Como ya ando bastante escamado con estas cosas, la noticia del remake americano de FUNNY GAMES, aunque haya sido dirigida por el propio Michael Haneke, me ha dejado el cuerpo igual que si tal hecho no se hubiese producido. Me alegro por el bolsillo del director austríaco, pero nada más.
A Haneke no se le puede medir como un narrador al uso, con brillantes puestas en escena ni manejando el tiempo del film. En realidad se trata de un ensayista en soporte cinematográfico que necesita despojar de artificio sus historias para dotarlas de mayor crudeza.
En el caso de FUNNY GAMES, esto es palpable desde el principio; Haneke nunca se compadece de los que, irremediablemente, van a convertirse en víctimas, sino que nos mira a la cara, sabedor de nuestra incomprensión y nos pregunta ¿pero víctimas de qué?
No puedo ver esta película como la típica en la que hay buenos y malos, y los malos quieren hacerle pupita a los buenos porque por eso son tan malos, etc... Me quedo con la teoría del ensayo sobre EL MAL, el porqué de su sinrazón, qué lo alimenta en cada caso. El problema radica en que Haneke es mucho más explícito en su propuesta que, por ejemplo, Kubrick en la mucho más complaciente A CLOCKWORK ORANGE, donde el mal tiene sus propias motivaciones y puede ser extirpado, o al menos controlado.
Haneke hace que el asesino nos mire directamente (el plano es literal) y nos hable, no quiere justificarse, sólo contarnos lo que va a hacer a continuación. El efecto es terrorífico y traumatizante a la vez.
El punto débil yo lo atribuiría, teniendo en cuenta que Haneke tampoco es Wittgenstein, al contrapunto que ofrece el segundo asesino, más débil y dubitativo y que podrá ser el único rayo de luz en una historia que no tiene nada que ver con la esperanza.
FUNNY GAMES no es ni una gran película ni una mala película, es un punto y aparte que nos puede hacer reflexionar sobre nuestra propia condición, pero si no fuese así...
Divertidos saludos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario