Contra todo pronóstico, me gusta el golf. No es el deporte más popular del mundo, se le suele atribuir (supongo que con razón) un signo elitista que lo aleja de las clases populares, y (esto sí que no lo comparto) tiene fama de ser endiabladamente complejo de entender, y lo es de jugar, pero no deja de ser "gana el que meta la pelotita antes". En este sentido, no recuerdo muchas películas notables sobre golf, pero alguna buena hay, y THE LEGEND OF BAGGER VANCE es de las que mantienen el interés de la manera más complicada. Con mínimos elementos dramáticos, cogidos con pinzas, bordeando una cursilería casi indefendible, Robert Redford levanta una fábula de superación y dignidad apenas con un par de intervenciones de Will Smith, en su salsa haciendo de tipo entrañable, un misterioso caddy que se aparece para darle extraños consejos a un Matt Damon que interpreta a un prometedor golfista, que vive como un vagabundo tras una experiencia traumática en la WWI, pero que es embaucado por su antigua prometida, Charlize Theron, heredera del mejor campo de golf de Savannah, que pretende sortear las deudas tras la muerte del padre y constructor organizando un grandioso torneo entre los dos mejores jugadores, aunque aún debe convencer al tercero. Es, ya digo, una película amable en las formas, con ese anacronismo que le gustaba a Redford, que se inserta en esas epopeyas tan americanas (recuerden F1) del perdedor capaz de sortear sus demonios personales de forma más o menos terrenal.
Es entretenida, hay un cameo encantador de Jack Lemmon, pero una pizquita de mala leche le habría sentado bastante bien.
Saludos.
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