domingo, 31 de diciembre de 2017

Rincón del freak #296: La (supuesta) belleza de una cápsula de pus



Desconozco la motivación real que puede tener alguien para ponerse a hacer algo como KUSO, el enésimo ejercicio de provocación insensata de la que salen columnas reportando eso tan manido de "gente abandonando la sala". KUSO se exhibió en el reciente Sitges y su sinfonía de granos purulentos, anos defecantes, dientes podridos y collages zombificantes apenas roza, en mi opinión, el escupitajo moral de (y pongo un ejemplo reciente) las obras de Philippe Grandrieux, al que hago un flaco favor citándolo aquí. Supongo que Steven Ellison (a la sazón creador del grupo de electrónica avanzada Flying Lotus) tenía una idea conceptual bien clara, y de hecho ha explicado que pretendía acumular cualquier cosa que le diera auténtico pavor, como las secreciones, deposiciones y fluidos corporales varios, las cucarachas, las amputaciones y la dependencia enfermiza a las pantallas de todo tipo. Lo que resulta es una desconcertante amalgama de cortos/sketches, solamente unidos por su repugnante estética y un hilo argumental cogido por los pelos: un terremoto ha destrozado Los Angeles y ha hecho emerger una especie de enfermedad incontrolable que lo ha convertido todo en una especie de mundo pútrido y degenerado. A mí me parece que Ellison ha visto mucho Lynch y que ha intentado ensayar algo parecido a ILAND EMPIRE+CABEZA BORRADORA+EL VENGADOR TÓXICO... y de ahí sólo puede salir un despropósito tal que yo recomendaría a los programadores de TVE que la pusieran justo detrás de las campanadas, a ver qué tal...
Bueno, no sean malos y no se atraganten con las uvas...
Saludos, los últimos del año.

sábado, 30 de diciembre de 2017

Una canción en falsete



Stephen Frears es, a día de hoy, lo que podemos considerar un director consagrado; a escasas fechas de su último estreno, posee una larga lista de títulos, y algunos pertenecen al imaginario popular por derecho propio. Sin embargo, un vistazo cronológico desvela a un joven aspirante a director a finales de los sesenta, que llamó la atención de algunos productores con un exquisito mediometraje, lo que le permitió rodar su ópera prima nada menos que auspiciado por la Columbia en 1971. Todo quedó ahí, ya que Frears no volvería a rodar un largo hasta mediados de los ochenta, que es la época en la que mucha gente piensa que debutó. No es así, porque su debut fue una injustamente olvidada comedia negra titulada GUMSHOE (la jerga con la que se conoce a un detective privado), una fantástica recreación de las aventuras de un Sam Spade o un Philip Marlowe, solo que el guion de Neville Smith está narrado "en diferido", y podríamos considerar que la trama detectivesca sólo ocurre en la febril imaginación de Eddie Ginley (un impresionante Albert Finney), que trabaja en un club nocturno y sueña con convertirse en detective, por lo que se le ocurre poner un anuncio en un periódico ofreciéndose como tal, sin pensar que, efectivamente, podrían requerir sus servicios, tras lo cual, Eddie se ve envuelto en una increíble trama que incluye tráfico de drogas y armas, extorsión y corrupción política. Lo maravilloso del film, sin embargo, es su quijotesca premisa: todo lo que vemos corresponde a un noir clásico, pero tan sólo como puesta en escena, por lo que lo que se nos expone es lo que quizá sólo ocurra en la mente de este "detective a la fuerza".
Si tienen la oportunidad de descubrir esta joya olvidada háganlo, merece la pena el trabajo interpretativo de Finney, la fotografía de Chris Menges o la partitura de un tal Andrew Lloyd Webber. Casi nada...
Saludos.

viernes, 29 de diciembre de 2017

Pequeños terremotos



THE DAUGHTER es una producción australiana del pasado año que, pese a la buena acogida en su país de origen, pasó totalmente desapercibida en otros mercados, llegando a estrenarse en Europa casi un año después. Y ello aun contando con un estupendo puñado de actores y actrices, que suponen el punto fuerte del film, pero que no logran elevar una anodina puesta en escena y un guion que parece remitir directamente a esos amargos dramas nórdicos, en los que los secretos familiares acaban por estallar y dejar al descubierto algunos "cadáveres en el armario". La premisa principal del guion, escrito por el propio Stone, comienza con el cierre de la fábrica que ha sido el motor económico de una pequeña población durante varias generaciones; el dueño, que no tiene en quien delegar antes de su retirada, va a casarse con su joven ama de llaves y sólo piensa en su definitivo retiro, pero esta decisión costará muchos puestos de trabajo. Entre ellos está un hombre que vive junto a su mujer, su padre y su joven hija, y que se reencuentra con el hijo del dueño, que ha llegado desde Estados Unidos para asistir a la boda. Es este encuentro entre dos viejos amigos, aparentemente banal, el que provoca una serie de reacciones inesperadas, que terminan por desenterrar una repugnante verdad que los llevará a todos hacia una inesperada catástrofe. El reto de Stone es narrar todo esto con la mesura e ineligencia suficientes para no caer en la intrascendencia; y aunque por momentos lo consigue, THE DAUGHTER suena a ya vista, a esos films que ofrecen mucho y dan bastante menos, y ni siquiera su truculento final es capaz de noquear al espectador, rozando en algunos momentos incluso el burdo enredo telenovelesco. Lo mejor, sin duda, el magnífico trabajo de nombres como Geoffrey Rush, Sam Neill, Miranda Otto, Ewen Leslie o Paul Schneider.
Curiosa, pero no se pierden nada si no la ven.
Saludos.

