lunes, 14 de julio de 2025

La balada de Arróniz y Grimaldo


 

Que porque llegaron personajes ajenos, hideputas embutidos en oscuridad infiel, y a violar a nuestras hijas, arrasar nuestros campos, cagarse en nuestras costumbres. Se abre la puerta a los caballeros que han de librarnos destas acechanzas, y a la santísima Señora del Rosario nos encomendamos para solventar este ingrato trance que amenaza la virtud de nuestras personas de bien. Contra los demonios, dios nos guarde.
Imagino a los pecholatas de siempre, alérgicos al análisis, portando la cruz en llamas por las calles de Torre Pacheco. Deberíamos despertar, porque no importa esto, aquello o lo de más allá; la geoestrategia políica está echada, al no dar los números, tan tozudos, de la democracia. Cualquier cosa valdrá, hoy y mañana y pasado; en Murcia, Valladolid o Tenerife, las bombas de odio ya están esparcidas, y eso nos convierte en un país que abraza el odio, que es la misma vergüenza de otros tiempos, que ya sabemos cuáles fueron, y que fueron muchos. A mí este país me da ganas de vomitar, y no me reconozco en ese odio asesino, irracional, de pezuña quemada.
Mathieu Kassovitz lo describió certeramente en esa maravilla intemporal, que nos sirve para ilustrar cada maldita década desde hace tres, que es LA HAINE. Una película que no se detiene, a todo tren, en esa caída libre narrada en la apertura "mientras todo va bien". Que se atreve a decirnos que un negro, un árabe y un judío pueden formar una improbable alianza, alimentada más que nada por esa cotidianidad repleta de detenciones, agresiones, amenazas; un día a día contenido en un solo día, en el que el azar, o el deseo de escapar, les lleva a Oz, que es París, donde los policías son amables y no les pegan, donde les ofrecen champagne gratis en una galería de arte, pero donde sus modos no son aceptados ("son sus costumbres"), porque al fin y al cabo no son más que escoria, un cuerpo extraño trasplantado quién sabe cómo desde el sumidero hasta el jardín que, sin embargo, necesita de ese "abono" para florecer. Película brutal, pero también divertida, con una sofisticación formal impropia de un tipo de apenas 27 años, y que luego no ha vuelto a alcanzar estos niveles de excelencia. LA HAINE habla de gente apuntándose con armas, pegándose, gritándose mucho, perdiendo sus últimos retazos de humanidad, mientras los pacientes "tejedores de conciencia" esperan para repartirse los pedazos de lo que quede. "Dejad que se maten, como siempre han hecho", parecen decir entre dientes, mientras se limpian el culo con un papel donde dice "democracia".
Si creemos que alguien tiene razón en esta vergüenza que estamos viviendo, yo dimito de todo lo que ni siquiera me corresponda...
Saludos.

domingo, 13 de julio de 2025

Rincón del freak #656: Volveremos por las risas


 

Tenía muy desubicado a Mel Gibson en labores de dirección últimamente, todos imaginamos por qué, pero no que regresaría con una película tan inesperada como FLIGHT RISK, uno de esos divertimentos de serie B desprejuiciada, que me gustaría encontrarme en un pase sobre las cuatro de la tarde, y en la que Gibson destierra la gravedad de algunos de sus mejores trabajos, en favor de un thriller de alta tensión y comicidad estrambótica, con el espacio único de una avioneta y sólo tres personajes. Una agente (estupenda Michelle Dockery) ha de escoltar a un testigo (Topher Grace, más insoportable que nunca), desde Alaska hasta Nueva York, acusado de manejar las finanzas de un poderoso mafioso. Sin embargo, nadie es quien parece ser, y se inicia un laberinto de apariencias entre la agente, el testigo y el propio piloto (Mark Wahlberg, tan feroz como autoparódico). Cierto, la película tiene las mismas pretensiones que cualquier telefilm barato, pero en su favor tiene una duración de hora y media (que podría haber sido hasta menos), una trama que elude cualquier tentación sabihondilla y te sirve como entretenimiento estival si no se quiere pensar casi nada. Vamos, que Gibson se lo ha tenido que pasar jodidamente bien rodándola; así no suelta ningún exabrupto y se oxigena de cara a la que realmente nos interesa. Ustedes saben...
Saludos.

sábado, 12 de julio de 2025

La virgen del último verano


 

Con apenas 27 años, Emir Kusturica debutó en el largo con DO YOU REMEMBER DOLLY BELL?, compendio de obsesiones juveniles en la rigidez de la Yugolasvia de finales de los sesenta, donde la pobreza extrema de quienes sólo podían permitirse una triste chabola en los suburbios, se mezclaba con las ensoñaciones que llegaban desde películas clandestinas con velados desnudos femeninos y canciones italianas, con las que soñar con formar un "conjunto". Dino, el protagonista, demasiado sensible para un entorno sin reglas, calla, observa, obedece a su padre enfermo y está convencido de grabar un disco que le catapultará hacia la gran ciudad. Lo que ocurre en realidad es que Dino despierta, paradójicamente, ingresando en otra ensoñación, cuando se ofrece a ocultar a una joven prostituta que se hace llamar Dolly Bell, que huye del violento proxeneta local. Con un estilo depuradísimo, de enorme imaginación visual para un cineasta tan joven, Kusturica prácticamente marida los estilos (contrapuestos), por ejemplo, del Béla Tarr más sobrio y el Fellini más sensual, remitiéndonos a LA CONDENA o AMARCORD, en un relato comprensiblemente irregular, pero que descubría a un creador de imágenes deslumbrantes, con un sentido dinámico tan complicado de encontrar en el anquilosado cine actual, tan necesitado de renovadores como este director, cuya inspiración pareció evaporarse con la llegada del nuevo milenio.
Saludos.

viernes, 11 de julio de 2025

Distintas lecturas, mismas víctimas


 

Encomiable, de generoso esfuerzo, mirada lúcida, valiente, necesaria. Sorprende que tenga que venir una venerable veterana como Anieszka Holland a abrir la herida de la inmigración en una Europa cada vez más deshumanizada, hurgar en ella, exponer la infección, que repugne a este milenio que, lejos de erradicar la barbarie, la enmascara con festivales de música y políticas medievales. Hasta ahí el valor (no es poco) de esta película por momentos estremecedora, casi insoportable por su crudeza formal, pero a la que le puede el ímpetu desarrollado en su primera mitad (de un total de dos horas y media), descompensando su potente mensaje. GREEN BORDER habla de una cosa exponiendo aquello de lo que no se habla, en un punch directo que se va convirtiendo en una denuncia un poquito ingenua y finalizar en una coda deliberadamente acusadora. En un blanco y negro de infinitos matices, Holland comienza, sin ahorrarse referencias explícitas, registrando el infierno en el que cae una familia siria, que supuestamente viaja a Suecia, pero se ve atrapada en una "tierra de nadie", comprendida en la frontera entre Bielorrusia y Polonia, donde la política autoritaria de Lukashenko, sumada a la dejadez de los militares polacos, convierten a todos estos migrantes en un incesante pinball humano, con la intención de ir arrebatándoles todas sus posesiones en interminables idas y venidas por esta "frontera verde". Seguidamente, la historia deriva hasta una mujer polaca, psicóloga de profesión, que vive en una apartada casa junto a la frontera, y que se convierte en activista tras un traumático (muy traumático) encuentro, que la lleva hasta un grupo radical que ayuda a quienes nadie ayuda. Es esta ruptura de foco la que lastra ligeramente a un film, por otra parte, magnífico, imprescindible para airear los cuartos de una Europa mohosa y con olor a rancio. La parte final, como decía, es la de la derrota, pero también la de la esperanza, aunque sea en ínfimas dosis. De nuevo sin medias tintas, vemos, tras el horror inhumano, otras migraciones, extrañamente más amables. Como dicen algunos bots fascistas: busquen las diferencias, sólo ucranianos blancos y rubicundos... Tssss...
Saludos.

