Leí en su momento BELTENEBROS, llevado por el impacto que me produjo "El jinete polaco" (otro nivel), y que me sirvió como preámbulo para enfrentarme a la adaptación de Pilar Miró, empresa nada sencilla para captar el intrincado léxico del escritor jienense, para lo que contó con la colaboración inestimable del gran Mario Camus y el también escritor Juan Antonio Porto. El resultado es, para quien esto escribe, el mejor posible. Un thriller gélido, desapasionado, casi abúlico, ataviado con un excepcional Terence Stamp, invocando al Delon de Melville, pero con más corazón y principios que aquél; un "hombre que no existe", que luchó junto a los perdedores republicanos, fue sentenciado y logró escapar a Inglaterra. Lo que se apunta, también en la novela, es el destino marcado de Darman (el seudónimo del seudónimo), su sino fatal que lo arrastra, más de veinte años después "a asesinar a un hombre que no había visto nunca", encontrándose con una España miserable y mentirosa, plagada de costras y carcasas. Allí encuentra a una prostituta muy cara que de vez en cuando hace de Rita Hayworth sin vestido, a un proyeccionista que miente muy bien, un repugnante psicópata sexual y, al final, a un hombre inocente, pero marcado para morir. Quédense con la gran interpretación de Stamp, la hermosa partitura de José Nieto, y sobre todo con la sublime fotografía de Javier Aguirresarobe, que fue uno de los tres Goya que se llevó y el principal baluarte para alzarse con el Oso de plata en Berlín.
De lo mejor que rodó Pilar Miró sin duda alguna.
Saludos.
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