jueves, 28 de diciembre de 2017

Siempre en pie



El cine de Takashi Miike, ustedes lo saben, yo lo sé, es torrencial, excesivo, indomable y augustamente irregular. Capaz de lo mejor y de lo peor, y sin que un batacazo se note (rodando hasta cuatro películas al año es más factible), Miike congrega como nadie a fanáticos y detractores por igual, sin que parezca que esto vaya a detener su hemorragia creativa. Si hace escasas semanas estuve comentando uno de sus habituales desbarres, hoy toca uno de sus títulos mayores, o al menos a mí me parece que lo será en cuanto pase algo de tiempo y perspectiva. MUGEN NO JÛNIN (LA ESPADA DEL INMORTAL) está basada en el sangriento manga de Hiroaki Samura, otro excesivo que convoca en su amalgama visual una fascinante pureza de líneas y una desconcertante tendencia hacia el desmembramiento continuo, y que encuentra en Miike al perfecto trasladante de esta barbaridad en torno a un samurái renegado que huye del pasado junto a su hermana pequeña y asiste impotente al asesinato de la misma, jurando eterna venganza y asesinando allí mismo a más de 100 hombres, de donde sacará su terrible apodo. Justo cuando cae derrotado, una bruja le ofrece la vida eterna antes de morir; sean cuales sean sus heridas, éstas se cerrarán, sus miembros volverán a unirse y "el asesino de cien hombres" podrá continuar su sangriento juramento.
Es cierto que sus dos horas y media llegan a embotar hasta al aficionado más avisado, y que no es fácil seguir el enciclopédico listado de nombres, clanes, escuelas de samuráis y conjugarlo con unas escenas de lucha interminablemente crudas y explícitamente desagradables. Hay para todo, porque contiene momentos de bostezo junto a otros (como la larga suite inicial, filmada en exquisito blanco y negro) de una intensa belleza. No es para todos los paladares, ni se presta a más de un visionado, pero es un film que puede tener su hueco en alguna que otra vacación antinavideña...
Saludos.

miércoles, 27 de diciembre de 2017

Pimpampum desopilante



No sé si me termina de gustar el cineasta en el que se está convirtiendo Ben Wheatley, pero debo reconocer que al menos está poniendo todo de su parte para no repetirse innecesaria y confortablemente. FREE FIRE tiene algunas de las constantes más reconocibles de su cine, como los mordaces diálogos, la atenta disección de los personajes, su lunático sentido del humor o un interesante empleo de la temporalidad, que disloca el tiempo hasta el límite que sus actores puedan darle. En este caso, Wheatley concibe la película como un álbum conceptual, con su arranque meticulosamente articulado, su enorme e inabarcable suite y una coda que busca la complicidad del espectador tras un tiroteo que se alarga durante hora y media. Desconozco si algún director puede decir lo mismo, pero es que realmente se trata de un tiroteo de hora y media entre al menos una docena de personajes; algunos mejor escritos que otros (de lo que se beneficia el actor), pero siempre al servicio de lo que se va contando, que no es otra cosa que gente parapetándose y disparando. Aunque el germen de este "infierno desatado" es tan disparatado que puede inducir a la desconfianza. La adquisición de un arsenal de armas en el Boston de 1978 por parte de unos irlandeses da paso a un hecho lo suficientemente banal como para que todo el mundo pierda la cabeza justo cuando el trato está hecho, y en sus exabruptos y veleidades argumentales es precisamente donde radica el encanto de esta pieza de orfebrería en absoluto agradecida, ya que estira sus noventa minutos hasta límites insospechados. Y en mitad del tiroteo, con la gran aportación del score de Geoff Barrow y Ben Salisbury y un tema bien traído de John Denver, están sobresalientes Cillian Murphy, Sam Riley, Jack Reynor y (cómo no) el gran Michael Smiley, mientras que pierden fuelle unos desinflados Armie Hammer (que no pega ni con cola), Sharlto Copley (que no debería seguir haciendo el mismo papel siempre) o una desconocida y ojiplática Brie Larson, que tampoco encuentra su lugar entre el polvo y las balas. No sé, parece como cuando esos jugadores brasileños de dibujos animados son transferidos a Europa y se les va la magia al notar el frío; desconozco si Ben Wheatley está de alguna manera ultimando su reconversión a cineasta norteamericano, pero nos va a costar asimilar que así sea. De todas formas, su padrino ha sido un tal Martin Scorsese... Seguiremos atentos.
Saludos.

martes, 26 de diciembre de 2017

Wajda. Brillo y dominio #17



BRZEZINA (EL BOSQUE DE LOS ABEDULES), de 1970, es la adaptación que Andrzej Wajda hizo de la novela homónima del escritor Jaroslaw Iwaszkiewicz, autor asimismo del guion. Como si de una opereta trágica se tratase, Wajda nos interna en un claustrofóbico bosque y a su amargado guardabosques, que vive solo con su hija, evocando el recuerdo agridulce de la esposa desaparecida.  Sólo viven ellos y la extraña pareja formada por un leñador y su novia. Todos forman un círculo de intangibles anclados en el pasado y que derivan hacia una ponzoñosa mezcla de secretos inconfesables y delirios de conciencia, hasta que llega el hermano del guardabosques desde la capital, para intentar recuperarse de la enfermedad que lo está consumiendo. Mientras el guardabosques se atormenta cada día, el hermano, cantante de profesión, ensaya sonrisas falsas, toca el piano y flirtea con la novia del leñador, lo que llena de luz a la silenciosa hija del guardabosques. Mientras, la mujer, como una ninfa del bosque, se entrega incondicionalmente a quien la requiera, como antes también hizo en el pasado que ahora resurge y deja al descubierto secretos inconfesables.
Realizada para la televisión polaca, la mano de Wajda eleva el relato y lo salva de caer en lo burdo o el mismo folletín de agreste erótica; y el film que queda es un sentido e intenso galpón, en el que caben por igual el sentido de culpa y la incapacidad para asumir los errores, y que sólo encuentra una zafia alegría en la desaparición, lenta, paulatinamente segura, del hermano, quizá el único personaje inocente de la función.
Saludos.

lunes, 25 de diciembre de 2017

Manual de lucha y libertad #4



Que la España de hace cincuenta años no estaba preparada para la ópera prima de un cineasta como Basilio Martín Patino se comprueba en cómo su afilado discurso, su hiriente crítica a todas y cada una de las inamovibles instituciones franquistas, lograron no ya la posibilidad de estrenarse y visionarse, sino que incluso obtuvo un más que merecido reconocimiento en el festival de San Sebastián. NUEVE CARTAS A BERTA es un fresco intimista narrado en dos claves perfectamente diferenciadas como compatibles. Por un lado, la epístola en nueve capítulos que el protagonista, Lorenzo (un jovencísimo Emilio Gutiérrez Caba, que encarna sin ambages la vivencia del propio Martín Patino) va desgranando desapasionadamente, como una amortajada letanía que evoca el sueño inalcanzable de dos paraísos invisibles, fuera de campo: Londres, donde pasó una breve temporada, y la Berta del título, encarnaciones de todo lo opuesto a la gris y férrea España de miedos agradecidos, curas de culo blando y una sobreprotección maternal asfixiante, que comenzó ahogando a su padre, antiguo revolucionario y sumido en la peor de las derrotas, el ostracismo. Así, Martín Patino nos muestra a ese Lorenzo cabizbajo, desacomodado, como la pieza que no encaja en ningún sitio, y a través de su mudo silencio cotidiano se nos abre aquella infame época a quienes no la hemos habitado directamente, pero seguimos sufriendo sus consecuencias, pues nunca se fue del todo. Los siniestros bailes del pueblo, donde el cura vigilaba a los jóvenes para que no se rozaran, los guardias civiles (aquellos, que lo son tanto como estos) aferraban sus fusiles y los tunos beodos daban paso a la reina de las fiestas, que con sonrisa imbécil anunciaba que dejaba los estudios para casarse, entre vítores satisfechos. Con la excusa machadiana, la cultura, la inteligencia, la crítica, la libertad en suma, son los grandes derrotados de esta amarga pero tan necesaria película; esta España nos dejaron, para que algunos, demasiados, la estén reclamando otra vez y no nos demos cuenta de que ya entera nos helará el corazón...
Excepcional. Obra maestra absoluta.
Saludos.