jueves, 10 de julio de 2025

Bajo depresión


 

La idea de partida de THE WOMAN IN THE YARD es rotundamente visual, y funciona. La poderosa imagen de una misteriosa mujer, cubierta por un imponente velo negro y sentada en una silla, que aparece de buenas a primeras frente a una apartada granja, donde vive una mujer y sus dos hijos. El padre ha fallecido recientemente en un accidente de tráfico (glups!), en el que ella ha quedado con una importante lesión en la pierna, aunque lo más difícil es sobrellevar el día a día ante la pérdida ¿Quién es esa mujer? ¿Qué quiere al sentarse ahí enfrente y en silencio? Una vez terminada la película, no hay una sola pista que justifique un preámbulo de al menos una hora, en una película que no llega a la hora y media. Personajes planos, casi caricaturescos, con motivaciones y reacciones que van de lo desmesurado a lo desarticulado, desconozco si por un guion escrito horriblemente o por la holgazanería que inunda esta tontería que se va desinflando a medida que quiere explicar cosas, quizá porque no hay mucho que explicar. Finalmente, la inevitable metáfora sobre la que se sustenta la historia, es exactamente como el 99.9% se imaginó a los diez minutos, ni más ni menos.
No tiene fecha de estreno en España... y puede que no sea del todo malo.
Saludos.

miércoles, 9 de julio de 2025

Aterrizados


 

A menudo se considera ONLY ANGELS HAVE WINGS como un compendio de todas las obsesiones del cine de Howard Hawks. Una especie de tablero perfecto por el que se deslizan piezas imperfectas, quebradas pero fuertes, constantemente puestas a prueba su integridad y eso que ahora se llama resiliencia. Organizada en torno a una excéntrica base aérea, dedicada al transporte en el entorno extremo de los Andes, la película no da un respiro desde la llegada de la resuelta Bonnie (Jane Arthur), que no encuentra el paraíso que esperaba, pero sí al jefe de la estación, Geoff Carter (Cary Grant), motivo más que suficiente para que el viaje sea sólo de ida. Maravilloso ejemplo de cómo conciliar varios géneros, sin que ninguno llegue a predominar, Hawks concreta aquí una de sus mejores puestas en escena, saltando de la comedia al relato de aventuras, el romance apasionado o algunas perlas musicales, además de ser una de las primeras apariciones en pantalla de Rita Hayworth. Personalmente, siempre me ha parecido una de esas maravillas imperfectas, magnífica como ejemplo de las contradicciones del alma humana cuando es sometida a vaivenes que no puede controlar. Le faltaría una décima para ser una obra maestra absoluta, pero como me lo paso de puta madre cada vez que la veo... ¿a quién coño le importa?...
Saludos.

martes, 8 de julio de 2025

La novia vestía de rojo y 2


 

Ponerme con KILL BILL: VOLUME 2 me lleva a dos o tres cosas nada más, susceptibles de ampliación, pero semejando unos brillantes apéndices del film único que podría haber sido. Primero, es una película mucho más dialogada que su predecesora, más atenta a los recodos de unos personajes que se despojan de su lastre como comparsas, adquiriendo un sentido fundamental en la esforzada alegoría que compone sutilmente su protagonista, de un feminismo a martillazos, pero que no deja nada a la interpretación. Haciendo un brillante uso de la fragmentación, Tarantino, más que desordenar los episodios los ordena según la intensidad requerida, aunque su ansiado desenlace culmine en sordina, pero con algunos de los mejores diálogos escritos por su autor. Esta revisitación me ha permitido reencontrar otra joya, el breve monólogo de un sublime Michael Parks, que merece la pena incluso por sí solo. O, evidentemente, el personaje interpretado por Michael Madsen, recientemente desaparecido, y que pasa por ser, junto a quizá Samuel L. Jackson, el actor tarantiniano por excelencia. Madsen era unos de esos secundarios de gran carácter y presencia, cuya mirada desvalida podía esconder a un tipo mortífero pero un poco de vuelta de todo. Quedará en nuestra memoria como aquel tipo que bailaba mientras cercenaba una oreja, o este otro, que llegó a convencer al mismísimo Bill de que había vendido su invaluable katana de Hattori Hanzo "por un puñado de dólares"...
Saludos.

lunes, 7 de julio de 2025

La novia vestía de rojo 1


 

Era lógico, entonces, lanzarse sin excusas al espectacular díptico con el que Tarantino colmaba una espera que se había hecho larga hasta 2003, lo que asumía el riesgo de "no parecer" la película que su autor "debería hacer", injusta coletilla para un renovador tan devoto como dedicado. A mí me pasó, KILL BILL: VOLUME 1 parecía el homenaje que alguien habría hecho a una forma de entender el cine, no "una forma de cine en sí"; una película extrañísima, con momentos geniales y otros sonrojantes, o lo más cerca que Tarantino ha estado del videoclip, porque su estilo sublima el videoclip, convirtiéndolo en una experiencia total, inmersiva, donde imagen y sonido son inseparables. Pero hablando de la película en sí, más de veinte años después, le sigo achacando su fachada de pajote satisfecho, de gozadera megakitsch sin complejos, porque el exceso es delirantemente excesivo, mientras que los momentos de escritura de guion no aportan gran cosa a una historia, por otra parte, muy sencilla de construir, incluso con los habituales saltos temporales, bastante peor ejecutados. Es, más que nada, un regalo invaluable a Uma Thurman, una gamberrada sofisticadamente autoconsciente de su misión evangelizadora, y también un desafío para ciertas tendencias hiperrealistas. Donde otros veían pesarosa gravedad, Tarantino aportaba todo el exceso proveniente del giallo, el spaguetti western y el cine de artes marciales. El podía, por eso, después de tantos años, me ha parecido hasta un pelín mejor que entonces. Aunque ahora que me acuerdo, esto venía a cuento del homenaje a uno de esos secundarios al que también sólo Tarantino podía capturarle su mejor versión. Les emplazo mañana por tanto...
Saludos.

domingo, 6 de julio de 2025

Rincón del freak #655: Vivir, comer, dormir, contentar a los dioses...


 

De verdad que lees la sinopsis de CONQUEST y se te pone como columna de templo babilonio ¿Arqueros mágicos? ¿Hechiceras vestidas con una máscara nada más? ¿Hombres lobo? ¿Zombis? ¿Delfines aliados del héroe? ¿Nunchakus hechos de hueso? ¿Hombres-roca? ¿Hombres-topo? ¿Hombres... lo que sea? ¿Toplesses gratuitos? ¿Claudio Simonetti como un niño chico con su sintetizador nuevo? ¿Lucio Fulci rescatando escenas calcadas de aquella ZOMBIE 2 y la de EL MÁS ALLÁ? Irresistible todo. Luego ves a Jorge Rivero con peluca que se mueve y apurado Gillette y se te pasa. Andrea Occhipinti con pinta de lateral izquierdo del Brescia, y recuerdas en qué liga juegas. Violeta Cela en pelotas, pero sin que se le vea la cara, y entonces ya no cabe duda: entonces te la colaron en el videoclub, y más de cuarenta años después te rascas la cabeza pensando en esa portadaca, el anzuelo menos dañino. Recordad, niños: yo tenía vuestra edad en los ochenta, y limpio de Prozac...
Saludos.

sábado, 5 de julio de 2025

¡Buenos días, Capitán!


