SLEEPER era el gran homenaje de Woody Allen al slapstick, convirtiendo un demencial acercamiento a la ciencia ficción, donde el personaje principal, Miles, un clarinetista aficionado al ragtime, se despierta tras haber sido hibernado 200 años después, en una sucesión de persecuciones delirantes. Allen daba vida a Miles, que se encuentra trasplantado a una sociedad supuestamente perfecta, pero donde las sensaciones han sido sustituidas por máquinas y compuestos químicos; allí se encuentra con Luna (Diane Keaton), poeta mediocre y hedonista, que le confunde con un terrorista antisistema. Sin ser el film más inspirado de su autor, si es de sus comedias más divertidas y desprejuiciadas, con un ritmo y soluciones visuales que son todo un homenaje a Laurel & Hardy o Buster Keaton, y cuya infinidad de gags tardaríamos demasiadas líneas en desentrañar, por lo que me quedo con la frase de cierre, que me parece una genialidad: "No creo en dios, sólo en el sexo y en la muerte, las dos únicas cosas que ocurren una sola vez en mi vida, y tras la segunda al menos no te ves como un desastre"...
Saludos.

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