lunes, 6 de octubre de 2025

De padres e hijos


 

Vaya por delante que A RIVER RUNS THROUGH IT me gusta, porque conserva ese encanto clásico que Robert Redford daba a sus historias, de enseñanza y aprendizaje, lecciones de vida que aquí se muestran con la simpleza del personaje principal contándonos cómo fue su vida junto a sus padres, su hermano y el río que no sólo simboliza ese fluir vital, que personalmente me deja rechinando por exceso de obviedad, sino el punto de encuentro a donde dejarse llevar con sinceridad y pausa. Un río para pescar, y testigo mudo del devenir de estos dos hermanos tan diferentes pero iguales. El mayor, Craig Sheffer, de talante templado y que sólo aspira a graduarse, encontrar un buen trabajo enseñando y casarse con la única chica para la que tiene ojos; mientras, un por entonces incipiente Brad Pitt, el menor sobrevive trabajando en el periódico local de Missoula (curiosamente, la ciudad natal de David Lynch), ahogado por las deudas de juego, pero con un carácter tan rebelde como encantador. No hay mucho más que contar en esta película bonita de ver, incluso con momentos de estupendo cine, que en mi opinión hubiese ganado con menos bucolismo y reforzando la psicología de sus personajes, algo que Redford bordó en su debut, por poner un ejemplo. Una película que parecen fotografías en fila, para que uno escoja la que más le guste, con escenas impecables (las de pesca, por ejemplo) y otras que tienen algo de maestrillo castigando de cara a la pared, de tarta de manzana enfriándose en el alféizar o escaparate de misal en temporada. No dejen, empero, que un pesimista como yo les arruine el visionado de un film, por otra parte, que en ojos del espectador adecuado puede resultar fascinante.
Fantástica fotografía de Philippe Rousselot, por cierto, que aquel 1992 se llevó el premio de la Academia.
Saludos.

domingo, 5 de octubre de 2025

Rincón del freak #663: ¿Es tu espada o te alegras de verme? O, respuestas definitivas a los grandes misterios de la política actual


 

Como lo prometido es deuda, continuamos deshojando la saga del ¿bárbaro? ¿guerrero? ¿ladrón? ¿pichabrava?, antes de que se nos eche Sitges encima. Y hay poco que contar de DEATHSTALKER III, una indigente producción rodada enteramente en México, con lo de curiosamente sintomático que tiene, como procederemos a explicar en breve. Película mala, hecha a toda prisa, con un guion demencial que mezclaba hechiceros, princesas, muertos vivientes y amazonas, sin que nada de ello aparezca, porque todos los personajes hacen las mismas cosas. Y acabaría aquí la reseña, pero tengo que ponerme con los actores, y sobre todo las actrices; no por nada en particular de su trabajo, que es paupérrimo. John Allen Nelson, que luego estaría en Baywatch, es un protagonista inane, que se ríe mucho, pero que te cae peor que el malo, un señor calvo con pinta de árbitro ochentero llamado Thom Christopher, mientras que la "actriz" local Claudia Inchaurregui se dedicaba a tirar flechas poniendo morritos, antes de dedicarse al zumba. Pero, ay amigos, hay aquí una sorpresa inesperada, porque el único punto sesudo del guion se lo lleva el papel doble de las princesas Carissa y Elizena, aspirantes a gobernar un reino de ensueño, aunque estén dotadas de caracteres contrapuestos: una, soberbia y caprichosa, la otra comprometida y humilde. Pues bien, la "actriz" que desplegaba sus facultades interpretativas era una tal Carla Herd, que no les sonará porque ese era su apellido de soltera, que trocó por el Sands de Fred Sands, un importantísimo hombre de negocios vinculado con el partido republicano, con el que estuvo casada hasta la muerte de éste en 2015. Ahí empieza lo divertido, porque justo después Carla Sands donó un cuarto de millón de $ a Mr. Trump, en la que fue la campaña de su primer mandato, y éste, haciendo honor a su ojo para designar a gente en sitios, envió a la "pobre viuda" en calidad de embajadora... ¡a Dinamarca!... ¿No daría esto para una peli muy chula de metacine, en vez de remedar otra vez los espadazos de saldo y atrezzo? Apasionante en cualquier caso, como explicarle al señor naranja que es mejor llevarse bien con México, que allí los rodajes eran más asequibles...
Bonita anécdota, que rubricamos en apenas un par de semanas.
Saludos.

sábado, 4 de octubre de 2025

Amar es lo que más duele


 

A ver, NOVOCAINE debería no gustarme, pero nada nada. Mi impresión es que son las dos horas mejor empleadas en mucho tiempo, y no dejo de frotarme los ojos, preguntarme si aún hay esperanza para unos guiones maravillosamente escritos, que soportan cualquier cosa que le echen. Es el caso de este frenético film, que cada decisión que toma tiene un porqué que nos va explicado sin reiterar, ni ir de sobrado. Es un thriller y una comedia, y una peli de acción con escenas muy bestias, sin medias tintas, y la vis cómica de Jack Quaid, que me resultaba cargante en The Boys pero aquí es perfecta, le da un gamberrismo que parece directamente sacado de un cómic de Dark Horse. Y aun así, digo lo del guion porque lo importante es lo que late en cada escena violenta o cada chiste, que es una pulsión romántica irresistible. En su tramo final, Nathan Caine, ese apocado empleado de banco, al que le han dado más golpes por dentro que por fuera, enseña un tatuaje completado, una escena prototípica de los cuentos de hadas, con la princesa rescatada del torreón acechado por dragones, y ahí está todo el cuerpo del film explicado, en el de su protagonista. Caine no siente dolor en absoluto, lo que podría confundirse con insensibilidad, pero tras conseguir una cita con una compañera de trabajo descubre que el pacer es otra cosa, y el amor otra aún más intensa, y que podría llevarle a la perdición.
Así las cosas, me sorprendió descubrir que ya había visto la anterior película de Berk y Olsen, SIGNIFICANT OTHER, de la que no tenía muchos recuerdos (es muy inferior), pero que también proponía un audaz reto, el de un organismo alienígena que experimenta el amor tras invadir y poseer el cuerpo de un joven, sin que su pareja sospeche lo más mínimo.
Gran acierto por tanto, una película sin ínfulas ni pretensiones, más allá de pasar un rato de emociones encontradas, mientras acompañamos a Nathan (Novo)Caine en su particular cruzada, como un Quijote moderno con el que aprendemos qué cosas duelen más.
Entretenidísima.
Saludos.

viernes, 3 de octubre de 2025

La memoria muerta


 Leí en su momento BELTENEBROS, llevado por el impacto que me produjo "El jinete polaco" (otro nivel), y que me sirvió como preámbulo para enfrentarme a la adaptación de Pilar Miró, empresa nada sencilla para captar el intrincado léxico del escritor jienense, para lo que contó con la colaboración inestimable del gran Mario Camus y el también escritor Juan Antonio Porto. El resultado es, para quien esto escribe, el mejor posible. Un thriller gélido, desapasionado, casi abúlico, ataviado con un excepcional Terence Stamp, invocando al Delon de Melville, pero con más corazón y principios que aquél; un "hombre que no existe", que luchó junto a los perdedores republicanos, fue sentenciado y logró escapar a Inglaterra. Lo que se apunta, también en la novela, es el destino marcado de Darman (el seudónimo del seudónimo), su sino fatal que lo arrastra, más de veinte años después "a asesinar a un hombre que no había visto nunca", encontrándose con una España miserable y mentirosa, plagada de costras y carcasas. Allí encuentra a una prostituta muy cara que de vez en cuando hace de Rita Hayworth sin vestido, a un proyeccionista que miente muy bien, un repugnante psicópata sexual y, al final, a un hombre inocente, pero marcado para morir. Quédense con la gran interpretación de Stamp, la hermosa partitura de José Nieto, y sobre todo con la sublime fotografía de Javier Aguirresarobe, que fue uno de los tres Goya que se llevó y el principal baluarte para alzarse con el Oso de plata en Berlín.
De lo mejor que rodó Pilar Miró sin duda alguna.
Saludos.