 

Muy interesante la serie en Max titulada Music Box, donde, en clave documental, se da cuenta de algunos rincones poco iluminados de la música contemporánea. Películas de hora y media, en la que el protagonismo recae enteramente en sus protagonistas, sin inventar nada nuevo pero dejando entrever el cariño subyacente, derivando en sorprendentes resultados. Yo algo había oído acerca de un género que, sinceramente, ni siquiera me parece tal, sino un extravagante pegamento según el cual comprender a una serie de artistas que, a finales de los años setenta y sin pretenderlo, marcaron la deriva de generaciones posteriores, influyendo decisivamente en una forma de desmarcarse con elegancia del mainstream, o haciendo de puente improvisado entre el fin de los músicos de sesión como protagonistas absolutos y el inicio de la era MTV. Así, YACHT ROCK: A DOCKUMENTARY nos cuenta cómo un grupo de músicos blancos de jazz de la West Coast comenzaron a encontrar un espacio hacia un pop cálido, sofisticado, y que copó las listas de ventas durante al menos un lustro. Ilustres nombres nos guían a través de este viaje cargado de nostalgia, anécdotas y caras de extrañeza al descubrir que esa canción que tanto te gustaba tenía un sample de Michael McDonald, Toto, Kenny Loggins o Christopher Cross. Fueron muchos más, multiplicados por esa irresistible combinación de sonidos; músicos de altura, quizá no con la imagen más rompedora, pero capaces de elevar el pop de consumo inmediato hasta un nivel verdaderamente majestuoso. Y más allá de las bromas (aquel bizarro programa pre YouTube que usaba la sátira como himenaje), la exageración de las estrambóticas tribute-bands o la rendida admiración de músicos que por entonces ni siquiera habían nacido, ese nombre a regañadientes, pero que todo lo cubre ¿Era Steely Dan el padrino involuntario del Yacht Rock?... Yo no le preguntaría a Donald Fagen, por si acaso...
Saludos.

viernes, 4 de julio de 2025

La película maldita


 

Porque catorce años llevaba queriendo ver PATER, el insólito e inclasificable experimento/ensayo/desafío formal, con el que Alain Cavalier pasmó al jurado de Cannes junto a su gran amigo Vincent Lindon. Imposible saber si ambos hacen de ellos mismos, mientras interpretan un papel (nada menos que el Presidente y el Primer Ministro de la República), o por el contrario están representando una farsa con la que satirizar el absurdo de las relaciones de poder, precisamente desde la equivalencia de dos hombres ante una cámara, sin ser los habituales director y actor. Rodada en la casa del propio Cavalier, en digital y cámara en mano, resulta fascinante esa entropía generada alrededor de los gestos cotidianos (comer, vestirse, charlar), que desmontan el lenguaje cinematográfico, pero sin caer en el documental, en un trasiego indetectable desde la confesión impúdica al dardo envenenado a las instituciones. Ahora que el periodismo ha cavado su propia tumba por su cobardía, sectarismo y servilismo, Cavalier (próximo a cumplir 94 años) y Lindon, lo delatan sin levantar la voz, mientras comparten una copa de vino o prueban un poco de pato con trufas... Podríamos seguir, porque es la vida y nada más...
Saludos.

jueves, 3 de julio de 2025

Ay de los bienintencionados


 

Me sabe mal no ensalzar más una película como MALDOROR, que en Sitges dejó igualmente dividido a un público que se debatía entre la incuestionable calidad del film y la urgente necesidad de una sabia tijera en su montaje, que extendía su metraje hasta unas dos horas y medias no tan excesivas como mal repartidas. Fabrice Du Welz, cineasta tendente a recrear lo escabroso sin medias tintas, se sumerge aquí en uno de los casos más terribles acaecidos en Bélgica en los años noventa, cuando una red de pederastia, que incluía a políticos, magistrados y policías, estuvo campando a sus anchas precisamente por una incomprensible política policial, que diluía las competencias en burocracias sin sentido. Du Welz lo dramatiza con su estilo, a la vez conciso y barroco, a la búsqueda de un "gran policial" de altos vuelos, un relato total que no sólo expone una trama repleta de personajes miserables, sino que actúa por y mediante la mirada de su protagonista, un joven policía que se resiste a formar parte de un sistema que literalmente parece mirar al lado más cómodo, con tal de no mancharse. Aquí todo está manchado, corrupto, atravesado por una miseria moral que casi puede tocarse, y en la que el idealista Paul inicia un descenso a los infiernos nunca súbita, sino penosa, como caminar en arenas movedizas. 
La recomiendo pese a todo, a su extraño discurrir, que por momentos es detallista sólo para dejar esos detalles suspendidos; y pese a que Welz no consigue encontrar un tono exacto, divagando entre el thriller ponzoñoso y un relato de terror anclado en lo cotidiano. La distribución, ya se sabe, tampoco le ha hecho justicia, pero ya contábamos con eso.
Saludos.

miércoles, 2 de julio de 2025

Equilátero


 

No deja de resultarme curioso, tras ver THE ROAD TO GLORY, la equivalencia, casi milimétrica, entre la película que comentamos la semana pasada y ésta. Aun con tres años de diferencia, bien pareciera que el hecho de volver a contar en el guion con William Faulkner fuese la excusa perfecta para abundar en las mismas obsesiones. Esta vez los protagonistas son directamente franceses, integrantes del ejército que ha de luchar contra los alemanes en la WWI, pero será la única diferencia. De nuevo aparece un triángulo amoroso imposible, ahora compuesto por un oficial (Fredric March), su superior (Warner Baxter) y una joven enfermera (June Lang). A medida que el metraje avanza, las similitudes son claras, hasta un desenlace directamente copiado, y que en mi opinión le resta mucho valor, dejándola en un lugar bastante discreto. Completaba el reparto protagonista nada menos que Lionel Barrymore, en un papel también estrambótico, un señor mayor (en realidad el padre del capitán interpretado por Baxter) que parece poseer un talismán que lo protege de las balas. Apenas sobresalen algunas escenas de corte cómico, aunque debo resaltar a June Lang, no por su talento interpretativo (su carrera hollywoodense fue más bien corta), sino por poseer una de las bellezas más puras que yo haya visto en el cine de aquella época. Y si me apuro, no hay mucho más que decir sobre este nuevo cheque para el bueno de Faulkner, que al menos le sufragaría alguna curda de las suyas...
Saludos.

martes, 1 de julio de 2025

Los amores irregulares


 

Parafraseando una miaja a mi admirado Garrel, me adentro en la (pen)última película de François Ozon, cuya incontinencia me suscita ese desbalance, que va de la militancia en sus aciertos a la desconfianza en sus pifias. QUAND VIENT L'AUTOMNE es una película de vocación chabroliana, que se quiere presentar como una vuelta de tuerca insólita, pero cuyos giros de guion me parecen directamente ridículos. Aun teniendo un personaje principal de peso, donde Hélène Vincent se desdobla en una carácter sin matices, con un pasado que sólo parece importar a los demás para solaparla, y que es decisivo para entender todas las decisiones que va tomando a lo largo de un marco repleto de gente tomando el camino más inverosímil. Ella es poco más que una apacible abuelita, retirada en un idílico caserón rural, que en pocos días ve cómo su vida da un giro copernicano tras la visita de su hija desde París, con un extraño suceso que termina por alejarla de su adorado nieto. Es raro, porque la película está bien contada, incluso excesivamente correcta para Ozon, pero las pequeñas disrupciones argumentales la van dejando cerca de la comedia involuntaria, donde lo grave se torna cliché, que entendería en un principiante, pero en un director tan curtido no me deja más opción que incluirla entre sus "prescindibles".
Saludos.

lunes, 30 de junio de 2025

Historia mal


 

