domingo, 11 de mayo de 2008

El espectáculo de la destrucción

Antes de que el entramado digital redujese hasta la banalización al concepto de espectáculo en el cine, éste había tenido que tirar de ingenio, localización, vestuario, fotografía, coreografía, uso el sonido, etc...; por lo que el film se convertía en una experiencia colectiva por excelencia, no en la paja mental de un universitario frente a una pantalla.
Si una película era cara es porque lo era, ahora no tiene sentido hablar de gran superproducción ¿qué producción?
Cuando Spielberg y Coppola financiaron a Akira Kurosawa para que filmase KAGEMUSHA, no sólo rendían admiración hacia un cineasta sin el que ellos no habrían sido nada, sino que hacían justicia a un venerable anciano que nunca pudo contar con tales presupuestos en Japón.
Al poco tiempo, Serge Silberman despertó a la bestia y aumentó las expectativas en lo que se convertiría en una de las películas más espectaculares de la historia.
RAN significa caos, y el caos puede palparse a lo largo de esta cinta, curiosamente con uno de los trabajos de producción menos caóticos que en producciones de este tamaño se recuerden. Hasta el punto de que Kurosawa llevó hasta sus últimas consecuencias la disciplina de rodaje, suspendiendo el mismo sólo un día tras la muerte de su esposa.
RAN es la visión oriental de las miserias y ambiciones desatadas en El rey Lear de Shakespeare, donde las tres díscolas hijas son sustituidas por tres hijos que provocarán, con sus disputas sucesorias, una guerra fratricida en el corazón del Japón feudal.
Pocas escenas de batallas se recuerdan tan feroces, tan realistas, tan respetuosas con el medio cinematográfico. El asalto al tercer castillo nos hace sonreír si lo comparamos, por ejemplo, con escenas pretendidamente salvajes como el principio de SALVAR AL SOLDADO RYAN o el final de BRAVEHEART.
Es posible que la mayoría de las motivaciones niponas casi siempre se nos escapen, por lejanas y veladas, pero el maestro Kurosawa entró directamente en una obra fundamental de occidente y le dio un aliento sangriento del que carecía y que, precisamente, los japoneses casi nunca eluden.
Indéfilos saludos desde el campo de batalla.

1 comentario:

Antonio Villa dijo...

hola indefilo no he visto la pelicula pero espero verla pronto solo leyendo esto dan ganas de verla un saludo a todos y espero que seamos una familia de indefilos viva el cine-vida

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!