jueves, 29 de mayo de 2008

Loco insomnio

A medida que vamos cumpliendo años y, por lo tanto, vamos ampliando las películas vistas, es más evidente que, al igual que las olvidadas casi instantáneamente, están las que nos resultan imposibles de olvidar, sea por una u otra razón.
TAXI DRIVER pertenece al no demasiado amplio (experiencia es un grado) grupo que quedan marcadas al rojo por distintos motivos.
Contar de nuevo la peripecia paranoide de Travis, el insomne que decide trabajar el turno de noche como taxista, puede resultar algo cansino, y es que hablamos de una de las películas más comentadas de los últimos treintaytantos años.
Aprovecharé, por lo tanto, para dar un tirón de orejas a la academia por no premiarla en su momento y, sin embargo, hacerlo casi obligadamente con una cinta como THE DEPARTED, que palidece al lado de esta obra maestra tanto en forma como en fondo.
La interpretación de De Niro me sigue pareciendo escalofriante, con esa actitud socarrona-nihilista que parece decir "me la suda todo", aunque en realidad no sea así. Creo que este gran actor creó, sobre todo a raíz de este film, la etiqueta, referida a una cierta manera de actuar, "muy De Niro". Desgraciadamente, el nivel de sus trabajos a partir de los noventa comenzó a decaer notablemente, logrando mejores cotas como director que como intérprete.
Aparte de De Niro, TAXI DRIVER es puro cine negro. La fiereza con la que Scorsese retrata la violencia proviene, a mi modo de ver, del mejor Sam Fuller, y enlaza, en una cabriola fantástica, con los más recientes trabajos del extraordinariamente reciclado Cronenberg. El personaje no se cuestiona nada, sabe que él actúa bien y sus enemigos mal, y por lo tanto debe eliminarlos. Tan simple como eso.
Si no hablásemos de un maestro como Scorsese, estaríamos ante el enésimo fardo fascista de un Stallone o Van Damme cualesquiera, por ejemplo (aquel año, el oscar lo ganó ROCKY. Toma ya!); pero existe una diferencia fundamental: en TAXI DRIVER, la espiral creciente de violencia, rematada por un monumental baño de sangre, en ningún momento es justificada, si no es por una mente desquiciada que pierde los papeles, AUNQUE LOS TIPOS A LOS QUE SE CARGUE SEAN DESPRECIABLES.
Quería recalcar esto último porque ahí radica, creo yo, todo su valor cinematográfico. Bueno, y porque de allí salió esa pequeña maravilla llamada Jodie Foster y también descubrimos a un actorazo cuya carrera ha sido inversamente proporcional a la de Robert De Niro, hablamos, como no, del impresionante Harvey Keitel. Como inolvidable es la neoyorquinísima partitura de Bernard Herrman
Retrato en clave amarga de la sociedad americana y sus obsesiones, sus miedos y sus trampas, TAXI DRIVER es uno de esos títulos que a muy poca gente se le ocurriría discutir, sobre todo porque aún permanece como piedra angular (fundamental diría) de una filmografía a la que todos alaban pero pocos reconocen, y ahí está su mérito. Sabido es, también, que su guionista original, Paul Schrader, reflejó una cierta etapa depresiva sufrida tiempo atrás.
Sabemos que Scorsese jamás habría podido cargar con el peso específico de THE GODFATHER, pero ¿imaginan qué podría haber perpetrado Coppola si le hubiesen encargado TAXI DRIVER?
Insomnes saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
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