Una obra como MURDER IN THE CATHEDRAL, escrita por T.S. Eliot para ser representada, necesita el contexto de su tiempo (1935), donde el autor, con la agudeza que le caracterizaba, desnudaba ya entonces los peligros del fascismo, la fascinación que los autoritarismos despertaban (y despiertan) en sociedades entregadas a la ignorancia y la superstición. Curiosamente, Eliot se basó en el histórico asesinato de Thomas Becket, arzobispo de Canterbury, en 1170, cuando se opuso abiertamente a las intrigas del reinado de Enrique II, que pasó de ser su valedor a literalmente sentenciarlo, aunque fue asesinado a espadazos por cuatro "caballeros", lo que trazaría un mapa bastante fiable de cómo han ido sucediendo las cosas desde entonces. El problema de la adaptación cinematográfica, es que su apariencia, teatral y acartonada, y su duración de más de dos horas, repleta de parlamentos graves, figurantes cetrinos y atrezzo indiscriminado, no le han hecho ningún favor. Por mucho que el propio Eliot se encargase del guion, lo que demuestra asimismo que el escritor norteamericano-británico no tenía ni pajolera idea de adaptar un texto para la pantalla. Es una curiosidad, muy desconocida, y sólo recomendable para quienes hayan leído la obra original en todo su verdadero contexto.
Saludos.


domingo, 29 de junio de 2025

Rincón del freak #654: Yo fui un incapaz en un mundo que no me comprendía


 

Entonces me dije a mí mismo que sólo los cobardes fracasan, que nadie aparece si no se atreve a ello, y que querer es poder y esas mierdas. Y consigo una pequeña financiación, hurtando parabienes y dando charlas motivacionales, inservibles pero con el ritmo de palabra que usan los embaucadores genuinos. Y ahí lo tenía, con modestia e ilusión en la misma cantidad, bajando la claqueta para llevar a cabo "mi proyecto", mío y de nadie más. Y sólo dios todopoderoso sabe que me ha costado horrores escribir esta historia, insuflarle alma; los personajes, los picos de emoción, los diálogos, la tensión de la puesta en escena. Y les diré que esto va de un asesino en serie enmascarado, con una máscara blanca... que asesina en Halloween... De esto va HE NEVER LEFT, ni más ni menos...
Saludos.

sábado, 28 de junio de 2025

Los psicovivos


 

Entonces el artista empieza a fiarse más de su pulso que de su cerebro. No piensa, ejecuta. Tiene la precisión del tiburón ante su presa, y desgraciadamente termina por impregnar toda la obra de esa ponzoña, barata y descuidada, que es "el talento". Ya algo temíamos con Amat Escalante, enfant terrible (venido a menos) de la camada "reygadosiana", que comenzó su andadura con la osadía de mostrar las cloacas de su propio país en HELI, o invitarnos al macabro festín intergaláctico de LA REGIÓN SALVAJE; films que componían una cosmovisión, un poco pagada de sí misma si se quiere, pero con indudable fiereza formal. El problema con PERDIDOS EN LA NOCHE es que en ningún momento sabemos qué nos están contando, ni desde dónde. Volvemos a los motivos de HELI en su impactante arranque, con una activista secuestrada por la policía al oponerse a la construcción de una mina. Bien, pero después ya tenemos a su hijo, que años después no ceja por encontrarla, centrando el objetivo en una excéntrica familia de artistas, curiosamente establecidos al lado de la extracción, y cuyo inexplicable comportamiento va derivando al film hasta una especie de sainete vodevilesco difícilmente defendible. Yo, qué quieren que les diga, le hubiese quitado media hora y cambiaría algún personaje que simplemente estorba. Lo peor, que al final ya ni nos acordamos de por qué hemos llegado hasta allí...
La peor de este estimable director, y con diferencia.
Saludos.

viernes, 27 de junio de 2025

Películas para desengancharse #150


 

Aparcamos, hasta el próximo bienio, el monográfico del mono, de la inquietud tectónica del celuloide, hoy ya más digital. De la química hecha cañón de luz en mitad de una sala oscura, donde quizá nacemos otra vez. De mucho de todo eso va LOCAL HERO, la última película mítica, entendiendo por ello su vocación de puente, ardiente ahora, dorado entonces, de lazo ingobernable entre una forma de entender el cine, y también la vida. Entre la Ealing y Netflix, alguien debía poner el punto y coma, avisar de que llegaba otra cosa sin avisar, para quedarse de momento y sin intención de irse. En ese sentido, habría que vérselas con una mezcla imposible (no tanto, creo yo) entre EL HOMBRE TRANQUILO y ORO EN BARRAS, donde el hombre blanco del aire acondicionado, los Cadillacs, el porno y los perfumes de pedicura, decide dar un sentido al mayor sinsentido de la humanidad, así que coge todo su dinero y se encamina hacia esa cosa en algún lugar del mapa, con la certeza de que el dinero es mejor que el látigo o la bomba, sin pararse a pensar si en alguno de esos lugares quedan humanos que sólo quieren vivir. También puede ocurrir que la realidad golpee con tierna tozudez al pobre emisario, que se va dejando hacer a medida que su entorno no lo deshumaniza, sino que le ofrece una taza de té bajo un cielo que se va oscureciendo, un puñado de monedas para llamar por teléfono o una canción en el porquesí de entrechocares y calderines, privados de la chufla, prestos a pensar profundamente en la frase "merecer la pena". Desplegada como un haiku que no da tiempo al nudo en la garganta, todo el mundo está obligado a ver esta pequeña y adorable joya del séptimo arte; una lección de cine y de vida que susurra como Knopfler rasga la melodía en el camino a casa. Todo el mundo, incluso los pobres payasos a quienes no les cantaron canciones de cuna, sino que les convencieron de que el mundo es suyo, y que se puede comprar...
Saludos.

jueves, 26 de junio de 2025

El dulce más amargo


 

A veces, para mostrar el desequilibrio, la caída en picado de una persona, es suficiente con mostrar su felicidad, la incomprensión, ese malestar por la indiferencia ajena ante el éxtasis propio. El infierno son los otros y el paraíso nunca es compartido, que vendría a ser el leit motiv del interesantísimo debut en la dirección de la parisina Iris Kaltenbäck, que en LE RAVISSEMENT empuja los límites del relato en la dualidad que comparten dos amigas del alma, Lydia y Salomé, en el que una sólo es feliz si la otra es desdichada. Justo hasta el nacimiento de la pequeña Esmée, que lejos de suponer un estallido de felicidad, encenderá la parte más oscura de Lydia, comadrona de profesión, que no puede tener hijos, y que urde un diabólico y desquiciado plan para atraer al hombre que acaba de conocer. Película francamente sombría, de sonrisa congelada e incomodidad insoslayable, podría tratarse de una comedia negra (negrísima), de no mediar el patetismo desprendido por la actriz Hafsia Herzi, magnífica transmitiendo la soledad, el cansancio y el desarraigo de una mujer que alo mejor sólo quiere una vida normal, algo que debería cotizar en bolsa en estos tiempos crueles, capaces de mercantilizar hasta el gesto más sincero.
Saludos.

miércoles, 25 de junio de 2025

Todo a nada


 

En LE PLONGEUR, Francis Leclerc (director canadiense, interesantísimo, pero cuya obra sigue sin traspasar las fronteras canadienses tras 25 años de carrera) nos sitúa a principios de siglo, donde seguimos lo esfuerzos de Stéphane por abrirse camino en Montreal. Con 19 años, el sueño de ingresar en la escuela de diseño gráfico, y la necesidad de encontrar una fuente de ingresos estable, llega hasta un reputado restaurante, donde empezará desde lo más bajo, lavando platos, pero adaptándose a un micromundo tan duro y estresante como repleto de gente con la que hacer buenas migas. Pero Stéphane tiene un problema: no puede dejar de jugar. El retrato que hace Leclerc es el de un chaval afable, trabajador, sin malos sentimientos, pero incapaz de resistirse a una máquina tragaperras, lo que va sumiéndolo en una espiral de mentiras que lo van disociando de todo lo bueno que le pasa. Es una buena película, con interpretaciones convincentes, puede que un poco larga, con un material jugoso (todo parte de una novela autobiográfica escrita por Stéphane Larue), que a lo mejor daba para una miniserie. Aun así, me parece extraño que Leclerc sea tan desconocido, porque h visto un cineasta con pulso, valiente y honesto en su propuesta formal. Este sentido homenaje, a golpe de heavy metal, a esa "gente sin brillo", a menudo con problemas que no saben cómo resolver, es buena prueba de ello.
Saludos.