domingo, 24 de diciembre de 2017

Rincón del freak #295: El artista fantasma



Llevo cuestionándome la existencia y/o conveniencia de esta sección desde que se me ocurrió comenzarla un domingo de... no me acuerdo, la verdad. Pero luego retomo el leit motiv esencial del blog, el motor sin el cual sería inviable su existencia, y este rincón de dejadeces y absurdidades, de rarezas o purulencias fílmicas, resulta ser el punto exacto de mesura y descreimiento para no caer uno en la pedantería o el dogmatismo más rancio. Mi idea del cine es casi inasumible, y comprende un hambre fagocitadora que sólo puede ser calmada momentáneamente, lo que lleva a que en una misma semana se den la mano los clásicos, los vanguardistas, los maestros, los aprendices, los grandes, los ínfimos, los trascendentes, los irreverentes o incluso los farsantes. Y, respecto a esta última etiqueta, no hace mucho tiempo que me encontré de casualidad la alucinada historia de J. X. Williams, nombre incertificable al que se le atribuyen diversas hazañas, entre las que se encuentra el ser el seudónimo de el oscuro autor de infinidad de novelas pulp durante los años sesenta, o diversos films de proto-porno de la misma década. El nombre siempre es el mismo, pero quizá nadie hubiese reparado en él de o ser por la aparición de varios cortometrajes, entre los 60 y los 70, de misteriosa procedencia y que compartían al mismo y enigmático director. Se tiene la constancia de al menos cuatro trabajos atribuidos a este fantasmal director, aunque la teoría que se viene barajando desde hace años es que Williams no es otro que su gran (y único, diría) valedor, un crítico y teórico cinematográfico asociado al underground neoyorquino de los sesenta llamado Noel Lawrence (el sonriente señor de la fotografía). Y resulta que Lawrence escogió como seudónimo otro seudónimo, ya que J. X. Williams no lo inventó él, lo que añade aún más morbo y misterio a la cosa. Sea como sea, lo cierto es que tres de los cuatro trabajos de Williams/Lawrence se pueden ver casi íntegros y gratuitamente, ya que circulan por el "Tubo". Mezcla de psicodelia, found footage y terror bajo los efectos del LSD, títulos como PSYCH-BURN, THE VIRGIN SACRIFICE o una que nos viene hoy ni que al pelo, SATAN CLAUS, berberechista apropiación de un microscópico film del mexicano René Cardona en el que Williams (o Lawrence) destroza el idilio navideño e imagina a un dulce niño que le pide al diablo que incendie el mundo como regalo... En fin, que hoy me he despachado a gusto y por partida doble.
Que ustedes cenen bien y que sigan viendo cine, aunque sea éste.
Saludos.

sábado, 23 de diciembre de 2017

Soy un truhán...



¿Se les ocurre otro cineasta capaz de convertir la leyenda de Arturo, Camelot, Excalibur, los caballeros de la mesa redonda y todo lo demás en una trifulca entre pandilleros de Brixton? Sí, amigos, Guy Ritchie ha imaginado un Arturo a la moda, su moda, que incluye pantalones ajustados, chaqueta abierta, pelo engominado, barba cuidadosamente descuidada y una jerga tan rápida que no e da tiempo a repasar los errores. El cine de Ritchie es así, siempre lo ha sido, y al menos no nos hace perder el tiempo prometiendo algo que no es capaz de dar. Su cine no es sutil, no es refinado y no es nada intelectual; pero tampoco es lento, aburrido ni tramposo. KING ARTHUR: LEGEND OF THE SWORD es cine de aventuras, en el fondo muy clasicote, con algunos desbarres bastante cachondos, como el arranque y el desenlace, que parecen sacados de la saga ideada por Peter Jackson. Entre medias, los típicos duelos verbales que Ritchie ha ido afilando desde LOCK & STOCK, algo de ritmos urbanos... ¿?... y algunos chistes francamente divertidos. Insisto, es una nadería hecha con medios, con un puñado de estupendos actores (cuenten nada menos que a Neil Maskell, Jude Law o el ascendente Charlie Hunnam) y un guion tan delirante que es capaz de incluir (ejem) a David Beckham con una narizota de goma... A estas alturas ¿quién da más?...
Saludos.

viernes, 22 de diciembre de 2017

La memoria borrada



Tuve la suerte de ver hace escasas fechas L'IMAGE MANQUANTE, el extraordinario y estremecedor repaso a la sangrienta dictadura que el régimen comunista de Pol Pot instauró en Camboya durante cuatro interminables años. El cineasta Rithy Panh (autor de la ineludible S21) presenta un doble desafío al mirar al horror de frente, llamando las cosas por su nombre y narrando la degradación moral en la que se sumió el país asiático sin omitir un solo detalle. Por otra parte, Panh entiende, nos hace entender, que no se pueden poner imágenes a ese infierno; no por pudor, ni por respeto, sino por la supresión de cualquier voluntad individual. Las escasas imágenes de archivo pertenecen a la prosperidad y libertad que se vivían antes de la llegada al poder de los jemeres rojos, y después sólo se conservan imágenes propagandísticas, a la mayor gloria de un dictador satisfecho y sonriente, mientras la gente se muere de hambre y el mundo mira hacia otro lado. La solución que propone Rithy Panh no puede ser más elocuente: la representación de una época sin imágenes se hace mediante unas pequeñas figuras de barro. La gente siendo reprimida, pasando hambre, muriendo de incontables enfermedades, enterrando a sus hijos sólo para esperar su propia muerte, incluso los mismos verdugos del sistema, todos quedan expuestos para que los veamos, para que no olvidemos y para que no repitamos. El símbolo de esas imágenes, perdidas para siempre, son los rollos de celuloide abrasados, desmenuzándose entre las manos, como el epitafio de una fractura aún no del todo sanada.
Imprescindible.
Saludos.

