domingo, 7 de diciembre de 2025

Rincón del freak #672: Si la carne es lo único que nos queda...


 

Nos dejaba recientemente Udo Kier, ese actor de mirada tan clara como turbia, de extensa y variada carrera, que ha abarcado casi seis décadas. Curiosamente, aprovecho la entrada de hoy para rendir homenaje también, aunque tardíamente, al cineasta Paul Morrissey, fallecido hace ahora un año, y con quien Kier colaboró en dos de sus títulos más representativos, que ocuparán estos dos domingos. El primero es FLESH FOR FRANKENSTEIN, personalísima y desprejuiciada aproximación al mito creado por Mary Shelley, que mostraba la fijación fetichista del director norteamericano, protegido de un Warhol que aquí aparecía como productor solamente por la promoción. Icono pop y contracultural desde su realización en 1973, nos muestra un corolario de aberraciones, no tanto por su desfile de vísceras de pollo y sangre falsa, sino por lo desinhibido de la visión de Morrissey, su obsesión (y yo encantado) por los desnudos frontales de Joe Dallesandro, que aquí deviene en el objeto erótico de una insaciable Monique van Vooren. El caso es que el delirio comienza por presentar al barón Frankenstein como un majara al que le pone cachondo tocar vísceras... ¡y está casado con su propia hermana!... ¡y tienen dos chiquillos!... El tipo, claro, pretende crear no uno, sino dos monstruos remendados, hombre y mujer, para que procreen monstruitos zombis y él pase a la posteridad. Entre medias, muchas tetas, casquería, Carlo Rambaldi haciendo de las suyas (ojo, que en el guion participó nada menos que Tonino Guerra) e infinidad de integrales de Dallesandro, el único mortal irresistible mientras pone cara de asco.
Mítica e imposible de hacerse hoy día. Aprende algo, Lanthimos...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!