jueves, 2 de octubre de 2025

El efecto Profiden


 

Paradójicamente, RICH FLU es una película insoportable, incluso ofensiva de ver (en algunos tramos, no seamos cabrones), pero irresistible de comentar, por la cantidad de contradicciones e incongruencias que incurre, sin que nadie se lo haya pedido a su director y guionista, un Gaztelu-Urrutia que ya metió la gamba con la innecesaria secuela de EL HOYO. Como sea, la premisa es maravillosa, y de alguna manera parece un spin-off o extraña precuela (esto habría sido un golpe de ingenio) de lo de las plataformas, lo que incluso se sugiere en algún pasaje. No, el gran problema de esta película destartalada y adorablemente ingenua es, por ejemplo, mostrar ideas interesantes para descartarlas inopinadamente, hacer desaparecer a sus personajes mejor escritos (Timothy Spall) para dar cancha a otros que no aportan absolutamente nada (curiosamente, Rafe Spall), o crear una protagonista (Mary Elizabeth Winstead) que, sin un solo rasgo psicológico comprensible, pasa de hija de puta sin escrúpulos a madre protectora, y por si fuera poco lo culmina como una vengadora psicópata. El asunto es que los ricos, los muy ricos, se mueren por una extraña epidemia, cuyo único síntoma es una dentadura exageradamente resplandeciente, y por el único motivo de ser tan ricos. Ya de por sí es jodido dar una explicación plausible a cómo diantres hay una enfermedad así, lo que deriva en que Urrutia tira por la calle del medio, le da una patada a la Winstead colina abajo y convierte la reflexión moral en una bazofia en la que todos los problemas se resuelven a base de puñetazos, carreras y otras heroicidades. Cosas del plataformeo. Mi opinión es que hubiese sido más valiente y políticamente incorrecto plantear una distopía en la que, por lo que sea, al pueblo por una vez no le dé por votar a quien le esclaviza, y luego ver qué pasa con esas minorías fuera de los capitolios. Es como un Guy Debord para la generación de cristal, lo siento mucho, y más cuando una vez más todo es un enorme elefante blanco, el de las relaciones familiares dañadas. Empiezo a pensar que hay gente que hace elículas para ahorrarse el psicólogo.
Lo peor: los últimos quince minutos, romantizando la vida tribal con bailecitos en la playa a media tarde.
Por cierto, la película ha recaudado en todo el mundo un millón de euros, exactamente la misma cantidad que ha recibido en subvenciones. Saquen sus conclusiones.
Saludos.

miércoles, 1 de octubre de 2025

Más estrellas


 

Uno de los datos más estremecedores de la astronomía nos dice que, con toda certeza, hay más estrellas en el universo que granos de arena en nuestro planeta. Intenten hacer un cálculo, pero no se puede. Lo que sí se puede hacer es reflexionar en base a estos términos inconcebibles, porque donde los seres humanos que hacen honor a su especie se quedan en un humilde acto de contrición, los ufanos, ensimismados con un ombligo frecuentemente habitado de pelusilla, llevarán su escaso magín, como en un hipervínculo, hasta el último video de TikTok. Esta contradicción es también una verdad incontrovertible, y al menos a quien esto escribe contra viento y marea le sirve para construir el umbral de LAND OF THE PHARAOHS, aquella superproducción que literalmente obligaron a rodar a Howard Hawks, que después observó el inevitable batacazo en taquilla sin inmutarse. Básicamente porque hizo una de las mejores películas que Hollywood ha entregado sobre faraones, pirámides y arena, mucha arena. Un film aparentemente gigantesco, pero en el que cobraban mayor importancia los interiores, las intrigas en el reinado del megalómano Keops, obsesionado con acumular riquezas incalculables que le acompañaran en la tumba. Para ello, sólo un obstáculo: construir el descomunal panteón, para lo que emplea a un arquitecto judío, a condición de liberar poco a poco a su pueblo cautivo. Pero la irrupción de la insolente princesa chipriota Nellifer, cegada de ambición, la lleva a elaborar un maquiavélico plan, con el que pretende acabar con Keops ganándose su corazón, y así reinar Egipto en solitario. Sin grandes estrellas (ni siquiera una por entonces desconocida Joan Collins), Hawks concita un eficaz alegato humanista, en esplendoroso Cinemascope y "Warnercolor", y apoyado en la tremenda banda sonora de Dimitri Tiomkin, cuya partitura influyó decisivamente a Philip Glass en la composición de su ópera Akenathon. 
Te arregla una tarde tonta sin aparente esfuerzo.
Saludos.

martes, 30 de septiembre de 2025

La puerta mágica y el gorrocóptero


 

Comienzo diciendo aquí que Blogger ha censurado (es la segunda vez que me pasa) la entrada del pasado viernes de este peligroso blog dedicado al siniestro arte de comentar películas. Lo digo por si alguien pensaba que me había pasado algo.
Dicho esto, vayamos con WEAPONS, enésima gran esperanza blanca de eso tan pesadito del terror elevado, que en realidad consiste en hacerte la picha un lío para contar las mismas tonterías de siempre. Porque no nos engañemos, que está todo inventado. O yo no me he enterado de nada, que también puede ser, porque lo que hace Zach Cregger es, ni más ni menos, ampliar sin añadir respecto a BARBARIAN, su anterior trabajo, cuya caprichosa estructura ya levantó opiniones encontradas. Y como no quiero desvelar más de lo necesario su argumento, me centraré en su naturaleza de "artefacto", un puzzle caleidoscópico que lleva a repetir los mismos motivos en un excesivo número de puntos de vista, que ralentiza su ritmo exasperantemente. Ahora bien, Cregger sabe crear incertidumbre, extrañeza, y además tiene la suerte de trabajar con excelentes intérpretes; por poner algún ejemplo, Julia Garner, Josh Brolin o Amy Madigan, que al menos aportan convicción a sus personajes, siempre al borde de la parodia. Es un artefacto, ya digo, demasiado obvio como para pensar que no es consciente de su propia naturaleza, pero lo salva la noticia de que su director trabaja ya en su continuación, una precuela, algo que se hace simplemente imprescindible para dar un poco de sentido a un film que termina deshilachado, incapaz de cohesionar su descabellada trama, con demasiados puntos de fuga, incoherencias a plena luz del día teniendo en cuenta la irritante fotografía de Larkin Seiple, porque hasta John Alcott iluminaba mejor con una velitas... 
Nada, esperaremos esa necesaria continuación y que Blogger no se convierta en la inquisición de las redes, que este blog está a puntito de la mayoría de edad, ahí es nada.
Por cierto, el título se explica por una secuencia, ya al final, que puede verse sin sonido y añadiéndole la cabecera de Doraemon. Lo juro.
Saludos.

lunes, 29 de septiembre de 2025

Sí se puede


 

Te pueden arrebatar todo, pero no la dignidad. Es una frase pintona, casi para ponerla en una taza, pero es una frase con tronco, que palpita y sacude. Robert Redford entiende esto a la perfección en THE MILAGRO BEANFIELD WAR, aquella preciosa fábula en un polvoriento rincón de Nuevo Mexico, que invocaba el rigurosa admiración a John Ford o a McKendrick. Todo comienza con un amanecer (cómo no) y una misteriosa silueta con un acordeón saltando alegremente por los campos, el pueblo, Milagro, donde todos duermen. Amarante Córdova (genial, mítico, Carlos Riquelme), el más viejo de todo Milagro, despierta y da las gracias por tener un día más, pero el ángel Coyote ha decidido hacerle una visita, no porque haya llegado su hora, sino porque también se aburre. A lo mejor porque los puñeteros gringos quieren plantar un campo de golf, allí que no llueve nunca, para dar trabajo dicen. Menos a uno, uno muy cabezón, José Mondragón, que con el mosqueo le da un puntapié a la llave que restringe intencionadamente el acceso al agua, y súbitamente, su reseco campo de frijoles, el que siempre cultivó su padre, se ve regado. Mondragón decide cultivar, lo que desata las iras del empresario, dispuesto a detenerlo a toda costa. Esto es vieja escuela, personajes con peso y entidad, una historia divertida y emocionante, y un punto de realismo mágico para volver acerca de las lecciones vitales de LAS UVAS DE LA IRA o LOS SANTOS INOCENTES. Lo cierto es que UN LUGAR LLAMADO MILAGRO no es tan trágica ni tan fatalista, y de repente te ves sonriendo ante ese sentido del humor tan sano y cercano que destilaba Redford, lejos del frío Star System; y con los ojos humedecidos porque... claro que se puede, siempre se puede...
Hermosísima, preciosa película.
Saludos.

