Del Sitges'24 se nos quedó en el tintero ELSE, ganadora de los mejores efectos especiales, que vuelve a invocar, cómo no, la psicosis post-covid, en un relato con un tono verdaderamente extraño, que imita lo propuesto en su guion, convirtiendo el argumento en el propio terreno físico. Puede ser confuso, pero aún más si atendemos a lo divergente de su argumento, que comienza como una especie de comedia romántica, en la que confluyen Anx, un diseñador gráfico hipocondríaco y con tendencia a la reclusión, y Cass, caótica y extrovertida. Ambos han compartido una noche de pasión, pero cuando ella vuelve al apartamento de él, un extraño suceso copa la actualidad: aparentemente, las personas están fusionándose con su entorno, sean cosas, vegetales o incluso animales. Antes que un film pandémico, y ni siquiera un body horror, estamos ante una película que, una vez arranca, propone un osado dilema filosófico, que sólo es desvelado en su apabullante tramo final, de gran belleza visual, puede que excesivamente enigmático, pero fascinante si se entra en su mensaje.

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