jueves, 21 de diciembre de 2017

Im



Vaya por delante que no me apasiona nada el carácter "terrorífico" de IT, ni de la anterior versión, ni de esta, y ni siquiera de la novela original. Novela que, por cierto, daría magníficamente para una serie de televisión lo suficientemente valiente como para indagar en las cuestiones que Stephen King planteaba como primordiales para comprender con exactitud qué hay oculto tras la amenaza de un payaso que sólo los niños y adolescentes pueden ver. No hay nada de eso en el guion ideado por Chase Palmer, Gary Dauberman, Cary Fukunaga y el propio Andrés Muschietti, que lo dirige todo de la misma forma rutinaria y previsible que su anterior trabajo, MAMÁ. Las tribulaciones del payaso Pennywise quedan aquí marginadas a un puñado de escaramuzas visuales, vergonzantemente deudoras de un videojuego en el que hay que ir pasando jefes finales, y completamente absorto en las andanzas de un (otro) grupo de imberbes a cual más imbécil, y donde (oh casualidad) incluso repite algún protagonista de aquella otra nadería que es STRANGER THINGS. No sé, no tengo ni la más mínima confianza en la segunda parte que ya se está rodando y que se espera para dentro de un par de años. Como siempre digo, si haces algo que ya estaba hecho, al menos hay que tener la decencia de perder la cabeza, aunque sólo sea un poquito...
No se pierden nada si no la ven.
Saludos.

miércoles, 20 de diciembre de 2017

El quebrantahuesos



El cine de S. Craig Zahler parece transitar su propio camino. Ajeno a modas y modismos, el responsable de la cada vez más mítica BONE TOMAHAWK vuelve a dar una lección de depuración de estilo y economía de medios con BRAWL IN CELL BLOCK 99, una tremebunda mezcla de película de cárceles, peleas al borde del gore y una inclasificable subtrama interna, la misma que descolocaba al espectador en su ópera prima y lo preparaba para el shock final, donde las oscuras motivaciones internas cobran todo su sentido, aunque necesiten desembocar en un infierno de violencia y desesperanza. En este caso, Zahler teje una trama ascendente, desde un anodino arranque en el que el protagonista, Bradley (impresionante, en todos los sentidos, Vince Vaughn), rehace por completo su vida en el mismo día que pierde su trabajo y descubre la infidelidad de su esposa; decidido a ganar el dinero suficiente para retirarse, retoma su antiguo trabajo como narcotraficante, pero un cúmulo de malas decisiones (y esto será una constante) lo llevará a la cárcel, aunque ese sea el menor de sus problemas. Zahler filma con pulso constante, sin prisas, forzando a su protagonista a través de una espiral ascendente de decisiones al límite y consecuencias irreversibles, al mismo tiempo que la realidad va desvaneciéndose y asistimos a una especie de mundo paralelo y subterráneo, al margen de las leyes. De nuevo, el recurso es ese salto imperceptible, al borde del fantástico, buscando reafirmar el relato a partir de decisiones puramente estéticas. De momento, Zahler parece absolutamente coherente con su propia filosofía artística, y no parece muy dispuesto a rebajar la intensidad y brutalidad de su propuesta; el resultado son dos horas y pico de luchas cuerpo a cuerpo, miembros dislocados, diálogos de una chulería abstracta y la sensación de que quedarnos en casa es lo mejor que podemos hacer estas navidades... ¿o no?...
Saludos.

martes, 19 de diciembre de 2017

Wajda. Brillo y dominio #16



El segundo film realizado por Andrzej wajda en 1969 fue WSZYSTKO NA SPRZEDAZ (TODO A LA VENTA), y partía de una premisa tan necesaria como dolorosa, la repentina y trágica muerte del actor Zbigniew Cybulski, por aquel entonces gran estrella del cine polaco, cuya pérdida afectó tanto a Wajda que puede hablarse sin problema de "exorcismo fílmico". De hecho, el guion, escrito por él mismo, comienza con la sospecha de su mujer de que la prolongada ausencia de un rodaje es por una infidelidad, conociendo su carácter indomable; a medida que la película avanza, Wajda opta por el metalenguaje y nos embarca en el rodaje de la vida y muerte de Cybulski, con los propios intérpretes "interpretando" dentro del film, lo que otorga el extraño espacio en el que se desarolla la película, a veces homenaje, experimento o incluso elegía por el amigo y compañero desaparecido. E incluso podría decirse que el propio Wajda se quitó un peso de encima, y que a partir de ahí su cine fue menos personalista y más ecléctico.
Saludos.

lunes, 18 de diciembre de 2017

Manual de lucha y libertad #3



Además de un extraordinario creador de imágenes, Basilio Martín Patino logró desmontar muchos de los falsos credos del cine español, siempre asfixiado por la censura, cuando no intoxicado por su narcisista endogamia. TORERILLOS, 61, por ejemplo, daba cuenta de la gran fiesta de los toros desde una perspectiva inaudita. Sin ser crítica ni elogio, Martín Patino volteaba cualquier convencionalismo y nos hablaba de los maletillas, que, empujados por el hambre y la quimera del éxito, se jugaban la vida y la dignidad saltando al ruedo espontáneamente, buscando y rogando una oportunidad para demostrar su valía como diestros. El corto, en apenas un cuarto de hora, alterna recortes de periódicos, imágenes de archivo y la propia representación de estos héroes anónimos, embarcados en una selección natural casi imposible. Lo que el cineasta salmantino volvía a lograr era un hito, parafraseando quizá al Buñuel que tuvo que marcharse, y demostrando la vigencia de la no ficción como arma cultural, u objeto fílmico inadvertido para la cegata y previsible censura, que no veía aún el reporte de aquella España miserable e injusta.
Saludos.

domingo, 17 de diciembre de 2017

Rincón del freak #294: Aquel cine por la patilla...



