Si el otro día traíamos aquí la figura de Jane Goodall, era de recibo invocar a la otra mujer que tanto hizo por dar visibilidad y proteger a los primates. Con una historia sorprendentemente similar, Dian Fossey no poseía ninguna experiencia ni preparación cuando, en 1967, se postuló para realizar la ingrata tarea de censar la población de gorilas en África Central. Nadie en su sano juicio se internaría, prácticamente en soledad, en un país en guerra civil continua, sin atención médica cercana (Fossey se hizo extirpar el apéndice para no sufrir un hipotético ataque), para esperar el milagro de que un gorila de más de dos metros no le arrancara la cabeza de cuajo. De todo eso va GORILLAS IN THE MIST, uno de esos títulos míticos (mitificados) con los que Hollywood tantas veces ha ejercido de "buen observador", cuando en realidad se trata de una dramatización a ratos emocionante, a otros ingenua, que se sustenta en una estupenda interpretación de Sigourney Weaver, una espectacular fotografía a cargo de John Seale (oscar por EL PACIENTE INGLÉS y curiosamente sin nominación aquí) y un trabajo increíble con gorilas reales, logrando algunas escenas de una belleza y veracidad pocas veces vistas en el cine comercial. Otra cosa es compaginar el trágico destino de Fossey, con toda probabilidad asesinada por los cazadores furtivos contra los que luchó de manera furibunda, y el discutible intervencionismo de cierta prensa "naturalista", no dudo que bienintencionada, pero que pasa casi siempre por alto las necesidades reales de los habitantes de esos lugares tan conflictivos, y este film no es una excepción.
Saludos.
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