Y bueno, creo que no ha sido escaso el homenaje que hemos dado aquí a Terence Stamp; sirva como agradecimiento de quienes le hemos admirado desde hace años, es lo menos. Y puede que SONG FOR MARION sea la peor película de todas las que hemos venido poniendo, desde luego no es un gran film, y de no ser por las emotivas escenas brindadas por Stamp y Vanessa Redgrave no pasaría de ser un telefilm de sobremesa, simpaticote y bienintencionado, que aborda la pérdida esquivando todos los temas espinosos y buscando la lágrima fácil. En las antípodas, por ejemplo, de aquella desgarradora historia de amor y despedida de Haneke, el film nos presenta a Marion, una vitalista mujer, a la que diagnostican un cáncer fulminante que le va a dar pocas semanas de vida. Lejos de desanimarse, se vierte en su gran afición, un coro local de jubilados, en el que una joven profesora (Gemma Arterton) recurre a temas insospechados de Billy Joel, B-52's o Motörhead. Él, de carácter apesadumbrado, ha de afrontar la inminente pérdida tras varias décadas juntos. Difícil conciliar las desenfadadas actuaciones de este pintoresco grupo con el tema de la enfermedad y la muerte (buenismo, lo llamarán algunos), pero sobre todo con el personaje de Stamp y su circunstancia, mucho más interesante, pero desaprovechado en pos de ocurrencias más o menos lacrimógenas. Al menos, el film se cierra con una emotiva interpretación de la desgarradora "Lullaby" de Billy Joel, que también nos deja una imagen perfecta para decirle a Mr. Stamp un "hasta luego y gracias"...
Saludos.

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