorías automovilísticas, que recibe dos estpendas noticias: un inminente ascenso y la invitación a pasar un fin de semana en la apartada villa del dueño de la empresa. Así, con una chocante "sofisticación rudimentaria", el guion propone un interesante juego de espejos entre el mito vampírico y la dominación que ejercen las grandes empresas sobre sus empleados, hasta el punto de disponer de su voluntad, claro, como un vampiro con su víctima. Que el dueño de la empresa se apellide Nosferatu tampoco es el colmo de la sutileza. Yo creo que lo que buscaba Corrado Farina era parecerse un poquito a sus ídolos de entonces, que eran Godard, Antonioni y compañía; así que ponía a señoritas lánguidas paseando junto a cinquecentos, disertaba sobre los parabienes del capitalismo salvaje o se valía del lenguaje publicitario. Aunque a mí me parecía un cruce extraño entre Jesús Franco y Jean Rollin, ustedes saben.
Muy rara. No me extraña que sea tan desconocida.
Saludos.
... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!