miércoles, 29 de octubre de 2025

Motores con taquicardia


 

Me juego un penique a que Kosinski algo ha visto de RED LINE 7000, aquella película que Howard Hawks hizo casi como favor personal, implicándose lo justo en un guion demencial, que tiene un buen arranque metiéndonos en el mundo de las carreras de resistencia (concretamente en Daytona), donde un trágico accidente acaba con la vida del piloto estrella. Digo que la habrá visto para saber dónde cortar todo el rollo sentimentaloide, que aquí se apodera irremisiblemente de una historia que no sabe hacia dónde ir. Con más de comedia romántica sofisticada (incluso surfista) que de drama automovilístico, uno acaba mareado de tanto ligoteo, ruptura y vuelta a empezar, convirtiendo la residencia de pilotos en el hotel de los líos. No es casual, porque Hawks ya daba los últimos coletazos, lo que se traduce en que se ocupó de las escenas "tranquilitas", mientras que las carreras no son más que insertos de archivo y primeros planos de los pilotos con indisimuladas transparencias. Por allí encontramos a un desconocido James Caan en un rol curiosamente antipático, y los pétreos James Ward y John Robert Crawford, además de las habituales Laura Devon, Gail Hire y Charlene Holt, en un vano intento por integrar los vaivenes románticos en un marco de acción y aventuras.
Floja, sólo para completistas.
Saludos.

No hay comentarios:

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!