domingo, 28 de septiembre de 2025

Rincón del freak #662: Retarded activity and titty biting


 

El título lo he tenido que poner en inglés porque me daba vergüenza cómo sonaba en español. Esto, amigos, es el mundo de The Asylum, la productora que eleva a la Troma a la categoría de factoría de superproducciones. Normalmente me cuido mucho de alejarme de estas bazofias, que suelen incluir tiburones voladores de dos cabezas, vampiros mellados y zombis que se ganan la vida vendiendo biblias a domicilio, pero por arte de birlibirloque ha aparecido un DVD por un rincón del desván mágico, cuyo origen he sido incapaz de recordar, lo que, conociéndome, no ha hecho más que acrecentar la curiosidad. Vale, esto se titula 8213: GACY HOUSE, con el subtítulo (PARANORMAL ENTITY). Supuestamente es un salpicón de cámaras mareantes en una casa desvencijada, la de John Wayne Gacy, donde un grupo de gente, a cual más idiota, pretende... bueno, no sé qué pretenden, porque han puesto cámaras y hacen rituales espirituales, mientras pasean de aquí para allá y hablan con el énfasis de un notario jubilado. Es una porquería tan mala, tan infecta, tan inenarrable, que podría ser recordada por una escena que paso a describir: la medium, cuyo look nos llevaría indefectiblemente hasta Dolly Parton, anda hacia ninguna parte, como todo el mundo, hasta que se detiene y suelta un grito de terror. Es la primera vez en la historia del cine en que un fantasma le da un mordisco en una teta a alguien...
Saludos.

sábado, 27 de septiembre de 2025

En el espacio nadie puede oír tus gritos #8


 

Claramente de muy más a muy menos, este ALIEN: EARTH, con el que Noah Hawley aspiraba a revolucionar el maltratado universo del xenomorfo y adláteres, se ha quedado, si no en una decepción sí en un quiero y no puedo, teniendo en cuenta el espectacular arranque y el episodio central, finalmente el homenaje que el original de 1979 merecía. No tengo ni la más remota idea de si Disney (en serio, Disney, no todo puede transformarse en un "producto Disney") retomará esta miniserie en un futuro, ampliando la maraña de cabos sueltos que el indefendible guion de Hawley & Co. se empeña en ir desparramando a lo largo de ocho episodios desastrosamente distribuidos, sin sentido del ritmo y dejando la sensación de ir tomando decisiones al azar. La analogía no se hace esperar, encarnada en esos inaguantables superhéroes que la serie se saca de la manga, superpoderosos pero con la mente de un guaje cualquiera, porque... No, tampoco se desarrolla esto. Tiene, eso sí, un envoltorio formal magnífico, en la línea de lo de Romulus, y, en sus momentos más inspirados, constata lo adelantada a su tiempo que era "el octavo pasajero". Por supuesto que tendrá su público, mayormente uno no muy exigente, enganchado a la papilla plataformera, que no tendría que saber ni que Ridley Scott es un señor que ha dirigido cosas y tal ¿Pensaban que Alien podía pasar de un organismo diseñado para aniquilar a una sitcom para gente con espinillas? Pues han acertado...
Buffff...
Saludos.




PD, por lo de los spoilers: Se llama Alien nosequé, pero se podría llamar de otra manera, porque han conseguido que el bicho en cuestión se pasee por ahí y que nos dé igual. El resto de la fauna, mejor me lo ahorro, porque Hawley ha decidido presentar varias especies extraterrestres al principio y hacerlas actuar... ¡en los putos ocho últimos minutos del último episodio!...
Al menos, suena Tool...

viernes, 26 de septiembre de 2025

Si los monos hablaran


 

LINK es una de esas cintas que, de una manera u otra, han quedado relegadas a un fondo de catálogo muy desagradecido, cuando revisitarla supone un entretenimiento bastante digno, y que incluso reserva alguna que otra sorpresa formal, gracias a la siempre imaginativa dirección del australiano Richard Franklin, uno de esos artesanos a los que merece la pena rescatar. Con una estructura extraña, Terence Stamp se erige como el protagonista de su primera mitad, para desaparecer por completo en la segunda, interpretando a un excéntrico zoólogo, que contrata a una joven norteamericana (Elizabeth Shue de menos a más) como asistente en la mansión que le sirve como campo de pruebas, en un apartado rincón de la costa escocesa. Allí lleva a cabo sus investigaciones con tres chimpancés: Vudú, Ido y el enigmático Link. Link es intrigantemente inteligente, se viste con ropas decimonónicas y adopta gestos genuinamente humanos, lo que el profesor atribuye a su pasado circense, donde era capaz de manejar el fuego sin asustarse; pero repentinamente, la actitud de Link cambia por completo con la llegada de la joven, convirtiéndola en su particular objeto de deseo. Película irregular, sí, pero que contiene un asombroso trabajo de integración de los animales, dejando en ridículo cualquier bazofia rendida al CGI, con una partitura a cargo de Jerry Goldsmith y algunos momentos perturbadores incluso para el espectador avezado que me considero. Sólo fíjense en la mirada del simio en cuestión mientras observa a Elizabeth Shue completamente desnuda...
Una curiosidad que merece la pena.
Saludos.

jueves, 25 de septiembre de 2025

Desde el techo del infierno observamos las flores


 

La frase es de Matsuo Basho, un haiku. La película es NU ASTEPTA PREA MULTDE LA SFÂRSITUL LUMII (NO ESPERES DEMASIADO DEL FIN DEL MUNDO), que propongo desde ya como mejor título del año, aunque la película sea de 2023. La trama es sencillísima; la intención, maquiavélica. Angela es ayudante de producción en una productora de spots y documentales, lo que, eliminada toda tentación glamourosa, equivale a conducir de un lado a otro en interminables jornadas que pueden llegar a las veinte horas, lo que incluye buscar candidatos para un spot sobre seguridad laboral, pero también recoger las lentes de cámara, hacer de chófer y hasta ocuparse del cátering. Intentando no quedarse dormida al volante, su distracción es realizar una serie de videos de contenido satírico, que después comparte en las redes bajo un filtro que la convierte en un macarra reaccionario y machista. El trasiego, caótico, violento, agotador, por las calles de Bucarest, se intercalan con las imágenes de otro film rumano, el anticlásico ANGELA MERGE MAI DEPARTE, rodado en 1982 por Lucian Bratu, que narraba las andanzas de una mujer taxista en el Bucarest comunista, la correspondencia entre ambas mujeres estalla en el descomunal último plano secuencia, de aproximadamente unos veinte minutos, donde la actriz que interpretaba a aquella Angela lo hace ahora como la madre del seleccionado, que pasó un año en coma por un accidente laboral, perdiendo la movilidad de las piernas. De nuevo Jude nos restriega todas las miserias posibles en las narices, la deshumanización impune, perfectamente trasladable de un régimen autocrático hasta cualquier empresa. Aquí también el esclavo da las gracias por las migajas, y aún peor, termina con su supuesta denuncia recortada hasta uno de los finales más dolorosamente absurdos que he visto últimamente. Lo que se supone que es un spot para denunciar una injusticia es sistemáticamente censurado, para no "molestar" a quienes realmente han puesto la pasta, hasta el máximo, hasta sostener carteles verdes, imaginen para qué...
Brutal, valiente y corrosivamente mordaz. Magnífica.
Saludos.

miércoles, 24 de septiembre de 2025

Los mejores amigos de una chica


 

GENTLEMEN PREFER BLONDES es una película tontísima... o puede que no. Es lo que es, pero hablemos de lo que cada cosa es en el fondo y nos llevaremos una sorpresa. Aquí Marilyn Monroe interpreta a una rubia más ingenua que frívola, pero que en un momento dado nos mira por encima del antifaz y nos guiña un ojo, un poco como fue su vida real, tratada como un objeto, sirviéndose de su físico, incomprendida al final. A su lado, Jane Russell es la mujer escéptica, igualmente ambiciosa, pero con un punto descreído que le hace tener, a su pesar, los pies en la tierra. No se equivoquen, ésta es una película que puede llevar al equívoco de observarla como un viejo adinerado miraría a una chica, sin importarle si su vestido está descosido o le duelen los pies mientras mantienen una sonrisa perfectamente ensayada. Ni musical, ni comedia, ni drama romántico, esta película es la manera en la que las mujeres llevan toda la historia de la humanidad soportándonos. No es de extrañar que "ellas" prefieran amigos más brillantes...
Saludos.

martes, 23 de septiembre de 2025

Prius y Alzheimer


 

En algún lugar de una urbanización de Los Angeles, una pareja que ha rebasado los 45, con un niño que se quedará sin hermanos, tendencia a mover mucho las manos mientras discuten problemas del primer mundo que aspiran a imitar sentencias de Montaigne o Wilde, van de aquí para allá mientras se estresan porque van a dar una fiesta. Él es representante de actores y ella era actriz, y él está harto de vivir en el primer mundo y le propone liarse la manta a la cabeza y largarse a algún país centroamericano y vivir sin temor al bypass. Ella le mira con cara de asco, aunque esta mujer siempre (al menos en esta película) tiene esa disgustante expresión facial, y sigue moviendo las manos como si tuviese parkinson. Llegan los invitados, ninguno tiene el más mínimo interés, de hecho no tienen una sola línea de diálogo, excepto un cocainómano egocéntrico y memorizador ocasional de frases de autoayuda y Pedro Pascal, que sale exactamente cuatro minutos, pero la productora estimó que presentarlo como protagonista podría dar a esta cosa titulada THE UNINVITED algún tipo de sex appeal propio de las comedias neoyorquinas sofisticadas. Abominen, porque esto es como pretender capturar el aura de Woody Allen con una cámara desechable. Ni más ni menos... 
Lo único salvable, ver a Lois Smith manteniendo el tipo con 94 años.
Saludos.

lunes, 22 de septiembre de 2025

La broma infinita


 

Con Robert Redford se da otro aldabonazo a un Hollywood que no va a volver jamás. Estrella rutilante, con un carisma imponente, Redford era ese "indiscutible", un tótem intocable, un valor seguro, la garantía en la inversión y el exponente que precedía a estrellas posteriores como Pitt, Cruise, DiCaprio... Pero también era mucho más, era ese tipo comprometido, que instauró una institución como Sundance, que hoy día no es ni la sombra de lo que él pretendió que fuera. Y también un demócrata convencido, mucho más humilde de lo que su posición en la industria pudiese indicar, lo que reflejó en su faceta como director, coherente con sus inquietudes, y que revelaba a un cineasta verdaderamente dotado y que, como veremos en las próximas semanas, no se ciñó a un solo género. Me parece indiscutible que ORDINARY PEOPLE, su ópera prima, es también su cima como el atento observador de las pequeñas miserias y grandezas del americano medio, en una historia alejada del mero entertainment, emparentándose en una disección social y psicológica que proviene directamente de Richard Brooks o Mike Nichols, aunque aquí se invoca de manera indirecta a Bergman, mientras se adelanta el ácido bisturí de Thomas Anderson o Sam Mendes. No es una película perfecta, hay que decirlo, ni lo necesita; es un grito sordo pidiendo ayuda, el que emerge de un prodigioso Timothy Hutton (que ganó el oscar con 20 años), mientras lucha con los demonios de un intento de suicidio, tras ser testigo de la trágica muerte de su hermano. Película contenidamente coral, distribuyendo con inteligencia a cada secundario, Redford maneja el juego de espejos en otras dos magníficas interpretaciones, un contenido Donald Sutherland como el padre conciliador pero incapaz de contradecir a una Mary Tyler Moore gélida, y por momentos terrorífica, esa madre sin amor para dar... porque cada uno sobrelleva el duelo como puede.
La familia Jarrett podría albergarse en cualquier párrafo de la obra maestra de Foster Wallace, no mucho más allá, apenas como una de esas ventanas de madera impoluta en un residencial de lujo, a través de la cual vemos sonrisas perfectas, mientras se tricha el pollo y el árbol de navidad está a punto de desplomarse...
Saludos.

domingo, 21 de septiembre de 2025

Rincón del freak #661: ¡Los muertos de Crom!


 

Dudé más tiempo del necesario acerca de emprenderla con la saga del "cazador de la muerte", en realidad el primo tonto (que ya es decir) de Conan, dado que se espera (podrá verse en el inminente Sitges) el remake que al fin dé algo de dignidad a unas series Z de las que el propio Corman se desentendió en lo artístico, delegando en Jim Wynorski la dirección, y que no contento con ello, cuatro años después hizo la misma jugada, que era llevarse la producción a Argentina para abaratar costes y rodar en apenas dos semanas. La cosa es que DEATHSTALKER II, aparte de ostentar la misma impactante cartelería, es igual de cutre y chapucera que su antecesora, pero al menos se lo toma todo a chufla e inserta todo tipo de metachistes, a cual más absurdo, llegando al spoof descarado, con un tono que luego ensayó con mejores resultados Sam Raimi en otra secuela. Ni puñetera idea sobre el argumentario de una película supuestamente de espada y brujería, pero que incluye zombis (¡zombis, me cago en la leche!), ni un solo extra con la cara destapada (así les evitas lo de gesticular) y hasta un ring de boxeo con la música de Bill Conti (lo juro), donde el protagonista (lo que obtienes si mezclas a Tom Brady con Gary Busey) se marca un inclasificable combate de lucha libre con una señora de 1'90 que se hacía llamar Queen Kong, luchadora en la vida real, a la que le faltó un fatality de pechamen, que ya hubiese redondeado la función. Palabrita del niño Jesús...
Saludos.

sábado, 20 de septiembre de 2025

La bruja triste


 

Si el otro día volvíamos a la excitante metamorfosis de un alelado científico a un Cary Grant ciclotímico, algo parecido ocurre en ZOOLOGIYA, donde a Natasha, la administrativa de un zoológico, le crece una prominente cola, lo que, lejos de suponerle un problema, ejerce de improvisado estimulante, sacándola de una abulia que la aplasta día a día. En el trabajo es objeto de burlas constantes, vive con su madre y un gato, ambos ancianos y su vida sentimental parece no haber existido. Pero ahora su vida ha dado un giro y ha encontrado un propósito, puede que se vea emparentada con los animales, a los que ama más que a las personas; ha encontrado un amigo muy especial en el radiólogo que le ha tomado, con toda naturalidad, una radiografía; y finalmente ha cambiado su imagen, rejuveneciéndola y despertando el asombro de sus envidiosas compañeras. Con sólo 28 años, es encomiable la madurez con la que Tverdovskiy dirige esta apesadumbrada fábula, probablemente una alegoría del peso de la edad sobre una mujer que no encuentra un lugar ni un momento para ser feliz, e igualmente alegórica, ese inusitado apéndice como símbolo de rebeldía. Si la ven, atentos a la escena de la bañera.
No es ninguna maravilla, pero sí más que correcta.
Saludos.

viernes, 19 de septiembre de 2025

De paseo por las ruinas


 

Hay mucho del mejor Ken Loach en POOR COW, su primer largometraje, lo que indica a las claras toda su extensa deriva posterior, sus obsesiones éticas y estéticas, el naturalismo observacional, buscando el protagonismo en esas esquinas poco iluminadas por el cine comercial, donde habitan "sus personas", seres en su agotador día a día, luchando por sacar la cabeza en un mundo hostil, deprimente y a veces terrorífico. Lo que para algunos es la normalidad, y que en la extraordinaria interpretación de Carol White supone el componente de una mujer demasiado joven pegada a su pequeño hijo desde la impactante escena de apertura, pero cuya adorable ingenuidad la lleva a no perder jamás esa "sonrisa de ojos tristes", mientras intenta buscarse la vida tras el ingreso del padre, un ladrón de poca monta, en prisión. Joy (un nombre nada casual) roza la felicidad junto a Dave (un magnífico pero breve Terence Stamp), hasta que éste es también sentenciado a doce años. A partir de ahí, Joy ha de ser simpática como camarera, sexy en una repugnante sesión de fotos y complaciente cuando no le queda otra que abrirle la puerta a algún hombre que otro, porque su pequeño tiene que comer y las facturas no se pagan solas. Lo que nadie sabe es que quizás Joy sólo quiere ser feliz, y por ello entabla conversaciones con facilidad y nunca pierde la esperanza de tener una vida, ni más ni menos. Casi sesenta años han pasado desde que Loach adaptara el polémico libro de Nell Dunn, un insólito manifiesto feminista observado desde los márgenes, como aceptando la oscura invisibilidad a la que las mujeres son sometidas sistemáticamente, pero dispuesto a vislumbrar una nimia rendija de esperanza, lúcidamente expuesta en su desenlace, puede que explícitamente deudor de Antonioni en su fuerza simbólica, pero que adelantaba a uno de los cineastas clave del cine europeo del siguiente medio siglo.
Saludos.

jueves, 18 de septiembre de 2025

La comedia sin voluntad


 

Si descontextualizamos una película como THE ALTO KNIGHTS, sus imágenes, su correlación de estampas estratégicamente dispuestas, espiritualmente emitidas, nos queda un capítulo de SNL sin gracia. Peor: conscientemente arrogada de una excelencia no ya fantasmal, sino directamente decrépita. Nada tiene que ver usar a este pobre, encapsulado Robert deNiro, intentando insuflar humanidad desde el desfile de narices de goma, ojos inexpresivos y otros artilugios de lo más variopinto. No, lo más indefendible aquí es la historia arrastrándose por un montón de lugares comunes, asideros visuales que ni siquiera dejan entrever el talento narrativo que siempre ha caracterizado al cine de Barry Levinson, que a sus 83 años parece haber dado ya su canto del cisne. Desconozco de quien habrá sido la infeliz idea de colocar a deNiro haciendo este ridículo face to face, pero podría dar para algunos memes de lo más jocoso, y es algo que no me hace mucha gracia precisamente. De hecho, no hay nada que me haga ni pizca de gracia en una de las peores películas que he visto últimamente.
Saludos.

miércoles, 17 de septiembre de 2025

Una fórmula perfecta


 

El profesor Barnaby Fulton es un genio de la química que trabaja para encontrar el remedio definitivo contra el envejecimiento. Un genio que no ve tres en un burro, nunca encuentra las llaves de casa aunque las pone siempre en el mismo bolsillo, y vive literalmente en las nubes. Sin embargo, vive enamorado de Edwina, su esposa, que le adora igualmente. Barnaby no encuentra la fórmula, pero uno de los chimpancés con los que experimenta empieza a mezclar ingredientes a lo loco... Y ya se sabe que a lo loco se vive mejor. Mejor no desvelar mucho más sobre MONKEY BUSINESS, esa maravillosa película en la que Cary Grant hace de profesor chiflado con culos de vaso, está casado con la abnegada Ginger Rogers, se lleva a Marylin Monroe a dar un voltio en un descapotable y termina disfrazado de indio y cortándole la cabellera a su mejor amigo. Bueno, dije que no desvelaría nada más, pero a quién diablos le importa... 
Es mejor que el 95% de las comedias que se hacen hoy día, y creo que me quedo corto. Desde luego es la "mejor película con monos" que he visto recientemente...
Divertidísima.
Saludos.

martes, 16 de septiembre de 2025

El escuadrón suicida


 

Como advertencia apenas, si tienen Netflix no sucumban ante la tentación de acercarse a 11 REBELS; dos horas y media de vuelta al mito de los renegados que son reclutados para una misión suicida, revelándose después como más que aptos para la única oportunidad de redimir sus condenas. Algo así como mezclar LOS SIETE SAMURAIS y DOCE DEL PATÍBULO, con un exceso de imágenes digitales, un guion tan simple como confuso, y ninguna actuación memorable, es lo que apuntábamos al principio: un producto teledirigido para aplacar las conciencias de quienes airean en las plataformas a golpe de entretenimiento vacuo, pero que irán raudos a entronizar. No hay nada de eso en una película agotadora por muchos motivos.
Saludos.

lunes, 15 de septiembre de 2025

El coco del oasis


 

Sin ser yo ni mucho menos fan del señor Robbie Williams, reconozco que el tipo es mundialmente conocido, se ha hecho su sitio (un poco a empujones) al lado de los grandes y a día de hoy puede afirmarse que representa el paradigma de gran estrella. Ok, de acuerdo, guardaremos los cayados y nos pondremos al lado del tipo que no para de reivindicar sus orígenes humildes, su cabeza hueca y otros demonios respiratorios; más que nada porque BETTER MAN es apenas eso, un masaje muy confortable con apariencia de infierno personal. Biopics los hay mejor interpretados, más arriesgados o inmisericordes, y éste es el único que podría hacerse sobre un tipo, un artista, tan poco interesante como Williams; que se reinventó, por supuesto, pero que jamás debería obviar que hacía bailes chorras para mojar bragas, mientras intentaba convencer a los managers de que era el nuevo Sinatra. Es lo que hay, porque las boy bands y adláteres, además de machacones son ufanos, porque les cuesta crecer, porque no tenían un Bernie Taupin de la vida escribiendo, y encima te dan el coñazo cuando tienen barriguita y canas. No sé, porque la película es medianamente entretenida, y salen Oasis que son aún más mongoloides, y además el protagonista es un mono, y eso siempre suma algún punto. Lo peor, que es sensiblera, como sólo lo puede ser un malote sin poesía en las venas. El día que hagan un biopic decente (y me cuesta mucho creerlo) sobre Tom Waits, entonces hablamos...
Saludos.

domingo, 14 de septiembre de 2025

Rincón del freak #660: El asesino de todos los días


 

En su momento dimos cuenta del director húngaro György Pálfi, con una segunda obra tan polémica como desconcertante, titulada TAXIDERMIA. En su ópera prima, HUKKLE, de 2002, Pálfi ya dejó constancia de su capacidad para captar imágenes "únicas", que parecen provenir de un imaginario onírico y algo destartalado. El reto aquí consiste en hilvanar una narración más o menos inteligible, pero sin recurrir a las palabras. En el entorno cerrado de un pequeño pueblo, todo comienza con un anciano que se levanta con hipo (a lo que alude el título), y que se sienta como todos los días en la puerta de su casa para observar la vida, aunque el hipo sea una constante. Con un lenguaje visual tremendamente ingenioso, el film nos lleva por cada rincón del pueblo, los quehaceres diarios, las comidas familiares, los niños descubriendo la naturaleza. Hasta que un suceso, aparentemente banal, desencadena una serie de desgracias que ponen al pueblo en alerta. El film vendría a ser una especie de falso thriller en la piel de un documental rural, con la atención a los detalles más nimios de un Lynch, pero con un sentido del humor completamente deudor del Jacques Tati más descacharrante. Una película inclasificable, conscientemente extraña, que igual te muestra una cabrita triturada por una cosechadora, los enormes huevazos de un gorrino en primer plano o un avión supersónico volando a ras de tierra... Básicamente como si el diablo se sentara junto al anciano y le diera por quitarle el hipo...
Extraña no, lo siguiente.
Saludos.

sábado, 13 de septiembre de 2025

La aguja en el pajar ajeno


 