martes, 24 de junio de 2025

Isósceles


 

Tener nada menos que a William Faulkner en el guion de una película supuestamente bélica, pero cuyo descoordinado eje salta constantemente hacia un turbio triángulo amoroso, quizá pueda darte momentos tan "pre-code" como: una compungida chica que se sabe en la ruina (lo que equivale a alquilar el palacete victoriano) tras la muerte de su venerable progenitor en combate, por lo que se debe casar inmediatamente con el joven y potentado amigo de su hermano, cuyo amor fraternal incluye una catarata de cálidos abrazos y besos en los morros, aunque afortunadamente el súbito inquilino es Gary Cooper, por lo que a una jovencísima Joan Crawford se le queda cara de cambiar mucho de opinión romántica. De todas formas, Faulkner pensó que podía redoblar la apuesta, así que la escena más bizarra de TODAY WE LIVE es (oigan bien) el funeral de Wellington, una cucaracha que es adoptada por este "triángulo de amor bizarro", e incluso les oficia de mascota cuando van a combatir al nazismo, terminando acribillada en una escaramuza aérea. Todo esto en 1933, porque la rebelión de los escritores metidos a guionistas hace que películas como ésta sea mucho más actual, libérrima y desprejuiciada que muchas de las cosas que, noventa años después, nos devuelven una imagen mojigata por repetitiva.
Saludos.

lunes, 23 de junio de 2025

Un ángel desde el infierno


 

Siempre he sido muy partidario de rescatar todo tipo de pequeñas joyas olvidadas, películas a las que el tiempo ha sepultado en un ostracismo no del todo justo, puede que para recordarnos lo poco que sabemos de cine. Por ejemplo, MOCKINGBIRD DON´T SING, de 2001, que partía de un espeluznante caso real acaecido en Los Angeles en 1970. Una niña de 13 años fue hallada en una apartada casa, donde su padre la había mantenido inmovilizada desde que tenía un año; como si fuera un perro, atada a una silla, con un orinal, y sin poder caminar ni hablar. Me temo que esta historia es tan terrible, que sólo podría suavizarse, "adaptarla" a una especie de narrativa más o menos convencional, que nos haga más soportable lo que no puede más que ser rechazado. Toda la fuerza del film recae en su circunstancia intrínseca, aunque observada objetivamente es apenas un telefilm de maneras ortodoxas, interpretaciones aceptables y una dirección que, al menos a mí, me llamó la atención, al tratarse del británico Harry Bromley Davenport, que dos décadas antes fue el responsable de XTRO, aquel film de culto que copaba las estanterías de los videoclubs. No estaría de más una puesta al día de este film, que sin ser de terror, resulta terrorífico en cuanto uno se pone a pensar en la vida de esa pobre niña, cuya identidad ha quedado oportunamente oculta bajo el sobrenombre de "Genie", y que sólo obtuvo la ayuda de una educadora que jamás arrojó la toalla para que pudiese llegar a ser una persona normal, ni más ni menos.
No es una gran película, ni mucho menos, pero su historia, indignante, no debería dejarnos indiferentes.
Saludos.

domingo, 22 de junio de 2025

Rincón del freak #653: No dejar pasar al viejo


 

Hace no mucho tiempo, en una entrevista, Clint Eastwood (que recientemente ha celebrado su 95 cumpleaños) confesaba con toda normalidad el secreto de su longevidad, y que ni siquiera piense en retirarse. Su frase fue: "Hay un viejo ahí afuera, rondando cada día. Yo no lo invito a pasar, so es todo". En este negocio del cine, envejecer puede suponer un problema, sobre todo si uno se empeña en mantenerse en un filtro mágico, donde todos los esfuerzos están dirigidos a contener el impasible paso del tiempo, una cuestión que se suele notar más de lo que debería, en un chapucero efecto contraproducente. Esto se hace ridículamente evidente en WOLFS, o cómo despreciar la oportunidad de tener en pantalla a George Clooney y Brad Pitt, perdidos en un mar de posturitas y tics de manual, mientras sus personajes intentan (sin conseguirlo) reírse de no haber llegado a la sexta decena en la mejor forma. Ambos interpretan a sendos trasuntos de aquel legendario Señor Lobo tarantiniano, un tipo al que llamas sólo cuando todo lo demás ha fallado. El arranque, que mantiene el ingenio mientras la información es dosificada, presenta una situación anómala, uniendo a estos dos profesionales por un extraño azar, y a regañadientes han de aceptarse como socios improvisados y no tan bien avenidos. Con un guion directamente idiotizante, el más que irregular Jon Watts, curtido en el videoclip y en la puesta al día del Trepamuros, ofrece un film cansino y cansado, que como sus dos estrellas parecen exactamente lo que son, dos tipos con carisma y encanto, a la búsqueda de un Clint Eastwood que les diga qué hacer con todo aquello.
Es muy aburrida y muy olvidable.
Saludos.

sábado, 21 de junio de 2025

Actores secundarios en la trastienda del callejón


 

Conocía el cine de Aaron Katz, justo cuando aquello del mumblecore tenía más sentido y justo para perderle la pista casi por obligación. Entonces es como que he dejado pasar quince años entre su ópera prima y QUIET CITY, la segunda. Y resumo, que Jamie llega a New York para ver a su amiga Samantha desde Atlanta, pero no se orienta muy bien, así que le pregunta a Charlie, que es la única persona en la estación de tren, ya vacía, porque es bastante tarde. Y Charlie, cortésmente, la acompaña hasta la cafetería donde Jamie ha quedado con su amiga, pero no logra dar con ella, porque es un desastre y porque es 2007. Sin saber muy bien qué hacer, Charlie le ofrece esperar en su casa, y tras charlar de varias cosas Jamie se queda dormida. Al día siguiente irán a recoger un sombrero y visitar una galería donde expone otra amiga de Jamie, y probablemente tomen alguna cerveza y fumen algún cigarrillo y sigan hablando de más cosas, como cortes de pelo o si el tiempo libre lo es también si ocupa el día entero. Y a lo mejor Jamie ya no se acuerde tanto de que venía a ver a Samantha. Y apoye su cabeza sobre el hombro de Charlie en un vagón de metro, mientras vuelven...
Saludos.

viernes, 20 de junio de 2025

Películas para desengancharse #149


 

Alfredo García es un don nadie, un tipo al que se le ocurrió dejar embarazada a la hija de un poderoso terrateniente mexicano; seguramente estaban enamorados, ella le echa de menos, pero su padre ofrece un millón de dólares a quien lo encuentre... y le traiga su cabeza. Hay pocas películas con una premisa argumental más potente, delirante e imprevisible que BRING ME THE HEAD OF ALFREDO GARCIA, tampoco tan libérrimas, anticipadoras de un posible "post-cine", en el que importa menos la literalidad, y mucho más la lírica desprendida de una historia que, por absurda, es aún más terrible, una vez resueltas sus claves. Anti road movie repleta de moscas, polvo, roña, cristales mugrientos, trasuntos de hostales cochambrosos, comidas incomibles y mucho tequila para sobrellevarlo todo, su idea de partida invoca a Beckett inmerso en un western figurativo, o una tragedia clásica que se despliega como si un comediante ametrallara a su audiencia por reírse. Pero lo que siempre ha distinguido el cine de Peckinpah son sus personajes, comenzando por un demoledor Warren Oates, mezcla de pianista, pistolero y otras tantas cosas, que se enamora poco a poco de una prostituta que canta, que cruza medio México tras la pista de Alfredo García... aunque en realidad ya está muerto. Es ese cine vibrante, indetectable, que ahora se llama independiente, de festivales, y entonces era el aullido del maverick insolente, del tipo que se atrevía a tirar al barro lo sublime y lo miserable, y hacerlos luchar. Cierto que su desenlace está un poco traído por los pelos, y parece poca cosa para la portentosa narrativa de Peckinpah, pero también puede que sea la única forma de culminar una historia enroscada sobre sí misma, con ojos de víbora moribunda y pulsión asesina.
Saludos.