Que ya no se hacen películas como DEMONS es una verdad tan irrefutable como que cada año hay navidades y n podemos hacer nada por evitarlo. Hay que tener una seguridad y una autoestima a prueba de bombas para que se te ocurra filmar en Roma como si estuvieses en Baltimore, doblando a los actores en inglés macarrónico, porque me imagino que ni los dobladores serían ingleses. Hay que tenerlos como cocos para meter a un montón de gente en un cine para ver una película tan mala como la que tú estás rodando y hacer ver que están pasando miedo, cuando aquello haría reír a Chespirito. DEMONS es, en esencia, un despliegue de caretas de goma, fluidos violáceos y cartones de huevos para simular unos ojos reflectantes. También salen punkis drogotas, carabinieris de la NYPD, paninaros genuinos y, ya de remate, un héroe en Puch Cóndor que rebana cabezas con una espada samurái... Es cachonda, es adorablemente ingenua, como una abuela en una mecedora, y extrañamente ha transitado nada menos que tres décadas como una de esas pelis de culto involuntario que recaudó una millonada y era de las que estaba siempre alquilada en el videoclub. Y su director, Lamberto Bava (hijo del gran Mario), pese a poseer una amplia filmografía trufada de títulos similares, alcanzó aquí su cúspide, la de ese cine que aspiraba a estremecernos y el único adjetivo que realmente merece es el de entrañable. Véanla, recupérenla, es ideal para ver en familia en estas fechas...
Saludos.

sábado, 16 de diciembre de 2017

¿En carne y hueso?



Vaya por delante que nunca he sido un fan de la franquicia GHOST IN THE SHELL, aunque reconozco que el anime de Mamoru Oshii me causó cierta inquietud, al verme incapaz de distinguir qué tipo de película estaba viendo exactamente. Con una mezcla e trascendencia y banalidad, lugares comunes y hallazgos visuales, la versión norteamericana del manga de Masamune Shirow no desmerece a aquélla, introduciendo algunos elementos que le dan su propio atractivo. La historia es la misma, pero incluso aquí se entiende con algo más de claridad; Scarlett Johansson es la actriz perfecta para este tipo de papeles, heroínas marcadas por un pasado atormentado, tan vulnerables como letales; la recreación de la demencial y caótica ciudad japonesa, pese a lo mucho que le debe (y quién no) a Ridley Scott, aunque abusando de la digitalización, tiene su mérito. Aparte de ello, es de destacar lo complicado para brillar de la fotografía de Jess Hall, que es arrinconada a los momentos menos espectaculares; mientras que la partitura de Clint Mansell corrige y aumenta la original de Kenji Kawai. Además, me parece un gran acierto el papel de Takeshi Kitano ¿Por qué, entonces, me temo que esta GHOST IN THE SHELL va a quedarse en una anécdota? Primero porque simplemene ya estaba hecha, pero sobre todo porque le falta ese intangible de las grandes obras, ese halo de creación que las distingue de los meros productos. Tampoco creo que la intención de Dreamworks fuera esa; para eso ya está Villeneuve... ¿no?...
Saludos.

viernes, 15 de diciembre de 2017

El hombre que no estuvo



En el pasado festival de Cannes'16, y en su sección más interesante (que no es otra que Un certain regard), hubo una película que levantó cierta polémica, al ganar el premio del jurado y dividir al mismo, pues fueron muchas las voces que no entendían cómo, entre tanta mediocridad, una exquisitez como HARMONIUM no tuvo un hueco en una sección oficial que ese año dejó bastante que desear. FUCHI NI TATSU (su título original) es uno de esos ejemplos que el cine asiático nos deja, de vez en cuando, acerca de cómo se construye el género alrededor del guion, y no al revés. Y es que me costaría una barbaridad integrarla en una cómoda etiqueta, más allá de su pulcritud narrativa y su honestidad a la hora de mostrar una historia repleta de detalles engañosos, que van cobrando sentido al tiempo que descubren la poética de un estilo fílmico realmente hipnótico. La historia es simple pero intrincada, y comienza con la puesta en escena de una familia normal (padre, madre e hija) en la que el punto más discordante sería el padre, que apenas se comunica y pasa gran parte del día en el taller familiar que regenta en el garaje de su casa y al que un día llega un hombre que dice ser conocido de él, y que pide un trabajo temporal hasta establecerse por su cuenta, ya que acaba de salir de la cárcel. El hallazgo de Fukada consiste en intervenir las conexiones que se van sucediendo para crear una atmósfera que va enrareciéndose a medida que el extraño se convierte en una especie de virus, que se va apoderando del control de cada miembro de la familia hasta un anticlimático clímax (prácticamente en el ecuador del film). En ese momento, el extraño desaparece, dejando una familia transformada, mutilada y al borde de la destrucción, y es el tramo en el que se dan todas las explicaciones, sin prisas, con demoledora elocuencia. No es un film de terror, ni de suspense, pero nos quedaríamos muy cortos si lo dejáramos en un simple drama; es, quizás, un ejercicio de estilo de inusitada sobriedad y malsana elegancia, amén de tres interpretaciones absolutamente memorables, especialmente la de un impresionante Tadanobu Asano, lejos de sus habituales registros.
De lo mejor de la última temporada.
Saludos.

jueves, 14 de diciembre de 2017

Cara de cuero



Supongo que un personaje como LEATHERFACE hubiese merecido otro tipo de precuela para explicar qué diablos pasó para que ese tipo se convirtiera en lo que finalmente se convirtió. Lo digo, sobre todo, por la morfología única de LA MATANZA DE TEXAS, título mítico y prácticamente seminal de un género, el slasher, que presentaba una violencia sin límites y sin explicación aparente. La explicación la han buscado, nada menos que 43 años después, los cineastas franceses Bustillo y Maury, responsables de lindezas como AL INTERIOR o LIVIDE, y cuyo concepto del cine contiene tres fases perfectamente reconocibles: deferencia por los personajes grotescos, gusto derrochador de fluidos que oscilan desde el viscoso al semisólido, y lo más desagradable, que es explicarlo todo aunque no haga falta. Aparte de la mediana sorpresa en el momento álgido (más bien engañifa), LEATHERFACE aporta poco tanto al género como a la filmografía de sus autores, y se queda como un intento rutinario por revitalizar algo que no lo necesitaba, excepto por la crematística sin más. No me duele, porque a los fans de verdad no les va a costar colocarla en otro estante al del estupendo film de Tobe Hooper. Porque aunque haya sangre y visceras y motosierras y chicas gritando y un poco más de sangre, falta lo esencial, al menos una escena cuya violencia emane de su dislocación del tiempo y el montaje. Hooper no esperó ni veinte minutos para ello..
Saludos.

miércoles, 13 de diciembre de 2017

Niño grande



Vamos con una que estuvo en los oscar, y más concretamente en el apartado de animación. THE BOSS BABY partía con dos retos de inicio, colocar a Dreamworks como alternativa a Pixar y desarrollar un discurso propio, reconocible y diferencial. De lo primero no creo que quepa duda, al menos en cuanto a lo que se refiere a grandes marcas, toda vez que los números no hay quien se los discuta a Disney. Lo otro ya es más complicado. Pixar ha transitado tantos campos, tan diferentes y con tanto éxito y reconocimiento, que lo más que se puede intentar es una reproducción que sea superior en lo técnico, que tampoco es fácil, pero aún lo es más si vamos al terreno conceptual. En este sentido, el film de Tom McGrath parte de una premisa interesante, que convierte a un recién nacido en una especie de tiburón de los negocios frío y manipulador, a ojos de su hermano mayor, claro está, que se ve inmediatamente desplazado de su lugar de privilegio. La gracia de todo ello es convertir la visión e imaginación infantil en el McGuffin que hace rodar toda la historia, así que lo que realmente vemos no sucede más que en su cabeza, pero ensaya el salto mortal de proyectarlo como una especie de realidad alternativa a la que los adultos no podemos acceder. Sin embargo, hay momentos en los que se pierde la perspectiva de lo que se está contando y la historia se embrolla innecesariamente, tirando como recurso de demasiadas persecuciones. Y, sin estar mal del todo (a los chavales seguro que les encanta la imagen de un bebé con calcetines ejecutivos), a McGrath le salió mejor el vitriolo derramado en la infravalorada MEGAMIND, de la que debería hablar en alguna ocasión.
Saludos.

martes, 12 de diciembre de 2017

Wajda. Brillo y dominio #15



En 1969, Andrzej Wajda volvió a realizar dos películas, exhibiendo una vez más su gran fertilidad creativa. Una de ellas fue POLOWANIE NA MUCHY (CAZANDO MOSCAS), que abundaba en una estética pop, aparentemente desenfadada, pero que guardaba grandes dosis de mala leche y crítica desencantada hacia lo que muchos ya consideraban por entonces, que la juventud polaca estaba olvidando peligrosamente su pasado más inmediato. Algo así le ocurre a Wlodek, el infortunado protagonista, un aspirante a escritor que se quedó en empleado de librería y que malvive en un estrecho piso con sus suegros, su mujer y su hijo. Un día conoce a Irena, una bella joven que, colmándolo de halagos hacia su supuesto dominio del ruso, lo convence para que haga unas traducciones para una revista en la que es colaboradora. En realidad, lo que Wlodek está a punto de conocer es un mundillo repleto de apariencias y falsedades, donde todos son presentados sin que se sepa muy bien cuales son sus verdaderas habilidades, y en el que pronto se sentirá simple y llanamente explotado. Wajda presenta una dualidad rotunda, el piso familiar, repleto de tiras atrapamoscas, y la supuesta frescura de la joven, sin domicilio fijo, y que en realidad se dedica a vivir de los hombres a los que primero seduce para después dejar en la estacada. Una película a caballo entre la comedia y la sátira social, y que, por ejemplo, tuvo una nominación en el festival de Cannes de aquel año.
Saludos.

lunes, 11 de diciembre de 2017

Manual de lucha y libertad #2



EL NOVENO fue el título del segundo cortometraje de Basilio Martín Patino, rodado en la localidad salmantina de San Felices de los Gallegos y que en apenas 13 minutos era capaz de hacer un colosal barrido por la España de aquel tiempo, apegada a tradiciones y credos inamovibles, con los toros y el vino como único escape de una gris cotidianidad. Martín Patino, con un montaje vertiginoso, instala su cámara en el corazón mismo de los festejos que, tomando como excusa la ancestral liberación del pago de tributos un siglo antes, son un testimonio de esa felicidad brutal de capeas y pasodobles, de porrones al cielo y paciente embutido. Una España que no nos queda tan lejana, aunque parezca Marte en lugar de Salamanca, y aunque no nos queramos dar cuenta de que los tributos nunca dejaron de pagarse.
Saludos.

domingo, 10 de diciembre de 2017

Rincón del freak #293: Ya no hay respeto por los mayores



No sé si son ustedes conocedores de la obra de H.P. Lovecraft, si alguna vez se han adentrado en sus historias de horror cósmico, habitado por criaturas más longevas que el mismo tiempo y cuya sola visión hace enloquecer a los pobres mortales que lleguen a invocarlos mediante el Necronomicón. Lovecraft no era un autor fácilmente "adaptable", teniendo en cuenta que su universo constaba de sus propios códigos y normas, y de hecho es prácticamente irrelevante la nómina de adaptaciones cinematográficas de su obra, aunque puede rastrearse su influencia en otros autores más "accesibles", desde Clive Barker hasta, por ejemplo, Stephen King. Lo que ya no es de recibo es asistir con estupefacción a algo como HOWARD LOVECRAFT & THE FROZEN KINGDOM, que poco menos se atreve a reducir el complejo imaginario del escritor estadounidense a una historietilla infantil plana, sin gracia y, por añadidura (aunque da igual), con una animación digital terrible, por lo malo. Parece una broma de mal gusto o, aún peor, un producto hecho por ignorantes para ignorantes, porque aunque pueda ser loable el intento de acercar a Lovecraft a los más jóvenes, este, desde luego, no es el camino. Ahora bien, si son auténticos freaks y no quieren dejar de ver al todopoderoso Ctulhu convertido en una mascotilla, entonces véanla.
Saludos.

sábado, 9 de diciembre de 2017

Los cineastas del paréntesis #4



Ustedes habían de permitirme que el aliento poético tomase las líneas que, la mayoría de veces, se han desplegado explicativamente. El cine de António Reis y Margarida Cordeiro sólo puede tomarse desde la radicalidad, o como una pedantería insoportable o como una obra maestra insuperable. Es un cine que parece hecho por otra raza, en otro planeta, con significaciones que igual parecen muy simples y muy complejas, que fascinan o irritan, y que desde luego atentan contra el eor enemigo del arte, la comodidad. El último film de Reis y Cordeiro fue ROSA DE AREIA, que desde su polémico estreno en 1989 no ha hecho más que acrecentar la leyenda sobre sus creadores, que ya no volverían a filmar nada más, y de hecho dejaron inconcluso un ambicioso proyecto, la puesta en imágenes de "Pedro Páramo". Nadie entendió entonces esta tremebunda película, una sucesión de imágenes desoladas, de fragmentos históricos y de recitados, desde Montaigne a Kafka, mirando al universo desde las palabras de Carl Sagan mientras un cerdo es sentenciado a muerte en plena Edad Media. El significado del film no habría que buscarlo en el mismo, sino en nosotros en tanto que espectadores despiertos, expectantes, que no deberíamos plegarnos al fofo sogno de la eterna repetición. Es la fortuna del adulto que aún es capaz de observar con ojos atómicos de niño...
Saludos.

