Si hay un director al que se le pueda imponer la dudosa etiqueta de "todoterreno", sería, sin duda, Paul Verhoeven; un director de errabunda carrera, con sonoros fracasos cercanos a la más feroz debacle (SHOWGIRLS, HOLLOW MAN); soberbias, legítimas y personalísimas reconstrucciones de los gastados teoremas "de género" (ROBOCOP, STARSHIP TROOPERS); incontestables taquillazos (TOTAL RECALL, BASIC INSTINCT) y hasta experimentos más que cercanos a la nouvelle vague más inflamada (TURKS FRUIT, KEETJIE TIPPEL). Una trayectoria tan ecléctica como inconformista, culminado con su controvertido paso por los estudios norteamericanos y revitalizado con su reciente vuelta a su país de origen, donde anda empeñado en demostrar que el "Gran Cine Europeo" es posible. Y la prueba más patente de esto fue, hace cuatro años, ZWARTBOEK; una magnífica película bélica que es capaz de subvertir las claves del género al mismo tiempo que nos devuelve a un Verhoeven en plena forma, despojado de algunas medias tintas de antaño y convertido en grandísimo director de actores, además de un inigualable retratista de épocas pretéritas, quizá sólo igualado en Europa por Polanski. ZWARTBOEK comienza algo timorata, deseosa de no dejar cabos sueltos para lo que ha de venir después; porque lo que parece sólo un fiel retrato de la enésima andanza contra-nazi, termina por revelarse como un atroz cuento de terror, al tiempo que nos muestra de manera clara la diametral conversión de la joven infiltrada, connivente con el régimen, en expresionista testigo del horror y, finalmente, en involuntaria Juana de Arco. Un estupendo trabajo interpretativo de Carice van Houten, que es capaz de llenar casi por sí sola esta película valiente e inconformista, quizá el reverso lúdico de Haneke o una digna lección de humildad al último Tarantino.
Saludos en negro.
2 comentarios:
Estoy de acuerdo en calificar de errabunda la carrera de Verhoeven. Delicias turcas me gustó en su momento, y luego la intenté ver de nuevo y me resultú un poco insoportable. No sé que pensar de él.
Saludos.
Concidimos en calificar a Verhoeven de dubitativo. Lo cierto es que ha tratado de mantenerse fiel a su idea de las cosas y eso es de elogiar. En cuanto a El libro Negro, me parece soberbia y recomendable al 100%.
Un saludo
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