jueves, 19 de junio de 2025

A la deriva


 

Es de celebrar cada trabajo de Jia Zhangke, la claridad con la que ha trazado el significante del cine más responsable y desacomodado de los últimos veinticinco años. Eso vendría a ser una explicación simplista, y también acomodada, de no ser que puede atribuirse también a la propia filmografía del cineasta chino, con su fascinante tendencia a difuminar los límites entre la ficción y un documentalismo que en sus manos es pura poesía. Con un puñado de títulos recientes que nos hacían presagiar la tentación de Jia por acercarse al cine de género (con A TOUCH OF SIN como gran exponente), el esperado y dilatado estreno de FENG LIU YI DAI (ATRAPADO POR LA MAREA) nos devuelve a los primeros títulos del director de STILL LIFE, que se vale del espacio documental para construir una ficción que, atención, no hace más que hablarnos de la realidad y su dolorosa cotidianidad. En este caso, seguimos a Guao Bin a principios de este siglo; una joven que se resiste a ser engullida por las tradiciones de su provincia, probando suerte en la capital como bailarina o modelo, con el peligro acechante de caer en situaciones más deshonrosas. Allí conoce a Qiao Qiao, con quien inicia una relación, pero al tiempo, y sin previo aviso, vuelve a marcharse, sin que sus motivos sean claros, y él decide iniciar una penosa búsqueda sin muchas pistas. Esa dualidad de la "huida sin prisas" y la "búsqueda trágica", construye una historia exigente en lo formal, no para todos los espectadores, pero que implementa otra interesante brecha en la filmografía de uno de la grandes maestros contemporáneos. 
Saludos.

miércoles, 18 de junio de 2025

Las segundas oportunidades


 

Abrumado por la extensión de la obra de Howard Hawks, tanto como por lo descuidada que la hemos tenido hasta ahora, vamos a iniciar un repaso por films quizá no tan conocidos, o sí, en tandas de a cuatro y por décadas. Es lo que tiene ser tan prolífico, y tan variado. Y tan bueno, porque la calidad está asegurada de antemano. Por ejemplo THE CRIMINAL CODE, de 1930, maravillosa precursora de tantos y tantos dramas carcelarios, en la que partimos de una redención que parece imposible, la de un joven que en una pelea mata accidentalmente a otro, lo que lo lleva a la cárcel por un período de diez años. Pero en un giro del destino, el fiscal que le encerró (Walter Huston) es nombrado alcaide en la prisión donde se encuentra, hecho que, unido al romance surgido entre el joven y la hija del nuevo alcaide, despierta una especie de cargo de conciencia, por lo que le nombra su chófer personal, con la esperanza de una sustancial rebaja de condena. Con una estructura de lo más simple, el guion de Fred Niblo y Seton Miller economiza admirablemente todos sus recursos, introduciendo a un atípico villano, interpretado por Boris Karloff, que termina siendo quizá el personaje con más humanidad de este relato cargado de lecciones morales, pero con el sello inconfundible de su autor, que es garantía de calidad.
Saludos.

martes, 17 de junio de 2025

¿Y luego al Penta?...


 

Por avatares caniculares que me reservo por motivos enrojecedores, me veo ante la plataforma de turno con una de esas agotadoras producciones, deudoras de una televisión que se pretende seria, pero a mí me parece apenas un tablero de pruebas para justificar presupuestos, pagar nóminas (que está muy bien) y, en el mejor de los casos, dar a conocer a futuros nombres, que de otra forma no encontrarían un solo lugar para despegar. En su momento se me pasó MALASAÑA 32, supongo que enredada en la maraña de títulos mellizos, como digo producciones que parecen hechas con una sola plantilla, resultando en entretenimientos de usar y olvidar. Para colmo, es de juzgado de guardia que te hagan falta cuatro guionistas, como lo oyen, para hacer un remedo, punto por punto, de POLTERGEIST. Con escenas literalmente copiadas de la maravillosa colaboración Hooper/Spielberg, un sentido del ritmo cinematográfico como el del monstruo a la hora de moverse, o peor, con cameos de juzgado de guardia, como el de la pobre Concha Velasco, que no sabe qué hace ahí. Ni siquiera funciona como artefacto temporalmente desubicado, despreciando (cuatro guionistas, por dios) la posibilidad de indagar en aquel barrio mítico a finales de los setenta, justo en los primeros balbuceos de una Movida que no obtiene ni un miserable guiño. La explicación para mí está clara: son muy malos.
Saludos.

lunes, 16 de junio de 2025

Arriba, pueblos del universo #2


 

Con la decisión tomada hace tiempo de no volver a comentar una serie, si ya lo había hecho, por ejemplo, con la primera temporada, redoblo el entusiasmo que me produjo haber visto esa T1 de ANDOR, porque la segunda es aún mejor. Y es mejor porque es más compleja, más osada, con un guion que no elude temas espinosos, y con un protagonismo mucho más coral, lo que expande las posibilidades de una T3, que ojalá se dé. De nuevo me maravilla esa cotidianidad, reflejada en el día a día de los personajes, indistintamente de si se trata de héroes o villanos, pues todo el mundo tiene aquí sus propias motivaciones para hacer lo que hace. El Imperio está convencido de la necesidad de acabar con el caos de los insurrectos, establecer "su" orden a cualquier costo; los rebeldes, en cambio, se organizan en la clandestinidad, en una guerra de guerrillas que les obliga siempre a ir un paso por delante. La gran novedad en esta T2 es ese elefante en la habitación, un elemento tan potente que es capaz de desestabilizar toda la narración, guiando la atención (no desviándola) hacia un tercio final imponente, en el que queda explicado toda la amalgama de tramas, subtramas y otros laberintos argumentales. No voy a desvelarlo por no fastidiar a los rezagados, pero sí les digo que es el elemento definitivo que conecta a ANDOR con la saga canónica de STAR WARS. Ello, unido a la emocionante decisión de poner el broche final con la fanfarria de John Williams a toda mecha, qué quieren que les diga... ¡Oro puro!
No se la pierdan por nada en el mundo.
Saludos.

domingo, 15 de junio de 2025

Rincón del freak #652: Teniente hijo de perra


 

La cosa es como sigue, que se podría haber sacado una película más que aceptable del guion de SPIANDO MARINA, pero imagino que el aprovechamiento del presupuesto para rodar en Argentina ya sobrepasaba los límites de la extravagancia. Es la prototípica historia de un policía jodido porque el clan mandanguero con el que dio rienda suelta a su corrupción, luego tomó venganza cargándose a su devota esposa y tierno infante. El tipo se va al país del tango, supuestamente para re-vengarse de los narcos vía CIA, pero en lugar de ello se dedica a pimplar Juanito el Caminante y espiar sin disimulo a su voluptuosa (y me quedo corto) vecina, interpretada por la neumática Debora Caprioglio, con la que no tardará en intimar, no sin haberlo intentado sin éxito con alguna meretriz, lo que da una idea de la catadura moral del señor, por mucho que intente dar pena, ya que Steve Bond tiene la misma expresividad de un torno fresador lituano. Es como una mezcla hipercutre de EL ÚLTIMO TANGO..., TENIENTE CORRUPTO y PAPRIKA... la de los burdeles. Dirigía el incansable Sergio Martino, un señor del que mantengo la loca teoría de que sabe filmar, pero el entregarse a producciones espídicas regatea cualquier talento.
Sólo para erotómanos sin mucho olfato.
Saludos.

sábado, 14 de junio de 2025

El ascua a la sardina


 