viernes, 8 de diciembre de 2017

Los cineastas del paréntesis #3



ANA. Pequeño Duero, gran Duero. Las espigas, qué mares; las aguas por donde caminan los labradores. Hay un muerto en el granero y un recién nacido en el establo; los campos por donde el pez respira. Y el reloj que no cesa, el crujir de los muebles junto a la chimenea. Los únicos secretos que pueden transmitirse. De la ligereza de los tránsitos, imperceptibles, se abre la gravedad del existir. Dentro de una vida, ahora, caben todas las vidas. Viven todos los seres que se harán polvo en la luz.
Saludos.

jueves, 7 de diciembre de 2017

Los cineastas del paréntesis #2



TRÁS-OS-MONTES. El hombre que apacigua al rebaño, que baila el Domingo, que mira absorto el movimiento de las hojas. El hombre que estuvo hace 100.000 años, que dejó huella en la roca que ahora el hombre usa para descansar. El hombre que juega en su primera edad, que ama en la segunda y muere en la tercera, y el hombre que respeta el silencio del círculo al salar las carnes y los pescados. No necesita, ese hombre, ver otro territorio que le es ajeno, ni para ser feliz ni para respirar. Ese hombre conforma y se conforma, cela la rumia hasta hacer brotar el fruto del siguiente día, y escucha satisfecho el témpano en el arroyo de Noviembre, feliz de resbalar hasta otro lugar exactamente igual. Igual que siempre. Igual que cualquier otro. Igual.
Saludos.

miércoles, 6 de diciembre de 2017

Los cineastas del paréntesis #1



El verdadero acontecimiento este año en el SEFF, a mi juicio, no lo supuso ningún nuevo descubrimiento, aunque bien podría decirse que para la mayor parte del público sí sea la primera vez que se enfrentaban a la obra de dos cineastas tan fundamentales como poco conocidos. El cine de António Reis y Margarida Cordeiro, prácticamente reducido a cuatro películas entre 1974 y 1989 (Reis falleció en 1991), es muchas cosas y una sola, es sencillo en lo formal pero extremadamente complejo en lo conceptual, y no se debe caer en la tentación de incluirlo en el documental, pues trascienden el mero género y casi podríamos afirmar que fundan un nuevo género, una apabullante mezcla de reflexión filosófica, disección antropológica y un aliento poético que hace temblar de emoción sus imágenes, que por un momento parecen salidas de un mundo paralelo, el que sólo recoge la retina del poeta... o el loco. Y es la locura el tema principal de JAIME, la primera obra filmada por Reis (sin la colaboración de su esposa), que se acerca (en realidad se zambulle) en la historia de Jaime Fernandes, un humilde labrador, natural de Covilha, que en 1938 fue radicalmente apartado del mundo al serle diagnosticada esquizofrenia paranoide, por lo que fue internado en el psiquiátrico Miguel Bombarda hasta su muerte, en 1969. Hasta aquí, un cineasta al uso indagaría en motivos prácticos, pero Reis prefiere constreñir el trazo biográfico a estas escasas líneas y la voz en off de su esposa, Evangelina. En realidad, los poco más de treinta minutos de JAIME están dedicados al suave y respetuoso escudriñamiento del psiquiátrico y sus fantasmales habitantes, para contrapuntearlo con los dibujos que Fernandes realizó compulsivamente en sus últimos cuatro años de vida, cuando jamás se le conoció actividad artística alguna. Entre el retrato psicológico (aunque nunca psicologista) y el rechazo a la enfermedad como "anormalidad", la propuesta de Reis tiene algo de espejo compasivo, que sabe de la dificultad y las trampas que provienen de la excepcionalidad; por ello el valor de presentar un lugar aparentemente hostil y acariciarlo, por ejemplo, con la voz de Louis Armstrong, para ver con ojos más compasivos el abismo cotidiano de los que fueron apartados de lo que quizá sea la normalidad.
Saludos.

martes, 5 de diciembre de 2017

Wajda. Brillo y dominio #14



También en 1968, Andrzej Wajda realizó un pequeño film en tierras británicas titulado GATES TO PARADISE, un compendio de obsesiones religiosas y morales en torno a la demencial marcha de un grupo de adolescentes en 1212, en plena fiebre de las cruzadas, hacia la tumba de Jesucristo en Jerusalén. Es una película tan extraña en su concepción como ambigua, y lejos de ofrecer un sermón eucarístico en imágenes su trasfondo es bastante más escabroso que su sinopsis. De hecho, el film (adaptación de la novela del escritor polaco Jerzy Andrzejewski) se abre con el desgarrado arrepentimiento de un cruzado ante la cruz, donde confiesa todos los crímenes que ha cometido en nombre de su dios y abandona las armas para convertirse en monje y ser el guía espiritual de los niños, que siguen asimismo a un joven llamado Jakob, que afirma haber tenido una visión en la que sólo el corazón puro de dichos niños liberará Jerusalén de los turcos, que la mantienen asediada. Todo ello con una ambientación bucólica y pastoril, quizá en exceso naif, pero que Wajda se encarga de contrapuntear con algunos momentos de gran polémica, como la abundancia de torsos juveniles desnudos cada vez que tiene un encuentro con un adulto o incluso el desnudo (apenas tapado por las espigas) de la joven actriz Pauline Challoner, aún menor de edad, a la que los más avezados recordarán porque sólo un año después participó en LA RESIDENCIA, título mítico de Ibáñez Serrador. Eran otros tiempos, desde luego...
Saludos.

lunes, 4 de diciembre de 2017

Manual de lucha y libertad #1



Hace escasamente cuatro meses desaparecía uno de los nombres fundamentales de esta castigada cinematografía que es la nuestra, a veces tan ajena a las miradas más libres e insobornables. El más importante, y curiosamente por ello el menos reivindicado por la "oficialidad", pero sí por cada nueva generación, fue Basilio Martín Patino. Un cineasta de un talento tal que nunca se pareció a nadie, ni nadie pudo parecerse a él; imitarle sí, reverenciar su cine sí, como el jovencísimo Víctor Erice que en 1960 aparecía en los títulos de crédito de TARDE DE DOMINGO como script. Se trata de un trabajo de prácticas de un director en ciernes en la vieja Escuela de Cine de Madrid, pero incluso en un film-boceto como éste (gran parte de su metraje carece de banda sonora) pueden ya rastrearse algunas de las claves que habrían de definir toda la obra del director salmantino. La enigmática deriva de una joven que deambula por su solitaria casa en un Domingo empleado por todo el mundo para organizar fiestas o salir de paseo, parece casi un extraño acto de resistencia pasiva, casi fantasmático, y orquesta un contraste brutal entre los interiores desnaturalizados y el costumbrismo bullicioso de las calles, convirtiéndose en un certero retrato de seres y pareceres de la grisólea España de aquellos años. Una pequeña joya de nuestro cine, una obra de apariencia ínfima pero con un mensaje insólitamente contestatario y revulsivo.
Saludos.

