domingo, 18 de mayo de 2008

El miedo reversible

Si alguna vez existió un director que necesitaba como agua de mayo el paso del mudo al sonoro, ese fue Fritz Lang.
En su etapa muda, Lang asombró por la ilimitada fuente de recursos visuales que su cine ofrecía. Cuando el sonoro se hizo patente, a principios de los años treinta, el maestro alemán no sólo no se asustó (tantos se quedaron sin saber dar ese paso), sino que ejerció como visionario, con hallazgos sonoros que siguen utilizándose hoy en día.
M (en nuestro país se le añadió el subtítulo "el vampiro de Düsseldorf") probablemente ilustre a la perfección esto que digo. Todos hemos quedado impresionados con una maravilla como METROPOLIS, pero el impacto que supuso M para su época la coloca en un lugar privilegiado respecto a sus predecesoras.
Hablamos de una película oscura, malsana, quizá un tratado sobre la delación y el miedo. Su fuerza psicológica es tal que no podemos precisar quién es en realidad, en cada momento, el VERDADERO CULPABLE.
Lang tuvo literalmente que huir de Alemania por el mosqueo que supuso al incipiente régimen nazi que esta película usase el indicativo "El asesino está entre nosotros", a eso le llamo yo tener huevos.
En cuanto a la trama, digamos que M es una suerte de mezcla de géneros que podría contener la denuncia preneorrealista, el cine negro, el terror psicológico y el suspense tremebundo.
El personaje principal, un simpático violador y asesino de niñas (insuperable Peter Lorre), se nos muestra como un hombre víctima de sus debilidades y obsesiones, lo que Lang, a mi parecer, acentúa muy acertadamente en el tramo final, donde (y a esto le llamo yo que el director controle completamente el film) incluso llegamos a ponernos de parte de tan execrable individuo.
Hablamos de una trama en crescendo, aunque la cosa, sin que afecte al suspense, esté clara desde el principio.
M habla de un hombre malvado, pero lejos de quedarse en lo que miles de películas siguen cansinamente abordando, acusa también a una sociedad hipócrita que tolera a según qué delincuentes mientras su "seguridad" no se vea alterada.
Recomiendo, si es posible, el visionado de esta tremenda obra de arte de manera periódica, a modo de infalible refrescante mental.
Neblinosos saludos.

1 comentario:

Laura dijo...

Yo destacaría también el detalle del silbido, que siempre toca el personaje de Lorre. Me ponía la piel de gallina, con esa cara de no saber de que va la cosa. Pelicula buena y desconcertante donde las haya. Un genio este Lang, que utiliza todos los medios a su alcance con maestria.

Saludos escalofriantes

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!