En mi videoclub favorito me encontraba, cuando una extraña sensación me invadió de repente. Me fui de cabeza a "novedades" y me dije: Coño, la última del Tarantino..., ¿por qué no?, igual me sorprende.
Es una pena que este virtuoso del despiece narrativo, verbigracia de un nada caótico montaje anarquista, sólo sea capaz, a estas alturas, de copiarse a sí mismo.
Personalmente, no voy a pedir al ¿creador? del cine garrulo contemporáneo, deudor al mismo tiempo (fíjense qué contraste), de Chuck Norris como del aperturista Sam Fuller, que reinvente el cine, como en su momento, a mediados de los noventa, parecía ser capaz de hacer. El impulso inicial, brutal, que supuso la irrupción en el panorama internacional de RESERVOIR DOGS, mas su fascinante y compleja continuación, PULP FICTION, dejó al iconoclasta de Quentin casi agotado mentalmente. Aún JACKIE BROWN contenía un curioso regusto nostálgico que muy bien podría haber supuesto dos cosas: el cierre definitivo de la factoría tarantiniana o un cambio de registro en busca de nuevos horizontes.
Ni una cosa ni la otra, lo que vino después se encuentra entre lo más sonrojante que he visto en mucho tiempo, hasta desembocar en este último ejercicio onanista a cuatro manos que es GRINDHOUSE/DEATH PROOF, aunque las similitudes con la gilipollez de su homónimo mexicano se queden en los incomprensibles rayajos en la imagen.
Como blockbuster de lujo, la verdad es que se las apaña bien; usar y tirar sin pudor, kleenex cinematográfico de autor e infantil recreación de claustrofóbicos monumentos como CAYO LARGO o EL DIABLO SOBRE RUEDAS (sí, hasta Spielberg es capaz de pasar por encima de esta nimiedad que, de no ser por el nombre acuñado por su director, quedaría como mera anécdota).
Por cierto, hablando de similitudes entre el creador de E.T. y el de KILL BILL, lo peor es comprobar el grado de engreimiento cuasiinfantiloide de este último, al que me imagino en una rueda de prensa contestando a la pregunta "Defíname en dos palabras su pelicula" lo siguiente, en pleno éxtasis creador: "Teléfono, mi casa"...
Sobran los comentarios, al menos por mi parte.
Saludos a prueba de mediocridad, mondo indéfilo.
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