domingo, 3 de diciembre de 2017

Rincón del freak #292: Si no sientes las piernas... a matar Charlies. Películas para desengancharse #50



Se acaba la segunda parte de este inusual monográfico ¿Y qué mejor forma de despedirse que con RAMBO? Sí, porque ahora se hacen muchas películas así, con un guion nulo y trillado pero con efectos técnicos que tapan todas estas deficiencias. La diferencia entre estas películas y RAMBO es evidente: todo lo que ocurre en pantalla está hecho artesanalmente, mal pero artesano al fin y al cabo. El asunto clave es entender que este era un producto milimétricamente calculado, que aprovechaba el tirón mediático de su antecesora y reconvertía a aquel John Rambo, lacónico y cansado del mundo, en el único y verdadero salvador de la patria de Lincoln... A bombazo limpio, cierto es. Con pocos remilgos a la hora de enfrentarse a rusos y vietnamitas, todos revueltos. Y con un corazoncito que también latía tras su inexpresivo rictus gracias a la sugerente Julia Nickson, de la que luego nada más se supo. El ligue le duró al mercenario lo mismo que una granada en la mano, apenas unos segundos tras el primer y único beso. Y hasta ahí las sutilezas, porque RAMBO es un gusto por las explosiones, los tipos anónimos acribillados, los helicópteros con armamento pesado, las flechas explosivas, las torturas con descargas eléctricas, más explosiones y unos prisioneros que llevaban metidos en jaulas un potosí de años sin que a nadie le importara un carajo. Intentar descifrar en qué consistía exactamente la misión de John Rambo en Vietnam es más complicado que un plano de Tarkovski. Si no me creen, no tienen más que volver a verla y deleitarse con esta oda al mal gusto, devenida icono pop involuntario.
Saludos.

sábado, 2 de diciembre de 2017

Vida prócer: El cine de Hong Sang-soo #19



El Festival de San Sebastián tiene en Hong Sang-soo a uno de sus cineastas predilectos, que cada año deja una muestra de su prolífica actividad y demuestra que el cine "de guiones" no sólo no ha muerto, sino que tiene una magnífica salud. El coreano es uno de nuestros directores favoritos, no es el más espectacular ni el más original, pero nos parece impagable la oportunidad de disfrutar su work in progress a tiempo real, asistiendo a cada estreno suyo no como ejercicio de nostalgia, sino como reinvención pura del cine como lenguaje. En YOURSELF AND YOURS, el director propone otro de sus habituales laberintos espacio-temporales, esta vez con la identidad, sus significados y trampas, como un borrador al que no tenemos más acceso que el del ensayo y la repetición. El personaje central es Minjung, una chica ingobernable, que se resiste a pertenecer a ningún hombre y usa el subterfugio y la huida hacia delante como armas para defender su libertad frente a los hombres que, lejos de querer comprenderla tal y como es, pretenden conquistar su personalidad. Hong abraza la modernidad sin miedos, completamente desnudo y expuesto, y vuelve a dar una lección de humanismo valiente e insólito a un mundo de hombres, que "otorga" pequeñas cuotas de libertad a las mujeres, pero es incapaz de asimilar que tienen todo el derecho del mundo a equivocarse, rectificar, e incluso juguetear con las posibilidades de la vida. El film va mucho más allá de la típica figura femenina caprichosa, y coloca a esta mujer en el centro mismo del relato, lo que no es nada habitual, para escudriñar con asombrosa minuciosidad que la mentira está instalada no en las personas, sino en las mismas relaciones sociales, pervirtiéndolas y desvirtuándolas. Hong Sang-soo no hace prisioneros, pero tampoco se cobra víctimas. Un director esencial precisamente ahora mismo que quedan tan pocas esencias.
Saludos.

viernes, 1 de diciembre de 2017

Películas para desengancharse #49



Hace treinta años, tuvimos la oportunidad de asistir al estreno de una de las verdaderas últimas superproducciones, tal y como éstas son entendidas según el canon de producción de los grandes estudios. THE LAST EMPEROR tenía un reto casi imposible por delante y muchas papeletas para convertirse en un fiasco de los que marcan época ¿Qué factores la elevaron hasta ocupar el lugar preponderante que ostenta desde entonces? A mí me parece esencial el equilibrio entre exotismo y cotidianidad, intimismo y grandilocuencia. Equilibrio que se extiende a la perfección, casi obscena, de la fotografía del maestro Vittorio Storaro y la inolvidable partitura que imaginaron Ryuichi Sakamoto y David Byrne. Sin embargo, nada de esto podría haberse conjuntado, sin desbordarse, de no ser por la impecable dirección de Bernardo Bertolucci, entonces incomprendida con recelo, pero que se incluye entre lo más incontestable de toda su filmografía. Una historia que, de una u otra forma, necesitaba ser contada, la del último emperador de China, Pu Yi, que llegó al trono por obligación con tres años en los últimos estertores del imperio, que apenas se reducía a la ciudad-fortificación de Pekín, convertida en un anacrónico espacio fuera del tiempo, y del que el joven emperador no pudo salir hasta ser prácticamente un adulto. El film, enorme en pretensiones y extensión, tiene dos partes bien diferenciadas y cuyo difícil engarce supone el mayor escollo léxico, como si un gran vacío se abriese entre la fascinante majestuosidad del primer bloque (justo hasta el inevitable destierro) y la convencionalidad del segundo, que sin embargo contiene una superlativa interpretación de John Lone como el emperador adulto. Una película aplastante, con sus nueve oscars (de nueve), sus formas y colores, y un vestuario que es bellísimo, perfecto. Las localizaciones apabullantes,los momentos íntimos rodados con sensibilidad... ¿Por qué habría que desengancharse entonces a toda prisa?... Me pregunto de quién sería la fabulosa idea de rodarla íntegramente en inglés...
Saludos.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!