En 2015, el director danés Thomas Vinterberg aceptó la propuesta de revitalizar FAR FROM THE MADDING CROWD, con los cuatro papeles principales otorgados a Carey Mulligan, Matthias Schoenaerts, Tom Sturridge y Michael Sheen. Dos aspectos sobresalen sobremanera a la hora de enjuiciar una adaptación que adopta un tono más solemne y contenido, y que además recorta el metraje en casi una hora respecto al original de Schlesinger. Por un lado, el gran trabajo de Mulligan, que se erige en protagonista absoluta, alejada de la frivolidad impuesta por Julie Christie, e imponiendo una gravedad más acorde a la Bathsheba de Hardy. Hasta ahí el gran acierto, porque lo que me choca es la domesticada dirección de Vinterberg, a quien siempre he tenido cierto aprecio desde sus notables comienzos en aquello del Dogma 95; de aquel "salvajismo controlado" no hay rastro en esta película correcta pero un poco rutinaria, que no se regodea tanto como su antecesora, pero es también más aburrida, sin ser mala ni mucho menos, pero ha pasado una década y no hablamos de un film en modo alguno memorable. Y por cerrar, el trío protagonista masculino es infinitamente peor, más soso y acorde con cierta ñoñez, que es lo que recorre esta adaptación, a la que posiblemente no me hubiese acercado de no ser por el homenaje a Stamp.
Saludos.

viernes, 12 de septiembre de 2025

La aguja en el pajar


 

Controvertida la adaptación que John Schlesinger acometió de FAR FROM THE MADDING CROWD, la intensa y polémica novela de Thomas Hardy, que proteizaba la figura de su protagonista, la improvisada terrateniente Bathsheba Everdene, satelitelizando a tres hombres que encarnan las tres caras prototípicas del macho enamorado: el prudente, el entregado y el hijoputa. Y a este último lo interpretaba un magnífico Terence Stamp, en la piel del díscolo sargento Troy, el único de los tres que obtiene inmediatos favores de una Julie Christie que navega entre la niñata caprichosa y la mujer empoderada, sin la capacidad para valorar la honestidad de Alan Bates, un pastor que se pone a su servicio tras perder todo su rebaño, ni del potentado Peter Finch, probablemente el personaje más interesante de todos, un solterón rígido y distante, famoso por rechazar a cuanta mujer se le ha puesto por delante, pero que pierde la cabeza (y quién no) ante la señorita Everdene. No creo que sea la mejor adaptación que ha conocido la obra de Hardy, por su excesiva duración (casi tres horas), o el desigual reparto que se concede a sus cuatro protagonistas, porque en la novela existe un retroalimentación en el cuadrado imperfecto pero compensado.
Buena película, para nada un clásico.
Saludos.

jueves, 11 de septiembre de 2025

La importancia y el motivo


 

Curioso, muy curioso el caso de THE DAMNED, film que se pudo ver en el último Sitges y que luego se esfumó entre los habituales problemas de distribución y una promoción inexistente, cuando hubiese sido un título más que apetecible para cualquier parrilla de una plataforma. Curioso porque su apariencia formal es lo suficientemente elaborada y sugestiva para hacernos pensar que no estamos ante un film de horror al uso, sino ante un esfuerzo por maridar el género con una mirada más autoral. Una lástima, porque esta historia sombría, que habla de fantasmas y de aislamiento, de superstición y desconfianza hacia lo que llega de fuera, no logra zafarse de su tendencia paisajista (difícil, por la belleza del marco islandés), mientras intenta elaborar un argumento que se torna confuso, que habla de un oscuro mito desencadenado por el hundimiento de un pesquero foráneo, pero cuyo motivo oculto podría deberse a algo más mundano, y por tanto indetectable. La película es insatisfactoria en casi todo lo que propone, un quiero y no puedo que a lo mejor hubiese ganado en un formato de miniserie, donde el misterio no fuese desvelado tan pronto.
Saludos.

miércoles, 10 de septiembre de 2025

La novia era él


 

No lo suelo hacer, pero hoy titulamos la reseña con el título de la película en cuestión... Básicamente porque tampoco es el título original, aunque no estaba mal tirado respecto a I WAS A MALE WAR BRIDE, que bien pareciera un film de Corman más que de Hawks, para que vean que el cine clásico también tiene estas cosas. No es de las comedias más inspiradas suyas, adquiriendo un tono más ligero, teniendo en cuenta la estrambótica peripecia de su protagonista, un Cary Grant que es lo mejor con mucha diferencia. Aun así, la historia fue real, y perteneció al mayor belga Roger Henri Charlier, quien tuvo un accidente de coche y conoció en el hospital militar a la enfermera norteamericana Cathy Gates, con la que contraería matrimonio. Este film cuenta el tortuoso periplo de ambos para lograr embarcar en dirección a Estados Unidos, hasta el punto de tener que recurrir al travestismo (incluyendo una cola de caballo como peluca), lo que ya sabemos que no era tan inusual en la filmografía de Grant. Su compañera era Ann Sheridan, que no tenía una vis cómica tan acusada, lo que se nota una barbaridad en una película que transita de gag en gag sin solución de continuidad. Curioso, por cuanto se impone la comedia física a los diálogos mordaces, y eso es extraño en una película de Hawks.
Se puede ver, sin más.
Saludos.

martes, 9 de septiembre de 2025

Sociedad de responsabilidad limitada


 

A vueltas con el rollo de los mockumentaries, el found footage y demás zarandajas, es tanta la escoria aprovechacionalista de este tipo de producciones, que el mero hecho de encontrar algo que no produzca vergüenza ajena ya es todo un logro. Es el caso de HELL HOUSE LLC, una pequeñísima película de 2015, de la que desconocía por completo su paradero, y que luego (como no podía ser de otra manera) ha originado una franquicia, a cual peor. Sin embargo, la primera resulta ser un dispositivo bastante bien armado e ingenioso, gracias a la naturaleza misma de su argumento, que de alguna manera roza el metacine. A diferencia de títulos similares, la excusa de rodar constantemente no es forzada, y encaja como un guante para lo que se quiere contar. Esto es la construcción de una atracción de casa encantada (en Estados Unidos son devoción), que sus propietarios proyectan tener inaugurada en pleno Halloween, con la ventaja de que ya posee un aspecto lo suficientemente tétrico, y ello les va a ahorrar costes de decoración. Hay un pasado oscuro, sí, pero tampoco se detalla tanto como para ser tenido en cuenta, y ello contribuye al clima de extrañeza que se va apoderando del día a día. Lo diferencial aquí es que esa cotidianidad es el sustento de clima terrorífico, conviviendo diariamente con muñecos y luces inquietantes, que hacen que los mismos organizadores vivan en sus carnes la experiencia que pretenden recrear.
No es especialmente sangrienta, y ni siquiera abusa de los clichés que uno podría esperar, pero un par de momentos francamente espeluznantes, y todo con un presupuesto casi inexistente, lo que recuerda inevitablemente a propuestas similares como PARANORMAL ACTIVITY y, especialmente, BLAIR WITCH PROJECT.
Si lo quieren pasar mal durante apenas 80 minutos, es su película.
Saludos.

lunes, 8 de septiembre de 2025

Obligados por contrato


 

THUNDERBOLTS* funciona cuando se olvida de tener que estar constantemente dando explicaciones por todo, como la extraña película de orígenes que es, y se zambulle en unas escenas de acción bien coreografiadas, más orgánicas de lo que cabría esperar, merced a un grupo de personajes que si hacen gala de algo es de su imperfección como superhéroes. No todos los actores aquí tienen precisamente una vis cómica, por lo que David Harbour parece el único en mantener una personalidad cohesionada con el desenfado del guion, mientras que Florence Pugh hace lo que puede por no parecer avergonzada, Sebastian Stan se queda muy al fondo, Wyatt Russell aún más atrás y Hannah John-Kamen me cuentan que anduvo por allí, aunque el esfuerzo supremo es averiguar dónde aparece Olga Kurylenko. Curiosamente, hay un punto disruptor muy bien escrito en el personaje interpretado por Lewis Pullman (sí, podríamos acuñar el término "nepo-film"), un antihéroe complejo y estimulante, una especie de "todopoderoso", pero que alberga una mente cándida y torturada. Nada dura aquí, y es lógico, porque sus dos horas no son suficientes para narrar lo que en los comics necesitó de una serie propia, que es nada menos que la creación de los Nuevos Vengadores y el porqué de esta bizarra escisión. Lo cierto es, como decía al principio, que funciona para los que vienen de la grapa, mientras que el recién llegado apenas va a encontrarse con una cinta más o menos entretenida, algunos chistes resultones y una escena post-créditos que anuncia una continuación que quizá esté aún mejor.
Saludos.

domingo, 7 de septiembre de 2025

Rincón del freak #659: Los Derby motorettas vs. el veterinario intrépido y casquivano


 

MOTORPSYCHO, de 1965, es la película que inicia el período mítico de Russ Meyer, abducido entre las pechugas de señoritas que van por el campo y/o desierto con un traje de noche escotado y tacones de aguja, por lo que sea. El quilombo se inicia con tres tipos muy macarras que se encaminan a Las Vegas en sendos scooters, porque se ve que Meyer también economizó en los transportes. En su fetichista fijación por los desequilibrios conyugales, la pandilla, compuesta por un tronado del Vietnam, un bailongo con chupa de cuero y un autista que escucha constantemente un transistor, se topa con una explosiva joven en bikini y su marido, un pescador cincuentón al que dejan fuera de combate para beneficiarse a la muchacha. Seguidamente (esto no llega a los 75 minutos), se encuentran con el veterinario local, que mientras se morrea con una clienta en mono integral, aprovechan para vejar sin medias tintas en su propio domicilio, y hasta poner una conferencia a New Jersey. Luego entra en acción nada menos que Haji, la gran diosa de la serie Z, que ya lo rompe al viajar con un señor que podría ser su abuelo, y que tampoco se libra del asalto correspondiente. Dada por muerta, es rescatada por el veterinario vengativo, conformando una alianza para derrocar a los temerarios punks. La película es lo más decente que se puede hacer con un presupuesto indecentemente irrisorio, pero por aquí amamos los "por la puta cara" de Meyer, que jamás dejaba pasar la oportunidad de llevar el escote hasta la misma linde del pezón. La escena mítica es aquélla en la que el veterinario es mordido por una serpiente, y para no morirse inútilmente le pide a Haji que muerda la pierna y chupe el veneno antes de que sea demasiado tarde. Sí, el diálogo es ¡Chupa más fuerte!... hasta que ella ha de escupirlo, claro...
No sé qué haríamos sin estas películas.
Saludos.

sábado, 6 de septiembre de 2025

Una leyenda a contrarreloj


En Enero de 1975, Keith Jarrett era un paria, un genio también, pero era el tipo que le había dicho no dos veces a Miles Davis, que renegaba del jazz ¡por encorsetado!, que tenía constantes disputas con productores y músicos, ganándose una reputación de difícil por no decir imposible. Nadie daba un duro por él en América, lo que venía a importarle un carajo; había dado su primer concierto, interpretando a Bach, con 12 años, y era "ese tipo inclasificable del catálogo de ECM". Jarrett se lió la manta a la cabeza y se embarcó en una destructiva gira europea, con la única compañía del productor Manfred Eicher, el único que no tomó al pianista por un loco caprichoso. El estilo de Jarrett, catártico e impetuoso, de concentración absoluta, de lucha con el instrumento, le provocó unos dolores insoportables de espalda, que convertían cada concierto (uno por noche) en una proeza física. Tenía 30 años por entonces. 
En Enero de 1975, la joven Vera Brandes, con apenas 18 años, se las arregló para que Jarrett tocara en la Ópera de Colonia. Engañó, estafó, pidió prestado, e incluso la leyenda dice que llegó a prostituirse para conseguir los diez mil marcos que costa arrendar tan magno lugar. Aquel día se representaba la ópera Lulú, de Berg, por lo que habría que esperar hasta las once de la noche... en pleno Enero alemán. 
La historia es conocida. Brandes llegó a las desoladas oficinas de la Ópera, donde todo el mundo se había marchado de fin de semana, encontrándose un piano Bösendorfer, como había prometido, solo que era uno muy pequeño, para ensayar, con varias teclas desafinadas y un pedal inservible. Cuando Jarrett y Eicher pasaron la mano por encima, miraron inexpresivamente a Brandes y dijeron que aquello no podía tocarse, y menos en un recinto tan grande. Qué podía esperarse de una cría que apenas era mayor de edad. Los dolores de espalda, aquel piano de broma, todo parecía encaminado a lanzar una moneda al aire. Brandes suplicó bajo la lluvia, literalmente, prometió que los afinadores pondrían a punto el piano, y Jarrett, el tipo frío e implacable, le dijo que jamás olvidara que tocaría esa noche sólo por ella. Las entradas se agotaron, y aquel 27 de Enero de 1975 se obró un milagro al que asistieron 1400 personas, y que desde entonces su grabación, para más inri registrada a una velocidad diferente, se convirtió en uno de los discos de ¿jazz? más legendarios de toda la maldita historia. 
Así fue, y así lo cuenta KÖLN 75, no la película del concierto, sino de cómo del caos puede surgir lo sublime. Por cierto, Jarrett abomina de aquel concierto y mucho más del disco, pero ni siquiera eso debería ser óbice ni circunstancia atenuante para no emocionarnos con la belleza de esa obra maestra intemporal... una vez más.
Saludos.

viernes, 5 de septiembre de 2025

Prisioneros


 

Había que abordar, por supuesto, la desaparición de Terence Stamp, otro grandísimo nombre que nos dejó recientemente, y cuya vasta filmografía intentaremos completar en estas próximas semanas. Stamp siempre fue un actor de difícil ubicación, con una mirada turbia y un físico que creaba un punto de discordancia en torno suyo. Personalmente, y pese a haber tenido una carrera ilustre y longeva, creo que le hubiese faltado ese gran protagónico indiscutible, aunque claro, Stamp era más de "antagónicos". Y sería necio no abrir este homenaje con THE COLLECTOR, aquel oscurísimo descenso a los recovecos de una mente inaccesible, la del joven Freddie Clegg, un retraído y poco sociable empleado de banca, que tras ganar una fortuna en las quinielas adquiere una desvencijada mansión a las afueras de Londres, donde pasa el tiempo entregado a su pasión, cazar mariposas y coleccionarlas. Podría ser una introducción obvia, pero la sequedad emocional de la obra original de John Fowles encaja a la perfección con la brusquedad de acecho, sin mediar explicación, de Clegg a la joven Miranda Grey (Samantha Eggar), a la que secuestra y mantiene cautiva, como parte de su colección privada. Deliberadamente sobreexpuesta, la dirección de Wyler busca un cierto expresionismo formal, rozando el terror más clásico, a lo que contribuye la angulosa interpretación de Stamp, un monstruo sin ningún atributo especial, lo que le hace más monstruoso, aunque lo más interesante es, sin duda, esa puesta en cuestión de los límites afectivos entre dos personas en una situación extrema. Clegg mima exageradamente a su prisionera, no le exige nada que ella no esté dispuesta a hacer, e incluso parece estar dispuesto a liberarla si en un tiempo determinado no se gana su cariño. Es en ese juego del gato y el ratón donde la película se crece, hasta llegar a una coda final descolocante, de moralidad ponzoñosa y una certeza aún más amarga y desconcertante. 
Cabe preguntarse el carácter necrofílico de quien sólo puede amar una naturaleza muerta, inofensiva para quien en todo ve una amenaza. Tampoco estoy seguro de que aquí se encuentre la respuesta.
Saludos.

jueves, 4 de septiembre de 2025

Una cazuela de nostalgia


 