ALICE IN WONDERLAND es, a casi 75 años de su estreno, la película que puso definitivamente a Disney en la cúspide de la animación, y su influencia ha sido decisiva para entender muchas producciones posteriores. Partimos de la certeza de la imposibilidad de adaptar la complejísima obra de Lewis Carroll, repleta de simbología, neologismos y otros retos lingüísticos, lo que ha obligado a que cada versión, por diferentes que sean entre sí, hayan tenido que conformarse con la capa narrativa más externa, la que nos habla de las peripecias de la joven Alicia en un mundo, imaginario o no, pero con unas leyes que se salen de lo común. Carroll nos hablaba dela transformación, física y psicológica, del despertar sexual, los viajes lisérgicos, o una anarquía disruptiva del relato, sublimando la palabra interior en una época donde pocos autores se atrevían a tanto. La Alicia de Disney es una magnífica película para cualquier edad, con un uso de la animación brutal para 1951, y que ha abierto el camino, por ejemplo, para los temas esenciales abordados, con aún más audacia, por Hayao Miyazaki. Intento revisitarla cada vez que puedo, y teniendo en cuenta que es una de las favoritas de siempre de mi hija, no he podido resistirme a disfrutarla en privilegiada compañía.
Imprescindible.
Saludos.

viernes, 13 de junio de 2025

Películas para desengancharse #148


 

BOOGIE NIGHTS, o cómo construir un castillo de colores, perfecto, amable y sexy al mismo tiempo, con esa democracia aletargada, que no permite que el tiempo transcurra, mientras el olor dulzón de aperitivos que no existen marca la sentencia, inevitable, a la hora del ocaso. La industria pornográfica, irresistible, sólo para titanes con la piel de acero, capaz de tragarse a cualquiera desde su púlpito de moquetas sintéticas, tabaco en las paredes y miradas que uno debe evitar si duran más de medio segundo. En una danza de montaje impresionante, Paul Thomas Anderson hace explosionar ese mundo falso pero acogedor, repleto de códigos, miedos y recovecos (no me malinterpreten); aunque sus dos horas y media están plenamente justificadas, dando paso en su segunda mitad a un despiadado corolario de cómo tocar fondo hasta el máximo; y justo cuando ya no se puede caer más bajo, Anderson se apiada de sus personajes, esa manada de freaks, ganadores dentro de su burbuja, incapaces de entender el mundo fuera de ella, felices de saber que su única familia son sólo ellos. Retratar un tiempo, una época, va más allá de un vestuario o un peinado, o unos decorados, coches o música; retratar un tiempo y una época es colocar delante de nuestras narices un cartel de neón púrpura que nos haga torcer el gesto mientras murmuramos: esto ya no puede volver a ser...
Tiene algo indefinible que le impide ser una obra maestra, pero tiene algunos destellos reservados a los genios de esto del cine.
Saludos.

jueves, 12 de junio de 2025

Frío como el hielo


 

El tiempo nos juega malas pasadas. O no, porque si bien THE FOURTH PROTOCOL no es exactamente la misma película que recordaba haber visto por última vez hace unos treinta años, sigue siendo un film de intriga absolutamente eficaz en lo que se propone. Y creo que John Mackenzie acierta con el tono del guion, escrito con el propio Frederick Forsyth, atendiendo menos a la cuestión política, y más a unos personajes, antítesis unos de otros, que se van desplegando hasta su impactante final. La trama nos habla de un agente soviético, aparentemente infalible, que es enviado a Londres nada menos que para detonar una bomba atómica en una base norteamericana. Los servicios secretos británicos trabajan contrarreloj para evitar el desastre, aunque todas las pistas parecen palos de ciego. Tremendista trama, ciertamente, pero que avanza ágilmente gracias, sobre todo, a su acertada pareja protagonista, un Michael Caine que es ese agente imperfecto pero honesto, enfrentado a un Pierce Brosnan aún no muy conocido, y que borda a un escalofriante agente, que por momentos ni siquiera parece humano. Todo ello bien hilvanado por un minucioso trabajo de montaje, que va acercando imperceptiblemente a estos dos personajes, exponiendo sus insalvables diferencias, y colapsando en ese final deliberadamente hitchcockiano. 
Quizá no sea la película que yo recordaba, pero la emoción sigue intacta.
Saludos.

miércoles, 11 de junio de 2025

El ratón y el gato


 

Una costumbre a la que debería volver a adherirme, y que di por semiolvidada desde mi adolescencia, sobre todo en playas que, debido a mi talasofobia, aprovechaba para largas sesiones de novelón policíaco, detectivesco o (mi favorito) de espionaje. Y uno de mis autores favoritos era Frederick Forsyth, que nos ha dejado recientemente, por lo que procedo a dar un pequeño homenaje/repaso a algunas adaptaciones que sus obras han tenido en el cine. Curiosamente, nunca hasta ahora había reparado en THE ODESSA FILE, pese a ser de mis libros más recordados, por su laberíntica trama, en la que un osado periodista va tras la pista de un especialmente sanguinario capitán de las SS, que se ha mantenido oculto mientras intentaba reconstruir los cimientos del nazismo con la organización secreta llamada "OdeSSa". He de reconocer que, pese a la vigorosa dirección del prestigioso Ronald Neame, el film hace largo, y excepto en sus momentos más logrados, no llega a la apasionante construcción literaria de Forsyth, que, como gran maestro de best sellers (que haylos), jamás soltaba al lector tras atraparlo firmemente. Jon Voight hace lo que puede como protagonista, hay algunos secundarios de enjundia, como Maximilian Schell o Derek Jacobi, y en general es bastante entretenida, pero algunas de sus resoluciones formales se ven tremendistas a 50 años vistas, del mismo modo que se me atraganta la incomprensible banda sonora de Andrew Lloyd Webber, que parece un inserto marciano desde Broadway. 
En líneas generales, se puede ver si no se le exige demasiado, pero si la trama les interesa vayan directos al libro, que es una auténtica maravilla.
Saludos.

martes, 10 de junio de 2025

Utopía o utilidad


 

Distintas personas, de distinta extracción social, en diferentes sitios. Sin saber por qué, se encaminan hacia una extraña oscuridad que los engulle. De repente, todos se encuentran en una extraña ciudadela; ante ellos, una puerta que no pueden abrir, pero sobre la que todos tienen diferentes teorías ¿Se abrirá? ¿Qué habrá al otro lado? THEY CAME TO A CITY es una rareza en el catálogo de la mítica productora Ealing, un ingenioso relato de género fantástico, en el que una vez más se impone la fuerza del guion a la ausencia de efectos, justificados por la ya heroica producción, cuando la WWII aún azotaba en 1944. Partiendo de un relato de J.B. Priestley, el guion de Sidney Cole y el propio director, Basil Dearden, no se alejaba demasiado de los preceptos que, en clave de comedia, hablaba de sociedades solidarias y bonhomías que contrastaban con el inmovilismo de unas clases altas instaladas en tradiciones absurdas. Una película que da un mensaje positivo (posibilista, dirán otros), levemente naif, pero que funciona como es, entrañable a su manera.
Saludos.

lunes, 9 de junio de 2025

Imitación al cine


 

Mientras Almodóvar idealiza una América idílica, donde una fila interminable de lesbianas acude a la firma de ejemplares de la escritora de moda, en una librería con olor a aula sospechosa; o hace que Tilda Swinton declame con mirada perdida el día que (ya que, como no podía ser de otra manera, era corresponsal de guerra) supo que su fotógrafo era amante del religioso al que fueron a ver un día en zona de guerra, sin que este detalle tenga mayor relevancia que poder darle un papel a Juan Diego Botto y Raúl Arévalo hablando en inglés ¿?; continúa con los homenajes al reproducir impúdicamente tres constantes lynchianas (la llanura de Montana, un coche de bomberos a cámara lenta y una casa en llamas en mitad de la nada); seguidamente nos lleva, cómo no, hasta un Sirk mermeloso, donde Iglesias hace de Skinner y Grau de Metty, en una cabañita idílica para ver árboles y escuchar pájaros; rematando con dos sonrojos: el amenazante pero inocuo personaje de Nivola y un epílogo que no hace justicia a la hondura joyceana a la que alude, implorando el fundido, siempre tan socorrido, a Hopper.
Almodóvar, esa América no existe, sólo era nuestra Arcadia de celuloide. Ni un solo chiste, ni un solo susto, ni un sobresalto en un discurso autosatisfecho y vergelado, de "vergel congelado", digo...
Horripilante.
Saludos.

