domingo, 14 de diciembre de 2025

Rincón del freak #673: Sangre canina


 

El conde Drácula está malito, con fatiguitas y retortijones, más mala cara que Rascayú y con severos problemas económicos, que llevan a su ingenioso lacayo a sacarlo del catre, montar el ataúd en la baca del carricoche y encaminarse a la soleada y muy católica Italia, que parece ser el sitio más propicio para encontrar vírgenes sin tacha, que proporcionen una dieta adecuadamente hemoglobínica al cetrino noble rumanoide. Tras el atraco a Shelley, Paul Morrissey pensó que no era momento de volver al mundanal ruido neoyorquino, y con el mismo equipo rodó BLOOD FOR DRACULA, que incidía en la mirada sardónica y desapasionada hacia otro mito del terror, al que daba vida (es un decir) Udo Kier, me parece a mí que adelantándole mucho trabajo a Caleb Landry Jones, lo que comprobaremos en breve. Otro compendio de sorpresas interpretativas (atención a Roman Polanski o el mismísimo Vittorio de Sica), sangre falsa, ninfas en celo y actores que no se sabían el guion (quizá porque no había), que no era más que la excusa evidente para poner a Joe Dallesandro follándose a todo el mundo, con la misma excitante anatomía y la misma cara de catar vinagre. Otra locura, rodada con lo mínimo, explotando de nuevo a un Andy Warhol que ni estaba allí y demostrando a los listillos de hoy en día el significado de ser un outsider genuino, sin poses ni planteles.
Ahí queda eso.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!