El problema de los directores que optan por lo autobiográfico, es que casi siempre dispersan su discurso, incapaces de sujetar una memoria que se desborda entre la fantasía, la melancolía y el deseo de exorcizar fantasmas. Le ha ocurrido a Robin Campillo con L'ÎLE ROUGE, interesante pero muy descompensado corolario de la época que el cineasta pasó en Madagascar en su infancia. Parece mentira que un guionista tan reputado como Campillo no haya sido capaz de sintetizar todas las vías narrativas que abre, como si no pudiese contener la hemorragia emocional de la mirada infantil del protagonista (suponemos que trasunto suyo), un chaval que asiste al incomprensible espectáculo de los adultos, mientras se refugia en la lectura de los relatos de "Fantomette", una simpática heroína que, al igual que él, terminará desencantada por tanta hipocresía enmascarada de alegría impostada. Paralelamente, se narra a regañadientes la lenta emancipación de los nativos de una Madagascar no tan idílica como parece, lo que obliga a su padre, militar de aviación, a plantearse volver a Francia. Todo ello con una dirección de actores más bien flojita, como si Campillo lo fiase todo a una ensoñación que tampoco acaba de cuajar, dejando al espectador sin saber hacia qué foco, de los muchos abiertos, ha de atender.
Sólo la recomendaría a cursis irredentos, lo que no es mucho.
Saludos.

miércoles, 3 de septiembre de 2025

Rapsodia del fuselaje


 

Título tremendamente olvidado, AIR FORCE es uno de los mejores panfletos de propaganda jamás filmados por Hollywood en plena WWII. Panfleto, sí, y sin ocultar su vocación, primero porque es imposible, y después porque la verdad es que da igual, tal es la calidad que destilan sus imágenes, escudadas tras un excepcional guion de Dudley Nichols, aunque el gran baluarte es propuesto por el genial montaje de George Amy, que se alzó con el oscar el año que ganó, por decir algo, CASABLANCA. Aquel fue un año repleto de títulos similares, el reto era poner en pie un film mínimamente decente, en realidad una proeza técnica para narrar las tensiones y dilemas entre los integrantes de un bombardero B-17, camino de Pearl Harbour. Una apuesta segura, por supuesto, pero que revela la exquisita profesionalidad de Hawks, que hace del interior del avión un personaje más. A destacar también un reparto repleto de ilustres secundarios, como John Garfield, Gig Young o John Ridgely, que suplen a la perfección la falta de una gran estrella. 
Uno de esos títulos sólidos e impecables, y para quien se inicie en el montaje cinematográfico una verdadera joya.
Saludos.

martes, 2 de septiembre de 2025

El trabajo os hará libres 2


 

Co la segunda temporada de SEVERANCE voy a ser bastante breve. Primero porque parece ser que hay prevista una tercera, por lo que se justifica el cierre tan abierto (y precipitado) de ésta, pero también porque me ha dejado un regusto no tan dulce, como si la transición fuese demasiado evidente e inevitable. Para quien, como fue mi caso, flipara con la extraordinaria T1, aquí hay un exceso de vueltas en círculo, sendas muertas y, sobre todo, un desaprovechamiento de su grandísimo reparto, optando por potenciar más a roles más secundarios. Cierto que hay una producción más exuberante, y no se limita al asfixiante entorno de la enigmática factoría Lumon, complejizando la trama, pero restándole mucho de la potencia de su premisa argumental. De manifiesto, que de nuevo pesa más culminar en una traca final que en un genuino giro copernicano que nunca llega, y que la amalgama de simbolismo no consigue disculpar del todo.
Está bien, incluso muy bien, pero no es la locura revolucionaria que muchos han querido ver.
Saludos.

lunes, 1 de septiembre de 2025

Ni un pájaro, ni un avión #8


 

"Una película para hacerlos enojar a todos"... O a casi todos, porque el SUPERMAN de James Gunn es la película que realmente necesitaba el personaje para reinventarse sin traicionarse, adaptarse a una época que no tiene nada que ver con la que nos enamoró Richard Donner, pero extrayendo todas las virtudes de aquella gran, emocionante y épica película. Es imposible haber disfrutado con los comics, las grapas, aquellas historietas con muchos puñetazos, malos muy malos y colegas que venían a echar una mano en el último momento. Este Superman no es "tan" todopoderoso, ni tan malhumorado, sino que viene a recordarnos su mejor metáfora, esa que dice que siempre hay que mover un dedo ante las injusticias y no ser tan cabrón con quien alguna vez nos quiso. De eso va también este film, de soltar un necesario dardo contra la manipulación digital y cómo los extremistas se sirven de ella para lograr sus oscuros objetivos. Este Superman le habría quitado la peluca a Trump, le hubiese dado una patada en el culo a Netanyahu y habría suturado la brecha que tiene dividido a este planeta. Todo eso cabe en una película que tiene humor, acción y algunos momentos de verdad emocionantes. No es perfecta, pero ¿quién pensaba que Superman lo era?...
Véanla.
Saludos.

domingo, 31 de agosto de 2025

Rincón del freak #658: Una mala tarde la tiene cualquiera


 

A vueltas con la filmografía de Eusebio Poncela, me he acordado de la que supuso su primera aparición verdaderamente importante en cine. Y no una cualquiera, porque LA SEMANA DEL ASESINO es una de esas películas que deberíamos reivindicar del mismo modo que a su director, Eloy de la Iglesia, un cineasta capaz de recortar a la censura desde la marginalidad, tanto argumental como de medios. Es por ello que estamos ante un film insólito, mezcla de drama social, terror truculento y hasta un velado alegato en favor de las homosexualidades latentes y que tanto daño hacen. No es casual que de la Iglesia sitúe a su protagonista (un irreconocible Vicente Parra, pasando de galán casposo a atormentado psicópata homicida) en una apartada casa del extrarradio madrileño, custodiada por los flamantes edificios recién construidos, desde donde un enigmático joven le espía con binoculares. Lo curioso es que aquí los roles están invertidos, y es el modesto y callado empleado de un matadero el que inicia una desquiciada espiral de asesinatos, tras un altercado con un taxista que acaba con la muerte de éste. El film es casi un precedente de aquel "Henry"de McNaughton, fluctuando con habilidad desde el terrible conflicto interior hasta el placer que le otorga asesinar a todos los que de alguna manera son "obstáculos". El misterioso vecino parece el único que puede comprenderle, mientras hace evidente un interés más allá de lo amistoso, y su casa se convierte poco a poco en un panteón de insoportable hedor.
Si no la conocían, háganse con ella y dispónganse a pasar un mal rato de "horror quinqui", que es un género que trasciende lo exótico. Ni más ni menos...
Saludos.

sábado, 30 de agosto de 2025

Las mil caras del corazón


 

También se fue Eusebio Poncela en esta semana chunga. Un rostro que siempre estuvo ahí, un actor sereno y fiero, de los dignos, los que no se vendieron a nada porque fue de los que lo construyeron todo. Poncela era un grande, un seguro de vida que elevaba el nivel de cualquier cosa en la que estaba, que podría haber sido mucho más, pero tampoco creo que le hiciera falta más que el reconocimiento de un público que siempre le mostró su admiración. Aquí, como no podía ser de otra manera, ha aparecido en multitud de ocasiones, tanto en su deslumbrante primera etapa, la serenidad de sus últimos trabajos, una dignísima carrera en Argentina o junto a los grandes nombres del cine español. Uno de los más famosos fue en LA LEY DEL DESEO, probablemente el gran título de transición de Pedro Almodóvar, donde sus obsesiones primerizas iban dando paso a un fetichismo visual, más evidente si se quiere, pero igualmente interesante. Decididamente provocadora en su fassbenderiano arranque (de mis escenas favoritas de su autor), cobra fuerza con el estupendo alter ego compuesto por el propio Poncela, infinitamente mejor que el posterior de Banderas, que vuelve a relegarse como trastornado, que por su apariencia parece una representación de la culpa homosexual. Exceptuando algunos "sketches" más o menos memorables (el de la manguera, por supuesto), la película se interna en su tramo final en un thriller previsible y menos interesante. Aun así, sigue siendo de los mejores títulos de un director que siempre me ha parecido sobrevalorado, y se demuestra en su incomprensible autocensura, escudando en el humor costumbrista el freno que no nos ha dejado tantos de sus trabajos en un quiero y no puedo. Y me pregunto por qué no tuvieron, actor y cineasta, una relación más fructífera. Seguiremos disfrutándole, por supuesto.
Saludos.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!