domingo, 8 de junio de 2025

Rincón del freak #651: La montaña del fin del mundo


 

Hoy, más allá de inmoralidades, transgresiones o frivolidades, vamos con una rareza genuina, por lo que de descubrimiento tiene. "HUKKUNUD ALPINISTI" HOTELL (EL HOTEL DEL ALPINISTA MUERTO) es una desconocidísima coproducción soviético-finlandesa, en la que un apartado hotel, en mitad de un paraje nevado, es el marco de una denuncia: un alpinista ha sido supuestamente asesinado. Hasta allí llega un inspector un poco cascado, que tras indagar un poco (muy poco, la verdad) determina que no ha habido crimen ni víctima. Cuando va a marcharse, un alud le obliga a permanecer en el hotel, donde conocerá íntimamente a unos inquilinos sumamente curiosos, hasta que efectivamente se comete un crimen, superando todas las expectativas del inspector, que cree estar ante una trama mayor de lo que parece. Imaginen una mezcla imposible entre BLADE RUNNER, LA MONTAÑA MÁGICA y DIEZ NEGRITOS, donde las conspiranoias, la ciencia ficción descocada y la intriga se dan la mano en ese no-lugar, al que es difícil acceder, pero imposible salir. Escrita por los hermanos Strugatskiy, parece un borrador de serie B de STALKER, quizá más juguetona, menos grave, pero muy disfrutable en todo caso.
Saludos.

sábado, 7 de junio de 2025

Vida prócer: El cine de Hong Sang-soo #31


 

WOO-RI-UI-HA-RU (NUESTRO DÍA) simplifica al máximo una historia compartida, aunque narrada de forma dual, para investirnos de experiencias y sensaciones que sólo cobran sentido al ser compartidas. Una actriz en depresión busca refugiarse en casa de una amiga, donde recibe a una vendedora de productos naturales que quiere convertirse también en actriz; súbitamente, el gato de la amiga desaparece, obligando a un acto colaborativo que interrumpe una interesante cena. A kilómetros de allí, un semiolvidado poeta colabora con una joven estudiante de cine, con la intención de montar un documental en apenas un par de días; al mismo tiempo, recibe a un admirador, con el que entabla una conversación en la que le confiesa que sólo echa de menos a su gato, que murió de viejo, incluso más que el alcohol y los cigarrillos que el médico le ha prohibido tajantemente. Ambas escenas están íntimamente ligadas por un denominador que las traspasa, quizá la camaradería inusitada como el mejor bálsamo contra la inoperancia y el olvido. Quizá no, pero observo este último modo de contar historias de Hong Sang-soo, y además de verlo despojado de cualquier teoría de la conspiración, es sabroso por lo calmado de su sabiduría, no sé si asimilada, pero sí sanadora.
Saludos.

viernes, 6 de junio de 2025

Películas para desengancharse #147


 

Hablamos de películas románticas, con la misma vaguedad con que tiramos un confeti, vaciamos nuestras palabras de sentido, porque es menos hiriente convertir el pensamiento en una especie de lista de la compra. Películas románticas, un poco cursis, un poco atolondradas, también picaronas, tristes incluso. Nada de eso es amor, apenas sombra que parpadea sin vocación de permanecer, de aplastarnos ante su certeza que desprecia tiempo y espacio. Hay películas románticas, y luego está BRIEF ENCOUNTER. Y me ha costado escribir sobre ella casi dos décadas, porque esta historia de amor, que es agujero negro y es masa cósmica, que toca la herida hasta que el nervio deja de doler y da paso a un extraño éxtasis, tiene una intensidad tal que puede amenazar ese confort imbécil sobre el que nos balanceamos con sonrisa idiota. Una estación de tren, una cantina semivacía, un silbido, humo, dos extraños que se miran, y entonces todo cobra sentido, cuando ya no queda nada que narrar, está todo dicho. Es una película terrible, terrorífica, árida y sin rehenes. Entonces suena Rachmaninoff, como si no hubiese sido suficiente. Vapuleados, ya no somos los mismos, ni para nosotros ni para el otro...
Obra maestra absoluta.
Saludos.

jueves, 5 de junio de 2025

La justa apropiación


 
Hay dos cosas que no soporto del cine de terror más reciente, y más concretamente el que tiene vocación de superar el sumidero de festivales y simposios, con la ambición necesaria del producto que aspira a no ser sólo "culto para incondicionales". Una es el desfile de sentencias vacías, miradas bovinas y diálogos de secano, que lo único que me demuestra es estar ante un cineasta que no sabe nada de cine, y por tanto mira al espectador por encima del hombro, porque si usted quiere ser Tarkovski primero tiene que dominar a Siodmak. Otro asunto, más controvertido, es rehabilitar el nicho del subgénero, obviando que ello nos condena al pantano de la explotación prejuiciosa. En un principio, SINNERS tiene todas las papeletas para ser el megabluff de la temporada, reuniendo el pack completo en unas dos horas y media que ya de entrada asustan. Les adelanto que SINNERS es una de las mejores películas que cualquiera de ustedes puede ver recientemente. Terror o no, da igual, porque Ryan Coogler ha fabricado una ensalada conceptual en la que todos los ingredientes son sabrosos. Hablo de un cine de gangsters en los años 30, que pese a no ser más que una referencia del pasado es vital para dotar de contexto el desarrollo del film. Los protagonistas, dos gemelos, interpretados con fiereza y convicción por Michael B. Jordan, que trabajaban para Capone, regresan a su Sur natal para abrir un gran local, contraviniendo la tradición supremacista del lugar. En su espléndida primera parte, todo este enjambre de géneros se despliega ágilmente, mientras el blues pantanoso se erige como otro protagonista fundamental. Lo entenderemos cuando, con más de una hora de espera, en la mejor secuencia del film, el terror irrumpe con un naturalismo extraño, poniendo a prueba incluso la temática racial, exponiendo hermandades imposibles pero más comprensiva que el racismo sufrido por los recogedores de algodón. Todo culmina en un espectacular desenlace, ahora sí abrazando el género, aunque aún Coogler se guarda un emocionante regalo en forma de escena postcréditos, que por supuesto no voy a desvelarles. La sensación es la de un film que habla de racismo, pero que no se aprovecha de ello, gracias a un guion repleto de inventiva y respeto por sus personajes. El terror, ya digo, es casi lo de menos en una película que tiene dos o tres cargas de profundidad a las que hay que estar atentos.
Para mí, toda una gratísima sorpresa.
Saludos.

miércoles, 4 de junio de 2025

Cine para historiadores cansinos


 

No pregunten cómo ni por qué me vi ante FEUER UND SCHWERT-DIE LEGENDE VON TRISTAN UND ISOLDE, ignota coproducción germano-irlandesa que venía de la fiebre desatada por el EXCALIBUR de Boorman, pero se queda en un pétreo ensalmo de la leyenda en la que se basa, con intrigas nimias y una historia de amor que no desmerece a cualquier subproducto presestero. El único motivo por el que me he adentrado en catacumbas interneteras, para tragarme esto en alemán sin subtítulos (no hay, que yo sepa), es la curiosidad motivada por el premio a la mejor fotografía que se llevó en Sitges'83, y que me da una idea de cómo serían los contendientes (allí ganó el primer Luc Besson, por cierto). Ah bueno, y porque el protagonista era un jovencísimo Christoph Waltz, que no podía ni soñar su meteórica aunque tardía carrera posterior.
Jodidamente aburrida.
Saludos.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!